En el arte milenario de mondar la
fruta; cada una con su técnica correspondiente. Después de desgajar una naranja
de piel gruesa y esponjosa con los dedos, para olértelos después.
El de rasurar la fina vestidura
de una manzana Golden del tirón y con una espiral perfecta y completa. Ésta, es
la que hallo más fascinante, hipnótica y erótica si se quiere.
De pequeñín, era una especie de
reto, que concluía con una satisfacción infinita al ver todo su vestido
completo y enrollado. Igual que el de un artista que se aleja de su obra
conclusa para el disfrute propio del trabajo bien ejecutado.
La manzana en sí misma y todas
sus connotaciones arquitectónicas de cuadrículas urbanas. Me vienen al pelo
para explayarme en el disfrute de pisar charcos y contemplar el reverdecer del
secarral; de parques y jardines, así como el emocional propio y ajeno.
Aunque a poco que sean
mínimamente observadores. Verán que las primeras líneas ya se han oxidado,
igual que la tersa epidermis de una hermosa Fuji
a la intemperie. Pues voy camino del medio año desde que me metí por accidente
a domador de demonios propios y ajenos.
Allí fue precisamente, donde a
vueltas con la manzana próxima a mi morada; mientras infusionaba nicotina,
vapor y lluvias de las que no se tiene ya, ni el recuerdo ni su olor. En cada
pasada frente a las cajas de mi frutero de confianza Juan. Miraba alcachofas,
zanahorias, tirabeques, naranjas y habas, dando rodeos bajo la lluvia.
Hasta que los exclamativos
pedículos y las sinuosas curvas que nacen de sus endocarpios, me clavaron ante
la puerta:
Empapado, calado y embobado;
mientras me guiñaba el ojo una raquítica Golden de Ponent.
Su calibre, brillo y tersura no
eran las de una robusta Marlene,
cierto es. Pero sus desproporcionadas hechuras y su pequeñez entre tanta
musculada manzana alpina y otras, que lucían cerúleos cutis; igual que aquella
francesa abonada al “semáforo” de Jordi Estadella. Ella, destacaba por su noble
y translúcida mirada.
Me cautivó, me enamoré, me
prendó; proclamé.
Y entre ese morbo adolescente del
disfrute del desvestir; muy por encima de la sobrevalorada culminación del
coito, el bocado o el deglutir. Y el dilema existencial de la decisión acertada
o errada que nos proponen los desaires de la vida.
Yo, he escogido el avance suicida
como las tropas de Napoleón en la batalla de Waterloo, solo que con el amor por
bandera. Que por romanticismo no sea.
Bajo un cerezo floreado me la he
comido, a besos, digo, mi adorada manzana.
Sé que otros han cobrado ventaja
y que el año discurre a toda velocidad. Pero la contemplación y el canibalismo
cerebral tienen, aparte de horas insomnes, alguna que otra ventajilla:
Todo se ve desde la distancia y
la parsimonia de otra manera igual, más equitativa. Tal y como he aceptado ya,
que el algoritmo machacón de todo lo que va relacionado a redes, sectas
mediáticas y clubs de fans de John Boy,
no van conmigo. Siendo como soy más de discurrir por la maleza encontrando sin
buscar, que de perseguir, adorar y echar carreras.
Así pues, como mi idilio Malus Doméstico tampoco me da para
relatar parabienes para tanta joya musical.
Igual que hago con mí cariñosa
Gertrudis; nombre con el que he bautizado al amor que concentra ahora
toda mi atención.
Pongo a disposición de aquel o
aquella que como yo, tengan a bien bucear sin bombonas ni divisores de carriles
de piscina a los que asirse. Un puñado de canciones con las que animarse a
investigar, que no como meros paliativos instantáneos, efímeros o placebos para
sofocar la pereza de chafardear.
Mientras este prorrateado texto va
mutando: De novedosa playlist, a
enciclopédico fascículo para celebrar mis 15 años dando la barrila. Yo, ya he
pasado de la verdura de temporada a la flor de calabacín en la solapa para
certificar que eso, que ando enamorado.
Que la luz parece que asoma entre
chaparrón y chubasco.
Y que a veces, solo a veces,
haría como si aquí no ha pasado nada. Y continuaría con el hilo ese de dejar
constancia de todo aquello que me hace bailar y canturrear, sin importarme un
pimiento si hay alguien al otro lado.
Así,
pa mí, pa siempre.
Con una colección de canciones
memorable; como siempre. Y con los Alabameros Verbena infiltrando de grasa
indierockera noventera estas cuarentai¿tantas?
Canciones con las que prender la mecha del pastel de cumpleaños en plena noche
de San Juan.
Hola Verano Pagano!! y denle al play sin rubor ni manías.
Todo bueno, todo de temporada.
SALUDOS, y bailen, y rían.
00_VERBENA_Hey, Come On 01_JEAN MIGNON_Sweet Burnin' Hog 02_PISSED JEANS_Moving On 03_SPLIT SYSTEM_Alone Again 04_THE ARTHURS_The Gloaming 05_LOS SAINTS_Never Said 06_GWENDOLINE_Rock 2000 07_ARAB STRAP_Bliss 08_JUSTICE_One night all night (feat Tame Impala) 09_THE KVB_Overload 10_STILL CORNERS_The Dream 11_DOG UNIT_Consistent Effort 12_PALE LIGHTS_Twisting the knife 13_JOSEPH GIANT_With you 14_DENT MAY_Coasting on funes 15_DEHD_Pure gold 16_JUSTIN GOLDEN_Bye bye Baby 17_NEW MODEL ARMY_Coming of Going 18_PRIZE HORSE_Know better 19_ANOTHER SKY_Psychopath 20_ATENCIÓN TSUNAMI_Politiza tu estrés 21_ALCALÁ NORTE_No llores, Dr G 22_AMATEUR_El huerto provenzal 23_THE REDS PINKS AND PURPLES - What´s going on with ordinary People 24_BILL RYDER-JONES_This Can´t Go On 25_ELBOW_We have all the time in the world 26_HEAL_Closer 27_TURNSTILE_Alien Love Call (feat blood orange) 28_DIIV_Brown Paper 29_PUNCHLOVE_Dead Lands 30_ENOLA_Metalbaby 31_HOT GARBAGE_Lowering 32_LA LUZ_Strange World 33_MEATBODIES_Hole 34_THE THIRD SOUND_Anothe time, another place 35_HORSEBEACH_A Friend by the Lake 36_REAL STATE_Flowers 37_THE BLUE HERONS_tALKING TO gHOSTS 38_THE TYDE_Streetwise 39_BOECKNER_Ghost in the Mirror 40_HOLY ESQUE_Courteous Man 41_BEEN STELLAR_Scream from New York, NY 42_MANNEQUIN PUSSY_Nothing Like 43_EMMA RUSSACK_About Girl 44_MOUNT KIMBIE_Fishbrain 45_COLD CAVE_She Reings Down
Mucha
gente desprecia y considera la ignorancia una ofensa. Yo no, y dirán
¿porqué?
Pues
porque el considerarse ignorante o aprendiz de todo; como a mi me
pasa. Me hace curioso, pasional y emocionado de encontrar quien me
enseñe el brillo de la luz en la oscuridad, y la chispa que produce
la combustión del descubrimiento.
En
realidad, aquellos que te enseñan o te llevan de la mano con un
empujoncito, no son sabios, sino transmisores. Y es lo que desearía
ser yo ahora que tengo 49 años: Un mero transmisor de pasiones y
experiencias. Es el único objetivo noble que nos queda en la vida
caballeros y señoras: COMPARTIR Y DESCUBRIR LO INESPERADO COMO UNA
PEQUEÑA Y COTIDIANA AVENTURA.
Hoy
me he despertado con la satisfacción de recorrer de adelante y hacia
atrás, toda mi vida, a través del líquido vínico aka vinílico.
La experiencia de llegar a un punto del camino, mirar atrás, ver el
camino hecho, el punto en el que estamos y lo que nos queda por
recorrer. Una maravilla envejecer así amigos.
El
cumpleaños de uno de mis compañeros de viaje en la excitante
travesía por conocer vinos, descubriéndose a uno mismo y a la
naturaleza de nuestros sentidos humanos. Nos ha dejado ahora mismo en
un punto del trayecto, donde las sintonías, diferencias y distintas
perspectivas se traducen en auténtica amistad.
He
mirado a mi alrededor y me he sentido bien acompañado por otros que
se han unido, y a los que también les brilla la mirada. Han
explotado carcajadas incontroladas, verdaderas e infantiles por el
divertimento. Nos hemos reencontrado y echado de menos como
significado del aprecio y sobretodo:
Hemos
jugado como niños en un parque de atracciones sin hora de volver a
casa. Justo, cuando la luna grande se acurruca hacia una luna nueva.
Realmente
no se si me apetece hablar de los vinos que este cincuentón ya,
dispuso para su camada. En ese paciente arte de guardar para luego
compartir y experimentar en grupo su misma emoción. Y cierto, lo veo
así, ahora que ya llevo yo cinco años guardando vinos, esperando la
llamada secreta del alma. Que te avisa del momento idóneo.
Pero
no me entretengo más. Pues sería una injusticia no constatar en
este diario, lo que se interiorizó. Teniendo en cuenta que he
extraviado mi cuaderno de anotaciones, y al final solo me sacia el
relatarlo para retener.
Un
GRAMONA ENOTECA del 2000,
desgorjado el 2012.
Sí,
ahí es ná. Diecinueve años de laaaargísima crianza, a quien se le
dio el pistoletazo hace siete años.
Un
pequeño milagro sin etiquetar que Linda Díaz (una encantadora y
pasional embajadora de la bodega, a la que ya tuvimos el gusto de
conocer y que rebosa generosidad). Le regaló hace años en una cata.
Se
oyó que estaba un poco cansado en boca, aunque sinceramente mi
inexperiencia en espumosos solo me da para alucinar con el paso del
tiempo y el efecto que produce en los vinos de larga crianza y mimada
elaboración:
Exuberantes
y embriagadores aromas a bollería, repostería y esa reducción que
asoma los ligeros oxidativos, que a mi (personalmente) me pierden. En
boca la acidez ligeramente astringente salva ese cansancio; aunque yo
creo que es el efecto de la burbuja integrada: Que se ensambla de tal
manera con el espumoso, acabando por convertirlo en un vino de
carácter mítico, concentrado y licoroso. Pese a que deja un final
cítrico limpiador, fantástico.
VIÑA
TONDONIA RESERVA de 1969
Yo
que tanto me vanaglorio por nacer el 70 y considero el mejor año.
Sinceramente envidio nacer en el 69; connotaciones eroticosexuales
aparte (o no).
Orgasmo
o sí, mi sugestión temporal no alcanza a imaginar in situ, lo que
significan 50 años de vida en un vino.
Es
como sensación de eventualidad y nimiedad por la novedad que tan
excitante hace hoy a la mayoría de las personas. Digamos… que es
como postrarse ante la inmortalidad de quien se cree que la clave del
éxito es la inmediatez.
Está
claro que desgraciadamente ya no se hacen vinos como este. Pero es
imprescindible para entender el presente, ser capaz de materializarse
aquel año y ver todo lo que ha ocurrido hasta hoy. Para elogiar y
maravillarse con la estupenda nariz sin rastro alguno de terciarios
(cuero, animal).
Ya
que no siendo un Gran Reserva, se supone que no debería estar
preparado para envejecer tantos años con tal prestancia; pero que se
lo digan al Viña Cubillo del 85 que saltó más tarde.
El
simbólico Rioja dio paso a un primer peso pesado: Otro estilo, otra
época.
LAS
LAMAS del 2003, o esa versión Top más frutal que los
sobrinos de Álvaro Palacios elaboran en el Bierzo junto a Pétalos,
Corullón o Moncerbal.
Hermético
en un principio, pues es un vino Atlántico que define como nadie una
zona y su climatología. Preparado para envejecer musculando taninos,
mineralidad y acidez. Pero que 16 años más tarde y tras paso de
ronda para que se airease. Ese primer envite de cueros, de animal y
de cerrajón, ves que por arte del oxígeno se transforman en seda,
concentración deliciosa y profundidad.
Es
como un paseo por un bosque de castaños en pleno otoño: Con el
perfume de las bayas, las trufas, el musgo y un ligero toque
mentolado hacia el final, que lo hace intenso pero refrescante y
extraordinariamente vivo. Un vino al que se le presienten muchos años
todavía de vida, un guaje vamos.
Y
llegamos al primer bicho de la noche o como diría yo… De entre
todos los disfrutes, divertimentos y experiencias varias que te
proporciona la vida. Aquellas que se diferencian de las demás,
porque te dejan huella y subrayan un antes y un después:
Como
los enamoramientos juveniles que uno rememora por puro masoquismo
placentero.
CLOS
RENÉ POMEROL 2008
Ya
descubrí este verano la lujuria de los Merlot fríos en Sudtirol.
Pero en vinos franceses, lo admito, soy un absoluto ignorante de tomo
a lomo.
INCREÍBLE
sin más. El Merlot de esta afamada bodega de Burdeos es una de esas
experiencias que se deberían tener; sino fuera por su elevado coste
y la guarda que precisan. Yo no me la puedo permitir, está claro.
Es
uno de esos vinos que podrías estar oliendo toda una vida, y de la
que si algún lumbreras le diese por crear su perfume. Yo sería un
comprador fiel y sumiso.
Y
es que es taaanto, lo que te puede dar el olfato cuando lo entrenas,
practicas y estimulas… Diría que es lo que más aprecio en todos
estos años intentando entender el vino, y el efecto cordial que
ejerce sobre el género humano y sus relaciones.
Equilibrado
en su voluptuosidad, preciso, encantador, seductor… Yo que sé!!
Esos fresones maduritos y licorosos pintados de cacao; pero muy
ligeramente eh? Ese ver sin más código o explicación, que estás
ante una obra de la naturaleza ayudada de la humana que marca la
diferencia pero sin excesos; todo sutilidad.
GRAMONA
III LUSTROS 2011
Sencillamente
infalible y poseso adicto a este todo en uno de la estirpe Gramona.
Donde insisto: Se da un poco el alma de esta bodega
independientemente de la añada; aunque mientras más viejuna mejor.
Bofetón
de frescor, complejidad y limpidez que arrastra por un instante el
peso de los anteriores vinos. Y para que mentir, siendo ya enofílico
perdido de este cava de larga crianza donde el vino base es el
protagonista. No podría ser imparcial (lo siento), y me río un poco
por lo bajini del Celler Batlle y el Enoteca. Aunque se esté
subiendo un poco a la parra con el precio.
HENRI
GERMAIN BOURGOGNE MEURSAULT CHEVALIÈRES 2012
Remarco
mi ignorancia en vinos, territorios y peregrinajes varios al país
vecino; no por nada en especial sino por falta de abarque para
abrazar.
Pero
como empezaba: No hay como ignorar, para despertar interés y dejarse
sorprender.
Y
en eso y en otros menesteres, Carlos siempre ha sido el más
explícito de los catalizadores cuando se habla de sentidos, y
expresiones que los ilustren; sus caras son todo un cuadro
de Monet en forma de sensaciones,amigos.
Algún
Borgoña he probado y tengo por ahí guardado. Pero nada como tener
la oportunidad de sentir lo que significan ciertos años. En blancos
con peso y acidez suficiente para que convertir los mismos, en ese
truco(tachaaaán!!)de
magia, y, flipar sencillamente:
Crocante,
es la única y más socorrida de las
definiciones que se me
ocurren.
Dentro
de esa espontánea palabra, se abarca: La untuosidad de las lías, la
fruta y la flor blanca, el terruño ligeramente mineral (calcáreo y
ligeramente salino), los recuerdos a hinojo, esparto o retama… en
fin. Un todo en uno de gran longitud, fondo y
volumen que expresa un gran Chardonnay,
que ni el mismo Joop Zoetemelk lograría; si se diera el caso y se
pudiera beber.
Supongo,
o creo, que a eso se le llama “equilibrio” o “estructura”.
Pero yo creo sencillamente, que me mojé.
CONTINO
ROSADO 2016
De
crocantis y exquisitas acidezas seguimos hablando, con este Rosado de
alma tinta. Que mágicamente reúne las mejores virtudes de un tinto
y un blanco.
Graciano
55%, Garnacha 40% y Viura 5% dan un equilibrio perfecto a este Rosado
con personalidad y desparpajo; para se siga tratando con desprecio a
los rosado o vinos espontáneos.
Un
socio perfecto para deglutir cualquier elemento graso y marino, y una
virguería para descifrar los placeres de comer y beber per
se.
VIÑA
CUBILLO CRIANZA TONDONIA 1985
Una
de las sorpresas gordas de la noche; entre muchas, pero para mi, la
más curiosa. Y confieso que siendo drogodependiente de Viña
Tondonia, los Cubillo no me entran ni a tiros.
No
estaba muerto, estaba de parranda!! cuchíbiri cuchíbiri cuchíbiri.
No
señor. Ese Cubillo con la ropa hecha jirones y 34 años a sus
espaldas. Conservaba esa acidez de salud de roble, y ni rastro de
terciarios, cuero o signos de desfallecimiento. Una ricura de esas
que te ponen el contador a cero, y demuestra una vez más. Que no hay
mejor antídoto contra la mediocridad que la espontánea sabiduría
de la anomalía; la que te cura en el fondo, de los malditos
formu(a)lismos.
TINTO
VALBUENA DE VEGA SICILIA 1985
Y
fue así a traición y cuando las carcajadas sonaban más a oquedad
por semejante festín. Que los ojos alumbraron como platos igual que
un cenital sobre el protagonista.
Que
apareció en escena un mito. Y digo un mito, porque yo, que algunos
confunden con algún tipo de reputado experto en vinos, o yo que sé.
Jamás he probado un Vega Sicilia y otros tantos. Igual que tampoco
he escuchado en profundidad ni a los Rolling Stones, ni a los Kimks
¿sentimiento
de culpabilidad, remordimientos o vergüenza? Ninguno!!
Eso
sí. Fue una experiencia que solo la puedo comparar con la de mi
primer Pingus: Como alguien del que todo quisqui habla y venera, y
que sobradamente colma tus expectativas.
Perfección
sería la palabra. Y mira que he bebido grandes vinos y los que te
rondará.
Todo
en su sitio, elegante aunque también austero, expresivo pero sin
estridencias, generoso a más no poder en perfumes, recuerdos y vida
de ida y vuelta. Como una de las buenas de Bill Callahan, la
delicadeza de Miles Davis o el poder de Nina Simone. Un regalo para
los sentidos. Y fácil de beber a más no poder; no hace falta ser un
entendido para levitar.
Como
si no hubiera sido suficiente y entre el barullo de jadeos, gemidos y
suspiros; laaaargos suspiros.
Va
y aparece un
ÚNICO
DE VEGA SICILIA DE 1991
Máxima
expresión. Y no hay muchos adjetivos que añadir, o que por lo
menos puedan abarcar con más o menos certeza el sinfín de
evocaciones que provoca este vino.
Dicen
que no puedes morirte sin probarlo aunque sea una sola vez en la
vida. Y no seré yo, que desmitifica a cada paso;
el que ponga en entredicho esta afirmación. Pues seguramente sea la
brevedad de una copa, quien lo corone como “el mejor vino que he
probado nunca?”
Lo
cierto es que… una vez así. No crean que lo que define a este tipo
de vinos sea la voluptuosidad, solemnidad intimidatoria o imponente
personalidad; que va. Es más bien como una explosión cegadora donde
los sentidos, tienen que calentar, estirar y darlo todo para acertar
a definir en pocas palabras todo lo que da. Porque además, el cabrón
es tan fácil de beber, que te olvidas de qué es lo que te seduce
concretamente.
Flechazo
o amor ciego, que es como también lo llaman.
Por
si alguno se preguntaba a esas alturas de la noche, mientras iban
subiendo platillos de la sala baja del ODDVAR: Un
rest/pub/bar/gastroreducto/y… nuestro campamento base desde hace un
año. Y que en los casi 20 años que llevo viviendo en Cerdanyola, no
hay un solo día que me lleve una sorpresa por sus atrevidos.
Sabes?
Ese tipo de cosas que hace que cada día que te quitas las legañas y
te lavas la cara, no sepas con certeza, que sorpresa te va ha dar la
vida.
Y
es un poco eso, amigos. Salir de cacería como los primeros
pobladores del planeta. Sin saber si comerás, o serás cazado.
Aventura.
VIÑA
REAL GRAN RESERVA 1975
Saben
lo de la inmortalidad? Nada heroico ni superpodérico eh? Sino más
bien de ese tipo de personas que se cruzan en tu vida y dejan huella.
Esa sensación de haber perdido el amor de tu vida, ni que sea por
ese latir en la boca del estómago o ese nudo en la garganta. O la
felicidad que da sentirse acompañado por amigos?
Pues
la de este vino antiguo; de los que ya no se hacen, cuidao!!
Contaba
yo con cinco años y tengo ahora 49.
Solo
pensar eso, hacerse una idea de que ese vino tiene la misma vida
aproximadamente que tú; o por lo menos la reclusión en vida. A mi
que queréis que os diga, me alucina y me hace pensar lo leves que
somos en realidad, circunstanciales vamos.
Sin
rastro aparente de cansancio o arruga, y si te dijeran que se ha
embotellado hace 8 años, hasta te lo creerías.
Acidez,
fruta, longitud y zancada larga como la de un fondista incansable.
Notas de madera en descomposición en medio de un bosque de
eucaliptos, volumen y amplitud como tu madre abriendo las ventanas
por la mañana. El perfume de la mañana, claro; como el día.
Increíble.
Que gozada. Y que bien sabía quien seleccionó esa añada para
embotellar esos Grandes Reservas, solo cuando reunía las condiciones
de añada excepcional.
Dejamos
las ínfulas del grandiosismo y hasta pudimos vislumbrar con la palma
sobre el entrecejo; en lontananza. Esa primera botella de vino que
compraste con veinitipico años; como si te bautizaran de nuevo.
Esa
botella imponente de todos tus ahorros tirados en líquido. La que
sería (o debería ser), el detonante de tu afición al zumo de uvas.
Por
lo menos la mía fue.
Una
botella de Viña Ardanza que disfruté igual que mi primera vez en
todo.
De
hecho, todavía y cada cierto tiempo, me vuelvo a regalar una. Para
revivir como si fuera ayer, mi primera gran botella de vino; la que
hizo afición.
No
fue una del 69; claro está. Pero fue esa botella cómplice para
cerrar la noche. Sin importar demasiado si estaría a la altura de
todas las que no bebimos aquella noche.
Está
claro que no. Pero poco importaba
Beberse
un VIÑA ARDANZA DE 1969,
era esa especie de homenaje que todos deberíamos rendirnos. Igual
que repasar aquellos discos de adolescencia o quedar con los viejos
amigos del barrio para conmemorar nuestra existencia.
Se
habla estos días de la bota de oro de Messi. Pero para bota de oro
la 25 de Manzanilla Pasada
de Navazos, y las cabriolas que hizo Carlos GC aquella
noche con el balón.
Entre
vítores y oles que salimos con él a cocoletas.
Felices
50!!
P,D:
In Memorian de Lluis Pablo
Maestro
sin título ni honores oficiales, que nos abrió nuevas rutas de
disfrute en esto de los recónditos Riesling Alemanes de Mosel &
Co. Con eso que no se mide ya con puntos, medallas o fama: La
autenticidad y el terruño.
Y
que por ende, nos hizo aún más felices siguiendo la estela de su
sonrisa eterna y pasión por la aventura.
Nos
ha dejado muy muy muy solos, tristes y desamparados con escasos 51
años. Pero afortunados por haberlo conocido y seguido; aunque sea de
15 minutos como es mi caso, en una comanda conjunta con Carlos.
Me
imaginé una sola vez acompañado en el inmenso espacio, ese que por
grande superpoblado y megainformado, hace solitarios a navegantes
fuera de ruta.
La
misma que en los 80’s, con las manos en el bolsillo y el cuello
acurrucado sobre el pasamontañas que te compró tu madre, te hacía
salir a la calle con la certeza de no encontrarte nadie con quien
hablar de música.
Te
zambullías en las cubetas, cajas de cartón de los encantes y
mercadillos llenos de burrisoles, y te ennegrecías de polvo las
yemas de tus dedos buscando una portada atractiva.
Sin
apenas dinero para poder comprarte un escuálido Popular 1 o alguna
otra revista con bandas escritas en clave. Solo quedaba la intuición,
el vuelo sin motor, o la caída libre.
Había
sabios, de amigos muchos que te contaban sus viajes a ferias de
Barcelona o Girona como los de Marco Polo. Descubridores como Colón
que siempre eran los primeros en escuchar sus cánticos de sirena.
Los que adquirían un Melody Maker y hasta lo entendían e
interpretaban.
Cajetas
y carretas de cassettes repletas, con compilaciones regrabadas miles
de veces, y si con suerte te ensartaban, indultadas y condecoradas
con una hermosa portada casera.
Todavía
conservo un cajón lleno y pese a que llevo poco equipaje en mi
viaje. De los cassettes, sin mal nicho donde hacerlos sonar, no puedo
desprenderme aunque lo pretendiera.
Han
pasado los años; treinta desde aquellos tiempos.
La
rareza de nuestros amores han fluctuado en modas, en celebraciones
indies e incluso en multitudes que emprendieron tu mismo
viaje.
Pero
en realidad y pese a la llegada de internet, el consenso de lo
alternativo como moneda de cambio, y el comercio masivo de TODO lo
que se pueda vender y te haga distinto o exclusivo. La soledad sigue
siendo más o menos la misma; si nos referimos a la pasión por lo
indefendible o la ilusión casi infantil de acometer el disfrute como
un juego entre muchos amigos y de lema: Cuantos más, más risas y
múltiplos de historias son.
Me
embarqué en un viaje sin retorno dentro de una pequeña cápsula y
una miserable bitácora de manual. Y no fue hasta pasado un año, en
Octubre del 2010, cuando me crucé extraviado con Txarls. Y un año
más tarde (en las navidades del 2011), cuando tomé tierra en el
Espacio WoodyJaggeriano de Johnny, saltando de liana en liana y de
blog en blog.
Desde
entonces, o por lo menos desde donde puedo más o menos señalar, no
he vuelto a viajar solo por la blogsfera: Esa galaxia casi invisible
donde se narran las historias más auténticas del subsuelo y el
fondo marino en forma de noche cobalto.
Sin
pretender que fuera una consecuencia con intención o ni tan siquiera
un plan previamente urdido. He descubierto que la soledad esa de la
que he hablando, cuando costaba encontrar interlocutores que
hablaran tu misma lengua en décadas (y sin referirme a gustos, por
supuesto), no es tal. En realidad no se trata ni de buscar.
Hay
señales en el basto espacio que trascienden al inaudible murmullo,
incluso al escándalo. Algunas que ni siquiera entiende la mayoría y
que con una mirada o gesto otros sí.
Y
Juanjo probablemente, es esa especie de navegante galáctico digno de
aventura gráfica, sin rumbo fijo; que no a la deriva. Y como otros.
No se si por el destino, que no creo en él, o por los designios de
quienes se sienten solos y buscan. Nos ha agrupado en una nebulosa
donde el gas y el polvo, son en realidad ideas, letras y notas
musicales.
Un
pequeño ecosistema que inevitablemente se alimenta de la vida del
narrador. De la segunda persona, o de esa voz en off que acaba
saliendo al centro del escenario de una patada, la que te dan tus
pasiones y escritos. Y que te demuestra que en realidad, cuando
escribes sobre estas cosas, hablas de tu vida sin quererlo.
Y
no es cuestión de encadenarse ni al pasado ni al presente, no. Sólo
consiste en cogerse de la mano y viajar en compañía. Por más
solitario que parezca y por años luz que aparentemente separen
nuestras coordenadas.
1050
DISCOS CARDINALES es ese cardiograma a base de pulsos
vivenciales y melodías en forma de discos.
Un
viaje con 1050 paradas únicas, pero también 1050 motivos para
abandonar la comodidad de nuestros gustos y explorar nuevas rutas
necesarias si uno no quiere ser esclavo de su zona de confort.
En
definitiva, una invitación a explorar territorios excitantes donde
no hay mejor enigma que el compartido a viva voz. Dejarse derretir
entre las rejas del tiempo y colarse entre sus grietas.
Manual
para algunos. Atalaya para otros, que sabiendo de gustos propios
quieren encantarse con ajenos y que para su sorpresa acaban siendo
comunes. Un quitarse el cerumen de las orejeras y los blinkers del
mortífero exclusivismo actual . Para zambullirse a pulmón en un
libro de oxigenantes branquias por hojas, con el que recorrer una
particular y singular travesía musical histórica y a la vez
autobiográfica.
El
29 del presente mes de Diciembre del 2018 a las 18:30. En la mítica
DISCO100 de Barcelona, en pleno Barri de Gràcia. Tendremos a Juanjo
surcando vinilos de aquellos que ilustran toda una vida: la suya, la
nuestra y la de quien se quiera acercar a compartir carne y hueso, y
un mucho de emoción narrativa en forma de libro.
Allí
estaremos como bien dice él: los suficientes. Ni uno más, ni uno
menos.
Viajeros
como es mi caso y la de muchos otros. Que dejamos de hacer esta
travesía por un mar y espacio de música inabarcable y felizmente
todavía por descubrir, en soledad. Y donde las millas de distancia y
la oscuridad, no impide encontrarnos como polillas en la noche. Para
compartir y disfrutar de aquello que nos une: pasión, amistad y
generosa complicidad. Os esperamos!!