lunes, 29 de junio de 2015

VINOS DEL MONDO LIRONDO PRESENTA... #1:BALTASAR GRACIÁN EXPRESIÓN 2007 (Reserva)


D.O: Calatayud
Bodega: Coop. San Alejandro
Crianza de 6 meses en barrica de roble francés
Variedades: Garnacha tinta, Syrah, Tempranillo, fermentadas por separado
Precio aprox. 9 euros


A veces, cuando la punta del dedo gordo asoma al precipicio. Y con el vértigo se engarrotan nudillos, falanges y tendones a la baranda, para así asir lo físico y tangible. Son los recuerdos, los que a menudo te conectan mejor con el presente.
Cruzo los pies, apoyo los codos y mientras la ligereza de la brisa nocturna, tan solo rota por: Petardos, cohetes, y el plomizo olor a pólvora me erizan el bello. Sigo sin poder parar de inventariar recuerdos del pasado.
Algunos me cuesta datarlos: El día que descubrí la música, que escuché mi primera canción de The Smiths, o cuando de verdad sentí por primera vez el enamoramiento; por ejemplo. A otros sin embargo, les podría poner fecha y hora: Esa primera botella de vino, la segunda copa, volver a repetir... Recuerdo esa noche casi como si hubiera sucedido ayer. Veintipocos años mal cumplidos, una cena en el Vía di Parma de Badalona, los canelones de espinacas gratinados con queso azul que devorábamos como plato único . Y un camarero centinela sin parar de llenar las copas de un clarete Navarrico. Suficientes para un presupuesto tan escaso, como bien invertido.

Son esas pequeñeces las que nos enseñaron a amar, a dar por bueno lo sencillo e inmediato. Baluartes de nuestra esencia inquebrantable a monas vestidas de seda, a carmines corridos ni caretas sin goma que valgan. Expediciones sin mapas, brújula o cursillos acelerados de espabilado; pura intuición sin miedo al fracaso. De allí salieron algunos pioneros, o por lo menos ignorantes inconformistas con mucha iniciativa. Un buscar con empeño en vertederos o rastros de desecho, para abonar y fecundar el interés. El interés ¿hace falta más para nutrirnos? No, no creo que uno necesite mucho más que eso para cultivarse. Podré escuchar miles de canciones, observar con disimulo lo inadvertido y sí, infiltrarse allí donde más detestas para sopesar y escoger aquello que te subvierte.
No es cuestión de gustos, de hábitos o de aceptación general. Solo hay plegar las orejas y escuchar el estertor entre el rum rum interno. Esa especie de crujido, pálpito con sudoración y excitación espontánea que sucede, cuando el mucho observar da sus frutos. Un grado mínimo de locura? Pues también; no digo que no. La locura llevada a cabo con intención también tiene su qué.
 


Pongamos como ejemplo una tarde cualquiera en un centro comercial; allí donde solo vas por pura necesidad, o por vicio.
Agarras el carro con fuerza y te pones tus mejores galas de Hércules Poirot. - Oh las ofertas!! - Uy los productos raros e innombrables!! la gente!!, observas a la gente y hasta construyes tu propia historia; que sin guión no hay película. Espartanos a la carga!!, a ver quien mejor zizaguea entre carros, palets, estantes y niños barítonos.
Vaya por delante, que no seré yo quien aconseje ahora hacer todas las compras en una gran superficie. Pero supongo, que como hijo de toda madre, pocos seremos los que estamos exentos de aprovechar los tentadores precios de los productos de primera necesidad que allí se dan: Leche, agua, bebidas refrescantes, productos de limpieza... etc etc etc. Y el vino, por lo menos ese vino de diario en el que no queremos dejarnos nuestro presupuesto. En ese caso tan peliagudo, yo soy de los que tiene la suerte de vivir en un barrio donde hay prácticamente de todo: Pequeños comercios donde se mima la calidad y el cliente, mercados de barrio, y la tienda por excelencia donde compro el 99% del vino que consumo; ya sean económicos o para una ocasión especial. Pero... quien no se ha resistido a la tentación de escudriñar los bastos pasillos de vino en busca del sorpresón, ahora que tanto se ha popularizado. Y conste, que “popularizarse”, nunca es sinónimo de apostar por pequeños productores (auténticos, con terruño y transgresores). Por lo general, en la música, la alimentación, gastronomía o cultura. El público mayoritario no se complica y tira por lo conocido, estandarizado, y económico, sin mirar demasiado si ese precio se corresponde con la verdadera calidad. O por lo menos, si la relación calidad/precio nos corresponde con algo de excitante descubrimiento.
Muchos son los que dicen aquello de: - Es que ha mi lo que me gustan son los vinos suavitos, o.. - Soy más de cerveza, el vino no me va, incluso... - Yo solo escucho lo que ponen en la radio. Diantres!! no es que te guste aquello o lo otro, es que te dejas cebar sin más resistencia. ¿comodidad? pues no digo que no. Pero aun por comodidad -que es muy respetable- experimentar aunque solo sea una mijilla por aprovechar los sentidos que nos ha dado la madre naturaleza, no está de más. Para sentirnos vivos sin más. Y cuidao!! no me vale la excusa de: “no tengo tiempo o, es que no entiendo”, que sin experimento no hay entendimiento.


Empezaré por Alcampo que es donde voy más a menudo por variedad y precios. Ni me llevo comisión ni le proceso demasiado amor, tan solo es que me dan la oportunidad de elegir que ya es mucho, y es de los más baratos. Lo de Mercadona ya es un caso perdido; su baza es el precio, pero compras lo que ellos quieren. Carrefour tuvo mejores tiempos, ahora manipulan productos por marcas que es un contento. Eroski/Caprabo/Corte Inglés/Esclat/Lidl/ por este orden, tienen algún tesoro escondido pero no suelen prodigarse más que lo justo.
En Alcampo sin embargo, de un tiempo para acá la cosa ha mejorado sensiblemente. Por lo menos lo que es en vino, hay una amplia oferta y entre tanta botella clónica e industrializada se suelen encontrar algunos tesoros imperdibles. Es el caso de este tinto reserva de Calatayud. Resultado de una ampliación de estantería aprovechando las arrolladoras tendencias. Algo por cierto, nos guste o no, siempre se le puede sacar partido.
Yo soy de los que mantienen la teoría, de que en estos sitios tan amplios y poco controlados, existe la figura del INFILTRADO. Aquel tipo vocacional relegado al anonimato, que filtra joyitas entre tanta inmundidad. Ya sea en tiendas de discos, grandes almacenes o supermercados; el top, os lo juro existe. Como si no, hemos dado con grandes obras maestras de la música entre discos de la Pantoja, la Década Prodigiosa o Rocío Jurado?? Pues con el vino u otras muchas cosas pasa lo mismo, lo mantengo!!

Este vino de 9 euros aprox. es un claro ejemplo. Últimas existencias rezaba en un cartelito de amarillo a sus pies; le estaban dando ya la extremaunción vamos. Primero analizamos el contra etiquetaje de la botella en cuestión, no sea que sea de una bodega industrial, un embotellado para la superficie, o sus típicas descripciones placebo digan mucho y signifiquen poco; como es de costumbre. Que sea un D.O Calatayud en un sitio como Alcampo ya es buena señal, ya que las D.O pequeñas son casi inexistentes para las grandes cadenas (Calatayud, Conca de Barberá, Terra Alta, Ribera de Guadiana, Cigalés etc.). Que en ella se hable de meloláctica, de la evolución del vino en sus 8 años de botella, o que sea de una Cooperativa local ya es suficiente para jugársela y probar. Al fin y al cabo por ese precio no perdemos demasiado, más barato ya es peligroso.
La verdad es que compré una primera, y la experiencia fue tan gratificante, que compré una segunda y una tercera; aunque este última bajara el listón y su acidez fuera indomable. Muy buena extracción pese a estar algo cerrado, alcohólico y excesivamente ácido al principio. Cuando se agita en la copa y coge aire la verdad es que destaca muy buenas maneras: Caramelo y fruta negra madura, algo de barniz, un resquicio final de brasas, mineral, tinta... una nariz muy rica y disfrutable si señor. En boca se vuelve amable poco a poco cuando se oxigena, con lo que no le viene de más abrirlo con bastante antelación o decantarlo; que el vino coja aire y se abra. La temperatura, insisto, en estos días de 30 o 35 grados. Jamás beberlo a temperatura ambiente, usar una cubitera o jugar con una funda de estas de gel para que no se alcoholice. Refrescarlo un pelo en la nevera, que se yo, que el vino esté fresco al tacto sin que sea frío exagerado.
Boca con buen recorrido algo árida pero muy deliciosa, se bebe fácil: Cacaos amargos, algo de tabaco fresco y todo con un tono largo y balsámico. La verdad es que teniendo en cuenta que está en su hipotético declive según marca la bodega. Su atractivo precio por debajo de su media, que suele ser de 10 a 12 euros, lo hace toda una tentación con más vida que la que se pronostica.


No son muchos los tesoros que se encuentran por sus estanterías, teniendo en cuenta lo basto e inabarcable de Riojas resultones, Ribera de Duero, Somontanos y Penedés, que tanto saturan y poco arriesgan. Pero si es verdad que en un rango de precios accesibles, puedes encontrar un buen puñado con una verdadera garantía de calidad, terruño y buen oficio. Yo por ejemplo (opinión 100% personal), suelo ser fiel comprador de Condado de Haza Crianza. Un tinto de Ribera de Duero extensión de Pesquera, que desde la primera añada que probara hace diez años no hace más que evolucionar a mejor: Muy buena extracción, mineral, ligeramente herbáceo, con buena fruta, y con un frescor la mar de crujiente y versátil. Es un vino que combina con casi todo, adictivo en el día a día y la mar de resultón en una buena comida. Además sus 9 euros lo hacen imbatible.
También tenemos al delfín de Emilio Moro, Finca Resalso, por escasos 6 euros. Con una juventud nerviosa, pinzante y jugetona, menos imponente que C. de Haza pero perfectamente complementarios. Los vinos básicos de Borsao de Campo de Borja, hipereconómicos pero sin rival en su rango de precios; Tres Picos es otra historia.
De Palacios Remondo se suele encontrar La Montesa ligeramente más caro, y es una pena que no se hayan decantado por La Vendimia; bastante más económico. Pero este, es un Rioja diferente como el Remelluri, más concentrado, mineral y especiado; toda la idea de Priorat llevada a cabo con Riojas jóvenes. Un Montsant como Bruberry con nervio, personalidad austera y mucha fruta roja crocante por 12 euretes. En fin, haberlos haylos, no es fácil lo admito. Hay que desarrollar un instinto detectivesco para escudriñar y separar grano de paja, pero que hay cosas ricas, auténticas y diferentes por precios que dejarían a los Faustinos, Paternina, Raimat, o Marqués de Cáceres por los suelos. Ahí van unos cuantos: Los Juan Gil, Monopole Viura, Atrium de Torres, Pintia, Coto de Hayas, Laus sobretodo en Gewutztraminer, o el Azpilicueta.
Lo dicho, yo siempre recomendaré hacer las compras de vino en tiendas especializadas. Básicamente porque creo firmemente en el criterio seleccionador de un pequeño comerciante. En su apuesta de riesgo por pequeñas bodegas y D.O poco conocidas con mejores RCP. Porque soy romántico y sinceramente un barrio no tiene vida sin sus pequeñas tiendas, colmados y fruterías. Porque es ahí donde se da el verdadero status quo comerciante del pueblo Mediterráneo. Y sin él, perdemos nuestra identidad y el trato humano, cercano y franco con nuestros semejantes.
Las grandes superficies las inventaron los Franceses; que entre todas las más grandes de la historia que inventaron, esta la peor de largo. Y si bien es cierto que en su territorio se respeta más el terroir y las D.O de sus vinos. La mayoría son elaborados y etiquetados en exclusiva por bodegas de confianza, para grandes cadenas; algo que a mi no me da demasiada confianza.
Lo dicho amig@s. Que la chispa de la vida se puede encontrar en los resquicios más insignificantes de la misma. Que los que crecimos en un lugar donde los medios eran inexistentes, y la imaginación era la mejor herramienta. Sabemos que la abundancia y el acceso no equivale ni sustituye el esfuerzo de conseguirlo. Y lo que cuesta, siempre estimula y reconforta más aun.
Y sobretodo, que el disfrutar de una saludable copa de vino no está peleada con presupuestos, ajustados o manirrotos. Lo mejor, lo que a uno le gusta y siempre avanzado e investigando, que retirarse es de cobardes.
 

2 comentarios:

  1. Un placer escuchar Sun Kill Moon mientras te leo sobre estos placeres de la vida. Un abrazo.

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  2. Esa canción del maestro Kocelek amigo Johnny, es de las que mejor ilustra las sensaciones indígenas e indescriptibles del vino, su ingesta y los efectos mágicos de las mismas.
    Saludo grande!!

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