Como si se
tratase de un obituario correctamente cimentado, amortajado, y bien
urdido. Por fin me hallo relatando una crónica de lobo feroz desde
la cama de una UCI medio psicodélica, medio de universo paralelo. No
voy a entrar en detalles pero un virus come carne casi me devora la
pierna derecha cosida , descosida y vuelta a remendar; de ahí mi
súbita deserción en el mundo donde se hace equilibrio sobre la
cuerda floja que separa vivos de muertos, realidad de fantasía.
Creo que se
elevan a cinco o seis las veces que he podido ver sobre un escenario
a Fernando Alfaro y sus secuaces. Ninguna tan determinante, sublime,
y si me lo permiten premonitoria en lo que se refiere a sus
recargolados y crípticos textos. Todo se ajustaba a lo previsto si
se tiene en cuenta los días que he pasado postrado en una cama,
desplegando y plegando mundos paralelos (es lo que tiene la Morfina
señores): Unos eran tenebrosos, otros coloridos, futuristas,
personales y personajes que han decorado diez días de mi vida , de
la que solo quiero guardar una reflexión; que importante y poca
valorada la salud, que jodidamente volátil y poco apreciada es
mientras se tiene.
Pero vamos
para adelante que es lo importante y como Ave Fenix que somos,
pensar solo en la suerte y en el desenlace sin cábalas que valgan.
Como decía
uno de sus directos y cohetáneos, echando una “charradeta”
post concierto junto a su sección más rítmica y protagonista...J.C
Rodríguez & Javier Fernández:
- ¿Hemos sonado cañeros, no?
Vaya...
diría incluso que mejor; engranados, engrasados y ecualizados que en
vuestra época de Tejido de Felicidad. Para gustos colores
pero mi corazoncito siempre se ha inclinado ligeramente hacia 78 y a
su primer Ep “Conexión de hueso” con la que ebrió el
concierto.
El
repertorio para fieles e incondicionales comenzó casi tan intenso
como acabó, con “Inés Groizard... la caldera del diablo,
vientre barriga y mundo” una cara b de su Sal verdaderamente
curiosa y siniestra.
El público
sin embargo y como suele pasar con el paso del tiempo siempre tiende
a buscar sus pequeños himnos, y así se mueve de atrás para
adelante y en paralelo: “El Detonador”, “Fiebre”,
“Magic” o “Revolución” las más coreadas y
agasajadas. Aunque a mi en lo personal y sin desmerecer en absoluto
un repertorio que ya es un clásico, me encanta redescubrir joyas
del calibre de “El Extraradio”...despiadada y poética a
más no poder. O “Esto es mi sangre”, “Ladrándole al
Infierno”, “Mi Padre”, “Alicia Rompecuellos”,
“Ángel Turbio”, o “Un pulpo sin piel” , que se
debaten entre la abstracción y la poesía auto personal.
Conclusión
ecuánime: Nos retro alimentamos , nos necesitamos, y creo poder
estar en posición de afirmar que la escena actual está un poco
huérfana sin bandas como esta, donde el diálogo entre el espectador
y el artista se esculpe a base de furia y de textos anti esrtibillo.
Y porque no... que no querernos volver a quedarnos a oscuras durante
tantos demasiados años. Si no hay disco completo, que todo sea como
estas últimas y brillantes nuevas composiciones: Duras, ásperas,
violentas, y... y...cortantes. Solo queremos dolor de ambrosía y
negra poesía.