sábado, 28 de mayo de 2016

DALE AL PLAY, Y DIME TONTO (O las crónicas absurdas de un juntaletras echado a perder)




Tomamos tierra sobre un promontorio, venidos a más desde el más allá extraradio sideral. Años como puños dispuestos en la investigación prober_ta_vial, del como el ser humano se comporta, involuciona y eclosiona.
La primavera ha puesto en flor nuestro estado emocional. Buscamos los reflejos cegadores, el picoteo de la ira del sol sobre nuestra marchita piel... Y el mundo, no es que esté alterado por los efectos dementes de las estaciones, sino que es su estado natural: con más nervios que un bistec de pobre.

Mi hijo de 8 años es capaz de enumerar a cada uno de los líderes políticos y sus respectivos partidos; algo que era impensable en mi tierna infancia. Y eso que en mi casa ya hace tiempo que se le cerró las puertas a la política, los debates constantes y el exceso de noticiarios contaminados. No es que sea de aquellos que la eluden pasando olímpicamente, pero prefiero razonar sus inquietudes desde un punto de vista más natural y ético. Me niego a que la crispación y la política como única herramienta para defender ideas, invada mi intimidad.
Y en ese amotinamiento contra el asedio de campañas mediáticas, publicidad engañosa y demás artimañas para moldear nuestros hábitos. Yo, solo conozco la música y la cultura como único antídoto; eso, y la imaginación. Ese don natural que nos dio nuestra naturaleza soñadora, y que cada día de nuestra vida hay que abonar con una nueva aventura.


Enfundados en monos de gelatina fucsia bajamos loma abajo. El paraje coronado por una desplomada chimenea de una vieja bóbila, dejaba al descubierto los restos de los yacentes cadáveres. Asomaban sus cuerpos mutados. Habían desaparecido lo que llamábamos ojos. Y sus dedos índices sin carne, ya solo conservaban la falange digital con las que manejar mejor las pantallas táctiles de sus escacharrados celulares. Sin oídos, sin nariz, con los pies planos, un chip grabado en su triceps y en la frente, un objetivo Carl Zeiss avanzado.
Estupefactos tomamos muestras de piel mudada, de escamas y de cabello. Y cuando el silencio se hizo dueño de la instantánea, nos abordaron tríbus antaño urbanas, ahora, salvajes organizadas por estilos congéneres. Nos hicieron presos y nos arrastraron a las profundas cavernas donde se cocieron adobes, terracotas y tejas.
Los había de distintas estirpes y razas: Uno que rugía igual que Brian Johnson, otro que solo sabía expresarse con una especie de tartamudeo maquinal parecido al de las percusiones del Headhunter de Front 242, y un último que aullaba como la intro de Chuck Berry en Johnny B. Goode. Sus léxicas habían mutado hacia ritmos musicales ancestrales: sólos, bases, coletillas, estribillos y compases; esa era su único modo de expresión.

                                             *************

No se si el hipotético futuro que nos espera se acercará a mis cíclicas pajas mentales. Pero entre tanto, déjenme por lo menos que recupere el sano vicio de imaginar.
Ya ven que estamos plantados ya en Junio como aquel que dice, y aquí todavía no hemos dado claros signos de vida. Eso sí, conciertos hemos visto muchos; no he escrito de otra cosa. Ni una mala novedad que echarse a la oreja; que cualquiera diría que vivo como un ermitaño. Ni un puñetero vino, películas, incisos ni mala pedrá que me peguen. Estoy perro sí, vaya si lo estoy. Llámale distraído o disperso, pero de golpe y porrazo y sin saber porqué, he perdido esa necesidad imperiosa de contar cosas y plasmarlas.
Vete tu a saber, igual la terapia -como decía yo cuando empecé en esto- ha llegado ya a su fin y estoy curado.

Mientras tanto y lo descubro, por si acaso, vamos a dejar constancia de que sigo ahí. Que sí, que este año hasta vuelvo a ir al Primavera Sound (cuando más asco dicen que da) y después de tres sin pisarlo.
Sigo escuchando y viendo cosas, sin la presión de devorarlas y contarlas, pero lo sigo haciendo. Ahora puede que las deje al relente para que les salga un poco de moho y se acomoden, que jiedan y se curen, y de paso que me curen también.
La lista #play ha salido larga de cojones, no es para menos; seis meses desde la última. Pero como viene siendo habitual en mi, esta vez escribiré sobre lo más mundano y a la vez mágico que yo considere: tres juguetes como tres disco/soles.


TROUBLE IN THE WIND_LEFTY

Un disco que se publicó un día después de mi 46 cumpleaños, parecía estar predestinado a encontrarnos en el camino. Esa cierta cara familiar que te cruzas sin saber de qué o del como la reconoces: Roy Orbison, Richard Hawley, Scarlet's Well o la gomosa tumbona que se balancea igual que los slides que decoran tan genial disco.
El cuarto disco de estos Clifornianos -y yo sin saber de ellos- como salvadores que te dan la mano en plena zozobra.
Justo cuando uno cree que el margen de sorpresa está totalmente extinto. En esta red de redes que tanto se parece ya al desierto de Mojave, donde casi todo se ve venir de lejos: Bien peinados, perfumados sin estridencias... y que queréis que os diga: tan faltos de imaginación por el vértigo al riesgo.

Pero mientras hay vida hay esperanza niños. Y todavía existen corrientes subterráneas hidrantes sanadoras. Oasis para abrevar y hundir la cabeza hasta las orejas en el sustrato.
Y si bien es cierto que TROUBLE IN THE WIND no han inventado nada que ya no lo esté. Los trece cortes que esconde su Lp “Lefty”, a mi, me parecen ambrosía pura. Segura y probablemente porque la voz de Robby Gira se quiebra igual que lo hicieran otros más poderosos, ejerciendo de eje en las composiciones de esta poco conocida banda.
La voz como otro instrumento más, recuerda inevitablemente a Roy y la homenajea en el corte 6 sin pudor: Rock&roll tapizado de folk americano con todas sus especias, perfumes y estética romántica de caramelo de canela.
Ese timbre cristalino que emociona recordándome a Emmer Tinley. El poso melancólico de “No Good”, que se adorna con la delicadeza del piano. O esos coros profundos y las guitarras deslizándose por el cuello de la botella, anunciándonos remitentes del calado de R. Hawley. En el despegue el Rythmblues de “Pumpkin Pie” que empuja vacilón y seductor hacia una ricura de sonidos tremenda.
Esta todo inventado y tocado; es cierto. Pero hace falta genio y química para que por fin se den todos y cada uno de los elementos en un disco -el cuarto- que los confirma.

Hay un ingrediente base que permanece desde sus tímidos inicios, el Countryfolk, y que hace de medio para ligar esta salsa balsámica y refrescante: Ahí está “Foxworthy”, “Pen and Page” o la tremenda “Good Stuff”.
Pero es esa primera impronta a Pop y a Rock aguerrido los que toman la iniciativa. Dando una sensación multidisciplinar y bastante más ambiciosa. A mi parecer hay, un puñado de canciones grandes como el infinito paisaje, y esa lujuria que se despierta como la luz primaveral, y son: “Let Me Get Down”, “Fire Away”, “Drawn to You”, “Indian Summer” y el telón que echa “Fresh Snow”. Cinco temazos que estallan como el maíz sobre los fogones.
Cinco genialidades que hacen de este disco, algo más que simple Popfolk revivalista. Arrejuntando a Tindersticks, a Neil Young, a Roy Orbison o la madre que los trajo. Consiguiendo con total naturalidad que suene a algo grande y expansivo.
Probablemente porque al margen del círculo vicioso musical que exploran, están ahí las grandes canciones. Las que mandan y hacen de éste, un disco especial; el más disfrutable que ha caído en mis manos este 2016.

                            
                                   **************

Nos maniataron durante quince días. Y devoraron nuestros trajes de gelatina ámbar fluorescente, con un ansia desconocida. Intentamos entablar una conversación lógica tarareándoles canciones en vano. Y solo fue en el momento preciso de mordisquear nuestros tobillos. Cuando el alarido de un camarada alertó con un quejío/melodía, que les detuvo igual que un silbido a un can. “Why!!” bramó: Esa ritual melodía de Junior Rocket Scientist perforó el alma de los nativos hasta la curcusilla; nuestra salvación...


JUNIOR ROCKET SCIENTIST_MU


Su música nos traspone sin remisión a Sonic Youth: un amago que se coge de inmediato al vuelo cuando suena de primeras “What you Want to”. Sin embargo esta joven banda de Idaho prefiere la comodidad melódica de la primera época de los neoyorkinos; dejando la experimentación en un plano muy secundario. Y que hace que su primera incursión de gala -un disco tan corto como denso- que absorbe desde los primeros compases.
Tiene esa primera impresión de guitarras desgarradoras y primarias. Pero creo que hay muchas cosas más, igual o más interesantes que el mero homenaje al noise postrockero. “Why” por ejemplo, descompone los juegos vocales de Britton Glenn en una especie de instrumento tribal y amargo. Sus canciones suenan a eso, a amargura, a oscuridad y a la misma sensación de recorrer territorios etéreos y poéticos, que tenía Ian Masters en Pale Saints. Y que me hace caer por activa, como las moscas en la melaza; no en vano, la banda de Leeds siempre fueron mis vigías en los 90.

Los bajos ondulosos que se desdoblan en “Passed On” son demoledores. Inquietantes las sensaciones de tensión amansadora que provocan sus atmosféricas canciones hechas fáciles y que tanto me recuerdan a “Babymaker” o a “True Coming Dream”.
No han necesitado pecar de ese exceso de pretenciosidad, básicamente porque sus ocho cortes rezuman calidad espontánea; de esa que conspira de espaldas a las modas impuestas. Ese evitar un shoegaze extenuado por la falta de imaginativa. Y revolver el fondo del cajón para rescatar Deserts Hearts, los primeros Mogway... algo de Postpunk, pero sin resultar demasiado obvios ni previsibles.
En “Brain Gates” hay un pop renaciente que florece tras esa funda de réquiem mecánico. Hay tics subconscientes de krautrock que aparecen conforme avanza el disco cuando suena “Nonvoid”. Y aunque “Passed On” se empeñe en rememorar la maldita estampa de Joy Division, es más esa sensación de decadencia que cualquier parecido con la banda de Manchester. Siempre quebrada con un noise repentino y agitador al tiempo de “Bean Blosson”.
El alarido escalofriante y final de “Boredom” y “++-” nos dejó a medio degüello. Con las venas a punto de abrirse a jirones, y los tendones a flor de piel.
                                                          
                                                                *******************



Vimos la muerte de cerca, cara a cara. Sentimos su aliento perfumado a fresa deshidratada y a estómago.
Nos tembló un poco el cuerpo en un hervor aterrador pero sumiso a la vez; quien nos iba a ver devorados como Chronos lo hiciera con sus bástagos.
Cuando los nativos dejaron de repente de celebrar el ritual MU, se hizo un silencio escabroso y nos clavaron su mirada como una daga. Dispuestos a merendarnos igual que una manada de adolescentes salidos de un confinamiento, no se tomaron la molestia ni de mancillarnos; muertos de gusto se muere mucho mejor.

Creyente como soy del final feliz y el “comieron perdices” invoqué al espíritu de blancanieves, mientras apuntalaba las fauces de un nativo: - Virgensita de mi vida que me quede como estoy. Que despierte del mal sueño, y de sudor empapado suspire aliviado.
De muerte o no, quien sabe si por el fuerte deseo de vivir como un cabrón si es menester. Sonó una melodía sin saber muy bien si era el paraíso o la luz del final del túnel.

                                            ***************


EERIE WANDA_HUM

Bajó desde el cielo Marica Tadic: esa dulzura bosnia afincada en Amsterdan. Susurrándonos cuanto te quiero amor al oído en forma de canción. Esa inocencia inmaculada que hace himno el Femme Fatale de Nico como bandera, y se extiende como un prado de amapolas en tu cerebro.
Un disco de POP mayúsculo con aires sixties; los justos, sin abrumar. Y que a fuerza de escuchas, lo que en un principio podría parecer una ñoñería soporífera y medio inerte. Se convierta en un estado de ánimo global e invasor.

Trece canciones que por mal que uno quiera creer, se escuchan del tirón dando un sentido global del trabajo en si, totalmente alucinógeno. Que ya sé lo complicado que es dedicarle media hora de nuestra vida a un disco, y no saltar de flor en flor buscando el hit; vagosoyshostia!! Sí amigos, e aquí la diferencia entre hacer que un estilo alcance el grado de hastío, a base de subrayar y remarcar hasta que el papel se descompone. O simplemente coger la canción como medio protagonista, y que el POP solo sea la vía por la que circula.
Sin señales ni limitaciones de velocidad, carreteras circumbalantes para ver el núcleo urbano solo de lejos; como una postal.


La timidez de su comienzo engaña. Si “Happy Hard Times” pudiera parecer a todas luces el típico y pansido tema pop que se repite una y otra vez.
He de admitir que su primera escucha me dejó como como quien quiere jamón, y le dan el desayuno en un hospital. Lo aparqué durante meses, y no fue hasta escuchar “Vinny”: un tema hacia el final que enaltece con ese toque easy listening la timidez de sus virtudes. Volver hasta el principio y ver que va creciendo en progresión cuando se llega a “New Armony”; puro caramelo primaveral. Que sí hijos de mis entretelas, que se vive tanto de montañas rusas como de columpios.

Las guitarras tintineantes de Bram Vervaet se balancean sobre el bajo juguetón, haciendo de “Volcano Lagoon” una miniatura deliciosa. Dos, tres minutos a lo sumo para dejar que todo ocurra como un distendido paseo por los jardines. El tema que da título al disco “Hum” podría ser sin ambages un Uhmmm de placer. Pop de quilates sin excesos ejecutado con precisión.
To Dream Again” consigue ese efecto sorpresa que nos descubre un disco con mucha más chicha de la que parece. De ahí en adelante tenemos dos discos muy diferenciados; y no es que el inicio sea erróneo. Sino un preámbulo que da sentido a la obra, complementando “I Am Over Here” y la perezosa “Mirage” con el sentido global del disco.

Aunque lo lógico igual hubiera sido empezarlo desde el final como los periódicos. Cuando “The Reason”, “Working on the Field” o “Angel Air” sean las que alcancen el punto álgido hacia el final; lo que invita a volverlo a degustar.
Esa la difícil tarea de hacer Pop en estado puro, sin caer en el aburrimiento. Haciendo de su escucha algo la mar de entretenido.


                                                   **************

Fue así, como lo cuento. En una Native Land de nativos en estado verdadero de flotación, mientras “There aren't many Things” nos acunaba de arriba abajo hasta las profundidades. Como aquel vídeo concupiscente de Everything but the Girl en aquella “Well all's Well”.
Hubo paz, y hasta armonía. Flotamos todos al unísono en el espacio mientras sonaba la música largo y tendido. Y como veis, son 35 canciones finales las que han nutrido esta laboriosa selección.

En ella, un testimonio más o menos fiel de lo que he considerado “lo mejor hasta el momento de este 2016”. He tenido que descartar un buen puñado, y no es porque las considere indignas de esta hasta el momento única playlist del presente año. Pero lo que está claro, es que en esto de apilar canciones. La idea se trata de además de hacer una sesión disfrutable, amena y variada, subrayar aquello que me parece interesante y digno de darle una escucha; puro gusto personal sin más pretensiones.
Los tres discos comentados siguen la filosofía de este blog, de dar voz a aquellas joyitas de las que casi nadie suele hablar.
Podrían haber sido otros, desde luego. Pero creo y espero, que a lo largo de este año. Ahora que me he detenido a repasarlos con más tiempo, acaben reseñados -o no- en este pequeño diario personal. Esta semana entrante estaré ensimismado con el Primavera Sound; después de tres años en barbecho. Lo cual no quiere decir que me obceque en cronificarlo día a día. Porque creo sinceramente, que el disfrute está en dejar que las cosas ocurran sin forzarlas. Escribiendo o posponiendo; lo importante es vivir para contarlo.
Sería lo ideal, y eso significaría que por fin he vuelto ha recuperar las ganas por imaginar escribiendo, y de perderme en la maravillosa aventura de fabular con lo que me sucede cada día.

PD. Saludos y que disfruten de la selección (vía facebook, o por petición para los que pasan sanamente de estas perniciosas redes sociales)
 00_rufus wainwright_unperfect actor sonnet23
00_underworld_if rah
01_operators_cold light
02_wintersleep_freak out
03_hallelujah the hills_the mountain that wanted more
04_m.ward_time won't wait up
05_islands_snowflake
06_the kvb_night games
07_michel cloup duo_nous qui n'arrivons plus dire nous
08_junior rocket scientist_why
09_future of the left_back when i was brilliant
10_eerie wanda_vinny
11_flowers_ego loss
12_ghost wave_don't ask why
13_nada surf_cold to see clear
14_trash can sinatras_best days on earth
15_twin peaks_butterfly
16_tindersticks_like only lovers can
17_gregory porter_take me to the alley
18_lush_rosebud
19_dctv_capital ennui
20_trouble in the wind_fire away
21_cass mccombs_bradley manning
22_wild nothing_alien
23_kevin morby_water
24_sophia_california
25_the jayhawks_lies in black & white
26_the papernut cambridge_the lady who told a lie
27_emma pollock_parts and recreation
28_car seat headrest_destroyed by hippie powers
29_pinkshinyultrablast_i catch you napping
30_novedades carminha_la mejor de europa
31_sherwater_filaments
32_leone_quien quiere ser
33_night moves_leave your light on
34_nap eyes_lion in chains
35_sr. chinarro_el castigo

viernes, 13 de mayo de 2016

HELIOGÀGAL, Y ESAS CAUSAS QUE NOS RE_MUEVEN: Mishima/Za!/Pony Bravo



Más vale tarde que nunca y...
El influjo del hechizo tropical cayó el Jueves 5 sobre la sala RAZZMATAZZ (antiguo Zeleste). Iluminando por un instante ese cielo gris turbador, como una deflagración de grisú. Por más que sea a días luz de su acontecimiento, cuando quedan grabados en esta últimamente descuidada bitácora.
Piadoso con los fariseos y alentador para quienes se conectaron sin cables ni antenas, al carácter percutivo/reivindicativo de la noche. Haciendo de una inventiva prácticamente espontánea e incendiaria, toda una exitosa convocatoria. Porque amigos, conseguir congregar a mil y largas personas en Razz con un escaso margen de un mes (movilizar, organizar y sumarse). Para acudir a la ayuda de este minúsculo, pero expansivo Bar del barrio de Gracia (plataforma literaria, poética y musical de los “sin nombre”). Tiene por lo menos, dos vítores; sino más: Heróico y emocionante!!

Este minúsculo e histórico Bar de ese antiguo pueblo hecho barrio, llamado Gracia. Con un aforo tan reducido como variadas e imaginativas son sus actividades culturales: 35 personas de cabida por 4000 conciertos en 20 años. Sufrió creo que tres multas por sobre aforo y de remate, una prohibición de eventos en directo por falta de condiciones de 18.000 euros.
O lo que es lo mismo, prácticamente obligarlo al cierre inminente por la inviabilidad del proyecto y la falta de recursos. Que ahora, justo cuando publico estas líneas se ha hecho efectivo; y salve el diablo su próximo renacer.
Siendo un poco perspicaz y habiendo estado como lo hemos. Me parece un despropósito legislar de forma salomónica a un pequeño bar, que en momentos muy puntuales de conciertos o actividades, apura el poco espacio de un bar de 35 a 50. Ni son mil y pico personas como las que reunió el Jueves de la pasada semana, ni se producen avalanchas delante de la barra o ante el escenario esquinero que improvisan; no es el caso, digo. Que las leyes están para cumplirlas? Perfecto. Que deberíamos ser más versátiles y flexibles, si de verdad queremos ser una ciudad cultural, plural y creativa (no solo para los que se forran, son bonitos, y dan una imagen de maniquí de Barcelona), también.
Que creo que nadie valora la importancia que tiene aquello que no luce, y que genera algunas de las mejores y más variadas ofertas culturales del “más con poco”. Que vale, no vende una ciudad turoperadora como la que han convertido PSOE y CIU en 10 años. Pero que se note que es posible otra ciudad para TODOS: los que molan, y los que no tanto.


Por esa ristra de motivos; suficientes. Y por otra pila que podría relatar aquí con la música en directo como eje vertebrador, y sobretodo, con aquellos que hacen de la experiencia musicocultural su leitmotiv existencial.
Son algunos de los que me empujaran a sumarme a esta extraña celebración de la desgracia ajena. Como algo que nos atañe a todos: Que la asfixiante crisis y la nula colaboración de los elevados estamentos, sean ese resorte superviviente e imaginativo que por desgracia (o suerte), sigan generando iniciativas microbianas. Que creo definitivamente, son las que verdaderamente enriquecen “una escena” -si la hay- cultural de una ciudad, y de un país.

Así que llegados a este punto. La verdad es que más importante que la triada que se sumó de manera espontánea al evento, lo era el echo de convertir en éxito/victoria este penoso suceso.
Daba un poco lo mismo tener esa cuenta pendiente con MISHIMA, desde la lejana entrevista que realicé a Carabén hace 15 años. No conocer ni repajolera de ZA! incluyendo el cangüelo que pueda dar esa especie de estilo experimental inclasificable que practican, y dejarme llevar por ese loop instantáneo que los lleva de Chemical Brothers a Animal Collective, pasando por el Afrobeat.
O que el último disco de PONY BRAVO -De Palmas y Cacería- no me acabara de cuajar hace tres años. Básicamente porque a veces, y últimamente más de lo normal. A uno le mueven motivos más esotéricos e inexplicables, cuando decide de manera totalmente inesperada e intuitiva apuntarse a un directo. Eh!! y es ahora y ya, una de las decisiones más acertadas, medicinales y reveladoras que uno pueda tomar: Dejar de lado los gustos estrictos y encorsetados, y lanzarse a descubrir y descubrirse por maniobras puramente instintivas. Si uno se moviera solamente por sus gustos y la seguridad de no arriesgarse, ahora mismo estaría haciendo ganchillo y tarareando con unas zapatillas de felpa a Pablo Abraira.

Debería, pero no voy a relatar meticulosamente cada canción, momento memorable, o incluso quien fue el campeón de la noche. Más que nada porque lo que triunfó el Jueves fue el ambiente libertino y de improvisación de la noche. Que mejor que Za!! y su puta locura para llevar al lado más oscuro a los comedidos Mishima. O en ese alarde de sesión continua entre actuación y actuación: cada banda se dejaba llevar hacia el vacío y en perfecta orgía con la siguiente. Esa cosa que tiene el directo y que destapa el daño irreparable que hacen los registros y producciones, cuando la música en vivo la que hace que la música y su ejecución sean únicos e imposibles de plasmar en un soporte físico.
Además también ocurrió entre bambalinas y en los albores de una terraza colindante, otro encuentro sideral en la 3ª fase: La del muá, y mi gran amigo Txarls de (music is my girlfriend). Que joder!! cuatro años ya desde esa última vez, cuando nos vimos en el concierto de MEGAFAUN, son muchos/demasiados ya ¿no? Tan a celebrar como el éxito de afluencia y consiguiente recaudación para esta noble causa. Y no es por ganarnos el protagonismo de la noche; válgame el señor. Fue nuestro reencuentro después de largo tiempo y el día que conectamos vía concierto de Tindersticks, y su posterior crónica.

Fue MISHIMA quien pagó nuestra lengua suelta, el agustico de la terraza con ventolera y todo y comer, que el parlamentar abre mucho el apetito al igual que lo quema la música. Pero la onda expansiva de los Barceloneses ZA! consiguió lo indecente: hacernos agitar los dos litros de cerveza previos, en una terraza de las inmediaciones. Entre charradas baloncestísticas, reflexiones temporales que se dan con la medida del tiempo, y claro, nuestra locuacidad compulsiva. Son esas conversaciones que te enseñan a ver los pormenores de la vida desde un prisma musical distinto al que conoces. Y eso solo se da hablando, en vivo, y en directo.

PONY BRAVO fue la banda idónea para cerrar la noche. Con esa guasa psicodélica característica de los Sevillanos, a la hora de airear las miserias más bizarras de nuestra existencia.
Su repertorio alcanza un grado muchísimo más rico, poliforme y flexible en directo; infinitamente mayor. Por sus composiciones, y esa manera tan incisiva y desinhibida de entenderlas cuando las ejecutan. Se puede mascar el krautrock, la psicodelia, los tropicalismos y africanismos, el blues marciano, el funk kaleidoscópico, el rock o un flamenco que más que eso, es su vena andaluza que bombea en cada acorde.

A mi inevitablemente me viene a la memoria “Las Calles de Chicago” de No me Pises que llevo Chanclas. Una banda a la que pocos entendieron cuando llevaron el Rock Andaluz a terrenos librepensadores; musicalmente hablando. Y es que la ironía y el cachondeo es a menudo tomado tan a guasa, que se nos escapa su verdadero valor transgresor.
El Político Neoliberal” fue con diferencia “EL TEMA” de la noche. Que no tendría esa categoría, sin el clímax que consigue ese órgano levitador, y los espasmos en los que se convierte cada acorde del resto de la banda. “Mi DNI” esa declaración clara y frontal de intenciones y sobretodo de su filosofía creativa. “Ninja de Fuego”, “Mangosta”, “Noche de Setas”, “La Rave de Dios”...
El cierre total de una noche que reclamó a ritmo del “No tengo Dinero” de los hermanos Righeira, fue colosal. Músicos en su totalidad sobre las tablas, magreando cada ritmo, impulso y espasmo de una especie de Rap que el dúo de Za! llevaron a cotas surrealistas.

Como siempre pasa o suele, el final del concierto celebrativo nos tiró al barranco de los desenlaces. Buscando como quien no tiene casa, un bocadillo con el que hacer colchón a tanta cerveza y bebercio. Acabamos en otro bar de las proximidades y allí, más risas, mucha complicidad, hijos putativos de la música. Esas hondonadas generacionales que creemos nos separa, y nos unen con lianas invisibles. Mi buen amigo Txarls, sus escoltas de los Karl Malone de La Isla y una acoplá que se unió al final de fiesta; para darle más locuacidad a lo que no se explica. A lo que flota en el aire y transmite.
Gloriosas noche que se escapan de la docencia y la narrativas, que bien vale un viernes; y ellos saben que sí.

lunes, 2 de mayo de 2016

ELECTRÓNICA QUE REANIMA EL ALMA: A GUY CALLED GERALD/TO ALL THINGS WHAT THEY NEED_2005





Han pasado quince largos años y entre medias... Una vida entera mutante, que poco menos nos ha dado la vuelta como a un calcetín.
En este trayecto pedregoso con mensajes prácticamente indescifrables; en cuanto y cómo fuimos avanzando. Suele ser norma, digerir sin apenas tiempo de alcanzar a entender con exactitud las cosas. Sabemos que nos nutren, que nos forman y nos moldean tal cual somos. Pero no es hasta pasados unos largos años, cuando de verdad somos capaces de entenderlas.
En este proceso; por suerte o por desgracia. La madurez y las arrugas, son el único jeroglífico en braille con el que sintetizar y aislar las cosas, con la suficiente perspectiva que da la altura y la lejanía.

TO ALL THINGS WHAT THEY NEED/2005 fue un disco de regreso, de aquellos que enfatiza con el rigor del anonimato, la grandeza de un alquimista adelantado a su tiempo.
Gerald Simpson; mancuniano de procedencia y Jamaicano de ascendencia. Reventó las pistas de baile alternativas a finales de los 80 con Voodoo Ray. Un tema hipnótico y espiral que hacia de nexo entre el AcidHouse en declive, y la escena indie scalidélica en efervescencia. Drogas, ácidos y lsd al servicio del derrumbe ideológico e inspirador de una de aquellas épocas a la deriva: 808 State, Happy Mondays, KLF y después Stone Roses... hasta nuestros días.

Nunca me sentí atraído por esa manía de eternizar ritmos repetitivos y tribales. Pese a que con 16 años, el sonido house de chicago sonaba y amenizaba las discotecas de mi adolescencia.
No es que no me gustara teniendo en cuenta que fue la electrónica la que me sedujo con 12 años. Pero me fue imposible por aquel entonces no someter el dilema electrónica/guitarras, a un juicio dogmático con final amistoso.
Ganaron las guitarras por decreto idealista. Y no fue hasta diez años más tarde, cuando entendí que la música se rige por una métrica común y consaguínea: Da lo mismo las herramientas, cuando el destino es común.

A principio de los dosmiles, fueron varios los discos que me hicieron volver a recobrar esas mismas sensaciones lisérgicas. Traducir las pulsaciones mecánicas y tan orgánicas a la vez, como un lenguaje expresivo y puramente cultural. Solo lo consiguen en mi caso, discos como el regreso de A Guy Called Gerald. Justo cuando había un abismo generacional de por medio, y cuando es inevitable ver que perteneces a otro tiempo pasado.
TO ALL THINGS WHAT THEY NEED mueve los goznes de otra manera, pero el objetivo y el resultado es muy parecido. Lo único que invierte el mensaje, es el momento y el tiempo en el que se publican. Y supongo, que por eso, es el tiempo el único juez que los puede alzar objetivamente como obras imprescindibles.

Son esos sonidos de fondo naturales que emergen como el principio de todo, de la evolución: Los microorganismos invisibles entre los sedimentos marinos. El oleaje que se rompe en las playas desérticas del Pacífico, y la espuma a borbotones arañando la orilla. Esa especie de engendro con ojos saltones que se arrastra por la arena a base de espasmódicos movimientos y que cobra vida con “American Cars”. Una metáfora futurista hecha con brillos y deslumbres prácticamente intangibles.
To Love” ejercita el Drum and Bass gimnástico como una danza de calentamiento y estiramientos. El animalillo con las extremidades atrofiadas salta y se adentra entre la madreselva y los helechos, guiado por los mensajes de Ursula Rucker de gangsta aterciopelado con “Milenium Sanhedrin”. Y es “Call For Player” quien alcanza por fin la explanada diáfana e inmensa.
Esa unión de lo puramente ancestral y la mezcla de culturas milenarias. Podría ser un boceto a trazos instintivos con los que crear a un híbrido entre Dead Can Dance y The Residents; transgresión espiritual.

Este disco abandona la épica mayestática carmesí de la pista de baile: La destructora de la electrónica industrial y decadente, que la acabó prostituyendo para saciar los instintos más básicos. Para enfatizar en lo más primitivo; así se hace en “Meaning”.
Tajeen” o “Stranges Changes” se alzan como un TripHop vetusto y secular. Eso que ahora se entiende mejor cuando se escucha a Nicolas Jaar o a The Field. E incluso a la reescritura que jamás se atrevieron a indagar Massive Attack o Tricky: Negritud jazzística y sedosa al servicio de la maquinaria. TO ALL THINGS WHAT THEY NEED es un disco orgánico y conceptual único en su especie. No lo postergó, lo vomitó y ahí lo dejó. Un disco revelador perdido en el tiempo, a la espera de que alguien lo entrone como al Remain Lights de Talking Heads: material de laboratorio para que Brian Eno experimentara. Igual es demasiado aventurado y arrogante, compararlos. Pero son dos de los pocos discos, que parecen estar concebidos para explicar la evolución de la música en cuatro trazos cuando todo se vaya a la mierda.

Basta con escuchar “First Try”, “Pump”, y llegar a gatas exhausto hasta tocar “What God Is”. Y ver que aunque muchos lo han intentado, lo han recreado incluso evolucionado. Nadie como Gerald Simpson definiendo tanto en tan poco: La evolución de la música electrónica o no, en diez trazos y cuarenta y seis minutos.
Música escapista, Drum and Bass, Trip Hop, New Age, Acid House, Ambient...?? TO ALL THINGS WHAT THEY NEED es el centrifugado de la electrónica fallida lanzado al espacio ingrávido y eterno. ESSENCE/2000 fue el tubo de ensayo donde imaginarlo... discos para la posteridad.