domingo, 16 de agosto de 2015

CON LA MÚSICA A OTRA PARTE!! LAST PLAY, LAST SUMMER #CAP.2



Ayer subí a la azotea, a tender la última colada antes de cargar bártulos a partir hacia tierras Trasalpinas. Me acosté anoche cegado por un flash de memorias dominantes, y llené compulsivamente de sábanas la lavadora: Metí una postura de jabón puro con flores blancas secas, romero fresco, albahaca y espliego. Un mejunje que se me antojó, macerado durante todo el día en agua de rocío. La que se condensaba en la claraboya del patio de luces.
Fue una mañana diáfana. Corría una estupenda brisa, y el gorgojeo de los gorriones en celo era la mejor ofrenda posible al osario de Cuqui Savigné: Allí, extendida en las losas teja del terrado, como una santa y casta. Cerré los ojos por un instante e inspiré controlando el caudal, el volumen y hasta rumor del torax. Era diferente, la mañana olía diferente, el silencio sonaba diferente y su presencia allí. Como esos pasos que desde entonces, me despiertan por la noche deambulando piso arriba piso abajo. Inundando cada rincón con el humo de su alma.
A cambio, para inmortalizar su perpetuo hito -la devuelta de las canciones a esa, mi azotea tórrida-, los rechonchos gorriones, habían anidado en las cuencas de su calavera. Otros, aleteando con fuerza, espantaron sus cenizas y las suplieron por el ondear de las sábanas y el frescor de la pócima. Yo, en cambio, con el pasar de los días y la consumación de la semana. Estoy ya a Martes y me cuesta horrores escribir algo con sustancia. Siguen pasando los días. Solo cuento cada día que pasa y casi que me importa un rábano en qué invertirlo: Tareas de trabajo, me da igual si duras o maduras, mosquitos que te despiertan de un mal sueño, más horas, sueño que te oxida las pupilas y cuartea el ceño, madrugones con la ciudad ya por fin desierta y deshabitada.
Repasar el itinerario y poner al día el GPS, escribir un poco más... ah!! alimentarme y beber (vino a poder ser). Así, puedo llegar sin estar, al día de la partida: Cinco de la mañana, café cargado, maletas y noche cerrada... mil y pico kilómetros por delante.
En casa poco: Tres cactus que piden poco para subsistir y otra Playlist más para poner música al viaje, y a quien quiera hincarle el diente. Ahí va, entre tanta canción claro, se me olvidaba. También obras donde depositar las horas muertas de este verano agónico. Curar articulaciones y mis huesos que como los de Cuqui Savignè, se resienten de las obligaciones. Esto no, esto es puro placer... placer carnal.



El rastro que dejan como el expolio de parajes, las canciones... Unas notas de piano que gotean sobre la conciencia cuando ALEX BUREY lo acaricia. Es todo ello como una invitación con forma de despedida; así empieza esta compilación. Con la premeditación y la alevosía de un joven Londinense, que a lo largo de este año nos ha ido desangrando melancólicas monodosis de plasma. Gota a gota cruelmente, hasta dar de bruces con “Come Over”: Una invitación tentadora hasta el día que se decida a regalarnos un manojo; un gran disco.
De mientras me consuelo en mi trasiego diario hacia el trabajo, desmigajando lo que para mi, y hasta el momento, es el disco más balsámico de este año, el:

PRIMROSE GREEN de RYLEY WALKER

Un conjunto de canciones frondosas y ramificadas que ahora ya, al cabo de sucesivas e interminables audiciones, parecen estar destinadas a acompañarme por la sinuosas carreteras del Piamonte la próxima semana. Las escucho y entornando los ojos puedo incluso confundir mi trayecto laboral, en perdidas y sonámbulas escapadas nocturnas por entre las viñas trepadoras de Monferrato.
De entre sus tallos verdes brotan y florecen yemas nuevas que se confunden con lo antiguo de su esencia: Folkrock de raíces profundas que quiebran las losas lapidarias para que corra el aire fresco, y con mucha elegancia se apareen con el Jazz, el Rock ácido y psicodélico, o incluso el Soul más taciturno. Todo bien ensortijado como una madeja donde las cuerdas de su guitarra llevan la batuta. Puede en un primer momento dar la sensación de que solo es el Folk Barroco de Bert Jansch el que marca el tempo del disco; el sonido acústico del trabajo así lo sugiere. Pero allí en lo hondo, de dentro hacia fuera, poco a poco se va deshilachando y a uno le pueden venir tranquilamente infinidad de referencias: Los malogrados Days of the New al escuchar “Sweet Satisfaction”. Tan lícito como volver la cabeza hacia el pasado porque claro, es evidente que todo vino de mucho antes.
En cualquier caso lo que Ryley Walker hace en este disco, es coger el soporte del Folk y trabajarlo de infinidad de maneras y formas, sin complejos y con una sensibilidad infinita brutal.
Por eso, ya es fácil empezar con “Primrose Rose” a modo de aperitivo para abrir boca, y alucinar con esa sensación de polvo, tejidos y paja en suspensión. Pensar de inmediato en Nick Drake y a otra cosa mariposa cuando le sucede “Summer Dress” y piensas en Ray Mazarek o es “Same Minds” la que te lleva estados más negros. Todo se conecta increíblemente por las cuerdas de nylon y alambre, incluso cuando la instrumental “Griffih Buck's Blues” nos lleva más hacia al folklore. O sencillamente flipar con el modo con el que combina multitud de paisajes sonoros (jazz, oriental, progresiva, folk...) y pare “Love Can be Cruel”; otra genialidad más de este disco.

Pasada la mitad del disco, todo fluye como el curso de un arroyo de montaña: Caprichoso, entre juncos que se flexionan como los quiebros y desniveles del terreno. Inmensa y tan grande como la naturalidad de su ejecución “On the Banks of the Old Kishwaukee”; que crece al unísono. Y que junto a “The High Road” y “All Kinds of You”, son algunas de las piezas menos obvias y que más detalles esconden tras su aparente normalidad. Un disco éste de mimbres y bordados, para enredarse por sus entretelas y acariciar su tacto rugoso. De esos que curiosamente habitan y sobrevivirán sin duda, en estos inhóspitos y yermos tiempos en los que la abundancia, no siempre es síntoma de riqueza.
Hay otros en cambio, que hacen de su música, algo tan expansivo como los campos de verde trigo. Como es el caso de nuestro amigo:


MIKAL CRONIN y su MCIII

Una continuación con tintes de historia, que avanza imparable sin el remordimiento de quien debiera rendir cuentas a lo pasado. Datado en 2013, cuando con aquel primer tomo de sus muchas aventuras musicales; incluida la de su compinche Ty Segall. Me agarró desde abajo con su PowerPop colorido y radiante, para enmarcar y colocar en el pasillo de los inmortales discos de aquel año.
Su disco, este MCIII -segundo tomo y tercero en su carrera, de lo que por ley debería ser el pop bien parido- es de aquellos para salir en cueros vivos corriendo campo a través; sí, yo así lo siento. Darle cuerda al viejo y betusto Garrard y sentir cuando suena “Turn Around”, el cosquilleo de las espigas en tus nalgas: Esos violines que se han incorporado a las inquietas guitarras de Mikal, le sientan mejor que una cerveza a un sediento; cosquillas y algún picotazo necesario.
Say”, “Gold” o “Ready” beben mucho de sus andanzas en el bajo con su amigo Ty; sobretodo para con el último trabajo del rubio Californiano. Otras tantas explosiones carbónicas, que como esas botellas agitadas hasta hacer de aspersor, no difieren en absoluto de su anterior y menos conocido disco. En realidad no es que los dos sean muy distintos en sonido ni en calidad. Pero si que es verdad que MCIII tiene un nosequé que lo hace más delicioso. Luego tiene esos temas intermedios que modulan la velocidad de crucero del disco: “I've been Loved” o “Alone” saltan con los ojos cerrados y el pecho abierto en canal al acantilado. Una caída libre desde las alturas de Siurana, que le dan a este imprescindible trabajo un preciosismo tan natural y Folky, como eléctrico. Ahí van “Gold” que anuda como nadie lo electrificado con distorsiones, que se cosen con las maderas nobles de su acústica cuando despega “Control”, como un masaje en las parietales. O “Different” con la que puedo ver en la templanza de la noche y las luces difuminadas por la humedad, a Cuqui Savigné vestida de blanco virginal hacia el altar. Un adiós de tristeza placentera para escuchar “Circle” con su pianola mítica y contemplar, ya está.

Y estas cosas son las que ahora en presente con la ropa de trabajo apestando a hierros y taladrinas en la lavadora, despojado del peso de las responsabilidades. Hacen que quien escribe hasta cansar, tenga la mente ya puesta en este tipo de discos. Que como los vinos cargados de taninos fenólicos y metabolitos fotosintéticos, me nutran el interior.
Me parece de bárbaros hablar de algo que me gusta como de un expendedor de barbitúricos en lata. Los sentimientos son algo más, diantres!! Son como cosas vivas que te dan vida; aunque sea a plazos y sin vencimiento. El otro día le contaba a un vecino sordo y ciego la hermosura de THERE'S NO UNDERGROUND de PAPERNUT UNDERGROUND. Un disco de finales del pasado año, que me apareció sin esperarlo tras el fondo de un cajón. Se había colado sí, por el fondo despegado del armario y una noche cantó a grito pelado eso de: “When She Said What She Said”. Algo así como un susurro de Cuqui al oído que te transporta a la suciedad atractiva del garaje despechado de los 70. Ese Pop desordenado hecho a pelo y por el caprichoso antojo de Iam Button (Death in Vegas) y Robert Halcrow (Picturebox). Un disco para enterrarse en él hasta que nos salgan setas de las orejas.


Mi vecino solo me puso cara de Bacalao; entre estupefacción y embobamiento. Le cogí las manos y se las metí entre mis orejas y los auriculares cuando sonaba SOUND & COLOUR de ALABAMA SHAKES, entonces ya lo entendió y sonrió: Brasas que cocinan sin quemar aquello que hace unos años ya nos cebaba como a polluelos. Este año con más mano izquierda, lo hacen igualmente pero con más sustancia. 

Me lo llevé cogido del brazo. Subimos donde la sala de máquinas ronronea a ratos, y me puse a bailar en un anclaje como el de las bobadillas. Creo que gimió algo y comenzó a balancearse con el Surf bacilón de BABEWATCH; que bien lo llevan cuando tocan “Atlas Shroome”. Con THE SUICIDE WESTERN CULTURE recuperó el oído y ya no paró de bailar toda la noche. Se sujetó a la baranda de la terraza para recuperar la vista con el POISON SEASON de DESTROYER, y se sentó a traducir el majestuoso ejercicio de Pop quebradizo: Imposible no entender la grandeza de la música al escuchar este disco, y ver como un disco tan grande como Kaputt/2011, se queda chico al lado de este Poison Season.
Aquí Dan Bejar sabe como nadie separar sus colaboraciones con New Pornographers y seguir construyendo como una hormigita, discos que se presienten inmortales. Aterciopelados, confortables y llenos de pequeñas e inesperadas simas que te llevan a otros tiempos: Aquellos en los que la palabra Pop significaba algo más que un estribillo resultón. Y que Blue Nile convirtieron en corriente artística, en poesía musicada y en literatura bestida de glamuroso chaqué.

A mi vecino Jacinto lo dejé allí, recostado y abrazado al esqueleto de Cuqui Savigné. Besaba su cadáver reluciente cuando la Luna nueva se puso sus gafas de sol, contemplando la tormenta de Perseidas. No solo habla, sino canta. La banda sonora perpetua de este mes de Agosto, deja pistas y salvas casi invisibles sobre un fondo celeste donde rascar con las uñas, descubrir, encantarse... Joan Shelley, Wolf Alice, Calvin Love, Amason, Menace Beach son solo algunos nombres.
El Lunes parto más tranquilo. A mi vecino le he dejado las llaves de casa para que me riegue la Albahaca; más indefensa y escuálida. Que se atiborre de música, el tiempo no es perdido sino pospuesto.
Saludos y no vemos a la vuelta, enjoy!

01 - ALEX BUREY_Come over
02_RYLEY WALKER_Love can be cruel
03_JOAN SHELLEY_First of august
04_PAPERNUT CAMBRIDGE_Rock'roll sunday afternoon city lights
05_JIM O'ROURKE_Half life crisis
06_BABEWATCH_Atlas shroomed
07_CALVIN LOVE_Automaton
08_THE SUICIDE WESTERN CULTURE_Still brething but already dead
09_KNOX HAMILTON_Work it out
10_THEE OH SEES_Turned out light
11_MENACE BEACH_Infinite donut
12_WOLF LIFE_Giant peach
13_AMASON_Algen
14_HOUNDMOUTH_Sedoma
15_FERNANDO ALFARO_La luna aplastada
16_ALABAMA SHAKES_Ginme all your love
17_DESTROYER_Times Squuare
18_MIKAL CRONIN_ii) Gold
19_SWERVEDRIVER_Lone star
20_CROCODILES_The boy is a tramp
21_SUNNY SWEENEY_Second guessing

viernes, 7 de agosto de 2015

LA VIDA POR UNA CANCIÓN_LET'S PLAY, LET'S SWEAT!!





Cuqui Savigné tardó demasiado tiempo en salir de su agujero. Y lo hizo de noche, justo cuando el sol irradiado fuese tan potente, y el contraste térmico con la profundidades tan brutal, que hiciera estallar los acuíferos como géiseres en aspersión. Escarbó con uñas y dientes los terrones resecos. Empujó con el anverso de su alma, hacha o azadón. Y trepó por acometidas, bajantes y tendederos llenos a rebosar de impolutas prendas perfumadas de higiene. Ni rastro de menstruaciones carmesí ni rodales de salitre sudorosos estampados como síndomes.
Se agarró al alfeizar y trepó hasta la azotea buscando un espacio despejado. La luna ahí arriba colgada de un fondo estelar. Y abajo los aullidos de quienes en el silencio de la noche, demandan palabra para cuando el tronío del día los ignora -despedidas a pie de portal, tocan las palmas contenedores de metal, rugen camiones al cargar- Y allí arriba, en el terrado, Cuqui Savigné tapiza de aluminio todo el terrado: Busca señales arriba, en el cielo oscuro o en la claridad de la mañana. Mensajes errantes que desatasquen meses de sordera, años de letargo, días de sueño profundo y mortificados entierros. Baños de luna cerrando los ojos, y esperando otra vez que el incandescente astro vuelva a catalizar los arrullos de las Tórtolas, el trinar de los gorriones o el chirrío de Urracas traviesas, reclamando melodías de soda.

A la mañana siguiente, despuntando la claridad yacía dormida bajo la sombra de cien alambres. Las sábanas del terrado se mecían con esa brisa que solo tu sabes lo poco que duran. Y sobre esos cien alambres, se habían posado de alas negras y picos anaranjados, miles de Estorninos que no traían hambre solo de sesos, sino de música. Canciones aladas de mil razas y especies que atraídas por la radiación del argentado metal, se la comieron viva mientras tarareaba, y ellos, trinaban.
Ahora mismo se han hecho dueñas de la azotea y desde aquí abajo, desde el patio de luces y su acústica cacofónica, se oye el festín allí arriba. Es música celestial. Y aunque lo trágico de la fábula y el chascar de los huesos os erice el bello, a mi, se me antojan marimbas vespertinas.

Aullaba a la luna, a los escotes, y el vacío de mis tripas era el que despertaba cada mañana. Un sometimiento a la abstracción musical fruto del ayuno cognitivo sin remedio a corto plazo #seis meses. Que me ha tenido tan en otro mundo, como al de un seso sorbido y laminado en una bandeja de plata. Hasta que una heroína diera su vida por un montón de salvadoras canciones.
Dicen que después de una experiencia traumática, muchos meses después, el orden de prioridades varía como las estancias de Cube; y quizá sea cierto. Por más que a punto de arrojar la toalla; un poco desesperanzado por la falta de sustancia, de tuétano con la que armar el corazón. Cuqui Savigné se ha encaramado para sacarme de la ciénaga haciendo reclamo de canciones#con sus discos. Cuarenta lo menos, que publicaré a lo largo de estas semanas, antes de que haga las maletas en veinte días en busca de fondos de escritorio con los que expandirme.
En ellas además de buenas canciones, que es un poco de lo que se trata, habrá también miguitas de pan de esas para seguirlas y ahogarse en frondosos discos. No creáis que el ahogo por así decirlo, es de los que sofoca y angustia, no. Dan placer y mucho, aunque sea poco y tarde. Dan para sonorizar un viaje, la asquerosa realidad de nuestro día a día o como yo, para tirarme al monte y soñar.
Que soy muy mucho de sueños, sesteos que no sextetos, y de contemplar panza arriba.
Tomen papel y lápiz...

EZRA FURMAN_PERPETUAL MOTION PEOPLE

A este pendón desorejao le debo parte de mi existencia bloguera. Con su disco de debut junto a The Harpoons “Inside The Human Body”, di mis primeros gateos hace seis años casi en este muro de las lamentaciones. Eran tiempos en los que mi única intención era hablar de música; que cosas ¿no? con lo que se me ha llegado a ir de las manos.
Su cabecera no es casual no, y un detalle superfluo éste, que se resume en tres aspectos vitales: Es el disco que mejor ilustra mi estado de ánimo actual, y por otra... Me encanta retomarlo tras unos cuantos años de olvido, porque es un poco la idea que tengo de la música que acaba calándome (imaginación, desparrame y sustancia con la que deleitarme con el paso de los años). Algo que además comparten ambos discos por muy distintos que sean;y no voy a entrar en pormenorizar del porqué he pasado por alto el resto de su discografía.
Escucho música a borbotones, pero poca es la que aguanta el paso del tiempo. En el caso de Ezra Furman al igual que sería el disco de debut de Violent Femmes, el señero de LA's y otros tantos, su forma inigualable de escupir canciones como gestos naturales, solo se da un ocasiones. Algo que no es ni bueno ni malo, es así, mágico.


Trece canciones malditas como su numero, que coquetean con el Vodevil, el glam y hasta con ciertas reminiscencias del R&B de Nueva Orleans más callejero. Todo ello sazonado con el estilo inconfundible del señor Ezra, donde todo parece improvisado, compulsivo y poco hecho.
Imposible no escuchar “Haunted Head”, y no imaginarse a David Bowie desplegando turbantes en un club nocturno de un crucero de lujo. Recostarse en “Hour of Deepest Need” y no visualizar a un Beck lampiño sobrado de talento. Saltar y volver a saltar en la cama elástica de sus composiciones sin nadar antes en un océano de bolas, de toboganes inflables, y querer repetir hasta vomitar. Perpetual Motion People es un poco así. Como un juego de niños engachoso y viciante: Arranca cacharreando con las pianolas hawaianas de “Restless Year”, y todo parece querer girar entorno a una broma de mal gusto hasta que suena el bajo distorsionado. Pero para cuando se llega al corte 9 -“Body Was Made”-, la sensación de que tras ese torbellino de matasuegras, confeti y collares hawaianos surge algo bastante más serio y salvaje, es evidente.
Como bufan los saxofones madre!! Por el camino fakires e ilusionistas nos atraviesan con espadas y puñales: “Wobbly” tiene ese nudo herbáceo a modo bisagra, donde brotan tanto Punk como Folkrock de raíz. Más de un sesudo se ha quebrado intentando situar a Ezra en un contexto estilístico concreto; recurrir a Gordon Gano es de lo más socorrido. Pero la verdad es que el muchacho, para sus 28 añitos, goza más de la libertad de crear, que de estar por monsergas con las que acuñarse y cercarse.
Tip of a Match” tira campo a través, recurre al Rock cuando le place. O se alimenta de los vientos para crear un ambiente cabaretero o de Mardi Gras, para que exploten de colores “Lousy Connection” o “Can I Sleep in Your Brain”. Cantos a la libertad expresiva totales, capaces de amancillarse con “One Day I will Sin no More” o la preciosa “Watch you go By”, y no sonrojarse con las citas a Bob Dylan, Jonathan Richman o Lou Reed cuando es la idea más que la etiqueta, lo que les conecta. A Ezra Furman desde luego, la sin vergüenza de mostrarse tal y como uno entiende la música y lo teatral; todo junto y sin visillos.
Discos estos como los de Courtney Barnett, Joanna Gruesome, Speedy Ortiz o Rolo Tomassi, encabezados por féminas ellos cuatro. Y que desde primeros de este año, han sido los que han agitado mis días. Son algunos pocos que crujen la monotonía de escuchar cosas que me parecen -y perdonen mi arrogancia- aburridos, estandarizados, y tan bonitos, guapos e indefensos ellos, que me mortifican; sin citar necesariamente.
Que a veces no se trata de estilos, géneros musicales o movidas de actualidad. Solo es que todo parece tan pulido y diseñado para contentar a todo el mundo, que yo, que me considero pelín raro, me aburro como un preadolescente en una reunión familiar y sin móvil.
Cierto es que estos cuatro están conectados por una querencia a la guitarra emborronada, caustica y desaliñada. Aunque a mi sin embargo, me parecen cánticos de avanzadilla, angelicales y hasta de pura ambrosía. Ni tampoco es que se trate de ser un melomaníaco de los 90; como si esto fuera ahora una nueva estirpe. Solo pienso yo, que entre tanto bombardeo y corre que te pillo para no perder la vez. ¿porque no un chup chup a fuego lento y un buen potaje? Con guitarras, con botones o con bemoles.

Bocados a manzanas verdes como los de la banda Galesa Joanna Gruesome. Que se andan descalzos por la inocencia vocal del Pop, y chapotean sin complejos en los cuatro buenos consejos que los viejos nos daban sobre el Punk y el Power Pop. Por allí arriba siempre fueron un poco sinvergüenzas, algo asilvestraos y hechaos pa'lante.
Con una nueva solista (Alanna Mcardle), este quinteto de Cardiff se ponen por montera diez concisas y precisas mojadas. De no más de dos minutos escasos, ahí cumplen con creces con el tiempo necesario de una perfecta melodía de PopPunk, que entre veloz, y duela. No hace falta más, para qué. Es así, ni alargar, experimentar con polvos ni envoltorios de deslumbrante celofán. Que además dan pie a indagar en su anterior disco (Weird Sister/2013); toda una ricura. A mi lo que más me gusta de ellos es ese envoltorio poppy tan frágil y a la vez rasposo que tanto me recuerda a los Boyracer de Sarah Records. Pop a fin de cuentas, con mucho espíritu Punk pero sin esconder su ternura y militancia.

De COURNEY BARNETT se ha escrito largo y tendido; yo no. Pero sí lo hizo mi amigo Johnny, y la verdad es que lo resumió a la perfección aquí. Un disco de una madurez y desparpajo que alivia cualquier congestión de estilos que se repiten, sin aportar mucho más que un tono de móvil. Ella no necesita inventar nada, porque no se trata de eso. Pero sí relee algunos pasajes gloriosos del rock de guitarras americano, para darle otros enfoques y enriquecerlo. Vamos, lo que se debería hacer con cualquier estilo posible, en vez de publicar sin ton ni son para alimentar el hambre consumista de festivales, medios y niños caprichosos.
De todas formas, si me dan a elegir sobre esta hornada de nuevas agitadoras. Yo, que tengo una extraña querencia por las disonancias sonoras; ya saben: Aquellos surrealismos musicales que algunos llaman experimentación, y que para mi son tan solo notas desordenadas que cada uno teje a su manera y en su cabeza, a su antojo. De eso SPEEDY ORTIZ sabe lo suyo, o por lo menos lo lleva a buen puerto en su tercer álbum, “Foil Deer”. Sonoridades que hacen de puente entre el grunge más conceptual y bandas como las Throwing Muses de House Tornado/1988 o los primeros Bettie Serveert. O un paseo equilibrista por un alambre de espino, donde la que abre “Raising State” seduce, a la vez que ya avisa con su aperitivo “Good Neck”. El Lp se retuerce, contorsiona y se oscurece como una amenazante tempestad a medida que avanza. Despuntan a veces refulgentes rayos de luz que se abren paso como “The Graduates” o “My Dead Girl”, entre relampagueantes “Homonovus” o “Swell Content”. U otras más oscuras como “Puffer”; negra y penetrante como los sonidos de Bristol, pero más chirriante e inquietante incluso que sus anteriores trabajos.
Es un disco astilloso hasta herirte ¿difícil de escuchar? En absoluto, si te amamantaste con Sonic Youth, o esos primeros y malavaristas Pavement. 


Eso sí, para cosas pétreas como el calicanto, los Británicos ROLO TOMASSI. De Shefield concretamente, como Pulp ahora... bastante más fieros y Hardcore: This is Hardcore, de verdad de la buena.
El tema escogido para esta compilación es un poco trampantojo; suave parece, duro no es; lo que le acompaña mucho más.
Un disco -Grievances- tremebundo como un megalítico infierno de afonías llevadas al extremo. Y de sangrante noise vocal en dosis pautadas para resistir el envite. Pero sin embargo, con una melodía ciertamente épica que amansa; sí, curioso y extraño. De esas cosas que dan canguelo hasta que asomas la nariz y abres las orejas. Todos esos detalles son los que me han llamado la atención hasta engancharme a su propuesta. Y los que hacen que después de cuatro Lp's hayan alcanzado cierto equilibrio en su sonido: más profundo y calculado. Además tienen una vocalista que tira por tierra cualquier estereotipo del gremio de los compañeros del metal, o de aquellos que se prostituyen con Evanescence #risas(jajaja).
Si esto no va con vosotros también hay curas onirísticas con la vuelta de Carlos Foster (For Stars) tras 11 años de silencio. Un segundo trabajo -Disasters- tejido entre colaboraciones con M. Ward, She & Him o Cake, que roza la divinidad. Referencias al Folk ambiental o espacial de auténtica banda sonora donde Grandaddy, Dakota Suite o Sigur Ros, podrían repartir cartas en el asunto y quedarse tan anchos. Discos como digo yo, que más que un adjetivo estilístico o referencial podrían catalogarse como un estado propiamente dicho.



Para acabar el subrayado de esta primera tangada del verano. No pienso largarme, sin detenerme en los dos últimos discos recomendados en el tablón de destacados del blog. El primero, el de viejos conocidos de la escena de Seattle, reunidos entorno al recurrente nombre de: UNLIKELY FRIENDS (amigos inverosímiles)
Fue a principios de Marzo cuando cayó en mis manos “Golden Telephone”: Una resplandeciente pieza de PowerPop de toda la vida, de aquellas que no tienen fecha. Un mes después publicaban en Jigsaw records, SOLID GOLD COWBOYS; un esperado disco de debut, sin más pretensión que el divertimento.
Desde entonces no he dejado de alucinar con este disco, in crescendo. Desde la primera escucha y ese aire neófito que le dan a sus canciones de exoesqueleto tradicional (estrofa, riff, estribillo, coros). Hasta la mecánica inmediatez con la que dan cuerda a esta especie de juguete, que tanto me recuerda al diabólico tambor electrónico que le regalaron a mi hijo de dos años: Un engendro del diablo al que jamás se le acabaron las pilas ni la energía para escupir melodías infecciosas y pegadizas, a cada golpe nervioso del pequeñajo.

Unlikely Friends son algo así: Básicos, parcos y con un sentido de la practicidad tan estupendamente profano, que ruboriza. Pero sobradamente iluminados para confeccionar en escasos dos minutos, Pop infalible de aquel que todo el mundo cree saber la fórmula pero pocos los sembrados que la llevan a buen puerto. Todos hablan del PowerPop como el remedio a la incapacidad de quien no da más de si. Nadie capaz de admitir la dependencia a los cuatro acordes perfectos de Woody Holly, Ramones en la alta alcurnia de la filigrana. Pero... aunque todo se engalane y se travista con el relevo generacional y el paso de las décadas; hay algo que nunca cambiará: El Pop, no cualquiera, el que brilla como metal precioso. Ese nunca nos dejará en la estacada.
Pegar la oreja a las vías y escuchar el columpiarse, el balanceo de las cuerdas en “Satellite Station”. Uff, me vienen tantas cosas a la cabeza... The Smiths, Teenage Fanclub, They Might be Giants. Tienen esa impronta de Daniel Johnston, por lo menos su idea de cantar lo que sienten de verdad. “Please Lorraine” te echa a volar, las guitarras marchan en escuadra, del brazo. Sucede que cuando hincan estandarte en lo alto de la loma con “Soft Reputation” se encienden las bombillas de la noria, huele a algodón de azúcar, a manzana de caramelo y a sirope. Es tan alarmantemente optimista, que podría ser el starter de todos mis madrugones y el telón de cualquier fin de función.
Para eso “Sunken Eyes” o “Gold Coat Marauders”, en estas todo acaba bien y te besa siempre la chica.


DICK DIVER_ MELBOURNE FLORIDA

Tirando del hilo de la inocencia aquella, donde primaba la idea y no los medios. El mensaje sin distorsiones que lo ahogaran o cambiaran la impresión primera; la que vale.
Eras verdaderas a fin de cuentas, de Pop arponero, desarrapado, de jersey de pico y de fenefa. Si hombre!! donde habitaban enjundiosos más bien tímidos como Go Betweens, The Church o The Bats.
Allí abajo en el pretextato, donde yacientes los recuerdos se entierran en salmuera. Solo se desperezan cuando la edad en un alarde de azar, acude al rescate y se juega a los chinos los mejores y más memorables. Los que van adjuntos a años benditos, noches inolvidables, incluso los que se preservan de manera egoísta por concubinato puro y duro.
Es así la memoria del melómano: interesada y autocomplaciente. Acudir a la trastienda de nuestro cerebro, es como voltear el globo terráqueo y huir despavorido a mundos donde los mandamientos del mercado se los llevó el oleaje. Territorios soñados, inventados e incluso cartografiados a capricho. En los que el paganismo musical rige el día a día de sus pobladores. Hablar de las antípodas es ponerle nombre al exotismo arcano y a la distancia que no se mide, se imagina.

Allí meciéndose en una hamaca que cuelga de dos Nuytsias, se las apañan los Australianos Dick Diver para marcarse un tanto con Melbourne Florida; su tercer disco hasta la fecha. Ni mejor ni peor que los anteriores (Calendar Days ya era la rehostia), pero sí donde afinan mejor la puntería.
Y si lo que antes parecía un Pop escuálido donde se marcaban huesos, vasos sanguíneos y vértebras. Ahora, sin por ello tener que engordar sus castizas cinturas, parecen haber desplegado su colorido collar como los Lagartos King, y ampliado dominios. Eso, o es mi nostalgia la que juega al escondite con sus cadencias tan familiares. La asociación con The Go Betweens no es casual. Ellos elevaron la inferioridad de condiciones a algo brillante, sin tener que vender su alma al orden pretoriano de las tendencias; Dick Diver tampoco.
Si tiramos unas líneas y conectamos algunas de las bandas llegadas de allí, de Australia. Las que en los últimos años me han renovado la sabia: Twerps, Lower Plenty, Popstrangers, The Drones... la mayoría comparten unas ideas que se escapan del mero estilo. Refugios subterráneos que recorren la misma ciudad pero desde otra perspectiva. Pop que busca los pliegues que no el terso bronceado de mantequilla, las cabañas de la playa en vez de las terrazas, y que huye de los paseos comerciales como alma que el diablo lleva a perderse por callejuelas. Una simple presión en el Play y suena “Wastle de Alphabet”, me encanta esta estrofa -
When we makeup, in your makeup
I start to laugh, I'm mister natural
I fluff your TV at night,
You got a hard, hard bed,
say their names, say their names,
waste the alphabet
Un despegue que juega al despiste, a maquillaje y rimel corrido. Melbourne Florida tiene trucos por doquier, fruto de los años de aprendizaje. Filtran por las rendijas del Dunedin ochentero, un temario Pop accidentado. Cuando alcanzas “Year in Pictures”, te derrites: Aquí, igual que con “Blue Time” y “Private Number” no son casuales las remembranzas a la banda de Robert Foster y Grant McLennan. No se trata de parecidos razonables, solo de pulso.
Se pasea por salón, fantasmal, translúcido, el tío Lou. Suena “Boomer Class”, rebobinas y vuelves a deleitarte con esa guitarra cristalina de “Private”, las notas como gotas del piano y el rugoso saxo tapizando el fondo.
En primeras escuchas puede parecer terriblemente Pop, en ocasiones frágil; esa voz de Stephanie lo consigue. Los sintes de corte retro de “Competition”, o ese caminar patoso y en ocasiones tranquilo, dan una impresión que no luce los atractivos de las top model. Insistiendo crece, se ramifica.
El último disco de este cuarteto de Victoria se brota peligrosamente según se riega; le pasa algo parecido como al de Happyness: No es cuestión de dificultad, sino de dejar que vaya creciendo, es peligroso, lo aseguro. Pequeños himnos como “Tearing the Posters Down” lo son, porque como esos minúsculos pioneros de la New Wave: La melodía, armonías y las cadencias se esconden y aparecen de repente sin forzarlas. Naturales como el viento que baja de la montaña y se empapa con el sudor de los árboles.
BUEN VERANO, MEJOR MÚSICA.

A lot of movies, and television

Changing the life, things at a time

More than the haircuts, more than the style

Hey empty wet streets, hey all that stuff



Eleanor walks across the set

Says why this part, why this part, why this part of anywhere?



Blue time



If I was China, if I was Spain

All their monuments, and slang that's not slang

All of the weather, all of the time

Cars in the rivers, and the rivers in the cars



Waiting at the lights, I'm laughing in my head

You can go your own way, they never did

Why this body, why this time?

Why this part, why this part, why this part



2008, with what's her name

Keys forgotten in the lock

We become our fans, ruined to it

You become your voicemail voice



Blue time



You're fucked probably

Now we're totally zone or no zone

Go or don't go

Take it from me, take it from me

Zone or no zone
Blue Time


01_CARLOS FOSTER_Outdoor Miner
02_TORUL_All
03_DRESSMAKER_Love
04_JOANNA GRUESSOME_Last Year
05_SHEER MAG_What You Want
06_ALPHATRA_La Fuite
07_Mc McCAUGHAN_Barely There
08_PORCELAIN RAFT_All in my Head
09_WILD PARTY_Outright
10_SPEEDY ORTIZ_Raising the Skate
11_OWN BOO_Without A trace
12_UNLIKELY FRIENDS_Satellite Station
13_SHINES_Spent Youth
14_GIRL BAND_Lawman
15_BRONCHO_I Don't really want to be soccial
16_DICK DIVER_Tearing the posters down
17_PINKSHINYULTRABLAST_Metamorphosis
18_DRESSMAKER_Another Love
19_ROLO TOMASSI_Opalescent
20_EZRA FURMAN_Hour of deepest need

domingo, 26 de julio de 2015

FERNANDO ALFARO, su SAINT_MALO, Y LAS PERIPECIAS EN CAN SUMARRO 2015: (FERNANDO ALFARO, LA BIEN QUERIDA Y AMATRIA)

De mi última peregrinación el pasado Viernes 10 a los Jardines de Can Sumarro, a raíz de la 13ª edición del Petit Format que organiza el mítico Depo Club de L'Hospitalet. Debería, #en condicional, pues como sabéis los que os pasáis por aquí, la premura y la puntualidad nos son ninguna de mis virtudes. Haber publicado hace ya unos días, algo parecido a una crónica ágil, detallada e incluso breve.
La propagación sin embargo, de eso que por aquí llaman xafogor y sus consecuencias #ese líquido untuoso y pegajoso que nos adhiere al sofá, como los mocos a los dedos. Ha hecho que aquí, el menda lerenda. Dedicase todo el fin de semana a ver pasar el minutero, como quien se encanta con esa mosca circundando alrededor de la lámpara. No me justifico no, si acaso me proclamo con orgullo y vehemencia, poco dado a las obligaciones. E incluso aplicado en eso de gestionar la energía; la que dicen provoca el sudor y el calentamiento global, esa.
En contrapartida os compensaré. Y aprovecharé para explayarme con uno de los discos que mejor ilustra y justifica mi tan constante decúbito supino: La vuelta a casa de Fernando Alfaro y su humeante SAINT-MALO.


Se que suena a excusa, de verdad. Pero sospecho que la dichosa crónica con tintes en un telegrama -stop- donde las inclemencias climatológicas, el gentío y mis manías -stop- acabarán llevándose un protagonismo que no se merecen -stop-.
Y no es que la distancia de mi casa al sarao sea el primer de los escollos; con tal de escaparme de este agujero que es mi pueblo, lo que sea: Tener que ponerme en manos de un artilugio para que me guíe, pues si me llevan de la mano jamás memorizo el camino. Comerme un tentempié mientras manejo para no caer en desmallo. Y llegar a las nueve tocadas, para comprobar que los horarios de la web se los han pasado por los webs. (Constatar que el motivo principal de mi peregrinación está empezado o casi concluso) #eso, lo dejo entre paréntesis para dar constancia de mi berrinche sin necesidad de montar un numerito. Y bueno qué, los momentos son por así decirlo: como trozos que de prestado nos da la vida, se comen o se dejan; como las lentejas. Así que sin más, sorteando con movimientos camaleónicos al personal y dando fe del popular dicho: “tienes más peligro que un escalón de Can Sumarro”. Me acerqué para devorar los cuatro últimos temas de Fernando.
Visto con los verdes focos que lo iluminaban mientras tocaba un tema de su último trabajo, guitarra al ristre. Pensé por un momento que se había aparecido allí, todo pintado de verde: cara, brazos, camisa... Sonó Fuerte y cualquier disgusto se disipó, así es, era el Increíble Hulk; más domado, pero igual de lúcido que siempre. Un bocado de esos que te dejan con la miel en los labios; que se le va a hacer.

La suerte es que salir y despejarse no solo vive de conciertos, también de ver, charlar y conocer gente; una cuenta pendiente que tengo desde chico y mi insufrible autismo infantil. Volver a ver a la autora perdida de Music Rules Our World, Marta, y saber de su vida. Cosas que uno hace cada vez más de tarde en tarde, que te conectan y desconectan, y que como pasajeros de un tren nos hace variar de itinerarios.
En cualquier caso la vida pasa a toda velocidad, y no es cuestión querer detener el tiempo por más que nos aferramos.
Nos hacemos grandes como Fernando Alfaro y sus canciones. Al fin y al cabo hemos envejecido con ellas, y eso mola. Sí mola. Justo el adjetivo que merece.

Empezaron al rato LA BIEN QUERIDA; otra artista que me tiene robado el corazón. Y yo, más pendiente de Fernando recogiendo sus bártulos, que de Ana Fernández (la Bilbaina) y David Rodrigez (el catalán) de Beef y La Estrella de David. Un set semiacústico por así decirlo, donde la voz Ana fue la dominante por encima de cualquier instrumentación posible. Va sobrada, y aunque sus canciones de despecho no nos dejen bien parados, nos atraen como la mantis al lecho conyugal: Un masoquismo visceral que nos atrapa en una tela de araña con aires de andamiaje funcional y práctico. Lo justo para armar una estructura musical por donde se filtran corrientes que beben del romancero más folklórico, como del pop sesentero a lo Jane Birkin o el de Jeanette. Un disco, el de “Premeditación, alevosía y Nocturnidad/2015” que aún perdiendo ese punto más bailable y arrabalero de “Ceremonia/2011”, parece haber sido confeccionado para escucharlo con más atención y profundidad.
En clave acústica la verdad es que funcionó bastante bien, pues la carcasa al desnudo de sus canciones en realidad son puro Pop de autor. Luego están las bases electrónicas tan bien gestionadas por David, que aunque en directo le jugasen alguna mala pasada, lo solventaron con bastante honor.
Son canciones que pueden enfocarse de mil maneras y eso pasa principalmente porque Ana domina su medio -la voz- de manera impecable; algo siesa, pero siempre con el tono adecuado. Muchos descarriados por allí que preguntaban de quien se trataba. Y es que canciones como “De momento Abril”. “9.6”, “Luna Nueva” o “Muero de Amor” son de aquellas que irradian un tono electropop naiff que bien podrían beber del folklore más tradicional de nuestro país.

Acabado el set de La Bien Querida, y con el manto casi bucólico de su tonadillas más acústicas flotando todavía en el atardecer.
Cuando la luz se echaba ya a dormir. Y las criaturas de la noche (mosquitos, moscones y moscardones) zumban que te zumban hasta adherirse a la peguntosa piel. Para qué maldecir el clima, si ahí están los saciantes mojitos del Depo -eso si les hizo ganar puntos- hay que reconocerlo. Tanto, que junto a las deliciosas viandas que preparaban en una rulotte próxima, vimos con más lucidez que el cambio de programación, tenía hasta su lógica.

Saltaron sobre el escenario AMATRIA, y pese a no ser santos de mi devoción en momentos puntuales. Cuando despliegan ese sonidero de ritmos Funk, Eurodisco y zangolotinos. A uno no le queda más remedio que bailar.
Tengo que admitir que una banda puede no gustarte desde la perspectiva estilística, prensada y editada. Pero pueden tener mucha actitud sobre el escenario, saber venderse, dar una vuelta más de tuerca a su sonido, y acabar rendido a sus pies; da igual si son las situaciones las que lo precisan.
Pues eso, que a mi plim. Si me hacen bailar y disfrutar, lo demás son neuras para guardar las formas, y que hablen...

SAINT-MALO de ALFARO FERNANDO





Quince días más tarde, ahí queda ya a lo lejos ese vano recuerdo de ahogarte en tu propio sudor. De ver a la chiquellería corretear y hacer el pino a medias mientras te ahogas en tu humo. De calarte los dientes con el hielo picado y la menta, y de ver a Fernando hacer la fila para cenar, como los demás.
Ese recuerdo brumoso y neblinoso como esa humedad que emerge junto a la costa cada mañana, es ahora hasta más intenso incluso. Fue esa misma sensación de la eyaculación precoz #sentir el subidón a la vez que la frustración.
Una rara disonancia entre el deseo y el guarda para mañana. Con la única esperanza de que en Octubre pasee con banda este esperado trabajo y yo tenga mejor suerte; no queda otra. De mientras... las escuchas se suceden. No he necesitado muchas la verdad. La primera fue vía streaming y fue un pálpito, aunque no suelo dejarme llevar demasiado por las primeras impresiones; prefiero echar pulsos con sucesivas audiciones.
Pero sería de tontos, no admitir que tras aquel último concierto/regreso de Chucho; ese mismo que hace más de año y medio me giró del revés, me rajó, me cosió, me pespunteó y me sumió en un largo sueño de 12 días. La idea de volver a ver entrar en el estudio a la banda, no se nos pasó a más de uno por la cabeza. Fue un poco de todo: El tema nuevo al cabo de nueve años “Motor de Perro Negro”, ver sobre un escenario a la banda al completo, el cincelado rudo y amable a la vez de todo el temario... Como un aliento de sepulcro casi fantasmal. Y verlos ahí, mejor incluso que las cuatro veces anteriores.
Son ese tipo de bendiciones a las que uno se agarra cuando nada te compensa. Egoísta puede... mejor así.
Digerir las distintas transfiguraciones de Fernando and Co. Como justas evoluciones naturales de la vida y de uno mismo, o las zanjas que vamos tapando por el camino. Quizás sea lo más justo, sin entrar por supuesto en detalles y análisis de forense musical.

La cosa es que después de aceptar “La Vida es Extraña y Rara/2011”, como un disco despellejado, desnudo y cuarteado #Un disco donde las metáforas empíricas que con Surfin' Bichos y Chucho nos alucinaron, parece que se van un poco al garete.
Aquí todo es realidad. De la que se toca, incluso diría más. De la que tal y como hemos madurado con la edad, nos hace más cómplices y hasta protagonistas - Que ya no semos unos niños!!Saint-Malo es como una necesaria resurrección tras unos años de autoenjuiciamiento. Algo así como someterse a un jurado; el de uno propio, que es el más chungo, y superar un mar de dudas a nado y sin bombona de oxígeno.
El caso es que Fernando Alfaro ha salido reforzado. Y me atrevería a decir sin excederme, que es uno de sus mejores trabajos en años; sin subestimar en absoluto el resto. Y en esto no me voy a andar por las ramas y voy a ser franco:
Me parecen por encima de estilos, sonido o texturas las suyas. Unas de las letras más ágiles, directas sin por ello andar escasas de poesía; y refrescantes sobretodo. No las voy a comparar con nada de lo anterior. Si acaso voy a pensar que coge lo mejor de cada época: Lo periférico y subterráneo de Surfin' Bichos, lo sugerente e imaginario de Chucho, y lo autobiográfico de su última etapa. Un disco rebosante de Pop inocentemente feliz, donde lo trágico, melancólico y contemplativo se entrelaza. Dando algo que sin saber bien que es, te acaba dejando un muy buen cuerpo.
Sin estridencias ni las aristas de otros trabajos. Aquí cada cosa suena en su sitio, y con una mesura que hasta diría yo que reconforta y estimula. Lo cual no significa que al escucharlo uno no intente buscar conexiones con el pasado; que las hay.
Pero lo cierto y más agradecido, es que tampoco lo necesita; si lo que queremos es disfrutar de él. No sé, es como el hermano mayor que se fue de casa bien joven, y regresa al cabo de los años con un semblante que se te antoja rejuvenecido pese haber envejecido; ¿me explico?


SAINT_MALO llega en un momento idóneo. Salvador de estos calores que te hunden hasta el fondo de la tierra, buscando humedad, como las raíces. Y nos muestra a un Fernando plácido, contemplativo y aliviado.
Son puede, esas instrumentaciones y voces que se mecen como una vela latina en las corrientes de la costa. Tiene ese aire mediterráneo en cada nota, en las sensaciones que transpira y en el lenguaje de Fernando, mucho más natural y palpable. Se escucha como una travesía cotidiana empujada por la brisa y la marejadilla en plácidos subeybaja. Y desde el primer segundo, cuando echa a rodar “Velero”, sale a flote un efecto liberador que nos acompaña en todo el trayecto.
Saariselká Stroll” con constantes viajes a la infancia palpitante de quien no arrastra demasiado equipaje, o “Tempus Fugit”: Trabalenguas de automatismos que no se explican ni se entienden, pero que a los seguidores de Fernando nos hacen ya de criptogramas que se resuelven al vuelo. La verdad es que con los años, los textos del Albaceteño son cada vez más translúcidos.
Esos tempos contemplativos a los que me refiero, cuando la escucha bien vale salivar, amasar y deglutir. Un arranque donde el balcón marino de Barcelona; su actual residencia. Parece haberle aportado un sentido más diáfano de la vida que se pasa. El Pop omnipresente en esas canciones o en otras como “Bonita fiesta”, se torna crepuscular cuando llega “Me hiere, no me hiere”. Y es verdad, tiene un ritmo parecido al de una historia o incluso al de una vida con sus fases lunares definidas y otras con degradados.
Las intersecciones se suceden, veloces. Suenan pequeños himnos de bolsillo como “Arrancando las vías” para que a nadie se nos olvide que la prosa de Surfin' Bichos sigue indemne. Con “El Ascensor de Herodes” los claros de pop juguetón se alternan con las sombras del arbolado. Aquí vuelve de nuevo esa métrica tan familiar a golpe de impulso ventricular. Letras de una agilidad y brillantez onomatopéyica tan musical, que en verdad, la música tan permeable a las últimas colaboraciones con Joe Crepúsculo, acaba sonando prácticamente testimonial. De echo, es una de los grandes aciertos de este disco.

Pijama de Fantasma” y “La Luna Aplastada” son dos de las gemas de este trabajo; mis preferidas sin duda. Ese tipo de canciones que definen un día cualquiera, y que nos rememoran épocas donde la música salvaba vidas a la deriva. “La Edad Media” apuntilla el oscurantismo que sin embargo a todos nos da luz; toda una autopsia confesional que asusta.
Y que bueno el susto, nos revive y sobrecarga. Un poco cruel, porque no decirlo. Saint-Malo asciende a los cielos lentamente con pequeñas monodosis, nos alza y nos lanza al vacío siempre con bastante delicadeza; como para no hacernos daño. Pero las despedidas ya se sabe, son crueles y por lentas no menos dolorosas. “La Eternidad” la define así: hasta que la muerte nos separe. De novios con actos y entreactos que dosifican esta relación que nos une por las tripas, pero también por el corazón.
Eso fue todo” suena a luces encendidas y a shock de despedida. Acaba la orquesta con un redoble, aplausos y el batiburrillo de público y camareros blandiendo retirada vasos, botellas y cigarrillos.
Y cuando te vas a casa, solo normalmente. Por el camino rememoras y ordenas, nunca lo suficientemente. Para eso está la certeza de que nunca será igual, y también la magia del asunto.

miércoles, 8 de julio de 2015

CONSPIRANDO EN LA PERIFERIA: ESPAI VAPOR 2015: THE WAVE PICTURES/THE SUICIDE WESTERN CULTURE/LUIS LE NUIT DJ SET

 
















Todavía quedan reductos al amparo de las fiestas populares. Trincheras soterradas donde la “plebe” hacemos nuestra la calle, de plazas sorteadas por chiringuitos, habaneras y pasacalles. Allí, los que cambiamos abonos de festivales de verano por tiquets de bebida de gerrilla: (cervezas en lata por 2 euros, o gintonics en baso de plástico), nos damos un chapuzón de frescor nocturno, parrandero y de comunidad.
Que sería de nosotros, pobres supervivientes de las fiestas de barrio, sin esa estrecha convivencia entre vecinos. Ese oteo privilegiado que da la barra metálica, desde donde se diseccionan especies de distinto pelaje, se sofocan incendios; o se provocan según la calentura de la noche.

Que echos como este se den a estas alturas en poblaciones periféricas a espaldas de la gran urbe Barcino, aun tiene más mérito. Y que queden aventureros para confeccionar carteles tan tentadores como el de Espai Vapor de Terrassa y otros que se han dado en Santa Coloma, Hospitalet, Sant Boi o la mismísima Vilanova a tan módico precio, debería de catalogarse como heróicos.
Cierto es que nos quedan aun pasos más arriesgados a la hora de horadar en la subterraniedad. Y sacar a flote aquello que asusta a las modas. Pero aun y así, basta con dar un repaso al cartel de este año y el de posteriores: Fira Fem, Punsetes, Mourn, Triángulo del Amor Bizarro, Capsula, Betunizer, Mee and the Bees... totalmente gratis. Para salivar no?


En estos casos, no es estrictamente necesario estar empadronado, contribuir en el programa de fiestas o conocer a algún lugareño. Las fiestas populares de verano irradian una especie de feromona todavía por determinar. Por la cual, los descarriados nos apareamos por consanguinidad, casualidad encontronazo y amor sonámbulo. O simplemente porque estos hábitats donde las castas modernas desaparecen, solo los buscadores del calor humano copulamos dando a luz amistad, risas y noches para recordar; o quien sabe si para olvidar diluyéndolas en alcohol.
La cosa debió suceder así, puede... El caso es que en vista de que nos perdimos a Wave Pictures en su última visita #hace cuatro meses aprox. Esta ocasión era un “todo o nada” para no dejarla escapar. Las piezas encajaban: Viernes, gratis, a 20 kms. escasos de mi ciudad, y mira tu por donde. Si The Wave Pictures intercedieron para que Johhny (Espacio Woody Jagger) y el que aquí firma, nos conociésemos en persona. La segunda, acabaría por rubricar otra igual de trascendente. La del menda y Xavi Nieto #el anfitrión. ¿Que quien es Xavi Nieto?, a veces amigos, no hacen falta títulos nobiliarios para determinar la grandeza de los individuos. Solo conversaciones bajo el estimulante influjo de la música, la noche y unas copas. Y tomarse la vida como una paleta de colores donde uno puede escoger los básicos, o buscar las tonalidades que se precisen según la creatividad que cada cual.


Noche de muchas muchas risas, de las que no se olvidan. Ya no por lo que allí sucedió, musicalmente hablando. Sino porque además, la situación privilegiada que nos da la edad nos coloca en una perspectiva de espectador única. Allí, en la lejanía, apartados de la melé juvenil para coger carrerilla y diseccionar al personal. Adoremos a la Virgen de los dolores, impartimos clases de socarronería; hasta nos dieron un premio oiga!! Y cuando llego el momento de la trascendencia, con un cubata en la mano y el brazo sobre el hombro; como el maestro EuGénio #ese si lo era. También nos dimos algún que otro garbeo por eso que se le llama: “una vida de padres poco ejemplares”, dicen.
En lo que respecta a la música: buena, variada y fibrada; como ha de ser. Empezaron sobre las 00:20 los Londinenses THE WAVE PICTURES. Banda a la que ya había tenido el gusto de disfrutar en la sala KGB con Johnny, y que también acabó en verborrea. Aquí esta vez, hubo un pequeño punto de inflexión. Y es que aunque es una banda a la que proceso una devoción absoluta, con una trayectoria impecable, sobretodo la de sus últimos cuatro últimos discos. Sobre el escenario y pese a ejecutar con frescura, elasticidad y perfección total todo el repertorio. He de admitir y compartir opinión de Xavi; les falta aquello que uno intuye al escucharlos: Más mala baba, filos, asideros para agarrarse, mugre, teatro... que se yo, actitud vamos. Que sí, que el entorno de unas fiestas beodas y populares, puede que no sea la más complaciente para desplegar todo su arsenal. Que si uno está con la tertulia, el sudor, la relajación, y el público seguramente mucho de él será circunstancial y pasajero. Pero leche!! había una muchachada de no más de 15 años (la mayoría de ellas féminas), que se rompían el alma en primera fila. Hay que estar a las duras y a las maduras y ves, al bueno de Chuck Prophet eso se la suda. Él lo da todo con 20, 40 o 50 espectadores; vamos, que es una química recíproca y ya está. Wave Pictures tiene muy buenas bases, se alimentan de sustratos con pedigrí. Pero como a muchas bandas de ahora, les falta esa escenificación y actitud que les sobraba a Lux Interior, Nick Cave o a Jonathan Richman.

El nivel de variedad y surtido que les dan estos últimos trabajos, tiene para dar y tomar. Más que nada porque su último disco “Great Big Flamingo Burning Moon/2015” les da un plus de R&B y contundencia, necesario para guarnir ese aire vacilón y feliz de su Poprock más saltarín. Así que como era de prever cayeron unas cuantas del mismo, incluyendo la que da nombre al mismo: “A Could Hear the Telephone”, “Frogs sing loudly in the Ditches”, “Sinister Porpose”, “Fake for Fur Pillowcase” o “The Goldfish”, incluso “Green River”; la cover que incluyen de la Creedence Clearwater, bastante apropiada al público que por allí campaba y que se suma a la de Daniel Johnston, “My Life is Starting Over”. “Long Black Cars” también, o “My Head gets Screwed on Tighter” junto a “The West Cauntry”. Canciones que desintoxican un poco lo que se puede entender por un concierto para presentar nuevo disco.
Inciden curiosamente bastante en “City Forgiveness/2013”. Un disco doble como el Beer on The Breakers del 2011, con el que los descubrí. Y que para mi gusto es de lo mejor que han publicado hasta la fecha; más complejo, intimista y poliforme. Tiene joyazas de la talla de “Better to be Loved”, “Chestnut”, o “Shell” y sonaron, además de alguna más. Johnny Helm se salió en esta última; el mejor de la banda con creces. David Tetersall o Grabancito, como lo llamaba mi colega, demasiado destensado él. Y Franic Rozycky el auténtico musculador de la banda, aunque insisto, demasiado estáticos para mi gusto.
Claro que... concierto gratis, que quieres pues. No me quejo lo juro, lo hago por deformación profesional y desde luego, disfruté como un enano.

Un pequeño receso al fondo, en las escaleras, echándonos el humo y una charradeta. Y sobre las dos tocadas los Barceloneses THE SUICIDE WESTERN CULTURE.
A esas alturas de la noche, uno que sale de higos a brevas como el cometa Halley, estaba en ese extraño punto en el que prefiere coger aire, no precipitarse, y ganar fuerzas. Ya sabéis: - Me bebo un cubata?, ¿doy otra calada?, ¿otra cerveza quizás? En fin todo un dilema para aguantar la compostura con estilazo y glamour. Bajamos a primera línea, aproveché para saludar a otro gran amigo – Luis Le Nuit- y su pareja recién llegados para preparar el cierre, y a las trincheras hermanos!! The SWC dieron un conciertazo de aquellos para perder el mundo de vista, toda una sorpresa para un servidor, y contra todo pronóstico.
Ni soy de aquellos que me suelo apuntar a un directo de electrónica; que me gusta, eso sí. Más todavía cuando como los SWC, hurgan el los Loops infinitos, en ese toque cinematográfico de sus montajes, su progresión tan Postrockera, y en esos beats crocantes que nos remontan a los 80/90. Ni tampoco de los que bailan cualquier cosa que me pongan; madurito, pero con dignidad. Ahora, sucede a veces que... o bien se alinean los astros o es que lo hacen bien los jodíos. Y mira que me parece realmente difícil irradiar pasión rockera sobre unos inertes artilugios electrónicos.

Ellos lo hacen: Juanjo Fernández y Miquel Martínez consiguen que sus canciones de carcasa onírica suenen sobre el escenario como un vendaval, muy por encima de su sonido en estudio. Saben mantener ese extraño equilibrio entre al épica de los 80, la elegancia y el oscurantismo. Para estallar cual bigbeat rompedor y rockero. Y ya nos ves ahí a dos estilosos rockergarajeros, dándolo todo como dos criaturicas emperifolladas. Creo incluso, que algún año se evaporó entre tanta muchachada y candor nocturno. Se nos apareció la virgen sí. Descubrimos que el mundo es un pañuelo donde enjugarse el sudor, donde a veces aparecen como la paloma inmaculada de ese mago, amigos por doquier. De los previsibles, o de los que se anuncian como apariciones cuando la noche lo necesita.
Arriba en el púlpito, pasando de rosca CZ-100's y los humeantes ALESIS SR-16, Suicide of Western Culture despiezaban su reciente “Hope Only Brings Pain/2012” y parte de su disco de debut. No pudo faltar “Still Breathing But Already Dead” para celebrar su último gran paso. Ese que nos congratula y emociona, al ver sobre un escenario una joven banda catalana haciendo temblar los cimientos. Y poniendo a la electrónica guerrillera a nivel internacional; algunos todavía no saben lo que se pierden.



Con la noche ya aullando. Y el poco personal que cambió pachangueo y habaneras por el hedonismo más exfoliante, en pie de guerra. Quedaba el difícil papel de cerrar la noche a buen nivel, y para que negarlo. Buena parte de la culpa de que aquí el menda, se dejara seducir por un Viernes/noche, abocado al trasnoche sin freno. Era por supuesto, la sesión de cierre de un gran amigo; LUIS LE NUIT.
Con él he compartido además de noches sin fin y una amistad que se fraguó hace 25 años, con una chapa extraviada y pisoteada del OCEAN RAIN. Algunas de las más incipientes, febriles, y prematuras sesiones, cuando se montaba cualquier fiesta fuere donde fuese. Programas de radio, muchas ferias de discos, conciertos a doquier y los primeros pasitos de FANTÁSTICO CLUB. Ya sabéis, esa pasión musical juvenil que te corre por las venas, y que te empuja a plasmar esas necesitadas compilaciones de cassette en una sesión.
En fin, sarna que no pica por gusto sino por simple pasión de hacer bailar al personal.
Así que para ser sincero, y con los distintos caminos a los que nos ha llevado la vida. No hay forma más grata con la que celebrar reencuentros, con el tiempo y la brevedad que se dan los mismos. Que con una sesión al otro lado del cercado alternativo, que es donde nos solemos mover.


Y es que amigos míos, uno puede tener sus principios inquebrantables. Ser el socio nº1 de la cofradía insufrible de los gourmets musicales más subterráneos y alternativos. Pero cuando la noche clarea y el susodicho decide que una salida espontánea  ha de acabar en efemérides, hay que cerrarla con honor.
Se amontonaron adeptos, eventuales, despistados, curiosos...y Luis Le Nuit cumplió con creces. Más que nada porque no hay mejor premisa a la hora de construir una sesión, que saber leer lo que el público desea después de unos contundentes y abrasivos Suicide of Western Culture. Básicamente bailar como condenados, tal y como reza el logo de la banda.
El vapor transpirado por una calurosa noche de Julio se tornó de repente en una curiosa boira llebrada, y la plaza llegó a imaginarse Vallée Blanche en pleno descenso. Pop estilizado, sintetizado y bailable al 100% que rompe con las sesiones más orfebres a las que nos tiene acostumbrados; por lo menos a mi, que lo veo muy de tarde en tarde. Podría renegar como el abuelo pachín? Pues no digo que no. Pero la edad me ha enseñado que aunque el gusto por la complacencia de escuchar una sesión a la carta siempre esté ahí. Mucho mejor dejarte llevar de la mano, y que te descubran otros escenarios posibles. Hubo petición de rigor, claro que sí!! más por apuestas y ganas de tocarle la pera que por exigencias del guión. Pero The Cramps acabaron sonando junto al Suedehead y a Once In a Lifetime del mítico Remain Lights de Talking Heads. Flotamos, levitamos y batimos las alas con Human Fly, poniendo el lacito a una sesión fresca a rabiar.
Del Pop electrónico errante, a remixes de pedrería que se engarzaban los unos con los otros sin dar respiro al personal. Fluido, dinámico, concentrado como un picapedrero de las mesas que es. Guitarras que planeaban y se deslizaban por beats calibrados al milímetro. Puntos de inflexión vacilones y tan tonificantes como las burbujas del Gin a pie de escenario, cuando Bob Marley y James se solapaban con la barita de Surda. Y echarnos a los tigres aquellos que con impaciencia, queríamos ver a los niños en la cama, o por lo menos dar cabezadas.
El Honbre Mosca zumbó con BZZZZZ... y los presentes, más felices que un chancho en un barrizal. Lo que se dice una noche mu tonta que sí, aunque suene ridículo, nos hace un poco más jóvenes, felices y amigos.................................SALUT!!

miércoles, 1 de julio de 2015

CONCIERTOS DE SOFÁ Y COPITA: KILLING JOKE AT HELLFEST 20/06/2015



Llega la calor, que no el verano, pues esto de los disparos térmicos a las parietales ya no es cuestión solo de estaciones. Y que mejor manera de recuperar una sección “remanguillé” de los inicios blogueros, que con Killing Joke; calentita como el asfalto candente de mi portal.
Los Conciertos de Sofá & Copita son lo máxime de la pereza y holgazanería. Sí amigos, hace mucho calor en la calle, y de rebote en casa. Si alguien ha de salir por obligación para ganarse la perras o hacer un recado, bien aventurado sea. Si tenéis la suerte de tener algún sistema paliativo contra el calor, mal rayo os parta. Y por el contrario, si sois como yo, de los que usáis la táctica de los mamíferos hibernantes para reducir el consumo de energía, y en este caso el consiguiente sudor. ¿para que jugársela habiendo un sofá, un ventilador, una pantalla y una copita, verdad?
Pues ahí están los Londinenses Killing Joke de: Requiem, Love like Blood, Eighties, Money is not our god, Chesboards... Para volver a poner en hora el reloj, y recordar a olvidadizos y desconocedores, lo mucho que deben algunas filigranas de ahora a bandas como Killing Joke, Chameleons, Comsat Angels, Sound, Echo & the Bunnymen, Teardrop Explodes, Psychedelic Furs y una larga lista. Y valga decir que ya no es cuestión de lo mucho que hayan podido inspirar bandas del pasado a bandas del presente. Sobretodo cuando algunos dirán la mucha distancia que los separan, lo que ha cambiado la vida, los contextos sociales y las personas; no los culpo. La esencia no, ni han cambiado los cuatro compases de Buddy Holly y Chuck Berry, ni el Punk emergió de la nada y desde luego, la música de ahora no ha dejado de inspirarse en la misma fórmula mágica del Rock&roll para continuar creciendo.
Por eso siguen habiendo canciones mágicas, sonidos por descubrir, y bandas como Killing Joke. Que sobre un escenario y 36 años más tarde, siguen tensando las cuerdas y musculando sus melodías. Porque eran eso, los hermanos chungos, cachas, broncas y políticamente incorrectos, encargados del trabajo sucio en la escena oscurilla de los 80. Vean vean...
 http://concert.arte.tv/fr/killing-joke-au-hellfest