Pon
luz cenital sobre lo que verdaderamente merezca la pena ¿oyes el ruido ahí
fuera?
La
gente a menudo grita por frustración personal. Quédate con el susurro al oído.
¿ves que todo se ralentiza y se detiene? Mucho mejor ahora.
Salí
a pasear por el extrarradio de las redes y perdí las llaves de casa. Desde
entonces he estado vagando, siempre con la palma de mi mano sobre mi frente;
como una visera de caddie. He intentando que los focos no me cieguen (tarea complicada,
he de decir).
Pero
sin llegar a saber si he encontrado el camino, si regresar o no, o estar y no
estar.
Tampoco
creo que merezca la pena explicar porqué -de golpe- me ha dado el arrebato de
sentarme ante la pantalla del ordenador.
Supongo
que como no me gusta dejar a medio hacer las cosas. He pensado que sería una
especie de desgracia tirar a la papelera este puñado de canciones: Vitaminas
b12, opiáceos que facultan en el arte del vuelo sin motor, y/o píldoras de
felicidad momentánea.
Lo
he cogido con tantas ganas, que voy a permitirme el capricho de daros el coñazo
explicándolas una a una; eso que ahora tan poco se lleva. Pero que igual, pues
lo hago para llevar la contra.
TIC,
TAC y… Una:
Xavi
Moyano, además de hacer unas paellas maravillosas (como
Valenciado de ley que es), impartir clases e ilustrar a jóvenes estudiantes,
Es, y vaya esto por delante: Un amigo de esos: grande como una montaña y jugón
en el arte de celebrar nuestra existencia.
Su
nueva entrega en dos capítulos y con el primero sonando a toda máquina en mi
salón. Tiene todo aquello que se precisa, para moldear algo más omenos tangible, visible y arrullable que
ilustrase nuestra falta en todo este año pasado y venido; que aunque estemos
(más o menos) desconfinados y liberados, estamos faltos ¿sois conscientes no?
Pues
“canción de amor”, para mí, es eso:
Casi
cuatro minutos de amor incondicional o diría más, cariño inmortal; que incluso
es más comedido y necesario.
En
el conjunto de estas 38 canciones puedes encontrar discos más que comentados
ya, como:
El
de The Coral, la enésima y magistral vuelta de tuerca de los Wedding
Present de David Gedge a su repertorio; sin desperdicio alguno su dueto
con Luise Wener recuperando una inédita de sus Sleeper, lo advierto. La
mutación de Cold Cave en unos New Order más frescos (o
acertados), si me apuras.
Y
también alguna predilección personal de lo poco en cantidad, pero grande en
calidad a lo que le he dedicado reseña y letra este año: Yung y Alpine
Decline; aunque de estos últimos, el temarral que me tiene loco es la
remezcla de Plaisir de France con “Personal History”. Y que por
desgracia (o no), no he incluido en esta selección (¡buscadla maldit@s!)
Hay
discos también, que en condiciones normales habrían sido reseñables con todo
lujo de detalles y acompañados por uno de esos vinos que me enamoran; mal que
le pese a algún hater anónimo. Como es el caso del debut de Paul Darrah desde
Brooklyn, y sus Tennant from Zero.
Un
trabajo que apareció a principios de año y que, al escucharlo, me fue
inevitable no mirar con el rabillo del ojo a Prefab Sprout, Roxy Music, o a los
Blue Nile; como esos abanderados más recurrentes del Pop romántico y
sofisticado de los 80.
De
todas maneras (y será porque a mí me encanta ese rollo, más si cabe ahora que
no toca). Flight me parece una maravilla que más que rememorar necesariamente a
esas bandas que siempre están en boca. Lo que hace, es enriquecer una manera de
entender el Pop. Igual asociable a las bolas de alcanfor y unas maneras algo
ñoñas, pero arrebatador y excelso para mí. Igual que también lo son The
Associates o Destroyer como hermanos putativos de este trajín, e igual menos
mentados.
Otra
sorpresa mayúscula de este raro 2021; y que igual va asociada esta vertiginosa
euforia mía a la dificultad de adquirir estos hallazgos (no digo que no).
Es
la de este tipo natural de Ohio y de origen coreano, con una pasión y vozarrón
grande como las olas de Hawái.
St.
Lenox, que es como se hace llamar.
Y
solo necesita unas bases de teclado y percusiones, para desplegar todo un
mundano diario de la América más cotidiana de aquellos que huelen a café, barra
de bar, a los robles de Park of Roses, y a pan tostado. Una maravilla de disco
de una naturalidad apabullante, que derriba estereotipos a golpe de talento.
Digamos
en forma de resumen, que las casi cuarenta canciones que surten esta selección,
sin vanidad alguna:
Ni
son los grandes éxitos de este 2021, ni tienen porque ser la tarjeta de
presentación de discos enormes, y desde luego, no cumplen escrupulosamente la
etiqueta de “novedad”.
Me
he hartado un poco de cumplir plazos, y lo único que puedo asegurar es que son
canciones egoístamente especiales para mí y temazos indiscutibles.
La
de Vinny Peculiar (al que no me cansaré de reivindicar), es una
reedición que se publicó entre el 95 y el 97; imaginaos.
Un
discazo imprescindible, en cualquier caso.
Con
la vuelta de Arab Strap tras de 16 años sin publicar y con la
fabulosa y prolífica carrera en solitario de Marcus Middleton como único
sustento; bendito sea él. Es un pulso personal que llevo desde que se publicó
en marzo, y que me ha acabado doblegando por las inmensas letras que acompañan
a su métrica mecánica, y a la hermosa austeridad de su música. Volviendo a
revalidar con esa prosa deshidratada, la sobriedad del Lo fi tortuoso que a mi
tanto me recuerda a los primeros Notwist, a Thomas Leer , o incluso a los Felt.
Y
justo al otro extremo Spector.
El
quinteto de Shefield que publicara allá por el 2012/15 sus dos únicos discos
sin apenas repercusión por nuestras tierras; y donde yo me incluyo. Recuperaron
la primavera del año pasado, una especie de grandes éxitos que para que me
entendáis: No precisa el más mínimo empeño, para que por ende de su contagiosa “indiepopsintetizada”
a ratos guitarrera, y otros más dance (todo como muy de los 90/00). Caigáis
como lo he hecho yo _supongo_ por el ayuno de cosas que me recuerdan a mi época
más lustrosa, jovenaza, y bailarinosa. Sospecho.
Y
lo más curioso es que este compendio de jitazos contiene justo todo
aquello que no venía en sus discos grandes, y Fiction Records publicara a base
de Ep’s entre el 2017 y el 2019; que cosas nos da la vida ¿no?
Hace
más de un mes que dejé aparcado este mamotreto de texto: Me salí a hacer un
pitillo al balcón, con una copa de las ENCARINYADES de tito Salva
y hasta ahora; una evidencia más de que me volví a perder.
Me
debieron agarrar por las solapas de mi camisa. Y en volandas. Embelesado en
triángulo amoroso de la Cariñena Blanca, tinta y gris. Dejé de hacer pie, y
sucumbí más aun que otras veces, a este 2017 lleno de frutilla, nubis de frambuesas
escarchadas, fresa ácida. Y una profundidad que hace aquello que hueles, te
impregne todo el ser: La fruta roja silvestre fresca, los fondos tostados, su
sapidez, el monte, y hasta el paisaje de Agullana se puede sentir. Junto a lo
bien que se ha acomodado en la botella tras unos años. Maravilloso!!
Pero
me he prometido liquidarlo en los días que me quedan hasta volverme a perder en la
Terra Alta. Sin saber con certeza si cogeré el hilo inspirador igual que
Picasso en Hort de Sant Joan, o me perderé definitivamente.
De
entre este dossier, aperitivo vermutero y variadito, de bandas más que
interesantes donde enriquecer nuestra dieta musical global: Astute
Palate, Portrayal of Guilt, Helvetia, The City Gates, o los franceses Siz;
la mayoría en clave guitarrera. El magistral regreso de Pink Turns Blue,
el fetiche tecnopopero del exFatima Mansion/Microdisney Cathal Couglan y sus Telefis.
O la inocencia prometedora de Dad Sports, junto a la magistral psicodelia
soleada de Matt Berry y Frankie Sunswept en forma de dos maravillosos discos.
Cerramos
el catálogo de discos curiosos e interesantes, con MOAT. O lo que
es lo mismo: La segunda conjunción desde el 2013 del segunda voz y guitarra de
The Church, Marty Wilon-Piper, y el que fuera guitarra de los desconocidos y muy
recomendables Weeping Willows, en forma de álbum.
Un
disco en apariencia menor, pero con el único rastro brillante de lo que fueron
ambas bandas; quizás con la balanza más hacia la influencia de los
Australianos. Aunque en cuestión de confección y patronaje hay claros rasgos de
los Suecos.
Disco
más acústico que eléctrico, con guiños folkies que evocan con singular
melancolía esos pasajes arrabaleros y mediterráneos que tan bien narraba
Leonard Cohen. Y que en otras como en “The Roadmap to my Soul”, captan
el desaliento melódico de Eric Clapton.
Pero
que en realidad, es un homenaje de tono reflexivo e inspirador donde confluyen
con exquisita lucidez, muchos de los sonidos que atesora Martyn en su inmensa
colección de discos “in Deep music archive”. Y que apenas entornando los
ojos y siguiendo el ritmo de tu respiración, puedes atisbar infinidad de finas
influencias, recuerdos… Pistas en definitiva, de todo aquello que hemos vivido
vía sensorial. Y que se entremezclan como el tejido de nuestro ser en forma de
canciones difusas y placenteras.
Muy
recomendable, palabra.
Ahora
sí.
Me
voy a preparar mi infusión de jengibre,espino blanco, manzanilla, tomillo, anís
verde, y cola de caballo. Y voy a flotar ante el espectáculo abrumador de cielo
nocturno, que se descuelga ante mi balcón. Mientras, en día fruta y con la convinación ideal: 21/08/21 de luna llena creciente. Salva, se dispone esta misma noche a soñar en la inminente vendimia (esllomada) 2021 con su Muscat de Capmany pidiendo magreo.
!Suerte!
De
pequeño me crie ante un enorme cubículo de quince plantas y mil metros de ancho,
que ni el sol dejaba pasar. Y desde hace 25 años doy gracias a la vista que me
ofrece mi minúsculo mirador, sin edificio que me impida ver: El horizonte de
Collserola, las azoteas, las estrellas, la luna siempre presente, y LA NOCHE.
Me conformo con tan
poco…
00_Francis Lai_Un homme et une femme 00_Xavi Moyano_Canción de amor 01_The Coral_Change your mind 02_Tenant from zero_This can't wait till later 03_The Wedding Present_We should be together 04_Sondre Lerche_King of letting go 05_St. Lenox_Deliverance 06_Roosevelt_Stranges 07_The Chain Gang of 1974_Fall into me 08_Cold Cave_Night Light 09_Arab Strap_Here comes comus! 10_Telefis_We Need 11_Blood Cultures_Beneath the moon & Me 12_Legss_Writing comedy 13_Sleater-Kinney_Worry with you 14_Astute Palate_Loose wings 15_The Mistons_Transmission 16_Du Blonde_I'm glad that we broke up (feat ezra furman) 17_Tv Priest_The big Curve 18_I Like Trains_The truth (vessels remix) 19_Portrayal of Guilt_Anestesized 20_Pardoner_Spike 21_Dad Sports_Many Faces 22_Helevetia_New Mess 23_The Oilies_Free the monsters 24_Ohtis_Schatze 25_Spector_I wonn't wait 26_Cathal Coughlan_My Child is Alive! 27_Pink Turns Blue_There must be so much more 28_Siz_From the sea to your mind 29_The City Gates_Maddening 30_Alpine Decline_I got up (just like john sinclair told us to) 31_Yung_Friends on ice 32_Frankie Sunswept_This bleeding heart 33_Matt Berry_Like Stone 34_Glom_Again 35_Moat_Helpless 36_Vinny Peculiar_A man can lose himself 37_Tom Trago_Passenger seat 38_Observe Since 98_Fly Beret (feat Jamil Honesty,Planet Asia, MidaZ The beast & dj dolo76) 39_Alpine Decline_Personal History (Plaisir de france remix)
Es
muy posible que ésta, sea la única manera de avanzar con la certeza de llegar:
“Con
pequeños objetivos y humildes propósitos”
Qué,
al fin y al cabo. Son de los pocos a los que me puedo comprometer dada mi
escasa ambición. Si es así por lo menos, cómo al final del año, uno quiere irse
a dormir con el alivio de dejar constancia de lo verdaderamente remarcable.
Asociar
vinos y música, es hasta la presente, de las pocas satisfacciones que me
colman. Y perpetuarlos escribiendo sobre ellos, la única manera que conozco
para intentar entenderlos; si en caso de futura demencia senil hubiera
posibilidad alguna de rehabilitarme.
En
la mayoría de casos son encontronazos casuales: Como el de aquella banda
Californiana que se me cruzó de sopetón, con rasguños, traumatismos y
cicatrices; dejando constancia por escrito. Y que justo ahora -diez años
después- se te presentan en casa con hijos nuevos de chapetas rosadas y brillante
mirada.
Los
ecos de los “nuevos” ALPINE DECLINE nos llegan de la lejana China y el sello
Maybe Mars, de Beijing (la nueva Berlin Asiática); que es su lugar de
residencia desde hace unos cuantos años. Tras una década desde aquella primera toma
de contacto con su enigmático “VISUALIZATIONS”:
Un
Shoegaze con hechuras de suspense, parecido al de mis adorados Pale Saints. Y
donde las brumas sonoras se entremezclaban con ecos, marañas de guitarras, y
unos cánticos que me remitían como angelicales plegarias de auxilio, no exentas
de poesía etérea. Y esa parte que hace de la música, algo que va más allá de
simples ritmos y melodías.
Donde
se puede prácticamente visualizar con tan solo su ambiente sonoro: Un paisaje, su
cromatismo. E incluso una sensación que obedece más a algo tan abstracto como
personal.
Confieso
que desde no hace demasiado, he descubierto el porqué de mi extraña forma de
asociar gustos y encontrar el placer del disfrute.
Y
no es por lo típico de: - ¿Y a ti que te gusta? – Pues a mi me esto,
aquello, o lo otro.
No.
A mi me gustan las cosas por las sensaciones que me provocan o generan, más que
por aquello que estrictamente me las provoca.
Amo
el sentir de los sentidos, imaginar, evocar… Amo SOÑAR DESPIERTO. Y creo que
así paladeo la vida, recreándome en lo corta que se me hace, y es.
Sentir
la mano sobre mi hombro de Jonathan Zeitlin en boca de John Sinclair,
susurrándome al oído:
Me
levanté
Vendí
mi mierda
Le
dije a mi jefe que me iba
Besé
a mi familia
Dejé
a mis amigos.
Vivo
mi vida antes de que termine
Me
escapé
Me
levanté
Me
fui,
Me
escapé
A
lomos del trotón ritmo de “I Got Up”, contagioso, meciéndote, y
dejándote llevar por el impulso de la Tramuntana costa arriba.
¿Lo
pensaría así también Jordi Esteve, cuando siguió el canto mayestático de su
corazón?
No
hay escritos que lo confirmen, ciertamente. Pero en la facultad de dudar, está
la virtud de imaginar.
No
solo por lo que supone abandonar la gran urbe y lanzarse a la sentimental
aventura de recuperar el legado del fronterizo Rabós, y dar presencia al legado
de la “la gent gran” que se eslomó vendimiando y mimando las
pocas viñas que resistieron al primer envite de la filoxera en nuestra tierra.
Sino
por convertir la mal supuesta austeridad de sus Cariñenas, en una agilidad
digna de la mismísima Anna Pávlova.
De
color y tintura frutal, su penetrante y vínica nariz nos descubre por sorpresa
todo aquello que uno ama de un vino cercano, y despojado del hermetismo que se
le atribuye a los terrenos pizarrosos y la centenaria edad de sus viñas:
Deslizante
y preciso como el ojo de Gillermo Tell. JAN se deshace en caricias de grano
fino y una sedosidad curiosa que no prescinde en recordarte su sabiduría.
No
tirando de solemnidad, sino una complejidad exquisita que se basa más en la
generosidad, que en los condicionantes: Fruta negra muy madura y golosa,
destellos herbáceos que ¡¡plis plas!! Aparecen y desaparecen, envueltos en
toques de café sin azúcar, sotobosque húmedo, y pizarra tamizada. Y una acidez
sápida que convierte la presencia del tanino, el algo tan sumamente integrado y
que equilibra todo el conjunto, haciendo del beber, un deslice agradable.
JAN
es de esos vinos que no necesita recordarte que los atributos no siempre se han
de mostrar voluptuosos, ceremoniosos y a veces aturdidores. No, él es directo.
Y
en su rápido viaje, desde la nariz pasando por el paladar, hasta el final de la
boca: Donde el cieloretiene el recuerdo
como la visión de una noche estrellada, y los extremos de la lengua lloran
fugaces.
Un
giro más de tuerca. Un cuarto de giro más al potenciómetro.
Donde
el volumen se torna en el clamor pop de “Get Out of the Way”: - Liberando
en el mar, un océano de estrellas. ¡Lávame!
Dejando
un rastro veloz de, tantas sensaciones y evocadoras delicias.
Que
solo podrían resolverse y desentrañarse bebiendo y volviendo a beber, comopeces en el rio.
Esto
no garantiza al 100% que acabes descifrando sus misterios. Pero te prometo que
el viaje y el vértigo, detendrá por unos segundos el tiempo, y a ti se te
antojará una eternidad.
Yo
lo hago (o lo intento). Aquí, sentado en el balcón con los pies sobre la
baranda. Una transfusión de elixir vínico sobre el alfeizar. Y la bocanada de
música que escapa por la ventana abierta de mi cuarto de fetiches.
La
entrada en mi vida de nuevo de ALPINE DECLINE, se ha fundido ideal sofocando
esa extraña sensación de que todo nos sabe igual y nos conformamos, ¡maldita
sea!
Siento
(o necesito) un cambio que a veces no es tal; ellos estaban aquí desde hace ya
mucho tiempo. Sólo que tú no los notabas.
El
cambio estilístico con el que he recibido en horcajadas al dúo
chino/californiano. No es más que la perspectiva adecuada para valorar con
justicia y placer, el extraordinario bagaje experimental, creativo, y
multidisciplinar. De dos personas sin ningún tipo de compromiso con los
condicionantes vaivenes de la industria del entretenimiento.
Entre
“Action Moves Away from the Center/2018”, “Visualizations/2011”,
y su actual “Fort he Bettermen of Well People”. Hay tres universos tan
distantes y a la vez paralelos, que hacen del conjunto algo excepcionalmente
maravilloso y emocionante.
El
metrónomo acompasa los latidos, y tras el jolgorio de “I Got Up”. Es el turno
del mantra de “Trough Waterfalls”, donde podrías estirar el brazo y
acariciar el teclado de Euros Childs. Mirar fijamente los escuálidos rasgos de
Ian Masters, y hasta ver a través de sus inanimados ojos hundidos.
“No
Turning Around” continúa por esa tónica que nos arrulla y hunde hacia los
paraísos la psicodelia folkie de Gorky’s Zygotic Mynci. Un maravilloso arranque
de disco que flota delicado, sugerente y fantasmagóricamente pop.
FOR
THE BETTERMENT OF WELL PEOPLE, es un trabajo que ahonda con certeza en esos
límites difusos del Pop, la psicodelia, el folk sui generis, y una impronta
espacial y ensoñadora supersugerente.
Y
el ejemplo más claro lo tenemos en “Flight Instructions”, “Losing
Control”, y “Get Out of the Way”. Donde se solapan entremezclándose,
algo que resulta de primeras tremendamente Pop con reminiscencias al C86 o el
Sarah Records Sound. Pero que zizagea entre la placidez contemplativa de la
California setentera, y la bucólica época de Mercury Rev, o incluso un cierto
regusto a las ambientaciones hippies; en el sentido más inexacto.
En
cualquier caso, un despatarrante trabajo que se aplica con mucha intención en
esos detalles a la hora de dar cuerpo, alma y textura al sonido; y que ahora
tanto echo de menos, la verdad.
Puede
que mi abnegada adicción a los extremos, me lleve a mediar entre el desastre y
la armonía. Con obstinación, y un batiburrillo musical poco defendible.
Pero
por más que lo explicase. Poco o nada atiende más que a la variedad, y al punto
por donde se observe la vida dependiendo de las coordenadas sieeeeempre
cambiantes. ¿O acaso se busca la seguridad con la penitencia y el inmovilismo?
Siempre atado a la pata de la cama, con la mantita y la comodidad.
“Inside
in me Head”, pruébalo, despliega velas y agarra el zurrón con lo
imprescindible. Flota de puntillas sobre las teclas del xilófono y siente en
vértigo. Aquí a mí, Pale Saints se me hacen tan presentes, que me eriza el
bello: Mágicos, astrales, ingrávidos y etéreos. ¿podría ser shoegaze? – Pues
también!!
Aparece
“Cowards” ¿y a mí? A mi me viene de golpe aquella oda perdida de los
canadienses The Electrosonics, llamada “Back on the Light” del 98.
“Gems”
revuelve en la inocencia del Pop pálido, y abre brecha entre los densos inicios
de Alpine Decline, y su actual propuesta. Da igual, la desprejuiciada forma de
entender los arranques de creatividad de esta pareja, son puro oro ahora mismo.
Y “The Remedy” otra más.
La
botella se tambalea a mi espalda y echo mano de la copa para hundir mi
prominente nariz romana en la copa. Allí hallo el extracto del azúcar residual,
el rastro de la fruta y las especias exóticas.
Y
tanto me adentro, que el eco en sus abovedadas paredes. Que “Too Long Away”
me coloca por arte de magia. En aquella mañana de 1997, cuando conduciendo a
trabajar por entre los huertos de Gavá con el penetrante perfume de alcachofas,
acelgas, espinacas y zanahorias. Escuché por primera vez el Barafundle de
Gorky’s Zygotic Mynci, en un esplendoroso salvamento britpopero.
Albadas
sean las cuerdas invisibles que nos unen y sustentan!!