07: CAMERON WINTER_HEAVY METAL Vs. LA LOMA 2021 de
Miguel Merino, Briones(La Rioja Alta)
Hay discos que llegan a punto, justo a tiempo.
Cuando parece que todo va a descarrilar, y empiezas
a arquearte y recargolarte, lo mismo
que cuando estabas en el vientre de tu madre; solo que de viejo. Aparecen a
veces, canciones sigilosas y silenciosas que se te cuelan por la pernera con
ese tacto cálido que te afloja las caderas.
Su medicina (la de esas canciones), basada a veces
en los fracasos, la fragilidad o la inseguridad. Escarba como nadie con uñas
rotas, padrastros y llagas, en eso que todos llevamos bien adentro y que nos
horroriza sacarlo a que les dé el aire, se ventilen, y nos exponga.
Quien nos las canta en este caso, es un enviado de
esos luceros que pululan de tanto en tanto por la red para blocar incógnitas y
descifrar ideas (Stradanakis aka Roger Estrada); sería esta vez el correo
del Zar.
Y yo, el asalta diligencias oportunista que se
conchaba con la banda de Dick Turpin
¿o iba solo?
Este espigado chaval líder y cantante de los
contorsionistas y poliédricosGEESE. No ha esperado a consagrarse,
desfondarse y hacer parada y fonda para publicar su primer trabajo en
solitario; como se supone que haría cualquier hijo de vecino.
Y en el impasse
entre el último disco de la banda de Junio del 23 con 3D COUNTRY, y el 15 de Diciembre del pasado 2024; fecha en la que
apareció esta joya. Se nos cuela en pijama y descalzo sin importarle los
preparativos y la gala de eso que to
quisqui llama: LO MEJOR DEL AÑO (corre que se acaba y el 1 de Enero, se
enflorece y ya, pa tirar). Con una de
esas cosas de las que te puedes encariñar tanto si los fastos navideños te
deprimen, como si la escapatoria a la felicidad obligada es para ti: la
melancolía, la reflexión y si quieres, la recreación del dolor precisamente
para aliviar eso mismo.
En Heavy Metal tenemos a un barítono Cameron Winter
sentado sobre la cornisa de un edificio alto de su natal Nueva York. Observando
igual que un héroe con las típicas dudas existenciales que le provoca su
desagradecida clientela: Sin saber si dejarlos a su suerte, oreconvertirse a supervillano aniquilador; y no es para menos.
Para nuestra suerte, y mientras se decide.
Las diez canciones que nutren esta especie de oda
surrealista que como en los sueños. Conectan lo real, con lo caótico e
inverosímil, desencadenando esa misma sensación perturbadora que los sueños te
provocan, cuando tienes la certeza de que hablan sobre ti, pero que eres
incapaz de descifrar.
“The Rolling Stone” siembra esas
primeras semillas para emprender la travesía poética redentora de Heavy Metal,
exigiendo que abandones el equipaje y te dejes llevar - Como Brian Jones, nacímos para nadar.
Después llega mi particular manera de disfrutar de
esta mágica obra. Donde los típicos patrones de gusto y preferencias se diluyen
y van cañería abajo. Y sucede, que la forma narrativa con que nos canta/cuenta
Cameron Winter. Tan solo necesita la música justa, que igual que los sonidos
mundanos y con esencia minimalista, de guitarras sutiles, con saxos, oboes,
percusiones aparentemente desasociadas, pianos que pululan, y notas que
aparecen como motas de polvo en suspensión.
El discurso de este tipo se refuerza con “Nauisacaä
(love will be Revealed)” con
un soul más convencional y familiarizado con Van Morrison o un primerizo Rufus
Wintwright. Como sucederá en la mágica “Cancer of the Skull” o “Can´t
Keep Anything” y los santísimos coros que aparecen de tanto en tanto
para hacer más llevadera la travesía.
Cameron se ha implementado tanto en su propio yo y
en su viaje interior de fuerte inspiración para con Ton Waits y Leonard Cohen;
dicho esto por él. Que cualquier intento de contexto personal del oyente, puede
resultar un esfuerzo inútil y en vano.
Pero que curiosamentey voilà!!.
Funciona de manera mágicamente inexplicable y
conforme se incide en sus escuchas. Igual que un recurso propio a un viaje
interior y contemplativo donde la música, poesía e instrumentación poco
intrusiva ejerce como una especie de influjo lunar.
Digamos así para entendernos. Que Cameron Winter ha
dado a luz uno de esos discos nacidos no convencionales. Pero que conecta
perfectamente por una -hipotética- necesidad de cortar de cuajo el cordón
umbilical que nos arrastra a la inercia social actual. Con códigos que nos
hacen cómplices sin saberlo muy bien.
Y es que la música y la lírica tiene esas cosas que
tampoco hay que explicar al dedillo y convertir todo lo artístico en una
confesión al cura delbarrio; de verdad,
no hace falta, son canciones y ya.
Podrás sentarte junto a él al filo de la cornisa
contemplando el vértigo del caos reinante.
Pero también podrías encaramarte a una loma; la de
Miguel Merino. Para arreciarte con los paisajes únicos de la anómala parcela
plantada en 1946, que da este vino tinto puntiagudo y rara avis. Con una copa,
y abrazado a la botella de este riojano de Tempranillo y una pizca de garnacha.
LA LOMA 2021 tiene el privilegio de ser uno de los
100 puntos del pirado de Tim Atkin; y
que me perdonen si no comparto esa ida de olla de otorgarle atributo de
perfecto a cualquier cosa en el mundo.
Pero eso sí, admito que este tinto de La Rioja Alta
que poco o nada tiene que ver con los convencionales y prestigiosos Tondonia,
Castillo Ygay, La Rioja Alta 890, Artadi etc etc. Me robó el corazón en esa
suerte del destino que mi amigo Carlos GC tuvo a bien compartir con el grupo en
el que me enrolé hace ya más de diez años.
Y para poneros en precedentes, podríamos decir que
Miguel Merino pertenece a la nueva corriente de elaboradores riojanos que huyen
despavoridos para mi suerte, de: Esa forma de elaborar convencional, en la que
el prestigio del vino se impone sin piedad ninguna sobre la viña, el terruño y
la particularidad del suelo, con tal de no decepcionar a su cliente potencial
que busca voluptuosidad, cuerpo y músculo para guardarlo eternamente.
Y ojo, te puede gustar La Loma (o debería), pese a
que disfrutes como también hago yo, de un Gran Reserva Tondonia, un Mas La
Plana de Torres, o un Pagos Viejos.
Pero claro, es que la vida es muy corta como para
que te atrincheres en ese tipo de cosas (las que sea), que no hacen más que
ponerte condicionantes a la hora de disfrutarlas, o incluso por tu mismo bien y
que no se te robine el sistema
cognitivo, criatura mía. Y ciertamente, las cosas deberían también ser, fieles
a su origen o por lo menos mostrártelo sin querer agradar o contentar a
todos/as; ser honestos y consecuentes con la identidad de su origen.
Así pues. Lo que encontramos en La Loma, es un vino
de una finca curiosa y única por situación y composición geológica a la par de
los 80 años de sus viñas. Que la familia Merino por fin adquirió en 2021, pese
a que la explotaba arrendada desde el 2015. Y donde una veta arcillo-ferrosa
rarísima en la zona, atraviesa la escasa una hectárea y media de este viñedo.
Junto a su composición calcárea salpicada de gravas para que drene bien y
obligando por su pobreza, a que la misma profundice hasta el infinito y más
allá en busca del mineral que le otorga su particular carácter y delicada
tanicidad.
Pero bueno, ¿y que pasa después de este tochazo que
os estoy soltando?
Pues que Miguel Merino y su mujer no hacen una
vinificación intrusiva al uso, y se aprovechan de esas extraordinarias
particularidades para el vino nos cuente con más detalle, lo que pasa cuando
hablamos de vinos de paisaje, paraje o como narices queráis llamarlo.
Selección exhaustiva grano a grano e incluso
repetida si la añada ha sido más complicada coma la 2022 en curso; con el curro
que eso comporta. Maceración prefermentativa en ínox durante tres días a
temperatura controlada. Suaves y ligeros remontados para no extraer en exceso y
buscar su sutileza. Y tras la fermentación su paso por bocoys de roble
franceses de 500 litros, donde de forma
espontánea y con sus levaduras indígenas el vino realizará la fermentación
maloláctica final.
Dando un año y poco en barrica usada, el tiempo de
crianza del susodicho vino.
Y a ver, lo que os importa de verdad ¿Qué nos dice
el vio?
El vino es una mezcla curiosa de carácter, harmonía
y sutilidad.
La parte del carácter se la da su personalidad
mineral ferrosa y calcárea donde pueden despuntar notas de naranja sanguina,
salinidad, y especiados. La sutilidad por la cual se combinan los frutillos
negros (moras, arándanos) de la tempranillo, con esa parte láctica a yogur de
fresas ácidas y florales de la garnacha. Y la espectacular armonía que tiene en
su paso por boca donde todo lo anterior se convierte en una sinfonía de placer
absoluto. De taninos precisos y delicados, y un final largo, envolvente y
refrescante.
Uno de esos vinos donde al primer ataque puedes leer
ese mimo con el que se ha hecho, y que obedece al bajo rendimiento de sus viñas
viejas. Y donde no se pretende perpetuar en una guarda eterna, sino en una
lectura del presente más inmediato en la que la heroicidad primordial es la
sabiduría de estos viñedos.
Así pues, que queréis que os diga. Que si bien la
inaccesibilidad por precio y escasez de este preciado pepino pueda suponeros
una quimera. Hacedme caso y considerad que la vida es demasiado corta y
frenética para privarse de detener el tiempo con estas dos preciosidades. Que
desde luego, os costarán mucho menos que un móvil de última generación o un año
en una plataforma digital de esas que te condenan como una hipoteca.
Abrazos gordos, y solo espero que no me demore tanto
en el próximo maridaje vínicomusical.
Mucha
gente desprecia y considera la ignorancia una ofensa. Yo no, y dirán
¿porqué?
Pues
porque el considerarse ignorante o aprendiz de todo; como a mi me
pasa. Me hace curioso, pasional y emocionado de encontrar quien me
enseñe el brillo de la luz en la oscuridad, y la chispa que produce
la combustión del descubrimiento.
En
realidad, aquellos que te enseñan o te llevan de la mano con un
empujoncito, no son sabios, sino transmisores. Y es lo que desearía
ser yo ahora que tengo 49 años: Un mero transmisor de pasiones y
experiencias. Es el único objetivo noble que nos queda en la vida
caballeros y señoras: COMPARTIR Y DESCUBRIR LO INESPERADO COMO UNA
PEQUEÑA Y COTIDIANA AVENTURA.
Hoy
me he despertado con la satisfacción de recorrer de adelante y hacia
atrás, toda mi vida, a través del líquido vínico aka vinílico.
La experiencia de llegar a un punto del camino, mirar atrás, ver el
camino hecho, el punto en el que estamos y lo que nos queda por
recorrer. Una maravilla envejecer así amigos.
El
cumpleaños de uno de mis compañeros de viaje en la excitante
travesía por conocer vinos, descubriéndose a uno mismo y a la
naturaleza de nuestros sentidos humanos. Nos ha dejado ahora mismo en
un punto del trayecto, donde las sintonías, diferencias y distintas
perspectivas se traducen en auténtica amistad.
He
mirado a mi alrededor y me he sentido bien acompañado por otros que
se han unido, y a los que también les brilla la mirada. Han
explotado carcajadas incontroladas, verdaderas e infantiles por el
divertimento. Nos hemos reencontrado y echado de menos como
significado del aprecio y sobretodo:
Hemos
jugado como niños en un parque de atracciones sin hora de volver a
casa. Justo, cuando la luna grande se acurruca hacia una luna nueva.
Realmente
no se si me apetece hablar de los vinos que este cincuentón ya,
dispuso para su camada. En ese paciente arte de guardar para luego
compartir y experimentar en grupo su misma emoción. Y cierto, lo veo
así, ahora que ya llevo yo cinco años guardando vinos, esperando la
llamada secreta del alma. Que te avisa del momento idóneo.
Pero
no me entretengo más. Pues sería una injusticia no constatar en
este diario, lo que se interiorizó. Teniendo en cuenta que he
extraviado mi cuaderno de anotaciones, y al final solo me sacia el
relatarlo para retener.
Un
GRAMONA ENOTECA del 2000,
desgorjado el 2012.
Sí,
ahí es ná. Diecinueve años de laaaargísima crianza, a quien se le
dio el pistoletazo hace siete años.
Un
pequeño milagro sin etiquetar que Linda Díaz (una encantadora y
pasional embajadora de la bodega, a la que ya tuvimos el gusto de
conocer y que rebosa generosidad). Le regaló hace años en una cata.
Se
oyó que estaba un poco cansado en boca, aunque sinceramente mi
inexperiencia en espumosos solo me da para alucinar con el paso del
tiempo y el efecto que produce en los vinos de larga crianza y mimada
elaboración:
Exuberantes
y embriagadores aromas a bollería, repostería y esa reducción que
asoma los ligeros oxidativos, que a mi (personalmente) me pierden. En
boca la acidez ligeramente astringente salva ese cansancio; aunque yo
creo que es el efecto de la burbuja integrada: Que se ensambla de tal
manera con el espumoso, acabando por convertirlo en un vino de
carácter mítico, concentrado y licoroso. Pese a que deja un final
cítrico limpiador, fantástico.
VIÑA
TONDONIA RESERVA de 1969
Yo
que tanto me vanaglorio por nacer el 70 y considero el mejor año.
Sinceramente envidio nacer en el 69; connotaciones eroticosexuales
aparte (o no).
Orgasmo
o sí, mi sugestión temporal no alcanza a imaginar in situ, lo que
significan 50 años de vida en un vino.
Es
como sensación de eventualidad y nimiedad por la novedad que tan
excitante hace hoy a la mayoría de las personas. Digamos… que es
como postrarse ante la inmortalidad de quien se cree que la clave del
éxito es la inmediatez.
Está
claro que desgraciadamente ya no se hacen vinos como este. Pero es
imprescindible para entender el presente, ser capaz de materializarse
aquel año y ver todo lo que ha ocurrido hasta hoy. Para elogiar y
maravillarse con la estupenda nariz sin rastro alguno de terciarios
(cuero, animal).
Ya
que no siendo un Gran Reserva, se supone que no debería estar
preparado para envejecer tantos años con tal prestancia; pero que se
lo digan al Viña Cubillo del 85 que saltó más tarde.
El
simbólico Rioja dio paso a un primer peso pesado: Otro estilo, otra
época.
LAS
LAMAS del 2003, o esa versión Top más frutal que los
sobrinos de Álvaro Palacios elaboran en el Bierzo junto a Pétalos,
Corullón o Moncerbal.
Hermético
en un principio, pues es un vino Atlántico que define como nadie una
zona y su climatología. Preparado para envejecer musculando taninos,
mineralidad y acidez. Pero que 16 años más tarde y tras paso de
ronda para que se airease. Ese primer envite de cueros, de animal y
de cerrajón, ves que por arte del oxígeno se transforman en seda,
concentración deliciosa y profundidad.
Es
como un paseo por un bosque de castaños en pleno otoño: Con el
perfume de las bayas, las trufas, el musgo y un ligero toque
mentolado hacia el final, que lo hace intenso pero refrescante y
extraordinariamente vivo. Un vino al que se le presienten muchos años
todavía de vida, un guaje vamos.
Y
llegamos al primer bicho de la noche o como diría yo… De entre
todos los disfrutes, divertimentos y experiencias varias que te
proporciona la vida. Aquellas que se diferencian de las demás,
porque te dejan huella y subrayan un antes y un después:
Como
los enamoramientos juveniles que uno rememora por puro masoquismo
placentero.
CLOS
RENÉ POMEROL 2008
Ya
descubrí este verano la lujuria de los Merlot fríos en Sudtirol.
Pero en vinos franceses, lo admito, soy un absoluto ignorante de tomo
a lomo.
INCREÍBLE
sin más. El Merlot de esta afamada bodega de Burdeos es una de esas
experiencias que se deberían tener; sino fuera por su elevado coste
y la guarda que precisan. Yo no me la puedo permitir, está claro.
Es
uno de esos vinos que podrías estar oliendo toda una vida, y de la
que si algún lumbreras le diese por crear su perfume. Yo sería un
comprador fiel y sumiso.
Y
es que es taaanto, lo que te puede dar el olfato cuando lo entrenas,
practicas y estimulas… Diría que es lo que más aprecio en todos
estos años intentando entender el vino, y el efecto cordial que
ejerce sobre el género humano y sus relaciones.
Equilibrado
en su voluptuosidad, preciso, encantador, seductor… Yo que sé!!
Esos fresones maduritos y licorosos pintados de cacao; pero muy
ligeramente eh? Ese ver sin más código o explicación, que estás
ante una obra de la naturaleza ayudada de la humana que marca la
diferencia pero sin excesos; todo sutilidad.
GRAMONA
III LUSTROS 2011
Sencillamente
infalible y poseso adicto a este todo en uno de la estirpe Gramona.
Donde insisto: Se da un poco el alma de esta bodega
independientemente de la añada; aunque mientras más viejuna mejor.
Bofetón
de frescor, complejidad y limpidez que arrastra por un instante el
peso de los anteriores vinos. Y para que mentir, siendo ya enofílico
perdido de este cava de larga crianza donde el vino base es el
protagonista. No podría ser imparcial (lo siento), y me río un poco
por lo bajini del Celler Batlle y el Enoteca. Aunque se esté
subiendo un poco a la parra con el precio.
HENRI
GERMAIN BOURGOGNE MEURSAULT CHEVALIÈRES 2012
Remarco
mi ignorancia en vinos, territorios y peregrinajes varios al país
vecino; no por nada en especial sino por falta de abarque para
abrazar.
Pero
como empezaba: No hay como ignorar, para despertar interés y dejarse
sorprender.
Y
en eso y en otros menesteres, Carlos siempre ha sido el más
explícito de los catalizadores cuando se habla de sentidos, y
expresiones que los ilustren; sus caras son todo un cuadro
de Monet en forma de sensaciones,amigos.
Algún
Borgoña he probado y tengo por ahí guardado. Pero nada como tener
la oportunidad de sentir lo que significan ciertos años. En blancos
con peso y acidez suficiente para que convertir los mismos, en ese
truco(tachaaaán!!)de
magia, y, flipar sencillamente:
Crocante,
es la única y más socorrida de las
definiciones que se me
ocurren.
Dentro
de esa espontánea palabra, se abarca: La untuosidad de las lías, la
fruta y la flor blanca, el terruño ligeramente mineral (calcáreo y
ligeramente salino), los recuerdos a hinojo, esparto o retama… en
fin. Un todo en uno de gran longitud, fondo y
volumen que expresa un gran Chardonnay,
que ni el mismo Joop Zoetemelk lograría; si se diera el caso y se
pudiera beber.
Supongo,
o creo, que a eso se le llama “equilibrio” o “estructura”.
Pero yo creo sencillamente, que me mojé.
CONTINO
ROSADO 2016
De
crocantis y exquisitas acidezas seguimos hablando, con este Rosado de
alma tinta. Que mágicamente reúne las mejores virtudes de un tinto
y un blanco.
Graciano
55%, Garnacha 40% y Viura 5% dan un equilibrio perfecto a este Rosado
con personalidad y desparpajo; para se siga tratando con desprecio a
los rosado o vinos espontáneos.
Un
socio perfecto para deglutir cualquier elemento graso y marino, y una
virguería para descifrar los placeres de comer y beber per
se.
VIÑA
CUBILLO CRIANZA TONDONIA 1985
Una
de las sorpresas gordas de la noche; entre muchas, pero para mi, la
más curiosa. Y confieso que siendo drogodependiente de Viña
Tondonia, los Cubillo no me entran ni a tiros.
No
estaba muerto, estaba de parranda!! cuchíbiri cuchíbiri cuchíbiri.
No
señor. Ese Cubillo con la ropa hecha jirones y 34 años a sus
espaldas. Conservaba esa acidez de salud de roble, y ni rastro de
terciarios, cuero o signos de desfallecimiento. Una ricura de esas
que te ponen el contador a cero, y demuestra una vez más. Que no hay
mejor antídoto contra la mediocridad que la espontánea sabiduría
de la anomalía; la que te cura en el fondo, de los malditos
formu(a)lismos.
TINTO
VALBUENA DE VEGA SICILIA 1985
Y
fue así a traición y cuando las carcajadas sonaban más a oquedad
por semejante festín. Que los ojos alumbraron como platos igual que
un cenital sobre el protagonista.
Que
apareció en escena un mito. Y digo un mito, porque yo, que algunos
confunden con algún tipo de reputado experto en vinos, o yo que sé.
Jamás he probado un Vega Sicilia y otros tantos. Igual que tampoco
he escuchado en profundidad ni a los Rolling Stones, ni a los Kimks
¿sentimiento
de culpabilidad, remordimientos o vergüenza? Ninguno!!
Eso
sí. Fue una experiencia que solo la puedo comparar con la de mi
primer Pingus: Como alguien del que todo quisqui habla y venera, y
que sobradamente colma tus expectativas.
Perfección
sería la palabra. Y mira que he bebido grandes vinos y los que te
rondará.
Todo
en su sitio, elegante aunque también austero, expresivo pero sin
estridencias, generoso a más no poder en perfumes, recuerdos y vida
de ida y vuelta. Como una de las buenas de Bill Callahan, la
delicadeza de Miles Davis o el poder de Nina Simone. Un regalo para
los sentidos. Y fácil de beber a más no poder; no hace falta ser un
entendido para levitar.
Como
si no hubiera sido suficiente y entre el barullo de jadeos, gemidos y
suspiros; laaaargos suspiros.
Va
y aparece un
ÚNICO
DE VEGA SICILIA DE 1991
Máxima
expresión. Y no hay muchos adjetivos que añadir, o que por lo
menos puedan abarcar con más o menos certeza el sinfín de
evocaciones que provoca este vino.
Dicen
que no puedes morirte sin probarlo aunque sea una sola vez en la
vida. Y no seré yo, que desmitifica a cada paso;
el que ponga en entredicho esta afirmación. Pues seguramente sea la
brevedad de una copa, quien lo corone como “el mejor vino que he
probado nunca?”
Lo
cierto es que… una vez así. No crean que lo que define a este tipo
de vinos sea la voluptuosidad, solemnidad intimidatoria o imponente
personalidad; que va. Es más bien como una explosión cegadora donde
los sentidos, tienen que calentar, estirar y darlo todo para acertar
a definir en pocas palabras todo lo que da. Porque además, el cabrón
es tan fácil de beber, que te olvidas de qué es lo que te seduce
concretamente.
Flechazo
o amor ciego, que es como también lo llaman.
Por
si alguno se preguntaba a esas alturas de la noche, mientras iban
subiendo platillos de la sala baja del ODDVAR: Un
rest/pub/bar/gastroreducto/y… nuestro campamento base desde hace un
año. Y que en los casi 20 años que llevo viviendo en Cerdanyola, no
hay un solo día que me lleve una sorpresa por sus atrevidos.
Sabes?
Ese tipo de cosas que hace que cada día que te quitas las legañas y
te lavas la cara, no sepas con certeza, que sorpresa te va ha dar la
vida.
Y
es un poco eso, amigos. Salir de cacería como los primeros
pobladores del planeta. Sin saber si comerás, o serás cazado.
Aventura.
VIÑA
REAL GRAN RESERVA 1975
Saben
lo de la inmortalidad? Nada heroico ni superpodérico eh? Sino más
bien de ese tipo de personas que se cruzan en tu vida y dejan huella.
Esa sensación de haber perdido el amor de tu vida, ni que sea por
ese latir en la boca del estómago o ese nudo en la garganta. O la
felicidad que da sentirse acompañado por amigos?
Pues
la de este vino antiguo; de los que ya no se hacen, cuidao!!
Contaba
yo con cinco años y tengo ahora 49.
Solo
pensar eso, hacerse una idea de que ese vino tiene la misma vida
aproximadamente que tú; o por lo menos la reclusión en vida. A mi
que queréis que os diga, me alucina y me hace pensar lo leves que
somos en realidad, circunstanciales vamos.
Sin
rastro aparente de cansancio o arruga, y si te dijeran que se ha
embotellado hace 8 años, hasta te lo creerías.
Acidez,
fruta, longitud y zancada larga como la de un fondista incansable.
Notas de madera en descomposición en medio de un bosque de
eucaliptos, volumen y amplitud como tu madre abriendo las ventanas
por la mañana. El perfume de la mañana, claro; como el día.
Increíble.
Que gozada. Y que bien sabía quien seleccionó esa añada para
embotellar esos Grandes Reservas, solo cuando reunía las condiciones
de añada excepcional.
Dejamos
las ínfulas del grandiosismo y hasta pudimos vislumbrar con la palma
sobre el entrecejo; en lontananza. Esa primera botella de vino que
compraste con veinitipico años; como si te bautizaran de nuevo.
Esa
botella imponente de todos tus ahorros tirados en líquido. La que
sería (o debería ser), el detonante de tu afición al zumo de uvas.
Por
lo menos la mía fue.
Una
botella de Viña Ardanza que disfruté igual que mi primera vez en
todo.
De
hecho, todavía y cada cierto tiempo, me vuelvo a regalar una. Para
revivir como si fuera ayer, mi primera gran botella de vino; la que
hizo afición.
No
fue una del 69; claro está. Pero fue esa botella cómplice para
cerrar la noche. Sin importar demasiado si estaría a la altura de
todas las que no bebimos aquella noche.
Está
claro que no. Pero poco importaba
Beberse
un VIÑA ARDANZA DE 1969,
era esa especie de homenaje que todos deberíamos rendirnos. Igual
que repasar aquellos discos de adolescencia o quedar con los viejos
amigos del barrio para conmemorar nuestra existencia.
Se
habla estos días de la bota de oro de Messi. Pero para bota de oro
la 25 de Manzanilla Pasada
de Navazos, y las cabriolas que hizo Carlos GC aquella
noche con el balón.
Entre
vítores y oles que salimos con él a cocoletas.
Felices
50!!
P,D:
In Memorian de Lluis Pablo
Maestro
sin título ni honores oficiales, que nos abrió nuevas rutas de
disfrute en esto de los recónditos Riesling Alemanes de Mosel &
Co. Con eso que no se mide ya con puntos, medallas o fama: La
autenticidad y el terruño.
Y
que por ende, nos hizo aún más felices siguiendo la estela de su
sonrisa eterna y pasión por la aventura.
Nos
ha dejado muy muy muy solos, tristes y desamparados con escasos 51
años. Pero afortunados por haberlo conocido y seguido; aunque sea de
15 minutos como es mi caso, en una comanda conjunta con Carlos.
Válgame el
señor!! lo miserablemente abandonado que tengo el rincón de los
vinos: Las botellas vacías por medio , los cercos de la pasada noche
en la mesa , y los labios aún tiznados de color morado de la
esencia. No tengo excusa es así , para que vamos a andarnos con
memeces; la verdad es que arribar al último mes del año tiene esas
conjuras y maldiciones , nunca se cumplen los propósitos a los que
uno se encomienda con fervor.
Estamos
frente a una revolución vitivinícola silenciosa y muchos aún no se
han enterado. En verdad de silenciosa no tiene nada , pues los gritos
de proclama se sienten ya desde cualquier rincón de nuestra
geografía. Y anoche mientras el grupo inquebrantable rubricaba un
magnífico año de catas en una cena de hermandad en la fastuska de
nuestro amigo Joaquín. Alex dejó caer una de las muchas reflexiones
y debates que a mi personalmente más me impactaron: “aquello que
diferencia el precio de mercado de los vinos Franceses y Españoles
en la actualidad , y lo que impone los varemos en definitiva de los
precios de los vinos: En Francia son los viticultores los que los
fijan y en España es la bodega”
Con esta
rotunda afirmación se pone de relieve el porqué una botella de vino
o Champagne vale lo que vale y porqué en España tenemos el lujo de
disfrutar de unos caldos a precio inmejorable. Quien lo afirmó sabe
lo que se dice , pues lleva toda su vida dedicándose a comercializar
vinos.
Así se
explica el precio irrisorio que se le paga a un viticultor por el
kilo de uva , porqué han nacido de esta curiosidad pequeños
viticultores que crean directamente sus vinos , o el echo de que
cooperativistas se hallan convertido en bodegas de renombre siempre
al amparo de los auténticos autores de vinos , los enólogos.
De esta y
otras muchas disertaciones podría nacer debates interminables.
Aunque en el fondo todo se ha de tomar como pequeños detalles que
sirven para ilustrarnos sobre la elaboración del vino y sus
particularidades , que nos enriquecen y que por supuesto como todo en
la vida nos enseñan a valorar las cosas en su justa medida: El
aprendizaje ha de ser siempre continuo , aprender para disfrutar al
fin y al cabo.
No es así
casual que nos topemos con vinos como PIES NEGROS o VENTA DEL PUERTO;
este último fue una de las gratas sorpresas que nos ofreció el
bueno de Quim , debidamente envuelta en ese papel de aluminio y que
nos devanó la sesera intentando asociar su personalidad con una uva
concreta o con una manera de hacer.
Vinos que
abren nuevas rutas de descubrimientos , de jóvenes emprendedores ,
de mucho trabajo y de un cariño casi microbiológico. Es así como
se pueden encontrar pequeñas joyas que no hacen más que mandar al
garete la idea estereoptipada que hace que la mayor parte del público
crea que cada zona tiene un determinado vino con unas características
determinadas. Que la tradición ancestral de los vinos Riojanos son
el mayor exponente de finura que depositaron los primeros Franceses
que pusieron los pies en estas tierras , es evidente. Basta con
apreciar la casta de TONDONIA , RIOJA ALTA , VIÑA ALBINA etc. para
que se nos antoje un disparate comparar unos con otros. Pero lo
cortés no quita lo valiente y si a mi en particular no me acaba de
hacer el peso ese perfume único del Tempranillo o la madera marcada
de estos vinos , no quiere decir que no sean un gran tesoro a
preservar por los amantes del buen vino.
Lo genial es
descubrir que los mitos y los muros están para derribarlos y
disfrutar de ambos. Y aquí es donde entran en escena vinos como PIES
NEGROS o VENTA DEL PUERTO , dos vinos que al catarlos resulta difícil
ubicarlos en un punto concreto de nuestro territorio. Pies negros es
un crianza Riojano que desmitifica a los Riojas clásicos y que este
año toma un nuevo nombre con el que quiere reivindicar el proceso
artesano del prensado de la uva.
Un tinto de
color intenso que ya muestra interesantes cualidades con tan solo
observar el tiznado del corcho y el color del líquido sacrosanto
cuando este cae en nuestra copa: Un rojo intenso e impenetrable con
un ribeteado amoratado fruto del Batonage que ya presiente ese
carácter de frutos silvestres rojos y negros.
Las
composición mineral de las zonas escogidas para su cultivo ( Abalos
y San Vicente) dan también el carácter particular y sorprendente a
este joven tinto al que le gusta jugar al gato y al ratón cuando nos
enseña sus cualidades. Tiene una impronta carbónica y mineral pero
a la vez poco exigente a la hora de mostrar los toques de vainilla ,
arándanos , licores acaramelados y tostados en nariz que evoca con
su color y lágrima colorante en la copa , una barbaridad de golosa
fruta roja.
En boca no
decepciona ya que tiene un equilibrio muy logrado en cuanto a lo que
se espera de él: Un ligero toque de fresa confitada , de moras y
regaliz que disimulan su acidez marcada , para que nos quede bien
presente la especia y el mineral balsámico; incluso su persistencia
hacen que pese a su juventud muestre unas dotes para el
envejecimiento muy interesantes.
La verdad es
que es justo lo que uno no espera de un Rioja joven y económico. La
suma del carácter y el frescor herbáceo de los sotobosques , la
combinación del mentolado con los cacaos y la especie negra (comino
, clavo...) , los tostados de la brasa y el azúcar que desprenden
los pimientos asados. En suma , un tinto muy expresivo que ronda los
8 euros y que da mucho juego para su consumo en estos recios
inviernos que nos acechan.
VENTA
DEL PUERTO nº12 2009
VENTA DEL
PUERTO Nº12 es otro sorpresón que sitúa en nuestro mapa sensorial
a otra zona como Valencia en un rango de vinos con relación calidad
precio admirables. Los 12 euros de su coste parecen un chiste de mal
gusto si lo comparamos con la personalidad que desprende , y puede
que su secreto mejor guardado se halle en el excelente Coupage del
Cabernet Sauvignon , el Merlot , el Syrah y el Tempranillo. Difícil
tarea si tenemos en cuenta su redondez y marcada personalidad.
Es un vino
cálido y denso hasta el punto de poder cortarlo con nuestro paladar.
Pese a tener una robustez y graduación alta de 14'5% es un caldo
cremoso y a la vez sibilino que nos da perfumes a tabaco y vainilla ,
para que en boca convierta su perfume cerrado en una armoniosa
sensación marcada por un toque mineral y especiado muy curioso:
Canela , cedro , ahumados.
Me recordó
extraordinariamente a las sensaciones que transmite el Té Russian
Caravan: Un té Chino de Oolong(té azul) , Keemun (té negro) y
Lapsang Souchong (té negro ahumado). Ideal para un final de comida
donde el vino se comporta como una ganzúa que reactiva nuestras
papilas gustativas.
Bodega:
Vinos de la viña
Cooperativa
situada en los límites de Alicante , Albacete y Valencia.
D.O:
Valencia
Volumen
alcohólico: 14'5%
Uvas:
Cabernet Sauvignon , Merlot , Syrah y Tempranillo
Proceso: 12
meses de crianza en roble Americano nuevo y 6 meses de reposo en
botella.