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sábado, 7 de diciembre de 2019

CARLOS “MÁGICO” GONZALEZ aka GC, LA TOCA DE MARAVILLA: Cumpleaños #50, y otras desventuras.



Mucha gente desprecia y considera la ignorancia una ofensa. Yo no, y dirán ¿porqué?
Pues porque el considerarse ignorante o aprendiz de todo; como a mi me pasa. Me hace curioso, pasional y emocionado de encontrar quien me enseñe el brillo de la luz en la oscuridad, y la chispa que produce la combustión del descubrimiento.
En realidad, aquellos que te enseñan o te llevan de la mano con un empujoncito, no son sabios, sino transmisores. Y es lo que desearía ser yo ahora que tengo 49 años: Un mero transmisor de pasiones y experiencias. Es el único objetivo noble que nos queda en la vida caballeros y señoras: COMPARTIR Y DESCUBRIR LO INESPERADO COMO UNA PEQUEÑA Y COTIDIANA AVENTURA.

Hoy me he despertado con la satisfacción de recorrer de adelante y hacia atrás, toda mi vida, a través del líquido vínico aka vinílico. La experiencia de llegar a un punto del camino, mirar atrás, ver el camino hecho, el punto en el que estamos y lo que nos queda por recorrer. Una maravilla envejecer así amigos.
El cumpleaños de uno de mis compañeros de viaje en la excitante travesía por conocer vinos, descubriéndose a uno mismo y a la naturaleza de nuestros sentidos humanos. Nos ha dejado ahora mismo en un punto del trayecto, donde las sintonías, diferencias y distintas perspectivas se traducen en auténtica amistad.
He mirado a mi alrededor y me he sentido bien acompañado por otros que se han unido, y a los que también les brilla la mirada. Han explotado carcajadas incontroladas, verdaderas e infantiles por el divertimento. Nos hemos reencontrado y echado de menos como significado del aprecio y sobretodo:
Hemos jugado como niños en un parque de atracciones sin hora de volver a casa. Justo, cuando la luna grande se acurruca hacia una luna nueva.

Realmente no se si me apetece hablar de los vinos que este cincuentón ya, dispuso para su camada. En ese paciente arte de guardar para luego compartir y experimentar en grupo su misma emoción. Y cierto, lo veo así, ahora que ya llevo yo cinco años guardando vinos, esperando la llamada secreta del alma. Que te avisa del momento idóneo.
Pero no me entretengo más. Pues sería una injusticia no constatar en este diario, lo que se interiorizó. Teniendo en cuenta que he extraviado mi cuaderno de anotaciones, y al final solo me sacia el relatarlo para retener.

Un GRAMONA ENOTECA del 2000, desgorjado el 2012.

Sí, ahí es ná. Diecinueve años de laaaargísima crianza, a quien se le dio el pistoletazo hace siete años.
Un pequeño milagro sin etiquetar que Linda Díaz (una encantadora y pasional embajadora de la bodega, a la que ya tuvimos el gusto de conocer y que rebosa generosidad). Le regaló hace años en una cata.
Se oyó que estaba un poco cansado en boca, aunque sinceramente mi inexperiencia en espumosos solo me da para alucinar con el paso del tiempo y el efecto que produce en los vinos de larga crianza y mimada elaboración:
Exuberantes y embriagadores aromas a bollería, repostería y esa reducción que asoma los ligeros oxidativos, que a mi (personalmente) me pierden. En boca la acidez ligeramente astringente salva ese cansancio; aunque yo creo que es el efecto de la burbuja integrada: Que se ensambla de tal manera con el espumoso, acabando por convertirlo en un vino de carácter mítico, concentrado y licoroso. Pese a que deja un final cítrico limpiador, fantástico.

VIÑA TONDONIA RESERVA de 1969

Yo que tanto me vanaglorio por nacer el 70 y considero el mejor año. Sinceramente envidio nacer en el 69; connotaciones eroticosexuales aparte (o no).
Orgasmo o sí, mi sugestión temporal no alcanza a imaginar in situ, lo que significan 50 años de vida en un vino.
Es como sensación de eventualidad y nimiedad por la novedad que tan excitante hace hoy a la mayoría de las personas. Digamos… que es como postrarse ante la inmortalidad de quien se cree que la clave del éxito es la inmediatez.
Está claro que desgraciadamente ya no se hacen vinos como este. Pero es imprescindible para entender el presente, ser capaz de materializarse aquel año y ver todo lo que ha ocurrido hasta hoy. Para elogiar y maravillarse con la estupenda nariz sin rastro alguno de terciarios (cuero, animal).
Ya que no siendo un Gran Reserva, se supone que no debería estar preparado para envejecer tantos años con tal prestancia; pero que se lo digan al Viña Cubillo del 85 que saltó más tarde.

El simbólico Rioja dio paso a un primer peso pesado: Otro estilo, otra época.
LAS LAMAS del 2003, o esa versión Top más frutal que los sobrinos de Álvaro Palacios elaboran en el Bierzo junto a Pétalos, Corullón o Moncerbal.

Hermético en un principio, pues es un vino Atlántico que define como nadie una zona y su climatología. Preparado para envejecer musculando taninos, mineralidad y acidez. Pero que 16 años más tarde y tras paso de ronda para que se airease. Ese primer envite de cueros, de animal y de cerrajón, ves que por arte del oxígeno se transforman en seda, concentración deliciosa y profundidad.
Es como un paseo por un bosque de castaños en pleno otoño: Con el perfume de las bayas, las trufas, el musgo y un ligero toque mentolado hacia el final, que lo hace intenso pero refrescante y extraordinariamente vivo. Un vino al que se le presienten muchos años todavía de vida, un guaje vamos.

Y llegamos al primer bicho de la noche o como diría yo… De entre todos los disfrutes, divertimentos y experiencias varias que te proporciona la vida. Aquellas que se diferencian de las demás, porque te dejan huella y subrayan un antes y un después:
Como los enamoramientos juveniles que uno rememora por puro masoquismo placentero.

CLOS RENÉ POMEROL 2008


Ya descubrí este verano la lujuria de los Merlot fríos en Sudtirol. Pero en vinos franceses, lo admito, soy un absoluto ignorante de tomo a lomo.
INCREÍBLE sin más. El Merlot de esta afamada bodega de Burdeos es una de esas experiencias que se deberían tener; sino fuera por su elevado coste y la guarda que precisan. Yo no me la puedo permitir, está claro.
Es uno de esos vinos que podrías estar oliendo toda una vida, y de la que si algún lumbreras le diese por crear su perfume. Yo sería un comprador fiel y sumiso.
Y es que es taaanto, lo que te puede dar el olfato cuando lo entrenas, practicas y estimulas… Diría que es lo que más aprecio en todos estos años intentando entender el vino, y el efecto cordial que ejerce sobre el género humano y sus relaciones.

Equilibrado en su voluptuosidad, preciso, encantador, seductor… Yo que sé!! Esos fresones maduritos y licorosos pintados de cacao; pero muy ligeramente eh? Ese ver sin más código o explicación, que estás ante una obra de la naturaleza ayudada de la humana que marca la diferencia pero sin excesos; todo sutilidad.

GRAMONA III LUSTROS 2011


Sencillamente infalible y poseso adicto a este todo en uno de la estirpe Gramona. Donde insisto: Se da un poco el alma de esta bodega independientemente de la añada; aunque mientras más viejuna mejor.
Bofetón de frescor, complejidad y limpidez que arrastra por un instante el peso de los anteriores vinos. Y para que mentir, siendo ya enofílico perdido de este cava de larga crianza donde el vino base es el protagonista. No podría ser imparcial (lo siento), y me río un poco por lo bajini del Celler Batlle y el Enoteca. Aunque se esté subiendo un poco a la parra con el precio.

HENRI GERMAIN BOURGOGNE MEURSAULT CHEVALIÈRES 2012


Remarco mi ignorancia en vinos, territorios y peregrinajes varios al país vecino; no por nada en especial sino por falta de abarque para abrazar.
Pero como empezaba: No hay como ignorar, para despertar interés y dejarse sorprender.
Y en eso y en otros menesteres, Carlos siempre ha sido el más explícito de los catalizadores cuando se habla de sentidos, y expresiones que los ilustren; sus caras son todo un cuadro de Monet en forma de sensaciones,amigos.
Algún Borgoña he probado y tengo por ahí guardado. Pero nada como tener la oportunidad de sentir lo que significan ciertos años. En blancos con peso y acidez suficiente para que convertir los mismos, en ese truco(tachaaaán!!)de magia, y, flipar sencillamente:
Crocante, es la única y más socorrida de las definiciones que se me ocurren.
Dentro de esa espontánea palabra, se abarca: La untuosidad de las lías, la fruta y la flor blanca, el terruño ligeramente mineral (calcáreo y ligeramente salino), los recuerdos a hinojo, esparto o retama… en fin. Un todo en uno de gran longitud, fondo y volumen que expresa un gran Chardonnay, que ni el mismo Joop Zoetemelk lograría; si se diera el caso y se pudiera beber.
Supongo, o creo, que a eso se le llama “equilibrio” o “estructura”. Pero yo creo sencillamente, que me mojé.

CONTINO ROSADO 2016


De crocantis y exquisitas acidezas seguimos hablando, con este Rosado de alma tinta. Que mágicamente reúne las mejores virtudes de un tinto y un blanco.
Graciano 55%, Garnacha 40% y Viura 5% dan un equilibrio perfecto a este Rosado con personalidad y desparpajo; para se siga tratando con desprecio a los rosado o vinos espontáneos.
Un socio perfecto para deglutir cualquier elemento graso y marino, y una virguería para descifrar los placeres de comer y beber per se.

VIÑA CUBILLO CRIANZA TONDONIA 1985


Una de las sorpresas gordas de la noche; entre muchas, pero para mi, la más curiosa. Y confieso que siendo drogodependiente de Viña Tondonia, los Cubillo no me entran ni a tiros.
No estaba muerto, estaba de parranda!! cuchíbiri cuchíbiri cuchíbiri.
No señor. Ese Cubillo con la ropa hecha jirones y 34 años a sus espaldas. Conservaba esa acidez de salud de roble, y ni rastro de terciarios, cuero o signos de desfallecimiento. Una ricura de esas que te ponen el contador a cero, y demuestra una vez más. Que no hay mejor antídoto contra la mediocridad que la espontánea sabiduría de la anomalía; la que te cura en el fondo, de los malditos formu(a)lismos.

TINTO VALBUENA DE VEGA SICILIA 1985


Y fue así a traición y cuando las carcajadas sonaban más a oquedad por semejante festín. Que los ojos alumbraron como platos igual que un cenital sobre el protagonista.
Que apareció en escena un mito. Y digo un mito, porque yo, que algunos confunden con algún tipo de reputado experto en vinos, o yo que sé. Jamás he probado un Vega Sicilia y otros tantos. Igual que tampoco he escuchado en profundidad ni a los Rolling Stones, ni a los Kimks
¿sentimiento de culpabilidad, remordimientos o vergüenza? Ninguno!!
Eso sí. Fue una experiencia que solo la puedo comparar con la de mi primer Pingus: Como alguien del que todo quisqui habla y venera, y que sobradamente colma tus expectativas.
Perfección sería la palabra. Y mira que he bebido grandes vinos y los que te rondará.
Todo en su sitio, elegante aunque también austero, expresivo pero sin estridencias, generoso a más no poder en perfumes, recuerdos y vida de ida y vuelta. Como una de las buenas de Bill Callahan, la delicadeza de Miles Davis o el poder de Nina Simone. Un regalo para los sentidos. Y fácil de beber a más no poder; no hace falta ser un entendido para levitar.

Como si no hubiera sido suficiente y entre el barullo de jadeos, gemidos y suspiros; laaaargos suspiros.
Va y aparece un 
 
ÚNICO DE VEGA SICILIA DE 1991


Máxima expresión. Y no hay muchos adjetivos que añadir, o que por lo menos puedan abarcar con más o menos certeza el sinfín de evocaciones que provoca este vino.
Dicen que no puedes morirte sin probarlo aunque sea una sola vez en la vida. Y no seré yo, que desmitifica a cada paso; el que ponga en entredicho esta afirmación. Pues seguramente sea la brevedad de una copa, quien lo corone como “el mejor vino que he probado nunca?
Lo cierto es que… una vez así. No crean que lo que define a este tipo de vinos sea la voluptuosidad, solemnidad intimidatoria o imponente personalidad; que va. Es más bien como una explosión cegadora donde los sentidos, tienen que calentar, estirar y darlo todo para acertar a definir en pocas palabras todo lo que da. Porque además, el cabrón es tan fácil de beber, que te olvidas de qué es lo que te seduce concretamente.
Flechazo o amor ciego, que es como también lo llaman.

Por si alguno se preguntaba a esas alturas de la noche, mientras iban subiendo platillos de la sala baja del ODDVAR: Un rest/pub/bar/gastroreducto/y… nuestro campamento base desde hace un año. Y que en los casi 20 años que llevo viviendo en Cerdanyola, no hay un solo día que me lleve una sorpresa por sus atrevidos.
Sabes? Ese tipo de cosas que hace que cada día que te quitas las legañas y te lavas la cara, no sepas con certeza, que sorpresa te va ha dar la vida.
Y es un poco eso, amigos. Salir de cacería como los primeros pobladores del planeta. Sin saber si comerás, o serás cazado. Aventura.


VIÑA REAL GRAN RESERVA 1975


Saben lo de la inmortalidad? Nada heroico ni superpodérico eh? Sino más bien de ese tipo de personas que se cruzan en tu vida y dejan huella. Esa sensación de haber perdido el amor de tu vida, ni que sea por ese latir en la boca del estómago o ese nudo en la garganta. O la felicidad que da sentirse acompañado por amigos?
Pues la de este vino antiguo; de los que ya no se hacen, cuidao!!
Contaba yo con cinco años y tengo ahora 49.
Solo pensar eso, hacerse una idea de que ese vino tiene la misma vida aproximadamente que tú; o por lo menos la reclusión en vida. A mi que queréis que os diga, me alucina y me hace pensar lo leves que somos en realidad, circunstanciales vamos.
Sin rastro aparente de cansancio o arruga, y si te dijeran que se ha embotellado hace 8 años, hasta te lo creerías.
Acidez, fruta, longitud y zancada larga como la de un fondista incansable. Notas de madera en descomposición en medio de un bosque de eucaliptos, volumen y amplitud como tu madre abriendo las ventanas por la mañana. El perfume de la mañana, claro; como el día.
Increíble. Que gozada. Y que bien sabía quien seleccionó esa añada para embotellar esos Grandes Reservas, solo cuando reunía las condiciones de añada excepcional.


Dejamos las ínfulas del grandiosismo y hasta pudimos vislumbrar con la palma sobre el entrecejo; en lontananza. Esa primera botella de vino que compraste con veinitipico años; como si te bautizaran de nuevo.
Esa botella imponente de todos tus ahorros tirados en líquido. La que sería (o debería ser), el detonante de tu afición al zumo de uvas.
Por lo menos la mía fue.
Una botella de Viña Ardanza que disfruté igual que mi primera vez en todo.
De hecho, todavía y cada cierto tiempo, me vuelvo a regalar una. Para revivir como si fuera ayer, mi primera gran botella de vino; la que hizo afición.
No fue una del 69; claro está. Pero fue esa botella cómplice para cerrar la noche. Sin importar demasiado si estaría a la altura de todas las que no bebimos aquella noche.
Está claro que no. Pero poco importaba
Beberse un VIÑA ARDANZA DE 1969, era esa especie de homenaje que todos deberíamos rendirnos. Igual que repasar aquellos discos de adolescencia o quedar con los viejos amigos del barrio para conmemorar nuestra existencia.


Se habla estos días de la bota de oro de Messi. Pero para bota de oro la 25 de Manzanilla Pasada de Navazos, y las cabriolas que hizo Carlos GC aquella noche con el balón.
Entre vítores y oles que salimos con él a cocoletas.

Felices 50!!


P,D: In Memorian de Lluis Pablo
Maestro sin título ni honores oficiales, que nos abrió nuevas rutas de disfrute en esto de los recónditos Riesling Alemanes de Mosel & Co. Con eso que no se mide ya con puntos, medallas o fama: La autenticidad y el terruño.
Y que por ende, nos hizo aún más felices siguiendo la estela de su sonrisa eterna y pasión por la aventura.
Nos ha dejado muy muy muy solos, tristes y desamparados con escasos 51 años. Pero afortunados por haberlo conocido y seguido; aunque sea de 15 minutos como es mi caso, en una comanda conjunta con Carlos.
DESCANSE EN PAZ




sábado, 15 de diciembre de 2018

VIAJES , ENCUENTROS, Y CARTOGRAFÍA CARDINAL by Johnny aka Juanjo





Me imaginé una sola vez acompañado en el inmenso espacio, ese que por grande superpoblado y megainformado, hace solitarios a navegantes fuera de ruta.

La misma que en los 80’s, con las manos en el bolsillo y el cuello acurrucado sobre el pasamontañas que te compró tu madre, te hacía salir a la calle con la certeza de no encontrarte nadie con quien hablar de música.

Te zambullías en las cubetas, cajas de cartón de los encantes y mercadillos llenos de burrisoles, y te ennegrecías de polvo las yemas de tus dedos buscando una portada atractiva.

Sin apenas dinero para poder comprarte un escuálido Popular 1 o alguna otra revista con bandas escritas en clave. Solo quedaba la intuición, el vuelo sin motor, o la caída libre.



Había sabios, de amigos muchos que te contaban sus viajes a ferias de Barcelona o Girona como los de Marco Polo. Descubridores como Colón que siempre eran los primeros en escuchar sus cánticos de sirena. Los que adquirían un Melody Maker y hasta lo entendían e interpretaban.

Cajetas y carretas de cassettes repletas, con compilaciones regrabadas miles de veces, y si con suerte te ensartaban, indultadas y condecoradas con una hermosa portada casera.

Todavía conservo un cajón lleno y pese a que llevo poco equipaje en mi viaje. De los cassettes, sin mal nicho donde hacerlos sonar, no puedo desprenderme aunque lo pretendiera.





Han pasado los años; treinta desde aquellos tiempos.

La rareza de nuestros amores han fluctuado en modas, en celebraciones indies e incluso en multitudes que emprendieron tu mismo viaje.

Pero en realidad y pese a la llegada de internet, el consenso de lo alternativo como moneda de cambio, y el comercio masivo de TODO lo que se pueda vender y te haga distinto o exclusivo. La soledad sigue siendo más o menos la misma; si nos referimos a la pasión por lo indefendible o la ilusión casi infantil de acometer el disfrute como un juego entre muchos amigos y de lema: Cuantos más, más risas y múltiplos de historias son.

Me embarqué en un viaje sin retorno dentro de una pequeña cápsula y una miserable bitácora de manual. Y no fue hasta pasado un año, en Octubre del 2010, cuando me crucé extraviado con Txarls. Y un año más tarde (en las navidades del 2011), cuando tomé tierra en el Espacio WoodyJaggeriano de Johnny, saltando de liana en liana y de blog en blog.



Desde entonces, o por lo menos desde donde puedo más o menos señalar, no he vuelto a viajar solo por la blogsfera: Esa galaxia casi invisible donde se narran las historias más auténticas del subsuelo y el fondo marino en forma de noche cobalto.

Sin pretender que fuera una consecuencia con intención o ni tan siquiera un plan previamente urdido. He descubierto que la soledad esa de la que he hablando, cuando costaba encontrar interlocutores que hablaran tu misma lengua en décadas (y sin referirme a gustos, por supuesto), no es tal. En realidad no se trata ni de buscar.

Hay señales en el basto espacio que trascienden al inaudible murmullo, incluso al escándalo. Algunas que ni siquiera entiende la mayoría y que con una mirada o gesto otros sí.



Y Juanjo probablemente, es esa especie de navegante galáctico digno de aventura gráfica, sin rumbo fijo; que no a la deriva. Y como otros. No se si por el destino, que no creo en él, o por los designios de quienes se sienten solos y buscan. Nos ha agrupado en una nebulosa donde el gas y el polvo, son en realidad ideas, letras y notas musicales.

Un pequeño ecosistema que inevitablemente se alimenta de la vida del narrador. De la segunda persona, o de esa voz en off que acaba saliendo al centro del escenario de una patada, la que te dan tus pasiones y escritos. Y que te demuestra que en realidad, cuando escribes sobre estas cosas, hablas de tu vida sin quererlo.

Y no es cuestión de encadenarse ni al pasado ni al presente, no. Sólo consiste en cogerse de la mano y viajar en compañía. Por más solitario que parezca y por años luz que aparentemente separen nuestras coordenadas.



1050 DISCOS CARDINALES es ese cardiograma a base de pulsos vivenciales y melodías en forma de discos.

Un viaje con 1050 paradas únicas, pero también 1050 motivos para abandonar la comodidad de nuestros gustos y explorar nuevas rutas necesarias si uno no quiere ser esclavo de su zona de confort.

En definitiva, una invitación a explorar territorios excitantes donde no hay mejor enigma que el compartido a viva voz. Dejarse derretir entre las rejas del tiempo y colarse entre sus grietas.

Manual para algunos. Atalaya para otros, que sabiendo de gustos propios quieren encantarse con ajenos y que para su sorpresa acaban siendo comunes. Un quitarse el cerumen de las orejeras y los blinkers del mortífero exclusivismo actual . Para zambullirse a pulmón en un libro de oxigenantes branquias por hojas, con el que recorrer una particular y singular travesía musical histórica y a la vez autobiográfica.





El 29 del presente mes de Diciembre del 2018 a las 18:30. En la mítica DISCO100 de Barcelona, en pleno Barri de Gràcia. Tendremos a Juanjo surcando vinilos de aquellos que ilustran toda una vida: la suya, la nuestra y la de quien se quiera acercar a compartir carne y hueso, y un mucho de emoción narrativa en forma de libro.

Allí estaremos como bien dice él: los suficientes. Ni uno más, ni uno menos.

Viajeros como es mi caso y la de muchos otros. Que dejamos de hacer esta travesía por un mar y espacio de música inabarcable y felizmente todavía por descubrir, en soledad. Y donde las millas de distancia y la oscuridad, no impide encontrarnos como polillas en la noche. Para compartir y disfrutar de aquello que nos une: pasión, amistad y generosa complicidad.
Os esperamos!!



lunes, 6 de abril de 2015

FANTÁSTICO ENTRE LOS PINOS 11/04/2015 en Fantástico Club (15 años de una historia pequeñita que se hizo grande)




Sin datos ya ni testigos aculares a los que preguntarle. Hace un año tras unas largas y agónicas reformas en casa después de regresar del hospital. Con ese olor a roble lituano, a desorden y polvo. Tan intenso y sofocante era, que tuve que abrir de par en par puertas y ventanas.
Pese a que la visión panorámica de aquel Noviembre fuera fría y húmeda, desde los ventanales de la novena. Era una sensación curiosa y extraña al 50%, inédita hasta el momento. Como si todo se hubiese alineado confabulado y conchabado para darme un pescozón – Eh!! tiu que todavía existe el cariño!! Regresar de nuevo a tu piso cambiado y patas arriba; esa mismísima ilustración de quien le da la vuelta a la vida como un anorak reversible. Y que todo comience a girar de nuevo, cuando sin apenas tuétano, uno solo puede limitarse a ojear como un testigo mudo entre tantos enseres de los que ya ni tenías noticia.


Fue entonces cuando de forma inevitable y con los discos, cedeses, revistas, musicassettes y recuerdos amontonados: profanados y exhumados; sí esa sería la expresión. La de cosas que uno es capaz de guardar en 70 metros cuadrados, sin posibilidad alguna de revisar; salvo en el caso de que la falta de espacio y el reordenamiento te pongan un ultimátum: doble o nada, piedra/papel/o tijera, pellizco o pinchazo, truco o trato, susto o muerte... podría seguir hasta rayar lo absurdo...
En fin, a veces esas experiencias traumáticas ejercen una presión sobre cierto músculo atrofiado, pellizcan este o aquel nervio en desuso y te empujan a hacer cosas antes ya oxidadas. Algo así como si en ese coma inducido te reprogramaran y te trasplantasen nuevos componentes.
En todo ese tiempo, casi año y medio, uno que ha tenido tiempo para malgastar a espuertas. A deshecho bolsas, cajas y paquetes. A sonreído al volver a encontrar esa carpeta llena de recortes de revista (Populares 1, Rock Deluxe, Boogie, Les Inrocks y fanzines varios). Flyers, postales de bandas, carteles de fiestas y sesiones, que hace que uno no sepa si sentirse viejo, o creer haber dejado a sus espaldas un gigantesco portón que separa lo de ahora de lo de antes. Lo de antes como si perteneciese a otra época muy muy lejana ¿lo es tanto? Apenas si han pasado quince años y parece que haya sido toda una vida. Es como separar lo análogico de lo digital y ser incapaz de recordar el olor al papel de biblioteca o el de la tinta que mancha tus manos.
Volver a revisar todos tus vinilos y cd's da para volver a revivir toda una vida. Y es ahí donde aparece una escala, en el viaje hasta arriba. Unos años los de FANTÁSTICO, tan breves como intensos. Un cubil escondido entre las callejuelas del Gótico Barcelonés donde tomaron forma, algo que se acerca bastante a la idea utópica que uno tiene de un garito. Sobretodo cuando pateaba tierras yermas, mucho antes de que el fenómeno BritPop estallase y pusiera de repente al “bicho raro” en primera línea de fuego. O algo así parecía.


Ponerme así de golpe a escribir sobre el fenómeno FANTÁSTICO me empuja quizás a no ser imparcial. A dejar que sea la tripa y el corazón las que hagan de tintero de la pluma, y a recordar.
El arranque de Fantástico Club tuvo algo de accidental. Una idea mil veces maquinada por el instigador Nacho; harto de trabajar a cuenta de... y no sentirse dueño de sus propios designios. Saltar al vacío y sentirse a gusto con esa caída libre, emocionante, peligrosa pero a la vez excitante. A esa especie de empresa emocional se acabaron uniendo que ya lo eran por amistad, algunas almas descarriadas que pernoctaban sin destino fijo en busca de un hogar para las músicas huérfanas. Sonidos que por paradójico que resulte ahora que todo se sabe, pertenecían a otro tiempo.
Al margen de músicas con nombres y apellidos, la idea de acceder a un lugar en el cual su propia idiosincrasia era totalmente autodidacta, y con absoluta libertad a la hora de plantarte ante una cabina y dar rienda suelta a tu ingenio, era mágica. Fantástico era sobre todas las cosas, un altavoz el que se daba protagonismo al público receptivo y al carácter idealista de quien escucha para poner luego música. Allí fue donde se pusieron a los mandos el pueblo llano del indie más idealista, algunos ahora semiprofesionalizados, otros por puro divertimento, muchos músicos que pinchaban sin caché... En su mayoría gente que empezaba desde cero en el mundo de la selección musical: Fuera mezclas, cuadres y encuadres. Arriba con las sesiones donde primaba la canción como cordón umbilical, sin ajustarse si había que llenar una pista, malcriar al oyente, o seguir el curso de lo establecido.
Desde la estética y diseño de la sala, los flyers; todo con ínfimos recursos. La idea de dos Dj's residentes y toda una tropa que hacía de la programación, un pica pica de caras noveles dispuestas a girar la tortilla. Contemplar el error como algo lícito a la hora de convertir la noche en algo excitante y desangrar estilos y géneros incontables.



El mes de Marzo del año 2008, tras ocho años de vida y después de conseguir ser un club con D.O partiendo de cero. Expandir hasta el otro extremo de la ciudad su estilo en THE SOUND CLUB. Y hacer de sus cabinas un destino tentador para la mayoría de los músicos, profesionales y neófitos de la escena alternativa nacional, con sesiones totalmente altruistas sin condiciones. FANTÁSTICO CLUB dio por concluida su aventura en una fiesta de clausura, cediendo el testigo nuevas generaciones con energías renovadas.
Aquella noche se inmortalizó en un DVD confeccionado para la ocasión, maquinado principalmente por Dj Casty (Radio Pica) & Dj Fenix, y muchos de los que nos sentimos directa o indirectamente ligados a tan tremenda aventura: La remodelación de la mítica Fantástico de los 80, tardes de pintura/placas & runa, los primeros meses organizando fiestas, publicidad y sesiones inverosímiles, los primeros y sofocantes veranos sin aire acondicionado, el acoso de la policía local con limitadores y presiones, la soledad de los primeros meses entre colegas, el posterior ascenso y la imaginación... muuucha imaginación. Un pequeño pedazo muy lejos de ilustrar lo que ocurrió durante esos ocho años entre los bastidores de cuatro esas paredes, pero una sincera concentración de cariño y nostalgia con los agradecimientos de todos los que nos sentimos cómplices. Se hizo una fiesta de despedida desbordante de público y cariño despedida, una noche inolvidable con lágrimas de felicidad expansiva. Y allí bajó el telón con la misma felicidad con el que se alzó.

El próximo Sábado día 11 de Abril, 15 años más tarde de su inauguración. Nos daremos cita a los platos, algunos cómplices de aquella mágica aventura, para intentar revivir otra de aquellas noches inolvidables. En la que se consiguió durante un breve pero intensísimo tiempo, algo que seguramente se habrá dado en otros rincones de la ciudad, pero jamás con la misma libertad: Hacer de la música, la noche y la amistad, un vehículo común entre clientela, Dj's e ideólogos. Conseguir que de todo ese sueño juvenil sin medios, presupuesto ni destino, germinaran unos lazos tan fuertes con la música sin ataduras como lenguaje universal.
Y demostrar que en la diversidad y la creatividad, está la mejor herramienta para aprender, compartir y sentirnos cómplices de nuevos y renovadores descubrimientos.
Estoy seguro que la del próximo Sábado, será una noche no solo de reencuentros, sino de futuros y maravillosos recuerdos. Estáis todos invitados!!

Apartir de las 23H. en Passatge Escudellers 3 junto a Plaça Reial
Luis Le Nuit Dj, Dj Fenix, & Dj Casty, Homeless, Raúl Garcés y Dj MAC (el que firma)

sábado, 29 de noviembre de 2014

THE BEAUJOLAUS DAY: CELEBRATION GOOD TIMES, COME ON!!




No, no pongan en duda ni por un momento mi capacidad de dosificar la euforia. Celebrar el alzamiento de telón y la salida al escenario, de en este caso los vinos jóvenes, es tan lícita como buscar en la mochila de nuestro viaje anual, los restos aprovechables de nuestros naufragios personales: Sacarles brillo con nuestro antebrazo, exhalar vapor de nuestra boca, y volver a frotar para que resplandezcan pese a lo morboso de rememorar caídas y levantamientos.
Si hacemos efectiva esa misma misiva o proposición de enmienda, lo importante al fin y al cabo no es el motivo de la celebración; bueno o malo, ya sea motivo de felicidad o de simple nostalgia autolesiva. O si en verdad, hay que buscar un motivo para reunirse en fraternal comuna para conocer aspectos de nuestras naturalezas humanas más allá del - “que majo es”.

Vuelvo a reincidir sin ser capaz de evitar acordarme donde estaba hace un año por estos días: Postrado en una cama de la UCI atravesado por mil tubos y cables, y a punto de salir de un coma en el que plegaba y desplegaba universos paralelos. ¿Porqué será que nos pone tanto imaginar un viaje al más allá o la simple posibilidad de fenecer? Será porque no sucedió lo fatal. Y si estamos aquí narrando estos detalles del pasado y la coincidencia del aniversario, es sin duda porque estamos para contarlo. Pormenores y mejor aun, celebraciones.
Eso sí, entre la posibilidad de ejercer de mártir o disfrutar de la compañía de los que compartimos cariño y herramientas para convertirlo en felicidad, me quedo con lo segundo.

A la llamada grito en boca y pie de guerra de nuestro principal ángel custodio el pasado 21 de Noviembre, Xavi. Pocas son las causas de fuerza mayor que me impididan acudir a la cita. Y es que aunque nuestros encuentros de catas formales y “rigurosas” de cada Jueves sean asiduas e instructivas, no hay mejor manera de estrechar lazos que una cena de hermandad.
Para semejante evento no es cierto que se necesite gran liturgia o un restaurante emperifollado, que va. El vino, ese líquido reflejo de la magia de la naturaleza, el fruto, y el hombre, ejercen un vínculo tan esotérico que es la chispa suficiente, para imaginar un ágape y echarlo a andar. Lo único que se precisa es hambre de aventura, una pizca de inconsciencia y la idea. Cierto es claro está, que los anfitriones tienen en gran medida esa facultad casi mágica del conjuro y los cuatro pases para llevarla a cabo. Pero al final, todo depende de ese mecanismo que se activa y te empuja fruto de la improvisación, el que nos hace la vida un poquitín más excitante y hasta sexual. Un aquí te pillo aquí te mato, como se suele decir.


Tampoco vamos a quitarle méritos al mecanismo que activa la chispa que nos echa a andar el corazón. Que no es otro que el arranque de la temporada de vinos jóvenes, o como se dice en mi tierra, del Vi novell: "Per Sant Martí mata el porc i enceta el vi".
Unos meses de aquí a Navidad, ideales para perderse por la geografía vitivinícola y disfrutar de la esencia juvenil y desenfadada del vino joven. Más aun si somos de los que apreciamos esa explosión de fruta, fermentación todavía palpitante y el echo de que estos pequeños tesoros duren lo que el salmón tarda en desovar; para la primavera empiezan a perder cualidades y vigor.
Pero para ser totalmente sincero, alentados por la promesa de profanar uno de aquellos Riojas que Carlos guarda como oro en paño. Y con el perfume todavía revoloteando de aquel Viña Tondonia del 67 al que dimos debida cuenta un día cualquiera. Pese a que por desgracia no acudiera por indisposiciones arbitrarias. Los que sí pudimos, lo hicimos con la presión y el reto de acompañar ese veterano de guerra, con vinos dignos merecedores de tan magno evento.


Con Xavi & su mujer Montse como inigualables anfitriones, quien en su arte imaginativo del maridaje nos prepararon una cenita arreglá pero informal; como cantaba Martirio. La cosa transcurrió en formato tapa con los siguientes presentes: Una miniensalada de salmón con sus retoños y todo, una crema de acelgas y mascarpone de Parmesano, unos raviolis de morcilla con cebolla caramelizada y textura de tomate fresco (que me inventé en casa). Y para rematar Presa ibérica con crema de ceps, Ternera con crema de escalivada y una tabla de quesos con todas las denominaciones en formación (Idiazabal de pueblo que nos trajo Edu de sus numerosos viajes al País Vasco incluido). Claro, y un Panettone de pasas con un Cava Mestres Visol para rematar.
 

Se imaginarán porqué digo así que uno no necesita reservar mesa en un buen restaurante, para gozar del MOMENTO. Basta con dar los tres pases maestros de la cocinera Montse “Sweet Solanet” en un alarde de Mary Poppins y Abracadabra chas!! No era el supercalifrasqui el que sonaba de trasfondo, sino u “White Horses” Stoniano.


El Beaujolais Noveau de Joseph Drouhin/2014 correteaba por el salón salpicándonos de yogur de fresa a los comensales, frutillas rojas y juventud chispeante. Allí en su casa se sincronizan relojes por esas fechas, y las calles del Beaujolais desperdigan vinos frescos por doquier.
 Un adolescente Titán del Bendito del 2009 intentó en su precoz madurez poner cordura al momento: Un vino de Toro de altos vuelos que elabora un tocayo francés, Anthony Terryn; viajante de tierras francesas, Chilenas, Americanas y Portuguesas establecido ahora en el viejo pago del Jara. Viñas de 50 años que dan un elixir con cerrajón que solo los dedos hábiles de un decantador saben descifrar la contraseña de sus perfumes a baya, a marrasquino, efluvios enfrascados que hacen pensar en un típico Toro tánico y austero. Titán del Bendito sin embargo y pese a sus escasos años de botella tiene botines y no va descalzo: Tiene una entrada deliciosa en boca, amable, de insaciable acidez y con fondo mineral de los cantos rodados donde crece, que se amancilla con cacaos, bálsamo, huya y hoja de tabaco fresco.
Todo un alarde de inmediatez y de prometedor envejecimiento por un precio bastante razonable.

 
Al tanto que correteaban alrededor de los platos en vertiginosa persecución. Tuvo que ser la serenidad de un adulto Jean Leon del 2003 el que hiciera entrar en razón a los cabritillos desbocados.
Jean Leon sigue siendo el rey, y pese a la adquisición de la bodega por Torres hace años, sigue ahí. Siendo el Penedés por antonomasia que conjuga clasicismo, elegancia y puro equilibrismo en la cuerda floja de una D.O que ha sufrido un sinfín de avatares. Una opción que nunca falla y que de manera estoica nos sigue dando uno de mis Penedés preferidos por un precio tentador. Los 11 años de botella le han dado una longitud refinada en boca, un toque afrancesado casi inigualable en tiempo y saber estar: Los toques de pimiento asado del Cabernet Sauvignon brillantes y pulidos, ese color a madera de rosetón maduro y una boca donde casi se puede notar el granulado del mineral, las fresas, el cassis...

Para la bien entrada noche con la seducción de sonidos, suspiros y felicidad conjunta. Tuvimos que acunar a los niños, reverenciar al cuarteado Jean, para que en plena ceremonia fuesen el Priorat Pasanau del 2004 Vell del Coster y un imponente Sot Lefriec del 2003 los que nos enseñaran con la perspectiva de los años, lo que significa el silencio.

Dos vinos de altos vuelos tan distintos a la vez que entrañables, en esa forma de detener el tiempo comprimido en un recipiente de oscuro brillo; como uno de esos trajes de vieja franela. De los que la impresión por austeridad y pocas palabras, nos recuerda a ese abuelo intimidatorio y sin embargo de bondadosa hechura.
Pasanau es uno de esos Priorats auténticos, extremos en el reflejo de la esencia de un paisaje: Sus pendientes extremas, el silencio de sus calles, el trazado de sus carreteras acordes con el capricho de su accidentada orografía, y su belleza exenta de rimel y colorete.

Explosión de volátiles en plena concentración de resinas, epoxy y pegamentos... Inhalas y se abren los alvéolos como las compuertas de una presa saturada de esencias. Los Priorats son así, impactantes, no entienden de prisas y plazos de entrega. Sigues charlando, comentas lo que suena en el reproductor, las bondades de menú nocturno, risas y más risas... Y cuando menos te lo esperas lo tienes ahí. Un vino ya abierto como los geranios al borde del precipicio invernal, y con los escasos rayos de sol necesarios para que se aferren a su floración recia y combativa. Es entonces cuando aparece la golosería de estos vinos; de sopetón y sin previo aviso. Una vez aireada esa intensidad que los ayuda a envejecer en la botella, aparecen las confituras, los frutas rojas maduras, los higos en almibar, las compotas y ese final largo y persistente que va desde el dulzor y el bálsamo, hasta el mineral y las maderas finas.
Todo un goce de sensaciones extremas y radicalmente distintas al resto de vinos que probamos.

SOT LEFRIEC es otra cosa, es como esa vertiente oculta y misteriosa del Penedés. Rompe con todos los estereotipos de esa zona, sin embargo mantiene en un hilo de tensión su tipicidad. Quizás porque sin pretenderlo estamos todavía pensando en determinadas zonas vinícolas de una manera un tanto clásica y predecible. Lo cierto es que igual que pasa con otros tantos vinos de bodegas relativamente jóvenes. Hay otro escenario realmente distinto al de hace algunas décadas: Vinos que se aferraban a una identidad clásica y conservadora, y que se cerraban en banda a las infinitas posibilidades que puede llegar a dar un territorio, sin por ello perder su esencia.

Sot Lefriec es una de esas puntas de lanza con el Cabernet Sauvignon y el Merlot como claves de su identidad, pero con la entrada de las viejas Cariñenas (Samsó o Mazuelo) ha otorgado a las nuevas generaciones otro rango de personalidad. Evidentemente no es solo por ese detalle intrascendente, sino por la verdadera trascendencia de su trabajo en la viña y en sus suelos: Baja producción para aumentar potencial, el análisis y la selección de los suelos y un tratamiento totalmente natural y meticuloso. Por eso y por otros tantos detalles que nos llevan a tiempos muy pasados en los que no había posibilidad de intervencionismo. Laurent Corrió y su mujer Irene Alemany elaboran uno de los Penedés más inigualables de la actualidad.
Un vino longitudinal y fondista que requiere tiempo, paciencia y mucha concentración para descifrarlo por completo. Aun y así resulta hipnótico y tremendamente seductor en la primera cita. Con aromas a moras confitadas, hierbas balsámicas, maderas tostadas y un sinfín más que aparecen mientras se le da tiempo. Boca elegante y muy refinada, estructura perfecta en la que son muchas las notas y evocaciones sin que ninguna sobresalga como para afirmar con rotundidad. Nadie diría que es un Penedés, y estos dos jóvenes avezados han conseguido una extracción tan redonda y generosa en sensaciones, que nadie apostaría con total certeza las posibilidades de evolución que tiene con el paso de los años.
De momento estos 11 que lleva a sus espaldas todavía le otorgan una acidez y tanicidad viva y refrescante, sin despreciar su excelente profundidad.


Mientras los niños ya dormían acurrucados en la panza de los bueyes; donde no nieva ni llueve. Y los más viejos nos enseñaban misterios tan profundos como el Abismo de Challenger. Sonaban los ecos de nuestras voces entre temitas de Nina Simone, Estopa, Serrat, Bregovic, Albert Pla... La música celestial que promueve el vino, la buena compañía y las amistades en una armonía multidisciplinar que te forma. No de una forma académica y estricta, no, más bien relajada a pie de barra de aquellas que uno quiere prolongar y eternizar. Aunque solo sea con un puñado de canciones, una anécdota o una lección testimonial.
FELICIDAD!!
Y es que el vino tiene esa virtud. Agudiza los sentidos que nos otorgó la madre naturaleza: La vista para contemplar, el olfato para evocar, y el paladar para ampliar rangos inescrutables antes. Pero lo más importante es que estrecha lazos y hace de su consumo, un alimento para compartir y disfrutar en compañía.

SALUT Y MUCHOS VINOS PARA CONOCERNOS