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martes, 22 de mayo de 2012

AGOST_ TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA (Reposiciones y marathones cumpleañeras)





Hay cosas que como las palabras se las lleva el viento , también se vuelan al compás que marca la climatología: Los años meditabundos , exhaustos ya por la periodicidad de su onomástica: Flácidos y agotados por el cumple que te cumple.
Pasa que a veces alguien o alguienes de aquellos que revolotean en tu anodina vida te aguijonean para recordarte que estas ahí vivito y coleando , con lo cara que está la vida mire usted; y te recuerdan que cumples años. Uno con la edad , aunque los halla que se empeñen en hacer oídos sordos a sus cumpleaños , celebra que los demás celebren nuestro aniversario; como el que quita importancia a algo que en realidad desea   ardientemente. 
De esto ya hace casi un mes pero sin embargo es ahora cuando debe ser que me hago a la idea , aquí medio desvalido a más de mil kilómetros de mi hogar: En una encrucijada de tiralíneas que une el Río Po , Verona y Módena. Pero ni mis monsergas ni mi aniversario deberían de ninguna forma envelar lo que llevó a un viejo carcamal a disfrutar de algo tan plástico como un regalo en forma de obra teatral; de echo siempre deberían ser así las conmemoraciones de un cumpleaños cualquiera.


El sitio elegido fue el magnificente TEATRE NACIONAL DE CATALUYA: Un recinto de aires Romanos que se inauguró entre polémicas , ya hace de esto casi dieciséis años. Y como si de una trama de intriga y suspense se tratase , el regalo fue así; como toda ceremonia llevada con sumo secreto , se me llevó a tientas para disfrutar de un regalo del que ni por asomo presagié.
Otro tanto que apuntarse , puesto que los regalos por muy zalameros y previsibles que sean deben estar acompañados con ese romanticismo de la sorpresa; juro que ni en el mejor de mis sueños pensé que se trataba de obra de teatro. Allí de cuerpo presente entre abuelas emperifolladas , señores serios y personal marcial estábamos la tropa de faranduleros.


AGOST en su versión Catalana o AUGUST en la original de TRACY LETTS es de aquellas representaciones que acongojan , por no decir otro palabro. Para mi que tengo al teatro abandonado junto a: Libros , exposiciones y cine , para mal de mi estómago cultural  fue como una gran comida de copetín. De aquellas con dos platos , postre , Farias , café y copa. Para disfrutarla en todo su esplendor  y reposarla , como es el caso , a lo largo de todo un mes.
Digerida ya , creo estar en disposición de explicarla o describirla torpemente y seguramente sin sensibilidad alguna , de estos menesteres LAPOR me daría lecciones al respecto. Pero también sería por otro lado una afrenta arrinconar la experiencia; para que darle más vueltas ¿acaso hay un manual de corrección a la hora de ponerse manos a la obra? Y escribir a cara de perro  entre las paredes de un Moublé de Casteglio di Po , ¿no verdad? Pues eso.


La Sala Gran como la llaman , y después de apropiarnos de un café con hielo , fue el prolegómeno de una obra excelsa e intensa a partes iguales: Tres horas y media  , que tras un largo día de trabajo necesitan de esa o cualquier otra dosis de excitante. Se antoja una barbaridad de tiempo , pero una vez con las luces apagadas y el telón subido; el tiempo parece detenerse de la misma manera que el aire de las llanuras de Oklahoma agrieta a los personajes que se suceden en la porción de historia que se cuenta.
Agost comienza su camino en el porche de una gran casona , que es perfectamente desplegada con todo lujo de detalle tras los primeros parafraseos del desertor de BEVERLY. Por que él , presentado como un intelectual arrugado por los años y el Bourbon  , es quien mejor nos pone en precedente de todo lo que significa un día cualquiera en la quebradiza vida de la familia WESTON.

La desaparición de Beverly , el aparente anfitrión ,   pone en marcha la historia: Tal y como él mismo narra tambaleante desde el quejumbroso porche , y donde de manera intermitente se irán dando cita el resto de consanguíneos  bajo el sopor de una noche densa  y calurosa.
El efecto de la desaparición parece querer buscar una reunión forzada y violenta , donde la inicial concordia familiar saca a la luz aquella cortesía tan impostada como la de una risa histérica; que toda familia mantiene enterrada y que los elementos externos detonan. Como si una bacteria ajena a esa ancestral composición , rompiera súbitamente con la armonía del ser vivo.
En el fondo todo subyace  en apariencia , los motivos por los que brotan son intrascendentes , están ahí , deseando ser atizados. Y VIOLET parece querer venir a cobrarse su deuda desatando  el demonio encolerizado  que los sacude sin pudor alguno; con un deseo irrefrenable  de batirse en duelo con cada uno de ellos: Barbara , Ivy y Karen , junto a al resto de elementos extraños: Charlie , Mathie , Albert , Bill , Jean y Steve , que acaban por cerrar el círculo familiar.
La asistenta de origen Cheyenne que ese mismo día llega a casa , es la espectadora de lujo que junto a la platea presencia desde un rincón la tormenta que esa noche se cierne , y en la que las tripas , el amor y la pasión se sirven a los comensales sobre una mesa a la que podríamos definir como la vida misma.

 




AGOST es una de aquellas obras teatrales donde se sitúa al espectador en el incómodo trago: De la hiel y de la miel , el drama y la comedia , lo tierno y lo grotesco... En realidad el texto está diseñado como una afrenta súbita en la que la demencia de VIOLET parece soportar todo el peso de unas relaciones que se han ido derrumbando con el paso de los años y que han ido acumulando un poso tan sumamente delicado como el lecho de un río , pero que son extremadamente sensibles a enturbiarse. Es entonces cuando las aguas corrompidas salen a flote , en el preciso instante en el que cada uno de los allí presentes reclama su pedazo de vida malgastada: Las hijas como desdichadas y defraudadas por lo que la vida les ha dado , los consortes como damnificados de un choque en cadena , y la madre que tan solo demanda un premio honorífico , de quien a dado sin recibir nada a cambio.
Ella en realidad reivindica su porción de vida , para quien a vivido a la sombra del bohemio y los barbitúricos , y a la que su enfermedad terminal a convertido en un mueble decorativo.

Los hay quien al ver la obra caen en la trampa de la comedia de conflictos y ríen a carcajadas. También los hay que observan con estupor lo enfermizo y visceral que puede ser el ser humano , y desde luego quienes asisten estupefactos a la magistral interpretación de: Anna Lizaran en el papel de Violet y Emma Vilasarau en la de la hija Barbara Fondhan. Todo en su conjunto es totalmente válido.
Dos actrices que aquí en Catalunya son más conocidas por sus papeles en algunas de las series más arraigadas de la televisión autonómica , pero que nos muestran su verdadero legado.
Sin duda son el eje de la historia , sobretodo en los momentos en los que colapsan al resto del reparto. Sin embargo , todos ellos tejen un amalgama de sensaciones  que convierten este excelente texto en un auténtico tobogán , donde juegan  en todo momento con insinuaciones y estocadas sanguinolentas.



 
Regalar cultura debería convertirse en una sana costumbre , sobretodo en aquella cultura que por respeto dejamos siempre arrinconada para “un día de estos...” , porque , ¿cuanto gastamos de media en regalos inútiles que blanden la bandera del acopiamiento y el acinamiento? Sobretodo en cachivaches electrónicos y de última generación carentes de alma , de los que nos hacen tener la falsa sensación de que no hemos perdido el tren de la vida: Sustituimos el ocio emotivo  por el ocio doméstico , que nos relega a la mínima expresión reflexiva.
El teatro y los actores que allí se suben cada velada nos dan una parte de ellos mismos  , de sus vísceras y de su alma. Podemos recordar escenas , planos de películas y melodías , pero no de la misma manera que se nos grava una interpretación a pelo: Nos conmueven los gestos ,  la lírica instantánea ejecutada con la plasticidad de los gestos , el énfasis al mascar las palabras y los rostros retorcidos y felices de quien comparte algo de si mismo.
Agost contiene todo eso; y en su manera de narrar un momento dado de cada uno de los personajes  , nos enseña que las relaciones humanas y afectivas vistas desde el epicentro de algo tan cotidiano como una familia , da para una obra teatral sobre la vida que podría ser la nuestra.
Las lecturas sobre el afecto de padres e hijos confiere una reflexión que va más allá del afectivo , y que penetra en la profundidad de nuestros comportamientos más instintivos. Los que nos colocan en el mismo plano de la naturaleza animal a la que pertenecemos.




Director: Sergi Belbel
Traducción: Joan Sellent

Reparto:
Jordi Banacolocha como Charlie  Aiken
Maife Gil como Mathie Fay Aiken
Albert Triola como el nen
Anna Lizaran como Violet Weston
Francesc Luchetti como Beverly Weston

Emma Vilasarau como Barbara Fordham
Albert Folk como Bill Fordham
Clara de Ramon como Jean Fordham

Rosa Renom como Ivy Weston

Montse Geman como Karen Weston
Oscar Molina como Steve Heidebrecht

Almudena Lomba como Johnna Monevata (La asistenta)
Manuel Veiga como el Sheriff Deon Gelbeau

Del 23 de Abril al 08 de Julio en el Teatre Nacional de Catalunya