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lunes, 2 de marzo de 2015

25 AÑOS DE MINIFESTIVAL DE MÚSICA INDEPENDENT DE BARCELONA Espai Jove Les Basses (Barri D'Horta Barcelona) 28/02/2015


 























Que gran manera de empaquetar y ponerle el lazo a este lacónico mes de Febrero. Tan corto y veloz él, que a algunos casi no nos ha dado todavía tiempo de digerir nuestro regreso a la “normalidad”: Los días alargan, la luz empieza a querernos, a templarnos y nosotros que nos sabemos de sangre caliente y amantes como las polillas de la luz, nos venimos arriba; que le vamos a hacer.


Anoche el Espai Jove Les Basses era más o menos eso, un hervidero de humanidad. Un de los festivales de pequeño formato más longevos del país cumplía veinte años, y su primera noche de madurez merecía estar allí sí o sí aunque untado en árnica y con paños de calendula fuese; que la vuelta al cole ha tenido tanto de euforia como de dolores musculares.
Así que nos plantamos en solitario este pasado Sábado en las inmediaciones de la Barcelona guapa, barrios de balcones, visores y miradores de la ciudad más secreta. Un centro cívico que recuerda a aquellas aventureras iniciativas que se generaban en los 90, cuando todavía adolescentes nos apuntábamos a un bombardeo sin casco ni cinturones. Allí se respira eso vaya que si, concordia, caliu y familia. Que aunque desperdigada que esta ya la familia de cuarentones alternativos, estas iniciativas mantienen aun muy viva la llama del “indie” más auténtico.
Un cartel esta vez de lo más heterogéneo que nos encomendó, no solo a descubrir nuevos y viejos sonidos. Sino a reencontrarme con otros tantos compañeros de viaje que por cuestiones de obligaciones y edad, uno ve ya menos que al cometa Halley. Echar una cervecitas, charrar en la entrada mientras nos damos al vicio y al otro; el de contar anécdotas, reflexiones de puretas y compartir mil y una sensaciones. Que joder!! si es que al final es de eso de lo que se trata; sobretodo yo, que hablo hasta con mi sombra.


Sobre las nueve muy muy pasadas, que fue cuando me pude escapar a celebrar la noche más templada de este “Mad February”. Ya cenados con la cara lavá y recién peinao para allá que nos fuimos a eso, a volver disfrutar de la esencia de la música. Aquella que nada entiende de modas ni corrientes sonoras, la que juguetea con pasados, presentes y futuros que giran en espiral como bucles, y la que nos hace disfrutar de sentirnos fantásticamente viejos.
Con un lleno más que aceptable, la calidez que da la familia y uno más, discos para comprar, bebida y bocatas a precios populares (13 euros la entrada y birras a 2) ¿se puede pedir más?¿a que no? Bueno sí, que la música acompañe. Y eso amigos, sabemos los que les seguimos la pista desde hace tiempo, nunca fallan. Remitiéndome a las bandas que han traído basta: Trash Can Sinatras, Darren Hayman, Luke Haynes, Damien Jurado, Dakota Suite, Antonio Arias, Clientele, Cranes, Cecilia Ann o los Primitives de hace dos años que me volvieron a reenganchar. 
 

Entré por desgracia con los Vigueses LINDA GUILALA ya empezados, y digo lástima porque los pocos temas de ellos que escuché, sonaron como los propios ángeles. Pero es que a estas alturas de función y todavía asimilando mi actual situación, me cuesta cuadrar horarios y organizarme. Lo confieso, tengo un desorden metal importante.
Como decía, la banda Gallega lucieron sobre el escenario un sonido tan pulido, panorámico, de aquellos que llenan las grietas y desconches de las paredes, que quedé boquiabierto. Ahí se demuestra que el aspecto técnico de salas y equipos técnicos a veces afecten. Pero cuando la maquina está engrasada y funciona todo fluye, quien sabe si es porque tras esa apariencia de banda novel se encuentran un 50% de Juniper Moon. Además apoyados en un salto cualitativo importante que han dado con XERISTAR; publicado el pasado año. Un Ep de seis canciones donde alguna nueva incorporación y sobretodo el intensivo trabajo en el estudio Kaiju, ha conseguido que suenen tan compactos como lo hace “No me veis”; todo un latigazo de Pop que araña. O “Haciendo Daño” y “Sábados de Tormenta”, de esas pequeñas joyas que hace de las noches largas y festivas, un amanecer perfecto, definitivo. Saben además fundir el Pop con Noise y atmósferas vaporosas, que no densas. Así que no les pierdan la pista, porque estoy seguro que el día que publiquen un largo darán que hablar.

Sobre las diez y después de compartir cervezas, historietas y futuras celebraciones con mi gran amigo Luis, al que veo menos de lo que quisiera. Subieron sobre el escenario la multitudinaria banda Galesa THE SCHOOL, arropados por violines, vientos y en conjunto con esa esencia heredada de Belle & Sebastian o Camera Obscura; solo que bastantes más azucarados.

No era una de las ofertas que más me atraían pero bueno, nunca esta de más ver de primera mano aquello a lo que uno hipotéticamente no se aviene. He de decir que no sé si por su origen totalmente armónico, pero la verdad es que sonaron cojonudos. Admito que el timbre de voz de Liz Hunt y ese Pop de fruta escarchada que te cala los dientes hasta la raíz, no es de mi devoción; uno tiene más querencia por sótanos, filos y sedimentos. Pero se dejaron querer y puede que fueran una de las bandas que más fieles arrastró y más discos firmó; curioso porque solo tienen dos y fue “Let it sleep” el único tema que antaño me llamó la atención de ellos. La cosa es que las canciones mejoraron lo presente y sobre el escenario tienen más tablas de lo que cabe esperar. Que en definitiva es lo que le da “peso” a una banda al margen de que te puedan gustar más o menos.

Lo que de verdad no puedo negar, es que parte grande de que al final decidiera acudir a la edición de este año -al margen de que sé que veo a un montón de gente querida- es la presencia en el cartel de dos bandas a las que me apetecía enormemente ver: Una eran THE CLOSE LOBSTERS, y huelga decir los motivos si se quiere entender de verdad el porqué del Pop en la actualidad. Si así fuera, de perdidos al río sería dejar escapar la oportunidad de escuchar en la actualidad, bandas como ellos, Orchids, Jasmine Minks, Felt, The Bats o Comet Gain. Que por así decirlo forjaron el sonido de club de bajo fondo que une Pop/Punk y el Dunedin Sound anglosajón.
Y la otra claro, volver a ver sobre un escenario a MICHEL CLOUD DUO. Desde aquella actuación con Dominique A de hace dos años, que tan buen sabor de boca me dejó. De este dúo Francés (exs Diabologun & Experience), al que con una guitarra, una batería y manojo de samples les basta y les sobra para crear verdaderas tormentas.




Los Escoceses comenzaron con algo de retraso tras superar algunos problemas técnicos con el ampli de Bob Burnett. Y claro, no fue hasta bien pasados los primeros veinte minutos, que la cosa no empezó a perder algún acople o chirrío en las guitarras. Lo cierto es que superados los primeros nervios o tensiones cuando el show, no empieza con buen pie. Fue sonar “Lets Make Some Plans” y todo volvió a su cauce, brutal, gigantesca de esas canciones que con su brillante riff llenan hasta el último rincón de una sala. “A Prophecy” o “Deep House” como medios tiempos que en su madurez parecen manejar con más soltura, brillaron con luz propia.
Pese a dar algunas señales de agotamiento, hay que admitir que quien tuvo retuvo. El nuevo tema que publicaron el pasado año “Now Time” encajó a la perfección con ese punto más dulcificado de su música. El caso es que en sus manos y sobretodo en las de su guitarra solista, cabalgan algunas de las melodías más inolvidables de los 80. Y aunque para los presentes, supongo que cuesta ubicar ese sonido en la actualidad sin ser capaz de viajar al pasado. Ese es el Pop a medio hacer, frágil, endeble si se quiere, que confeccionó el sonido de Sarah, Creation, Fire Records y todo ese montón de pequeños sellos que decoraron la década de los 80, mucho antes de que todo estallase. Melodías de maravillosas imperfecciones, que concentraban la esencia del Pop de entonces.

No sé, pero mientras escuchábamos aquellas canciones de Close Lobsters junto a viejos colegas de andanzas, era inevitable no viajar en el tiempo a aquellos años en los que los allí presentes aprendimos a amar la música. De cualquier forma ese corazoncito popero nunca se deja de perder, por muy mayores que seamos, y diferentes las músicas que acabemos escuchando con los años.
Y es que parte de ese efecto dejavú, de ese ataque de melancolía que a uno parece atacarle en festivales como este. La tiene ese perfume que desprende y que tanto recuerda a las iniciativas inocentes y fervorosas que se emprendían con cuatro colegas por aquellos años (fanzines, programas de radio, clubs, garitos, fiesta homenaje etc.). Más aun porque los asistentes que arrastra este evento, son parte de aquellos años, de aquellas historias.


Para acabar de redondear la noche hacia las once, cuando muchos de los presentes dieron la desbanda con las doce puestas en el horizonte. Hacían acto de presencia MICHEL CLOUP DUO, una de las sorpresas del festival, por una oferta quizás más alejada del Pop y con la mirada puesta en el Rock más primitivo y básico.

Lo hicieron ya hace un par de años con Notre Silence/2011. Un disco que cabalga entre la melodía, las atmósferas densas y cortantes y las catarsis de puro extasis Postrockero; si se le puede ajustar un término entendible. El caso es que este pasado año publicaron Minuit Dans Tes Bras totalmente autoproducido y en rojo satén. Un disco si se quiere más crudo y menos melódico que el anterior, que exige una predisposición más alta si se le quiere. Pero que equilibra perfectamente su actuales sets, donde no parecen ser tan esclavos de los loops y sampleados. Y se afianzan en ese discurso de Rock agresivo, rocoso y funambulista, en esencia, un juego entre la sacudida/el trance/y el sosiego.
Michel Cloup juega perfectamente a ese juego de poesía agresiva, experimental, esa sensación de vanguardia... pero en el fondo es Noise Rock de trazo grueso, dan una de cal y otra de arena: melodía, arañazo, caricia, espiritualidad, claros, oscuros... Sus directos elevan sus discos a un grado superior, o quien sabe si los hunden en la miseria. Porque ambos, Michel Cloup y Patrice Cartier a la batería, son una maquinaria de provocar sensaciones muy por encima de lo que te puede producir escuchar sus discos; ellos dos se bastan y sobran solitos.
Empezaron poniendo la noche en situación, despacio, sin prisa aun sabiendo que sus sets se hacen cortos, con “Nous Viellirons Esemble” y “J'ai peur de Nous”. Fueron subiendo la tensión con “Ma Vieille Cicatrice”, “Plusieurs fois cet après-midi”. Eclosionó como una leve flor de los vientos “Cette Colère” y tensaron el suspense con la mística “Minuit dans tes bras, pt2”. Hasta acabar con “Sortir Boire et Tomber”; por un momento me vino a la mente como un flechazo “All That Jazz” de los Echo & the Bunnymen, fíjate tú. Y poner el broche a la noche de toboganes y vacíos con la secante “Minuit dans tes bras, pt1"; eso sí, eché a faltar la tremenda "L'Enfant".
 
Ya en la calle haciendo el piti de rigor las opiniones unánimes, lo de Michel Cloup Duo es muy fuerte. Pura maquinaria básica, primitiva, hiriente, pero a la vez tan sugestivo mántrico. Consiguen su propósito, si es verdad como dice Michel, que la idea del proyecto era reducir el Rock en esencia a la mínima expresión, sin tener por ello que sacrificar el objetivo común: elevar. Lo consiguen, vaya si lo consiguen y es que Diabologum y Experience ya eran la bomba; las bandas junto a Deus, Beef, Manta Ray y Girls Against Boys que animaron aquellos floridos años. Y claro, una pena que su propuesta de momento trascienda tan poco, aunque a veces debe ser así; por un lado está lo que trasciende, por otro lo que transgrede. Dos capas freáticas que conviven en armonía, hijas de la misma madre, pero sin apenas conocerse ni rozarse.


El final de la noche lo pusieron la joven banda de Leeds, MANHATTAN LOVE SUICIDES; aguanté cuatro temas, sorry dos veces sorry. Que ojo, en estudio suena bárbaros, pero en directo van a ratos: Hay momentos que prometen, pero en general Caroline McCrystal se pierde bastante en el ciclón abrasivo a lo Psichocandy en directo. Total, que tampoco les di demasiada cancha, puede que por mi apatía o por mi falta de grado alcohólico. Otra vez será muchachos, SALUTEN!!