Mostrando entradas con la etiqueta Black Islands. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Black Islands. Mostrar todas las entradas

lunes, 29 de enero de 2018

BLACK ISLANDS_DISCO NUEVO_2018: EL LATIR DE LOS TIEMPOS




Los tiempos cambian y nosotros con ellos. O somos nosotros los que nos empeñamos en cambiar el curso del tiempo?
Notaste que ya no te despierta por la mañana el cantar de los gorriones y sí el berrido de las cotorras? Que las gastroenteritis se solapan con la gripe, o el moquillo mañanero. Y que no es resaca sino achaque. Tu madre no te daba Quina San Clemente con una yema de huevo?
A mi la mía me llevaba a ver a la Virgen Cochita en busca del remedio contra la querencia de mil males y recaídas. Era un niño enfermizo; todo un hecho. Y pese a nacer rechoncho y con cinco quilos ochocientos, era asiduo al practicante y sus inyecciones: Catarros, bronquitis, ataques de crecimiento y hasta unas fiebres tifoideas; que lo no me mate, me haga inmortal digo yo.
Y que pena que en vez de someterme a las ventosas de yogures, mientras veía inválidas caminar mientras lloraban y se orinaban, madres en llanto, y vivas!! en forma de oda gospel. No existieran por entonces semejante medicina de Popunk centrifugado, como el que BLACK ISLANDS me sacude estos días de propósito mental de 2018.

Miro al cielo con los ojos en blanco, la mente negra y el corazón podrido. No me pongo en manos de la providencia, aunque según tomo conciencia de lo que me acorrala la vida y sus esbirros, igual es la única posibilidad; el sentido de la coherencia no, desde luego. Y estos, los retumbes y redobles que sacuden conciencias a base de dejarse caer cuerda abajo a las catacumbas y caminar por las grietas:
Canciones que piden volumen alto, acompañan el grito a la salida del trabajo; si lo tienes. Y que por pura inercia son y deben, su naturaleza al tiempo que les toca vivir.


Black Islands han vuelto tras casi cuatro años de su increíble debut con Burguer Records. Y lo han hecho con la determinación intacta e incluso reforzada, de quien convierte las trampas, zanjas y obstáculos, en pura energía. Un regreso musculoso y fibrado que lee el presente sin renunciar al cáustico Rock de los 80 “Made in”. Para que de ahí salga algo que conecta de manera inherente nuestro pasado rockero con más solera, la travesía hereditaria de los noventa y... lo más importante: La feroz personalidad de quien lo toca, cuando lo toca y cómo lo hace sonar. Haciendo que esa indeterminada frontera entre el pasado, el presente y el futuro sea tan solo una mera interpretación, con el único objetivo de ser uno mismo.
Diez canciones imparables donde la inocencia juvenil da tantos hachazos como besos. Y que no desfallecen, y deslumbran por la intención de no andarse por las ramas cuando la inmediatez es su mejor valor.

En la escena actual nacional hay dos maneras de hacer las cosas o de bregar con el momento, que también podría valer para la internacional supongo. De echo creo incluso que es válido para todo en la vida:
Seguir el curso y la inercia de las tendencias, mayoritariamente puestas en manos de los lumbreras: Tipos que dedican su vida a convertir la nuestra en una interfaz cómoda o en una smart live no táctil, sino tan integrada en nuestros hábitos como la repetición de las cosas. Y nuestro clientelismo claro: Gente que con tal de no calentarse la cabeza y hacer de su vida un sino lúdico, se ponen en manos de los primeros.
Es cómodo, es una inercia e incluso un viaje de no retorno. Cuanta más gente hay así, y es un hecho no confirmado pero real, más raros somos los que pensamos distinto. Te llamarán vejestorio y no adaptado al futuro; estás caduco. Vives anclado en el pasado, cuando el pasado ahora, solo es un icono para molar y poco más.

Bueno, pues tras este sermón reflexivo, ya que cuando escucho un disco, no solo lo disfruto, sino lo interpreto e intento buscarle una causa/efecto a lo que me genera.

DISCO NUEVO de BLACK ISLANDS contiene esos efectos secundarios de toda medicina que no solo pretende que bailes como un cabrón. Sino que además es una piel nueva que sigue la marcha de bandas como Las Ruinas, Tigres Leones, Pablo under Destruktion, Cuello, y bueno... Un montón más que al margen de conexiones estilísticas, creo que se caracterizan y complementan por una actitud común a la hora de proyectar influencias, pasado, e identidad propia.
No solo hay una novedad más que evidente, grabando el disco íntegramente en castellano. También tenemos un empuje rotor que mueve todos los engranajes, aprieta ajustando cada clavija o resorte, y engrasa cada nota a una sola. Black Islands es una banda que funciona sincronizada como pocas y que en este disco ha dejado constancia. Sus canciones claro está, lo transmiten. Y si bien es cierto que lo principal, en un disco, es que entre por las orejas directo al corazón. También hay un latido invisible, que a ciertos especímenes nos lo facilita. ¿se acuerdan de Ramones, Motorhead o los Pixies también, por ejemplo?
Pues supongo que sabrán de que les hablo cuando escuchen “Juventud Perdida”, “Reino Animal” o “Transfobia”: Tres canciones que nos levantan un palmo del suelo tras la hedonista “Playa Interior”. Y que hacen que una curiosa especie de belleza optimista manchada de oscuridad y agitación, se revuelva entre la ambivalencia y la contradicción.
La métrica exquisita de “Exilio de Amor”, que convierte la amargura en un pequeño himno de bolsillo. Su Pop de tonos grises con reflejos soleados que juega con el paso cambiado, la parada en seco o los textos que se cantan sin seguir ese estribillo predecible en “King Kong, el último abrazo”; cuando cierran el disco y se declaran inmortales por propia decisión, en un surf caústico sobre olas de afiladas rocas. Dan vida a un disco que rezuma la frescura de una banda que ha hecho de cada canción, un grito puro y libre. El homenaje a Wedding Preset de “Chaqueta de entre tiempo”, ya no por influencia, sino por la paleta de colores que se utiliza en este disco (Parálisis Permanente, Lagartija Nick, Surfin' Bichos, Jesus & Mary Chain, The Cure e incluso los Burning).
Creo sinceramente que una de las cosas más chulas que transpira todo el disco en cada una de sus canciones; por la forma, la intensidad, sinceridad y poesía juvenil. Es ese nexo entre toda una generación de bandas que nos quedan muy lejos, pero que son parte innegable de nuestra cultura musical; sobretodo la de aquí. Y que hacen que la música pueda ser única e inmortal.
El compromiso con los textos y la rítmica de “Reino Animal”, que perforan las tripas. La belleza magnífica de “Hospital” que catapulta al cielo, con la perspectiva que da la altura sobre lo que hemos sido o lo que queremos ser. O el “Ora Pro Nobis” que clama al cielo los problemas de la conciencia, la fe y signo de la vida.
DISCO NUEVO tiene bastante más mensaje y mala baba del que se aprecia a primera vista. Y sin lugar a dudas, uno de los trabajos más fieros, directos y prometedores del panorama nacional, en el presente año. Con una manera tan fácil y a la vez efectiva, de conjugar tantas señales que nos proporcionado numerosas décadas. Como de convertirlas en canciones imperecederas y tonificantes.
Una cita ineludible, obligada e ilustradora de nuestra música. En la CAPSA del Prat, donde su magnífica acústica dará cuenta de dos bandas imprescindibles para entender la escena alternativa con pasado, presente y futuro.

LAGARTIJA NICK & BLACK ISLNADS, el 3 de Marzo.

domingo, 17 de diciembre de 2017

DEAD PARTIES Y BLACK ISLANDS: QUIEN GRITA DESDE AHÍ ABAJO?__Café Marula_Barcelona_ 7/12/17:



El Jueves 7 tendimos puentes. Como viene siendo habitual y casi como las liturgias que llevan a los feligreses puntuales a ese mismo sitio donde ocurren las cosas.
Unos montaña arriba en procesión para venerar a los Depeche Mode. Y mi hermana y yo de la mano, como quienes buscan por entre calles del Gótico aquello que perdimos una noche de madrugada. No sé, hacer las cosas porque sí, sin razón aparente, porque hay una llamada prácticamente inaudible que te grita desde el fondo: - Ven ven ven!! Baja a jugar con nosotros...


El por fin esperado debut en sólido y compacto disco de los Australianos afincados en Barcelona, DEAD PARTIES. Y como no, el caramelo a la puerta del colegio de los partisanos también de Barcelona, BLACK ISLANDS.
Un interés por duplicado a raíz del solvente directo que nos brindaron los primeros, el año pasado; abriendo la visita de THE DRONES. Y el de los segundos, como de uno de los mejores y más vigorosos discos nacionales del 2014, y el incentivo de escuchar sus más flamantes composiciones.
Nos llevó a autoinflingirnos pomadita de la que sin curar, alivia las penas (con suerte también la de mi lumbalgia), y te deja caer de vez en cuando por el desagüe de lo evidente. Allí donde se va para huir un poco de los formalismos que están acabando por decorar prácticamente todo. De la misma manera y en una especie de sala de los espejos donde: o te contemplas a ti mismo, o a algo que se le parezca.

Ya estamos en Navidad; es una evidencia. El pescado vendido y cada uno arrastrado por el vórtice a su manera, con o sin salvavidas. Y esperando que acabe el año, supongo que para resetearse o bien suicidarse; la cosa está muy malita y no hay ni tirita ya que nos cure la imbecilidad.
Así que uno si bien puede torturarse con sus achaques: dolores de huesos y articulaciones varias. Y una lumbalgia que ha mermado mi capacidad de respuesta en cuanto a publicaciones, y ya voy tarde.

Pero no voy a excusar mi ritmo de publicaciones e impuntualidad. Porque en muchos casos el echo de no cumplir con el YÁ de las obligaciones, es porque he preferido MI AHORA. Y si fuera de otra manera no os estaría contado esto al cabo ya de una semana (que para qué tanta prisa, si el que no vino ya no tiene remedio y el que lo hizo lo sabe ya), AntiVicentismo a tope.
Básicamente porque entre el concierto que se marcaron BLACK ISLANDS ahí, a las puertas del Invierno, y que uno se vaya quedando progresivamente con la sensación de que está en la montaña respirando menta, romero y tomillo. O metiéndose entre pecho y espalda un Mojito a pie de una playa tropical.
Es para pensar que todo, o el 95% del mismo, irradia la misma frescura de todo aquello que sonaba hace 25 años y lo hacia porque todo era aventura.
Y no es por parecidos estilísticos estrictos, sino por sensaciones ambientales. Esas que te dan una perspectiva mucho más amplia. Y que dejan que sin obviedades, uno se cree sus propios referentes.

En mi caso, si ya me emocionó ver que una banda de Barna apenas comenzando, ya me remitían a un tiempo del cual parece todo se quiera borrar. No solo por lo más recurrente que son los 90's con descaro, sino por esa mirada de reojo aun todavía más antepasado del que el rock español se debería sentir más en deuda si cabe: Burning, Surfn' Bichos, Lone Star, Radio Futura o 091, por citar algunos nombres. E insisto, no lo digo por parecidos, sino por sensaciones.

También porque a la llamada para acompañar a los Australianos; con una mirada más puesta en sus referencias anglosajonas: Desde Neil Young hasta el Shoegazing rasposo, pasando por un Powerpop Made in Antípodas fabuloso.
BLACK ISLANDS la equilibraron en contraste, con un repertorio tremendo e inédito; salvo su imprescindible himno”Benicassin 97”. Todo nuevo, todo renovado; que tres años sin publicar da para estudiar la jugada. Me atrevería a afirmar, que todo el material que sonó el jueves, todo esta vez en castellano, todo con un brillo inusual que todavía asume más riesgo, y con un directo sin fisuras que valgan.
Si por fin se publica en Febrero del año que entra, podría (o debería), ser por fin el álbum que los confirme como una de las bandas que mejor ilustran el indipop antigeneracional. Antiarrugas, y anti supongo, todo aquello que basa la novedad y el riesgo en la misma creatividad que un selfie con morritos.
Exilio de Amor”, “Playa Interior”, “Montaña Mágica”, “Juventud Perdida”, “Hospital”, “Ora Pro Nobis” en su primera parte más efervescente y pop. Y acabando con la intensidad honda de “Transfobia”, “King Kong, el último abrazo”, y dos temas que nos/me van a augurar un 2018 excitante: “Veneno” y “Reino Animal”.
Dos temazos que devuelven de nuevo, a unos BLACK ISLANDS empastados, de lírica audaz y sonido no renovado ni más maduro porque eso me parece una soberana gilipollez. Simplemente en su punto: fácil, con textura pero sin exceso, con pegada pero sin futilismos, prácticos y más funcionales que una navaja suiza. Lo necesitábamos!!



Nos dio tiempo a fumar un piti, echar un trago y dejar que la sala se acabará de llenar sin llegar a agobios, sorpresa. Mientras sonaba ese Soul Funk caustico que nos tiene acostumbrados el A Wamba Baluba en sus sets. Fue curioso observar la cantidad de adeptos que tiene ya esta banda; principalmente de la cada vez más numerosa comunidad anglosajona en Barcelona.

Voluptuosidades propias de quien o quienes aspiran que la ambición no sea un inconveniente. Arrojando a una banda, que pese al reducido espacio del Marula, casi echaron abajo las dos columnas; que como los Argonath dan y quitan el protagonismo. Y con su veterano frontman Etienne Mamo (The New Black) sabiendo bien como hay que ajustar las clavijas para que canciones que van del Rock al Pop entre lo Indie y lo clásico, suenen como hits desde el minuto cero.
No en vano, y ya con un montón de canciones a su espalda cuando empezaron a dejarse ver por nuestra ciudad. Su ansiado disco de debut, podría decirse a primera vista que sabe acertar a la primera con lo que son esas canciones fácilmente memorizables y de innegable calidad:
Recuperan el shoegazingcon con alma rock que tan bien han sabido gestionar las bandas venidas de Australia. E igual que Black Islands, actualizan sonidos atemporales (Catherine Wheel, The Church, la última etapa de Ride, la parte más americana de los Jesus...) sin abusar del revivalismo obvio. Sino homenajeando de evocares temazos, una época apenas definible.
Simple y llanamente porque su disco de debut está inundado de canciones brillantísimas : “Bleed”, “All Our Times”, mi favorita “Flowers”, y por su puesto dos de sus hits de lanzadera: “93” y “Disappear”. Público volcado con un ambiente cojonudo, que es lo anhelado en este tipo de conciertos de carácter cotidiano. Y afortunadamente con bandas de nuestro territorio que andan sobrados de calidad, talento y riesgo para no hacer lo típico.

Me motiva eso. Ver el brillar de los ojos cuando la gente te cuenta sus objetivos, charlar de música por puro amor, que la gente emprenda viajes sin claro destino pero con ilusión. Si hay algo por lo que merezca la pena vivir y disfrutar, es por los proyectos inciertos pero ilusionantes.