domingo, 19 de diciembre de 2021

UN ALGO *de* RITMO, O LA ÚLTIMA COLECCIÓN DE 2021

 

 


En alusión a mi viejo amigo, peluquero clandestino, y con el que mantengo debates musicales y geosociales de lo más entretenidos y enfervorizados mientras me adecenta la cabellera y compartimos música, vino, o hierba. Y aprovechando mi estancia provisional en Barbastro por enésima vez, antes de cogerme unos días y rubricar lo que ha supuesto mi año (musicalmente hablando).

No puedo por más, que estar de acuerdo. Cuando narrando la voz de su padre y ese acento oscense que tan bien se le da imitar, me repetía: - No hace falta que vayas ni hagas lo que hace todo el mundo, cuando vuelvan, alguno habrá que te lo cuente.

Como el resumen más conciso y exacto, de lo que supone no seguir lo que nos dictan los medios y crearnos nuestra propia opinión a expensas de ser tachados de “raros”. Con la sabiduría práctica de los mayores por mano; ahora que los más espabilados se empeñan en reinventar.

Ando estos días a tortas, forcejeo y tiempo muerto. Con esos malhechores algoritmos que algún salvador pensó en un arrebato de condescendencia que: si no nos daban la manita y acompañaban, haríamos del precioso error una dañina arma de autolesión.

 

Mientras, tumbo mi espalda a todo lo largo del sofá, en una de esas tardes de ocaso donde las luces de navidad son ya las únicas luciérnagas que suplen el sol a las seis. No enciendo la luz; que me han dicho que muerde. Y dejo que las velas hagan de calefacción y flexo.
Hay vino en la nevera, un puñado de almendras, y la música que tercia.
No tengo perro, ni minino que me arrulle. Pero sí un móvil dependiente que, pese a que le tengo desconectado cualquier tipo de sonido, notificación, o alarma. Ha aprendido a emitir un sonido parecido al que hacen las Acherontia Atropos, cuando la coges con las manos: Un quejido lastimero, parecido al de un globo rasgado por las uñas.

¿no es enternecedor?

Pues no.

Se acerca sigiloso, trepa por los pufs, se mimetiza entre los cojines y los pliegues del tejido, y se instala entre el lóbulo y el cogote susurrándote… You need me vicious pig

Aparece gente rara haciendo tik toks, personas que doblan ropa con un pase de magia, otros cocinando, ese anuncio que lee tus pensamientos, y aquello que Spotify ha tenido a bien seleccionar según tus hábitos; dicen (sonora carcajada).
-Eso no lo he escuchado yo!
Los géneros, los estados de ánimo en forma de playlist, las canciones, las escuchas, y una lista (para rematar) con un Top envuelto en un lazo. Y hasta las instrucciones para vivir la vida más dignamente modulando tu estado de ánimo con una apañada playlist, según el momento. Casi, como los menús de Mc Donalds.

 

Ando peleado oigan.
Mis madrugones, los pensamientos que ejercito hasta la locura para vivir otra cosa que no sea la rutina.
Echo de menos los empujones frente al escenario y hasta esos olores a rancio abolengo. Y se me ha olvidado la brújula sin agujas que me perdía entre la red, llegando a sitios de rebote, sin saber muy bien qué me llevó allí; ni quería.
Pero cuando lo vuelvo a practicar; les explico:
Coloco el cuerpo recto apretando los abdominales y espalda.
Junto las palmas de mis manos con los brazos extendidos horizontalmente y formando 90 grados con mi torso.
Cierro los ojos. Respiro hondo.
Y vuelvo a volar.

 

Esta vez acompañado solo de mamá y con el aire que se cuela por puerta del lavadero, rugiendo ronco. Las letras fluyen a borbotones zambullido de pleno en la discografía de Doughn Gibson. ¡que bendita maravilla Walkeriana señoras y señores!
La afilada y refrescante acidez de un Meinklang Grauper del 2015, y la llorona crema de un Tou de Bufala me avituallan ¡Y huele a lentejas de mamá en toda la cocina!
Tanta es la profundidad, que creo que infiltraré alguna de sus canciones en esta hipotética lista final del 2021. Dejando de creer como he dejado, en el si mis canciones de este año deben ser novedades, prescripciones algorítmicas o melodías certeras sin fecha de acuñado y algo, de ritmo, si es menester aliñarlas.

 


En el trasiego de este año he llegado incluso a convencerme, que el hecho de haber perdido el interés por contar cosas en este chamizo llamado “blog”. Se debe más que a un desinterés intencionado, a un proceso de vaciado que toda persona acaba experimentando en un momento inexacto de su vida; y me explico:
Nacemos y crecemos, y con ese crecimiento juvenil, lo queremos saber todo: Descubrir, experimentar, aprender, crecer…
En un momento concreto, nos nacen unas ganas incontroladas y de explicarlo todo. Bien sea escribiendo, debatiendo, haciendo un programa de radio, colaborando… En fin, nos apuntamos a un bombardeo hasta que ¡chas!
De repente un buen día nos vaciamos. Y además de desaprender. El momento más fugaz y placentero de nuestro disfrute vehemente, lo saboreamos con tal intensidad que perdemos cualquier interés por compartirlo y explicarlo.
Es así, y suena egoísta, lo asiento.
Pero es que amigos, el disfrutar de las cosas tal y como se cruzan en nuestro camino. Requiere la paz y armonía de esa persona que lo ejercita, como quien estira cada mañana para que la felicidad no se entumezca.
No dudo de la generosidad de compartir ni mucho menos. Pero sí que creo cada vez menos, en el empeño de hacer partícipes a los demás de algo tan íntimo y personal. O por lo menos dar esas instrucciones precisas, como si se tratase de un manual del IKEA para montar la felicidad, el disfrute, el gusto por lo menos común y sobretodo, descubrirte a ti mismo con estupefacción y sorpresa. Para admirar lo inabarcable de lo que no se ve, y lo prescindible que es el aparador que nos ametralla y vociferan desde la tiranía de los medios.
Eso, a mí ya me va sobrando cada día más.
O por lo menos, solo me quedo con las grietas y resquicios por donde colarse y aventurarse a la asociación aleatoria de nuestro instinto.

 

Hay una serie de artilugios cibernéticos que nos han puesto por tarea, hacer públicos nuestros estridentes lamentos de alegría y jolgorio, bien conservados con film transparente y a la fresquera.
Estamos esperando constantemente algo de los demás anónimos, para descuidar nuestra insalubre alma. Podrida por la vanidad y el tembleque de la autoestima, que se tambalea igual que ese beodo que pasa ante nuestra casa bien entrada la noche, rezando a la luna, los murciélagos, y a la gata cazadora de la casa de en frente. Mientras repetimos en nuestro pensamiento: - A mi eso no me pasa, solo a los demás; es que la gente está fatal…

 


No voy a ser tan necio para eludir la importancia del Spotify, redes sociales, y maquinitas infernales que tenemos por lastre.
Pero criaturicas mías, que sean solo herramientas para desarrollar vuestra pericia individualista y creativa, joder.
Y dejar de buscar líderes, con lo divertida que es la heroicidad alpargatera y matutina de nuestro propio ser; ¡esa sí que mola!

 

Aquí les dejo un manojo de canciones para amenizar duermevelas, copas solitarias, trayectos, o lo que se tercie. Si es que en las melodías depositáis vuestros avistamientos infinitos.
Son canciones que voy anotando en mi cuaderno de campo. Notas para no perderme en el camino de vuelta, u olvidarme de la leche que he mamado, el perfume humano, o los timbres vocales; que suelen ser más precisos que las imágenes.
Recuerdos que van y vienen, y que solo las melodías saben desencadenar como las combinaciones imposibles que abren pasadizos secretos, y llevan a instantes fugaces y casi olvidados.

 

Una última playlist donde no dejar huérfanas algunas de las canciones que me han sacudido en 2021. Y que antes eran muchas más, y ahora son las que son. Sin la más mínima intención de buscar el por qué o el porque no.

No os podéis imaginar lo que emociona caer del lado de mis algoritmos; esos que nunca descifraré su código y tanto mejor. Le podéis llamar casualidad, destino, instinto o como os venga en gana. Pero lo único verdadero en este mundo, es que nadie tiene la llave para entendernos del todo.

¿acaso importa?

FELIZ CAMBIO DE DÍGITO


 

00_LACK OF AFRO_live at the club
01_KHRUANGBIN & LEON BRIDGES_b-side
02_DAUGH GIBSON_lookin' back on 99
03_ANIKA_finger pies
04_ALAN VEGA & Co._nothing left
05_BABA ALI_the well
06_KAPUTT_movement now
07_THE SUEVES_dance dance whatever
08_R.M.F.C_robot house
09_NIGHTWATCHERS_1905 and the muslim exception
10_AMYL AND THE SNIFFERS_security
11_SOURSOB_neo-lib dreams
12_LEGSS_hollywood
13_WALTER ALICE & BRANDIE BLAZIE_party in my heads
14_MARIA ARNAL I MARCEL PAGÉS_jaque
15_NITE JEWEL_show me what you're made of
16_HELADO NEGRO_outside the outside
17_SPRINGTIME_the viaduct love suicide
18_LONELADY_time time time
19_LEATHERS_reckless
20_MUERAN HUMANOS_el círculo
21_WE WERE PROMISED JETPACKS_don't hold your breath for too long
22_WORLD OF FOX_sullen eyes
23_LAS LIGAS MENORES_hice todo mal
24_BLACK SWAN LANE_wish
25_MIKE ADAMS AT THIS HONEST WEIGHT_bad weather 2021
26_EERA_ladder
27_TYPICAL SISTERS_well done
28_BLACK SWAN LANE_little bird
29_I AM M BAILEY_everything will be alright
30_TIGERS & FLIES_half
31_KITNER_malden ma
32_W.H. LUNG_ways of seeing
33_LUCID EXPRESS_hotel 65
34_SAY SUE ME_so tender
35_MARÍA RODÉS Y LA ESTRELLA DE DAVID_venga va
36_SEAN ROWE_to make it real

domingo, 7 de noviembre de 2021

THE SUEVES_ TEARS OF JOY/2021: Y EL TRÁNSITO EMOCIONAL, CON SUS TROPEZONES RISORIOS, EN CORTIJOS Y VINOS BRUTALES.

 


Mientras suenan los delicados acordes del Crepuscolo  sul Mare de Piero Umiliami, las tardes cortas donde el sol todavía nos regeneraba como a las plantas la fotosíntesis, se adueñan a golpe de melancolía.

El otoño me entristece con un gusto casi masoquista y a cada año que cumplo, más lo siento: Me falta la luz, tropiezan mis biorritmos. La desgana se atrinchera, me arrastra, me seda, y solo las melodías me dan cuerda a ratos, y con intermitencias.
Cuando cambien la hora prometo no llorar cual zarzamora

 

Suerte que mi tristeza y melancolía, me da en su mayoría. Para mirar por encima del hombro a la angustiosa ansiedad que insufla el ser humano de hoy; en general y sin señalar (suerte también). Y no ser arrastrado al lamento machacón de nuestra desdichada existencia.
¡¡Y de repente!!
La intermitencia pulsa como una taquicardia en vigilia somnolienta.

 

Suenan los acordes distorsionados de “These Pines”. Y de inmediato se me enciende el corazón igual que una luz de gálibo marcándome mi pista de despegue.

 

 
 
Creía que el 2020 iba a ser el año aciago a superar, pero no.
Será porque en 2021 se está sufriendo la sequía inspiradora de la pandemia. Pero en lo personal, me está costando lo indecible coger el ritmo de pedalada y salvo un par o tres de esperanzadores discos de principio de año. Caí sin esperarlo en parón forzoso de esta bitácora, y hasta la presente.

 

Me he agarrado desesperadamente a mis viejos vinilos, cd’s polvorientos. Y a un diminuto reproductor de bolsillo donde guardo los 15 gigas de música que he ido publicando en esta casa, a lo largo de doce años y sus sucesivas playlist. Tonificando a golpe de elíptica, mis distrofiadas rodillas y un poco también mi manera de entender la vida con, SIEMPRE, música.

 

La joven banda de Illinois salió a mi paso en una noche insomne, como aquel tipo que me pidió un euro para cerveza mientras iba a trabajar un Viernes a las seis de la mañana; y que ahora envidio su arrogancia.
Y desde hace dos semanas permanezco rampado a la desgañitada voz de su líder Joe Schorgi, y a la locomotora rítmica de Rob y Tom.

 

He intentado soltarme a patadas y revolviéndome como un gato panza arriba. Pero es que cada vibra en forma de canción, es como si me rascaran la barriga y la base de mi cráneo; babeo y me agito de placer.
El Casio CTR 512 con el que arranca “Diet Genetics”, y que incorporan como novedad y variable estilística al que es su quinto trabajo en el sello Sister Polygon Records (si es que así se puede entender). Te puede llevar a ese experimento de Adam Horovitz (Beastie Boys) junto a Amery Smith como si de un viaje galáctico se tratase, pero…
Cuando “Funeral Hugs” aparece en escena amigitos… ¡ay mama!
Se te pueden aparecer en sueños y entre harapos: U.K Subs, Swell Maps, o The Softies en versión reprise, por ejemplo. Aunque también podrían hacerlo los Parquet Courts, eso sí; con un poco más descaro y haciendo más sangre.
Pero ojo.
Si algo hay que subrayar en fosforito y destacar como hecho diferencial en el Tears of Joy de THE SUEVES:
Es que hay una chulería innata que hace, que el disco conecte casi sin quererlo y de igual manera con el rock’roll garajero de los 70 “Mop Bucket”, “Find in the Right Fit” o “Deal”. Y a modo de bisagra mágicamente con el Punk nervioso y marginal de The Saints y The Only Ones en “Dande Dance Whatever” o “These Pines”.
No es que esto sea algo excepcional para los que andamos rebuscando el origen de las cosas que nos engancharon en los 80’s/90’s, infiltrándonos en la sabiduría de nuestros parientes mayores. Sólo que ahora nadie se atreve a salirse del redil Postpunk, y adentrarse en las corrientes subterráneas. Igual por ese miedo de ser tachados de pollasviejas marginales y ¡hala! Al cajón de los peludos marginales que huelen a humanidad. – Poco modernos que sois, ¡joder!

 

 
Ahora sí, ya puedo balancearme con piernas y brazos al aire al unísono, ¿mientras suena como colofón “Have you ever Killed?.
Me he abierto una botella de vino; ¿lo dudabais?
Esa que con un mensaje dentro y etiquetada in situ, me dio Santos Masegosa & Brotha. Un dia lluvioso de estío finiquitado, sellado y archivado; como si el cambio de tiempo fuera una puta premonición de lunes, vuelta a casa y – ¡Se ha acabado el verano/vacaciones y lo que se quiera añadir, chaval!

 BRUTAL; así lo bautizó Santos, y nunca mejor:

Una bocanada de luz en un día plomizo con devastadores designios, que igual que el azufre capturando la luz. Secó mis pies, lo mismo que ahora broncea mi carcasa en los preludios de un anticipo invernal. Y al que salió a su paso Mr. Masagosa mutando en un Bob Lindner Tarraconense, antes de que Josep Pinyol lo destinara a engarrafar. Para jolgorio y gozo de los contertulianos de EL CORTIJO. Y todo aquel que como yo, se descarriara por el barrio portuario de Tarragona.

Lo bautizó in situ, atendiendo a mis plegarias tras llevarnos a la boca: Un Bacalao con sanfaina, unas migas con jamón, Jamón asado, tortilla de papas, y unas gambas con morros de aquellas que te recorren el espinazo hasta bramar fuera de ti y sin control vocal (lo que unos llaman posesión), y yo euforia: - Osssstia!! (alargar la “s” es imprescindible para entender el exorcismo en si mismo).
Bien es cierto (dato importante). Que todo esto sucedía mientras Santos nos iba desfilando un Sinestèsia de Pinyolet Vinyaters 2020 de boscosa y crocante garnacha. Al que volviendo al hilo de mi plegaria, rogué loco de placer: - ¿Dónde se compra esto?; contestándome él: - Aquí mi niño.

Bien escoltado por un Tuets Tot 2019 clarete de Mas Tuets (Aiguamurcia) de Parellada, Macabeu, Garnacha Blanca, Chenin Blanc Moscatel de Alejandría, Ull de Llebre y Syrah; ahí, en orgía. Y un Jove Nini 2020 de Gaitano Pellisa Pellisa con una Garnacha y Syrah rústicas y rotundas.

 



Y volviendo al principio de una treta/voltereta, que es ese vino/mensaje in da brutal bottle; lo que me trae este discarral clip.
Hablemos de ese nómada vino que bajo el etiquetaje de BRUTAL WINE CORPORATION, engloba (sospecho), a muchos de los “punkis” asociados al H2O Vegetal que organizan en la Conca de Barberà, Laureano Serres y Joan Ramón Escoda. Que va camino de convertirse en un fenómeno de referencia de cónclave de elaboradores de vinos naturales (menos 10mg de sulfitos, sin levaduras, y con mínima intervención); sin maquillajes vamos.

 

El de Josep Pinyol, es un vino joven con partes de otros vinos que elaboran en Pinyolet Vinyaters: Merlot de su Irònic, prensado directamente sin barrica. Y una parte de garnacha del Sinestèsia.
Curiosamente es muy diferente al Sinestèsia, que es más complejo y con notas de bosque y fruta negra. Y en este copage, encontré una frescura y luz extraordinarias.
Fruta en flor que se desliza con tanta armonía como escalofrío, de ese primer chupetón a los Dráculas de Frigo de tu infancia: La Cola, la fresa ácida, la licorosidad que da el volumen de la Merlot; que si bien no ese corazón de vainilla, podría ser ese licor de fruta roja crocante y ácida manzana. Con la certeza de que tenías algo rico en tu boca; sin más.
Un vino de beber ¡pim pam! Que abre el apetito como La Quina San Clemente con yema de huevo que te recetaba tu mamá. Y que convierte las grasas alimentarias e intensidades gustativas, en la mecha que prende los cohetes de colores.

 


La historia de su etiquetado tiene también su qué. Porque como casi todas las cosas que brotan las buenas conexiones, las historias mundanas son también parte de su copage:
La etiqueta iba a ser el tatuaje de una simpática y salerosa barrendera Ecuatoriana, que cada mañana hace su ruta ante El Cortijo del Carrer dels Rebolledo. Pero la idea quedo ahí, suspendida por siempre en el aire, y Santos Masegosa como todo lo que suele hacer guiado por su espontaneidad lo bautizó….BRUTAL, y bien está; palabra de un cortijero.

Y os lo cuenta otro hijo de cortijeros también; de Grañena a Casablanca.

SALUT!!