lunes, 29 de abril de 2013

CUARTO DE KILO Y MITAD DE PS/2013 (Cuartos traseros, pechuga, lomo, y carpaccio de carroña)




Más de una década ha pasado desde aquel mes de Mayo de 2002, año en el que el PRIMAVERA SOUND daba el pistoletazo como festival alternativo propiamente dicho y de manera más o menos seria. Un año antes ya había iniciado su andadura en un simulacro de primera edición, sin tanto bombo, menos platillo, y todavía titubeante: (Sr. Chinarro, Bent, Los Planetas, Pitzicato 5, Hammond Inferno etc.)


Pero no fue hasta el 2002 que Primavera Sound estableció su campo base en el Pueblo Español; aquel recinto olvidado de la mano de dios que rescataba de nuestra mente recuerdos de excursiones alegóricas con el cole: Espacios de dudosa utilidad que sin saber muy bien porqué, estaban ahí desde siempre; quien sabe si por su dudosa utilidad, o por la inoperancia y dejadez de unos concejales con imaginación y pasión cero.
Las ideas en ésta nuestra ciudad como en muchas otras, tan solo suele brotar por el efecto de la mierda y la supervivencia de colectivos, que sin apenas respaldo se buscan las habichuelas. Con el tiempo y dependiendo del éxito se apunta hasta el más imbécil de los sirvientes del populacho, al que merece más satisfacer con otros deléites. Pero mientras tanto, y sobre todo si las ideas no van acompañadas de esa imagen bonita que se quiere del visitante; es más un - Ahí te pudras, que un - Bueno ya lo consultaremos en el pleno.

La historia de aquellos primeros Primavera Sound fue más de lo primero que de lo segundo, eso sí, la cerveza que colaboró con acierto por aquel primer proyecto fue la idea mejor celebrada, hasta que la cambiaron por la aguada San Miguel y la nauseabunda Heineken de este presente año; sí por supuesto, las cosas pueden ir a peor muchachos.
Si aquella primera edición oficial en el Pueblo Español fue para mi, y supongo que para otros: Una especie de paraíso terrenal donde regresar a los orígenes más domésticos, íntimos, y poco comerciales de la corriente “indie”, que paulatinamente habían desaparecido del FIB. Diez años más tarde han sido suficientes para observar cambios realmente significativos en la filosofía y en el concepto de este festival urbano que es el Primavera S.
Aquella mi primera edición antes de desaparecer de escena en pos de mis obligaciones como padre hasta hace escasos 4 años; me dejaron unos recuerdos imborrables por aquel casi personalizado cartel y por lo a gusto que paseábamos los primeros aventurados por las calles de aquella extraña Micrópolis: Picoteando, de escenario en escenario, sin las aglomeraciones ni bullicios en las que derivó un año después con la histeria de Pixies o en lo que ha acabado por convertirse el Festival... En fin, una experiencia comparable a la de aquel primer FIB en el Velódromo de Benicassin.
Tindersticks, Cinerama, Chucho, Camera Obscura, Echo & the Bunnymen, Pulp, Gonzales, The Zephyrs, Violent Femmes, Spiritualized, o Clen Snide entre otros; completaban un cartel con todo aquello anhelábamos los viejos del lugar: Los que crecimos amando la música rara, como una especie de comuna colectiva pequeña y donde todos nos conocíamos. Lo que parecía no ser un reclamo en los macro festivales más de moda de aquel entonces, para entendernos.



Desde entonces si algo ha caracterizado el Primavera Sound a lo largo de todos estos años, en los que ha crecido según se mire desproporcionadamente para bien o para mal con respecto a ese coqueto formato de 2002; es su siempre sorprendente forma de modelar su cartel, y a su vez su personalidad a base de no ceñirse a lo que hasta entonces se suponía de un Festival indie, alternativo, o como se le quiera llamar. Porque Primavera Sound, si de algo puede presumir, es de dar cabida a tantos públicos como uno sea capaz de imaginar en el excitante universo de la exploración musical (Basta con dar un repaso a sus ediciones).
En su camino han mutado camaleónicamente: Desde lo que fueran aquellos primeros carteles de carácter minoritario en los que se buscaba dar cabida a todo aquel que había abandonado la senda Británica. Hasta las tres últimas ediciones en las que se pueden ver los típicos cabezas de cartel que buscan a una gran mayoría.
Sin embargo y pese a que Primavera Sound han perdido gran parte del espíritu de sus primeras ediciones; donde siempre encontrabas aquello que ningún otro festival se atrevía a traer, o incluso propuestas de las que sabías a ciencia cierta que perdiendo esa oportunidad jamás volverías a ver pasar de gira por el país. Afortunadamente para aquellos que añoráis el espíritu indie de minorías suficientes, todavía se puede seguir viviendo tu propio festival personal escogiendo el camino a seguir. Son tantos los escenarios y propuestas diferentes, que lo podríamos definir como un Festival Matrioska: Un festival lleno de otros festivales más pequeños y anónimos, cada uno con un público bien diferenciado: Quien se apelotona en escenarios mastodónticos sin oportunidad de verle el cerco del sudor a la estrella del momento, o los que prefieren aventurarse a lo desconocido y perderse en el lado oculto del Festival.

Para eso y para otros socorros de los que he de echar mano viendo que se me escapan los días invadido por el sopor, está diseñado este recorrido al que dedicaré este mes de Mayo. Convencido como estoy de que una cosa son los cometidos que uno se proponga, y otra muy diferente lo son si los cometidos se transforman en obligaciones que nada tienen que ver con el placer ¿acaso somos dueños del instinto de hacer las cosas por gusto, o solo queremos impulsar la inercia de la ociosidad, como estímulo de la propia existencia?
Sea cual sea el motivo, me apetece olisquear en aquello que me parece más excitante de este Festival. Por propia necesidad, porque seguramente no haré ninguna crónica los días de labor, y porque si que es útil desencallar aquello que nos va a permitir escapar del gentío de los grandes reclamos: Los pequeños incentivos del Primavera y en definitiva, aquello que hace que espere durante todo el año esos días de curiosidad por descubrir otra manera de disfrutar un festival y vuelva a conectarme a mi verdadera pasión: El reencuentro con viejos amigos y amigas a las que no veo en todo el año, charlas, contacto humano, trabajo de campo. La esencia que hace que uno se sienta vivo, creo ¿no?
Una manera más de subrayar durante lo que queda de mes hasta el día del Festival. En la que iré reseñando escueta e instintivamente aquello por lo que merece huir de los grandes escenarios, sin duda lo que más me llena últimamente: No lo que se que me gusta con total seguridad si no lo que esgrime la duda, ante la posibilidad de despertar algún tipo de espíritu juvenil desvanecido. Lo que nos mueve a no estancarnos como las aguas pantanosas y fétidas de lo previsible.



Para abrir boca, por aquello de que no está bien torturar con un sermón sin tener un mínimo premio al final. Nos acercamos hasta MENOMENA, la banda de Portland en la que caí allá por 2010; un año en el que por fin decidí concentrar mis esfuerzos en darle vida a este blog. En ese empeño tuve que decidir dejar de lado algunas aficiones lúdicas que ocupaban mis largas horas, socializadas, entretenidas, adictivas, pero vacías de nutrientes (aquello que sientes que hace crecer y te ayuda a conocerte).
Uno de los primeros discos que me compré tras largos años de sequía, fue el MINES de Menomena. Un disco al que me unió una sensación de búsqueda parecida a la que yo experimentaba, me imagino que cuando uno decide recuperar una vieja afición olvidada debe encontrar algo que lo motive, ya no sirve encontrar sonidos que le recuerden al pasado, si no aquellos que despiertan una llama de osezno curioso oxidada con los años.

 

De MENOMENA aprecio esa inercia y empuje creativo en el que se dejan de un lado cualquier tipo de asociación o afiliación a cualquier movimiento musical fácilmente reconocible. MENOMENA no funcionan así, por eso sus melodías abstractas sin estructuras musicales normales (compás, estrofa, estribillo) se apoyan en algo tan instintivo como la percusión de Danny Seim. No requieren de los argumentos más comunes del Rock o del Pop, una guitarra con la que identificarnos o un estribillo fácilmente tarareable. Desde su primer disco más o menos identificable “Friend and Foe/2007” ya se rodearon de un halo de disonancias parecido al que esclavizó las primeras composiciones de James en Blanco y Negro/1983 hasta que los echaran del mismo, sin embargo y aunque progresivamente se han ido amansando y volviéndose más dóciles, sobretodo tras el abandono de uno de sus fundadores Brent Knopf; para dedicarse a Ramona Falls, con el que comparten parte del concepto compositivo.

Menomena no ha perdido su esencia exploradora por la que jamás se han esclavizado en busca de una aceptación general, no siendo una banda que haga de la experimentación un arma de doble filo a la que solo se adhieren los esquivos y marginales, ni tampoco son la típica banda que viva del anzuelo de Singles, las remezclas, o atractivos caramelos. Basta con ver la presentación de aquel MINES, para ver que el verdadero anzuelo de ese disco está entre los surcos de sus pistas: No hay créditos, no hay año, no hay folletos interiores, no hay labels coloridos... Solo música engarzada sin apariencias vanas en la que no hay un leitmotiv, ni jerarquía de líder y séquitos. Por eso los instrumentos se intercambian, los papeles de solista, la mecánica varía.
Y la ausencia de Brent Knopf apenas se nota en su última publicación; en la que dicen las malas lenguas que han perdido algo, no se sabe el qué: Unos dicen que el surrealismo arbitrario de sus composiciones, otros que esa chispa extraña de free Jazz marciano, que ya se puede llevar el ritmo de sus canciones con el pie... En fin, su último disco puede parecer de entrada menos hipnótico y enfermizo, pero tiene algo oculto por el que una vez empieza a sonar parece engancharse en un ciclo infinito en el que es muy difícil de salir. Eso también pasa con RAMONA FALLS y... digo yo... Por algo debe ser.
Estarán el Jueves 23 de Mayo en el escenario Vice a las 00:30 si los horarios no cambian. Y son éstos los primeros posits que vamos a colgar en el tablero de corcho del vestíbulo primaveral.

 
  


miércoles, 17 de abril de 2013

CELLER VALL LLACH: VINOS QUE SE TRIPLICAN EN POESÍA, MÚSICA E IDENTIDAD.



Recuerdo el primer día que me decidí a inaugurar el blog, de eso ya hace casi cuatro años; pasa rápida la jodida vida. Colgué una foto de Elvis mirándose a un espejo, una fotografía que de inmediato me cautivó: Su mirada reflexiva, la de una estrella de rock diseccionándose y juzgándose aparentemente ante el reflejo de su imagen.
A veces también me pasa eso, me asomo al balcón, enciendo un pitillo y veo en el silencio de la noche deambular a la gente por la solitaria calle preguntándome ¿a donde irán? ¿quién los colocó ahí a esas horas , y que será de su anónimas e imaginarias vidas? En realidad es una pregunta que me hago a menudo, dando vueltas a ideas de las que quisiera que se transcribieran como un electroencefalograma directamente al procesador de textos. Ojalá existieran los procesadores de pensamientos, así todo sería más sencillo: Pensaríamos y escribiríamos a la vez enterrando por fin las teclas del ordenador y por supuesto esa primitiva praxis de coger un bolígrafo y anotar aquello que se nos ocurre en un momento dado.
Pero por fin he decidido tomar una decisión y llevarme a las catas que hacemos ciertos jueves de cada mes en ese rincón escondido y subterráneo de Sant Cugat, un cuaderno para anotar las sensaciones del momento. Otra enésima declaración de principios para que los caldos por los que pretendí en su día que esta bitácora fuera un escaparate de varietés, cobren sentido y no caigan en mi cada día más acuciante olvido.


DIARIO DE UN NAVEGANTE DESORIENTADO: Momento equis.

Bajo las escaleras de casa (costumbre extraña que vengo experimentando últimamente) y desciendo hasta el parking para subirme al coche y cubrir los escasos veinte minutos que me separan de Sant Cugat. Antes pongo música, aquella que me transmite el momento y posterior regreso a casa: Un homenaje al desaparecido sello ALADIN RECORDS y todavía humeante tras la compra matutina es el elegido, suena Bobby Wall, Lightnin' Hopkins, Bobby Wall, Louis Jordan, Amos Milburn... ritmos que trotan al compás del bacheado de la carretera y que por algún extraño sortilegio reclaman su momento de gloria, llamémosle equis. Son sonidos de ida y vuelta que suenan distintos a cualquier momento del día y de la vida, y no crean que es por los efectos del alcohol de regreso a casa. 
 
Las escaleras metálicas que redoblan y que nos conducen a las tripas de VADEVACUS: Un pequeño restaurante de campaña que hace de la cocina algo esotérico a la vez que cercano. Donde los vinos no son el vehículo por el que encarecer una buena comida, si no un protagonista intrínseco al ágape y al gusto por seducir el espíritu vía sensorial; la vista, los sonidos, los aromas, el terruño... para llegar por fin al paladar.

Y es extraño saberse embrujado sin poder, ni querer forcejear contra un efecto de concentración y ceremonia tan especial. Aquel que hace que las piernas se aflojen, la boca balbucee, y sea el olfato el que nos despeje el camino. Son muchos años bebiendo vino pero pocos los que me están agasajando de parabienes dicharacheros. Parecerá una memez pero una cata, sobretodo cuando se hace en buena compañía, tiene mucho de sortilegio y de embrujo: Hay algo que flota en el ambiente que te afloja las piernas, dejas la tensión diaria en la consigna del agobio, y se agudizan los sentidos para beneficio propio y común, irrisorio ¿no?
Pues bien, la pasada semana tuvimos el gusto de probar el nimio pero corpóreo catálogo de VALL LLACH, gracias esencialmente por la conexión carnal de nuestro buen amigo AMADEU y por muchas otras cosas que tiene más que ver con la melodía, la poesía, y el terruño.
Para quien no está al tanto de este mundillo, es la pequeña bodega que cofundó el cantautor LLUIS LLACH en su retiro espiritual, consecuencia de un Melanoma que le diagnosticaron y ayuda de Porrera, que quedó arrasado tras unas horripilantes riadas. La mejor idea para curarse desde dentro, bien pegado a la tierra que tantos años lo vio descansar.


Supongo en la más inocente de mis opiniones, que hay en nuestro país una opinión generalizada y errónea a la vez, en la que se piensa que el renacimiento de zonas tan primigenias como El Priorat o el Bierzo es tan solo un capricho de enólogos en busca de caldos rigurosos y limitados por la simple revalorización de vinos elitistas. Opinión extendida si se opina apoyándose en el rumor y la layenda tan dada en nuestro país; pero interesantísima si se profundiza en el proceso de elaboración de los vinos y en el terruño que vincula al líquido elemento, con las historias desconocidas que permanecen a la sombra. VALL LLACH tiene la suya propia, una historia que se remonta a muchos años atrás, cuando la legítima payesa que regentaba estas centenarias viñas de Cariñena (ahora Sansó por temas concernientes a las D.O) las cosechaba sobre aquellos terraplenes cien años atrás.


                    
                   LA HISTORIA



Lluis Llach las adquirió en 1993 y tras un trabajo de hormiga con un viejo Citröen 2CV remontando cajas de uva camino abajo por los impracticables terraplenes del Celler; produjo su primera cosecha en 1998 con su socio ENRIC COSTA, reciente y dolorosamente desaparecido y con ayuda de quien se quiso unir en el proyecto. Desde entonces y a lo largo de estos catorce años el empeño y el sacrificio de estos buenos amigos se ha focalizado en la reconstrucción de la simbólica Masía de Cal Valdrich, el plantado de viñas más jóvenes de donde nació EMBRUIX, y la confección de sus otros dos pilares en los que se sustenta esta bodega con las viñas centenarias: IDUS y VALL LLACH, que por rango de precio ascienden diametralmente en complejidad y longevidad. Vall Llach es por si sola una bodega que teniendo en cuenta su juventud y la asombrosa personalidad de sus tres tintos, resulta inverosímil admitir la impronta que se ha otorgado a sus creaciones dentro de la línea de vinos de muy alto nivel, algo por cierto, que no se consigue por el nombre del artista (que como es evidente, algo ayudará). Si no por un trabajo que se inspira en el apego a la tierra; priorizando la calidad y un mimo paternal, sobre la gran producción: Un concepto ancestral que busca el pasado y la identidad del Priorat.

Tal y como relataba al inicio, el Celler Vall Llach también tiene su historia secreta, que hace que cambie radicalmente la difusa idea que podamos crearnos sobre los elevados precios de algunas de sus referencias. El tener la oportunidad de probarlos e intentar descifrarlos en una cata piramidal como la que hicimos hace una semana facilita mucho las cosas la verdad: Una de las partes importantes al idear un grupo de afines al vino, y así poder acceder a este tipo de vinos de los que algunos de los asistentes no estaríamos dispuestos a pagar por cuenta propia sus elevados precios, y en los que yo por supuesto me incluyo.
La sesión estuvo acompañada con una presentación en vídeo que nos destapó el trabajo y la espiritualidad que hay tras esos tres corpóreos vinos, y de alguna manera nos trasladó a los allí presentes a las profundidades del interior de Tarragona: Una provincia de las tierras Catalanas más popularmente conocida por el atractivo turístico de sus playas de arena fina y aguas mansas, que por el tesoro oculto que hay tras la accidentada orografía de la Terra Alta o del Priorat. Sin lugar a dudas, uno de los secretos mejor guardados de la Catalunya interior, y donde por su naturaleza se puede retroceder al origen de los pueblos, la sencillez de su día a día, sus gentes, y el contacto directo con una naturaleza real y tangible alejada en su totalidad del turismo bárbaro de la polis.
Así es como se muestran estos tres vinos, como un reflejo fiel a la esencia del Priorat. Una tierra dura en la que la sus sótanos pizarrosos de terrenos accidentados y escarpados, su singular climatología y la minuciosidad con la que Lluis Llach & Co. atemperan la recogida del Sansó en su punto límite de madurez: Jugando peligrosamente con la catástrofe para lograr así que el hollejo de la uva nos conceda su esencia.
Da sentido a la originalidad de su principales vinos, reduciendo la producción hasta la nimiedad y consiguiendo Priorats rotundos pero a la vez amables y sumamente evolutivos si se les da el tiempo necesario. No son vinos fáciles desde luego, ni vinos para beber deprisa y corriendo. Si me apuran ni tan siquiera para confundir ese lento progreso en copa con la celeridad de una comida que se enfría. Sus vinos detienen el tiempo y acentúan el silencio, como una ópera envasada al vacío.

                                      
                               
                      LA TRIADA




EMBRUIX 2009, su vino más joven y fresco que nace de las primeras viñas jóvenes que plantaron a principios de los 90. Puede que sea éste, quien mejor dibuja el rocío de la mañana y la escarcha que captura la quietud de las gotas sobre las hojas de los helechos con sus magníficos taninos. Esa acidez tan bien integrada en el conjunto, y ese alcohol punzante con fragancias a romero, pino, tomillo... al despertar de la montaña y el bosque que lentamente se abre hacia su verdadera impronta. La de un vino que juega magistralmente con el equilibrio entre los ácidos, el alcohol, y la calidez que tanto destaca de su extenuante madurez.
Surgen súbitamente al cabo de diez minutos en la copa, toda su esencia golosa que proviene del Sansó pansificado (por momentos puede recordar a un Amarone), la textura terrosa de la mineralidad que aporta la pizarra por donde hincan los dientes las raíces de estas viñas buscando el sustrato: Ahumados en nariz, frescor, cafés y pimientos asados. Con paso meloso y concentrado donde se mezcla el pimiento verde inconfundible del Cavernet Sauvignon, y la intensidad del azúcar y del mineral residual que impregnan toda la copa.

No sabría decir bien si el secreto de esta infinidad de sensaciones proviene de la maestría en el cupatge de estos vinos; algo realmente meritorio si tenemos en cuenta que se emplean cinco uvas en proporciones muy parecidas, sin que por ello se difumine la personalidad de cada una. O es como dice Lluis, que el verdadero enólogo de estos tres vinos es en realidad la tierra y ese efecto de supervivencia que otorga a las viñas.
Lo cierto es que EMBRUIX es un verdadero acierto con los 18 euros que cuesta, como un vino que está a la altura de otros muy superiores en precio y prestigio. Algo que por otra parte puede ser un inconveniente en sus dos hermanos mayores (IDUS y VALL LLACH), donde se duplica y triplica el precio respectivamente. Sin embargo hay que tener algo muy en cuenta, y es que estamos hablando de dos vinos concebidos para una hipotética guarda que posiblemente ensalce sus virtudes y por tanto las revalorice. 
 



IDUS 2008 es un vino donde se pulen las aristas que hacen de EMBRUIX un vino con carácter irreverente a la par que elegante. Las sensaciones son diametralmente distintas, donde destaca el protagonismo del Sirah y del Merlot. Dando un toque de afinamiento realmente atractivo, pero donde aparecen ciertos sabores terciarios desconcertantes para según quien: Aromas a Vainilla, fruta roja muy madurada, reminiscencias a mueble antiguo y un afinado en boca tan logrado que incluso le hace perder un poco de personalidad, por lo menos en la añada que probemos (2008, muy lluvioso para lo que acostumbra esa zona).
VALL LLACH por el contrario crece progresivamente conforme alcanza su plena apertura, para ello necesita su tiempo. Es un vino lento y mimado hasta límites extenuantes, concebido como una obra magna que da sentido a la historia de las Cariñenas más antiguas de sus parcelas en un 65% de su cupatge, y acompañada por los exigentes Merlot y Cabernet Sauvignon en un 17 y 18% respectivamente. Pese a ser tres vinos que en su conjunto armonizan sin estridencias y tener entre ellos un abismo insalvable en cuanto a precio, todos confluyen en un punto: Su carácter lisérgico espiritual que los hace tan cercanos al terruño del Priorat como un fiel reflejo, oscos en apariencia y acaramelados en realidad. Sobre todos ellos resalta VALL LLACH 2008 como un vino metálico y con ciertas reminiscencias sanguinas de aquellas viñas centenarias que ahondan sus raíces en lo más profundo de la tierra buscando la savia vital en un hábitat duro y extremadamente seco.
Un vino que requiere de un rito paciente que lo acabe de apaciguar en el encierro de su botella, un vino sin duda para guardarlo celosamente y esperar a que la reserva lo haga todavía más grande. En definitiva un vino que se acerca más a un buen Arnagnac que al explosivo PINGUS de Alvaro Palacios, donde se transfiere el alma del Priorat como una particular zona donde la composición mineral de sus tierras pizarrosas confiere una personalidad compleja y no apta para todos los paladares: Con taninos marcados pero espectacularmente integrados, con toques de talco en nariz, de grosella embriagadora, balsámico a más no poder. En boca es elegante y largo, muy muy largo, realmente un vino para detener el tiempo y beberlo tal y como se va transformando; porque es increíble como va cambiando conforme va respirando en la copa.
Realmente éste es un vino donde se consagra la filosofía de la bodega, en la que se intenta transmitir aquello que a menudo es imposible de explicar con palabras ya que la historia escrita por la naturaleza a menudo resulta incomprensible cuando en la actualidad, casi todos hemos perdido de una forma u otra el contacto con nuestra tierra y con las costumbres ancestrales del ser humano como una partícula minúscula y diminuta dentro de un universo.


martes, 2 de abril de 2013

2ª PLAYLIST TRIDIMENSUAL 1+1??_ SEIS DISCOS Y ALGUNAS CANCIONES




Las ocho de la mañana del penúltimo Domingo del mes de Marzo. Las calles aún desiertas tras el jolgorio de la noche del Sábado. Se ve a algún deportista pasar corriendo calle abajo, borrachos rezagados, madrugadores alentados por los primeros cantos de apareo de los gorriones, y a un señor mayor pasear a un hermoso Pastor Alemán en la intimidad de la mañana: El can olisquea el árbol en busca de algún mensaje, lo rodea, lo vuelve a oler y por fin se agacha y se dispone a descargar un precioso y jugoso truño.
El amo comienza a buscarse en los bolsillos del pantalón, en los de atrás, en los de la chaqueta, y por fin en un acto de presunta desesperación se vuelve a abrir la chaqueta para rebuscar en los interiores. Es evidente que la bolsa no está ahí (olvidada, extraviada... quién sabe). Mira para un lado, mira para otro y pierde la mirada en el horizonte pareciendo buscar algo; unos metros más abajo, en medio de la calle parece distinguirse una solitaria bolsa, seguramente olvidada por algún que otro despistado.
La bolsa parece querer pedir el auxilio de quien a sido destinada a contener algo, pero el señor aun pensando que lo más adecuado es coger la bolsa y envolver el churro recién defecado, desestima la opción de coger algo que vete tu a saber que oscura historia tiene. Sigue caminando calle abajo con cierta celeridad, pasa junto a la bolsa, y se pierde calle abajo.

Es Primavera, con sus bondades y sus mierdas. Quizás nadie repare en el monumento cotidiano al pie del árbol, puede que incluso el árbol agradezca ese abono regalo del cielo, que algún despistado lo pise y tenga un día de suerte, que el recuadro que delimita el árbol sirva con disimulo de perfecto mimetismo... o incluso que un niño que como siempre pasea con su patinete por donde por lógica no debía pasar, lo chafe con las ruedas y lo escampe en todas direcciones mientras su padre reniega.
Es Primavera, con sus bondades y sus mierdas: Los cerezos y los almendros florecen, cantan los pajarillos, la sangre se altera, y el índice de mortandad en personas delicadas se dispara rompiendo las estadísticas de todo el año, es Primavera.

Es inevitable supongo, liberar la segunda Playlist del año a principios de Marzo y no mencionar la Primavera. Juro y maldigo por dios que no era mi intención. No sabia de que hablar para asociar canciones, discos y buenaventuras, pero desde luego no quería ser tan poco imaginativo como para recurrir a la Primavera (el tiempo y las estaciones, tema tan socorrido para viejos como yo), pero ahí está, ya lo he soltao.
De una forma u otra la vuelta de esta penitente Semana Santa, en la que en mi caso en particular no he encontrado mejor manera para expirar pecados que irme a trabajar estas fiestas a Francia. Me ha vuelto a tender la inevitable emboscada de todo lo concerniente al tiempo y a mi vano intento por domesticarlo cual perro servil.
Dicen que es de bien nacido ser agradecido, y que con los vientos que ahora soplan trabajar se ha convertido en una especie de lujo por el que debemos, los pobres de espíritu, dar gracias al altísimo por dejarnos seguir caminando por el alambre de espino en el que se ha convertido nuestra subsistencia. Debe ser cierto, pues no hay nada mejor para realizarse como persona de provecho que hacer el mono el día de la mona.


Penurias y lamentos a parte, debo de admitir que mis pequeños exilios personales son de lo poco que dispongo para dedicar el exiguo tiempo del que dispongo a lo que realmente me cura, escribir. Aunque sea a golpe de bombeo intermitente e incumpliendo cualquier plazo que haga de esta bitácora algo novedoso y atractivo para cualquier devorador de blogs. Durante estos tres perezosos meses ha ido madurando una alargada lista que ha acabado por dar a luz hasta treinta y pico canciones; por el camino se han quedado muchas de ellas, algunas obligadas si esta se tratase de una lista al uso o llamativa. Pero para lo bueno y lo malo estas de las que hablo, son listas de canciones, sesiones, caprichos, inventarios o como quiera que cada uno las llame; que me sirven para subrayar aquello que me ha llamado la atención, canciones que me acompañan a lo largo del año, en mis viajes en coche y sin un orden estricto de tiempo o de novedad.
Algunos descubrimientos del pasado año que dan sentido a aquello que hace de la música algo inmortal y siempre perenne. Puede que antagónico a las modas joviales, pero necesario para degustarla y no atragantarse. Jamás una canción o un disco suenan iguales, y con el paso de los días, los meses, los años y la vida, es la mejor enseñanza que nos mas libre del frenesí consumista que consume a víctimas y verdugos.


De este pasado trimestre son varios los discos que me gustaría recomendar, distintos y diferentes. Algunos inmediatos, otros complejos y retóricos para valientes hambrientos de explorar aquello que no acaba de tentar a los ojos de otros. He dejado al margen con premeditación y alevosía discos que me atraen por motivos muy distintos, pero que posiblemente por una crueldad intolerable los encuentro vacíos de algo muy indeterminado (llamese mojo: Elemento que compuesto por sustancias difíciles de determinar y describir, produce una extraña sensación de... vértigo?, esfuerzo?, de trayecto largo e infructuoso?)
No se, pero es algo que desde hace unos años me hace abrazar la música con la misma pasión extinta desde tiempos pasados. A algunos los añoro y los recibo como una droga que necesito para saciar mi sed de nostalgia, a otros les acabo por coger tanto cariño que les acabo perdonando hasta la repetición de patrones, aunque al cabo del año deje de escucharlos. Inquietante ¿no? Podría dar hasta nombres por feo que esté: Sr Chinarro, AIMX, Depeche Mode, Morrissey, My Bloody Valentine y otros tantos, donde se incluyen bandas de nuevo cuño que se me antojan tan vacías, como aquella casa desamueblada donde los sonidos rebotan contra la pared buscando el amor que se desvaneció, sin saber muy bien porqué.

     ROBYN HITCHCOCK_Love Fron London


Eso que no me pasa, cuando vuelvo a caer por enésima vez en la trampa que nos tiende el brillante ROBYN HITCHCOCK. Su último disco continúa situándolo en tierra de nadie, en aquella cara oculta de la luna donde se entrecruzan miles de satélites a la deriva: New Wave impreciso, Rock deforme, Pop con trampa, Psicodelia Kaleidoscópica... en fin. Seguramente su personalidad y su pasión por aventurarse, esté por encima de cualquier estilo, moda, época.
Por eso LOVE FROM LONDON suena como un viejo tractor Johnn Deere: Lento e impreciso en la primera escucha, e hipnótico y extrañamente atractivo conforme uno vuelve a intentarlo, una y otra vez. Lo que al principio parece un esfuerzo, se acaba por convertir en un acto reflejo y drogodependiente; parece que recupera la electricidad de The Egyptians, pero no. Robyn Hitchcock convencido del gusanillo vespertino que despertó su anterior y sosegado TRONSO, KAPTEIN/2011, parece con 60 años recién cumplidos haber conseguido el equilibrio de un sonido lóngevo y transformista.


Fix You”, “I Love you”, o “Devil on a string” se remontan con su Pop Psicodélico, a aquellos años en los que las Universidades Americanas y las tierras Niponas veneraban lo que en las islas despreciaban. Lo mismo exactamente que le pasa a otro veterano de obra dispar como DAVID BOWIE, que vuelve a retomar el hilo de la conversación de 30 años atrás y sigue sonando tan contemporáneo y excitante como entonces. Todo ello sin dar el más mínimo signo de revivalismo ni de nostalgia ajada, sencillamente muy por encima del nivel que otros esgriman como dignos sucesores.

Son estas dos obras de las que con una escucha es suficiente para convencerse, de que con el paso de los años aún agradeceremos tener su estampa a nuestro lado; velando por nuestro sustento de nutrientes de buena cosecha. No pasa solo con viejos veteranos pues esta no es una reflexión solo para viejos nostálgicos.


                                 EELS_ Wonderful Glorious


EELS es de los pocos que cambian periódicamente su discurso pero que sin embargo mantienen siempre en vilo a aquellos que tropiezan desinteresadamente con alguna de sus perlas: Pegajosas como ungüentos futuristas, siempre con un poso de austeridad y sin embargo evocadoras a sonidos antiguos.
Su trabajo más reciente cae a la vertiente más rockera y arenosa de su carrera, Vuelve a recordar a muchos que no es tan solo un bicho raro atormentado por su pasado y saca brillo a toda una travesía de caminos escarpados y campos de rubio trigo (una de cal y otra de arena), intenso sobre todo en: “Kinda Fuzzy” que es un aguijonazo, una invitación perversa a asomar la cabeza por los mundos oscuros y abrasivos de Marc Oliver Everett, dulcificados convenientemente con pequeños trazos de intimismo: “Accident Prone”, “On the Robes”, la bellísima “The turneround”, o una misteriosa “True Original”, que amansan una y otra vez a la fiera demoníaca que resurge en otras bastante más subterráneas y vertiginosas: “ Stick Together” o “Peach Blossom”.

Marc Oliver a vuelto a dictar sentencia con disco de aquellos que atrae a propios y a extraños, y en el que los malavarismos de Beck se quedan tan solo en fútiles juegos para niños, más bien como un “fast music food” cuando se enfrenta a una delicatessen.






JOHNN GRANT _ Pale Green Ghosts




Quien también nos tiene desde siempre comiendo en la mano de la placidez y la excelencia musical, desde que iniciase su viaje particular en busca de sus demonios por cocinas de bares de carretera y antros de Denver, y poco después como cabeza visible de mi banda fetiche THE CZARS, es el señor JOHNN GRANT. Quien va ya por su segundo trabajo en solitario.
Queen of Denmark/2011 fue ya una estupenda sorpresa seis años después de la disolución de la dupla Chris Pearson/Johnn Grant; al descubrir al en todos los sentidos rubio grandullón, dar un evolutivo paso en su sonido. Sin que por ello ninguno de nosotros echase en falta ni una pizca del sentido poético y maldito de las canciones de la banda de Denver. John Grant regresó más desnudo que nunca, acompañado con un piano, un puñado de Syntes analógicos, algún pequeño arreglo, y su profunda e intacta voz.
Una idea en la que progresivamente fue declinando el sonido cada vez más austero y comedido de la banda de Denver, y en la que sustenta prácticamente todo el lirismo en la voz ceremoniosa de su cantante. Años más tarde encontramos a Johnn cada vez más convencido de la vital importancia de su voz como instrumento exorcista; en la que la primera vez fueron unos pequeños flirteos con utensilios electrónicos de carácter básico, son ahora el hilo conductor de todo su PALE GREEN GHOSTS/2013.

Sin embargo y curiosamente es éste su disco el que más se acerca al sonido de su extinta banda. Puede que halla una gran parte de temas en los que la electrónica de corte primigenio bañe con un áurea sintética todo el album, “Pale green Ghosts” parece inspirada en aquellos ambientes del Trans Europe Express de Kraftwerk; acentuando esa sensación de decadencia fría y añeja, muy propia de los Roland de finales de los 70. También a aquellos donde la electrónica al contrario de ahora, transmite sentimientos más cercanos a la tristeza y al sinfonismo de baja frecuencia, que al carácter festivo por el que algunos entienden el término electrónica: “Blackbelt”, “Why don't you love me anyone” con la colaboración de Sinead O'Connor en las voces de acompañamiento, “Ernest Borgine”, o la colaboración de James Murphy (LCD Soundsystem) que hace suya la psicótica “Sensitive new age guy”.
Aún así, encontramos curiosidades como “You don't have to”, o “I hate dis town”, que bien podrían ser canciones de cualquier viejo disco de The Czars, y que ejercen una peculiar acción de enlace entre la parte más sintética del disco y el carácter distintivo de “Gmf” (iniciales de Great Mother Fucker) término que aparece en numerosos cortes del disco, “Vietnan”, “I doesn't matter to him”, o la excelsa y majestuosa “Glacier”. Canciones todas ellas inseparables a la personal idiosincrasia compositiva de Johnn Grant.
La producción de Birgir Thorárinsson (Gus Gus) y la grabación del disco en las oníricas tierras del productor, dan otra imagen de exilio tan presente en las letras de este disco. Tormentosas y cínicas en muchos momentos, en los que John vuelve a usar otra obra más como una especie de calvario natural para conciliar lo trágico de la vida, con lo natural de enfrentarse a ella con mucho humor negro.


Podría comprimir esta interminable entrada con la reseña de estos tres fabulosos discos, que son sin lugar a dudas tres referencias donde parece haber total unanimidad; ahora bien, sería un desacierto dejar en manos del carácter arbitrario aquello que acaba sepultado por la avalancha de deseables nuevos caramelos. El empacho y la perdida de interés es comprensible, ni yo mismo no sería capaz de prestarle la más mínima atención ni viviendo tres vidas más.
Pero aquello que por exceso sugiere pasar por un escaner un tanto caprichoso del tipo: Esto me recuerda a... Esto ya lo hicieron otros hace años... O ahora todo me suena igual...; resulta tan típico y rotundo como creer que nuestros ciclos musicales se limitan tan solo a nuestra edad dorada. La música está por encima de las modas y las tendencias, y los discos... los discos a su vez deberían estar también por encima de los escrupulosos análisis y por supuesto de sus artífices.


                                    SUUNS _ Images du Futur




Quizás por eso me llamó la atención el segundo disco de los Canadienses SUUNS “Images Du Futur”. No fue por aquello que hacían, su portada tan parecida a muchas, o su procedencia. SUUNS me atrajeron casi de casualidad por el magnetismo que desprenden sus composiciones. Paulatinamente me fui enganchando a la procesión de su sonido y fue en ese preciso instante cuando descubrí que son pocas las bandas de ahora las que escogen un camino lleno de trampas cuando deciden centrarse en el concepto un disco como un conjunto armonioso, sin ni tan siquiera pensar si aquello que les atrae ya lo intentaron otros.
Claro que la industria discográfica y todo lo que la rodea no piensa de la misma manera. Puede que por eso Pitchfork les pone un cinco pelao argumentando que son una copia de Clinic (sus razones tendrán). A mi me encantan Clinic y reconozco incluso la exactitud de las voces de ambos, y es cierto que la labor de crítico musical obliga en cierta manera a comparar, diseccionar, y a escoger aleatoriamente aquello que merece ser rescatado o hundido en la mierda ¿el juego de la ruleta anímica de quien lo escucha?
Por suerte el impulso cerebral no funciona de la misma manera, y las cosas nos gustan o las detestamos por miles de circunstancias.


IMAGES DU FUTUR me parece un disco distinto cuando no se rigen por ningún estilo concreto, sino por una idea; que tanto le da si echa mano del Rock atmosférico, de las guitarras saturadas, de las estructuras electrónicas, o de la Psicodelia Californiana para recrear un ambiente poco definido.
Puede que la música deba ser así y no un oficio con ciertas reglas atadas a prejuicios comerciales. Y eso sin hablar de la cantidad de grupos merecedores de las flores de la prensa pese a ser también “copias relativas”, ¿serán la cantidad de temazos las que decidan si el pulgar se alza o se baja?
Deberíamos aplicar ese mismo rasante a MARINA GALLARDO, PONY BRAVO, o a GUADALUPE PLATA??
Images du Futur es sobretodo un disco inquietante y reptante, en el que la atmósfera juega un papel dominante y decisivo. Es un disco incómodo si lo que uno busca es un resultado inmediato y en eso precisamente reside su genialidad, en esa sensación creciente de que sus canciones están a punto de despegar y que te acaban por atrapar en un bucle.
Hablar de alguna de sus canciones en concreto sería insustancial y evaporaría la mínima posibilidad de aventura, si lo que quiere uno es aventurarse.


THE MOUNTAIN GOATS _ Trascendental Youth & LITTLE GREEN CARS _ Absolute Zero



Que sería de nuestras vidas sin una dosis de aventura? Una gran mierda pestilente quizás?
Este año son dos discos en forma de descubrimiento tardío uno, y como debut apasionante otro. Con lo excitante que resulta descubrir algo con muchos años de retraso y sentir que te da un vuelco el corazón al escuchar los primeros compases.
THE MOUNTAIN GOATS son una banda con veintitrés años de carrera y 19 Lp's a sus espaldas. Yo sin embargo los he descubierto en mi inocente ignorancia hace escasos meses; un disco “Trascendental Youth/2012”, del que tan solo se necesitan escasos minutos para cerciorarse de que estamos ante una obra la cual lleva impresos dos tesoros muy auténticos: La facultad de John Damielle para crear canciones que levantan en vuelo y que remontan agarrándote por la solapa hacia territorios henchidos. Y letras que hablan sobre mundos emotivos y metafísicos, los que le ha proporcionado su relación íntima con un colectivo como el de los enfermos mentales. Esa porción de locura primaria que rechazamos como una anomalía y que todos tenemos escondida en nuestra cara oculta.

Trascendental Youth consigue captar ese mundo escondido haciendo de él, un disco optimista y de felicidad casi irrefrenable. La misma que uno siente al verse cegado por los primeros rayos de sol de la Primavera, y observar a trasluz como las partículas flotan en suspensión. Con sus canciones el mundo se ralentiza, “Cry Judas” que con su sección de viento te catapulta hacia aquellos destinos coloridos de BEULAH, “Harlem Roulette” con la sencillez de autor despojado que soportaron sobre sus espaldas Billy Bragg, Ballboy o Woody Guthrie; otros dementes en apariencia y espíritu.
Night Light” también consigue ese mismo efecto virginal que permanece inherente en todo este hermoso e infantil disco. Otras más rabiosas como “The Diaz Brothers” o “Amy aka Spent Gladiator 1” nos descubren una faceta más Rockera, aunque todo el disco está dominado por la acústica, el piano y los metales.
Lo realmente fascinante es descubrir que tras la estela de Trascendental Youth hay toda una carrera transformista que va desde el Lo fi más primigenio, hasta en lo que se han convertido a día de hoy The Mountain Goats, con John Danielle y Peter Hughes como cabezas visibles y todo un séquito de hasta 13 músicos con sus dos y más destacados discos hasta la fecha: “All Eternals Deck/2009 Merge” y “Trascendental Youth/2012 Merge”. Todo un mundo por descubrir de adelante hacia atrás.



Pasar de un proyecto largo y casi desconocido, a una banda debutante en la que algunos pueden encontrar muchos ingredientes explotados hasta el hartazgo en la actualidad, puede resultar en cierto modo agotador, intrascendente... más de lo mismo. Sus referentes asociados por la prensa a Macabees o Munford and Sons a mi se me antojan algo escasos, más cuando al escuchar se segundo single, antesala de su recién publicado album ABSOLUTE ZERO. Se pueden vislumbrar rasgos brillantes a la hora de crear una canción, “My Love Took me Down to the River” podría ser una canción de perfecto Pop ampuloso si despegase como aquellas memorables de Arcade Fire pero no. My Love took... consigue mantener la tensión durante sus casi cinco minutos, un minutaje largo para una canción de Pop, pero que nos transporta a otro tipo de referentes que entornaban la puerta al sonido Americano, sin caer estrepitosamente en el Folk: Fletwood Mac, Pretenders, 10.000 Maniacs, All About Eve, Fanfarlo, Rilo Kiley... Estas referencias puede parecer sobre dimensionadas, pero me refiero más al concepto que al estilo, no se si me explico: Ese arte por manejar a su antojo las referencias más plausibles, para después hacerse a su imagen un disco que brilla por la variedad de registros que atesora esta joven banda Dublinesa, con la veintena como media de edad.

ABSOLUTE ZERO es un disco lleno de matices. Desde aquel primer tema del pasado año “The John Wayne”, que ciertamente si que recordaban a muchas de las bandas de Folk Pastoral de la actualidad. Hasta en lo que ha llegado a convertirse su reciente Lp en el que sobresalen joyas como “The Kitchen Floor”, o “Please” donde se alza la voz de una joven Faye O'Rourke inmensa y brutal, sobre la fragilidad de la de Stevie Appleby. Uno de sus principales baluartes, que tiran más de alma que de virtuosismo.
Su pasmosa facilidad para crear canciones eternas y poliformes, su jugueteo con referencias que cuesta situarlos en un contexto temporal o estilístico, y en lo que en un futuro puede dar de si el haber parido un disco en el que cualquier canción podría ser single; eso sí, sin caer en el error de que sus hipotéticos singles sean aquello que la industria espera: Canciones que se diluyen con sus muchas escuchas.
Las suyas son todo lo contrario, parecen querer estar ahí por muchos, muchos años.




Y dirán: ¿hace falta tanta letra para animarnos a escuchar una ristra de canciones? Mi irrefrenable y compulsiva pasión por escribir todo aquello que pienso, me está llevando a convertirme en lo más parecido a aquel hermano de Robert Crumb que acabó suicidándose, quizás sea así. En cualquier caso, soy incapaz de escribir más a menudo y por partes, es lo que hay.

No pierdan la oportunidad de escuchar estos consejos musicales. Tanto si se animan por descubrir nuevos valores como: CHEATAHS, UGLY MOTORS, ICE AGE, o FEATURELESS GHOST tan cercanos a la electrónica como a Joy Division, SPLASH, BY THE SEA... O quieran buscar en KARL BARTOS aquello que hubieran compuesto unos KRAFTWERK en retiro. 
 
El regreso de OCEAN BLUE, quizás la única banda Americana de los 90 de POP melancólico. La vuelta a los estudios de un ex-CLIENTELE , con AMOR DE DÍAS como relevista de los sonidos de aquellos BLUE BOY perdidos en el tiempo. La calma flotante de BOY FRIEND y WILLIAM TYLER, la más crepuscular de THOMAS FEINER. Y otras muchas de las que podrán extraer sus propias y personales conclusiones. Seanmé felices y vigilen lo que piensan y lo que pisan, que la vida está llena de minas antipersona. 



 01_ MOLLY DRAKE_ I remember
02_FEATURELESS GHOST_Video enforcement
03_TORO Y MOI_Say that
04_KARL BARTOS_Musica ex machina
05_THE POSTAL SERVICE_A tattered line of string
06_DORIAN_Los amigos que perdí
07_AMOR DE DÍAS_Day
08_LITTLE GREEN CARS_My love took me down to the river
09_SUUNS_Mirror mirror
10_EELS_Open my present
11_UGLY MOTORS_Sexmother
12_GUADALUPE PLATA_Milana
13_ICEAGE_Ecstasy
14_JOHN GRANT_Gmf
15_CHEATAHS_Coared
16_SPLASHH_Feels like you
17_DAVID BOWIE_How does the grass grow
18_ROBYN HITCHCOCK_Fix you
19_DENGUE FEVER_One thousand tears of a tarantula
20_PONY BRAVO_Turista ven a Sevilla
21_UNKNOWN MORTAL ORCHESTRA_Swim and sleep
22_MARINA GALLARDO_Cold eye
23_OTHER LIVES_Take us alive
24_WILLIAM TYLER_Cadillac desert
25_THOMAS FEINER_Bested bones
26_BOY FRIEND_Labyrinth
27_LOTTE KESTNER_Wrestler
28_BELA INFANTA_Apenas cinco
29_THE OCEAN BLUE_Blow my mind
30_TIGER WAVES_Countryside
31_BY THE SEA_Waltz away
32_THE BITTER SPRINGS_My life as a dog in a pig sty
33_THE MOUNTAIN GOATS_Cry for judas
34_THE GRAPES OF THE WRATH_Good to see you