domingo, 8 de noviembre de 2020

LUKE HAINES & PETER BUCK EN… BEAT POETRY FOR SURVIVALISTS_2020: DOS GENIOS DE VUELTA!!




A mediados de marzo, con la pandemia arañándonos los tobillos y mordisqueándonos las uñas de los pies. Se publicaba desde el anonimato de dos geniecillos, que operan desde ya hace bastante tiempo en su sótano. Y con la perspectiva desactualizada de la más rutilante de las actualidades, pero con la certeza de quien, abstraído de modas siempre sabe como sacudir y transgredir.

Un disco venido a postularse como una de las grandes cimas musicales de este 2020:

Profético, de psicodelia apocalíptica. Y con una puntería curativa en lo musical maravillosa.


 

 

Podría hablaros de la historia cien veces contada:

Tito Buck encuentra a un friki por puta casualidad que pinta retratos de Lou Reed por cada una de las veces que lo cita a en su canción – Luke Haines el mismo que viste y calza – Y son 71, mas un extra track; alucinante si?

Y decide que quiere comprarle un retrato por 99 libras, conociéndose ambos por reputa casualidad. Y surgiendo así, y de manera transatlántica, un interés paralelo tan casual como rocambolesca pudiera parecer la historia.

Pero yo. Prefiero evocar otra historia, me apuesto que imaginada:
Lo puedo ver sentado en una terraza del Prat del Llobregat ante una copa de vino barato, y su atuendo colonial de turista extraviado. Lo puedo ver también presidiendo el escenario de la sala Bikini en mayo del 96. Y nos puedo ver desde arriba de un foco estroboscópico: Absortos, encantados, y con la sensación de acontecer el último descenso tumba abierta, a las entrañas del Britpop y, por ende. A las del rock de bilis, digestión lenta, y síntesis esencial.

Allí bajó Luke Haines una vez concluidos los 9 intensos años de vida de la banda del exThe Servants, y sus posteriores escarceos con Baador Meinhof y Black Box Recorder.  

Donde lo pudimos ver por última vez en el 98, como una gárgola de la Plaça del Rei Barcelonesa en plena Mercé.

Y se nos perdió entre la constricción mínima del cantautor minimalista y francotirador que siempre fue; con apenas alguna colaboración esporádicamente brillante, como la de The North Sea Scrolls (Cathal Coughlan, Andrew Meuller). De la misma manera que apareció: De entre la bruma londinense a principios de los 90.

La escena musical siguió sacudiéndose y él. Él pasó a ese limbo invisible, donde tantas estrellas momentáneas hibernan y otean sin apenas trascender a la actualidad desde su programa de Radio (Righteous in the Afternoon). Maldiciendo nosotros entre dientes. La orfandad que tantos mitos nos han impuesto: descarriados, desorientados y abandonados a nuestro pasado juvenil más rutilante y de mudada piel.

 


 

Pero siempre hay un aterrizaje en el claro del bosque.

Una aparición sacrosanta si se quiere:

Como si los fieles faltos de credo nos autobendiciésemos, o el mesías volviera a santiguarnos diciéndonos en un idioma solo inteligible por los viejos: - Niños y no tan niños, ya estoy aquí. - ¿Veis como la mierda no es solo mierda, sino una especie de pasta trémula que regurgitada y vuelta a digerir, sabe a gloria y a Theobroma Cacao?

 

En este caso. Luke Haines vuelve con un Peter Buck fagotizado y representado en una especie de alíen, excelso en psicodelia y proféticos textos.

BEAT POETRY FOR SURVIVALIST es por así decirlo: Lo más próximo a New Wave/1993, After Murder Park/1996, y el Fables of Reconstruccion/1985. Todo ello metido en una trituradora, desfigurado, recompuesto, y con una impronta más que generosa de los pliegues testamentares de la Velvet Underground. A quien, dicho sea de paso, Luke Heines debe, venera, y con el paso de los años más ha derramado de bondades, en sus últimas composiciones.

 

Un disco sublime en su forma extraña y, sobre todo: En la manera resbalosa, siseante y aterciopelada con la que el amigo Luke dota a sus textos. Y rotundamente, cómo los canta.

Porque sí amig@s. Se puede recitar, cantar más o menos bien, con dotes extraordinarias o raquíticas, e incluso entonar con más fortuna o pena. Pero muy pocos, son los privilegiados que mastican, moldean y escupen la lírica con la musicalidad y sonoridad que lo han hecho Morrissey, Leonard Cohen, Cathal Coughlan, Lee Hazelwood, Scoot Walker o Lou Reed; por algún ejemplo aleatorio que me vine ahora mismo a la cabeza.

Otro igualmente contemporáneo, es sin duda Luke Haines.

Y aquí, sobresalen con un esplendor tan distinto a todo aquello que ahora se puede escuchar.

Estas canciones que vuelven en plena vorágine desequilibrada, parecen dispuestas a filetear nuestros peores presagios miedosos, de la misma manera que lo hiciera con su querida Inglaterra, 25 años atrás.

 

La compañía de lobos que lo secundan en la distancia y por obra y gracia del amigo Buck. Son ni más ni menos que: Scott McCauguey (Minus 5) y Linda Pitmon (Filthy Friends); ahí es nada

Y es con la lisercofábula de “Jack Parsons”, donde prácticamente empieza todo el meollo del asunto:


 

Una melodía que bien podría ser un boceto de REM, o esa invitación en clave de vals para invitarte a salir a bailar, en forma de caja de ritmos y de guitarra. Donde Luke Heines desarrolla gran parte de la idea musical por donde van a gravitar sus textos. Y que predominan en casi toda la obra:

Trampantojos de Theremines a modo de loco laboratorio, flautas desafinadas sacadas del doble fondo de John Cale, guitarras con forma de armonios y mellotrones. Y las voces de las apariciones de Enfield de fondo, para rematar.

Una maravilla que Luke hace suya. Pero donde la paranoia narrativa engrana como los dientes de un mecanismo tan perfecto como flexible. De la misma manera que un científico como Jack Parsons abrazara el ocultismo, como otro modo de imaginar quimeras ficticias que acabaran siendo paradojas de nuestro día a día. Y su propio lecho de muerte.

 

“Apocalypse Beach” conecta con Major Tom desde la almohada. Radiando bajo las estrellas a Donovan sin desaliento, una nana de planeta imaginario que anuncia el fin de nuestros tiempos

¿no es perfecto así?

“Last of the Legendary Bigfoot Hunters” juega con la idea de un presidente (Teddy Roosevelt) a la caza de un Bigfoot, como la parodia del ahora: Entre ritmos orientales, flautas hipnóticas y un caminar tribal que en cierto modo recuerda al Human Behaviour de Björk, pero ralentizado y con otras hechuras.

 

Y el gran hito: “Beat Poetry Fort he Survivalist” Un canto precioso y atemporal a la esperanza suicida de la generación Beat, en forma de hit. Y posiblemente la mejor canción que ha regado, y regalado mis oídos este 2020.

“Witch Tariff” es otra de esas canciones que sobresalen, de guitarras hirientes y voladoras. Donde se destripan los pactos diabólicos de la industria musical y de las que la alargada sombra de The Auteurs, sobrevuela instintivamente.

“Andy Warhol Was Not Kind” ataca desde el lado más rockero. Luke Haines arrastra los párrafos como mantras, y Peter Buck teje una alfombra de glan árido y baterías garajeras. 
Y puede que sea aquí y a estas alturas, donde resulte inimaginable que esta joya de disco, se haya elaborado a base cassettes, emails y corta/pega, sin apenas verse ambos en el proceso de creación y montaje. ¡¡Alucinante!!

“Ugly Dude Blues” es una de las pocas canciones 99% Peter Buck. Una alegoría a Mark E. Smith en toda regla donde Luke Haines se limita a representar un Blues Punk con reverberaciones Grindermaníacas.


 

La oscura y tremenda “Bobby’s Wild Years” de quien no se desvela la identidad del protagonista. ¿será Gillespie con esos fuzzs erosionantes propios de unos Jesus & M Chain?

Misterio sin desvelar, prudencia, e imaginación a raudales. Que se desbordan por cada beat, salmo y melodía a lo largo y ancho de este magnífico trabajo dual.

Tanto como que cada crónica leída en los extensos mares de la red, hablan de una canción sobre Pol Pot. Y el propio Luke Haines ha confesado que es una trola para atraer a la prensa a la madriguera. ¡¡Que guasón!! Y que pardillos nosotros.

Pero no sufráis y dejaros hacer, siempre ha sido así, de hecho.

Una especie de juego que bascula entre la imaginación, la onomatopeya musical, y el no saber bien hacia donde te lleva: Si a la mente enferma de un chamán, o a la de un genio que te demuestra que las realidades u obviedades de la vida, en verdad, solo están en nuestras propias limitaciones.

Así que… Imagina a Luke Heines y Peter Buck como a aquel Frank Pierce (Nicolas Cage) y su compañero Larry (John Goodman) en Al Límite de Scorsese. Dispuestos a exonerarnos con la medicinal “Rock’R’Roll Ambulance” que cierra el disco.

Esa medicina que a todos nos cura y apenas si nos deja tocados de malancolía, como bendito efecto secundario.

BEAT POETRY FOR THE SURVIVALIST es de esos raros engendros que dejan la futura transgresión en una puta broma de fogueo. O en un simulacro para arrejuntarnos en el Punto de Encuentro, y poco más: Todos juntitos, dóciles, mansos y… Un poco agilipollaos si me apuráis.

 https://www.cherryred.co.uk/luke-haines-peter-buck-stream-or-download-a-new-track-beat-poetry-for-the-survivalist-now/

domingo, 18 de octubre de 2020

EL PLAN de Polo Menárguez_2019: PLANES, CABRAS, Y CABRITOS

 



Siendo testigos de cera de todo lo acontecido este 2020:

Con el elemento pasional y liberador de acudir a teatros, cines, exposiciones, conciertos… y en general. A todo medicinal acto de presenciar el arte desde primera línea de fuego.
Bajo el mínimo de la hibernación más extrema y desnutrida.


Posiblemente estemos asistiendo sin apenas ser conscientes.
A la conquista definitiva de las televisiones de pago. Como un troyano parásito, que acabará convirtiendo los escasos brillos creativos y plastificados; entre un sinfín de productos intrascendentes y de entretenimiento inmediato. En el placebo perfecto, para que nuestra reclusión y falta de emociones acabe siendo la medicina paliativa idónea.


Por suerte. Y rebuscando con ahínco, y la perseverancia del explorador empírico. Todavía se puede uno sorprender de la capacidad de supervivencia que tiene el cine español, y lo inspiradora que puede llegar a ser la falta de autoestima latente del ser humano.
Porque si bien la ciencia ficción parece ser el único camino para extrapolar nuestras desdichas, y no caer en la reflexión profunda.
Yo me quedo con la maravillosa y laberíntica complejidad humana. A la hora de abordar las infinitas texturas y el cromatismo multicolor que dan las existencias más comunes, intrascendentes, y anónimas. Para desarrollar tramas, y luego, recrearnos en nuestra complejidad.


Entiendo que muchos prefieran imaginar mundos imposibles y heróicos, menos traumáticos (teniendo en cuenta que la comedia ni está, ni se la espera). Pero… ahora que la realidad supera a toda ficción. ¿que hay de sentir como propias las miserias ajenas? Así, en la distancia y como espectador. Como si de una experiencia terapéutica se tratara y sin el resquemor de sentir como “demasiado” propias, las miserias ajenas.



EL PLAN de Polo Menárguez y basada en la obra de Ignasi Vidal. Traslada la puesta en escena mínima del teatro de guerrilla a la pantalla. Sin el más mínimo intento de convertir una obra, en un producto visual artificioso o consumible de multisalas; algunos se lo reprochan para penalizarla, ay la virgen!!.
Y a mi, esa hora y cuarto escasa. Me resulta lo más parecido a un día en mi parque temático preferido, sin colas, bullicios, ni ahijados cojoneros pidiendo más que la boca un fraile. El sumun vamos!!


Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco, nos deleitan con la esencia de la interpretación para regocijo del guionista. En una trama tan ambigua como la misma palabra - EL PLAN - puede sugerir.
Lo que para los adolescentes de hoy sería, EN PLAN… Thriller? Drama? Comedia? Enredo absurdo?
En plan, déjate llevar, aflójate el cinturón, y disfruta.
Tres vigilantes de seguridad (seguretas), en paro, desarmados por la vida y… expuestos como lo somos todo hijo/a de nuestra madre.


El destino del corto viaje está condicionado por la intriga del título; es cierto. Pero conforme avanza la película, acaba por ser meramente circunstancial y delega cualquier premisa en las angustias de cada uno de los protagonistas.
Todas ellas interconectadas y con detalles surrealistas que viran constantemente con sopapos de realidad. Pero que dan para escudriñar en aspectos muy distintos, y géneros que se entrelazan. Haciendo de la misma, una de las cintas más disfrutables que he visionado el presente año.



Ese tipo de películas de “segunda división”, donde la historia extrae lo mejor de los actores. Posiblemente, porque no se ciñe a las condiciones que el negocio del cine impone para que las películas de hoy no tengan término medio: O pretenciosas en exceso y forma. O más simples y prescindibles que el mecanismo de un botijo y la utilidad de un lápiz blanco.



domingo, 4 de octubre de 2020

LAS CANCIONES NOS DEVORAN: PLAY REPLAYLIST HASTA QUE EL ARAÑAZO SEA TATUAJE

 

Noche entrada, aúllan las sirenas y rebotan sus luces contra pared, techo... en una carambola mecánica repetitiva, es noche de licantropía.

Sus padres estarán fuera todo el mes de Octubre en unas vacaciones prometidas de bodas de plata, así que el piso sera todo suyo para que la salida de los Viernes sea por fin su momento de liturgia, íntimo y ceremonial que se merece: El equipo a todo volumen sonando BEAT JUNKIES al compás de las luces, una barra de incienso que se consume a sus espaldas llenando pulmones y pituitaria del perfume de Benjuí, gestos y poses ante el espejo, y una botella de vino que bebe mientras sigue un rito del cual solo se siente atrevido cuando nadie lo mira:


Esta noche volveré a caminar a oscuras buscando mi pequeño momento de gloria, aquel por el que pasamos de nuestro anodino anonimato a uno, más brillante y trascendente. La trascendencia de sentirse alguien influyente e imprescindible para las almas cándidas que son incapaces de encontrar la brújula de sus vidas. Yo en cambio decidí a temprana edad que debía transgredir a mi propio ser, fuera como fuese.

Cada noche acudíamos el grupo al mismo Club de la zona vieja de la ciudad, ideando una ruta parecida a la del laberinto del Minotauro por entre la callejuelas adoquinadas de la Judería, de los curtidores, y herreros. Hacia un repecho, girando tres veces a la izquierda y dos hacia la derecha se alzaba al fondo de una calle sin salida, una enorme casona de estilo modernista y adobes desconchados. En la puerta un enorme Puertorriqueño de ojos azules y espaldas musculadas vigilaba que todos aquellos que tenían la suerte de ser invitados entrasen en perfecto y sigiloso orden. Desde dentro no se oía ni el más mínimo atisbo de música alguna, una serie de puertas, baldas, y contrapuertas evitaban que saliese al exterior el más mínimo sonido, y todos íbamos entrando religiosamente como si aquello fuese un club clandestino.

En realidad así era, una sala regentada por tipo espigado que se apoyaba como cada noche en la barra del final y consumía a pequeños sorbos Dry Martini, uno tras otro sin aparentes signos de embriaguez; que escogía cuidadosamente aquel que podía ostentar el privilegio de codearse con lo más actual de la noche cosmopolita, o familiarizar con la camada que más le convenía: Tribus urbanas recluidas en guetos, desvirgados ligeros de cascos, adictos compulsivos a las sustancias, melómanos emocionalmente frágiles, velludos motards de cruzadas desgarradas, intelectuales varios, madres sin pareja conocida, jubilados recompuestos por la tecnología cibernética, niños que se quedaron milagrosamente en los 14 años, hermosas chicas lanzadas al estrellato, coreógrafos de la noche. Y yo.

 



Permanecía unos minutos observando de forma panorámica la enorme sala antes de bajar el primer escalón hacia lo que era el en teoría Hall de la sala: Miraba de izquierda a derecha y recomponía una hipotética noche al frente de los mandos de la tan codiciada mesa de mezclas. Allí, en un plano superior y tras una especie de púlpito desde donde predicar las salmas a las almas perdidas, estaba Deejay MÁS. Un veterano y déspota residente que cada noche daba y quitaba aquello que el porcentaje más alto demandaba, desde las manadas numerosas, hasta el último y solitario invitado. Todo dependía en gran parte de la cantidad de sustancia que habían abonado voluntariamente los consumidores: Según los guiños, muecas y movimientos de cabeza que el cliente estuviera dispuesto pagar al Barman, tantas eran las gotas que añadía a la consumición.


Hubo una noche una de mis primeras noches que me animé a comprobar los milagrosos efectos del cuentagotas y que todo el mundo se peleaba por contarte; tantos efectos y sensaciones como la adicción del narrador tuviera. Fue la única vez y jamás volví a caer en la tentación tras comprobar que no era dueño de mi lengua vivaz, ni de mis movimientos reflejos. Desde entonces me mantuve por largos periodos abstraído de lo que en el centro de la pista sucedía.

Tan solo irrumpía en ella cuando el alcohol en sangre era superior al 70%. Entonces, mis piernas y el grupo de nostálgicos saltábamos a la pista y balanceábamos nuestros cuerpos al ritmo de alguna vieja pieza que Dj MÁS tuviera el generoso gusto de brindarnos. Es curioso porque aunque siempre tuvo una manera poco democrática de pinchar, sabía como conformar a todos sin que se notara el menor signo de que descendía el flujo de público en la pista; era inteligente.

Los bombos y los ritmos se sincronizaban magistralmente proyectando un aura divina sobre él, cual bola de neón. Jamás podías acceder a suplicarle una petición por lo inaccesible de la cabina, pero sin embargo era tal el acierto en sus mezclas que parecía que las melodías estuvieran sospechosamente compuestas para su lucimiento personal. Nadie dudaba por un momento que todo dejara de transcurrir según el guión, ni mucho menos que fuera otro el que dictara, qué nos convenía o no escuchar y bailar durante el resto de nuestras vidas. Una relación de semi esclavitud y de devota sumisión que se apoyaba en la creencia general de que el magnánimo indicaría por siempre el camino de sus siervos.




Tuvieron que pasar largos años hasta que alguna voz se alzara contra el mesías. Aparecieron los primeros clanes liderados por gente a la que las sustancias ya no le seducían, pandilleros que blandían canciones de afilado acero cortante que amenazaban con rebanar con una certera elipse cuello y manos del laureado dictador. Algo sacudía por fin el cómodo conformismo de fiel clientela, sin acabar de dilucidar qué fue lo que todo ese tiempo nos deslumbró y lo que progresivamente fue generando el cambio, para que se despertara en mi interior un rumor de protagonismo.

Yo emocionado sostenía que no era necesario tener dos manos para cuadrar los temas, porque el Rock jamás se mezclaba, ¡sacrilegio!, bramaba yo con mi brazo mutilado. Apoyando mi teoría un emocionado al que le faltaba la oreja y todo su pabellón auditivo: - No se necesita, no!!, porque aquí jamás se va a volver a escuchar una guitarra, sentenció.

En la pista seguían bailando como malditos, resonando en las paredes chirriantes los alaridos de James Murphy mientras sonaba la Crass-version de Yeah!! Algunos se habían abalanzado batiéndose en duelo como si representaran una escena de West Side History en piel de Sharks y Jets: Los que exigían por un lado una pista anárquica donde imperaran las cajas y los bombos sin orden alguno, encarnaban a un Juan arítmico de sordera profunda. Y yo aupado por románticos Condes de Montecristo, metido en el papel de un Tony lastimero, enarbolando en la única mano que me quedaba y gritaba: - El poder de la canción autobiográfica supera con creces el arte impuesto de la danza!!

Al cabo de una hora había desaparecido cualquier vestigio de romanticismo, y lo que antes era una discusión pasional se había revelado como un ajuste de cuentas sanguinolento que se parecía más a lo que Bill Cutting abonó en el New York de 1850. Y lo que creiste licor pegajoso en la planta de tus pies, ahora es un líquido oscuro parecido al tuétano: LA VIDA SE NOS VA, GUÁRDALA EN BOTES.
 


Este fin de semana vuelve a recordarnos, que nuestras vidas: Las vividas, consumidas y editadas según el caprichoso y parpadeante ritmo de nuestra memoria. No son más que un tenue ecualizador con luces, que baja y sube al ritmo de nuestro estado de ánimo.

Las canciones me han vuelto a atar desde los bajos de la cama y con los pies al aire:

Me han mordisqueado el dedo gordo y han ido subiendo por la pernera. Pensado que el radio despertador se había revelado en un día de fiesta arbitrario, lo he aporreado hasta despertar al vecino del tabique contiguo: - Muereduérmete hijoputa!! Aporreando cabezal con cabezal al compás de Walk This Way RunDeeMecero.

Sin olvidar que las canciones me siguen consumiendo y tengo que subir el volumen apunto de que la exorcización o muerte sean la cura definitiva.

 2nd_2020_PLAYLIST

SOUNDTRACK CREDITS:

00_SILVIA PÉREZ CRUZ-FUTURAS MADRES DEL MUNDO
01_KHRUANGBIN-TIME (YOU AND I)
02_SHE PAST AWAY-RITUEL (THE SOFT MOON RMX)
03_CANNIBALE-SPECK OF DUST
04_YUMI ZOUMA-RIGHT TRACK WRONG MAN
05_KMFDM-KMF DUB
06_DMA'S-NEVER BEFORE
07_TOOT_ARD-MOONLIGHT
08_JOHN FOXX & THE MATHS-THE DANCE
09_MUERAN HUMANOS-EL LAGO
10_LAND OF TALK-LOOK TO YOU
11_LUKE HEINES & PETE BUCK-BEAT POETRY FOR THE SURVIVALIST
12_FONDA-THE WAY OUT
13_PREFECT-HELP!
14_KESTRELS-GREY AND BLUE (ft J Mascis)
15_SHE PAST AWAY- DEAR DEER RUH
16_FUTURE ISLANDS-FOR SURE
17_THE BLACK WATCH-TWISTED THINKING
18_CORIKY-SHIDILEEBOP
19_RVG-I USED TO LOVE YOU
20_THE NUDE PARTY-THIRSTY DRINKING BLUES
21_BLACK LIPS-HOLDING YOU
22_MR BEN & THE BENS-WATERING CAN
23_DEHD-FLYING
24_CHUCHO-AGENTE SEBSO
25_BEST COAST-EVERYTHING HAS CHANGED
26_WAXAHATCHEE-HELL
27_GARY OLSON-GIOVANNA PLEASE
28_THE ORIELLES-WHILST THE FLOWERS LOOK
29_DEVON WILLIAMS-OUT OF TIME
30_OTHER LIVES-HEY HEY I
31_ISOBELL CAMPBELL-THE HEART OF IT ALL
32_THROWING MUSES-UPSTAIRS DAN


miércoles, 30 de septiembre de 2020

EVASIÓN Y VICTORIA, O EL VIAJE A LA TIERRA PROMETIDA: ALT EMPORDÀ

 


Que la fuga del mundanal ruido de la incertidumbre te lleve de un tirón de brazo. Al júbilo silencioso y emocionante, de un paraíso digamos que… ¿desconocido?; si es así como con la mirada puesta en la playa, pudiésemos ilustrar el olvido de lo que se sacude a nuestras espaldas.

Sería con más que menos fidelidad, el resumen de mi semana en el Alt Empordà a un mes vista: Entre el Paraje Natural de L’Albera y Els Penya-Segasts de la Muga.
Uniendo con un hilo invisible: Cada pueblo, bodega, vino, y particular suelo que el nacimiento de la cordillera pirenaica otorgó a este singular paraje. A merced de la Tramuntana y el Mestral del Canigó, y una de las D.O’s más prometedoras, cohesionadas y diversas del territorio Catalán.
 


Por ende y no en vano, es de las pocas denominaciones de origen catalanas que centra la mayor parte de su producción en la venta local.

Difícil de encontrar los nuevos y más excitantes proyectos en las tiendas de Barcelona, on line. Y sin embargo, con una manera de entender su diversidad y diálogo entre el pasado, presente y futuro, tan envidiable como lo es la unión entre productores independientes, familiares, jóvenes venidos de fuera, y extraordinario diálogo con el sur del país vecino.
Un lujo perfecto, para sacudirnos estereotipos, falsas creencias. Y dejarnos llevar por nuestra naturaleza instintiva.



Aquí no voy ni a daros una turra de mi viaje, ni disertar con todo lujo de detalles lo que allí se puede encontrar. Y ni mucho menos pretender dar lecciones de absolutamente nada.
Fui como un ignorante, y volví como un niño con las experiencias en blanco y apenas tres páginas. Del diario que ni siquiera pretendo acabar; siempre un continuará.
Sintetizado en unos cuantos vinos ligados a un paisaje, a unas gentes, y a la historia que siguen escribiendo. Tal cual.
Y con el deseo de animaros a ir, no solo aquí, sino a todos los territorios interiores a los que hacemos oídos sordos, embadurnados en bronceador, atufando a sangría y cerveza de lata.



T’ESTIMI (sin D.O hasta el momento)
Blanco de Lladoner Roig y Blanc (o como se le conocé a la Garnatxa en el Empordà).
Un vino de dos exdeportistas profesionales, que dando un giro a sus vidas, están dedicados estos últimos años a elaborar vinos de alma incontestable.
Vanesa Martin (ahora enóloga), y Jordi Simón llevan escasos años produciendo este extraordinario blanco con carácter de Blanc de Noirs y crianza en barricas usadas de Xarel.lo, provenientes del Penedés y con leyenda a sus espaldas.


Un blanco curioso cuanto menos, porque a mí personalmente, me rompió de entrada los esquemas que tenía en blancos Apurdaneses; bastante menesteroso yo, he de admitir.
 


De nariz generosa en matices y evocaciones de gran Borgoña pese a su juventud, y que ya le augura una prometedora evolución futura. Su entrada en boca consta de diferentes fases; a cual más rica:
Ligera untuosidad con notas salinas y algo de mineralidad oxidativa. Y un final con una acidez rompedora con ligeras notas de piel de cítricos. Que limpia, y deja un largo postgusto que inunda y pide más. Es cambiante conforme se abre en copa y sube la temperatura.
Tiene carácter, pero a la vez, volumen y amabilidad; la justa para que no peque de pesado ni de excesivamente estructurado.
Y eso es un lujo, creo yo. Primero porque es joven todavía, y después porque pese a esa juventud y nervio, es complejo pero de una complejidad que cautiva por la cantidad de matices y lo fácilmente bebible que es a la vez.
 

 

Habla del paisaje y expresa fantásticamente su terroir. Es espectacularmente equilibrado, sin perder ese ápice de locura asilvestrada. Elegante y desenfadado. Diferente, y como bien dice su nombre: Adorablemente cautivador, y con un prolijo trabajo magnífico, al embotellar historia, identidad, y singularidad.


Esta botella la compre prácticamente sobre la marcha. Según aparcaba a las afueras de Capmany, y salía del coche oteando el cartel luminoso de EL PARRAL a las seis y pico de la tarde.
O lo que es el edificio de la vieja Cooperativa de Capmany.
No fuera a quedarme sin vino un domingo de vacaciones. Previsor que es uno.


Allí, ya pude ver la artillería variada de elaboradores que Miquel Llosa tenía a bien disponerme: Más del triple de lo que imaginaba y todo un lujo en el municipio.
Como posadero: dio de beber al desamparado, al sediento… Y como si fuera un peregrino. Me ilustró desde dentro hacia fuera, de la cantidad de contorsionismos – igual que su orografía – tiene L’Empordà, desde sus escarpada costa hasta su interior.



Fui a la diminuta y escondida Colera, siguiendo la pista de otros (amigos íntimos) que estuvieran semanas antes. Como si el tiempo largo sin vernos, ejerciera de rastro a seguir en busca del fantasmagórico abrazo desaparecido.

Los pude oler, percibir su presencia, y hasta visualizar sus estampas en las calas más coquetas de la Costa Brava. Y allí, en Tots Som Pop (todos somos pulpo). Encantado por las viñas colgadas de los desniveles y encaramadas al mar, de Edu Hugas & Co. Aka Celler Hugas de Batlle. No pude más que visualizar un prometedor Rosado (por más que el gran público los subestime). Perfecto para acompañar unas Ortiguillas o un estupendo Arroz en pie de terraza.


CAMÍ D’EN POCA SANG 2019

Un Rosado de espectacular e intenso color proveniente de las Garnatxas Negras más antiguas de la Bodega, en la parcela de La Coma Fredosa y Coma de Vaixell. Que toma nombre del camino de acceso desde Colera, a escasos 3 kms, y de maduración excepcional puesto que hacen de mirador al mar, y ven despuntar el alba cada día.

Influencia clarísima mediterránea: Salinidad, Intensidad y ese punto de asilvestramiento que ejerce la Tramuntana; donde allí es especialmente intensa (200 días al año).

 



De intensa entrada olfativa a frutillos rojos silvestres y hierbas de montaraces, se presiente más extracción de lo normal en un rosado, dando: Una entrada con impronta de tinto, a la par de una juventud punk y desenfadada.

No hay rastro del empalague típico de un rosado. Goloso pero sin excesos, y estupendo equilibrio entre la untuosidad, excelente acidez, y matices de salinidad y mineral.

Que los Arañones, el Pomelo y la Grosella interactúen tan bien en boca, a la par de su complejidad y largo postgusto. Lo hacen ideal y versátil ante cualquier alimento por potente que pueda parecer. Hasta se le puede intuir una evolución interesante con algún año más.

Pero sobretodo, es un vino muy veraniego sin prescindir de la chicha que se le puede exigir a un vino con personalidad, carácter aunque también juguetón. Que ilustra a la perfección, la ubicación de sus viñas y magnífico paisaje que las ve crecer.

Un Rosado de 10, accesible, diferente y superempurdanès.




De las extremas facciones costeras de Colera y Port de la Selva, o las impresionantes vistas de la Serra de Rodes; casi en línea recta. Nos fuimos en busca del lado más extremo de los Acantilados de la Muga.

Allí, a un paso del Embalse de Boadella, está Sant Llorenç de la Muga: Una diminuta villa de origen medieval que bien vale su encuentro por el magnífico viaje entre Alcornoques, y su escasa media hora desde Capmany. Y evidentemente, por la belleza y tranquilidad de sus callejuelas y alrededores; claro está.

Desvelar lo que allí podéis encontrar sería por así decirlo... Como deglutiros el mínimo interés por la aventura que cada uno/a pueda tener.

Y así, prácticamente de casualidad, pues no planifico apenas la dirección que toman mis pasos. Acabamos en EL HOSTAL DE L’AIGUA, donde la funcionalidad y mínima intervención es un valor en alza; para quien la apreciamos, claro está.

Por la misma casualidad y practicidad que hace que me suba en marcha por intuición. Fue allí donde descubrí los vinos que 30Kms más abajo hace el bueno de Jordi Esteve alias RIM (diminutivo de Raïm o Uva en Catalán).


Para entender sus vinos, es imprescindible conocer a su elaborador y lo que le movió en 2013, a perderse en minúsculo pueblo por donde entró la Filoxera hace 140 años.

Sus siete años de trabajo titánicos recuperando la viña centenaria abandonada a su suerte, en pleno yacimiento pirenáico repleto de terrenos pizarrosos y pasos fronterizos clandestinos. Ha invetariado viejas bodegas desaparecidas, ha impulsado ferias fronterizas con la Sierra de La Albera como estandarte, y lo que nos rondará morena.

Yo, de momento. Todavía ando descifrando la vitalidad embotellada, de aquel cupatge imposible entre Garnatxa (Lladoner) y Muscat.

Un Rosado, o tinto mestizo. Que exprime toda la licorosa fruta de la mineral y concentrada Garnatxa, junto esa parte más floral del Muscat, de ambas partes de la frontera. De ahí su nombre:


CONTRA-BAN


Ese homenaje de líquido elixir a las zonas de nadie. Que si en disposición de hablar estuvieran, bien podrían llenar de anónimas historias la estantería de nuestra biblioteca:

Desde los exilios de la guerra civil, al contrabando. Que hace de esas zonas, territorios que poco o nada tengan que ver con el empeño humano por poner límites a lo ilimitado. Como la manera en la que Jordi Esteve ha descontextualizado su pasional juventud, con los viejos viticultores de Rabós. Para elaborar vinos que quiebran esas mismas facciones de los defensores y detractores de lo Natural, Ecológico, Biodinámico, Tradicional o ¿correcto? A la hora de juzgar un vino.

 



Así como los vinos más tradicionales necesitan exhalar el volátil concentrado, para mostrar su virtudes. Los vinos con mínima intervención, también muestran ese rastro de fermentación, bodega, o Sidra; como dice mi mujer. Antes de eclosionar la plenitud de sus atributos.

A ti te encanta ese volátil a resina y epoxi de los vinos concentrados? Pues a mi me pasa lo propio con ese rastro que deja la fruta, sin colorete, maquillaje y rímel que los disfrace.

CONTRA-BAN es como una tisana de paisaje y territorio. Una golosina de fruta, fruta y más fruta que inunda de gosellas e Higos secos la boca, y la liga magistralmente con el lejano perfume de Magnolias, Hinojos y Retama. Con un fondo apenas inaudible del pedernal, la pizarra y el grafito; también. Convirtiéndolo en un vino mestizo de cien razas y hechuras, u otro rosado que en realidad tampoco lo es. Viviendo salvaje en las zonas más oscuras de la costa sudorosa y playera, y domado lo justo para darte un lametón, una caricia y si se tercia y hay predisposición, contarte una fábula.

Vinos felinos si señor!!



Siguiendo esa fina frontera, saltando como las cabras aquí y allá. Tampoco voy a andarme con remilgos y prescindir de esos sitios que me dan la vida cuando las circunstancias te la sustraen, o lo intentan; que ya quisieran.

La vida es un instante, un chasquido de dedos; yo que no se hacerlos sonar. No es ni siquiera un recuerdo, pues los recuerdos solo se deberían grabar por sensaciones momentáneas ya que la memoria la vamos a perder en cuatro días. Y esto no es un blog sino un diario de navegante, pues cualquier día la perderé y también.

Así que a falta de tocadiscos, soundsystem en la casa rural y el tiempo justo al volante para mi ducha estival musical. No iba a ir yo al VINILO? Más todavía si Nico Maytea te dice: - Ves, corre!!

No así exactamente, pero en síntesis SÍ.


La gente va buscando los típicos restaurantes de L’Escala con aire de peli de Alfredo Landa o Juanjo Menendez; a sus pies siempre, aclaro. Pero VINILO no es eso. Que podría ser un bar musical y una terraza de tomar Aperoles y eso… Y tampoco… o sí

Vinilo es lo que tu quieras, pero sobretodo: Un sitio para confiar tu mejor coche, la novia o tus hijos; lo que más quieres. A Alfredo y su pareja (ni Landa, ni es Sueca).

Que bien sería como cerrar los ojos y dejarte llevar a tientas a la Borgoña reína de Pinot Noirs. A su pequeño huerto familiar de colorido arco iris. A Pals y su extraordinario arroz. O a una barca en medio del Mar en busca de cualquier alimento marino con el que poner la bengala a una comida.

Para mi, suficiente un Arroz semi meloso de cangrejo y erizo. Con un Borgoña fonambulista de Chapuis de Coteaux du Bourguignons:

Pinot Noir y Gamay de zonas frías que hacen de visor de lontananza, donde casi se pueden tocar con la mano los verdes de Pommard, a apenas 200kms de la frontera Suiza.



Que maravilla!! Fluido y de fondo profundo, de zancada larga y saltarín de cross entre matas de fresas, grosellas y arándanos. Nariz para que tu cuñado te haga ahogadillas como antaño en la playa, pero en vez de llorar de berrinche, sucumbir en plena aromaterapia. - Esa si que es aromaterapia y no la de las cosméticas!!

No hay a día de hoy ningún lumbreras al que se le ocurra capturar y sintetizar el aroma de una copa de vino vacía con su perfume residual? Debería, y yo, me pediría una suscripción anual. Inútiles!!

En boca a la par de adictivo y pellizcante ¿se dice así? Su combinación exótica de Pimientas Negras y voluptuosas Violetas, lo hace un extraordinario todoterreno. Según mi hijo de 13 años que por primera vez pidió probar un vino, en palabras textuales fue así: - “Este vino me ha impactado” Así, tal cual. Casi lloro de emoción

Que pena que esta asquerosa pandémia no permita abrazarnos. Con lo bien que éstos exorcizan las penas e ilustran las alegrías joder!!



Los siete días pasaron volando, como si el amago de Otoño del 28 de Agosto nos fuera a cortar la cocción. O los vientos pirenaicos nos enviaran de nuevo a nuestras malditas urbes plagadas de psicóticos congénitos.

En esa semana he/hemos intentado conciliar cada una de las facetas de está magnífica zona: Lo moderno y más exquisito, las terrazas de pueblo, el consejo del pagés orgulloso, el restaurante de menú supervivencia y alegría intrínseca como el divertido Can Batlle de Garriguella. Los desayunos/cenas el la Plaça de la Torre, bálsamo de tranquilidad con sus frescas noches y esa tranquilidad que se refleja en las expresiones de sus comensales. La tradición cuidada hasta el mimo de Ca La Marìa. O la única visita a Bodega el Olivardots teniendo en cuenta el trasiego de la vendimia.

Para quedarse a vivir, o pedirle faena Salvador Batlle en el Cósmic de Agullana, vamos!! Trabajaría sin remuneración. Por el simple lujo de tocar el cielo estrellado de puntillas.




El broche intentando detener el tiempo entre piscina, sol y contemplación, lo pusimos en manos de Ca La María y el Celler La Vinyeta; a 15 minutos de Can Llobet. En pleno centro de Mollet de Perelada, un antigua bodega ejerce de pequeño templo de la tradición familiar desde hace más de 50 años.

Solo por probar sus Sardinas escabechadas con el vinagre de solera que ellos mismos elaboran, ya vale la pena acercarse.

Una comida final familiar, en familia. Que pusimos en manos de un MIG MIG que un poco intenta concentrar en una botella todo eso: El pasado, el presente y el futuro, pero siempre desde una perspectiva heterogénea y con conciencia de territorio.


 

Un tinto con mitad y mitad de Garnatxa Roja de viñas viejas, típicamente Ampurdanés, y una uva de origen Francés como el Marselan. Que aunque no está incluida por la D.O, ya se están elaborando bastantes vinos en la zona de Penedés con una adaptación prodigiosa y magníficos resultados.

En copa tenemos un vino versátil y de contrastes juguetones; otra vuelta de tuerca más de este joven proyecto entre Josep Serra y Marta Pedra (Vins de Pedra/Conca de Barberà).



De olfativa licorosa y profunda, rica en disfrute y complejidades. Su ataque en boca es fresco y consigue lo que se propone: Preservar esas notas de fruta roja ligeramente compotada sin renunciar a la sabiduría de sus viejas viñas con detalles minerales, de bosque húmedo y tostados de cacao y cómoda de la iaia. Y redondear con paso firme pero fino, con muy buen volumen y unos taninos ligeritos y salivantes.

Con la comida se comporta de forma estupenda, ya sea con las sardinas escabechadas, el pollo con gambas, los quesos del final, o el confit de pato. Algo que ya sabemos del Marselan, como variedad de potencial gastronómico envidiable.


La Vinyeta, es una bodega con escasos 14 años, que se estableció en Mollet de Perelada como un proyecto tan pasional como loco. Teniendo en cuenta que los viejos del lugar no confiaban en aquellas tierras según ellos: poco fértiles.

Pero tras estos casi 20 años, Josep y Marta han postulado como una de las agrobodegas más inquietas y renovadoras.

No solo elaboran vinos con una R.C.P imbatible y franqueza sin rodeos. Sino que además, han recuperado fauna, olivos, una granja con sus propios productos y la apicultura, con la sostenibilidad como bandera y un agroturismo autodidacta e imaginativo; basta con ver sus recientes premios al enoturismo y trabajo en Celler, otorgados hace un par de años. Mención aparte tienen los vinos que Marta elabora en la Conca, con un Trepat espectacular. O sus vinos especiales de parcela (microvins), los de Sol i Serena, su Mistela experimental, o su vino de aguja con levaduras de cerveza.



Un pequeño milagro, que junto con los innumerables que se dan por este curioso paisaje a merced de la Tramuntana.

Hace que el Empordà sea posiblemente la zona más inquieta y prometedora, por varios factores importantes: Su juventud, su escaso encorsetamiento fruto de su diálogo fronterizo y mestizo, la variedad y riqueza de sus suelos, y sobretodo, por su estupendo diálogo y concordia que hay entre los jóvenes y viejos viticultores.

Hay más, desde luego. Pero tendrás que ir tú a descubrirlo.

Yo lo hice con las rugosas texturas del SUN RACKET de Kristin Hersch y sus THROWING MUSES.

 



Un disco que recoge la evolución mucho más arisca y abrasiva de la banda de Boston y su autora. Un camino que al igual que el Empordà: Se retuerce entre las secundarias costeras, a pie de mar o subiendo a las cimas para asombrarte por las caprichosas formas de su litoral. Y que indudablemente modula el carácter de su gente, como parte más; que somos. Del paisaje y singular ritmo que nos marca la naturaleza, si estamos dispuestos a ponernos en sus manos.

Alabada sea la diosa naturaleza y nosotros, minúsculas circunstancias en el tiempo y en el universo.