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miércoles, 31 de octubre de 2018

FUEGO REAL: THE LIMIÑANAS EN LA [2] DE APOLO_BARCELONA_18/10/2018




Han pasado ya la semana y largo, seeeeeeee. Tantos, que a las puertas del homenaje a los difuntos con el olor a castañas y los generosos ya en la pituitaria. Todavía cavilo si colgarlo, o colgarme.
Y si es verdad que el desdén reinante en mis días de aquí pa’llá hacen que esto parezca de todo menos un blog bitacoriano ágil, audaz y puntual como un clavo. Es sencillamente… por pereza sí, lo confieso.

No una pereza de esas de dejadez y pasotismo, no. La mía es una pereza o mejor dicho, un piano pianissimo más parecido al del yayo del bar de Can Valls de Sant Martí Sapresa. Que nos servía los cafés a su ritmo: Sin la prisa que llevamos siempre a cuestas los de ciudad.
Toda una lección de bioritmo cotidiano magistral, que ahora, 15 años después, la elogio y valoro de manera cuasi dogmática.

Por eso, y pese a que ya han pasado más días de los que la rigurosidad internética exigen. Tampoco voy a dejar que el fantabuloso recuerdo de uno de mis mejores directos en años, se desvanezca en la nebulosa de mi… “espera que ahora voy, y nunca vengo”, de mi adorable hijo de 16 años.
No, si algo hay claro de este blog al margen de recomendaciones espaciaaaaaadas, top lists del año, compilaciones musiqueras y alguna que otra cosilla más mía que de interés público. Es el diario más o menos vivencial de este periodo de mi vida (mu chulo), y a sabiendas de que con los años la vagancia se me acentúe, no sea que no tenga donde mirar para contárselo a mis criaturas.


Y así fue, y no exagero lo más mínimo. De tantos conciertos memorables e inolvidables a mis espaldas: Siniestro Total’85, Ramones’90, Morrissey’99, Jesus & Mary Chain’90, Pavement por tres veces, James 2001 y montón más que me sería imposible enumerar. El que nos regalaron el dúo de Perpignan con Marie y Lionel a la cabeza junto al séquito que lo convierten en ocho (bailarín vacilón incluido ¿el del video de Dimanche? Pues sí). Será el mejor de este 2018 seguro. Y sin dudarlo ni un segundo, uno de los diez mejores de mi vida.
Que igual me excedo y entra en escena sin reflexionarlo sensatamente, eso de la sugestión del momento. Y las muchas ganas que tiene uno de que de una maldita vez, todo suceda como antaño: Con actitud, como si no hubiese un mañana y… Sobretodo, y pese a que sobre el papel, THE LIMIÑANAS pueda parecer más una banda de atmósferas y estética sonora. Sonaron sobre las tablas con el rigor contundente y pasional que se le presupone a quien venera a bandas como The Cramps, Velvet Underground, Lords of New Church, The Brian Jonestown Masacre, Joy Division & derivados, Jesus & Mary Chain... Y en definitiva, todo ese rollo alternativo que bebe de la vertiente arrastrada del rock americano y puramente oscura o enfermiza, que de la estéticamente tradicional y bonica. No se si me explico.
Resumiendo y abreviando: demenciales, hipnóticos y glamurosos. Pero glamurosos con vicio, sabéis? Que igual debe ser una enfermedad no diagnosticada, pero a ver, ¿creéis que Nick Cave mola solo por sus canciones? Y una mierda!!
A eso me refiero.


El repertorio que desplegaron, ya con las intenciones claras tras telonear a ALLAH-LAS y casi reventarles el concierto a los pipiolos, o tomar contacto en las fiestas de Sant Boi junto a FLAMIN’ GROOVIES. Era el mismo capaz de generar la energía suficiente que eleva aparatos del demonio, y a ti mismo dos palmos del suelo. El que se basta de la sinergia instrumental de siete músicos en el escenario sobre un público, que bien pudieran ser bielas en baile. O el que agitan a la platea como átomos en fricción. Es el Rock amigos!! Sí, así, en genérico.
Porque a THE LIMIÑANAS les queda muy chico y ajustado el tirar de etiquetas. Y pasando por el reputado filtro sesentero francés marca Serge Gainsburg, todas y cada una de las etiquetas, géneros o bandas a las que te puedan recordar. Se quedan en un mero Loop de aires Krautroqueros de lo más kisch y sucio, con una personalidad tan de ellos. Que al instante, dejas de pensar en esas mierdas y las aceptas como benditos atributos bien llevados.

Seguramente porque desde el minuto cero y las casi dos horas de concierto, tiran sobretodo de artillería rockera; esa que nunca falla.
Que sí, que aparecen de aquí y de allá los fantasmas del sacrosanto olimpo.
Pero es ese tul de Pop psicotrópico a veces tan de Stereolab bien empapado de Garage azabache, el que acaba haciendo que no sea nada exactamente y sí lo mejor de cada uno. El argumento perfecto que debería hacernos olvidar con nostalgia las bondades de Black Rebel Motorcycle Club, o en lo que deberían haber sido ser los Black Angels.
No le des más vueltas y vive ahora y ya lo que toca, que nada dura para siempre!!

La pseudosurfera y road negroide movie “Overture”; instrumental con la que han abierto todos sus sets. Y que nos encomienda de inmediato a aquellos rare grooves anónimos de las series Blow Up 1 y 2, o de los artefactos de Keb Darge en el Legendary Wild Rockers. O la “Melamore” de su anterior disco, convertida en una andanada de rock caústico casi apocalíptica. Dan buena cuenta de que su formato/aspiraciones sobre el escenario, va más allá de mero ejercicio psicodélico tan manido ahora, como falto de texturas.
Aunque siga pensando que canciones como “Down Underground”, “I’m Dead” o “Stella Star” de épocas pretéritas, con Iván Telefunken a las distorsiones y órganos, ejerciendo bien en el centro de la escena de chamán poseído, no tenga precio ni competencia. La riqueza musical que han ido adquiriendo a lo largo de sus casi diez años de carrera, junto a toda la tropa que se les ha ido uniendo (Pascal Comelade, Peter Hook, Bertrand Belin, Anton Newcombe, Emmanuelle Seigner) o el susodicho. Hacen que la experiencia musical de un simple dúo, se convierta en un cajón de sastre sin limitaciones sonoras ni condiciones creativas.
En parte me recuerda al invento de Ian Button (Death in Vegas), y ese concepto sonoro sin limites llamado Papernut Cambridge. E inmediatamente entiendes esa especie de conexión atada a la batería mantra de Marie. Por donde todo fluye como un estado de pura hipnosis y en directo amigos, en directos crece como un suflé bien proporcionado.
The Gift”, “Dimanche”, “Istambul Sleepy” son así, consecuencia y una parte ínfima de la punta de lanza de un repertorio extrañamente todavía por descubrir. Y la aparente sencillez con la que muestran su manera de confluir y hacer suyas versiones como la demencial “Gloria” de THEN, o la “Mother Sky” de CAN. Entre otras regeneradoras de los Bunnymen, Beach Bitches o Lords of New Church.
Mientras, hay fenómenos que llenan salas y en tres discos rinden más pleitesía a las apariencias y al porte que a la efectividad. THE LIMIÑANAS son apenas unos desconocidos para aventureros sin miedo a mancharse. Y que entienden el directo como parte vital de expresión artística y contagiosa de esta enfermedad nuestra.
Posiblemente sea esa desde siempre, la diferencia entre el riesgo y la comodidad. Lo alternativo o lo aburrido.

lunes, 31 de marzo de 2014

DANNY & THE DARLEANS_2013: CANELA EN RAMA!!





canela s. f.
1   Segunda corteza de las ramas del canelo, de color marrón claro, olorosa y de sabor agradable, que se emplea como condimento generalmente en platos dulces.
2  fam. Persona o cosa de mucha calidad o que gusta mucho: -Este vino es canela, nene!!

Conmigo trabajaba hace años un compañero bajito, rechonchete, y de tez sonrosada, originario de Jaén (jubilado ya). Quien empleaba esta afección junto a otras, para mostrar la emoción del momento, jolgorio y placer: - Niño, esto está canela!!
Aquí uno que comparte procedencia, y ese terruño hacia el lugar que me vio nacer junto a que toda mi familia; la que llaman la tierra del ronquío. No puede por más que enaltecer cualquier modo de exaltación rockanrolera, con ésta o con cualquier otra que se le precie: niquelao!!, chapó!!, Delicius!!, yeah!!, Wouw!!... y así hasta hartarse.
Y es que hay cosas muchachos, a las ni la ciencia ni la teoría han tenido narices de ponerles nombre; por lo menos un nombre que las definiera con total fidelidad. Son ese tipo de fenómenos naturales y espontáneos tan inexplicables como sabios: El acto reflejo de mirar hacia arriba cuando lo hace otro. El sonreír ante un tropiezo, por más que nos compadezcamos. O el balanceo automático de la cabeza cuando por ejemplo suenan cosas como el “Boo-da-lye”, de estos profanadores de cementerios industriales; que son los Detroinianos Danny & The Darleans.
Tres auténticos bicharracos, fémina incluida, criados e instruidos entre las derruidas factorías de Detroit. Donde todavía se puede atrapar con las manos el hedor a hierro, humo, y taladrina, para olisquearlo y embriagarse con él.
Allí donde entre tugurios todavía se puede apurar una cerveza bañada en Bourbon; para olvidar las cartas mal dadas, con una buena actuación en directo de los Dirtbombs, de Detroit Cobras, o añorando a los Von Bodies.


De allí partió hace un buen puñado de años Danny Croha. Quien tras hartarse de recorrer medio mundo con sus Demolition Doll Rods en veladas con The Cramps e Iggy Pop. Decide sentarse, ¿reflexionar?, y fundar en el 2008 junto al endiablado baterista Richie Wohlfeil los actuales Danny & The Darleans; más tarde se les uniría la bajista Collen Burke.
Una especie de triángulo de satanás, que conjura con una eficiencia sin igual el Garaje Rock de los sesenta. Como quien quisiera dotar de una merecida envergadura, los ritmos más elementales y elevarlos al cuajo de donde todo nace. Poniendo si se tercia la vida en ello.

Pero lo verdaderamente memorable de este puñado de composiciones. No es el simple echo de condensar el espíritu efervescente y primitivo de los Sonics, The Seeds, The Sparkles, o de Kingsmen, siguiendo al dedillo los libros de historia; que es de agradecer. Si no su llamativa forma de insuflar aquello que todo viejo “renegao” desea: Caña de la buena, mala baba, vigor... pero vigor natural sin colorantes ni aditivos. Ya sabéis, aquello que uno siente que le recorre el cuerpo, pero que difícilmente puede explicar poniéndole un nombre, adjetivo, o explicación científica.
Es mucho más sencillo darle al play. Y dejarse de monsergas con las que teorizar, sobre algo que penetra en nuestros pabellones auditivos, y actúa con la misma eficiencia que el viejo motor de un Mustang Fastback.
O reposar el brazo ejecutor de nuestro tocadiscos. Y darle así la merecida liturgia, a algo que suena con la cavernosidad y mugrosidad de un buen ungüento de aquellos años.

La sacudida con la que arranca “Don't get in the Car”, viendo planear a The Hives. El coger velocidad con los ritmos ye-yes de “It's about my baby” donde los redobles de los tambores invocan a Small Faces o a los Kinks. Ese deje vocal y esa cadencia tan familiar de “How many Times” que nos ensarta con el aliento sobre el cogote de Mick Jagger o de Danny Phay. O el Blues Rock que destilan en “Why” como unos sucios Wave Pictures.
Aunque hay que esperar pacientemente hasta el corte ocho, para darnos de bruces con dos de las mejores rúbricas de este refrescante acierto: “Don't ask the Question” y “Doo-da-lye” son ese pisotón final al acelerador, donde tal y como hacían Dr, Explosión: Aúnan la inmediatez del garaje, y el trote imperecedero del Rock&Roll. Invitando a degustar este maravilloso artefacto de principio a fin, y sin dudas posibles. Y cerrando con dos fantabulosas “You Treated me Bad” y “Can't Kill the Rooster”, para arrastrar nuestro maltrecho cuerpo hacia las periferias. Y morir en paz mientras nos bendice el PunkRock, el Blues pendenciero, el Garaje o lo que la santa madre naturaleza nos evoque.


Danny & The Darleans se  sacaron el pasado año debajo de la manga, el elixir perfecto a mis plegarias. Un disco que como tantos, se quedó a la deriva de listas y rankings (incluyendo la mía propia).
Y que como un salmo benefactor consigue eso mismo que se propone: Puntualizar sobre en lo que en parte adolece alguna de la actual música, y hacerlo sin el más mínimo rubor ni miedo a ser tachado de refrito insustancial o revival machacón.
La música señores, es un círculo vicioso donde a veces, lo verdaderamente importante es encontrar el equilibrio entre el pasado y el presente. Avanzar hacia adelante, pero sin dejar de perder de vista la esencia primordial de la música.
Renunciar a la trascendencia del Rock, en un mundo donde todo se envuelve en celofán, se le pone un lazo, y se perfuma para convertirlo en algo nuevo. Es tan inútil como meter la cabeza en un agujero, cerrar los ojos, y taparse los oídos. Y aunque las fenefas, volantes, y las brillantes luces de los fastos nos quieran convencer de que los adornos hacen más por la cosa, que la cosa en si. Yo me quedo con las enseñanzas instintivas de los animales, las que nos hacen hacer cosas porque sí. AUUUUUUUU!!!

viernes, 7 de febrero de 2014

THE LEGENDARY TIGERMAN *Fuck Chrismas I've got the Blues (Live at ZDB/2013) *LOS DANMIFICADOS DEL 2013, U OTRA FORMA DE RECORDAR A LUX INTERIOR.





El pasado cuatro de Febrero se cumplieron cuatro años de la muerte de LUX INTERIOR. O lo que es lo mismo Erick Lee Purkhiser, quien de manera casi premonitoria sonara en el salón de mi casa un día antes; mientras mis hijos pequeños cenaban. Fijaos bien que coincidencia más chorra según se mire; nada premeditado ni orquestado, dios me libre.
Y no es que no tenga muy presente en mi día a día a su banda THE CRAMPS, o a otras tantas que suponen para mi cultura musical algo más que un mero estilo, disco, o canción en particular. Solo que su aparición así de sopetón fue lo más parecido a una bendita aparición Mariana. No se si invocado por el “And Then came the Pain” de THE LEGENDARY MAN que le precedió, o simplemente para volver a divulgar aquello que va más allá de la calidad, del virtuosismo, de las producciones, o de si se quiere la perfección. No, estamos hablando de actitud y de provocación.

Habrá quien crea que no es lo más educativo para unos renacuajos que con los ojos de plato, alucinaban ante el espectáculo de ver el vídeo de “Creature from the Black Leather Lagoon” o a Lux interpretar en un directo de 1980 “I was a Teenage Werewolf” o "Tear it Up". Ver al de Ohio contonearse sobre un escenario como una prostituta lasciva, e ilustrar sobre un escenario su particular visión del las profundidades más tenebrosas y cabareteras del Rock&Roll; puede que no. Es más, estoy seguro que les haría más bien, seguir emponzoñados con cualquiera de los creativos dibujos animados que dan en esos omnipresentes canales temáticos. Donde la muy entre comillas irreverencia, se limita a encorsetar y estereotipar una especie de triturado compuesto de demagogia vomitiva, modales carpetovetónicos, y sazonado a diario con un oficialismo que estrangula cualquier rebelión cultural.
En fin que quieren que les diga, que cada vez encuentro más anodino e indignante ver como se aceptan ciertos comportamientos y se condenan otros por “extremos” y demasiado explícitos. Es como si en el fondo todos nos hubiésemos vuelto tan sensibles al escándalo en general, cuando en realidad aceptamos el de un sistema que día sí y día también nos sirve en bandeja el despropósito de juzgar en su beneficio, todo lo que no se ajusta a las tragaderas de la élite social.



Llegados a este punto, puede que enfatizar sobre las cualidades artísticas de Lux Interior, resulte cómico y risorio para la mayoría de los amantes de la corrección y las buenas formas. Una lástima, eso quiere decir que por desgracia estáis tan higienizados por el sistema como las mentiras piadosas de un test psicotécnico. Aunque no temáis, todavía hay un rayo de esperanza para vosotros. Y sinceramente, no encuentro una manera mejor para reivindicar la figura del irreverente LUX, que prender la mecha de sus enseñanzas y descubrir con satisfacción que aún perduran en nuestro días. O por lo menos si no es aquel modo tan siniestro y grotesco de reivindicar la subcultura del Rock&Roll, el Garaje, o el Blues, que sea hechando un vistazo a los discos perdidos del pasado año.
Es evidente que todos deberían saber que hay algo que por primitivo y primigenio está muy por encima de las modas o de lo establecido. Basta en echar la mirada atrás y darse un paseo por el cancionero de Ramones, Iggy Pop, Hüsker Du, o los primerizos Janés Adiction, para discernir entre la pose y víscera animal que inevitablemente todos llevamos dentro.


PAULO FURTADO

Como animales que somos, algunos más racionales que otros. No es cuestión de plantearse si quiera que es lo adecuado o socialmente aceptado; no, para eso ya están los estamentos que controlan los flujos culturales y mercantiles.
Por eso quizás Lux Interior junto a su amada Poison Ivy prefirieron lo Psiquiátricos que las bambalinas, el sexo explícito al erotismo, y la improvisación al paripé. Y que duda cabe que THE LENGENDARY TIGERMAN tiene mucho de eso. Para descubrirlo no hemos tenido que sumergirnos en las profundidades de ningún antro Neoyorkino, ni siquiera buscarlo en los garitos de San Francisco. PAULO FURTADO aka LEGENDARY TIGERMAN está aquí al ladito, en Lisboa. Aunque su forma de reinterpretar el Rockabilly de su anterior banda TÉDIO BOYS nos pueda llevar de viaje a parajes donde el Blues, el Rock&Roll, y donde el arte escénico se abrace con la actitud más Punk del otro lado del charco.





FUCK CHRISMAS I'VE GOT THE BLUES (Live at ZDB), quien comparte título con su primer disco de 2003, es quizás el mejor punto de partida para conocer a este autodidacta y multinstrumentista Portugués. Un disco que se ejecutó y grabó dos años atrás, en una especie de ceremonia esotérica navideña, y que ha visto la luz a finales del pasado año.
Entre los surcos de sus pistas podemos entrever ese alumbramiento inspirador hacia la figura de Lux Interior en cortes como “And Then came the Pain”. O un Blues de tintes cabalísticos en la apertura de “Walking Downtown” que cabalga entre slides y esas percusiones tormentosas de Nick Knox. Todo el registro del disco está impregnado de ese primitivismo que tanto caracterizaba a los Cramps a la hora de rendir tributo al lado más oscuro de la raíz Americana: Reinterpretando clásicos del Blues en “Bad Luck Rythm'n Blues Machine”, la balsámica “Missisipi River Blues” de Big Bill Broonzy en la voz de Selma Uamusse, o el “No More my Lord” que nos remite a la esclavitud y a esas voces socavadas de las que heredemos la mayor parte de lo que hoy se escucha. Y sin embargo aun siendo su estilo un perfecto homenaje al Blues desde un prisma básico y esquelético, es poseedor de esencia indescriptible que tan faltos estamos hoy en día.
A veces no se trata de buscar un término que nos facilite el comprender, porqué músicas como la suya entran directamente al flujo sanguíneo sin mediar flirteos algunos. Y seguramente se debe a que, aunque nos esforcemos para vivir en soledad nuestros deseos más oscuros, sin llamar demasiado la atención al orden establecido. Somos animales y como tales, necesitamos dar rienda suelta a nuestros instintos más básicos..

miércoles, 14 de agosto de 2013

ALABAMA SHAKES_ El Clamor de la Pasión incontenida, Yeah!! Sala Apolo 1_ 13/08/2013




Si hubiese alguna manera posible de poder ilustrar el binomio causa/efecto en aras del vigor, el entusiasmo, o la naturalidad sobre un escenario, ese sería el de Brittany Howard bramando al cielo su amor fervoroso por la música.
Y si además esta proclamación de alegría agitadora viene de la mano del primer día de unas merecidas vacaciones, tanto mejor. Ya me entienden, no es una cuestión de refregar al personal el que un servidor esté de fiesta, en absoluto; todos sabemos que estas cosas van y vienen, pero que me aspen si no hemos sentido todos la tentación de proclamar a los cuatro vientos: - Sí señor soy feliz!!, de momento y vigilando las espaldas, pero que narices!! no hay mejor manera para certificar tal realidad, que regalándonos lo que más nos hace disfrutar de la vida: Un maravilloso concierto en olor de multitudes, de buen Rock y Rythm and Blues.

La brújula de los estíos nos indica el camino en el mayor de los casos a destinos plácidos y relajantes; festivales a tutiplén, cines de verano, actuaciones en plazas, jardines y terrazas, los grillos cantándonos la serenata y... porqué no. Conciertos en sala como si de una visita al museo de la ciudad se tratase; que estos se programen en una ciudad tan fulgurantemente turística como Barcelona tiene sus pros y sus contras: Nunca sabrás a ciencia cierta si está abocado al fracaso, hasta el preciso instante en el que estés ante las puertas de la sala; lo mismo da si es Martes y 13, si desde las playas llegan cantos de sirena, o si mañana mismo sale tu avión rumbo al calvario de la rutina.
Tampoco vamos a negar que ALABAMA SHAKES tienen todos los ingredientes posibles para atraer a propios y extraños: Una gran dosis de humor sobre el escenario, y la soltura digna de cuatro jóvenes entusiastas que se mueven como pez escurridizo, entre los cuatro preceptos básicos de todo buen amante a la raíz de la música (Rock & Roll, Soul, Rythm & Blues, Funky rocoso y lo que se precie). Solo así se consigue debutar con un disco tan aparentemente clásico como “Boys & Girls/2012”, y refrescante a la vez. Y no caer en el malditismo sumarísimo de quien resucita aquello que se ha trillado miles de veces.
Lo cierto es que pese a que sus ases mejor guardados, son aquellas canciones que beben directamente y sin rubor de Ottis Reding, Howlin' Wolf, James Brown o Janis Joplin; sobretodo en su ejecución sobre el escenario. Han sabido como nadie barnizar con un Rock directo y abigarrado, canciones que podrían pasar por un mero ejercicio de revivalismo. Solo así se explica el público tan variado que puede sentirse atraído por su propuesta: Consumidores insaciables de singles bailables con reminiscencias retro, puristas del Blues y el Rock ancestral, curiosos, histéricos/as que solo aprecian la excelencia vocal, coleccionistas de conciertos que cacarean sin importarles una mierda que suena allí; o simplemente, amantes de la música sin fronteras estilísticas, (mantengo la esperanza de que sean estos últimos los que nos dimos cita, aunque la noche dio para hacer un bestiario bien documentado).
Pero como todos sabemos o deberíamos saber que la música es libre y democrática, y no hay ciencia exacta que determine el como vivirla y disfrutarla; ¿como si no, verían nuestros ojos una sala Apolo así de llena en pleno mes vacacional? Dejémonos así de estúpidas observaciones de rancio abolengo, y vallamos por harina.


Sala repleta que no atestada; aunque no agotaron las entradas, apunto estuvieron. Y no es que el precio fuera popular, para solo disponer de un disco y no contar con teloneros (26 anticipada y 30 en taquilla). Sigo sin entender como se llenan todavía los conciertos de cacareadores tal y como está el patio; ay!! erre que erre con mis mis achaques de viejo...
Que no hombre, que es broma!! que dije que la música es democrática y lo dije de corazón, leñe!!
La verdad es que al final se agradeció la ausencia de teloneros; de otra manera, muy probablemente no se hubieran extendido hasta la hora y media de actuación. Con lo cual nos dio la posibilidad de contemplar desde su amplitud de registros, una imagen bastante más panorámica de lo que son los tan solo doce cortes de su disco.

Hacia años que no tenía que hacer una larga cola para acceder a una actuación, creo que desde aquel concierto de Portishead del 97, pero valió la pena.
 
Bien pasadas las nueve de la noche hizo acto de presencia la banda de Athens sobre el escenario, con la naturalidad que caracteriza a la enorme Brittany, en lo corporal como en lo artístico; bastaron cuatro acordes y una canción “Hang Loose” para que bestia parda de Brittany perdiera como es habitual en ella la compostura. A partir de ahí se sucedieron en los primeros compases algunos de sus temas más populares, los que han hecho de Alabama Shakes una banda capacitada para arrastrar a público tan diverso “Hold On”, una de las canciones que más réditos gana en directo junto a a la preciosa “I ain't the Same”. “I found You”, “Rise to the Sun”; este último otro de los cortes de su debut que mejor brillaron con luz propia y que hace de Alabama Shakes, una banda que revaloriza su corta y en ocasiones lineal discografía, con argumentos suficientes para desechar la idea de que lo suyo no es un simple revival: Un directo visceral y perfectamente ejecutado, y la autenticidad de quien destila alma por cada uno de sus poros como principales avales.

Alabama Shakes son una banda realmente joven que nacieron de la amistad universitaria que unió a Brittany Howard, su vocalista y Zac Crockell su bajista montañés. Dos tipos diametralmente opuestos en lo que se refiere a su exteriorización de sentimientos musicales: Uno todo delicadeza y dulcura ejecutora y la otra... salvajismo eufórico sincero y desmedido a la hora de dar rienda suelta a todo su enorme talento y versatilidad vocal.
Si a esto le unimos el resto de su discreta banda, la cual delega todo el protagonismo a la portentosa Brittany, y se dedica tocar como verdaderos veteranos; basta con ver las buenas trazas de púber guitarrista Head Frogg, todo timidez. O a Ben Turner y Steve Johnson , organista y batería al unísono desplegando un repertorio que juega magistralmente con un solo disco y en el que todo cabe para engrandecer el espectáculo. Como reseñaba Justin Cage hace unos años: “Un pedazo de realidad”

Continuaron con algunas de sus nuevas e inéditas composiciones: “Making me itch”, “Worryn' Blues”, o su Rockanrolera “Heavy Chevy”, fruto de una de sus caras b mejor escondidas. Hasta que por fin supieron hacer callar el por momentos excesivo protagonismo del público, que rozaba la histeria y la falta de respeto con una hermosa versión de su paisano JOE Lewis Thomas “Gospel Song”.
Amansaron al público descontrolado hasta obtener un tono de media luz adecuado, y cuando el ambiente ya parecía estar al nivel de sus composiciones más emotivas, sonaron “Heat Lightning”, “Boys & Girls”, “On your Way” para cerrar el set con una de mis favoritas, “You Aint' Alone”.
Una noche grande la de ayer Martes, de aquellas que me reafirman en la creencia de que la música no conoce límites ni diáspora escenográfica que las separe. Las modas se suceden y el público está en todo su derecho de moverse guiado por las tendencias suicidas que mejor las represente; lo cierto es que nadie sabemos si alguien se acordará de ellos cuatro años más tarde, es así la sociedad de consumo.
Yo sería tan solo feliz, pensando que algún día el éxito sea proporcional a la conciencia de que aquello que disfrutamos es arte, y merece un respeto. Apaguen los móviles, bajen la voz, abran bien los ojos y las orejas, y disfruten de la comunión colectiva en la que se convierte un concierto; eso que ocurre allí en un instante, jamás se volverá a dar de la misma forma en la vida.

 



sábado, 28 de julio de 2012

S.T.R.E.T.C.H _ You can't beat your brain for entertainment Anchor Records_1976




Ya son varias las ocasiones en las que esta pequeña bitácora ha ejercido un efecto catalizador sobre aquellos recuerdos que permanecían medio aletargados en mi sesera. Uno no sabe ya si todo depende de la edad (pretexto recurrente para medio excusarse del continuo goteo de batallitas). Aunque prefiero pensar que sea o no gracias a la edad; los recuerdos disfrazados de nostalgia son siempre para bien , un saludable ejercicio que nos ayuda a envejecer con perspectiva.
El pasado mes coincidiendo con el tercer aniversario del aquí presente , volviendo a construir otra de tantas compilaciones (aunque últimamente hallan cedido terreno a las actuales playlist de cada mes). Volví a sentir ese mismo fulgor candente que resurgía en mi con fuerza cada cierto tiempo; y que hacía que inesperadamente volviera desempolvar de manera compulsiva , todas aquellas canciones , grupos y discos que me han convertido en lo que soy.
Naces , creces , te instruyes y adoptas de manera intrínseca todos aquellos valores que tu familia transpira: Hermanas , Padres y aquellos que se van sumando a la manada te forman sin una clara intención premeditada. Todo es anecdótico pero a la vez imprescindible para acabar siendo quienes somos; en algún momento determinado creemos tomar las riendas de nuestro destino revelándonos contra todo lo establecido. Pero es tan solo un viaje a solas que todos tenemos la necesidad de recorrer , descubrir por si solos si es verdad que la autodeterminación nos va hacer únicos e inigualables.
Por suerte llegado el momento aminoramos la marcha y nos detenemos; miramos hacia atrás , y observamos que somos seres permeables. Digo por suerte , porque no es hasta entonces cuando asentimos con orgullo y damos las gracias de haber tenido a esas grandes personas a nuestro alrededor. Algunos ya hace tiempo que nos dejaron , otras se dejaron influir recíprocamente por nosotros y en su mayoría siguen pululando por nuestro universo personal.


Es por ello , que este Verano; aprovechando uno de esos momentos para echar el freno a tanta actualidad , tengo la necesidad de reivindicar aquellos que fueron mis primeros discos. Si no fueron discos literalmente hablando , si que fueron aquellos sonidos que me despertaron el interés por la música o por lo menos los que tuvieron el honor de marcarme el camino a seguir , (evidentemente fueron los primeros de la lista en el momento de adquirir mi propio giradiscos).
Algunos poco tienen que ver con todo lo que he ido descubriendo por mi mismo , pero sin embargo para que uno vea lo arbitraria que es la vida; aquellas señales indescifrables , con el paso del tiempo se revelaron como cruciales.

Si he de retroceder hasta el primer acorde que se clavó como un aguijonazo he hizo sacudir mis caderas , enarbolar raquetas , y mochos de fregona al más puro estilo roquero; fueron sin duda “Helter Skelter” de BEATLES y “If the cap  fits” de STRETCH. Este último , recuerdo verlo girar como la cara “b” de un Single en un pequeño giradiscos de maleta que amenizaba nuestro pequeño cubículo; formato pobre de familia numerosa de la periferia de Barcelona.


Cada vez que mi padre desaparecía en su interminable ronda de bares de fin de semana , y mis hermanas se quedaban a solas; el comedor de mi casa se convertía por unas horas en la pista de cualquier club de los bajos suburbios; eran tiempos en los que el Rock tenía su propio baile. Eran benditos salmos que retumbaban y que se acabarían propagando como la pólvora , conforme mis cuatro hermanas se fueron emancipando.
Pero hubo pocos discos discos que me marcaron tan visualmente como lo hizo aquella portada del “Loves got a hold on me” de STRETCH. Sus riffs , sus endiablado bajo , y la ácida voz de Elmer Gantry eran de aquellas que pertenecían inequívocamente a un universo satanizado por nuestros padres. Para ellas , eran una vía de escape perfecta a la potestad paterna tan machista de mi padre , para mi aunque encarnara la desagradable tarea del infiltrado en las filas enemigas , acabó siendo un periodo de prácticas de lo más educativo.

Con los años he aprendido a reconciliarme con el pasado más turbio y con el hambre de descubrir; y que tanto en lo negativo como en lo positivo , todo , nos forma de una manera u otra. Con las tardes tormentosas de mi padre de carácter osco e intransigente , con su analfabetismo , con su caída en el alcohol y también con su amor por la naturaleza en aquellos campos de Jaén.
Con mis hermanas y mis cuñados a la fuga de todo lo anterior mencionado; en tardes ejerciendo de vigilante sobornado , mientras el humo de hachís relajaba la escucha de Led Zeppelin , Pink Floyd o Lou Reed , o devorando Víboras y Makokis a hurtadillas mientras ponía la oreja a esas historias incendiarias que se contaban como leyendas.

Sin embargo no fue hasta pasados los años cuando tuve la necesidad de regresar sobre mis pasos y buscar aquel maldito disco. Pasaba las tardes del Sábado olisqueando entre los cajones de Kebra Records y Discos Revolver pidiendo consejo al iluminado Fermín; sin caer en la cuenta de una vieja tienda de vinilos de coleccionismo.
Aquellos años la música alternativa se había convertido en el alimento jóvenes hambrientos que como yo , se deshacían a la busca de aquel 7” perdido de The Smiths , James , Felt o Monochrome Set. No existían los apartados de música “indie” en aquel entonces; si acaso empezaban a dar sus primeros coletazos bandas como Inspiral Carpets , The Auteurs , Sundays o Pixies , hasta que en en 1994 estallara la fiebre “indie” con Suede , Radiohead y Oasis.
Para entonces , aquellas bandas alternativas de los 80 ya vendrían a formar parte del pasado; había que volver más hacia atrás para buscar el porqué de todo junto. Porque , todo tuvo que explotar en algún momento del pasado ¿no? En aquella calle Tallers permanecía aquella vieja tienda de vinilos , justo en frente del harén “indie” en el que se había convertido Discos Revolver. Permanecía imperturbable al paso del tiempo y aquel viejo que todas las tardes se apoyaba en la entrada de su tienda Rock & Blues Records , ya parecía haber vivido las mismas vorágines años atrás.

Realmente daba verdadero pánico adentrarse en aquel pequeño templo de la música. Pero un día decidí entrar , al fin y al cabo era posiblemente el único sitio donde podía dar con el rastro de aquel disco del 76; sus cajones atestados de aquellas fundas bien cuidadas , con el olor característico del cartón envejecido y de esos vinilos de 180 gr. daban para pasar tardes interminables acariciándolos. Pero fui directo a la S de STRECHT y allí estaba , incluso su primer trabajo  Elastique del 75; me imagino que sobrará detallar la serie de sensaciones que recorrieron mi cuerpo , todos habréis vivido esos mismos placeres al reencontrarse con un viejo amigo.
Me costó un buen pico pero valió la pena por volver a recuperar aquellas dos alumbradoras canciones y sumergirme en aquella desdichada banda Británica de los 70 que nació a la sombra de Fleetwood Mac.

Aquel cuarteto fue como el hijo bastardo de Mick Fleetwood , que los repudió aludiendo su completo desconocimiento de aquella banda , para finalmente eludir la gira en conjunto de aquellos tempestivos años. STRETCH aunque pudo desaparecer sin dejar rastro tuvo tiempo de grabar un segundo albun bajo el largo título de “You can't beat your brain for entertainment” , no se si fue el mejor disco de aquel proyecto del ex-Elmer Gantry's Velvet Opera”. Pera fueron ellos los que indicaron el camino a seguir; y me es indiferente si no fueron Joy Division o Velvet Underground , de veras que lo siento. Hay quién se empeña en plantar la bandera de su emancipación musical en lo más granado del santuario alternativo , pero el mio no fue así y lo orgulloso que me siento por ello.


La historia de STRETCH fue tan fugaz como la de aquellas estrellas que cazas al vuelo en un oscura noche: Que se pierden en el infinito sin saber muy bien el porqué de su fugacidad.
Su estilo a la hora de ejecutar el Rock más tradicional pudo parecer un paso atrás en unos años Psicodélicos y emergentes; por aventurarnos por enésima vez en descifrar las eternas claves de la insignificancia de algunas bandas , en aquel cielo plagado de estrellas rutilantes y vanguardistas excéntricos. Su perdición acaso pudo ser su alejamiento hacia el sonido Americano cuando todo el mundo quería ser Británico?¿ No fueron seguramente el parangón de la originalidad , ¿pero acaso la necesitaban? Lo curioso es que volviendo a escuchar aquel disco pasados 20 años , su excitante propuesta me sigue pareciendo totalmente contemporánea; justo lo que uno necesita en ese preciso instante al escucharlo de nuevo.


La verdad es que “You can't beat your brain for entertainment” , es uno de aquellos trabajos clásicos en el que lo más granado de la música cabalga a lomos del Rock: Blues , Folk , Rock duro , Psicodelia , glam como otros tantos , que se entretejen por las costuras de esa camiseta apretada tan abrasiva de tipo duro.
Las dos canciones que entraron a formar parte de mi ADN en esos años de imberbe , fueron tan solo pequeños orgánulos en medio de un entramado de cadenas genéticas. Los diez cortes o tajos , como se les quiera llamar , tenían tantas o más opciones de captar la máxima atención de cualquier pérfido como las de aquel Single: La glamurosa “Can't get enought” con esos primeros riffs tan a lo T Rex o primeros Rollings.
Los slides acústicos de “Fixin' to die” que abren el disco y que nos remiten al Nueva Orleans más rasposo , son un aperitivo premonitorio para captar la idea de lo que se cuece entre esos gruesos surcos: Todo un compendio de artilugios sonoros que se apoyan sobre cuatro patas de lo más convincentes.
Tanto cuando empuñan el hacha del Hard Rock más directo en “If the cap fits” , “Hold up the lights” o , “Puts your hands up” como cuando quiebran hacia Rock&Rolls bestiales como el de aquel single; “Love's got hold on me” , por citar el caso.Su sonido es de aquellos a los que se suelen atribuir tantos padrinos como mestizaje tiene la música actual. 

 
 
A lo mejor fue su osadía por bajar a los hornos crematorios para hacer música desde el estomago; restando importancia a su falta de originalidad. El caso es que STRETCH tenían poco que perder , por eso poco les importaba marcarse un blues tan clásico como el de “Feelin' sad” en el cierre del disco , o empañarse de Progresivo con “The way life is”. Porque en el fondo , lo ciertamente lo preocupante es su radiante vigencia pasados ya 36 años de su edición.

Pero en definitiva y dejando de marear más la perdiz , la música en general y de cualquier añada tiene tantos ciclos y frecuentes cambios de dirección. Que al final solo queda asumir su auténtica VERDAD: El secreto no está tanto en querer ser actual como en parecer original , si no en el alma que esta lleve impresa.
Y es básicamente lo que atesora este pedazo de historia: Alma sin ataduras y algún pedazo de mi mismo.

SALUDOS.

jueves, 11 de agosto de 2011

MOTEL BEDS 2011 , SENSACIÓN DE EXISTIR!!


MOTEL BEDS_ SUNFRIED DREAMS
Sello: FICTIONBANDS MECHANICS_2011





Querida concurrencia , oh dios!! pero si solo quedan cuatro gatos!!
He de confesarme , he vuelto a caer en otro de mis ataques de vagancia. Y ante tal quebranto , no me queda más que tirar de las típicas artimañas de auténtico “perro”.
Aquellas que encumbran al vago a los más estupendos de los altares y que destapan las vergüenzas en un puro acto de exhibicionismo veraniego: Se muestran las turgentes carnes (ya sean despatarrantes o sibilinas) , sudan los cuerpos , huelen los pies. O las axilas se convierten en sobacos según el perfume y el olor.

Bendigo a los sinceros caninos que sin miedo a ser llamados “perros”se estiran a todo lo ancho de su peludo cuerpo , para tan solo alzar la vista al paso de algún individuo. Venero a todos aquellos que en un intento de pedir palabra: Meditan , observan y se vuelven a recostar. Ensalzo e idolatro al “escaqueao” , sí , a ese personajillo diezmado y perseguido que convierte el mal colectivo en un puro arte de mimetismo crepuscular.
Y ante todo grito , berreo y proclamo a los cuatro vientos: Alisios , de Oeste o de Levante. Que vivan los blancos de piel que lucen su virginal piel sin miedo a ser señalados , a las lorzas desbordantes que dan sentido a los pantalones de cintura baja , a los barbudos y melenudos , a las chanclas con calcetines , a los canalillos delanteros y traseros , y sobre todas las cosas , a los cerrajeros , que parecen estar obsesionados con decorar toda cerradura viviente con pegatinas multicolores. Quizás ignorantes de que disponemos de un ingente de cerrajeros altruistas , que de forma desinteresada pondrán a nuestro servicio su ingenio por un módico precio en bienes personales.
Porque... y digo yo ¿qué es y qué no es razonable o cuestionable? Seguir las pautas del prospecto del buen cabal o de la corriente establecida. Cuestionar nuestros gustos basándonos tan solo en lo que se espera de nosotros , o vendarnos los ojos y tapar nuestros oídos ante las distonías involuntarias de nuestro cuerpo.



En el campo de la música de supervivencia pasa algo parecido. Tomamos asiento y nos acomodamos con el cinturón de seguridad bien ajustado , para poner rumbo al destino de moda del año con los enseres justos: El cepillo de dientes , el peine y la colonia , para desembarcar en perfecto estado de revista. Sin caer en la cuenta que en tierra habíamos dejado nuestra camisa Hawaiana preferida y nuestros mejores pantalones raídos.
Desechando todos aquellos elixires de amaneceres etílicos en cualquier oscuro callejón de la ciudad , que tan sucios nos hacían despertar. Pero que en la más profunda de nuestras satisfacciones , nos hacía sentir orgullosos y felices por haber escogido el camino equivocado , aquel que brotaba de nuestra oculta propensión.



THE MOTEL BEDS no se abrazan a los rumbos caprichosos de la cultura musical. No planean , no meditan , no decoran ni reciben a los invitados con la cortesía de los grandes fastos , al contrario. Te reciben con las manos llenas de grasa , te abordan por la calle e interrumpen las conversaciones con el más espontaneo de los ritmos revivalistas.
Cierto es que podrían reescribir los capítulos de nuestros ancestros , sin embargo prefieren mantenerse en esa delgada y ambigua frontera del PopRock con diversas ascendencias de tinte sesentero. Un ejercicio por otro lado , que se ha intentado con insistencia pero con resultados contrapuestos , en especial en los 90. Y que su efímero paso por diferentes escenas casi siempre lo a acabado abocando a una caducidad marchita , del todo injusta.
La música señores míos decanta la balanza por lo general hacia la modernidad , o por lo menos en lo general , si no es innovador se disfraza de ello. A sabiendas de que con el paso del tiempo lo bueno es clásico y lo no efímero.
Llegados a este punto el quinteto de Dayton (Oahio) ni tan siquiera se propone hacer un disco de sonidos deudores de: The Beatles , The Who o Buddy Holly al uso , pues su discurso esta tan bien amasado y compactado que transpira personalidad por cada uno de sus poros. Es aquel tipo de Pop “Garajero” que en una escucha inmediata y superficial te parecerá haberlo oído en infinidad de ocasiones , pero que pasados los días volverás a escuchar más detenidamente para buscar esa nota , acorde o estribillo que se te clavó como una espina en el desván del subconsciente.
Es ese tipo de música que te echa para atrás por el descaro de lo manido de la propuesta , pero por el que te acabas rindiendo por la frescura de las canciones. Pues lo que algunos llaman Rock clásico en un intento de limitar al oyente , se olvidan que por lo general lo que acaba defendiendo la integridad de un disco , son la calidad de las canciones independientemente de la etiqueta que se le quiera poner. Es por lo que bandas como: The Cramps , Stray Cats , The Jam , The Kinks , o Elvis Costello siguen tan vigentes ahora como antaño pues el rock tiene ese ingrediente secreto que lo hace a la vez clásico y atemporal.



Su segundo albun desde su nacimiento en 2003 es todo un compendio de pequeños detalles que lo hacen sonar soleado y cavernoso a la vez , con una producción que lo dota de ese perfume a garaje tan natural y falto de artificios como el de las bandas antes mencionadas. Y con once cortes que se muestran desnudos tal y como son , de puro Pop afilado y cortante que seduce por su sencillez abrumadora.
Con un inicio ingenuo , va tomando forma a medida que van sonando: “Bat Naps” , “Obey your lunch” , “The lights” o “Go go make yourself” esta última una de mis preferidas. Todas ellas con poco más de tres minutos pero con el suficiente arresto para defenderse como gato panza arriba en éste , un mundo de falsos snobismos.

Los llevo escuchando desde que asomaron en la playlist de Junio gracias muy en parte a esa fantástica bitácora llamada THE JANGLEBOX http://thejanglebox.wordpress.com/. Donde nuestro ilustre y visionario compañero JOHN RILEY nos sirve un menú de auténticas joyas que van desde auténticos imperdibles de la música de siempre , hasta los secretos mejor guardados de la red: Bandas y autores que ponen a disposición sus temas de forma gratuita y legal o Lp's enteros en sus Bandcamps para adquirir bien sea: Por descarga gratuita y legal , en formato digital , o físico por un módico precio.
Lo mejor y auténticamente remarcable en este caso es el ingente de nuevos músicos que se abren paso en este pequeño y poco promocionado formato de Bandcamp , donde se pueden escuchar los discos al completo y adquirirlos de forma cómoda. Pues su inestimable tarea de rastrear todo lo que en su web aparece no tiene precio , desde aquí un saludo fuerte.

Solo por esto y por lo anterior escrito vale la pena dedicar un momento de nuestra vida en escuchar grandes hallazgos y mejores discos de bandas como: MOTEL BEDS , COLLIDER , NODDING BY THE FIRE , HELP STANP OUT LONELINESS , WE ARE TREES , UNOUOMEDUDE y otras tantas , que muy probablemente pasaran sin hacer mucho ruido alejados del negocio caníbal de la música. Pero que atesoran ese espíritu en vías de extinción del que puede presumir la música alternativa: Atrevimiento y desverguenza.



Motel Beds son: PJ: Vocalista y guitarra
Tommy: A las guitarras
Ian: A la batería
John: Bajista y voces
Darryl: A las guitarras


Blog de la banda: http://www.brotelbeds.com/

DESCARGA SU DISCO DE FORMA GRATUITA Y LEGAL DESDE SU BANDCAMP: http://motelbeds.bandcamp.com/

                                       
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