Hemos
llegado y estamos aquí.
Ese
fue el furibundo y único mensaje capaz de hilvanar así, al vuelo.
Cuando la noche del Viernes 4, alcanzaba su punto más álgido al
sonar “Looking Inwardly”.
Probablemente
nadie entienda la idea de tener la certeza, cuando algo sucede ahí
abajo, en las tripas. Ni tan siquiera así, en plano general, que una
canción del denostado WHAT DOES ANYTHING MEAN? BASICALLY sea esa
canción más esperada por alguien, o para el caso: La que ilustre
una época, un recuerdo, o una idea a grandes rasgos sobre una de tus
bandas de juventud y la noche del reencuentro. Para mi sí.
Más
aún cuando le sigue “Perfume Garden”. En ese
momento hubiese firmado por poner fin al suspense del desenlace.
En
general no es el disco más representativo, para una banda poco o
nada reconocida, en tanto a la influencia general del PostPunk
mirando de reojo, y con la perspectiva que nos dan los más de
treinta años que tienen sus canciones. Pero fue mi primer disco. El
más espacial y menos rocoso de la banda de Manchester, pero solo por
eso, mi favorito; sin entrar en debate si es el mejor. La memorabilia
tiene eso amigo, en la mayoría de ocasiones no atiende a razones.
Porque la música y su memoria SIEMPRE va unida a una huella única y
egoístamente personal.
Tampoco
hubieron apenas góticos o por lo menos con sus galas ya; igual la
edad. Aunque yo jamás oí a Chameleons, Echo & the Bunnymen,
Comsat Angels o a los Sad Lovers and Giants en ningún garito gótico
de la noche Barcelonesa; por lo menos si era más importante la
estética que el militarismo. Nunca lo fueron, también es verdad.
Y
eso. Además de honrarles. Les da un plus de importancia creo,
vital. Si intentamos conectar algunas de esas bandas casi siempre
incluidas en movimientos de culto, y sin embargo alejadas de una
intención realmente musical.
Principalmente
porque creo que son las que mejor capacitadas están, para envejecer
y ejercer de conexión entre el pasado y el presente. Si hay bandas
recientes que beban de algo del PostPunk ochentero, dudo que sea de
Joy Division, sino de The Chameleons: Seguramente la banda menos
referida en cuanto a influencia por la prensa, en bandas como
Interpol, Editors, White Lies, The Horrors, o Protomartyr.
Probablemente porque la mayoría pasó del BritPop a la actualidad,
sin tener ni puta idea de lo que se cocía en años anteriores que no
fueran Joy Division, The Cure, The Smiths y poco más.
Pero
dejando de un lado rencillas y duelos en el callejón más sórdido,
propias de un arrugao canoso de 48 tacos.
Lo
importante del viernes pasado además de volver a ver a amigos/as de
nuestra quinta, correrías y fábulas nocturnas propias de un biopic
mítico. Y también esa curiosidad de comprobar si había que pasar
lista, si conoces la evolución (o involución según el caso) de
algunos de los colegas a los que apuesto, no reconocerías. O incluso
averiguar a que quinta o época perteneces tú; que 30 años son
muchos. ¿serás de la primera y más viejuna del 86/87? ¿los
descubrirías con eso del Britpop y el afán de reafirmarte como
raro, pintoresco o marginal? ¿O fuiste ya de los tardíos con
muchísima más información, datos y variedad?
En
cualquier caso, lo importante es que habíamos muchos; más de los
que yo pensaba. Teniendo en cuenta la secuela que me dejó el pésimo
sonido de la primera vez que los vi en esa misma sala cuando se
reunieron los miembros originales. Dieciocho años que han pasado
aproximadamente, y con la edad del pavo ya superada, yo iba con
miedo. Sin saber a ciencia cierta lo que me iba a encontrar.
Los
vi con esta formación bajo un sol del carallo en un Primavera
Sound hace seis años, pero eso no cuenta. Y no sabría decir con
certeza el efecto: Hacer tocar una banda oscura a las seis de la
tarde debería estar penado.
THE
CHAMELEONS VOX, como ahora se hacen llamar por eso de no contar Mark
Burgess con la autoría 100% del repertorio, y ser el único miembro
en activo. Suenan infinitamente mejor y más fieles al repertorio que
la formación original de la gira del 2000; por más que les duela a
los puristas. O por lo menos son más profesionales a la hora de
modularse a una sala, y que todo suene en su sitio.
Chris
Owen
(Midge
Ure, Ultravox),
Neil
Dwerryhouse (the Man with the Stereo Hands), y Yves Atlana (Black
Swan Lane) a los tambores,
suenan no solo como un tiro, sino con la intensidad y empaque justo
que necesitan estas canciones.
Justo
ahora que la imperativa actualidad relega las referencias, a meras
citas. Es bien comprobar por activa, que el pasado es circunstancial,
caprichoso y porque no admitirlo: Revelador para quienes creemos que
mirar atrás lo justo. Pues va ser que no.
Si
bien es cierto que “Don’t
Fall”
despegó irregular y con la voz de Mark Burgess engarrotada. A
medida que el temario avanzaba; igual que los motores clásicos. Los
responsables de volver a engrasar la maquinaria de los mancunianos al
rebufo de su incombustible líder, han cogido por fin el tono de un
repertorio inigualable en atemporalidad, y básico para entender la
esencia del PostPunk.
Fue
después el turno de “A
Person Isn’t Safe Anywhere”:
Densa e invernal si
la comparamos con el sonido crudo de aquel primer disco del 83. Sonó
la preciosidad de “Monkeylad”
y Mark perdió de vista martilleando el bajo, cualquier sospecha de
exceso de responsabilidad.
De
esas canciones que 35 años más tarde, siguen sonando inmensas por
convierte en parodia algunos de los himnos de actualidad. A manos de
un vocalista que en momentos de lucidez hacen un uno solo:
interpretación, música y voces por pura alma.
Es
lo que diferencia a The Chameleons, o a New Model Army, de otras
bandas de la época que sublimaban las intenciones y el éxito, sobre
la autenticidad y el carisma bruto.
“Looking
Inwardly” y “Perfume Garden” rompieron
con la maldición de ese disco intermedio en ocasiones repudiado. Y
que creo que vital, por como vertebra una inflexión de estilo mucho
más contemporáneo en la actualidad, y totalmente complementario en
su reducida discografía.
THE
CHAMELEONS solo publicaron tres discos en aquellos años. Pero vistos
ahora con perspectiva y sin entrar en la grandiosidad imperecedera de
sus canciones. Parieron tres obras totalmente distintas entre si, y
parece ser que ahora es cuando de verdad son conscientes de esa
suerte. La de despejar algunas incógnitas a seguidores a los que la
edad les ha otorgado su misma visión, mucho más equitativa sin la
presión de ser veinteañero.
En
el fondo, esa es la maravilla de verte arrastrado a revisar la
discografía de una de tus bandas de cabecera. Por más abandonada u
olvidada que la tengas.
“Less
Than Human” como un réquiem o salmo para ya devotos. Era
esa canción en el momento oportuno y estratégicamente seleccionada.
Para que el acorde más mágico de su carrera nos arrebatara de un
plumazo la más mínima duda: “Swamp Thing” debería
ser un himno de la época incluido en cualquier revisión que se
precie. Y pese a todo, todavía sigue siendo una reliquia
semidesconocida para el gran público.
“Paradiso”
fue una de las rarezas de la noche; bella. La tremenda “Mad
Jack” conectora tanto con los Echo como The Cult. Santos y
seña de una época ya irrepetible, aun perfectamente revivida por
una tropa de cuarentones y cincuentones cual niños chapoteando sobre
un charco. Caras de felicidad y piel de bellú que desempolvaba
airguitars. Justo cuando “Soul in Isolation”
abrió un paréntesis de puro sentimiento , diría que hasta épico.
“Second
Skin”, la tremenda“Singing Rule Britannia”
(se nota que soy fan de mi primer disco de ellos), cerrando con “View
for Hill” a modo de tobogán.
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Foto: Xavi Bartolomé |
Todavía
quedarían cuatro temas más, y por supuesto, los más emotivos de la
noche. Que invirtieron la perplejidad estática del impávido
público, en un temerario pogo que para que engañarnos; hizo a todos
un poco más jóvenes e infinítamente felices:
“In
Shreds” y la bendita ocurrencia de por fin explotar el
filón del WHAT DOES ANYTHING MEAN? BASICALLY. La puta locura de “The
Fan and the Bellows” como os imagináis, fue ritual.
“Nostalgia” como su propio nombre define e ilustra,
apoteósica. Y de regalo a punto de recoger bártulos “Up the
Down Ecuador”; la noche y el entregado público se lo
merecía.
Ese
tipo de vueltas que viene a abofetearte para decirte alto y fuerte:
Ves? Eres tu el que te haces viejo, no la música. La bendita música
celestial (aquella que te vuelve melancólico), fluctúa, late y
bombea sólo si tú te empeñas en dar la medida justa a cada
momento; pasado, presente y futuro. Y además, que sepáis que cuando
todo parece haber sucumbido al vórtice de la moda, llega la antimoda
para hacer del brillo excesivo, un satinado lleno de escondites o
fundidos según la luz, edad o momento.
Que
además todo esto ocurra empujado por Albert Y Sturm Promnotions;
amigo además de épocas. Pues que queréis que os diga, es orgullo
propio de quien como la banda, deposita en la tenacidad y el empeño,
toda su irreductible valía.
FELICIDADES