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jueves, 14 de noviembre de 2013

FINAL PLAY, POCKET PLAY, STAR*T PLAY!!





Esta noche sí he visto llover estrellas. Me he asomado de madrugada cuando todos dormían, y tan resplandeciente y nítido era el cielo, que como en un sueño infantil de niñez se podían enumerar la constelaciones.
Me he quedado por un instante ensimismado con el dulzor de un vino generoso todavía impregnado mi interior, y he salido como un loco poseso a la calle con el pijama. Como quien sale en busca de algo sin la más mínima idea de recogerse, he salido descalzo, sin las llaves de casa y con los bolsillos llenos de canciones para dejar un rastro de acordes y cadencias al modo de Hansel y Gretel. Me asaltó la idea de poder parecer un demente dominado por la locura intestinal del futuro, no se... resultar escandaloso y acabar en comisaría como un ebrio despendolado a merced de que se yo. Pero sin embargo sea como fuere, por la circunstancia de ser precisamente la noche de Halloween. La gente que iba encontrando a mi paso, los pocos que quedaban rezagados a aquellas horas intempestivas, me sonreían y seguían su marcha.

Mis pies a ritmo marcial pero relajado marcando una dirección y compás impreciso, y la vista puesta en el cielo sin atender a cruces, intersecciones o avenidas peligrosas. Solo mirando con atención un extraño y diáfano espectáculo nocturno allí colgado. Como si algún ente o ser celestial hubiese de repente limpiado de polvo y paja el infecto y contaminado firmamento de mi ciudad.
En el ambiente un particular olor a fábrica metalúrgica suspendido. Un perfume a azufre desconocido que presentía la mano demoníaca sobre semejante acto inconsciente, era eso, o una sugestión tan poderosa como la divinidad de un cielo raramente estrellado: El baile de enanas, la fuga de alcatraz de las valientes suicidas, y el pavoneo de la más brillantes estrellas. Que como estrellas de vodevil adoptaban formas inverosímiles en lo alto del firmamento.


Hasta que mis llagados pies y mi renqueante pierna derecha se detuvieron de forma súbita en un momento inexacto de mi travesía celestial. Cerré los ojos cegados y enrojecidos por las horas de marcha y vigilia, y caí en un profundo y repentino sueño de aquellos que solo recordábamos en nuestra púber juventud.
Al cabo de las horas y con los primeros rayos caldeando mis desnudas pantorrillas. Me despertaron soliviantado los golpes en las parietales de un anciano buscador de caracoles; ni preguntaba ni espetaba, solo azuzaba con su bastón en un insistente afán por que me incorporase. Suerte de mi poblada e ensortijada cabellera, si no estaría ahora lamentado muy probablemente un descalabramiento importante; quien sabe si confundiendo mis rizos por caracoles.
Miré a mi alrededor sin hallar respuesta alguna y alcé la vista en busca de los astros que guiasen mi navío; cuando fueron las canciones que dejé desperdigadas por el camino, las que me indicaron el regreso a casa: El cielo despejado de un azul celeste impresionante, y el sol cegador incidiendo sobre mis hinchados ojos, que protegí inútilmente con mis manos.
Desde aquí y ya, se puede ver el final del camino. Allí a lo lejos el precipicio, la duda, o porqué no el alivio de de cruzar la meta más o menos a salvo. Se puede ya hacer balance con un rigor más o menos imparcial y consecuente, para ponernos manos a la obra sobre como ha sido de particular nuestro 2013: El mio personalmente dominado por un creciente desinterés por la actualidad. En realidad no es una actitud premeditada, más bien diría que es una reacción a la mecánica actual de promoción que no va mucho conmigo. Basta con ver las artimañas que han regido la reciente presentación en sociedad del último trabajo de los Canadienses Arcade Fire; para sospechar de una innecesaria obsesión por querer destacar algo que por naturaleza no lo necesita. Por lo menos eso el que yo creo cuando todos sabemos que una gran obra, no necesita solemnidades ni suspenses para demostrar que estamos ante un gran disco.
Pero sea por la razón que sea, me da que es la inseguridad la que domina semejante culebrón, (no solo la de ellos, si no la de otras muchas formaciones que pelean por mantenerse en la cresta de la ola).
A mi sin embargo me ha dado este año por prestar más atención a las tradiciones más arcanas, que a las sorpresas envueltas en papel de regalo, con grandes lazos, y fanfarrias que se oyen desde diez manzanas más abajo. Por eso si hay una razón de peso para sacarse de la chistera una pequeña Play de bolsillo, esta sería desde luego la aparición de un viejo amor a las puertas del final de año. La vuelta a los rediles de...
*MAZZY STAR///

Con SEASONS OF YOUR DAY, se me antoja como la máxima expresión de lo que a mi entender es un regreso discográfico como dios manda.
Una regreso envuelto en la tranquilidad y la calma necesaria para dotar de sentido común, el frenesí compulsivo en el que se ha convertido el panorama musical actual, (por lo menos el que es digno de titulares). Ya sabemos que en las cloacas hay otro tipo de día a día cotidiano, más cercano al empleo sumergido que al estrellato codiciado.

Y en este caso, después de 17 años de abandono. Hope Sandoval y David Roback parecen haber sintetizado ese largo periplo, en un compendio de belleza secular; sacando provecho de la nimiedad que otros desprecian. “Seasons of Your Day” engarza la cadena que se salió justamente después de Among my Swan/1996, sin apenas trascender en tiempo ni en las formas; de echo parece incluso que el tiempo apenas ha hecho mella en su facultad por deslumbrar sin apenas estridencias.


Me imagino que al igual que pasa con otras muchas bandas que desaparecieron en el tiempo. La prensa y el público en general creen que solo se puede regresar al mundo de los vivos con un golpe de efecto mediático. Por suerte la creatividad innata, pone de manifiesto con lucidez que hay algo etéreo e inexplicable que está por encima de la calidad, la vanguardia, y lo aparentemente vendible; y esa es la inspiración y la personalidad. Y que gran suerte para nosotros, que no todo dependa de una teoría bien estudiada y contrastada.
Y la genialidad de este disco no es que resida estrictamente en bajar la revoluciones al mínimo admisible; para nada. Lo maravilloso es que lo han hecho con un criterio incontestable.

En él podemos encontrar la justa medida de las composiciones, el arte de detener el tiempo, y el echo de hacerlo con pulso firme y decidido. De echo ahí se encuentran las claves que hacen de una obra lo suficientemente compleja como para descubrir hallazgos sorprendentes en cada escucha, y sin embargo lograr una calidez tan cercana a la emotividad y a la familiaridad como podría serlo un abrazo sincero de una madre o de un hermano: Ese “In the Kingdon” que pone a cero ese contador que Beach House intentaron retomar, la ceremoniosidad de “California” o “Lay Myself Down” que invoca la desolación de los espacios abiertos de la América profunda y profana. O la delicadeza zalamera de “I`ve gotta Stop”, “Flying Low” y el esotérico crepitar de las cuerdas en “Spoon”.
Lo más cercano a las visiones que se suceden en el umbral de la muerte. Un canto desnudo a la naturaleza, a los espacios abiertos, y si se quiere al Folk primigenio; sin dejar de lado una rara psicodelia, tan austera y primitiva como enigmática.


El camino hacia casa es largo y arduo. La goma destensada de mis pantalones del pijama se afloja, y me caen hasta las pantorrillas. Se me desabotona la zamarra, empiezo a sudar frío, y la mirada busca sin suerte encontrar aquellas estrellas resplandecientes. La suerte de mis canciones me cogen por la solapa y me levantan un palmo del suelo; no camino si no floto. Y en la cabeza embotada y palpitante siguen repicando las notas como coordenadas de un navegador.


*THE PROGRAM// 
 
podrían sin duda marcar la cadencia y el ritmo adecuados. Como el día que Pale Saints pusieron el punto y final a su trayectoria:
Chris Cooper y Graeme Naysmith (batería y guitarra de la banda de Leeds), se han puesto manos a la obra casi veinte años después de su disolución. Tanto por lo inesperado, como por la poca esperanza que albergaba tras haber escuchado años atrás su primeras noticias en forma de demos; es desde luego una muy buena noticia.
Supongo que para el público en general solo sea una brizna más dentro del volátil panorama de la música alternativa. Pero para mí es una señal inequívoca de que el tiempo acaba dándole el valor merecido a las cosas.

Diez cortes son los que componen este álbum de debut. Donde rápidamente se percibe un aire totalmente doméstico. Y en el que las canciones tienen un aspecto parecido al de pequeños esbozos incompletos. Pese a los recursos limitados con los que han contado, y el inconveniente creativo que pueda suponer escribir canciones en un formato prácticamente instrumental. El resultado sin embargo, al final es tan satisfactorio como sorprendente.
PALE SAINTS/1987
Afortunadamente Pale Saints fueron una banda, donde el peso específico de cada uno de sus componentes era totalmente reconocible y trascendente. Y eso es algo que se puede apreciar muy claramente en el sonido de THE PROGRAM: Donde guitarra y percusión son capaces de tejer una atmósfera inconfundible y auténticas joyas, con poco más que eso.
Aquellos temas instrumentales de amargas guitarras como “Porpose” o “Marinba”, flotan como una nebulosa en gran parte del disco en cortes como: “Krock”, “Spooky”, o “78 run” ;aunque eso si con un aspecto más condensado a sus antecesores. Son golosinas donde confluyen el Ambient, el PostRock, el Pop, o el Krautrock. Y en las que de manera incontestable, están aquellas texturas que ofrecían otra faceta de aquel Shoegaze bucólico tan común a This Mortal Coil.



Resulta curioso como una noche de todos los santos, el cielo nítido de mi ciudad ejerció tal influjo sobre quien escribe. Esa especie de aullido moribundo que nos conduce a golpe de Calíope donde nuestro caprichoso antojo de animal nos lleve. Puede ser que fuese o que del balcón no me moviese, que el viaje fuera cierto o producto de mi mente; lo único importante, es que viajé sin moverme.
Aquella noche vi astros nocturnos y hasta incandescentes, vi despuntar el Sol por lo alto de los tejados. Hasta pude ver al llegar de vuelta a casa, a animales nocturnos derretirse bajo la insolación matinal; sin saber si era el palpitar de su último aliento, o los estertores de *TRENTEMOLLER.

Que con su LOST , sacudían a la plebe más rezagada llegando a confundir sus extintos latidos con la consonancia de semejante engendro; Lost puede .
Anders Tremtenoller a capturado por fin el púlsar del pasado más épico y el de un futuro ilusionante; con una fidelidad tan precisa como intangible. Un envoltorio de vinilo ajustado que se adapta a la turgente silueta de sus modelos (Jonny Pierce “The Drums”con una modulación vocal realmente inédita, Sune Rose Wagner “Raveonettes”, Low, Marie Fisker, o Jana Hunter de “Lower Dens”). Donde se adivinan las formas que enaltecen la generosidad de sus voces puestas al servicio de una causa noble: Recuperar la elegancia del pasado sin mancillar su natural esbeltez con lacas ni gominas perfumadas.
En esos contoneos de lucimiento susurrante cuesta discernir sobre el protagonismo de la modelo, o del vestido en cuestión. En realidad es todo su conjunto lo que hacen del álbum, un amalgama donde se magrean en concupiscente orgía: Electrónica musculosa, pasajes híbridos, beats progresivos, y oscura tensión que explosiona con destellos luminosos de Pop elegante. Una puesta en escena llevada a cabo una y mil veces con resultados diversos. Y que se pasean por el filo de la navaja, con la arrogancia idealista de quien ve a la electrónica como una extensión del Rock sin hacer distinciones carpetovetónicas: Vitalic, Moby, Death in Vegas, David Holmes, Chemical Brothers, New Order... Todos ellos y muchos otros que se quedan en el tintero han hecho una lectura de la electrónica, un género permeable y poroso de libre pensamiento.
Y en esta ocasión el Danés ha recogido el testigo para recuperar muchos legajos que el tiempo se ha empeñado en pasar de moda. Con la ayuda de socios que difieren solo en apariencia, pero no en lo esencial; la virtud en esencia de democratizar la música, con un objetivo común.

La apertura sacrosanta de “The Dream”, la reptante y andrógina voz de Jana Hunter en “Gravity”, o la turbadora voz de Marie Fisker en el trotón “Candy Tongue”; donde la alargada sombra de Siouxsie S. y la estética femenina de todos aquellos proyectos que editó 4AD bajo el paraguas de This Mortal Coil, está tan presente.
En la habitación contigua la electrónica más hedonista y fibrada. “Still on Fire”, “Trails”, “River of Life”, o “Deceive” se zambullen de cabeza en la electrónica más oscura y lasciva. Donde electro, Postpunk, y Rock sintetizado se dan la mano en pos de la pista de baile. Un disco en general que pese a abordar una parte largamente discutida por puristas y amantes esporádicos de la electrónica; donde se regatea ese eterno debate entre lo transgresor, vanguardista, experimental, o simplemente animal. Ese extraño porqué de separar y calificar lo realmente trascendental en un momento determinado; cuando ya sabemos que todo se rige por oleadas, mareas, y lumbreras ¿que mide en realidad los niveles del podium de los campeones.
Basta con echarle un ojo a las calificaciones que ha dado Piiiiit_tchfork al reciente proyecto de Nicolas Jaar & Dave Harrington DARKSIDE, un nueve. Ejem... vamos sería como decir que “Psychic” roza la excelencia. Lo que le hace a uno pensar si un medio tan influyente como este tiene realmente un criterio tan objetivo como se cree; o es simplemente la espada de Democles que guía a las almas perdidas, que buscan su sentido del disfrute.

THE BLACK WATCH

En fin que quieren que les diga. No hay nada realmente más jodido en esto de estar en el candelero, que creerse uno influyente o pretender serlo. A base de buscar excelencias en un círculo vicioso tan susceptible y errático como el de la creatividad; aunque posiblemente todo dependa del afán de investigar, o de la memoria de sus cachorros. Por esa regla de tres no deberíamos pormenorizar en bandas como los Italianos SEA DWELLER, quienes han preferido enfatizar en el Pop borroso de los 90, sin pensar en su vigencia. Ver nacer a propuestas subsistentes como la del Venezolano ROY VALENTIN, el colectivo Portugués INDIGNU, o a los Australianos LOWER PLENTY. Todos ellos unidos por un denominador común, el afán por crear nuevas texturas con cuatro colores, y sin la presión de un hábitat que cree tener la autoridad moral para imponernos las modas.
Por eso me atrevería a defender con ferocidad el regreso preciosista de los veteranos BLOW MONKEYS, la recitado poético en la profunda voz de BILL CALLAHAN; quien reinventa constantemente sin trasgredir en la esencia de sus canciones. La vuelta al cole de THE BLACK WATCH, estos veteranos aun desconocidos que ya me robaron por entero el corazón en su subestimado y maravilloso “Led Zeppelin Five/2011”; toda una gozada escarbar en su repertorio e historia, digna de aventureros. Y la de otras tantas sugerencias que hemos ido recogiendo en las cunetas de ese paseo interestelar, donde el brillo de las estrellas me encaminaron hacia la grandeza de lo simple e insignifante, de lo cotidiano, y de lo omnipresente e ignorado.

Puede que ciertamente no sean las que mejor se ajustan a los gustos de la mayoría. Y que en mi rareza por esquivar lo que demasiado obvio y dócil, me halla vuelto un poco huraño. Lo que si puedo asegurar es que vi las estrellas brillar, y me importa un comino que pudiese ser un sueño; de echo... quien me puede asegurar que aquello que veo y oigo, es lo verdadero.
01_ The Program_Incept
02_Fanfarlo_A Distance
03_The Black Watch_Meg
04_Cruiser_Kidnap Me
05_Blow Monkeys_In no Time at All
07_Kindest Cuts_Handsome Killer (Demo)
08_Trentemoller_Never Stop Running (Feat Jonny Pierce)
09_Screen Vinyl Image_Stay Asleep
10_New Model Army_March in September
11_Bill Callahan_Javelin Unlanding
12_Cass McCombs_Brighter! (Feat Karen Black)
13_Mazzy Star_Lay Myself Down
14_Darkside_Paper Trails
15_Indignu_ Capítulo 1-Onde as neuvens se cruzam
16_Roy Valentin_Uno
17_Sea Dweller_I see the Sea from a Way Out
18_Tindersticks_If Tou're Looking for a Way Out
19_James Nee_Buffy
20_Lower Plenty_Strange Beast

martes, 10 de septiembre de 2013

#4PLAYLIST TRIDIMENSUAL *SIN CALOR PERO CON COLOR




Feliz entre la nada más absoluta, o por lo menos situado en un punto de inflexión donde chocan irremediablemente las campañas de turismo global y la desconexión de la realidad cotidiana; de tu realidad cotidiana. En un lado las visitas obligadas a Firenze, Venezia, Bologna, donde todo el mundo se apresura a capturar el instante en un pedazo de memoria artificial: A codazos ganan la mejor posición de disparo, si la instantánea parece demasiado concurrida se compra una lámina perfecta, y se imagina el paisaje idílico. En otro extremo la guarida del guerrero, en mitad de la nada circunstancial rodeado de Abedules, Álamos, Tilos, Nogales, y la Emilia Romagna en toda su extensión..
Los niños corriendo montados a lomos de las bicicletas, el canto de cortejo del Urugallo, los Faisanes revoloteando, y los acordes de Kyle Eastwood en su “Songs from Chateau”. Mientras, uno intenta ordenar palabras y letras faltas de cariño. El Sol se pone, la Tarde se echa, los mosquitos se apelotonan en busca de su instante de luz fugaz para que la Araña despliegue el mantel a la luz de la candela.


Una semana para desconectar y sentirnos engullidos por el silencio de las noches a merced de la naturaleza, lo suficiente para recobrar la perspectiva de nuestra insignificancia; en un mundo donde aunque perseveremos en ello, no somos para nada dueños de nuestros designios. Por eso seguramente he sido incapaz de tejer un medio boceto de esta Playlist que pretende como una sentencia, el final del Verano.
Y aunque nos aferremos como unos vehementes a nuestro ideal de felicidad, es ahora y aquí entre la cuatro paredes de nuestro hogar, cuando de verdad tomaremos el mando de nuestra rutina. Odiada hasta saciedad y la vez necesaria como una droga infame que nos destruye pero que reclamamos cual dosis de abstemio poco voluntarioso.
No temáis, ya tendré oportunidad de echar mano de los paisajes imaginados cuando sean los vinos en forma de recuerdos, los que ahoguen mi nostalgia.
De momento me conformo con recuperar con un retraso forzado, parte de la música drogodependiente que me ha estimulado este estío del 2013. Seguramente para algunos no la más adecuada para recobrar la conciencia de nuestro día a día; para otros como yo, una herramienta imprescindible para equilibrar la vigilia entre la realidad y el sueño.

Y de entre todo este puñado de canciones que han ido goteando y sudorando este largo Verano; como una esencia que se destila. Son varios los discos que las envasan los que irremediablemente han entrado a formar parte de mi organismo musical de este año; así dejándonos hacer, como quien consiente sabiendo de sobras que obra malamente.


LLOYD COLE Y STEVE KILVEY, DOS ÁNGELES VESTIDOS DE NEGRO.


Con varios meses de escucha estoy en disposición de afirmar sin temor a precipitarme en la valía de sendos álbumes. Y no es tan solo por su clase y estilo hechizante, en el que cualquier cuarentón que se precie caería sin el más absoluto de los forcejeos, ante los cánticos de sonidos “deca-decentes” del pasado. Como algún mal pensado pueda sospechar, en absoluto.
Pues el auténtico primor del regreso por los campos en barbecho que sembraron años atrás, no es otro que el de alargar la sombra de su innata influencia sin machacar, agonizar, o certificar su turno perdido. Al contrario, pues en los vaivenes nuestros de estilos, modas, y caducidades, que nos apresuramos acotar, ya no por décadas sino por años; lo suyo suena tan rejuvenecido como necesario.

El primero más inmediato tanto por su propuesta como por la inminente visita a nuestro país el próximo mes. Nos ha sorprendido gratamente no por su lucidez compositiva de sobras demostrada a lo largo de su carrera y más concretamente en estos últimos años: “Broken Record/2010”, “Music in a Foreign Lenguage/2003” o aquellos pretéritos trabajos que nos descubrieron a los viejos amantes del Pop romántico de las Islas, otra manera de construir melodías Pop sin renunciar al Folk que tanto nos amedrentaba por entonces.
En esa división en la que jugaban en inferioridad de posibilidades Aztec Camera, Robyn Hitchcock, Go Betweens, Jazz Butcher, Prefrab Sprout y otra serie de bandas que no acabaron de encajar en el ideario de los principales sellos alternativos del momento; Lloyd Cole & The Conmotions sembraron su propia semilla con “Rattlesnakes/1984” y su conclusivo “Mainstream/1987”. Un sonido quebradizo que parecía querer separar en dos costales un Art Pop pulido y amable del resto, herederos del Glam y del Punk.
Aunque a mi personalmente siempre me pareció tener el rumbo de su brújula musical fijada en la música Americana, tanto en su ideario como en lo físico.

Lloyd Cole o el eterno niño bueno del Pop Británico regresa con un disco fruto del mecenaje de sus seguidores, financiado su regreso a los estudios con una generosidad correspondida a base de electricidad. No en vano el inicio de la obra nos pone en antecedentes con una versión, la del “California Eathquakes” escrita por John Hartford y llevada al terreno más underground; pura electricidad austera, aunque Lloyd la sazone con su personal forma de interpretar las raíces de las que bebe su Pop luminiscente.
 
A partir de ahí el disco cambia y coge su verdadero ritmo de pedaleo. Son “Women Studie's” o “Oposites Days” las que dan una sensación de estar ante un viejo disco de los Conmotions en vez de un disco de autor. Pero es que si damos un repaso a toda su carrera, la de Lloyd, es una de aquellas para coger con pinzas aquello que verdaderamente separa términos, géneros o formatos; incluso el caduco concepto de banda o el autor. De lo que realmente importa y está por encima de todo lo anterior; la obra como elemento y veredicto.
Sus ases guardados bajo la manga en perfecto estado, son los de la genial maestría a la hora de tejer melodías, que una vez liberadas encuentran su propio camino sin ayuda de nadie. En su sencillez y en su melancolía está su verdadera valía, de la misma manera que Richard Hawley podría estar eternamente acomodado en los 60's:
It's Late”, la Dylaniana “Period Piece”, y las preciosas “Myrtle and Rose” o “Blue like Mars” ganan sin más por su naturalidad, en la que paradójicamente los arreglos de cuerda, los coros o las guitarras que juguetean tímidamente, son tan solo elementos que avanzan al ritmo que marca inmediatez del disco. Armas que han hecho grandes década tras década al Rock o al Pop, y que surgen en este disco como una cualidad innata de calidad.


Steve Kilbey & Martin Kennedy sintetizando la esencia de The Church.

Parecía difícil y casi imposible que tras más de casi quince años vagando en el más absoluto de los anonimatos; tras un larga, inquebrantable y tenaz carrera luchando contra el culto a su propio sonido de atmósferas cada vez más densas. Fuese Steve Kilbey quien con un proyecto casi personal, resucitase de repente la verdadera esencia que hizo únicos a los Australianos The Church.

Así, como suena. “You are Everything” aun siendo una de muchas colaboraciones a lo largo de su inquieta trayectoria, y la tercera concretamente junto a Martin Kennedy (All India Radio); proyecto itinerante enfocado a la electrónica más vaporosa (Boards Of Canada, Dj Shadow etc) con un miembro fijo como Martin K.
Han rescatado de las catacumbas la faceta por lo menos más popular de la banda de las Antíopodas; ni la mejor ni la peor, pero desde luego la que mejor que podría encajar y confraternizar en los tiempos que corren a mayores y pequeños.

Y lo realmente asombroso es que prescindiendo de una banda eléctrica propiamente dicha y sin abusar en absoluto del sonido sintético de su colaborador, han conseguido capturar la esencia de algunos de los mejores momentos de su antigua banda. Sin llegar a ser un refrito de canciones escuchadas hasta la saciedad, suena tranquilo, ambiental, crepuscular y resplandeciente a la vez; todo ello sin dejar de ser un disco conceptual como muchas de sus otras colaboraciones (Jack Frost, All India Radio, o los suyos propios). Pero maravillosamente magnético, y de los que hay que escuchar del tirón para dejarse llevar por su encanto ambiental.
Hay canciones que brillan con luz propia como “Lorelei”, “Can't get free”, o “Wouldn't Know”; esta última que podría perfectamente ser extraída de aquel magnífico “Seance” de 1983.


Y créanme que con el paso de los años se me hace cada vez más difícil encontrar obras que acoger en aquello que uno podría llamar: El cada vez más reducido altar de los escogidos. Discos que envejecen a nuestro mismo ritmo y que soportan el paso del tiempo cambiante, al tiempo que nosotros mismos cambiamos. Quizás por eso o porque somos incapaces de aminorar el paso y dejar que la música envejezca con dignidad, para mostrarnos una y otra vez que ni lo viejo es tan bueno ni lo nuevo tan malo; solo cambiante según le incide la luz o varía nuestro humor.


Por eso por contradictoria que resulte esta reflexión, estas listas infernales de canciones son consecuencia inevitable del hábito tan saludable como pernicioso de dar la misma importancia a la solitaria canción o a la obra conceptual.
Sin pequeños chutes como son los adelantos de TV ON THE RADIO, KELUAR, las remezclas de JOHN FOXX, o esa maravillosa versión de TEARS FOR FEARS. No tendrían sentido la incomodidad de adentrarse en la profundidad de discos tan bizarramente bellos como los de POP.1280, LOWER PLENTY, o GUN OUTFLIT. Espaciales y abrasadores como los de HOOKWORMS, y deliciosamente despreocupados como son los de ELEANOR FRIDBERGER (ex Fiery Furnances) y la dupla de Neil Hannond (Divine Comedy) & Thomas Walsh (Pugwash), en THE DUCKWORTH LEWIS METHOD,
El regreso mayestático a la electrónica aterciopelada de BOARDS OF CANADA y ESSEMBLE PEARL, o incluso una de las joyas mejor guardadas de Texas: David Wingo tiene esa virtud tan infame como innata de saber susurrarte una nana al oído, como de construir canciones a medio hacer con regusto a grandeza.



 

 NO TEMAN A LA OLA PODRIDA

Su primera intentona data del 2007 aunque no fue hasta el 2009 cuando asomo la cabezita con un “Belly of the Lion”, donde progresivamente iba perdiendo esa apariencia de Folk de cantautor para cobrar más consistencia. Las herramientas eran prácticamente las mismas, dos guitarras sin apenas producción pero con la misma dulzura de su debut y muchos más matices.


Su último trabajo poco tiene que ver con esas primeras dos desnudas obras, salvo que los casi cuatro años de espera nos han devuelto a un David Wingo con la inspiración y la lucidez intactas. Puede que halla perdido ligeramente la virginidad orfebre de ese Folk que parecía dispuesto a ser un lobo con piel de cordero, o lo que es lo mismo; Folk dispuesto a ser Rock. Pero a cambio ha crecido de una forma tan inusual en estos días, como coherente; sus registros son cambiantes y caprichosos, pero decididos, adultos, y consecuentes con su trayectoria de paso corto y seguro. Es capaz de mostrarse ligero o profundo sin apenas desvirtuar su personalidad: “Speed of the Light”, “Not ready to Stop”, o “Flumbig of the Light” son lo que se suele decir canciones redondas se las mire por donde se las mire, que invitan de una forma desconocida hasta el momento en su carrera, a adentrarse en la verdadera belleza de este disco: La debilidad esgrimida como principal baluarte, y que se esconde en temas como “Some Sweet Relief”, “The Notes of Remain”, o “Staying in”.

Eleonor Fridberger, en lo personal y en lo creativo


Es algo parecido a lo que ocurre con el último trabajo de Eleonor Fridberger. Donde la otra mitad de Fiery Furnaces salta al vacío con un trabajo, donde se arma de inocencia para convencernos de que para elaborar un disco de múltiples recorridos no es estrictamente necesario recurrir a experimentos; y a veces solo basta con dedicarle el mimo y cariño a los convencionalismos, que en malas manos resultan a veces vacíos e insulsos.
El Pop tiene esa grandeza y dificultad, en su sencillez de argumentos reside el verdadero reto de crear maravillas con cuatro acordes. Sin embargo aunque su disco parezca a primeras luces algo comercial e intrascendente. Atesora una chispa incandescente que va apareciendo tan delicadamente como la inocencia que le dedica a cada una de sus canciones Eleonor: Encajes, pespuntes, y notas vocales que se anudan como el ropaje confortable de sus ecos sixties, que tanto me recuerdan a las musas Sandie Shaw, a Nico, o a Kirstin McColl... como lo podría hacer su Folkie Popero que confraterniza lo clásico con lo eterno.
El malabar de decidir hacer aquello que por normal y brillante hace de ellas; obras perdurables en el tiempo e inmunes a las modas.

Una retahíla de canciones que pese al enganche inmediato a mis preferidas “When I Knew” y “Stare at The Sun”, perfectas en su ejecución Pop. Le van a la zaga por ser menos explosivas pero mucho más rentables a medida que se saborean “My Own my World”, “Tomorrow Tomorrow”, “I'll Never be Happy Again”... toda una declaración de principios donde ya sí, ahora ya podemos afirmar el poder de Eleonor Fridberger como una autora de canciones muy muy grande. Va sí, de las que en la actualidad pocas abundan; su normalidad la erige muy por encima de la modernidad poco argumentada.



Se puede decir que estos cuatro discos son a los que les he dedicado más tiempo durante este Verano y que junto a los que están por venir, como el de JOHN PAUL KEITH que nos descubrió el magnífico blog de nuestro compañero Jesus de AGAINST THE CIERZO; o la buena nueva llegada desde tierras Valencianas en forma de Rock noventero de MAD ROBOT al que nos encomendó Johnny en su ESPACIO WOODYJAGGERIANO que conviven con otros adelantos, o con las extravagancias bailables de THE AMPLIFETES, HOLY GHOST!, marca de la casa de mis Playlist.
Además no me gustaría dejar en el tintero el resto de canciones que en forma de migas de pan en el camino, os guiarán hacia otros trabajos no menos desdeñables como los de la ex-Yazoo ALISON MOYET, el nuevo y fabuloso proyecto de Neil Hamond, el disco de SLOW WARM DEATH, el de LEISURE, los brumosos Israelitas de VAADAT CHARIGIM, o el apocalípico último trabajo de BASS DRUM OF DEATH.

Todas ellas que conforman una extensa lista de canciones, que harán las delicias de todo aquel que quiera investigar en las obras que les dan cobijo. Una lista para empaparse y para certificar la buena forma en variedad de la música, por así decirlo, que convive al margen de lo más popular y mediático.
La Playlist al completo estará a vuestra disposición como viene siendo habitual últimamente por petición vía comentario, y que no serán publicados por privacidad. Donde se os enviarán en forma de enlace directo, o accediendo al Facebook y pidiéndola al Administrador del grupo por mensaje privado.

 00- TEARS FOR FEARS_Ready to Start (Arcade Fire cover)
01- OLA PODRIDA_Speed of Light
02- BASS DRUM OF DEATH_No demons
03- SPLASHH_Washed up
04- KELUAR_Rivers
05- OMD_Dresden (John Foxx & the Maths RMX)
06- TV ON THE RADIO_Mercy
07- ALISON MOYET_Apple Kisses
08- BOARDS OF CANADA_Come to Dust
09- STEVE KILBEY & MARTIN KENNEDY_Can't get Free
10- LLOYD COLE_Blue Like Mars
11- ELEANOR FRIEDBERGER_When i Knew
12- SEAN ROWE_Horses
13- THE OLMS_She said no
14- JOHN PAUL KEITH_Everything's Difference now
15- LEISURE_Its alright (on the suez canal)
16- THE DUCKWORTH LEWIS METHOD_Third Man
17- SLOW WARM DEATH_Blood 2
18- LAND OF TALK_Summer-special
19- MAD ROBOT_Evil From Youth
20- NEKO CASE_ Local girl
21- VAADAT CHARIGIM_Odisea
22- PRINCE INNOCENCE
_Cheere (Suicide cover)
23- HOOKWORMS_Away Towards
24- POP.1280_Lights Out
25- FIDLAR_Paycheck
26- YOUNG FATHERS_Ebony Sky
27- TRUE WINDOW_Fouth Teeth
28- GRAHAM REZNICK_Tomorrow in New York city
29- HOLY GHOST!_Dance a Little Closer
30- THE AMPLIFETES_You WantIt
31- ALLAH-LAS_Every Girl
32- GUN OUTFLIT_Ive Got a Gift
33- LOWER PLENTY_ How Low Can a Punk Get
34- ROSE WINDOWS_The Sun Dogs I spirit modules
35- THE STEVENS_I look back
36- ESSEMBLE PEARL_Ghost Parade

sábado, 15 de junio de 2013

PLAYLIST TRIDIMENSUAL 1+1+1 *LA MUERTE A MANOS DE UN PRESENTADOR.


El pasado fin de semana murió apuñalado un Marroquí dos manzanas más arriba. Tan cercano el suceso, que mientras escuchaba estupefacto el asesinato en las noticias, parecía estar oyendo los lamentos y los gritos tras la puerta de mi casa.
Podía visualizar aterrorizado el frío metal hundirse en la carne de la víctima, mientras la vida del desdichado iba desvaneciéndose en una huida agónica. Como aquellos sueños de adolescencia que me despertaban entre sudores por una fuerte convulsión, y que siempre tenían el mismo desenlace: Persecución, forcejeo, y puñalada certera como la de Pedro Navaja. Esa fobia por el metal afilado y sanguinario me acompañaron sin saber porqué durante largos años, sustituyendo las caídas al vacío de mi infancia. Sin acabar por acertar jamás si mis pesadillas eran fruto de un miedo irracional o una simple escenificación teatral de mis miedos y de mi inseguridad.

Desde aquel entonces no puedo evitar estremecerme al sentir penetrar la aguja en mi brazo, cuando imagino un intervención y el bisturí afilado me aterrorizo; O cuando me corto en el trabajo, se me pone el vello de punta al visualizar la secuencia en cámara lenta. Pequeñeces si se comparan con la indefensión e impotencia que uno siente cuando la realidad da una patada a la puerta y se planta de golpe ante tus narices. Aquellas cosas que ves día si, día también frente al televisor y contra las que te has inmunizado a fuerza de verlas, escucharlas, o leerlas constantemente.
Tan banalizado está en la actualidad el asesinato, como lo estaba la muerte en boca de aquel cobrador de seguros de mi madre: “- los muertos!!, gritaba a la vez que picaba en el timbre de casa” quitando hierro a un asunto tan incómodo como es el de la muerte. Pero por más que silbemos distraídamente cuando la muerte de otros congéneres tiñe de rojo los píxeles de nuestras pantallas, ella sigue allí; impregnado de cotidianidad nuestra vida salpicada de excrementos decorativos.
Se comenta a la entrada del trabajo, se debate en los bancos del parque e incluso disecciona en la plaza mientras el carnicero decapita pollos y el pescatero disecciona Sardinas: La señora Fulanita declara ante el señor Menganito, mientras éste pesa la mercancía: - Creo que alguna vez lo vi pasear por el barrio cogido de la mano de su señora, era Española – Apostilla la señora con los ojos boquiabiertos.
La verdad es que a ella no se la veía afectada, porque vaya cruz casarse con un “moro”!! Relata buscando y encontrando inmediatamente la causa/efecto del altercado. Se sabe a ciencia cierta hasta el porqué de la reyerta, la nacionalidad de los ejecutores, y el origen de la disputa. Tan sumarísima es la resolución, que la sentencia de los allí presentes es bien sabida por todos: La inmigración y esa espeluznante importación de sus hábitos nativos.





A nuestras espaldas quedaron los barrios de la periferia a medio construir, las bandas de los Correas a los que nadie había visto pero a los que todo el mundo temía. Pellizco o pinchazo te susurraban al oído cuando te desplumaban en un callejón oscuro, los billetes de veinte duros con Manuel de Falla impreso y desdibujado en ese trozo de papel que escondíamos en el calcetín, y nuestra madre en los sostenes. Los timos de la estampita, los coches desvencijados y en llamas sobre los descampados perdidos de la mano de dios. Los correctivos que mantenían a raya la jerarquía del barrio; el tonto del mismo y el matón protector de pelotas o rastreros. En resumidas cuentas la jungla salvaje y primitiva con la que crecieron los barrios satélites de los 80; mi infancia a la que en ocasiones veo tan bien representada en la miseria hacia la que caminamos, y de la que nos quisimos escapar años atrás.

En realidad el paisaje no ha cambiado tanto como creemos y por mucho que nos separen a viejos y jóvenes, décadas y generaciones. Los barrios han mutado increíblemente, pero las vidas anónimas siguen ahí ocultas entre cuatro paredes.
Las decoramos con calles peatonales, columpios y plazoletas, pero los suburbios no nos han cambiado demasiado. Ahora que a todos nos toca de cerca el efecto supervivencia al que tan saludablemente nos ha invitado la crisis, parecen hasta cobrar sentido los más diabólicos de mis pensamientos: Imaginar un mundo ruinoso y desolado en el que los afortunados empleados saldrán a la calle escoltados por las fuerzas de seguridad. Acosados por los desprovistos de todo bien (trabajo, recursos, vivienda y dignidad); un mundo a lo Mad Max en el que el equilibrio natural de la economía global se cobra sus convenientes bajas.


Así que de manera premeditada o inconsciente la playlist ésta que me ocupa ha salido así, tan poco primaveral y soleada, más bien fría y decrépita. Como mi morbosa pasión juvenil por comprar El Caso o escuchar las historias de difuntos aparecidos que contaban las abuelas en el pueblo de mis padres, como ficciones imposibles.
No se si también afectado por una de la últimas películas con las que he satisfecho mi gusto por el desasosiego, EMERGO; quien transmite esa misma sensación de inquietud, aunque esté apoyada sobre el sobado método de filmación del found footage y plagada de clichés del género.
Y aunque en el alzado del telón de esta retahíla asome la cabeza DEVENDRA BANHART con esos pétalos en la boca: “ Mi amor no tiene vengansa, aunque te matará. Este viejo no se cansa, siempre te persigará”. O aunque los Escoceses CAMERA OBSCURA quieran teñir proporcionalmente en tiempo y calidad con melodías de Femme Fatal despeinada nuestros días de... ¡¡Por fin llega en Verano, Fermín!!
Al apretar el play de Excavation; puesta en largo del debut de BOBBY KRLIC aka. THE HAXAM CLOAK, se aviva de nuevo el fulgor de la auto aflicción. No es una postura forzada de placer masoquista por lo horrendo de las realidades mundanas o por regodearnos en la introspección más deprimente, si no un clic clac de contrastes que a mi modo de ver preciso para notarme aquí.

Electrónica Sexagesimal: The Haxam Cloak & Disclosure

Bobby Krlic ha diseñado un universo personal que inquieta y aterroriza; mis hijos cuando lo escuchan tiemblan de pavor. Y yo que soy un cabrón enfermizo, gozo desenterrando esos sentimientos que van del susto a lo desconocido, a la risa histérica y contagiosa; bofetadas tan parecidas a una ducha gélida tras un baño Turco. Como acometer las realidades, sin perder de vista la frivolidad de los placebos a los que llamamos necesidades.

El disco de este Británico es más parecido a una marea submarina que te arrastra sin aparente resistencia, que a un concepto electrónico experimental. De verdad que lo parece, puede que incluso vuestro primer cara a cara os exaspere por impaciencia o por la excesiva tensión que se palpa en su caminar. Pero desde luego, me parece tan temerario y desobediente como combinarlo con la frivolidad de “Stimulation”, debut de DISCLOSURE.
Un artefacto sonoro que desencadena un estertor compulsivo en nuestro tórax tan acorde con el Soul Train de las cadenas Americanas de los 60, o como los pantalones acampanados al peinado Afro. Un disco infeccioso de Funk electrónico que deja el esperadísimo trabajo de Daft Punk en un simulacro pseudoconceptual que se evapora conforme avanza, mientras uno se pregunta... ¿cuando demonios despega?
Este dúo de "niñatos" emigrado desde Sudoeste Inglés de Reigate han comprimido en su esperado album de debut, 18 cortes que van desde House más ochentero procedente de Chicago, al Funk sintético. O serios ramalazos que van en dirección a la pista de baile.

Lo increíblemente lúcido del asunto, es que no se andan con tapujos cuando dejan de lado esa despreocupada impresión de parecer comerciales; siendo su disco algo muy apetecible que da la espalda directamente a lo que piense la gente; para ser prácticos y honestos en su discurso.


Sin embargo y al margen de esta peculiaridad tan mía de combinar pasajes oscuros con sonidos etéreos, o destellos de Pop y Punk. Estas listas de canciones que se suceden espaciadas a lo largo del año, no son más que señuelos. Dejo a propósito de lado novedades y otros asuntos, que a mi modo de ver los tenemos demasiado a mano, así que no tendría mucho sentido volver a machacar con la misma cantinela o repetirme con algunos grandes discos que de sobras acabarán repicando en nuestros oídos.
Si hay algo realmente emocionante de escudriñar la red en busca de tesoros, es descubrir como las casualidades y coincidencias me llevan a topar con discos que tienen forma de libro; con sus paisajes imaginarios, su fórmulas inverosímiles, o su entrada lenta y pausada. No es cuestión de comercialidad en absoluto, tan solo un sano ejercicio de tonificación sensorial y neuronal.



Al Brokowitz/A Long Hereafter, Nothing Beyond_2013


Así más o menos es como llegué a AL BROKOWITZ. Y es que a veces uno no puede figurarse donde puede encontrar de repente esos brotes tan apetitosos; a mi por ejemplo me vale casi todo: Enlaces que te llevan a otros enlaces, intuiciones... en fin cualquier cosa es buena si lo que se quiere es aprender. Con ellos creo recordar, porque la memoria me falla últimamente una barbaridad, que fue al descubrirlos como seguidores del grupo de facebook de ésta bitácora. Y no es que tenga una malsana afición de voyeur, pero la verdad es que no deja de sorprenderme encontrar nuevos seguidores; teniendo en cuenta que cuando empecé ésto, no ambicioné ni lo más mínimo que alguien me siguiera.
Pues su disco familia, en este caso el segundo de estos veteranos Madrileños; es de aquellos de los que te absorben a los cuatro compases. El tempo y la variedad de su bestiario parece ser un auténtico libro de viajes repleto de caminos escondidos; de aquellos a los que la curiosidad ha impedido quedarse con tan solo una parte de la música. Con lo cual, etiquetarlos bajo el paraguas de un solo género musical me parece una fórmula tan corta de miras que me la ahorro, mejor escúchenla. Sobre todo porque recoge casi todos los fundamentos de la música para pilotos intrépidos: Tiene un magnetismo peligroso y embaucador para curiosos como yo, de aquellos en los que una sola canción se descompone en tres más. Donde los metrajes largos y sinuosos invitan a esperar pacientemente el desarrollo del monstruo, y donde cambia el panorama de una forma tan excitante como el de sus cambiantes palos, totalmente interconectados por un sibilino mensaje de profundidad.
Puede que no sea un disco fácil de escuchar según que expectativas, pero desde luego si es un memorandun para los que como yo tienen buena boca, cercano al Post Rock tal y como se desarrolla, antes que a un concepto propiamente dicho.


Pero no son éstos precisamente, los trabajos que más me han enganchado en este caluroso meridiano del año, aun siendo tres magníficas referencias con las que disfrutar de muy distinta forma.
Hace ya unos meses tras volver a recuperar un interés por sonidos lóbregos y asfixiantes a los que me encomendaron The KVB o Featureless Ghost, caí en un viaje mental no tanto de sensaciones como de recuerdo. Tanto, que he regresado sin billete de vuelta por pura inercia, a ese estado con el que descubrí el placer por esa música en mi tierna juventud. En ese plano existencial puede haber una clara conexión entre el sonido sintético de Hexam Cloak y lo que vengo ahora a referiros, los Franceses BLACKMAIL: Una triada de inconformes en busca de algo más que un mero sonido y que se cobijan en el selecto sello Yunk-Fü, su descubrimiento es del todo accidental; algo que los aun todavía más enigmáticos. Sobretodo si somos capaces de dilucidar donde acaban los géneros matrices, y donde empiezan sus ramificaciones (dilapidando toda la simbología que abrevia la música)


 Blackmail/Bones _ Yunk-Fü Records



Encontrar sobre el terreno una referencia clara y creíble de este proyecto surgido en tierras Galas por miembros de diferentes bandas, puede ser una tarea realmente complicada; sobretodo si tenemos en cuenta que también hay una banda Germana que se hace llamar Blackmail.
Por suerte sus estilos son tan contrastados que no hay margen de error a la hora de dilucidar quien es quien.
Blackmail podrían de esta manera pasar por una banda de cualquier punto de Europa. Su sonido con claras referencias a la electrónica Industrial sin embargo, tiene otros interesantes aspectos que la hacen personal: A parte de contener una colección de canciones de gran nivel, consiguen sonar personales manejándose en un género trillado hasta la saciedad, el Post Punk apocalíptico si no alguno más.

Claros referentes a la electrónica de principios de los 80, atmósferas tensas y herméticas, y lo que más me atrae de ellos: Navegan entre lo sintético y lo Rockero de su pasado, sin acabar de ser ni una ni otra cosa. Quizás porque pese a que los estilos musicales se acaban extenuando por la repetición de fórmulas, afortunadamente siempre hay un pequeño atisbo de genialidad en grupos, que sin importarles ese inconveniente apuestan por trabajarse a fondo la presencia a la hora de confeccionar un disco.
Una particularidad que hace de Blackmail un proyecto surgido de las tripas de la electrónica pero que camina por sendas tan subterráneas como lo hipnótico de esos ambientes que recrean sus canciones.
En el fondo esa forma de irradiación o de tratamiento sonoro no es que sea un invento de nuestros días. Ya lo hicieron los mecenas del Krautrock, lo puso en práctica Martin Hannet en sus producciones con Joy Division (principalmente en Closer/1980), y también sirvió de punto de partida a la primera oleada electrónica de finales de los 70. Una de las técnicas de sonido que mejor expresan la decadencia post industrial y que mejor transmite ese debate interior del ser humano respecto al progreso y a la deshumanización de nuestros días.
Quien sabe si eso que comento es una paja mental mía, pero lo que es evidente es que siempre ha sido un de los aspectos de la música que más me ha atraído: Esa manera que tienen algunos de transmitir los sonidos, sensaciones visuales, e incluso contextos sociales, que ya se impartían a mediados de los 60 con la Psicodelia y el Progresivo.
Y se que en la actualidad cuesta pensar en las tendencias como un motor contracultural, sobretodo porque detrás de la música no hay un público verdaderamente combativo. Pero si que me satisface observar como todavía existen pequeños sellos como Yunk-Fü, a los que le sigue importando esa filosofía artística que hermana electrónica y Rock, tradición y vanguardia.
Bones es un disco reptante que atrapa como un remolino que surge de las profundidades. En él se pueden escuchar los sonidos de la desesperación como cánticos de sirenas, te atrapan sin evitar sucumbir a una especia de rito mecánico e industrial, su estética es electrónica pero sin embargo suena tan subterráneo y Rockero que el desconcierto se acaba por convertir en una adicción.
Son discos de paso lento pero profundo, absorventes por sugestión con un comportamiento parecido al DELTA MACHINE de DEPECHE MODE.


Depeche Mode/ Delta Machine

Nunca he sido un seguidor confeso de la banda de Essex, viví de manera bastante distante la eclosión a finales de los 80 del 101, pese a estar rodeado de buenos amigos a los encantaba esa especie de nuevo florecimiento del Electro Pop. Pero hay algo que es incontestable, independientemente de si eres un fiel seguidor de la banda o como yo, un mero observador al que le atraen aspectos muy concretos de su carrera: Pocos son los pasos en falso que han dado, pudiendo tirar por el camino fácil (teniendo en cuenta su popularidad y ventas) y mucho mérito tiene saberse certero y abstraerse de las corrientes actuales para seguir construyendo su obra.
Es así cuando en la actualidad uno se decide ha escuchar al completo su último trabajo de forma escéptica, ya saben: Dejando a un lado toda la serie de prejuicios que uno pueda tener respecto a una banda que edita cada 4 años (como si estuviera en un constante regreso), el creer que lo suyo es tan y tan previsible, o que se yo; sinceramente pienso que Depeche Mode hace tiempo que dejó de atraer a la nueva hornada de adictos al ElectroPop de tintes épicos, quienes prefieren un SynthPop más desenfadado y menos críptico.
Puede que incluso yo me encuentre entre ellos, lo cual hace que mi satisfacción sea doble al comprobar que Delta Machine (por feo que sea el título y diseño, como siempre) Me halla acabado por dejar rendido a su atractivo. Sobre todo porque mi primera experiencia con él fue demasiado pretenciosa, lo que hace que me trague mis manías y talibanismos reconociéndolo como un disco que colocaría al mismo nivel que Music For the Mases/1987 o Speak & Spell/1981, dos de mis preferidos; algo que para algunos se puede antojar como una notable herejía, no lo dudo.
Pero también he de reconocer que me complace comprobar como bandas endiosadas hasta límites insospechados son fruto de un enjuiciamento cruel, y sin embargo siguen rindiendo culto a su sonido con empeño y cordura. Así que puede que sea eso, que me siento más cómodo en el orden opuesto del de la mayoría.

DELTA MACHINE es un disco que vuelve a recuperar el erotismo de Depeche Mode, aquello que más me gusta de ellos sin que me afecte ya el contoneo de David Gahan, al igual que me pasaba con Bernard Summer. Se que puede parecer una idiotez pero es así, no puedo verlos sobre un escenario. Por suerte los timones de la nave vuelven a estar en las manos de Martin Gore, el verdadero idealista de Depeche Mode; un personaje que en su humildad nos hizo olvidar al disciplinado de Vincent Clarke.
Y puede que el secreto de este disco esté en la elegancia de su sonido, un sonido electrónico purista que abandona hits llena pistas y se concentra mucho más en las texturas. Aquellas que lo convierten en un disco que se balancea con maestría entre el electro, el Soul, el Blues, incluso es capaz de impregnar de una sensación melodramática cada una de las canciones sin por ello perder la esencia de su personalidad. “Heaven” con los desgarradores coros de Martin Gore, la retórica industrial de “Secret to the End”o “Soft Touch/Raw Nerve” donde resuenan en los inicios unos efluvios de Nitzzereb, el paso arrastrado de “Slow”, o el minimalismo de “My Little Universe” que acaba emergiendo en un torbellino final.
Un disco que posiblemente no será aclamado por aquellos que los ensalzaron como una banda que supo animar las fiestas. Quizás sea éste, un disco de final de fiesta. Un perfecto escenario de regreso a casa de madrugada, de ambientes más profundos , de desencantos, o un disco que rompe con brillantez cualquier conexión aparente con sus últimos discos. Un disco que gana increíblemente con cada escucha y del que presiento largas, muy largas escuchas.


(Los rastros más evidentes del sonido más clásico de Depeche en su último album están aquí, en Broken, una joya)

Son éstos los paisajes mono-cromáticos que principalmente han teñido de ritmos oscuros esta Playlist de Verano disonante y alocado al que nos asomamos cual niño curioso en un balcón. El vértigo del desenlace al que nos abrazamos como desesperados cuando la realidad nos engulle sin ni tan siquiera digerir los sucesos del día a día. O quien sabe si mi tendencia por acotar con tecnicismos geocientíficos me regurgite irremediablemente a los orígenes de la música con la que crecí.



Nosotros, quien aquí escribe. Y esas otras voces que se enfrentan en la dualidad de quien se debate con la duda de ser un correcto samaritano, o dar rienda suelta a los tormentos de la vejez. Solo pueden argumentar en su defensa que lo que aquí se plasma, es tan solo fruto de purgar mi circuito interno tal y como lo haría un compresor. No quiero ni imaginar que sería de mi si mis allegados tuviesen que soportar mis devaneos de juventud transitoria; si ya asienten con cara de resignación, cuando emocionado les suelto una reflexión parabólica.
La ventaja de tener un blog es que uno nunca llega a saber a ciencia cierta si hay un interlocutor al otro lado de la pantalla del ordenador: Sueltas tus retahílas sin pensar demasiado en el efecto o el que pensaran y al final son solo eso, opiniones personales con las que nadie debería estar de acuerdo. Es por eso que el puñado de reseñas, el hilo conductor con el que enlazar la playlist, o la dirección que acaba tomando tal desvarío, no son desde luego vinculantes al contenido.

Este tercer trimestre del 2013 que nos acontece tiene como siempre cosas bien distintas y dispares como mi culo inquieto me dicta: Cosas realmente oscuras y tenebrosas de esas que abundan, moderneces presuntuosas y frívolas, y algún que otro viaje a las aguas profundas del Rock abigarrado.
En el fondo canciones que hablan por si solas mucho mejor de lo que yo lo pudiera hacer en deserciones infinitas plagadas de metáforas. Con esto solo quiero decir por enésima vez que una compilación jamás puede atender a explicaciones ni argumentos posibles, tan solo depende de la curiosidad que cada uno pueda tener por perder unos minutos de su vida y escarbar con los horizontes bien expandidos. Pero claro, eso sí; todos o algunos de ellos merecen cuanto menos unos apuntes a la carrera, ni que solo sea porque su presencia no se limite tan solo a un nombre/título en una tracklist de tantas que pululan por la intrared blogeril (esa donde siempre nos sentimos espiados).

Por ejemplo: no podría pasar por alto por nada en esta vida el regreso de los Hnos. Kadane (Bedhead, The New Year) junto a David Bazan (Pedro the Lion, Headphones) y Will Johnson (Centro-Matic, South Sant Gabriel), los cuatro juntos de la mano con un proyecto tan excitante como viperino; OVERSEAS como una cura de almas tras la muerte de Vic Chesnutt (gran amigo de ellos cuatro). 

Así es que este disco tiene sin posiblemente llegar a apreciarlo un halo especial cercano a lo divino; baja fidelidad, con alto grado de intensidad emocional. Como ya pasara con aquellos primeros proyectos de Bubba & Matt de crujidos y susurros, Overseas podría decirse que es la suma de eso con un plus de músculo y rugosidad, la que les dan sus otros dos socios. Una de mis mejores noticias de este año, y es que tanto Bedhead como The New Year me hicieron pasar hace 17 años, algunos de mis momentos más íntimos y recogidos; ¿se imaginan lo que supone tener noticias de ellos tras cinco años de silencio?

De las dos últimas obras insoslayables de The Drones y Thee Oh Sees ya di cuenta con cuatro apuntes sobre mi hipotético PS/2013. Con lo que me gustaría subrayar algunos hallazgos como los que nos llegan desde tierras Californianas de la mano de Aquariun Dunkard; filólogos de la lengua cantada en pos de la Psicodelia más subyacente: THE NON TRAVELLIN' BAND o KING KHAN son solo un ejemplo del mucho que daño que hicieron los nuggets cargados de PsychFolk, en los aburridos jóvenes de la Costa Oeste; algo que aunque no aporte demasiadas luces a determinada porción del pasado, por lo menos da un toque de color a un panorama que a ratos, apesta a monocronía.


The Blackwater Fever/ The Dephs

En otro bando están THE MEN o THE BLACKWATER FEVER, entre ellos no parece haber relación alguna; pero ambos desprenden un tufo a ciénaga que tira de espaldas. Sendas esquirlas que parecen estar salidas del mismo tronco podrido y pestilente aunque los separen miles de kilómetros de distancia.
Los primeros Australianos ellos; podrían ubicarse en la Chinchinagua: Un paraje imaginario situado en cualquier antro recóndito de los páramos del Valle de Hunter, o establecerlos adyacentes a las escenas de aquel antropófagista film, “Van Diemen's Land”. Y su trabajo más reciente “The Dephs” a su manera, cabalga de manera pérfida por un Rock metálico y plomizo con estructura descaradamente Bluesera. Un disco perversamente oscuro que nos sugiere de manera inevitable los sonidos heredados de bandas como Morphine, Soundgarden, Days of the New, The Doors... etc etc; son tantas las bandas que nos pueden venir a la cabeza. Que más que buscarles una manada o un sonido concreto; deberíamos asociarlos a un efecto, o a una sensación de cadencia oscura que acaba sugiriendo aquello que deseamos de forma instintiva, pendenciera y viciosa pero que jamás nos hemos atrevido a vivir: El atractivo del Rock y la vida al límite que tanto nos hechiza de él, y de sus personajes. En efecto, nuestra vida suele ser tan asépticamente razonable, que siempre hemos tenido todos (o casi todos) esa curiosa debilidad por lo prohibido.
En cualquier caso lo mejor de todo es que el disco es sublime, así de sencillo y taxativo. Y aunque su sonido nos recuerde a tantas y tantas cosas e incluso nos esboce una sonrisa al refrescarnos la memoria. Lo que acaba quedando es la imponente presencia del conjunto de sus canciones; uno de los discos más nutritivos que he tenido el gusto de echarme a la boca.



The Men/ New Moon

Para acabar semejante memorándum , no me perdonaría por nada en el mundo dejar cuatro rasgos característicos de otro disco la mar de interesante. Los Neoyorquinos THE MEN han regresado por la vía de la discreción con un extraño compendio de disparidades en su cuarto disco hasta la fecha.
Esta banda asentada en Brooklyn de la que parece desprenderse una doble personalidad indudablemente singular, reúne en este conjunto de doce canciones; momentos de Rock dócil e incluso cotidiano “Bird Song”, “Open the Door”, o “Half Angel half life”. Con otros de un caos descontrolado más propio de una banda de Punk/Hardcore/Psicodélico/Lofi, ciertamente desconcertante: “Supermoon”, “Seeds”, “Elecrtic”... En efecto puede que nos quedemos con una sola dimensión y no seamos capaces de separar tal contraste; o con ambas por criterios diametralmente opuestos. Pero lo cierto es que en todo ese viaje de excesos también puede pasar que disfrutemos como enanos con ese juego mal intencionado de la cosquilla y el pellizco; cuestión de desajustes personales recíprocos supongo, y... STOP. El disco rayado saltó.


Solo os pido por último que no perdáis la ocasión de indagar en cada uno de los proyectos que completan esta tracklist: Podrían haber entrado tantas más cosas... Pero no os penséis que me caí en un pozo del que no puedo salir; son muchas otras cosas las que me interesan, pero éstas las que lo componen.
Sean felices contra viento y marea, pero no se dejen abstraer por las cortinas de humo que difunden. Disfruten de la imaginación y de la realidad más asquerosa por partes iguales, el Ying y el Yang como se suele decir.

01_ DEVENDRA BANHART - Mi negrita
02_ CAMERA OBSCURA - Do it again
03_ MOON DUO - Trails (White Raibow RMX)
04_ THE HAXAM CLOAK - The mirror reflecting (part2)
05_ DISCLOSURE - When a fire starts to burn
06_ BLACKMAIL - Ol' shitty music
07_ DEPECHE MODE - My little universe
08_ SAVAGES - I am here
09_ SHEARWATER & SHARON VAN ETTEN - Stop draggin' my heart
10_ THE MEN - Bird song
11_ THE NON TRAVELLIN' BAND - Two hands full of fingers
12_ THE KVB - Human
13_ THE BLACKWATER FEVER - Don't fuck with Joe
14_ OVERSEAS - Hellp
15_ SEAN ROWE - To leave something behind
16_ PANTHA DU PRICE & THE BELL LABORATORY - Photon
17_ DIRTY BEACHES - Casino Lisboa
18_ MERCHANDISE - Anxiety's door
19_ FOALS - My Number
20_ BEACHES - The good comet returns
21_ SEPTEMBERGIRLS - Some for me
22_ SHONWALD - Mercurial
23_ THE HERE AND NOW - Keep me in your heart
24_ THE KNIFE - Wrap your armas around me
25_ OMD - Helen of troy (Demo version)
26_ AL BERKOWITZ - Sensitive, not dramatic
27_ THE DRONES - Nine eyes
28_ THEE OH SEES - Minotaur
29_ KING KHAN - It's a lie
30_ BONGLEY DEAD - Big Waltz (Demo version)
31_ YOUTH LAGOON - Third Dystopia
32_ RED CALVARY - At winter's end
33_ LOCAL CHANNEL - Paths
34_ ENTERTAINMENT FOR THE BRAINDEAD - Collision