domingo, 5 de abril de 2020

COMET POND_AND TO THINK_2019: VIAJANDO EN SUEÑOS




Ha sonado el despertador tres veces y al final, son los camiones de limpieza con su zumbido los que me han despertado.
Me preparo un café con leche de sésamo bien cargado mientras me desperezo. Y mientras las tostadas invaden la estancia a desayuno, me acerco a la ventana para ver que las calles siguen vacías.

Los camiones ya se han marchado, el silencio. Las aceras pulcras e inmaculadas, los perros ya ni ladran, el jolgorio de los niños. Se acuerdan del jolgorio de los niños? Se reirán, pero es lo que más echo de menos.
Ellos definían el inicio del día, antes incluso de que despuntara el sol. Después las abuelas, los camiones de reparto y hasta el camión del butano. Que pese a que ya hace un sinfín que ya no cantan su ronda, los podía imaginar.
Ahora solo hay silencio. Y la Primavera afligida, ha hecho un receso para alargar el invierno; como si el decorado del escenario quisiera ajustarse como un traje a medida de Gorina, a esas caras lacias de los escasos transeúntes.

Desde luego el mundo se ha parado. Por lo menos el figurante que convertía las ciudades en mercadillos.
Y ahora, el SILENCIO: alargando las sílabas igual que silva el viento que todo se lleva.
Solo el silencio y la soledad.
Es como si los móviles, táblets, televisores y radios se hubieran tragado todo el tumulto escandaloso, histérico y ensordecedor de las calles. Y todo estuviera allí ahora, y no cesa: Las redes sociales echan humo, las baterías no dan a basto y las estadísticas bailan sin cesar como las luces de un ecualizador rítmico en plena fiesta.



Es un contraste curioso: Ver el vacío apocalíptico de las calles y sin embargo, escuchar el griterío digital de la tecnología pidiendo una caída en masa de repetidores, centrales y antenas.
He llegado a sospechar que son los campos magnéticos los que nos hacen insoportables, y no la reclusión. Da risa eh? Lo que dan de si las horas muertas, no?

Sí, pero no.
Está la noche:
La esbelta y estilizada noche dueña y señora de su hechizo. Sin mal borracho o vehículo que rompa su influjo.
Yo, no sé si será por los meses que pasé de convalecencia, por mi timidez congénita, o por lo mucho que odio el escándalo.
Pero deseo con vehemencia la llegada de la noche cerrada; a eso de las doce en adelante.
Ahí me excito y me encanto con el absoluto silencio nocturno, mientras fumo como un carretero y bebo lo que pillo. Y es cuando automáticamente se me activa el mecanismo por el cual puedo interiorizar la música celestial.
No la que suena a plena luz del día para acallar la histeria y marcar los pasos de baile de la desconexión o tareas domésticas. Sino la que induce a la concentración, y posteriormente a la fotosíntesis espiritual. No es fabuloso?

Porque sepan ustedes que cada melodía obedece a una necesidad, o debiera. Acaso se imaginan a las 12 de la noche contemplando el silencio de la noche, mientras resuena en su cabeza bachata? Yo no.
Si acaso a Héctor Lavoe cantando “Triste y Vacía”. Pero a mí, personalmente, COMET POND y su “And To Think” del pasado año todavía sangrante. Colman mi idea más o menos concisa del recogimiento, y mi escasa capacidad para zambullirme en la delicadeza de los acordes, sus teclados de bellú y guitarras entrelazadas.

El joven cuarteto de Massachusetts me confirmó la sospecha al iniciar este 2020. Que jamás hay que embalar los años pasados, ni atrancar puertas a cal y canto.
Que por más que se hagan los caminos, siempre estaremos incompletos. Y que no hay prisa por llegar sino templanza para sonreír ante lo inesperado.

AND TO THINK; su segundo y más completo trabajo. Corrige la brevedad de su pasado debut, con casi el doble de canciones; ni una sola sobra.
And To Think da para airear cualquier signo de ansiedad o duda existencial: Dreampop con guiños al Shoegazing, al slowcore e incluso al Folk árido y la lánguidez perezosa que ahora tanto tememos. Y aunque todo indique que “New Forgotten” podría enmarcarse en cualquier compilación de Sarah Records. O “And To Think” pudiese extraerse de un descarte de los Californianos Allah-las. La trotona “Tuff”, con Jori Dudzikowski; la parte fémina de la banda. Tiene esa curiosa virtud de convertir el frágil pop, en una especie de caramelo envenenado.

Desde ahí en adelante. El disco se despliega suntuoso y tremendamente encantador:
Boston Slug” captura ese deje entre lo tremendamente melancólico, y un diálogo entre banjo y pedales que la hace majestuosa. “Owen” plasma categóricamente, la diferencia entre lo insulso y el cómo, de tejer melodías de aparente sencillez y rutilante hermosura final: Aquello que se ha intentado miles de veces y por la planitud de muchos, se ha desvirtuado.
Aquí hacía infinidad de tiempo, que la parcela del Slowcore estaba desierta. Y que una banda con tan escaso bagaje consiga enriquecer el legado de Mazzy Star, Bedhead o mejorar el par de Bill Ryder-Jones o Happyness, con piezas como “Listen” o la preciosa “Everyday”. Debería dar por lo menos para abrazarlos sin demasiados reparos.

Todo el disco está envuelto entre ecos de sábanas de terciopelo. Sin atender demasiado al exceso de flacidez de sus sonidos, me seda desde brazos a piernas canciones como por ejemplo: “Funny” de recurrente mueca Malkmus, deliciosa hasta relamerse. Consigo que se me aflojen las extremidades de licoroso vino blanco en mi paladar, ayudado por la exquisitez de este Sait Veran de la Borgoña, con la misma sapidez socarrona de “Distract Me”.
Cántame asiendo el cono ese que ha barrado el paso a la calle como un megáfono. Por donde la gente se cruza pidiendo abrazos en sus ojos, y cualquier mirada induce a la conversación: - Te acuerdas de aquel día que saltábamos, y nos fuimos con las toallas para ver despuntar el alba? Sonó “Blue Ghosts”? Pudiera
Jugueteando con la espuma de las olas a punto de alcanzarte, me dijiste que me querías. Pero ya ni me acuerdo como sonaba. Y solo son canciones como estas las que me lo recuerdan “Dreaming (again)”


Ni hecho a propósito puede ser tan idóneo el final de este precioso disco.
De esos pocos, en los que casi puedo meterme entre sus acordes difusos y abovedados, pero a la vez precisos cunado reverberan en el pecho y de rítmica cardíaca. Slow” y “You Now”; los dos temas que cierran esta quincena de joyas. Son majestuosos y en gran medida, dignísimos deudores de los primeros Ride y aquel shoegazing que quebró cualquier rigidez de género. Haciéndolos ahora mismo: símbolos sempiternos de la música moderna.


 

martes, 31 de marzo de 2020

LA SOMBRA DEL PASADO/2018 de Florian Henckel Von Donnersmark: LA ÚNICA SALVACIÓN ES EL ARTE

 


Ha amanecido un día radiante; como anunciando las borrascas de la semana viniente. Sin embargo, todo encajaba en un estado natural de felicidad exultante y necesario.
He bajado a por mis hiervas que cada noche me infusionan como una tisana de adormidera. He charlado con la tendera a quien siempre se las compro, y ha acudido a mi, una repentina reflexión. De cómo las patologías cognitivas que ya arrastrábamos. Aparecen en estos momentos extraños de reclusión.
Unos – como es mi caso – observando (nos) y desempolvando ese curioso estado de paz que no nos invita - como dicen muchos -: Ha hacer todo aquello que habíamos aparcado por la cosa de la ansiedad cotidiana, las obligaciones y tareas del sistema.
Sino a recuperar un montón de detalles de nuestro pasado, olvidos o pequeñas cimas ilustradas y culturales que nos han formado tal y como ahora somos.

Otros parecen estar a merced del vaivén de la ansiendad que ya arrastraban, y que ponían a disposición del entretenimiento sedante: Ese que no estimula la reflexión, el debate o la perspectiva, y que te deja al ralentí sin más emoción que la queja constante, el no argumento y el confrontamiento con esos elementos a los que siempre les echas la culpa de tus desgracias. O el entrenimiento sin fin, por el mero hecho de desconectar de la realidad.

Se asoman al balcón y hacen de policía política. Salen a la calle engarrotados por sus mismas carencias de siempre, solo que ahora las ilustran en un virus, en la gente como dicen irresponsable y en sus miedos; de siempre.
Se ha confundido la prudencia y la templanza, con la psicosis y el terror que arrastramos a reinventarnos y fortalecernos. Porque si es verdad que la economía se va a la mierda o nuestra normalidad se tambalea. Nuestro reto real es saber extraer el humanismo que hemos ido perdiendo por el camino y sobretodo, la creatividad y la generosidad. Pero la de verdad eh?



Esta sobremesa le he quitado el polvo a ese dvd perdido de Memories of Murder del 2003. Y les he recordado ha mis hijos, que mucho antes que Parásitos nos recordara el Cine de riesgo. Bong Joon-Ho nos descubría esa otra Corea que tan poco tenía que ver con Oldboy y nuestras realidades occidentales.
También me ha recordado Oscar Avedaño (bajista de Siniestro Total) con esta misma reflexión, una de las escasas exquisiteces que pueblan ahora mismo Netflix: Más extraño que la Ficción. Reseñada por aquí hace ya diez años y que ha envejecido maravillosamente.

Y si ciertamente cuesta horrores encontrar películas con guiones arriesgados, o por lo menos creativos a la hora de construir historias. Tampoco son muchas las que le den ese sentido de antaño. Que dotaba al cine de la liturgia teatral, interpretativa o sensibilidad despojada de artilugios ficticios, efectos o frenetismo poco exigente.
Me refiero a esas otras películas de casi siempre factura europea, donde las historias son las verdaderas dueñas del ritmo. Y sumergen en el clímax al espectador, con todos aquellos elementos que el cine actual elude presuntamente, porque nos supone escasos de concentración, sensibilidad o atención. Impacientes por naturaleza; digo yo.


Es el caso de LA SOMBRA DEL PASADO; una de las cintas que más he disfrutado estos días de reclusión. Y que seguramente no tengáis mejor ocasión en la vida ni dispongáis de este preciado tiempo, para meteros entre pecho y espalda 3 horas de filme.
Dato éste, que ha hecho que la tuviera aparcada en el trastero más de seis meses. Y que ahora, conociéndome, no entiendo de la desconfianza cuando tantas satisfacciones me ha dado aquello que ha maltratado la crítica así, en general.
Supongo, y creo no equivocarme, porque la mayoría se centran en aspectos técnicos y teóricos. Y se olvidan totalmente que el cine es mucho más que un producto que pasa por un control de calidad, para valorar esas primeras y superfluas impresiones fallidas.

Si crees que el director de LA VIDA DE LOS OTROS, pretende aquí abordar otro aspecto histórico e ideológico de Alemania. Te encontrarás con una película superflua, poco exigente en lo elemental e incluso ñoña.
Donde se narra la historia del pintor alemán Gerhard Richter a caballo entre su infancia y la trágica vida de su librepensadora tía, el nazismo, la Alemania Comunista y la actualidad. Pero donde ni tan siquiera es la propia vida del pintor la que modula el mensaje real de la cinta; que creo que elude cualquier juicio ideológico o moral a posta. Y donde realmente se quiere transmitir todo lo que significa, o debiera ser el arte en general como una filosofía intangible sin pautas ni retóricas.

Y admito hay cierto desequilibrio en las interpretaciones; de brillantes y también de tan pulcras que rozan lo mediocre. Que algunos saltos argumentales no tiene explicación ni criterio. Incluso que… se potencian momentos dramáticos o de pseudothriller sin demasiado acierto. Ahora:
Yo no soy de los que cuando se dispone a disfrutar de cualquier disciplina creativa (cine, música, literatura o artes plásticas etc). Se arremanga y saca la lupa y el látigo de fustigar, no. Si abro los poros y azuzo las zooxantelas, es para que los sentidos hagan su trabajo y la mente… La mente ya sacará sus propias conclusiones; o no: Que a veces y por lo general, lo que cuenta es el placer o la emoción que te provocan las cosas y chimpún!! Que no se pierda el instinto.
Y que luego surge un debate? Como aquí, que os lo explico y tal. Pues muy bien. Al fin y al cabo habrá que explicarlo para incentivar y esas cosas, aunque la mejor opción siempre es atreverse para sacar cada uno sus propias conclusiones.

Lo que si puedo garantizar es que LA SOMBRA DEL PASADO es una película que pese a su longitud, es realmente accesible. Muy disfrutable – incluso más de lo que uno puede sospechar – pese a que la temática/sinópsis puede parecer poco atractiva.
Y lo es, no porque como dicen las críticas oficiales sea: Superficial, cargada de clichés, sentimentalista y ramplona con personajes unidimensionales. Si no porque como ven, hay cine que se hace para el espectador, y otro que es la coartada perfecta para desacreditar la sensibilidad de los mismos.
Seguramente no sea ésta, una película para todos los públicos; o por lo menos para los que atiborren inmensas salas multicines. Pero es un mísero oasis en un secarral de exceso de efectivismo y nulo estímulo. Que arriesga en la forma poliédrica de exonerar al espectador discurriendo como un rio. Sin apenas alterar la opinión de quien la ve, con una sutilidad a mi entender maravillosa y poética. Es también un ensayo fantástico sobre el arte, la libertad y la naturaleza altamente inspirador. Me encanta esa manera poco convencional en la que los personajes no se pronuncian ni desvelan con claridad los sentimientos, todo tan teutón. Y a la vez con evocaciones al romanticismo gótico de James Yvori, y esas películas donde es más relevante lo que callan los personajes, que lo que nos muestran.
En fin… Creo que es una película que merece un visionado y que es un estimulante ejercicio de libertad personal. Ahora que los dilemas existenciales y sociales ponen a prueba nuestra sensibilidad y nuestra creatividad.
Háganse un favor y suerte lastre. Solo necesitan tres horas para si mismos ¿me van a poner excusas?

lunes, 23 de marzo de 2020

JOSEPHINE_MUSIC IS EASY_2020: EL GLAMOUR DE SOÑAR Y SENTIRSE LIBRE

 


Sabes de esa noche, que a las tres de la madrugada te despertaste sollozando de júbilo?
Esa que te viste deambulando por los suburbios de Nueva York y sus clubs más underground, de la mano de tu imaginario amigo Joey.

Un lagrimón igual que el chaparrón que tiño de espejos las calles de la gran urbe de los rascacielos. Se deslizó por tu mejilla, y por un instante, abandonaste la reclusión vírica para adentrarte escaleras abajo. En aquellos sitios de celeste ensoñación que ya de chavala soñabas: Con Lou Reed, Bob Dylan, o Patti Smith susurrándote al oído unos cuantos versos.
En el CBGB inconsciente al amanecer. O de un parpirote en STUDIO 54, rebozado en purpurina.



Esos sitios donde la humanidad se quiere ir junta al infierno; pues la soledad impuesta, es la peor de las condenas. Y cuando apunto están de sonar las trompetas de los arcángeles, una voz salvadora SIEMPRE te acaba cogiendo de la mano en el último momento. Como en las películas, las de final feliz que a tu madre tanto le gustaban.
Allí abajo canta Josephine, y Joey desaparece de la faz de la tierra. MUSIC IS EASY, dice ella.
Y es indiscutible que todo es más fácil de lo que sospechábamos o nos hacía creer la mayoría. Tan fácil como que pese a las intercomunicaciones globales, seguimos solos cuando el metacrilato no te deja tocar ni oler. Y a veces son las canciones en su vibrato intangible y etéreo, las que te entran y haces tuyas de manera infinitamente más intuitiva cuando desnudamos el alma.

Joey fue muchas cosas en la vida, y además, miembro vital de Velveteen Rabbit, o Brower; a los que sigue ligada y con quien salió de gira por Europa este pasado Otoño.
Pero no ha sido hasta que igual que Ezra Furman, ha desgarrado los envoltorios de celofán y papel cuché. Para tocar las rugosidades e imperfecciones que cada uno lleva dentro, cuando ha lucido como una bola de neón: JOSEPHINE
Y ese sincero homenaje a Elton Johnn, Ronnie Spector, T Rex. Pero sobretodo a Sally Horowitz y Luxe Malone; con quienes comparte la química a la que debe su alter ego, o mejor dicho: nueva realidad.

En este nuevo estado Josephine se muestra en Through a Sea of Time”. Como un viaje interno a épocas convulsas, anónimas y hermosamente miserables, entre los cientos de tugurios que seguramente acogieron entre los 60/70’s a otras tantas divas sin nombre ni semblante.
En el que esas programaciones y el simple Rhodes sobre el que relata su voz, homenajean desde la introspectiva y el reclamo al eterno femenino.
Pero es especialmente en “Music is Easy”, donde se percibe tal como el artista define: Esta nueva realidad de Drag yenta que ha cambiado sustancialmente su forma de expresarse, musical y personalmente.



Canciones por lo general de no más de 2/3 minutos que capturan esa esencia Pop de canapé; aquí sería como la innata sencillez del pincho Vasco.
Pero en definitiva, esa magia que elude toda pomposidad e ínfula del Soul/funk de los 60 o lo que se solía hacer en aquella época. Quedándose solamente con su instantánea, y una encantadora naturalidad más propia del Rock&roll, el Pop o la canción de autor.
La coral “Me and My Boys” entre Beach Boys y T Rex enorgulleciéndose de la estupenda banda que le acompaña en esta especie de puesta de escena de lo esencial, y la alargada sombra de Jay Pluck. Junto a Nat Brower a la batería, Dorian Deangelo y Keith Cecaya a las guitarras, y Toni Lynn al bajo.
Nos hace delicias y vibran nuestros lóbulos a ritmo de Glan Swimm con “Dear Money”: Un tema que se grabó en una toma de madrugada con su piloto/productor a los mandos (Dr Josh Hahn). Que junto a Nat Brower se han encargado de dar brillo a este debut, y en concreto a esta maravilla de rítmica contagiosa donde se habla de lo material, sexual y pernicioso del maldito DINERO.



I Heard You’re Gonna Leave Him” da también el contrapunto Phil Spector a la magia vocal de Josephine, en las deliciosas fases más íntimas y delicadas de por ejemplo estupenda “Fantasy Life”.
Algo además, sumamente interesante. Porque, teniendo en cuenta que canciones tan íntimas y emotivas como “Take All the Time”, nos puede dar una idea de lo que era Joey antes de dar rienda suelta a Josephine. No deja de maravillar la yuxtaposición que ejerce la combinación sensual y diva en una simbiosis curiosa, que al final. De lo que hace más gala, es de la naturalidad así, sin artificios.
I Won’t Wait Forever” y su preludio en “Fantasy Life” me parecen – además de mi parte favorita – La que mejor ilustra esa sensación mía de tal fenómeno. Probablemente porque esta canción que os comento, me vuelca definitivamente el corazón ese punto medio Supertramp/Maurice Williams. Queselevahecer!!
 


Las vueltas en la cama y febril calor que catapultan alterando tus dulces sueños. Son y deberían ser ese llamamiento de regreso a la realidad. Aunque tú y yo sabemos que preferimos estar allí, de pie en medio de la platea. Como si esas canciones se hubieran auntografiado de puño y letra para nosotros.
Podemos oler ese presente perfume a golosina mezclado con el sudor, la barra de labios y hasta la laca que invita a abrir los brazos y dejarnos llevar con “He Stills Call Me Baby”.
Amores perdidos, consuelos e incontables las noches que desperdiciamos rememorando las caricias, abrazos y el tacto del pantalón ajustado que te erizaban el bello.



Esos finales de fiesta que se asemejan a la desolación de las calles vacías al ponerse el sol. Y que tú sin embargo, recuerdas rodeado de gente aún sin conocerla.
Song for Sleepy” es ese broche perfecto. A un disco que ahora mismo, solo te puede trasladar a momentos preciosos de la vida. Y que invita en sincopado coral, a cantar como tu madre te trajo al mundo igual de THE BAND en aquel The Last Waltz aquella noche de 1978. Que curiosamente, a punto está de cumplirse su 22 aniversario.
Así que… No te preocupes, sigue soñando

lunes, 16 de marzo de 2020

CLOS DE LES DÒMINES RESERVA 2015 y LOS MILAGROS PAGAMOS




Ahí me colé, en tu fiesta me planté!! Rondolé y rodolé rampa abajo me tiré. En ese Caprabo de barrio al que acudo a por mis Tortas, el café y yogures dios me de.

Y entre el sindiós de gente que se agolpaba, antebrazos en pecho y dientes enclavijados… Yo hice el cuerpo a tierra que me enseñaron en el acuartelamiento de “Los Leones” (Segovia), y reptando con los codos me escabullí entre las piernas de señoras, madres y padres haciendo de hábiles fajadores; Una cosaaaaaa!!



La People se peleaba por aquello que el otro quería.

Lo mismo daba que fuera papel higiénico (que no creo que sea por la función propiamente dicha del enser, sino por lo simbólico de lo HIGIÉNICO!!; como cura de todo mal). Alcoholes de quemar y otros, Sanitol, Vinagre, y hasta piedra pómez para exfoliar pieles y cualquier rastro de virus.



Me pisó los nudillos una señora mayor de calcetines media cercenadores. Un tipo intentó asirme por el cuello del polar cuando se le cayó una moneda de 10 céntimos, y me guipó; escapé no sabe dios cómo. Una criatura me confundió con un perro y me acarició la lorza a la vez que me propinaba un puntapié (esas cosas de amor odio que tiene el cariño humano).

Y cuando colándome entre estanterías de bollería, panarras y brioxes logre entremeterme por la zona de: “productes de la terra” y me planté con los ojos vidriosos ante las botellas de vino, y la vi. Tal fue mi emoción; cual devoto del Palmar de Troya ante la aparición de la virgen. Que del babeo y salivación sin control, me dio el gallillo y de la tos casi me muero: Rojo como un tomate, los ojos fuera de mis cuencas y las venas como chistorras de Arbizu.

Fue exponencial y sintomático el pánico que se creó en ese preciso instante. Y conmigo postrado reverencial ante aquella botella de vino de 10 euros 80. La gente en pleno canguelo pensando que estaba infectado, huyó despavorida y me dejó allí solo mientras por megafonía se oían las ofertas, promociones 2x1 e indicaciones de seguridad.

- Pasen por orden de tanda por la otra caja, se oyó. La gente saltó con una agilidad sin igual por las cintas que ni Usain Bolt, y hasta el andador de una anciana dejó el rastro del derrape a la salida.



Y no digo que no fuese presa del pánico por unos instantes. Pero en realidad, esa soledad y protagonismo de quien acude a comprar a hurtadillas y se convierte en EL ARTISTA así, sin comerlo ni beberlo, me gustó.

Cogí la botella en mano, aparté los tomates con un gesto de autoridad desconocida en mi, y me subí de un brinco sobre el dispensador de la fruta y verdura, gritando…



- Veis cabrones!! Esto es necesidad!! No los malditos rollos de papel higiénico doble capa, la leche o los botes de garbanzos pedrosillanos!!



Este vino humilde y anónimo del Alt Empordà os salvará de la mediocridad. Ni es Duque, Conde, Pata Negra o Viña de realeza Riojana o Ribereña de Duero. Pero en su locura tramontanera a los pies de la Albera, nace en Catedral Modernista y sin más linaje que el Cooperativista, se ríe de las coronas y también de los virus. Vamos, que igual que Jean-Paul Marat haría limpieza real.



Es fácil que uno haga su peregrinaje habitual a alguna gran superficie, hiper de barrio o comercio de ultramarinos, y se de con un canto en los dientes a la hora de agenciarse un vinito sin más pretensiones que la de estar rico.

Más o menos como poner Rock FM, los 40 principales o M80, y esperar que pongan cualquier día el “Somethin Else” de Eddie Cochran; improbable a la par que imposible. Y no es como digo yo: por raro, selecto, vox populi o sibaritismo. Coño!! que es Eddie Cochran joder!! Rock&roll no? Hablo a caso de Krautrock, Avant garde o Garaje? No verdad?



Pues eso, en los vinos pasa igual. No se trata de ser experto, iniciado o selecto, pues la esencia principal de disfrute es que esté rico, consensúe y tenga Rock&roll, mucho rock&roll; si además tiene un precio para todos los públicos muuucho mejor.





Así pues, situándonos en el pequeño municipio de la Espolla en la todavía desconocida D.O Empordà, donde paradójicamente se consume casi el 100% de su cosecha; para lo bueno y lo malo. Y en una Cooperativista Bodega asentada en una de las tantas Catedrales que se construyeron a principios del siglo XX, en este caso por Pelai Martínez en 1931. Nos encontramos a esta peculiar bodega, nacida del superviviente cooperativismo en plena revolución industrial. Pero consciente como muchos, de su potencial cualitativo general y concreto en la selección de aquellos viñedos viejos, singulares y heterodoxos por variedades y suelos.

Ahora bien. El milagro obrado así, casi por sorpresa. Pese a la buena nueva cada vez más habitual del posicionamiento de pequeños productores de calidad al a basto del desconocedor público mayoritario. En lugares donde primaba la superproducción, el abaratamiento a costa de la calidad, el marquismo sin alma o esos vinos que parecen ser diseñados por una simplista tendencia.

Es encontrar pertrechados algunas anomalías como las de Albet i Noya, Can Rafols, Gramona, La Guita, 3 Picos, Viña Zorzal, Secastilla, algún Terra Alta… O el que nos ocupa CLOS DE LES DÒMINES RESERVA 2015 por diez euros y pico.


Porque seamos sinceros y realistas. Una cosa es que un vino de 3 euros se beba fácil y no sea un abrasivo purgante para montar un brasero en nuestro estómago. Y otra cosa bien distinta lo que nadie quiere saber de vinos que no valen ni el vidrio, etiquetado y embasado de esos 3/5 o 6 euros. Alguien se ha preguntado acaso el precio al que se paga la uva de un vino de 3 euros, y la cantidad de fitosanitarios y sulfitos que se deben usar en su producción para economizar en controles de fermentación, calidad de la uva o mano de obra?? No lo quieras saber amigo.






Como ya sabéis, el origen de las reseñas sobre vino de esta diminuta bitácora. No eran otra que el autoaprendizaje, el antielitismo y la pura aventura; aunque últimamente se me halla ido de las manos.

Porque no hay nada peor que el prejuicio y la manía de convertir el disfrute común en una especie de ministerio donde, o se entra con corbata, o tienes que opositar.

Clos de les Dòmines viene a recuperar ese espíritu de vino con chándal y zapatillas, pero con una personalidad digna de Bryan Ferry.

La calidad de las Cariñenas de viñas viejas que forman en su mayor parte este cupage, junto a un 35% de Cabernet Sauvignon. Tienen la mayor parte de culpa de ese primer contacto olfativo, extraordinario en matices, voluptuosidad y jugosidad. Quizás porque su maceración y posterior fermentado en depósitos de cemento no deja rastro de excesos de vainillas de la madera, y predomina ese aspecto crocante y licoroso propio de las uvas.

Con dos años de crianza en roble francés y uno más de botella. Cuando Clos de les Dòmines sale al mercado, ya está perfectamente afinado aún con el galón de “Reserva”. Mandando al traste, esa fama inmerecida de vinos robustos con tanino indómito y acidez asesina.

Sepan, que hoy por hoy, en L’Empordà se están haciendo vinos extraordinarios al margen de la dominante Perelada; que también se lo están currando a niveles más caros, para que engañarnos. Pero es en bodegas como Olivardots, Espelt, Marti Fabra, Aspres o Arché Pagès; por citar algunos donde se están haciendo cosas chulas, distintas y arriesgadas, con valor a su variedad de suelos, microclimas y riqueza de uvas. Solo que es de las pocas D.O, que venden prácticamente todo a comercios locales, y queda poco para aventureros dispuestos a ir a su caza.




Con una seductora nariz de guindas al licor, endrinas, y sutiles tostados que no enmascaran la fruta. Su paso por boca es exquisito por el equilibrio que funde con su deliciosa acidez final, esas notas de café tostado, algo de sotobosque entre eucaliptos, hongos y bayas. Destacando por su equilibrio y buena estructura, sin penalizar un beber fácil y versátil tanto como entrada, o comidas potentes.

Un caramelito que lo hace un tesoro entre las vulgaridades y poca emoción que se pueden encontrar en un Caprabo de barrio.

Ese vino ideal para el día a día, o para quedar como un campeón en cualquier encuentro donde no perder la oportunidad de vacilar a tu cuñao “experto”; en vinos caros. Que es lo que hacen muchos cuando no tiene pajolera idea, de lo que es el riesgo, la aventura y la algarabía de buscar la CHICHA de las cosas.

No solo de los vinos. También de la música, la lectura o las relaciones que dan para una buena charla. Qué si no es la vida!!
Y mucha atención a sus VINS DE POSTAL 
con identidad y terruños propios. Salut!!

viernes, 6 de marzo de 2020

Mrs & Miss TOP TEN 2019: THE LEISURE SOCIETY & GRAMONA III LUSTROS 2011




01: THE LEISURE SOCIETY_ARRIVALS & DEPARTURES marida con… GRAMONA III LUSTROS 2011 GRAN RESERVA (Corpinnat)



El dilema existencial de elegir tu disco preferido en una parábola de… ¿quieres más a papá o a mamá? La carne o el pescado, así o asá… Como si en la vida se tratarse de decidirse y etiquetarse como un jersey de lana que se encoge con el agua caliente y le encanta empaparse de agua.

La miserable humanidad ya es lo suficiente agobiante, como para acabar el año empaquetando tus vivencias.

Pero reconozco el morbo que me da hacer una lista para luego (consultarla) y lo cachondo que esto me pone. Pues sabido es por to quisqui, que al paso del tiempo nuestros gustos y vicios se devalúan y cotizan según nos levantamos.






En 2010 caí prendado con el debut de esta banda de Brighton liderada por su frontman Nick Hamming; quien años antes se dedicó a escribir la música de estupendas películas como por ejemplo: Dead Man Shoe’s/2004 de Shane Meadows. Y quien forma sociedad con el también miembro del Willcommen Collective, Christian Hardy.

Así pues, podréis imaginar que Leisure Society no es una banda al uso, y se acerca más a la idea colectiva en la que se mueve el tal Willcommen Collective de Brighton.

The Sleeper; su primer disco. Me enganchó del mismo modo que Gorky’s Zygotic Minci o Divine Comedy, por ese folk tan británico de aires ligeramente barrocos y bucólicos. Pero los aparqué y les perdí la pista en sus posteriores tres discos pese a que como podéis comprobar, no se han prodigado en exceso. Y sin atreverme a profundizar en sus derroteros. A otra cosa mariposa.



El caso es que cuatro años más tarde (o diez desde que los dejara); según se mire. Su regreso sin perder un ápice de calidad, texturas y sensibilidad compositiva. Se enmarca en un carácter realmente distinto al folk más acústico e intimista de entonces. Y nos encontramos a The Leisure Society girando con Benedict Benjamin, en un ejercicio realmente ambicioso con un doble Lp de tintes diría… Que hasta rockeros o ligeramente sinfónicos. Vete tu a saber si por la colaboración de Brian Eno.

Y no les ha sentado ni mucho menos mal, al contrario. Arrivals & Departures es rupturista cierto, pero como yo no me debo a su discografía, a mi me parece un disco exfoliante y fabuloso teniendo en cuenta lo poco que ya se llevan este tipo de discos en la actualidad.

Quiero decir: Trabajos de esos que hay que escuchar de pe a pa, sin reparar en el resultado soluble de los que te llevas un par de temas para el reproductor, y a correr. No. En Arrivals & Departures se apoyan las unas y a las otras. Y no tendrían el más mínimo sentido esas canciones finales de carácter más dramático, sin el preámbulo más enternecedor y meloso del principio.

Al final, se ama a ambos por igual. Y desde luego, no rindo cuentas a aquel disco de hace diez años. Pues lo que me ha hecho que me decida por este disco, es sencillamente que no sabría encontrar ningún defecto, ni el más mínimo de los recesos de relleno; esas canciones que pasas vamos, o en las que aprovechas para miccionar.



No es fácil para mi encontrar a día de hoy discos con 14 canciones. Y darlas por buenas absolutamente todas para ser un single ideal; y no es amor de madre, lo juro.

Desde “Let Me Bring You Dong” y “Aroundel Tomb” que irremediablemente me remiten al Barafudle. Y el repentino cambio de registro de las corales: “Don’t Wan´t to do It Again” o “Leave Me to Sleep”; que bien podrían ser de otra historia o banda. Pero que para mi gusto siguen conteniendo la misma entidad, incluso y pese a la Paulsimoniana “Beat of a Drum”. Que si algún descarriado la oyera sin prescripción global, dudaría de la misma autoría.

Así que estoy convencido de su hechizo reside precisamente en eso: En que no se ciñe ni al guion, ni a la temática que ahora se premia. Y tan solo os invitaría a bailar con “I’ll Pay For it Now” aprovechando el día soleado, la pizca de felicidad y la excusa de una sonrisa. - Una copa de Espumoso cariño? Asintió…

Saben que entre el maquillaje que mejora la presente belleza, y el sonrosado de unas mejillas azoradas o silverados cabellos, me quedo con lo segundo?



Pues al III LUSTROS del 2009, 2007 o 2012 (da igual cual sea), le pasa lo mismo.

La totalidad o amplia mayoría de Espumosos de larga crianza llevan licor de expedición (ya sea de soleras de vi ranci curtidos como vinos de Jerez, o del mismo vino base) para preservar la complejidad y el músculo para envejecer. III LUSTROS no.

Él es el único gran reserva de Gramona que se puede consumir según se degüella en la misma cava; y doy fe, a temperatura bodega sin enfriar.



Si eres de los que todavía piensan que un espumoso hay que beberlo a temperatura gélida para aplacar su acidez, anuncio: Ni lo intentes con este, sigue bebiendo Anna Codorniu, Freixenet Carta Dorada o Jaume Serra; tú, tan feliz.

Pero si al contrario, te gusta que te masajeen los sentidos; no sea que estemos muertos y no nos hallamos enterado… Anda, haz la prueba, que vida no hay más que una.

TRES LUSTROS es un espumoso (ya no Cava sino Corpinnat, pues Gramona junto a otros marchó de la D.O); aunque esto es otra historia que daría para una entrada entera. De esos que marcaron un punto de inflexión allá por el 1951: Justo cuando vio la luz su primera añada.

Aunque en mi caso, no fuera hasta el noventa y pico cuando supe de su existencia y cuando se dio a conocer al público en general; cuando mi suegro me trajo una botella, en una visita a la Cava.

No me gustó, lo admito. Y supongo que tampoco hay que estar preparado para desentrañar un larga crianza a los veitialgo, igual que tampoco entendía a los MC5 con esa misma edad.

Dicen que es un espumoso complejo y tan vínico que amedranta a los amantes de frutitas y florales. Que su personalidad te hace audaz como un espeleólogo en las entrañas de la tierra. Y que para abrazarlo, hay que asomarse con las puntitas al precipicio sin temor a reconocerte en el escalofrío turbador de la fascinación.



De burbuja juguetona en su gruesa precipitación, y apenas de braille inapreciable en el tacto paladar cuando se repanchiga en la copa. Tiene ese color de dorado querubín que atenta directamente a la seducción y su consiguiente remoloneo: Caes postrado sí o sí.

Deliciosas notas de hogaza tostada, hierbas de monte de purpúreo rocío mañanero y reminiscencias oxidativas ligerísimas. Lo hacen disfrutable en nariz casi eterno según evoluciona en la copa; anchita a poder ser. No en vano, es uno de los espumosos más contorsionistas y evolutivos que conozco.

Tiene esa paso por boca largo, complejo a la vez que refrescante y crocante. Muy posiblemente, por ese empeño lento y tenaz que el iaio Gramona puso en manos de sus sucesores. Para respetar los procesos artesanales y ancestrales que la naturaleza impone preservando así la esencia que dan: los parajes, sus viñas habitantes, y el que debería ser el único propósito de elaboradores:

Invertir en tecnología y valor humano para cubrir demanda de Guessamí e Imperial. Respaldando la tradición y las elaboraciones lentas y tranquilas a base de elaborar sin prisas.



Algo que pude comprobar en mi vista a las cavas de hace un mes, con esas magníficas prensas Coquard de lenta extracción. Y la espectacular pasión que Siscu le ponía a sus 20 años de experiencia como degollador, y la inversión para agilizar y preservar la calidad en el proceso de fermentaciones, temperaturas y mimo a la uva. En una convivencia curiosa entre la nueva bodega, y la histórica en plenas entrañas de Sant Sadurní.

Debe ser así, que sus vinos no solo son infalibles sino que mejoran año a año. Y convergen en un mismo destino junto a Recaredo; pese a tener distintas idiosincrasias.