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viernes, 13 de mayo de 2016

HELIOGÀGAL, Y ESAS CAUSAS QUE NOS RE_MUEVEN: Mishima/Za!/Pony Bravo



Más vale tarde que nunca y...
El influjo del hechizo tropical cayó el Jueves 5 sobre la sala RAZZMATAZZ (antiguo Zeleste). Iluminando por un instante ese cielo gris turbador, como una deflagración de grisú. Por más que sea a días luz de su acontecimiento, cuando quedan grabados en esta últimamente descuidada bitácora.
Piadoso con los fariseos y alentador para quienes se conectaron sin cables ni antenas, al carácter percutivo/reivindicativo de la noche. Haciendo de una inventiva prácticamente espontánea e incendiaria, toda una exitosa convocatoria. Porque amigos, conseguir congregar a mil y largas personas en Razz con un escaso margen de un mes (movilizar, organizar y sumarse). Para acudir a la ayuda de este minúsculo, pero expansivo Bar del barrio de Gracia (plataforma literaria, poética y musical de los “sin nombre”). Tiene por lo menos, dos vítores; sino más: Heróico y emocionante!!

Este minúsculo e histórico Bar de ese antiguo pueblo hecho barrio, llamado Gracia. Con un aforo tan reducido como variadas e imaginativas son sus actividades culturales: 35 personas de cabida por 4000 conciertos en 20 años. Sufrió creo que tres multas por sobre aforo y de remate, una prohibición de eventos en directo por falta de condiciones de 18.000 euros.
O lo que es lo mismo, prácticamente obligarlo al cierre inminente por la inviabilidad del proyecto y la falta de recursos. Que ahora, justo cuando publico estas líneas se ha hecho efectivo; y salve el diablo su próximo renacer.
Siendo un poco perspicaz y habiendo estado como lo hemos. Me parece un despropósito legislar de forma salomónica a un pequeño bar, que en momentos muy puntuales de conciertos o actividades, apura el poco espacio de un bar de 35 a 50. Ni son mil y pico personas como las que reunió el Jueves de la pasada semana, ni se producen avalanchas delante de la barra o ante el escenario esquinero que improvisan; no es el caso, digo. Que las leyes están para cumplirlas? Perfecto. Que deberíamos ser más versátiles y flexibles, si de verdad queremos ser una ciudad cultural, plural y creativa (no solo para los que se forran, son bonitos, y dan una imagen de maniquí de Barcelona), también.
Que creo que nadie valora la importancia que tiene aquello que no luce, y que genera algunas de las mejores y más variadas ofertas culturales del “más con poco”. Que vale, no vende una ciudad turoperadora como la que han convertido PSOE y CIU en 10 años. Pero que se note que es posible otra ciudad para TODOS: los que molan, y los que no tanto.


Por esa ristra de motivos; suficientes. Y por otra pila que podría relatar aquí con la música en directo como eje vertebrador, y sobretodo, con aquellos que hacen de la experiencia musicocultural su leitmotiv existencial.
Son algunos de los que me empujaran a sumarme a esta extraña celebración de la desgracia ajena. Como algo que nos atañe a todos: Que la asfixiante crisis y la nula colaboración de los elevados estamentos, sean ese resorte superviviente e imaginativo que por desgracia (o suerte), sigan generando iniciativas microbianas. Que creo definitivamente, son las que verdaderamente enriquecen “una escena” -si la hay- cultural de una ciudad, y de un país.

Así que llegados a este punto. La verdad es que más importante que la triada que se sumó de manera espontánea al evento, lo era el echo de convertir en éxito/victoria este penoso suceso.
Daba un poco lo mismo tener esa cuenta pendiente con MISHIMA, desde la lejana entrevista que realicé a Carabén hace 15 años. No conocer ni repajolera de ZA! incluyendo el cangüelo que pueda dar esa especie de estilo experimental inclasificable que practican, y dejarme llevar por ese loop instantáneo que los lleva de Chemical Brothers a Animal Collective, pasando por el Afrobeat.
O que el último disco de PONY BRAVO -De Palmas y Cacería- no me acabara de cuajar hace tres años. Básicamente porque a veces, y últimamente más de lo normal. A uno le mueven motivos más esotéricos e inexplicables, cuando decide de manera totalmente inesperada e intuitiva apuntarse a un directo. Eh!! y es ahora y ya, una de las decisiones más acertadas, medicinales y reveladoras que uno pueda tomar: Dejar de lado los gustos estrictos y encorsetados, y lanzarse a descubrir y descubrirse por maniobras puramente instintivas. Si uno se moviera solamente por sus gustos y la seguridad de no arriesgarse, ahora mismo estaría haciendo ganchillo y tarareando con unas zapatillas de felpa a Pablo Abraira.

Debería, pero no voy a relatar meticulosamente cada canción, momento memorable, o incluso quien fue el campeón de la noche. Más que nada porque lo que triunfó el Jueves fue el ambiente libertino y de improvisación de la noche. Que mejor que Za!! y su puta locura para llevar al lado más oscuro a los comedidos Mishima. O en ese alarde de sesión continua entre actuación y actuación: cada banda se dejaba llevar hacia el vacío y en perfecta orgía con la siguiente. Esa cosa que tiene el directo y que destapa el daño irreparable que hacen los registros y producciones, cuando la música en vivo la que hace que la música y su ejecución sean únicos e imposibles de plasmar en un soporte físico.
Además también ocurrió entre bambalinas y en los albores de una terraza colindante, otro encuentro sideral en la 3ª fase: La del muá, y mi gran amigo Txarls de (music is my girlfriend). Que joder!! cuatro años ya desde esa última vez, cuando nos vimos en el concierto de MEGAFAUN, son muchos/demasiados ya ¿no? Tan a celebrar como el éxito de afluencia y consiguiente recaudación para esta noble causa. Y no es por ganarnos el protagonismo de la noche; válgame el señor. Fue nuestro reencuentro después de largo tiempo y el día que conectamos vía concierto de Tindersticks, y su posterior crónica.

Fue MISHIMA quien pagó nuestra lengua suelta, el agustico de la terraza con ventolera y todo y comer, que el parlamentar abre mucho el apetito al igual que lo quema la música. Pero la onda expansiva de los Barceloneses ZA! consiguió lo indecente: hacernos agitar los dos litros de cerveza previos, en una terraza de las inmediaciones. Entre charradas baloncestísticas, reflexiones temporales que se dan con la medida del tiempo, y claro, nuestra locuacidad compulsiva. Son esas conversaciones que te enseñan a ver los pormenores de la vida desde un prisma musical distinto al que conoces. Y eso solo se da hablando, en vivo, y en directo.

PONY BRAVO fue la banda idónea para cerrar la noche. Con esa guasa psicodélica característica de los Sevillanos, a la hora de airear las miserias más bizarras de nuestra existencia.
Su repertorio alcanza un grado muchísimo más rico, poliforme y flexible en directo; infinitamente mayor. Por sus composiciones, y esa manera tan incisiva y desinhibida de entenderlas cuando las ejecutan. Se puede mascar el krautrock, la psicodelia, los tropicalismos y africanismos, el blues marciano, el funk kaleidoscópico, el rock o un flamenco que más que eso, es su vena andaluza que bombea en cada acorde.

A mi inevitablemente me viene a la memoria “Las Calles de Chicago” de No me Pises que llevo Chanclas. Una banda a la que pocos entendieron cuando llevaron el Rock Andaluz a terrenos librepensadores; musicalmente hablando. Y es que la ironía y el cachondeo es a menudo tomado tan a guasa, que se nos escapa su verdadero valor transgresor.
El Político Neoliberal” fue con diferencia “EL TEMA” de la noche. Que no tendría esa categoría, sin el clímax que consigue ese órgano levitador, y los espasmos en los que se convierte cada acorde del resto de la banda. “Mi DNI” esa declaración clara y frontal de intenciones y sobretodo de su filosofía creativa. “Ninja de Fuego”, “Mangosta”, “Noche de Setas”, “La Rave de Dios”...
El cierre total de una noche que reclamó a ritmo del “No tengo Dinero” de los hermanos Righeira, fue colosal. Músicos en su totalidad sobre las tablas, magreando cada ritmo, impulso y espasmo de una especie de Rap que el dúo de Za! llevaron a cotas surrealistas.

Como siempre pasa o suele, el final del concierto celebrativo nos tiró al barranco de los desenlaces. Buscando como quien no tiene casa, un bocadillo con el que hacer colchón a tanta cerveza y bebercio. Acabamos en otro bar de las proximidades y allí, más risas, mucha complicidad, hijos putativos de la música. Esas hondonadas generacionales que creemos nos separa, y nos unen con lianas invisibles. Mi buen amigo Txarls, sus escoltas de los Karl Malone de La Isla y una acoplá que se unió al final de fiesta; para darle más locuacidad a lo que no se explica. A lo que flota en el aire y transmite.
Gloriosas noche que se escapan de la docencia y la narrativas, que bien vale un viernes; y ellos saben que sí.