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miércoles, 10 de abril de 2019

DOMINIQUE A_ LA FRAGILITÉ TOUR_ Sala Apolo_03/04/2019

 


Esta mañana he madrugado, y he bajando andando por La Cruz, hasta la playa de Merón.
Ha refrescado, pero a las seis me desvelé y desde abajo; camino abajo. Algo me ha llamado como una voz de ensueño desvelado, desde el pasado, y sugiriendo que siempre o casi siempre hay una cuenta pendiente que solventar con el ayer o incluso con el subconsciente. Cuando la llamada ininteligible e incluso inaudible, te solicita.

Acudí en busca de Dominique aun no habiendo escuchado ninguno de sus dos mensajes en forma de disco; como a quien no le apetece sucumbir en la introspección básica y despoblada, cuando es el corazón el que manda y pide bombeos y arañazos en forma de percusiones y guitarras.
Pero hazle caso siempre siempre a la llamada interna de tu corazón; no se a ciencia cierta si no falla o es la adecuada, pero es seguro la fuente de nuestra naturaleza.

Yo me vi allí en la playa: solo, plantado ante una platea de sillas y sepulcral silencio como un séquito de tortugas Carey con la pasión de antaño intacta. Quizás esperando lo que la medicina quiere pero no de verdad tus células, neuronas y grasa intelectual.
Había como un oleaje, y ese sonido de la arena cuando se humedece y se roza entre si hundiéndose bajo tus pies descalzos.
Un vacío de estrago con Dominique A solo, con la guitarra y un escenario apantallado que solo precisó de una decena de canciones para generar eso:
La sensación de sentirme sumergido en el denso líquido salado de las profundidades marinas, oscuras. Cayendo en una sima oceánica de cota incalculable y sin embargo, tranquilo y en paz.

Siempre me ha sofocado el agua y el no hacer pie ni poder calcular la inmensidad bajo mis extremidades, de medidas y escalas 50x50 de mi dormitorio de soltero; no se si culpa de ese monitor hijo de puta de 4º de EGB, o de mi cobardía.
Pero es curioso como ahora, que hace escasos cuatro años que por lo menos se avanzar sobre el agua e incluso zambullirme y disfrutar de ese universo acolchado y líquido casi autista. Me ha ocurrido, que escuchando “Le Soleil” y un repertorio inspirado en la expresión corporal y visual. Me he sentido allí, mar adentro, a oscuras y sumergido con la seguridad que te da comparar la música con un líquido elemento, y la caída libre hacia las profundidades. Pero con la confianza que te da la buena compañía y vaciarte e incluso abstraerte de todo el ruido de estos días convulsos; ya como cotidiano. Y volver a los orígenes.

Cuando eras capaz de desconectar escuchando la sinuosidad y paciencia de las notas, la voz, las luces… y con tiempo de observar a cada compás, cada uno de los detalles de la escena o del público.
Un efecto que solo se da en ciertos conciertos y con determinados artistas. Y que poco o nada tiene que ver con lo que la mayoría imagina cuando cree que va a presenciar una actuación en vivo.
Una fuerza en definitiva, que nace de la expresión poética de la voz y un solo instrumento. Y que posiblemente sea la única esencia verdadera de la música y de un artista que como su madre lo trajo al mundo, se declara ante su público.
Tout sera conme avant”, “Music-hall”, “Hôtel Congress” o la simbólica “Le Grand Silence des Campagnes” en una confesión orgullosa y dolorosa sobre la actualidad social y política de su país y su autocensura en pos de la periferia ignorada y muda por las metrópolis. Hasta llegar a “Inmortels”; una de las pocas mediáticas junto a “Vers le Bleu”.

Dos horas largas de concierto que para mi suerte y sorpresa, limpió sin dejar rastro cualquier atisbo de ese otro Dominique Ané de repente rockero, voluptuoso y hasta cierto punto más “masivo”.
Su actual gira con los contrastados Toute Lattitude: de lienzos de crujidos electrónicos y oscuridad. Y el delicado y primario La Fragilité, donde persevera en su compromiso por las canciones desprovistas de maquillajes y exigentes en la austera sensibilidad de sus inicios de hace 25 años. Ha dado para reinventar nuevamente al autor francés, con una sobria puesta en escena radicalmente opuesta a la de su última gira de 2012, con el ambicioso Vers les Lueurs.
De un merito incalculable, pues la idea no hace más que explorar desde un ángulo más minimalista y expresivo, su faceta más característica y primaria. Y sin embargo de nuevo, vuelve a enseñarnos como la sola canción es suficiente para abrir infinitos aspectos de lírica, sonido, texturas y tratamientos escénicos con los que potenciar su carácter poético innato.
Nada nuevo sobre el horizonte, ya que sus 25 años de carrera y la fidelidad del público cuando más esquiva es su propuesta. Da para certificar, que afortunadamente todavía existe otro universo paralelo y secreto. Muy alejado de las tendencias masivas y mucho más exigente y creativamente transgresor que el que anega listas, portadas y festivales; por suerte digo.

La idea de utilizar fondos sonoros y luces con los que modular el ritmo y la tensión de un directo. Donde su sola voz (a veces reververada), y dos guitarras (acústica y eléctrica). Y conseguir el clímax mágico, basado en un repertorio tan curioso como acertado a la hora de gestionar los sentidos del espectador. Está al alcance de muy pocos artistas; y son muchos los conciertos que llevo a mis 48 años.
La sala Apolo volvió a ser esa superficie donde muy pocos artistas son capaces de silenciar el murmullo de los espectadores, con aticismo. Podría aseverar incluso, que ante mis cientos de conciertos colgados ya de mi recordatorio. Solo Tindersticks en la aquí ilustrada gira de Falling Down a Mountain/2010, John Grant a su piano de cola cantándonos “Where the Dreams Go To Die” en 2013, y esta vez Dominique A a pelo. Me han generado esa introspección digna del arte sacro; si empleamos esta metáfora para la “música moderna”.
La exquisitez del sonido y su reververación cuando arrancó con “La Poésie”, una especie de congojo melancólico y extenuante. La furia austera de “Antonia” con la rendición del público en masa.
La visuales e inspiradoras “J’avais oublié que tu m’aimais autant”, “La Splendeur”, o “Gisor” de pop impresionista. O la poesía de “Au revoir Mon Amour” descompuesta por la oscuridad inquietante de “Corps de Ferme à L’Abandon”. Convirtió el set en un constante tobogán de sensaciones y emociones tan curiosa como exfoliante; igual que un objetivo que reacciona a la exposición lumínica.
Y fue definitivamente, una de esas experiencias que estimulan algo más que esa típica devoción a un artista al que admiras. Y que sabes pasada ya una semana, que te ha abierto otras ventanas de las que no tenías noticia.
Realmente, lo mejor que te puede pasar conforme creces y maduras con el ritmo de quien pasea por el campo, sin ningún objetivo ni premisa. Solo esperando que la belleza te asalte en el encuadre más insignificante.

Suena “Éleor”, y para tu suerte/desgracia descubres ¿donde narices estaba tu alma el día que se te pasó por alto?. Y lo mismo con aquella versión de Éttiene Daho en “Surface”. E incluso en la crudez esquelética de “L’Horizon”o “A Pour le Peau” de éxtasis desgarrador que te sorprende al girar la esquina renaciendo la actitud reivindicativa.
Hasta que tras dos salidas consecutivas y ya con algún icauto marchándose. Suena a oscuras, en acapella y de plástica desnuda, “Le Courage des Oiseaux”; colofón y estallido de aplausos y vítores. Tras una treintena de canciones que te ilustra veinticinco de carrera y se expone ese “grandes éxitos” que todo artista tiene, pero que ni de lejos son los “éxitos· a uso ni losque tu te imaginabas.
¿Puede ser todo ello de alguna manera más maravilloso?
Creo que no.

sábado, 19 de enero de 2013

DOMINIQUE A _ Michel Cloup (teloneros) Sala Apolo/1 17/01/2013

Photo by Fenix.



Mi primer beso , mi primera noche de sexo , mi primer boceto , mi primera colonia “Chispas” , mi primer concierto... Comienza un nuevo año y ponemos el contador a cero para lanzarnos cuesta abajo como si la vida fuese una pista de saltos o un circuito de Skeleton. Todo son buenos augurios y propósitos , tomando las actuaciones en vivo como la máxima expresión de este músculo inherente que es la música , y que uno lleva tan adentro como el impulso irracional por disfrutar de esos momentos únicos.
Sobre el escenario las notas jamás suenan de una misma manera , aunque hallan sido mil veces ejecutadas. El público y su animosa interacción son otro elemento imprescindible para que al final y pasados los meses ese recuerdo acabe por formar parte de la historia de tu vida , y como es evidente lo que allí suena tampoco vuelve a sonar de la misma manera; por eso al escuchar canciones como Twenty Two Bar: El bello se comienza a erizar sin saber si ello se debe a un recuerdo nebuloso de un amor pasado , o a ese pasado concierto.


Sobre el escenario estaba Dominique Ané todavía con cabello , a su lado Françoiz Breut y una caja de ritmos pregrabados. Aquel BAM de 1996 hizo que la pequeña y acotada plaça del Rei se convirtiera en un precioso auditorio de melodías acolchadas y mullidas. Los que allí acudíamos éramos pocos , todavía nadie se percataba de la belleza de: Belle and Sebastian , Magnetic Fields , Montgolfier Brothers , Black Box Recorder , o un primerizo y tímido Dominique A.
Aquella noche Françoiz Breut lloró por su maltrecha voz , a mi sin embargo me pareció ver descender a un angel desde los ventanales en forma de arcadas. Han pasado casi 17 años desde que aquel año descubriera a este artesano de Provins , ciudad medieval del norte de Francia donde las Rosas son cultivadas para hacer dulces y mermeladas; Dominique Ané sin embargo cultiva canciones en forma de Rosas: Sus pétalos y sus púas duelen de placer , y desangran corazones con una sensibilidad que a veces parece ser azotada por alguna especie de vendaval de desconocido origen.
Este pasado Jueves tuvimos el doble gusto en un corto tiempo de cerrar la trilogía: En formato minimalista en el 96 , arropado por una sección de viento en el Prinavera Sound 2012 , y junto a un formato banda , celebrando los 20 años de su carrera y del camino recorrido junto a GREEN UFOS: Uno de los sellos más selectos y domésticos de nuestro país , artífices del desembarco en nuestra pública escena “indie” de delicatessens como: PIANO MAGIC , LADYBUG TRANSISTOR , KATERINE , DIABOLOGUM , o AUTOUR DE LUCIE.


Antes de desgranar lo que nos deparó la noche como fruto de invierno , cual Chirimoya o Granada; agradecer sinceramente a la Sala Apolo y a Green Ufos , la predisposición por facilitarme la oportunidad de acudir al concierto con mi pequeño de 10 años. Algo que pudiendo parecer intrascendente; a mi como padre empeñado en hacer de faro vigía en la sana costumbre de acudir a conciertos para con mi hijo. Me reconforta y satisface hasta límites insospechados , el pensar aunque solo sea por devoción , que en un futuro pueda servir esto , de abono para su gusto musical ¿utópico no?
En cualquier caso , creo que acudir a ver este tipo de conciertos se acaba por convertir con los años; en algo que para mi ya es como un encuentro familiar , donde se escenifica la pasión por músicas domésticas y de minoría.

Sobre las 20:30 pisaron escenario MICHEL CLOUP DÚO , proyecto simplificado al máximo de una de las mentes más activistas del Rock alternativo Francés de los 90. Michel Cloup líder de los desaparecidos DIABOLOGUM y EXPERIENCE junto a su socio el batería y percusionista Patrice Cartier (Experience , Binary Audio Mistfits). Comenzaron con “Cette Colere” , cuando con los primeros acordes llegaba nuestra buena amiga Atticus y nos atrincherábamos sobre los pequeños anfiteatros que rodean la sala Apolo , y que facilitan la vista a pequeños y bajitos. Allí mi mujer , mi hijo ,Atticus y el que escribe nos dejemos sorprender inesperadamente por la maravillosa y binaria puesta en escena de estos dos monstruos de la ceremonia , la invocación y el músculo primario. La música de Michel Cloup juega magistralmente con la superposición de capas de sonidos , de voces , percusiones y guitarras , teniendo en un instante suspendida sobre la sala una melodía de tintes oscuros y progresivos que absorbe hasta puntos de ritual: “L'enfant” , “Le cercle Parfait” de su trabajo Notre Silence/2012 , y un envolvente cierre de tintes apocalípticos donde alguno pudo ver al indio cuando sonaba “La Mercé” y Michel se arrodillaba sobre el escenario para invocar.

Con una puntualidad ya no Británica si no Francesa , que parece estar en la actualidad por encima de la Inglesa. Apareció sobre el escenario a las 21:50 (diez minutos antes que la hora prevista) Dominique , arropado por la que en la actualidad es la banda eléctrica que lo acompañó en la gira de su exitoso VERS LES LUEURS; por supuesto sin la sección de viento con la que lo vimos en este último Primavera Sound/2012. Primer incógnita de las muchas por despejar aquella noche: ¿Como se defenderán estas canciones que fueron especialmente diseñadas para sonar con oboes , saxos , flautas y clarinetes sin los mismos? ¿Cual sería el repertorio del concierto? ¿sonaría tan eléctrico como se preveía?

Photo by Fenix.


Dominique Ané abrió en lo que se intuía como una noche de repaso a toda su carrera y a esos 20 años que sobre sus espaldas acarrea , con “Plaines des Sables”. Un tentempié extraído de su último Ep y que figura dentro de los bonus extra de su último disco. Sin embargo el concierto no solo hizo un especial hincapié en las mejores joyas de su último disco , las esperadas: “Contre un arbre” que siguió a la apertura , “Close West” , “Vers le Bleu” , “Rendez-Nous la Lumière” que crece y se expande sobre el escenario de manera vertiginosa en manos de este afianzado cantautor eléctrico , u “Ostinato”. Se echaron a faltar tan solo en “Le Convoi” y “Quelques Lumieres” , esa maravillosa sección de vientos sobre la que cabalgan las guitarras de su último trabajo. Sin embargo la forma tan inteligente de aportar lirismo a sus ya de por si poéticas canciones de manera poco intrusista , con una sección de vientos de corte clásico; demuestra que las canciones preservan el músculo y la esencia de Dominique , y que hace que aunque se vislumbre una evolución en la autoconfianza del artista (en éste su disco más accesible hasta el momento). La filosofía de sus composiciones sigue intacta: Canciones que se confeccionan de manera minimalista e íntima , preparadas para ser ejecutadas con una instrumentación muy comedida , que pueden crecer según los recursos con los que se cuente , y en las que su melódica voz marca la pauta a seguir. Una voz por cierto , que pese a tener una marcada mecánica a la hora de contar historias y conservarla intacta en estos 20 años como su principal baluarte; debería ser declarada patrimonio de la humanidad , como un tesoro sobre el que descansar los oídos.





Para todos los que nos dimos cita en la sala este Jueves: Nuevos adeptos , veteranos seguidores , y almas que ha recogido por el camino. No hubieron muchas quejas , por lo menos así lo certificaron los jaleos y vítores que de manera espontanea surgían de entre el público. Sobre el escenario un artista que dista un abismo de aquel tímido joven que se subió hace 17 años al escenario de la Plaça del Rei de aquel olvidado BAM; Dominique parece ahora dueño de su destino , su extensa discografía da para recrearse con libre albedrío sobre una barbaridad de buenas canciones. Tanto las que corresponden a su primera etapa más sencilla y frágil , las del periodo experimental o , la de su discos más gloriosos AUGURI y LA MUSIQUE.
Sonaron al principio , casi al final y poniendo el broche de una magnífica noche “Le Métier de faussaire”” , “Twenty Two Bar” y “Les hautts quartiers de peine” de su disco LE MEMOIRE NEUVE/1995 respectivamente resultando la mítica Twnty Two Bar un espectáculo sin igual , con Jeff Hallam ejerciendo de corista  y de sensual contorsionista a medio camino entre el sinuoso Nosferatu y el perverso Charles Bukowsky. También hubo tiempo para recuperar algunas joyas escondidas de entre primeros años como “L'Amour” de SI NE JONNAYS HENRY/1993 , o “Sarah , Bristol” de aquel KICK PEPLUM/2009 . Pero fueron sobre todo las canciones del que para mi es uno de sus mejores discos , LE MUSIQUE/2009: “Hasta que el cuerpo aguante” , “Le Sens” , Nanortalik” , “Les Etendues” , y sobretodo una de mis favoritas “Inmortels” , la que mejor podría ilustrar el afecto hacia el autor Francés.
Sensaciones que dan para mirar con perspectiva todo el tesoro que comportan discos también como L'HORIZON del que sonaron la canción que da título al disco del 2006 , y “La relève” donde cobra protagonismo el piano que sirvió de contrapunto a la ausencia de vientos. También sonaron la desafiante “En Secret” , “Pour le Pau” y “Le commerce de l'eau” de su AUGURI/2001 hasta prácticamente las dos horas que duró el concierto.



Un último año que nos ha devuelto a este artista Francés con una energía renovada , quizás en el punto exacto de madurez en el cual las canciones y el intérprete están en condiciones para manejar el repertorio a su antojo. Quizás por eso cuando ahora vemos sobre el escenario a este fornido cuarentón , vemos que crece , domina y pelea su repertorio a golpe de brazo. Aunque en la mayoría de las ocasiones esos vendavales de despecho sean para nosotros caricias melancólicas.
De su último envite dicen que es el mejor , el que más rápido conecta; no por los meticulosos arreglos sinfónicos que le dan un plus de solemnidad , si no porque en el fondo es uno de sus discos más rockeros y directos. Lo cierto es que me sería realmente difícil dictar tal sentencia , más cuando en un concierto se unen nuevas y antiguas canciones; seguramente ese es el instante en el que un veterano compositor demuestra si pesa más su pasado o a la inversa , o cuando tal y como pasó este Jueves toda su obra cobra sentido mirándola así en la lejanía y enfrentándose a sus nuevas composiciones. Sin temor a equivocarme creo que todas se nutren las unas de las otras , tanto las que suenan más guitarreras que antaño como las que se alimentan de la sensibilidad de sus discos más intimistas y sosegados. En realidad son canciones que por su carácter primigenio son permeables a ser ejecutadas de mil maneras distintas , y eso es lo verdaderamente perdurable de su maestría al componer; ya no digamos si hacemos una pausa en su magníficas letras.
El broche a una inolvidable noche lo puso mi paso por el merchandaising , y encontrarme a ANDY JARMAN (Strange Fruit , Southern Acts Society) representando a los buenos de GREEN UFOS en la venta de material. No pude evitar saludarlo y felicitarlo por su trabajo al pie del cañón , como no podía ser de otra forma acabó en mi mochila su último disco “Another Life” más “L'Horizon” y “Auguri” de Dominique A.
Y he aquí la historia de otro de tantos conciertos inolvidables en la sala Apolo del Paralelo Barcelonés , a buen seguro permanecerá bien tatuado en mi memoria como aquellos de: Migala , Chucho , Kirstin Hersh , Clientele , Tindersticks o Wedding Present.



PD. Junto a esta crónica , y para aquellos que no hallan bajado al sótano para adentrarse en la memoria de este Francés. Hay a vuestra disposición un sample con la mayoría de las canciones que sonaron (24 en total) , al que tendréis acceso vía peticion: En comentarios , mediante vuestro correo electrónico (que no se publicará para preservar la intimidad) , y que os será enviado. Las instrucciones en comentarios.