lunes, 28 de octubre de 2013

NEW MODEL ARMY in MUSIC HALL de BCN 25/10/2013 *DANZAD MALDITOS DANZAD!!




Hay resquicios de la memoria en los cuales la luz solo incide cada tantos años, a veces lustros, quien sabe si décadas. Aquellas que levantaron un grueso y alto muro que delimita lo aceptablemente actual y lo pasado de moda, y por el que solo trepan los nostálgicos e intrépidos.
Este pasado Viernes la actualidad relativa nos devolvió a algunos, una de las bandas más subestimadas y extrañamente simbólicas de los 80. Y digo algunos, por el dilema que le pueda suponer a más de un veterano de guerra como es mi caso; compaginar el avance inminente de la evolución de la música “alternativa”, sin por ello renegar de nuestro pasado más pedagógico y primario.
Aun grabo en mi memoria la primera vez que vi a NEW MODEL ARMY presentar su “The Love of Hopeless Causes” aquel 1993 en la Sala 2 de Zeleste, de reducidas dimensiones. Quien diría que aquel concierto marcaría su declive, tras los años gloriosos del Impurity. La misma minúscula sala que acogió la gira de despedida de PAVEMENT seis años más tarde. Para que os hagáis una idea de lo crueles e injustas que son las modas y las tendencias en esto de la música, ¿acaso alguien se imaginaría, con lo que ahora significan Pavement, actuando en semejante sala?Con los años y el bagaje de idas y venidas que guardo en el recuerdo. Uno aprende a valorar y a apreciar con la suficiente perspectiva la arbitrariedad que mide la actualidad y la calidad; algo tan relativo como el paso del tiempo.
Así que visto lo acontecido desde aquel lejano 93 por el que escribe y firma, con la suficiente serenidad. Lo de este pasado Viernes, fue lo más cercano a pactar con el diablo de la misma manera que lo hizo Dorian Grey; una involución a la eterna juventud momentánea y veloz. Sobretodo viéndome en medio de una melé de Pogo frenético, arropado por aquellos que veinte años atrás nos volvíamos locos de excitación descubriendo bandas y sonidos hasta el momento desconocidos.

NEW MODEL ARMY logró en tan solo hora y media, resucitar un espíritu combativo que en la actualidad me canso de buscar y no encuentro. Su gira de regreso viene respaldada por un nuevo trabajo que viene a conciliar su pasado más brillante, y unos últimos años donde buscaron su identidad sin un resultado del todo satisfactorio. Y la cruzada tiene su mérito, vaya si lo tiene: Ver a un Justin Sullivan defender su idiosincrasia con 57 años, sin perder ni un ápice de motivación, profesionalidad, y pundonor. Bien merece el esfuerzo de verlos por cuarta vez; desgañitarnos, y rememorar aquellas noches. Donde Ramones, Clash, y Madness nos empujaban al centro de la pista para danzar con frenesí en una batalla de amistad y solidaridad.




El concierto comenzó con bastante retraso al borde de las diez, debido a unos problemas logísticos de la banda en la frontera. Así que nos perdimos a unos prometidos teloneros, INMUNE, quienes tuvieron la mala pata de tener que cancelar su aperitivo.
Pese a los inconvenientes de contener una larga cola en pleno centro de Barcelona por más de una hora, y admirar el contraste de la ciudad más “guapa”, con el de los vestigios de las tribus urbanas más aguerridas de los 90. Realmente resultaba una escena rara de narices, e incluso gratificante para mi gusto. Teniendo en cuenta lo raro que nos miraban los lugareños en mi barrio allá a finales de los 80, cuando salíamos las tardes de los Sábados con nuestros peinados, ojos pintados, Marteens o Boppins, y nuestra indumentaria desaliñada.

Acudir a ver a New Model Army cada vez que han visitado nuestro país (tres si no me fallan las cuentas, sin contar el de Justin Sullivan en solitario en la sala KGB). Es sin duda uno de aquellos eventos a los uno acude no solo con la certeza de no salir defraudado, si no que además se produce una curiosa simbiosis donde se mezcla el evidente interés por ver a una de tus bandas de cabecera en la juventud, y volver a encontrarte con viejos y buenos amigos; algunos en su mayoría en un retiro monacal, otros inmersos todavía en el culto a los sonidos que nos dieron luz en nuestro pasado, o como es mi caso personal esperanzados en la grandeza de la música sea de ahora, de antes, o de siempre.
La verdad sea dicha y sin ningún tipo de sentimiento de culpabilidad, son pocas las bandas de mi juventud a las que le dedico fidelidad absoluta en escuchas frecuentes en los últimos años. Y no es que renuncie a su vigencia en la que creo decididamente, solo que también confío totalmente en la importancia que representa saber encontrar el equilibrio entre lo pasado y lo actual; sin acabar despotricando por el rumbo que toma la música en la actualidad.
Lo que está claro de todas todas es que aunque son una infinidad de bandas y artistas los que considero vitales en mi educación musical. Como en las amistades, pocas son a las que otorgo la transcendencia emotiva especial que se merecen; y una de ellas es New Model Army junto a The Smiths y Joy Division (seguro que alguna otra me olvido)

Como es natural y aunque en el ambiente flotara el deseo de escuchar aquellos clásicos que nos indicaron el camino: “Smalltown England”, “Great Expectations”, “The Price”, “No mans Land”, “Better Than Them”, “White Coasts”,225”, “I love the World”, o “Poison Street” por citar solo algunas, ya que mi lista sería innombrable. Tampoco es que me desagradara el repertorio que creo que fue uno de los mejores de sus últimas visitas, y teniendo en cuenta que celebran su 30 aniversario.
Abrieron la noche como es natural con algunas las mejores canciones de su último trabajo, “I need more time”, “March in September” su primer single, o “Did You make it Safe?” que aprovecho para afirmar que dan bastante más juego que algunas de sus tres anteriores discos (personalmente los que más me cuestan de digerir, salvando alguna canción). Sin embargo también he de admitir que con el paso de los años y teniendo en cuenta que para ser una banda de culto, cada disco tiene una personalidad distinta muy marcada. Han conseguido convertir en clásicos temas como “Today is a Good day”, “High”, o “Wonderful way to go”.

Poco a poco y progresivamente fueron goteando algunas de sus temas emblemáticos. Muchas de ellas, canciones que sin ser sus clásicos más populares para los fieles que los seguimos, Followers venidos de toda Europa incluidos (éstos últimos merecen una mención de honor a parte); es un gustazo oírlas en directo: “225”, “The Hunt” que sonó tremenda con el nuevo bajista que los acompaña en la gira, Ceri Monger y que junto a “Here comes the War” llegaron a recordarnos al legendario Nelson de su primera época, donde el bajo se erigía como el verdadero solista.
Para entonces el centro de la pista y el gallinero, como solemos denominar los veteranos a la primera línea de fuego de un concierto. Se había convertido como viene siendo tradicional en los Live de esta banda de Bradford (ciudad del norte de Inglaterra que también vio nacer a The Cult), en un frenético y apasionado Pogo donde los Followers ejercían como maestros de ceremonias con sus espectaculares torres humanas. 
Photo: by Mirian
 
*Los followers para los poco informados, son el nombre que se le dan a sus más fieles seguidores. Gente que los siguió a lo largo de su carrera, y que sin ser una de las bandas más representativas de la escena Post Punk o Gótica de principio de los 80. Gozó y goza de unos de los grupo de seguidores más fieles, quienes los siguen en todos y cada uno de los conciertos de su gira.
Como decía aclaración a parte de suma importancia, el ambiente era un hervidero. Con la sala atestada y observando desde la barrera el sarao que se montó con los primeros acordes del evento, no pude por más que deleitarme con admiración la tremenda escenificación. Juanito con cara de poseído, Franky, Angel, Jordi, Edu... la tropa entera de niños grandes, mano a mano con los irreductibles Followers; con los que bastaba una mirada, el sudor, un empujón y volver a levantarse para transpirar sensaciones. Inevitablemente acabé en medio de la melé, o lo hacía o reventaba de deseos; y eso que mi rodilla derecha me lleva dando guerra casi una semana. Pero de una manera u otra había que revivir de verdad de la buena; creo que hacía casi veinte años por lo menos que no bailaba un pogo de los buenos.
Hubo un pequeño receso para que brotase la enigmática y gigantesca “Archway Towers” de su Thunder & Consolation, que se codeó con una de las canciones más esotéricas de su nuevo disco, “Seven Times” y que ocupó junto a otra íntima “Knievel”, la parte central del set. Y le sucedieron “No Rest”, “Lust of Power” del Impurity, una preciosa “Green and Grey” que parecía invocar al desaparecido Robert Heaton. Una versión semi acústica del “Vagabons” donde a falta de los violines de Ed Alleyne-Johnson buenos eran nuestros coros; para acabar cerrando con “I Love The World”.


En resumidas cuentas poco más puedo añadir. Tan solo que disfruté una de las noches más intensas y felices en años, no solo por recuperar un pasado totalmente vigente, ver reunida a la vieja guardia de épocas donde el género indie ni tan siquiera figuraba en los diccionarios. Y sobre todo poder contemplar a una banda con una energía fuera de toda moda y tendencia, renovar un repertorio por el que los años no desgasta lo más mínimo y donde todavía sobreviven hábitats arcanos a los que no hay tendencias que sean capaces de extinguir.
Es Punk, es Rock, es Folk, es PostPunk?? ¿acaso Gótica? No, son NEW MODEL ARMY y los ejércitos de Oliver Cronwell cantando a las causas NO perdidas.
NEW MODEL ARMY IN GROOVESHARK 

domingo, 27 de octubre de 2013

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA...BYE LOU




No voy a escribir demasiado porque cualquier cosa dicha ahora quedaría en frivolidad absoluta, incluso este puñado de líneas. Tan solo dar gracias por estos maravillosos años de conocimiento, que nos ha dado a aquellos que nos atraparon sus melodías y su manera de entender la música..

Yo no puedo llegar a decir que escuché mi primer disco de Velvet Underground, pero si que uno de los tres discos que atesoraba mi cuñado junto a muchos otros de Bob Dylan, B52's, Bob Marley, Beatles, Pink Floyd, ELO, o Jethro Tull; junto al Coney Island Baby, Legendary Hearts, y Rock n Roll Animal, fueron mi mejor compañía en tardes leyendo Víboras y Makokis en casa de mi segundo cuñado.
No se si los mejores discos del Neoyorkino. Pero desde luego aquellas tardes con doce años, fueron ellos los que me enseñaron a ver la cara oculta de la música: Aquella que no radiaban en las emisoras musicales ni en la televisión.
Sobretodo y en especial esta canción, Crazy Feeling. Se que no es ni de lejos una de las más conocidas, pero si es mi canción. Por lo menos la que me ha acompañado toda la vida y la que dio pie a descubrirle y a descubrirme.

BUEN VIAJE SEÑOR LOU... Y GRACIAS POR NADA.






martes, 22 de octubre de 2013

NOCHE DE VINO Y COPAS (Superclásico)_2011





Género: Tragicomedia tontorrona.
Nacionalidad: Danesa/Argentina
Director: Ole Christian Madsen

Las tardes cálidas de este Veranillo Otoñal que parece no querer dejarnos al relente del Otoño, dan para ver este tipo de cine sin demasiadas pretensiones. Una tragicomedia con más de lo segundo que de tragedia, que nos llega de Dinamarca; algo ya de por si estimulante. Sobretodo si contemplamos el cine Nórdico con Lars Von Trier estandarte en mano, y los géneros policíacos negros y sórdidos con los que solemos asociar las cintas que de allí nos llegan últimamente.
Ole Christian Madsen

Esta película que llegó a ser seleccionada por aquel año como candidata a mejor película de habla no Inglesa en los Oscar. Está más emparentada a la comedia romántica Francesa o al cine Italiano de los 60, que al estrictamente Nórdico; donde se suele hurgar en las herméticas y a veces atormentadas personalidades de sus habitantes.
Este joven director Danés en cambio, prefiere trasladar el escenario de la historia a Buenos Aires. Donde el carácter visceral de los derbys futboleros Bonaerenses y el carácter latino de sus habitantes ayuda a desproveer de cualquier de rastro Escandinavo la película, dando esa inmediata sensación de cine latino que la caracteriza; quitando al guión y a sus protagonistas de cualquier tipo de trascendencia profunda. De echo en esta película no hay escena , situación o momento, en el que su director no eche mano de su protagonista; que roza lo infantil. O en algunos casos incluso de quizás demasiadas frivolidades para eludir el tono dramático, doloroso y melancólico en el habitualmente trascienden este tipo de situaciones, y del que precisamos para creernos seria la fórmula: Marido despechado que no asume que lo han dejado por otro más joven y dicharachero, y que viaja a Argentina con esperanzas de recuperar a su mujer. Hijo/víctima adolescente desubicado en medio del dilema, y la típica crisis de los 40 que a todos y a todas nos acecha.
Como es evidente Christian intenta con su viaje recuperar aquel amor perdido entre dos mundos totalmente enfrentados: El de su pareja inmersa en el mundo terrenal de las finanzas futbolísticas y el suyo propio, dedicado al mundo de los vinos (aunque sobre este aspecto se pasa más bien de puntillas). En medio de este argumento manido hasta la saciedad ocurren un sinfín de situaciones que son los que le dan un poco la salsa al desarrollo de la historia: Relaciones cruzadas, la aparición del exitoso novio estrella del fútbol, humillaciones, y una realidad dramática a la que en todo momento se intenta barnizar con una felicidad un tanto idiota.
Sí, es cierto, la historia que se nos cuenta con esa voz en off, modo fábula durante hora y media, está plagada de clichés y tópicos. E incluso acentuado por el echo de ser un director Danés precisamente, el que se sirve de los tópicos más sobados sobre los Argentinos y Buenos Aires; aspectos que pueden resultarnos negativos, o incluso tan simplones como para atestiguar los adjetivos que le ha dedicado mucha de la prensa especializada (en especial la Norteamericana).



Es evidente que se podría haber profundizado en detalles como lo espiritual del mundo del vino y lo visceral del deporte balompédico. Regodearse con el drama de una ruptura o tirar por lo recurrente de esa voz narrativa, que nos predispone a un paisaje esotérico donde el amor renace como algo intangible y sobrenatural. Si se animan a ver el film en cuestión seguramente le encontraran toda esa serie de defectos, carencias, y algún fallo más; pero seguro que por lo menos les hará esbozar ni que sea, alguna mueca de sonrisa.
Yo solo puedo deciros que fue precisamente por esa imagen tontorrona por la que me gustó. Porque en ningún momento intenta alardear de solemnidades, ni trascendencias innecesarias y falsos espiritualismos. Porque no quiere ir más allá y no lo disimula en absoluto. Y porque transmite la sencillez del amor, de las relaciones, y de los tópicos dejando de un lado nuestra pequeña obsesión por retorcer algo tan banal y pasajero como el amor.
Seguramente no será una película que grabará mi memoria en un altar; ni falta que hace. Porque seamos justos, puede que nuestros gustos o nuestro afán por buscar constantemente la sorpresa y la reflexión nos haga dirimir y precipitar nuestra vara de medir lo brillante, lo vulgar, o lo mediocre. Pero en ese camino, jamás deberíamos dar un veredicto rotundo a las cosas que pasan ante nuestros ojos; sin antes contemplar la mínima posibilidad del contexto o del punto de vista.

miércoles, 16 de octubre de 2013

LLOYD, YO, Y MIS INCONTINENCIAS *LLOYD COLE &... Barcelona 11/10/2013




Si de verdad hay una cualidad que mejor represente el recuerdo que guardo sobre mí de chaval, esa fue sin duda mi exasperante timidez. Timidez, aislamiento, incomunicación, ostracismo, bbbffff que se yo!!
Lo curioso del tema es que pese a no articular ruido alguno hasta la adolescencia, por la noche padecía de toda clase de desajustes hormonales: Me levantaba sonámbulo, me orinaba en la cama, era incapaz de dormir con los pies fuera, terror por las sombras y plieges de la ropa que cobraba las formas más horrendas imaginables, y el más inquietante de todos ellos... Hablaba a voces por la noche.
Parece ser que como podía asegurar mi vecina Sevillana del cuarto, “La Señora Manuela”. Eso se debía a un mal de ojo, que hacía que todo aquello que no me atrevía a decir en pleno juicio, lo soltase por la noche por mera descompresión, propiamente dicha; vamos que o lo soltaba, o explotaba. Por suerte, aquellos discursos que soltaba en plena madrugada con los ojos desencajados, a gritos e infundiendo el terror más sobrecogedor de aquel que dormía a mi vera, verita, vera no había quien lo entendiera; pues aquello era lo más parecido a un mensaje encriptado repleto de glosalalias.

Con el paso de los años esa timidez concupiscente fue derivando en una obsesión irrefrenable por conocer gente, y no me pregunten por el porqué de tal comportamiento; porque aunque mi timidez a mutado gradualmente, sigo siendo más corto que las mangas de un chaleco, vergonzoso, y reprimido. Puede que hable compulsivamente de manera atropellada hasta con las telarañas del techo, e incluso demasiado; pero no se equivoquen, sigo siendo un tío tímido. Si bien es cierto que esa extraña manía de exorcizar mis discursos noctámbulos en un diálogo/monólogo comprensible para con mis semejantes, me ha facilitado el socializarme; como decía mi madre: - Niño sal a la calle a que te de el aire!!
Gracias a ese vicio incorregible suplo mis conciertos solitarios con conversaciones casuales.
Y así de esa forma irrefrenable por escupir como un mudo poseído, fue como cayó en mis manos ese flyer de la visita de Lloyd Cole a nuestra ciudad. Claro el flyer, la conversación, las hipérboles, y esa conexión generacional que ejerce este tipo de música, sobre los pocos creyentes que aun rendimos culto a esos viejos testamentos en los que se han confinado algunos aspectos de la música; detalles que aparecen más como adjetivos que como propios eludidos.
Marta Guillemí y Christian Flaschka, quienes tuvieron la oportuna idea de promover el concierto por cuenta propia vía APE Music, sufrieron la ira de mi verborrea a las puertas de la SALA APOLO. Pero como las palabras no siempre se las lleva el viento, ni tienen porque ser necias. El día 11 de Octubre acabó por ser una cita ineludible en el arranque de la temporada más provechosa para los que amamos la música en directo; con permiso de las obligaciones por supuesto.


Lo correcto sería ponerles en antecedentes si no fuera por el prefacio que iguala en desproporción mi incontrolada lengua, mis cortas luces, mis traumas infantiles; y sencillamente porque no lo necesita. Además, me resultaría verdaderamente difícil explicarles el qué de estos artistas, a los que tan difícil me resulta ubicar en un contexto estilístico exacto.
Eso mismo que me pasa con Robyn Hitchcock, Rudy Frame, Prefab Sprout, Jazz Butcher, o Go Betweens, por dar algunos nombres; a quienes jamás he sido capaz de asociar a ningún movimiento concreto, ni falta que hace: La música y las artes en lo general atienden a géneros, a fusiones o a décadas que intentan delimitarlas. Luego están los pliegues, que como las arrugas de la ropa cambian de manera caprichosa y aleatoria según la situación, y que ocultan aspectos que se escapan de las modas pasajeras. Zonas a la sombra que todavía están por descubrir, esa; esa es la verdadera grandeza de la música.



Lloyd Cole tuvo un momento trascendente en su vida, quien con el magnífico debut junto a los Conmotions en ese brillante Rattlesnakes de 1984 apunto estuvo de tocar la gloria. Lo cierto es que con el paso de los años, quizás ya no se mire con nostalgia y despecho lo que pudo haber sido esa banda: Dejaron por el camino un puñado de grandes canciones que iluminaron nuestra juventud, pero a estas alturas sería indecente calibrar la trascendencia de ambas carreras. La de Lloyd Cole & The Conmotions y la suya propia al rebufo de las inclemencias comerciales..

La prueba está en la valentía de la franqueza, con la que se interpretaron este pasado Viernes en el Music Hall de Barcelona. Un repertorio al desnudo, que nos llevó de paseo por cada recuerdo recóndito. En el que finalmente se reencuentran todas y cada una de sus facetas.

Y puede que algunos crean que todas las sesiones acústicas acaban siendo iguales. Que las canciones pierden riqueza, energía, y el atrezzo que las hace grandes e inmortales; y no es así en absoluto, o por lo menos en este caso.
Los hay como Lloyd Cole que ya a lo largo de su carrera hicieron gala de un formato donde el Pop se alimenta del Folk por medio de una guitarra acústica omnipresente y protagonista en toda su obra. Y que ante el temido público, tan solo con su voz y una guitarra; son capaces de redimensionar todavía más todo un cancionero repleto de tesoros escondidos. Donde al final prima la belleza de la canción tal y como vino al mundo, virginal, natural, clarividente, sincera y lo que es mejor, todavía más grande.
El concierto se dividió en dos sets de una hora cada uno, con una pausa entre medio. Porque la verdad, el público también tuvo su parte de culpa en hacer grande la noche. Y eso, es un lujazo que anda cada vez más, en peligro de extinción. Sin embargo fue de esta manera; tan cercano como esa virtud que atesora el autor: Dos guitarras (una enchufada y otra al natural), y su voz. Su discreta voz que con el paso de los años se mantiene, no solo intacta, sino aun más llena de matices y calidez.
Pude aprovechar para tomarme una copa, y con la sala a media luz. Observar mientras apuraba un cigarro en una terraza contigua a una zona más cómoda, el tipo de público que había sido capaz de arropar semejante encuentro con tanta emoción.
Me gusta observar a los que coincidimos allí, y es que durante tantos años me he sentido tan solo al no encontrar con quien compartir esa extraña fijación por lo minoritario. Que cuando me veo rodeado de tantos comunes, no puedo por más que escuchar sus conversaciones, opiniones, e incluso interceder y cruzar una palabra con ellos (por mal educado que parezca).




Aunque tampoco acabe de estar de acuerdo, como es de suponer la media de edad era bastante alta; nada de que ver con el público que suele acudir a los conciertos que pueblan las revistas de moda. Eso sí, todo un crisol de personas a las que te es difícil ubicar en una tribu cualquiera; y es que la mayoría parecía estar tan a vuelta de todo, que jugaba al despiste. Algo totalmente lógico y que me encanta, porque la verdad es que jamás me he imaginado a un seguidor de Lloyd Cole afiliado por estética, más aun cuando sus canciones residen en universo más prosaico y literario que visual..
La noche comenzó accidentada y después de un montón de años acudiendo a conciertos fue a éste, al primero al que he llegado 15 minutos largos tarde: No voy a excusarme en la ubicación de mi morada, fuera de los márgenes de Barcelona y su periferia; en realidad la culpa fue de un exceso de confianza, o de un Viernes ya con las pilas al mínimo. Aunque al final, uno acabe desconectando la tensión de las prisas cuando baja las escaleras hacia el sótano, y se sumerge con gran placer en este mediano Club, maravillosamente lleno hasta la misma puerta. Y allí me quede por respeto, y sinceramente porque la vista y el sonido eran realmente excepcionales.
El gentío respetuoso, boquiabierto, y totalmente rendido al cantante Británico; quien con un cabello ya plateado por el paso de la frontera imaginaria de la madurez, resplandecía bajo un gran foco blanco. Me contaron que dio el toque de magia con su dulzura innata a la sobriedad del teatral escenario del Hall, con los primeros acordes de un “Past imperfect”. Quienes parecían querer ilustrar aquello que a todos nos pasó por la cabeza al sentirse uno, arrullado por un pasado imperfecto, un futuro incierto, e incluso temerosamente presente.
Quien diría que fue nostalgia lo que uno sintió al escuchar esas notas cristalizadas en las acertadas manos de Lloyd, en una especie de sugerente canción. “Rattlesnakes” sonó a verdadera gloria divina, ilustrando el pasado imperfecto de aquellos Lloyd Cole & The Conmotions virginales e hirientes, deslumbrantes en acierto y la luminosidad de sus canciones. Y poco a poco y con cuentagotas fueron cayendo algunas de las joyas escondidas de su último álbum: Una primera “Kids Today” que realmente no cambió en demasía con el baño acústico, ya que aunque se diga de su último disco que recuerda a los viejos trabajos de principios de los 80, tiene un poso muy Folky en casi todas sus canciones. Tal y como comprobemos en “No Truck”; o “Period Piece” y “Diminished Ex” como dos de las grandes que concurren en su STANDARDS/2013.
En cualquier caso me quedo con “Like a Broken Record”, como uno de los temas que mejor ilustran la más reciente carrera del de Buxton, y la que me gustó especialmente de la primera mitad del set. Quizás, porque para seros sinceros, tengo una cuenta pendiente con uno de los últimos trabajos de su regreso, BROKEN RECORD/2010.


Se encendieron las luces y nos invitó a tomar una copa o lo que fuese menester (fumar y paladear un Canadian bajo la humedad de la noche, en mi caso).
Para la segunda parte se reservaron algunas de las más gloriosas canciones, si desestimar “Blue Like Mars” como una de mis preferidas en su última entrega, o “Rose & Myrthe”: Una canción que me acongojó hasta erizarme el cabello el día posterior al concierto, mientras conducía hacia casa de mi Madre. Pero claro, es que para el que escribe significaron mucho en su día aquellos cortes del subestimado MAINSTREAN/1987, como el primer vinilo que cayó en mis veinteañeras manos. “Hey Rusty”, “Jennifer She Said” con el público al unísono: - “Now her name's on you, Jennifer in Blue!!” incluso ese vacilón “Perfect Skin” que enlazaba con el “Chelsea Hotel” que versionó en aquel insigne I'M YOUR FAM.
Cayeron genialidades profundas, íntimas y emotivas como esa “Unhappy Song with Lloyd talking at the end and doing his Tom Waits bit”. Otras como “Young Idealist”, “Lost Weekend”, o “Brand New Friend” todas ellas alhajas de los Conmotions, que se unieron a la fiesta junto a un repertorio que a todos nos puso de acuerdo: Los que crecimos con aquellos tres primeros Lp's, los tenaces que lo siguieron hasta los infiernos, y los bien aventurados descubridores de su talento atemporal, dieciocho años más tarde.
Por lo tanto, escuchar “Don't Look Back”, “Forest Fire”, “It's Late”,  la mismísima “Blue Like Mars” que encabezaba nuestra última Playlist; incluyendo el cierre de "Four Fights", junto a canciones que pertenecieron a un pasado (quizás no tan lejano como pensamos). Con la condición de igualdad que otorga un formato acústico tan cercano, y como tuvimos el gusto de presenciar el pasado Viernes; no tiene precio en panorámica y equidad... 


Y que me perdonen si alguno le defraudó el no encontrar una banda que respaldara el espectáculo. Para mi en lo personal a supuesto el descubrimiento de otro Lloyd Cole, despojado de esa dulzura en ocasiones demasiado aséptica. Para acercarnos a la esencia de las canciones donde nadie gana y todas suman; sinceras, esqueléticas pero bellas, delicadamente hermosas, y tan naturales como la piel de tisú de un niño recién venido al mundo.




 

jueves, 10 de octubre de 2013

SARTARELLI TRALIVIO/2010 ¿¡DONDE ESTÁN MIS VIGÍAS!?


Bodega: Sartarelli (Poggio San Marcello, Ancona)
D.O: Verdicchio dei Castelli di Jesi
Uvas: Verdicchio 100%
Volumen Alcohol: 14%
Añada: 2010
Selección: Viñas más antiguas de la finca 80/90 Kgr/Hectárea
Viñedos: Calcáreo de textura media y 350 mts sobre el nivel del mar.
Proceso: Prensado suave, trasiego y fermentación maloláctica en Inox. Y posterior fermentación durante 20/30 días, y embotellado en Abril y Mayo.
Enólogo: Alberto Mazzoni
Precio aprox. 8 Euros

Tengo por timonel un teclado y un ratón. Con ellos, torpemente y con unas pulsaciones dignas de un grumete, intento cuando las tempestades de la cotidianidad lo permiten, redactar escritos que se pierden en el mar océano de la Red. Y aunque suene a melancólico e insólito trovador, para sorpresa propia; son en ocasiones los vientos alisios, los astros, o la Luna, los que encuentran casi por puro azar a un receptor.
Estas lineas vendrían a ser la ilustración perfecta de esa sensación paradójica de quien escribe buscando un interlocutor, más que por una satisfacción propia. De quien te ofrece en suerte una botella, de vino como es el caso, y pone en tus manos un presente con futuro y nostalgia de pasado.
Para que al cabo del tiempo seas tú quien escribe el mensaje de gratitud en una botella vacía con un mensaje a la deriva; buscando sin apenas esperanzas pero con una insignificante detonación interior, la ilusión de la coincidencia.


Bolognia tiene un encanto particular e incalificable. No lo son sus vistosos monumentos, que no los hay en abundancia, ni su oferta deslumbrante de turismo enfervorizado; deseoso de sustraer el alma de la ciudad con vistosas instantáneas .
A cambio tiene una Atalaya, un anillo circunvalante de calles amplias, y una gran plaza donde desembocan infinidad de calles más angostas y ensortijadas. Y por encima de todo, una vitalidad contagiosa y activista que enarbola con orgullo la rojez de su paisaje. Cuando decidí como un acto sintomático del subconsciente, establecer el campamento base de mis pasadas vacaciones. Estoy casi seguro que debió haber algún echo inapreciable que sacudió mi decisión, aun considerando mi escepticismo como una media virtud en tratamiento. De quien no cree en el destino, pero sin embargo lo desea y anhela, con incluso cierta templanza.
Y desde luego no hay mejor manera de dar forma sólida, táctil y sensorial a un recuerdo, que apropiarse de una pequeña parte que del líquido que discurre por sus calles, terrazas, y Osterias, sus vinos.


Antes de dejar a nuestras espaldas la estrecha Vía Drapperie, y perdernos por escondites de callejuelas laberínticas y pequeños pasajes. Hay que bajar hasta las tripas de la Enoteca Gilberto para descubrir lo qué se esconde bajo su aparente fachada de reclamo turístico, en uno de los pasajes más auténticos del Centro: Un maravilloso repertorio de prácticamente todas las zonas vinícolas de Italia, de las que doy fe que son tan amplias y contrastadas como para no acabarlas ni en dos vidas http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Vinos_de_Italia
Como veis he dado un rodeo rocambolesco para acabar en un vino que no pertenece a la zona de Bolognia.
Pero sería de una injusticia pretenciosa ignorar lo que fue mi auténtico día de disfrute a solas por las calles de la ciudad roja, y “que me quiten lo bailao”: La familia en la piscina a gozo y disfrute de una soledad entre naturaleza sin parangón alguno, y el cabeza de familia a la busca y captura de la Enoteca perdida. Al final y por aquellas casualidades y porqué no, por arte y gracia de alguna camarera generosa. Me perdí Strada Maggiore abajo donde conviven en perfecta armonía Cafés, Bibliotecas, Museos, Mercados Municipales y Academias musicales. Alejado del bullicio del centro, allí se encuentra la discreta Antica Drogheria Calzodari y siguiendo recto esa misma Vía Petroni, se desemboca en Vía Guerrazzi; lugar donde se ubica el negocio familiar de Il Caffé Bazar SAS, y donde topé con esta delicia.

Habrá quien piense si es necesario dar semejante rodeo para hablar simplemente de un vino, teniendo en cuenta que acabo escribiendo de más de temas quizás intrascendentes, en vez de centrarme en el asunto en cuestión. Estoy convencido que es así, es más, puede que en realidad el vino, la música, o cualquier otro disfrute sea tan solo un pretexto para invocar las sensaciones, momentos o experiencias, que en realidad son lo importante; o eso, o dejar en manos de la memoria los recuerdos.
Odio con toda mi alma las meras notas de cata, asépticas, concisas que se asemejan más a un telegrama en morse, que al verdadero valor esotérico de los sentidos en movimiento. Todo lo que aglutina ese elixir de la naturaleza, donde los elementos y el mimo del intelectual juegan un significado único e inimitable. Y donde la pleitesía que le rendimos debiera estar exenta de clasismos y elitismos; al fin y al cabo para que trabajen los sentidos que nos han sido otorgados por esa misma naturaleza. Tanto que debería ser impuesto por decreto el buen uso de una copa en condiciones, o el tiempo necesario para que el vino coja aire y se transforme.
Y doy por echo que con esto que digo más de uno piense que volvemos a caer una y otra vez en ceremoniales absurdos. De la misma manera que yo pienso con total convencimiento, que confundimos tocino con velocidad, formalismos con pedantería, o populismos con incultura; tan dados como somos a quitar importancia a lo que se la merece y ensalzar al “espabilao”.


Pero eso es harina de otro costal y vayamos a lo que nos interesa, nuestro SARTARELLI TRALIVIO. Un vino blanco despojado de presuntuosismos que se elabora a doscientos y pico Kilómetros de Bolognia, siguiendo la linea costera del Adriático. Allí encaramado a una montaña desde donde se domina todo el Valle se encuentra Poggio San Marcello, un pequeño pueblo amurallado de origen medieval.
A 350 mts sobre el nivel del mar y derramadas sobre las laderas que desembocan en el Río Sino, las viñas de Verdicchio legadas más por el código secreto del terruño, que por el propio interés hereditario. Podrían ser otras uvas, otros vinos e incluso una manera distinta de divulgar un producto familiar. En cambio Donatella Sartarelli junto a su marido e hijos, decidieron el camino más arraigado para con su padre: Elevar el Verdicchio al lugar privilegiado que se merece, dentro del denostado mundo de los blancos que conviven a la sombra de los populares tintos Italianos.

Sartarelli elabora cuatro blancos (Classico, Balciana y Passita) junto a este TRALIVIO del 2010; fruto de las viñas más antiguas de la finca, e ubicadas en el Noroeste de Poggio S. Marcello.
El Tralivio es un blanco fácil y franco que combina a la perfección con cualquier plato de pasta (y no me refiero solo a los Macarrones de nuestra Abuela). De color claro y reflejos verdosos encanta desde el primer momento por el aroma tan particular que desprende, un perfume que me transporta en lo personal y de inmediato a mi primera paternidad: Ese aroma delicado e inconfundible de los venidos al mundo (Mustela, talco), sábanas blancas, el frescor del musgo y la sensualidad de la crema, los polvos de nácar.
Tiene una entrada en boca cremosa e untuosa, aunque contradictoria, pues ese paso ligeramente glicérico contrasta con un pellizco de acidez a medio camino de se ocaso; donde se deja entrever el carácter corpulento del del vino Italiano por indistinto que sea su color de piel. Para rematar con un final maravillosamente largo y un postgusto ligeramente amargo con recuerdos a Hinojo, Pera, y Melocotón.
Un vino blanco que se esconde como muchos otros tras la austeridad de su etiqueta, algo por cierto, que no deja de maravillarme del país transalpino: Esa forma de hacer de lo sencillo y austero, una virtud que aun con la universalidad de su cocina y de sus productos autóctonos, muy pocos han sido capaces de captar esa esencia secreta y de terruño. Esa extraña convivencia de lo más fashion y frívolo, con un arraigo por una materia prima de calidad irrenunciable, o un sacrificio natural donde lo rural, histórico, y moderno ceden entre si para que todo sean contrastes hermosos, naturales, cargados de demencia cotidiana.
Por eso seguramente es posible dejarse sorprender por la idiosincrasia de sus vinos, pese a haber sido durante bastantes años explotados y exportados sin el suficiente criterio, al igual que su cultura culinaria. En apariencia brutos por el contenido tánico de las pieles de sus uvas, y verdaderos transformistas y contorsionistas a la hora de conformar caldos a los que tan solo hay que darles tiempo, paciencia, y aire que respirar. Con tan solo esos tres preceptos veremos que su apariencia abrasiva y ácida se acaramela como una gata en celo, para pasar a desnudarnos todos sus encantos; y un rango de sensaciones que se escapan muy mucho de aquello a lo que estamos habituados.


Bolognia puede no ser el ideal de ciudad para invertir nuestros ahorros en el viaje de nuestra vida, es cierto. Están Florencia, Roma, Sicilia, o Venecia... y un si fin más; todas ellas con un montón de encuadres con los que completar nuestro álbum, en el que envasar nuestros recuerdos.
Yo sin embargo la prefiero a ella y a tantos rincones donde despojarnos del típico tópico de leyenda urbana, precisamente por eso; por su ausencia de belleza artificiosa. La suya es quizás más una belleza etérea que uno ha de construir a fuerza de contacto humano.
De cultura enterrada en el pasado de aquel epicentro histórico del descubrimiento, como signo vital de la evolución rupturista y sosegada. Del estudio de nuestro sino como un elemento más que se entrelaza con aquello que por no ser forzosamente bonito, rezuma de carisma y de energía vital. Y desde luego, no hay nada más lucrativo y educativo que una sana conversación donde damos y tomamos de nuestra interculturalidad.
Solo ahí se dan las condiciones para que el conocimiento rompa los prejuicios que nos esclavizan y maniatan. Descubrir aquello que ni en el más remoto de tus sueños podrías imaginar. buscar y encontrar para sentirse vivo.

 http://www.sartarelli.it/

martes, 1 de octubre de 2013

PORQUÉ SEÑOR, PORQUÉ!!, O EL PIXELADO DE LAS NEURONAS.






Desde que hace cinco años decidiera aventurarme a tiempo perdido en un BLOG, me hice a mi mismo una promesa pública y personal; la de escribir por pasión o devoción de solo aquellas cosas que verdaderamente me gustasen. Pero los años, la vejez, y las viruelas a uno y en numerosos casos, lo ponen a prueba; y ahora viene cuando me pregunto yo: Acaso señor que estas en los cielos omnipresente siempre tú, ¿eran estas acaso las pruebas a las que te referías, cuando nos encomendaste a dos criaturas en la difícil tarea de instruirlas y protegerlas de la tentadora maldad de la vida?
Es evidente que ese tipo de juramentos cabellerescos, ni son tan poéticos como nos los imaginamos, ni tan románticos como pretendemos.

También me juré a mi mismo después de comprobar como tus cinco sobrinos podían profanar mi intimidad adolescente, que jamás iba a caer en la tentación de tener hijos. Pero ya ves, aquí me tenéis con dos a mi cargo y luchando a diario por dotar sus existencias y la mía propia de sentido común. Como algunos ya sabéis de sobra, todo es una puta mentira. Ni todo es suficientemente malo como uno puede llegar a imaginarse, ni tan maravillosamente lindo como se empeñan en hacerte creer.
Al cabo de diez años de paternidad ya he descubierto lo que puedo aprender de mis sobrinos; hasta hablar de música y compartir placeres. Y la férrea defensa con la que deberé proteger a mis hijos.
Porque señores míos, hay tanto malo por este mundo de dios que se me hace difícil creer que esto iba ser un camino de Rosas, gominolas y chascarrillos. Y no me refiero a la maldad estrictamente maligna, si no a la maldad de calidad; esa, esa si que es jodidamente peligrosa.

Ya ves, me gustan las mujeres, me gusta el vino y hasta el cine. Con los años además de aprender los cuatro preceptos churrimangosos de esto de ser adulto y padre en activo. También he aprendido a disfrutar con la misma pasión del cine de autor o independiente (creo que lo llaman así), de humor zafio y tontorrón, del inteligente, del bizarrismo, y del entretenimiento más vehemente e irreflexivo. Pero joder ostia!!, la cosa ya ha llegado a unos límites hasta cierto punto insoportables ¿hacia falta vender el alma de este modo a la concupiscentes nuevas tecnologías de forma tan desmedida? Ay George Lucas mío!! ¿Donde estás cuando tanto te necesitamos?
Como es de cajón tampoco voy a dármelas de maltratador intelectual: Ni arrastro a mis hijos día sí, día también a conciertos de Jazz como el de hace tres posts. Ni dejo a la buena de dios que se infecten la mente con Disney Channels, Bob Esponjas o Discoberys Channels sin medida alguna, no. Pero quien no ha puesto por excusa el nulo criterio de un par de criaturas, para seguir a Vicente como el que la cosa no va con él, y disfrazarse de cómplice ignorante... vamoooss que se os ve el plumero...



Pongamos por caso OBLIVION, así sí con mayúsculas, protagonizada por Antonio Cruasán (Tom Cruise para los amigos). Un caballero que si en algún momento logró un mínimo de reputación con aquella peli con Gene Hackman y alguna otra más, se ha empeñado año tras año desde que no aceptara las bromas cafres del informal y lo dejara Nicole Kidman, en convencernos que actuando es más falso que una moneda de cuero. El desmoronamiento de todos aquellos mitos que lo hicieron grande en Cocktail, Top Gun o Días de Trueno (“peliculones ellas tres”) han ayudado un poco, porque es cierto que ya no nos creemos que es un tío majo, simpático y dicharachero, alto y apuesto, y dispuesto a mostrar sus dotes artísticas.
En cambio tenemos a un actor en el que todas las películas giran casi siempre alrededor de él como salétiles que adoran a un niño jesús. En su última protagonizada y tal como hace suponer tal título, se vuelve a incidir de una forma relativamente cansina en un futuro apocalíptico devastador, por nuestra mala cabeza; un argumento mil veces explotado y con esta la mil uno. Y debate a parte, curiosísimo y digno de investigación profunda, el juego que dan las nuevas tecnologías a la hora de construir escenarios imaginarios y ficciones dispersas para hacer títulos como churros.
En realidad los hilos argumentales son lo de menos, pues en vista del sueño cumplido por más de uno e ilustrado en un cacharro de plástico inteligente hacedor de diabluras, como es un Iphone o un Sansung de última generación; ha ampliado la imaginación del personal hasta límites insospechados (paradójicamente después no se creen cosas más obvias, aunque ese es otro debate).

En esta ocasión la tierra está devastada, como iba diciendo. Y unas patrullas modélicas, felices y sumisas se cuidan de lo que queda de planeta para que en un futuro próximo podamos viajar a otro más lejano a continuar jodiéndolo; uno es Antonio Cruasán y una jamelga que dice ser su mujer.
A todo esto, unos Marcianos están emperraos en destruir el equipamiento que nos facilite ese viaje a la tierra prometida; vamos un dramón cargado de angustia épica y en el que se vive la tensión a cada segundo. Y del que hay una segunda lectura entre líneas y malsana si así se le quiere llamar: ¿Como quieren hacerme creer que el verdadero drama de la peli es que unos entes externos nos quieran fagotizar, así, de buen rollo? Cuando al final la solución para todos nuestros males es clonar hasta cifras incontables a Tom Cruise (nuestro salvador). Pero estamos locos o que??!! En resumen y coñas a parte, obviando que la película es tan previsible, argumentalmente floja, y derrochadora en cuanto a presupuesto y objetivo; encima es malvada al sugerir una solución a nuestro males con la cría en captura de un bicho peor que Alien y Predator juntos, y más peligroso que un político con mayoría absoluta. TOM CRUISES a cascoporro, que horror!!


En cambio, si la ficciones futuristas a lo J.K DICK triposo te desbordan y te saturan... tienes otras alternativas mucho más realistas y contemporáneas: LOS HEROES MEDIÁTICOS!! ay!


PARDIEZ, NO TE FIES JAMÁS DE LOS REPARTOS!! AHORA ME VES!!



Aprovechando me imagino el tirón que tienen en la actualidad los héroes televisivos, como los personajes que copan la parrilla televisiva del orden de: Discobery Channel, concursos varios con famosos, Franks de la Jungla, o viajeros triunfadores donde ver reflejada nuestra miseria humana. ¿Porque no hacer un peli de Magos Superheroes? Algo tan mitificado y arraigado a nuestra infancia como el Circo y la Magia, pero mucho más ambicioso y mediático; vamos, un cocktail tan nuestro como el día a día.
Lo primero que te atrae de la película en cuestión AHORA ME VES, es el reparto/trampa/reclamo que tiene: Morgan Freeman, Michael Caine, Woody Harrelson, o Jesse Eisemberg. Craso error muchacho!! todos sabemos que a día de hoy el reparto no es una garantía fiable de calidad; basta con ver las últimas pelis de Robert de Niro, Dustin Hoffman, o Al Pacino. Después tenemos el argumento, sinopsis o trama: Un grupo de supermagos llamados los cuatro jinetes, ay que me troncho, que retan al FBI a detener una ola de atracos mastodónticos a lo Ocean Eleven, pero con menos gracia e inspiración.


En resumidas cuentas y sintetizando al máximo, el mensaje que se puede extraer es un: “Todo es posible en esta vida nos de dios” y no solo todo es posible, si no que además Morgan Freeman en el papel de especialista de Magos galácticos, te lo argumenta y explica con todo lujo de detalles; lo cual además de certificar la idiotez profunda de los investigadores de FBI e INTERPOL que intentan atraparlos, es que intentan colarnos a Phineas & Ferb en el mismo plano de Stephen Hawkins. Vamos que te da la sensación tras visionarla que además de tomarnos el pelo, lo intentan hacer con raciocinio y argumentando lo inaudito como algo brillante, inteligente y lúcido (que no lúdico). Casi tan surrealistas como las ruedas de prensa del PP.
Así que el verdadero peligro, horror y chulería de “Ahora me Ves”, no es el guión vacío e insustancial, el desarrollo de la historia sin pies ni cabeza, o el desenlace inventado sobre la marcha. Lo que la hace si cabe, aun más terriblemente peligrosa que Oblivion para unos infantes indefensos. Es que ni siquiera se toma la molestia de situarnos en la tan recurrente Ciencia Ficción futurista para legitimar el “todo vale”, no. Es que encima nos quieren vender lo inverosímil con verosímil; lo cual no me extraña viendo como en la actualidad, la realidad supera con creces la ficción y el surrealismo.



Y no es que tenga nada en contra de la ligereza del entretenimiento como principal objetivo del séptimo arte, no por favor!! Que creo que todos somos lo suficientemente adultos como para admitir que independientemente de nuestros gustos o preferencias, no todo es cine de autor, y la ciencia ficción, la comedia, o el bizarrismo como cualquier otro género , no tienen que estar exentos de calidad, brillantez, y originalidad. El caso es que de un tiempo para acá y con la excusas de explotar las grandes posibilidades que nos da la tecnología al ver cumplido nuestro sueño de tener un cine en casa, ya saben: Pantallas planas de tropecientas pulgadas, sistemas de sonido capaces de poner al vecindario a 7 grados en la escala de Richter, y gafas 3D para sentir el aliento en el cogote del protagonista. Hemos hipotecado la verdadera magia del cine, a costa de cegarnos con espectaculares montajes y efectos digitales sin parangón.



Puede que esta sea la verdadera salvación de los multicines dominantes, en detrimento de las pequeñas salas. O que valga más la pena una buena ficción que la cruda realidad para evadirnos con opiáceos, al fin y al cabo ya lo dice la propia palabra ENTRETENIMIENTO.

Por suerte y aunque uno crea que todo se inunda con oleadas como corrientes marinas que arrastra la marea, no siempre es así. De echo tampoco es que con el paso de los años halla cambiado tanto todo como para andar renegando del futuro y echando de menos el pasado. Ver mierda no es malo, no señor; siempre y cuando uno sea consciente de que es mierda y la acepte con más agrado que resignación. Tampoco es razonable escudarse en los niños, los abuelos, o los compañeros de trabajo (si lo tenemos) a los que no podemos explicar lo que nos gusta (no nos entienden); ni se lo tomen al pie de la letra o se sientan atacados. Todos estamos rodeados de mierda, convivimos con ella, nos la comemos; y además gustosamente, aunque sea por cualquier excusa.
Pero piensen en ellos pobres criaturas indefensas que adoptan los slogans publicitarios como vocabulario habitual. Piensen en sus cerebritos aun mullidos y permeables, sobretodo piense que crecerán; que ahora son más o menos maleables, pero cuando cumplan 16 y midan metro ochenta posiblemente acaben por convertirse en la raza dominadora. Que ahora ya no se emancipan hasta los treinta y largos, poca broma.

LOS DESCENDIENTES


Si es menester se les obliga y punto, ¿que no pueden compartir juegos con sus compañeros de clase y se convierten en marginales? Nooo_paaasa_ná!!, más vale raro que lelo.
Yo por mi parte me permito la licencia de recomendar dos películas, que como mínimo pueden servir para equilibrar la balanza. No es que sea dos peliculones ni que halla que estudiar un master, aislarse del mundo, o ser raro raro raruno. Con ser un poco curioso basta. Una se estrenó el pasado año y está dirigida por Alexander Payne ( Entre Copas, entre otras): LOS DESCENDIENTES
Protagonizada por George Clooney y donde participa también como actor secundario el hermano de Jeff Bridges, Lloyd Vernet Bridges (detalle chorra pero...). Esta cinta que pasó de puntillas y sin hacer apenas ruido; quizás por la saturación extenuante del prolífico actor, o quien sabe si por lo injustas y dañinas que son las breves sinopsis. Y que se hace de querer sobretodo, por lo entrañable del personaje que interpreta George: Un padre bobo que se halla en ese difícil momento en el que, todo parece superarle: Su matrimonio, sus hijos, su familia en general, e incluso su valentía como persona adulta que se enfrenta a si mismo.
La película modo historia cotidiana, y con la que es fácil sentirse familiarizado, hace equilibrio entre la comedia y la compasión por el protagonista. Y tiene como gran mérito precisamente eso: El saber mantener con naturalidad ese equilibrio entre lo trágico y lo cómico, sin caer en la comedia ñoña ni en la frívola; más bien en un humor negro que tenemos muy por la mano cada día.
En realidad la película comparte con su antecesora “Entre Copas”, esa fascinación por las paradojas de la vida, y lo putas que pueden llegar a ser; aunque sean ambas dos historias diferentes en contexto y argumento, con más sustancia de lo que a primera vista parece. Un retrato de las personas y de los dilemas en que nos propone la vida a base de exigencias y responsabilidades, que normalmente da mucho más juego que la ficción si como yo, soy de los que alucináis con la fauna humana y nuestra complejidad. Que digo yo también, que igual no es una cuestión de calidades de cine como pienso, si no de una obsesión enfermiza mía de boyeur y del psicoanálisis de lo propio y lo ajeno.


Y para acabar con este examen de conciencia sin querer juzgar, apuntillar ni separar por castas, finalizo con una novedad; creo que es la primera vez que escribo sobre algo que aparqué hace meses.
THE PLACE BEYOND THE PINES o lo que es lo mismo, CRUCE DE CAMINOS; y dejemos al margen los carajillos y las setas alucinógenas que rigen el criterio de quien decide adaptar los títulos al Castellano. Yo prefiero llamarla por el primero, que fue por el que la conocí meses antes de llegara a las carteleras de nuestro santo país: The Place Beyond the Pines, título cabrón donde los halla sobretodo si se la queremos recomendar a un amigo.
Esta cinta poliédrica donde los callejones de la historia nos llevan a infinidad de escenarios diferentes y de la que poco más se puede decir, sin desvelar la gracia en si de la misma: Que se agradece hasta el gimoteo encontrar cada año bisiesto, una película donde la construcción de un argumento supere con creces la de los actores. Donde el director nos pasee por dos escenarios diferentes sin apenas alterar el mismo, y además nos de pie a reflexionar.
Tan solo decir, véanla. Y no dejen de estar en guardia ante los verdaderos peligros de esta vida. Los que nos condicionan hasta límites de servilismo, y que construyen nuestros paisajes propios en paraísos artificiales donde todo es tan normal que asusta.