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martes, 14 de enero de 2025

DIEZ DISCOS Y VINOS GUACHIMOLIS DEL 2024 (number nueve)

 

09: MARY TIMONY_UNTAME THE TIGER vs DOCTORA JEKILL 2017 CURII UVAS Y VINOS (Alicante)

 

Puede que para la mayoría de personas -en las que se incluye un servidor- esta mujer sea una perfecta desconocida.

Pero miren por dónde, que la prospección melómana y de golismero, que el aquí presente tiene como afición; y hasta cierto punto enfermiza (lo admito). Me ha llevado a zambullirme tras el atónito descubrimiento de su última entrega, de las muchas que atesora esta nativa de Washington.
Hasta el punto de hallarme entre el alucine, el encantamiento y el contorsionismo emocional.

 

Las credenciales que avalan una trayectoria de 24 años son las de: Pianista, guitarrista, violinista y bajista, a la par de sus inicios en solitario, parte vocal de The Spells con Carrie Brownstein de Sleater-Kinney(1990), en Autoclave (90/91) como guitarrista, con Helium (92/98) a las voces, en el supergrupo Wild Flag(2011), y la más actual y conocida con dos Lp’s de Ex Hex.
Todas ellas vestidas con distintas pieles: cruda y malavarista, de composiciones sofisticadas y rítmicas cambiantes, experimental y abrasiva, de combinaciones bicéfalas entre el riot girrl y guiños al math rock. Mínima y polirítmica en su faceta en solitario y de celebrable rock clásico en su último proyecto.

 

Pero en cualquier caso. Hay una marca de agua distintiva e inconfundible que unifica cualquiera de sus proyectos, colaboraciones, e incluso manera de tocar la guitarra. Para hacer de sus canciones, una especie de calcetín del revés donde las melodías, destinos y estructuras vertebrales de las canciones no van siguiendo las consignas establecidas.

Llevar los pespuntes de la puntera para afuera y el cosido bonito y confortable para adentro. Es como ponerse en manos del destino cambiante y natural de las melodías, para obligarte a perseguir los satisfactorios caprichos del mundo cabeza abajo.
Y en UNTAME THE TIGER, todo esto sucede de manera muy parecida. Solo que esta vez, y después de casi 20 años sin grabar en solitario, de una forma totalmente vuelta del revés y maravillosamente confeccionada casi hilo a hilo para pespuntear los desaires de la vida con dulzura de hiel.

 


Si bien fue la poco representativa canción que abre el disco: “No Thirds”, la que me enganchó de inicio. El encantamiento me sobrevino al comprobar que los derroteros del disco me recordaban enormemente a mi adorado SATAND UP (cosas mías, faltaría); donde Ian Anderson teñía de folk anglosajón el ideario psicodélico de Jethro Tull.

Y no es que sea por semejanza estricta, sino por la forma de cantar, de ceder el protagonismo a la acústica, y dejar que lo eléctrico solo ejerza de sintonía de fondo.

 

Aquí, Mary Timony, es donde brilla con luz propia alimentándose de las disonancias melódicas, pero con un objetivo más espacioso y rico en detalles. Con canciones de prestancia más optimista, pero que realmente son la cura o la tirita de unos años donde la separación de su pareja y la pérdida de su padre anciano primero, y de su madre justo al final de armar el disco.  Convierte a éste, en un álbum de textos melancólicos exorcizantes de tristeza y con guitarras rabiosas de domar la soledad.

Con la ayuda del baterista de Fairport Convention Dave Mattacks en “Don’t Disappear”y David Christian (Karen O, Hospitality) ayudándola, Dennis Kane al bajo como co-productor, y con un conductor (productor) de la nave tan solvente como Dave Fridmann (Flaming Lips, Mercury Rev, MGMT).
Mary Timony nos entrega así, un disco que transmite serenidad y templanza teniendo en cuenta su duelo. De detallista estética folk, con destellos de psicodelia confortable y luminosa. Y con unas deliciosas guitarras en suspense, que parecen querer explotar pero que son como pequeñas cargas de profundidad que te dan caza y te atrapan con un control de los tempos implacable.

 

 

Esta maravilla de obra es de obligado disfrute con una botella de Dra. JEKILL al lado.

Un vino elaborado por Violeta Guitérrez de la Vega (hija del maestro Felipe Gutiérrez de la Vega), mano a mano con Alberto Redrano (Premio Nacional al mejor sumillier 2009). Con unas Giró viejas de 70 años en terrenos pobres que han ido recuperando a lo ancho y largo de la Marina Alta y concretamente en el municipio de Xaló.
Se habla de su consanguinidad con la Garnacha Tintorera, e incluso con un hipotético parentesco con la Fogoneu Mallorquina. Pero lo maravilloso y flipante de los vinos de la familia Gutiérrez hechos con esta variedad, es simplemente su singularidad. Que va de los rústico y agreste, y de su mano rota para embellecerlos sin alterar su estoica personalidad.

 


Vinos de tierra cálida y agricultura heroica en un territorio castigado por el calor y  las inclemencias climáticas de nuestro actual paradigma. Que como en el caso de este Doctora Jekill, esquivan la concentración y sobre madurez a cambio de una deliciosa entrada en boca que remata de complejidad y taninos rugositos, para hacer de los inconvenientes virtudes.

Aquí vamos a encontrar un vino con personalidad y mala leche, pero de un beber intrigante y amable. Si intentas relacionarlo con algo que te remita a la típica garnacha de frutitas rojas frescas típicas de suelos arcillosos, cagada la hemos.

 


Con efluvios a pimientos asados, moras maduras, o mermelada de tomate. Con la evolución de esta botella de 7 años ya, aparecen recuerdos a hierbas de monte, ligera mineralidad y fino cuero, todo el conjunto se unifica, se destensa, y se diluye en conjunto que te vuela la cabeza a base de reminiscencias a veces inubicables en tu memoria olfativa. Pero todas buenas.

Aunque lo rotundo y genial viene en su paso por boca. Untuoso, amplio, ligeramente compotado y con un final entre lo picante y rugoso.
Elegantes notas de cedro, espliego, fruta roja madura, ajo negro, y una profundidad que aturde llenando el paladar. Muy largo, y muy presente en el recuerdo.
Un vinazo de solo 300 botellas y precio la mar de asequible, que evoluciona maravillosamente en botella. De beber agradecido y generoso.
Si te las pierdes -cantante y vinatera- pa que vivir ya.
 

domingo, 18 de marzo de 2012

DESCAMPADOS Y EXPLORADORES INSACIABLES , TERRETA ROSÉ (Exquisitez de Monastrell) Selección Privada





D.O: Alicante
Añada: 2010
Uvas: Monastrell
Volumen de alcohol:12'5%
Productor: Bocopa (Coop. V. Petrer
Precio aprox: 5 a 6 Eur


Dos manzanas más allá de la calle donde vivía devorando a bocados mi niñez , había un enorme descampado: Delimitado por unos pequeños muros horadados intermitentemente , y con una enorme chimenea vestigio de lo que antaño debieron ser las afueras de mi ciudad. Ese tipo de construcciones ruinosas , decadentes y hasta cierto punto tétricas; a las que se accedía en aquellos momentos en los que por algún motivo de inercia buscabas cruzar las imaginarias fronteras que delimitaban; lo que para tus padres era la zona segura , hacia territorios más inhóspitos.
Cuando lo hacías , un escalofrío te recorría el espinazo y el estómago parecía querer encaramarse hasta tu garganta; una sensación de inquietud , hasta cierto punto placentera de estar haciendo algo prohibido.

La fábrica medio derruida a la que llamábamos misteriosamente LA BÓBILA. Era un conjunto de adobes que formaban la gran chimenea y todo un entramado de túneles y salas semi-soterradas; lo que en su día posiblemente fueron hornos para cocer cerámica o cualquier otro material. Por allí nos deslizábamos en pandilla esperando encontrar quizás algún personaje desalmado de los muchos que poblaban las leyendas urbanas o tu propia imaginación: La banda de las correas , el Vaca , los Paitobis o cualquier otro nombre , de aquellos que al escucharlos te echabas a temblar.
Las historias que se contaban sobre la Bóbila eran casi siempre escabrosas; hablaban de abusos sexuales , de heroinómanos , de robos e incluso de niños que jamás habían regresado de allí. Aunque los efectos que sobre nosotros ejercían esas historias , por lo general surtían el efecto contrario , ya que en pleno año 1979 cualquier atisbo de fruto prohibido era devorado sin reflexiones.
Probablemente en aquellos años en los que prescindíamos de los medios a los que ahora tienen acceso los infantes , desarrollemos de manera innata una facultad especial para soñar y recrear entornos inexistentes; si bien es cierto el filtro de la censura parental era bastante más poroso que ahora.
Con 9 o 10 años , por lo menos en mi caso , podías acceder a hurtadillas a comics para adultos como: Makoki , Totem o los Víboras que me deleitaban mis nuevos “malvados” cuñados; probar tus primeros cigarrillos en cualquier callejón solitario de la ciudad , o tus primeras experiencias sexuales con alguna vecina o contigo mismo. Cosas por las que ahora nos avergonzaríamos como padres , pese a que nos enseñaron a sobrevivir y a descubrir el criterio por decidir a muy temprana edad.

De entre toda esa cantidad de espacios abiertos y medio derruidos , los niños hacíamos nuestra la calle. No existían apenas edificios y EL DESCAMPADO tal y como se conocía abría tu mente y tu espectro visual hasta límites ahora impensables. El descampado: Espacio extinguido y del que aprovecho la afrenta para reivindicarlo.
Entre saltos , carreras y persecuciones recorríamos cada tarde con el ocaso del día a nuestras espaldas , las bóvedas medio ruinosas al amparo de la larga chimenea de la Bóbila , con la oscuridad como cómplice del sueño y de lo prohibido.
Algunas se desmoronaban a nuestros pies barajando la posibilidad de que en uno de nuestros saltos se vinieran abajo sus viejos ladrillos. Si así era , imaginabas una caída larga y prolongada hacia la oscuridad de sus adentros; quedarías inconsciente y caerías en un infinito sueño de éxtasis pecaminoso , ¿que dirían tus padres? ¿te llorarían? En un brote imaginativo me imaginaría sumido en un largo letargo , como aquellos que salen en las películas de ciencia ficción; una criogenización que seguramente llevaría a sorprendernos con estupefacción por lo mucho que ha cambiado nuestro paisaje en todos estos años.

Viviendo ya en unos territorios donde los altos edificios usurpan los extintos descampados; y que ejercen de murallas que nos impiden ver el horizonte. Oreografías y cartografías repletas de trazos rectilíneos que sobre los mapas dibujan: Autopistas , autovías y variantes , que nos conducen por raíles obviando las vistas y los terrenos inhóspitos.
Desde la autovía interior de Alicante pude ver en mi último viaje una de aquellas vistas de gran angular: Desde su nacimiento en Llanera de Ranes , hasta desembocar en su serpenteante trazado hacia la costa; justo en su inicio se puede ver un espectacular y extenso paisaje donde se nos pierde la vista , deseando en un acto demente: Cruzar el coche en la calzada , y permanecer inmóviles observando el cuadro casi perfecto del Valle de la Costera.
Una zona que contrasta por su curiosa oreografía y su particular clima; en el que conviven en total armonía el clima y los paisajes de interior: Duros , quebradizos y resecos; con otros que son más representativos de la costa Mediterranea Levantina.
La provincia de Alicante más conocida por sus Almendros y Hiervas aromáticas , junto a todos los productos que se elaboran con ellos: Turrones , Helados , Bebidas espirituosas etc. Tiene otros muchos secretos bien guardados , y entre ellos está sin duda el vino.

Todo el este de la península Ibérica tiene sello identitario que hace que no sea casual la proliferación de zonas donde la brisa Mediterránea convive en perfecta armonía con la climatología típica de interior , donde escasean las lluvias y la composición mineral tiene un toque particular: Terra Alta , Montsant , Jumilla y Alicante tienen esa particularidad.
Es en Alicante donde plantaremos nuestra tienda de campaña para descubrir una de las zonas menos conocidas de España , y en particular a un increíble vino de casta poco considerada. La batalla que llevo librando desde el inicio de esta bitácora para con los rosados , vinos por ende muy poco valorados y apreciados , cumple a la perfección el cometido de mi filosofía a la hora de extraer de las insignificancias , el verdadero sentido de la vida.



TERRETA: PIRULETAS DE FRESA Y ROSAS!!

Aquí lo tenemos a él , un vino al que los calificativos de su etiqueta le quedan tan bien como unos pantalones de pitillo a un Heavy. Un vino rosado con la personalidad y planta de un buen tinto y el poder seductor de un Rielsing; sin embargo en la lejanía y atendiendo a sus vestimentas junto a lo que se hace valer , diríamos que la hechura de su botella no hace el más mínimo esfuerzo por agradar.
Es evidente que en la amplia parrilla de rosados , cualquier otro vino nos atraerá mucho más que este Alicantino: Ya sea por el diseño de su etiqueta , como por las líneas de sus botellas. TERRETA no ha cambiado con el paso de los años , en sus más de diez añadas siempre a hecho gala de su juventud como una de sus grandes virtudes; y en esa juventud imberbe es donde precisamente muestra sus encantos más pecaminosos.

El color de sus mofletes: Rosados como aquellas rechonchas protuberancias , que alcanzan su grado más alto de rosadez tras empacho mamario maternal. Según se mire y poniéndolo a tras luz parecen asomar reflejos violáceos como los de una nariz ibérica a punto de congelarse por el escarchazo matinal.
Y una vez en su entorno , en el de la copa; rodeado de bocados socorristas , es donde este joven con pedigrí disfruta a sus anchas: Ya sea con Sushi , con pasta salteada , con una fresca rúcula salpicada de Reggio , con un filete de Baztán , o ¿porqué irnos tan lejos? , con un genuino arrozito de interior. Su tránsito desde el primer flechazo de su hechizante color hasta que se derrame por nuestro paladar serán para siempre arrebatadores y llenos de sensaciones; algo por otro lado diferente en este rosado , con respecto al de sus coetáneos.
Y es que la importancia y personalidad de un rosado no es tarea fácil , por subestimados que los tengamos.

TERRETA es un mono-varietal que se extrae única y exclusivamente de MONASTRELL: Una uva autóctona principalmente de esta zona , una uva tinta por supuesto que diverge mucho según su vinificación (tinta o rosada).
Para que este rosado alcance su personalidad tan original ha de pasar por un delicado proceso: Su prensado y depositado se hace siempre en frío , para no perder ni un ápice de su expresión , fruto del terreno donde ha nacido. Se deposita cuidadosamente el mosto extraído junto a sus propios hollejos; ahí será donde las pieles darán al vino su color particular , su perfume y su carácter , de la misma forma que la maceración obtendrá el color deseado.
Tras un corta maceración el vino pasará a su último proceso de fermentación clave para que nuestro vino exprese finalmente su personalidad afrutada , tropical y olorosa; en este caso a una temperatura controlada de 17 grados durante una veintena aproximada de días.
En estos días el vino mutará asombrosamente , transformando los azúcares en alcohol y mostrando los aromas secundarios que acaban siendo únicos y exclusivos del caldo final. En el que se conjugan una infinidad de aspectos que convergen en un vino único.

TERRETA ROSÉ es un rosado particular desde nuestra primera toma de contacto , que cambia en función de la temperatura de servicio: De los 7 grados recomendados a los 11; lo que sería un muy frío a un fresco , para entendernos.
En cualquier caso es un vino oloroso que en nariz se despereza como un exótico untuoso: Aromas tropicales de Mango , Plátano , a Rosas , o a Sandía , siempre mezclándo su frugosidad con un trasfondo realmente meloso , lácteo y aterciopelado. Su buquet no defrauda en absoluto puesto que trasmite al paladar las mismas sensaciones que evoca , además se suma una sensación de redondez y elegancia , reveladoras de este tinto travestido.
Tiene un masticado en boca impactante y refrescante que combina a la perfección esa impresión que nos produce su melosidad , o su untuosidad que recuerda a un pequeño oasis de palmeras y dátiles en medio de los naranjos , como la cremosidad de un buen helado casero de Tomillo o de Jijona.
Es un verdadero soplo de aire fresco entre la sequedad de las tierras de interior; que nos recuerda todos esos recuerdos de infancia: En la que los sabores y los perfumes , hasta el de las chucherías parecían tan reales como la muesca que nos dejaron en el hipotálamo. Exáctamente igual que el fruto prohibido que íbamos a buscar a los más profundo de la bóbila , y de la sensación de éxtasis absoluto que nos producían aquellos descubrimientos.


COOPERATIVA Y BODEGA: http://www.bocopa.com/index.php 
 
FOTOGRAFÍAS EXTRAIDAS DEL ARCHIVO HISTÓRICO DE MI BARRIO (todas ellas de los alrededores de mi barriada LLEFIÁ en 1980) http://www.llefia.org/gallery/main.php?g2_itemId=18