sábado, 24 de agosto de 2013
jueves, 22 de agosto de 2013
CANCIONES QUE NOS SALVARON LA VIDA #4: TRIÁNGULOS AMOROSOS_ Blue Flower
Eran noches de
Verano, las mismas noches con sus mismos abrasadores días luminosos
y despejados. En las que bien caída la noche el amparo de los mantos
estelares y el perfil difuminado de la hermosa Luna llena por la
calima, nos empujaba a salir como licántropos hambrientos de carne
humana.
Era una enorme casona
modernista a las afueras de la ciudad; de apariencia abandonada por
las trepadoras que desdibujaban los detalles de la fachada, sus
ventanales enormes, las viejas vidrieras con aguas que deformaban
las figuras humanas como fantasmales espectros. Y un jardín trasero,
donde cada noche de Agosto nos reuníamos las almas más
desorientadas de la enorme ciudad. Desolada por la fuga migratoria de
sus habitantes hacia playas prometidas.
La mayoría éramos
asiduos, pero pese a eso no nos conocíamos: La relación aséptica
con los camareros, la mano anónima que seleccionaba la suave música
que sonaba cada noche, y las conversaciones apagadas como un susurro,
mejor así; lo más parecido a un oasis de ficción. Abstracción y
frescor vegetal como antídoto al tumulto que el resto del año
reinaba en la urbe.
Ella tímida y
discreta, en su discreción desprendía un encanto resplandeciente e
hipnótico que me impedía dejar de observarla. Hacía como si mirara
distraído a cualquier detalle del jardín, pero en realidad eran
meras excusas para observarla con detalle.
No sabría determinar
con exactitud cuando crucemos las primeras palabras, solo que a
partir de entonces nació una relación tan intensa como enfermiza
por las ondulaciones melodiosas de su torso: La recorría una y otra
vez sin llegar a empacharme jamás disfrutando de sus montañas y
valles profundos, por los que vagaba encantado con el paisaje de su
orografía cambiante.
Al cabo del año
estrechado más aun nuestro idilio conocí a su hermana. Más joven
que ella aunque no mucho, eso sí, radicalmente opuesta en carácter
y atractivo. Si una era dulce, discreta, y ritual en la ceremonia del
cortejo. Su hermana pequeña era directa y terriblemente erógena en
su aparente y despreocupada forma de actuar, desconcertante diría
más. Tan desordenada en las apariencias que irradiaba sexualidad por
doquier, era esa otra forma de reivindicar su belleza abrumadora la
que hacía que no necesitase de insinuaciones inútiles para
seducirte, directamente te intimidaba.
Por muchos años tuve
el corazón dividido, amaba sin titubeos a la delicada Circe por su
fragilidad abrumadora, pero me sentía terriblemente perturbado por
la insinuadora Persífae. Era una bondad y una maldad tan
contradictoria, por la que me pasé años preguntándome el porqué
de esa misteriosa y perversa atracción.
Descubrirla se
convirtió en una especie de obsesión esencial, para entender los
sentimientos que despertaban ambas en mi. Y no fue hasta pasados
muchos, años en los que nuestra atracción sufrió de caricias y
envites, de provocaciones y rechazos. En definitiva, una relación
que se parecía más a un juego de forcejeo, que a un idilio amoroso;
hasta que por fin acabé por descubrir de donde venía tan morbosa
reacción.
Su madre, la de
aquellas dos almas tan distintas, me abrió una tarde la puerta. Y
allí en el umbral de su casa se me clavaron las palabras; un hola
balbuceado y entrecortado que dio paso a una sonrisa forzosa de
timidez total. Una pequeña y frágil señora de ojos rasgados y
melancólicos, con el arte y mirada de una Mantis religiosa.
Aquel día no solo
descubrí donde recaía mi verdadera atracción por aquellos
encantos femeninos, si no que además me encontré con una DAGMAR
KRAUSE longeva tanto en sus inicios de parte del Avant Pop
transhumante de la Germano Británica banda SLAPP HAPPY, como en sus
posteriores y portentosos proyectos artísticos.
Lo cierto es que
fueron dos canciones como pudieron ser las tres mujeres que se
escondían tras ellas. Las dos primeras conocidas por los asiduos a
cadencias brumosas, la tercera surgida de los estratos rocosos de la
música fosilizada en el brusco cambio climático que sacudió los
70. SLAPP HAPPY fue una curiosa banda formada por un trío de
dimensiones contrastadas: Un gigantón Anthony Moore (Pink Floyd,
Henry Cow), de origen Inglés. El estadounidense Peter Blegvad (Henry
Cow, The Lodge) y mi adorada Dagmar Krause Alemana de nacimiento
Su trayectoria
giratoria que los llevó de Hamburgo, donde el mercado era
prácticamente inexistente; hasta el Reino Unido. Donde se
disolvieron tal y como nacieron, sin hacer prácticamente ruido.
En sus cortos tres
años de carrera dejaron a su paso tres discos tan distintos y
enigmáticos, como el encontronazo de su existencia en mi
rocambolesca historia de amor y desamor. “Sort of Slapp Happy/1972”
su trabajo de debut al frente de Polydor Alemania y grabado en
compañía de dos de los principales miembros de FAUST (Banda de
Krautrock Alemana 1971/2011), contenía esa hermosa BLUE FLOWER que
trianguló con maestría en esa ondonada desconocida de mi corazón..
Un tema y un disco
curioso por su apariencia de Folk caleidoscópico que se descomponía
en cristales de Art Rock, Psicodelia, Glam, y sobretodo de un POP
sencillamente germinal para aquellos años. Como suele pasar en esos
casos, Sort Of.. no tuvo éxito; sin acabar de averiguar si su
fórmula intentaba investigar en tan diferentes aspectos de la música
que se desvanecía en efectividad, o si fue su negativa de actuar en
directo la que les hizo fracasar en ese lúcido comienzo. El caso es
que de sus doce cortes se pueden extraer, además de la atemporalidad
de “Blue Flower”, un repertorio bien amplio de incómodas y
magnéticas joyas.
“Just a
Conversation” podría haber corrido la misma suerte que “Blue
Flower”, dos canciones que hacen grande la magia de la música en
detrimento del tiempo. Los Wah wah de la guitarra que A. Moore colocó
ahí como contrapunto a una todavía virginal voz de Dagmar, quien
parecía querer cantar pulmón abierto a la libertad ideológica de
la música. El Rock Glamuroso en homenaje decidido a Marc Bolan de
“Paradise Express”; con el Saxofón de Gunter Wünsthoff
dibujando abstracciones en ella misma, y así como de manera más
balsámica en la preciosa “I all Alone”.
Sort Of... contiene
pasajes que apuntan a un destino experimental, Avant-Rock o Pop
futuro, como podrían ser los de “I got Evil”, “Tutankhamun”
o “Mono Plane” en manos de las voces masculinas. Pero cuando
Dagmar Krause entra a escena señores míos, el disco de debut de
Slapp Happy es decididamente una tormenta cumulosa de auténtico POP
sin caducidad posible.
Una obra que acabó
sepultada como el recuerdo de tan infames bellezas. Hay noches que me
solivianto y salto con convulsiones que me surgen del estómago y me
rompen el espinazo, pero la mayoría cabalgo a lomos del recuerdo; es
una sensación rara de excitación dolorosa que se muda de traje como
las serpientes, pero que siempre siempre me recuerda lo ingrata que
es la vida.
lunes, 19 de agosto de 2013
SANDRONE BARBERA D'ALBA 2009
D.O: Piamonte
Bodega: Sandrone Luciano (Barolo/Italia)
Graduación: 14%
Crianza: 12 meses en barrica de Roble Francés, 50% nueva
Uvas: Barbera
Temperatura de servicio: 16
gradosPrecio aprox. 22 Euros
Si los astros nos son
favorables, pues aunque no supersticioso, nunca he gustado de dar por
echo algo todavía no vivido. Volveremos a cruzar la cadena Pirenaica
para perdernos durante unos días fuera de nuestro territorio
cotidiano y de manera consecutiva en los parajes Transalpinos de
Italia.
Dicen de quien sufre
el aguijonazo de tan anárquico y peculiar país, que nunca volverá
a ser quien fue ni a mirar a un Italiano de la misma manera que lo
hizo antes después de visitarlo.
Y yo que no me
considero docto, ni en éste ni en cualquier otro campo, ¿que puedo
decir ante tal requiebro de inspiración momentáneo? Que no se si
hay algo que sea cierto al 100% en esta vida, pero Italia tiene algo
que atrapa, de eso no cabe duda (y no voy a ser yo el que recite los
encantos variables según quien); dios me libre con lo que aun me
queda por ver antes de mi huida!!
De sus gentes quedé
encantado por motivos laborales que me llevaron a ese país por
simple casualidad. Y de sus vinos prendado, simple y llanamente por
desconocimiento absoluto no se si me entienden; porque podemos creer
por prejuicios infundados que lo sabemos todo pero... ¿y cuando
estamos deseosos de volver a revivir la curiosidad de un niño? Ante
eso no hay peros que valgan, la vida como se dice son cuatro días
y... ¿que hay más maravilloso en la vida que partir de cero en cada
uno de nuestros actos? Sinceramente creo que nada. No hay nada más
sano que experimentar con ignorancia lo que nos hace geniales a los
humanos, nuestras distintas particularidades.
Los Amarone de
Valpolicella marcaron un punto de inflexión y de partida en lo que
se refiere a probar cosas sorprendentemente distintas y en el caso
que ahora me ocupa, el de la zona del Piamonte (Barolos, Barbera ,
Nubbiolos etc etc) otro igualmente excitante.
Cierto es que la poca
difusión y los precios elevados, son una traba con la que hay que
contar: Difícilmente encontraremos tintos por debajo de los 20
euros, que nos hagan el peso; si los comparamos con los vinos que por
ese precio se producen en España. Pero ese es un debate absurdo que
no nos llevará a ningún sitio: Cada uno es muy dueño de cerrarse o
abrirse puertas. Lo que no atiende a discusiones, es que aunque sea
por una vez en la vida uno debería probar y que sus sentidos
decidan.
Por suerte hay uno
que goza de una distribución y precio aceptable en nuestro país, y
los vinos de Sandrone Luciano y por extensión aquel que vinifica con
la uva Barbera, son la excepción que confirma la regla.
Una bodega familiar
relativamente joven si la comparamos con la de los Barolos austeros
de más renombre, pero que tiene tras de si a un viticultor con
auténtica solera. Sandrone Luciano creció sabiamente a las órdenes
de Marchesi di Barolo (una de las bodegas más antiguas del Piamonte)
como jefe de bodega, y ahora crea en Barolo los suyos propios junto a
su hijo y la familia al completo. Con una filosofía que pone tierra
de por medio en ese debate constate sobre los vinos Italianos
(llamados austeros), y las nuevas generaciones que intentan forzar un
giro hacia nuevos y más accesibles mercados.
Para mi que no
dispongo de un presupuesto bollante a la hora de abrir esas puertas
de las que hablaba. Ni experiencia en vinos Italianos como para dar
lecciones a nadie.
Comenzar con un
Barolo elaborado con Barbera, es toda una aventura que espero con
suerte ampliar en breve con este viaje del que os mencionaba. No será
una estancia lo suficientemente larga para instruir nuestro espíritu,
puesto que mis vástagos todavía no están para vacaciones
enológicas. Pero haremos un alto en el camino en Rocca Grimalda,
antes de descender hacia Bolognia; lo que por cercanía nos dejará
contemplar los valles que se ocultan tras la cadena montañosa de
separa la serpenteante carretera costera (San Remo, Arenzano,
Genova), del interior del Piamonte (Cuneo, Alba, Asti). Lo breve
bueno, dos veces bueno.
Y que mejor manera
que abrir un prefacio de cara al viaje que con un Sandrone D'Alba del
2009, descorchado el pasado Viernes en la última celebración
familiar.
Un tinto Italiano que
recupera la uva originaria y más ruda del Piamonte, aquella que
ayudó a coger aire a la zona, tras la plaga de la Filoxera; para
elaborar un vino que aúna tradición y modernidad. Un vino que pule
la astringencia de sus taninos hasta convertirlo en puro caramelo,
sin por ello tener que renunciar al carácter y a la personalidad que
éstas mismas dotan a sus caldos, de esa interesante evolución para
el envejecimiento.
Este Barbera es junto
al de otras pequeñas bodegas familiares (Giuseppe Rinaldi, Vietti, o
las de los Hnos. Conterno), un monovarietal que suma a la zona de
Barolo un interesante espectro donde remangarse sin temor a
hipotecarnos ni temer por su relación C/P. Y por lo tanto una
tentación irresistible para cogerle el pulso a los vinos del
Noroeste Italiano.
Su color
inconfundible de púrpura intenso nos presenta credenciales con tan
solo observar los restos del corcho. Efectivamente es su imponente
voluptuosidad y densidad la que primero impresionan al acercar la
nariz a la copa, como casi todos los tintos del Norte Italiano. Hay
que darles tiempo, botella, y aire para que comiencen a mostrar sus
ocultos encantos (sobretodo abrirlos con mucho tiempo).
Aparecen notas del
alcohol, para dar paso a las Guindas licorosas, al azúcar
presente... y la cosa va tomando cuerpo: Tostados, Cassis, pimienta
fresca, Clavo, mucha Vainilla; en el horizonte se atisba la madera,
pero no una madera invasora si no un toque de estancia histórica.
Su boca sin embargo,
en contra de lo que se pueda presentir es fácil, fresca y ligera. Se
pueden respirar por el paladar algunos mentolados que se entremezclan
con el cacao amargo, en un after eight goloso y muy largo: Madroños,
Moras, Frambuesas... final floral a violetas, muy floral. Tanto que
al consumir la copa y acercar de nuevo la nariz para recobrar su
recuerdo, podemos usarlo como Adormidera en su residuo balsámico y
perfumado.
Un vino tan bien
estructurado y arrebatador, que nos predispone con sus encantos a
ilustrarnos con vehemencia a lo que pueda devenir. Tan generoso en
expectativas culinarias que ni tan siquiera nos exige un maridaje
riguroso, no que va; uno en un arrebato de locura , puede apartar de
un manotazo lo que está sobre la mesa y beberlo como copa. Eso sí,
no sean egoístas y compártanlo.
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