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domingo, 23 de junio de 2024

DE VUELTAS A LA MANZANA: UNA PLAY PARA EL 2024 PORQUE SÍ, O… ¿UN 15 ANIVERSARIO?

 


En el arte milenario de mondar la fruta; cada una con su técnica correspondiente. Después de desgajar una naranja de piel gruesa y esponjosa con los dedos, para olértelos después. 

El de rasurar la fina vestidura de una manzana Golden del tirón y con una espiral perfecta y completa. Ésta, es la que hallo más fascinante, hipnótica y erótica si se quiere.

 

De pequeñín, era una especie de reto, que concluía con una satisfacción infinita al ver todo su vestido completo y enrollado. Igual que el de un artista que se aleja de su obra conclusa para el disfrute propio del trabajo bien ejecutado.

 

La manzana en sí misma y todas sus connotaciones arquitectónicas de cuadrículas urbanas. Me vienen al pelo para explayarme en el disfrute de pisar charcos y contemplar el reverdecer del secarral; de parques y jardines, así como el emocional propio y ajeno.
Aunque a poco que sean mínimamente observadores. Verán que las primeras líneas ya se han oxidado, igual que la tersa epidermis de una hermosa Fuji a la intemperie. Pues voy camino del medio año desde que me metí por accidente a domador de demonios propios y ajenos.

 

Allí fue precisamente, donde a vueltas con la manzana próxima a mi morada; mientras infusionaba nicotina, vapor y lluvias de las que no se tiene ya, ni el recuerdo ni su olor. En cada pasada frente a las cajas de mi frutero de confianza Juan. Miraba alcachofas, zanahorias, tirabeques, naranjas y habas, dando rodeos bajo la lluvia.
Hasta que los exclamativos pedículos y las sinuosas curvas que nacen de sus endocarpios, me clavaron ante la puerta:
Empapado, calado y embobado; mientras me guiñaba el ojo una raquítica Golden de Ponent.

 

Su calibre, brillo y tersura no eran las de una robusta Marlene, cierto es. Pero sus desproporcionadas hechuras y su pequeñez entre tanta musculada manzana alpina y otras, que lucían cerúleos cutis; igual que aquella francesa abonada al “semáforo” de Jordi Estadella. Ella, destacaba por su noble y translúcida mirada.

Me cautivó, me enamoré, me prendó; proclamé.
Y entre ese morbo adolescente del disfrute del desvestir; muy por encima de la sobrevalorada culminación del coito, el bocado o el deglutir. Y el dilema existencial de la decisión acertada o errada que nos proponen los desaires de la vida.
Yo, he escogido el avance suicida como las tropas de Napoleón en la batalla de Waterloo, solo que con el amor por bandera. Que por romanticismo no sea.

 

 

Bajo un cerezo floreado me la he comido, a besos, digo, mi adorada manzana.
Sé que otros han cobrado ventaja y que el año discurre a toda velocidad. Pero la contemplación y el canibalismo cerebral tienen, aparte de horas insomnes, alguna que otra ventajilla:
Todo se ve desde la distancia y la parsimonia de otra manera igual, más equitativa. Tal y como he aceptado ya, que el algoritmo machacón de todo lo que va relacionado a redes, sectas mediáticas y clubs de fans de John Boy, no van conmigo. Siendo como soy más de discurrir por la maleza encontrando sin buscar, que de perseguir, adorar y echar carreras.

 

Así pues, como mi idilio Malus Doméstico tampoco me da para relatar parabienes para tanta joya musical.
Igual que hago con mí cariñosa Gertrudis; nombre con el que he bautizado al amor que concentra ahora toda mi atención.
Pongo a disposición de aquel o aquella que como yo, tengan a bien bucear sin bombonas ni divisores de carriles de piscina a los que asirse. Un puñado de canciones con las que animarse a investigar, que no como meros paliativos instantáneos, efímeros o placebos para sofocar la pereza de chafardear.

 

Mientras este prorrateado texto va mutando: De novedosa playlist, a enciclopédico fascículo para celebrar mis 15 años dando la barrila. Yo, ya he pasado de la verdura de temporada a la flor de calabacín en la solapa para certificar que eso, que ando enamorado.
Que la luz parece que asoma entre chaparrón y chubasco.
Y que a veces, solo a veces, haría como si aquí no ha pasado nada. Y continuaría con el hilo ese de dejar constancia de todo aquello que me hace bailar y canturrear, sin importarme un pimiento si hay alguien al otro lado.
Así, pa mí, pa siempre.
Con una colección de canciones memorable; como siempre. Y con los Alabameros Verbena infiltrando de grasa indierockera noventera estas cuarentai¿tantas? Canciones con las que prender la mecha del pastel de cumpleaños en plena noche de San Juan.
Hola Verano  Pagano!! y denle al play sin rubor ni manías. Todo bueno, todo de temporada.

 

SALUDOS, y bailen, y rían.
 
 00_VERBENA_Hey, Come On
01_JEAN MIGNON_Sweet Burnin' Hog
02_PISSED JEANS_Moving On
03_SPLIT SYSTEM_Alone Again
04_THE ARTHURS_The Gloaming
05_LOS SAINTS_Never Said
06_GWENDOLINE_Rock 2000
07_ARAB STRAP_Bliss
08_JUSTICE_One night all night (feat Tame Impala)
09_THE KVB_Overload
10_STILL CORNERS_The Dream
11_DOG UNIT_Consistent Effort
12_PALE LIGHTS_Twisting the knife
13_JOSEPH GIANT_With you
14_DENT MAY_Coasting on funes
15_DEHD_Pure gold
16_JUSTIN GOLDEN_Bye bye Baby
17_NEW MODEL ARMY_Coming of Going
18_PRIZE HORSE_Know better
19_ANOTHER SKY_Psychopath
20_ATENCIÓN TSUNAMI_Politiza tu estrés
21_ALCALÁ NORTE_No llores, Dr G
22_AMATEUR_El huerto provenzal
23_THE REDS PINKS AND PURPLES - What´s going on with ordinary People
24_BILL RYDER-JONES_This Can´t Go On
25_ELBOW_We have all the time in the world
26_HEAL_Closer
27_TURNSTILE_Alien Love Call (feat blood orange)
28_DIIV_Brown Paper
29_PUNCHLOVE_Dead Lands
30_ENOLA_Metalbaby
31_HOT GARBAGE_Lowering
32_LA LUZ_Strange World
33_MEATBODIES_Hole
34_THE THIRD SOUND_Anothe time, another place
35_HORSEBEACH_A Friend by the Lake
36_REAL STATE_Flowers
37_THE BLUE HERONS_tALKING TO gHOSTS
38_THE TYDE_Streetwise
39_BOECKNER_Ghost in the Mirror
40_HOLY ESQUE_Courteous Man
41_BEEN STELLAR_Scream from New York, NY
42_MANNEQUIN PUSSY_Nothing Like
43_EMMA RUSSACK_About Girl
44_MOUNT KIMBIE_Fishbrain
45_COLD CAVE_She Reings Down

viernes, 10 de noviembre de 2023

BALLBOY_CLUB ANTHENS 2001/2023: ATENTOS A LA PISTA DE SALIDA (ANIVERSARIO)

 


Atentos a la pista de salida azuzaban con la pertinente colleja y: ¡niño al aguaaaaaa!
Desde aquel preciso y tierno instante, no volví a acercarme al agua sin hacer pie ni por activa ni pasiva. Verán si no, si es manera de adoptar el nado, el tufo al cloro y el arte del sirenito lanzándote a la piscina de un empujón. Ejerciendo del desespero por no ahogarte, el talento natural michaelphelpsiano de una criatura de 5 años.

 

Pero no penséis que toda la culpa de mi apego a tierra firme fue solamente de ese cenutrio monitor.
Hay un recuerdo como el vaho del baño. Donde me veo agarrado de pies y manos a los bordes de la bañera evitando el agua con una flexión magistral de mi tierna columna. Y no digamos si me echabas de improviso agua en la cara; entraba en colapso respiratorio.

 

Ya luego, y por propia voluntad; cuando dejé de ser un niño gilipollas (es imprescindible en la madurez, aceptarte como un impertinente contemplado por eso de mejorar). Fui capaz de cortarme las uñas de los pies, calzar una chancleta y hasta ducharme echándome el agua por la cara con tal de meterme en el baño con mi radiocassette sanyo de 12kgr y perder la conciencia escuchando música.
¡Ahí fue cuando conocí el amor! ¡Justo ahí!
Escuchando el Whammy Kiss! con trece años; imaginaos lo largo que se les hizo a hermanas y cuñados aguantarme. Ese tipo de cosas capaces de trazar un guiñolazo cobalto entre el presente y el pasado, son el mismo teletipo disuelto en el tiempo por el cual agradezco enormemente la visita de Gordon McIntyre.

 

21 años, los mismos que mi hijo mayor con el carnet de conducción recién adquirido; el mismo que me enseñó a nadar hace diez.
La vida misma como una sucesión de cimas y ensenadas, de resbalar, hacer pie y agarrarse con uñas y dientes. Y siempre o casi, acompañada de una melodía vestida de canción.

 

Es entonces, justamente entonces, cuando aquellas colecciones de canciones con poco más de dos décadas. Definen por si mismas un momento histórico de tu vida.
Y claro, al rememorarlas por trascendentales y celebrables, adquieren ese halo de ¿melancolía?
Pues no, una época en la que con la incipiente llegada de internet. Las canciones de Ballboy en sus primeros Ep’s, recogidas en este álbum, marcaron un punto de inflexión a la hora de rediseñar el universo anónimo del panorama alternativo.

 



Años del primer fanzine Pop-Eye, de nuestro primer programa de radio Canciones desde el Paraíso con la sintonía de Derribos Arias y aquel: -“me va a echar de la discoteca, por apoyar el codo sobre el disco”. De la heroicidad de Fantástico Club y The Sound con sesiones revitalizantes de contracultura alternativa. Entrevistas a Mark Burgess, Sidonie, Chucho, Mishima y Raül Refree…
La emoción y vigor del “hazlo tú mismo o con amigos”, de flyers y carteles. De pasión y creatividad.
La misma que ahora años más tarde, me tiene ante el teclado relatando historias que fueron bonitas y hacen que merezca la pena ensalzar a estos cuatro escoceses de Edimburgo.

 

 

 
 
CLUB ANTHENS eran por así decirlo, el punto en el cual podías volver a ilustrar la verdadera idiosincrasia de lo alternativo justo cuando el britpop a la par que el grunge sucumbían al éxito mayoritario inmediato.
Darle sentido a la desnudez de Billy Bragg y a sus mensajes, a la poética austeridad de Arab Strap, a los rocosos crescendos arpegiados de Wedding Present, y al minimalismo de Field Mice, Sarah Records, y la pureza de las grabaciones de John Peel en forma de canciones que hablan de cosas que te pasan a ti y a mí.
Era como volver a deshacer el camino, no por esquivo y antisocial, sino porque mucho antes de que Pixies los conociera hasta el tato justo cuando se disolvieron e incluso después. En 1993 por ejemplo, apenas si los conocían los 4 gatos de siempre, Suede presentaba su disco en la diminuta sala Estándar de Barcelona, Breeders hacía lo propio meses después, y años antes Radiohead teloneaba a James ante apenas 300 personas en Zeleste (ahora razzmatazz). Y justo era esa aventura de buscarte la vida, lo que hicieron excitantes los 80 finales y primeros 90, hasta que internet entró en escena.

 

Con la entrada del nuevo milenio el contador se puso a cero, y fuimos unos cuantos los que volvimos al invisible mundo de lo alternativo.
Lo cual es una prueba más que fehaciente, de que el éxito masivo, la popularidad o el acceso a la información no suele ser siempre síntoma de calidad o excelencia.

 

 

Ballboy podría circunscribirse al indie primario, antes de que ese término acabara siendo algo tan amplio, que perdió el sentido. Junto a ellos podría enumeraros un puñado de proyectos que me embelesaron de la misma forma y no precisamente por parecidos razonables: The Mendoza Line, The Prayet Boat, The Delgados, The Clientele, Appliance, Cosmic Rough Riders…En fin, todo aquello imposible de pinchar en un local, inexistente en las emisoras e invisible a la prensa.
Ballboy por definición; la mía propia claro está. Podría sintetizarse en “Nobody Really Knows Anything”; la primera canción que escuché de ellos y me noqueó al instante.
Llegaron “Meet me and the shooting Range”, “A Europewide Search for Love”, “Something’s Going to Happen Soon” y el paso atrás para descubrir la inmensidad de sus primeros Ep’s recogidos en Club Anthens.

 

Escribir este extenso tochamen para realmente no hablar una mierda sobre algo que no se explica sino que se escucha. Era una obligación para esta bitácora que solo se anima si la cosa va sobre anonimatos, invisibilidad, ostracismo, olvido y un poco sobre encerrarse en la habitación de uno mismo y creer que vuelas y escapas.

De cómo el bajo de Nick Reynolds me provocaba erecciones imposibles de dominar. La columna se me estiraba produciendo calambres de placer en mis gemelos. Y cómo creía deslizarme sobre “Building for the Future” como si lo hicieran en una ladera de Holyrood park flotando apenas unos milímetros sobre la sección de cuerdas.

 

 
Del como las notas crudas de “A Day in Space” relatan hablando lo que se supone es observar desde el espacio el mundo a la deriva: “A veces me pregunto qué le pasa a la gente, se han vuelto débiles y estúpidos. O están viviendo con miedo”.
Y la sincera rotundidad de “Dumper Truck Racing” que va bajando el volumen hasta el mínimo inapreciable. De los invencibles textos de Gordon tan lícitos veinte años después. De los miedos, las dudas, los deseos y las mareas que se suceden año tras año sin apenas diferenciar protagonistas y secundarios.

 

 
Ballboy supo concretar como pocos, la genialidad de procrear lírica y música con la misma velocidad que los sucesos empujan a componer. Por lo tanto, creo que esa creatividad ahogada por los sucesos y resiliente en canciones inmortales, son la mejor de las suertes posibles.
I Hate Scotland” nos cuenta lo que supone formarte año tras año, día a día, buscar objetivos, crear metas… Desmoronarte, erosionarte, desdibujarte… Y como dejarlo a un lado y lanzarte desde un trampolín. Como mandarlo todo al garete, renovarte y reconstruirte.
La vida misma con sus constantes dudas existenciales.
Ballboy fueron únicos en narrar todos los vacíos que cada uno pueda imaginar desde la adolescencia hasta la edad adulta. Y hacerlo con un pop tan sincero, y honesto.

 

Paradójicamente se podría pensar que la música de este cuarteto estimula el desaliento y la depresión.

Pero muy al contrario, sus canciones invitan han expandirse y a enfrentase a las dudas, que son el sino mismo de la vida. Cantándolas a pulmón abierto como lo harías al subir el volumen de “One Sailor Was Waving” o “I’ve Got Pictures of You in Your Underwer”: Usando nuestra fragilidad como fortaleza.

 

Disfrutarlas os hará bien, lo prometo.

BALLBOY son: Gordon McIntyre (voces, letras, guitarras), Nick Reynolds (bajo), Alexis Beattie (batería), y Katie Griffiths (teclados)  


domingo, 28 de julio de 2019

CUMPLIMOS AÑOS!! 10º ANY_VERSARIO, Y LOS RODADORES BELGAS

 

Number naiinna,
number naiinna,
number naiinna,
number naiinna…
Pedaleo, riñones.
Y el plato grande en elipse estroboscópica, girando sobre tu cabeza gacha camino de la Roca del Vallés. Mientras (por ejemplo), suena el Tour de France en el derretido salón.

Todo, dando vueltas como un mantra en el tocata Bettor de maleta de tu infancia. Como una llamada/alarma a la psicodélia/lisérgia, con la que uno suele caer en el remolino colorido del recuerdo:
El carnero que envistió en sueños el portón del corral y que jamás supe si fue real.
Las grandes tetas de mis hermanas que espiaba por la rendija de la puerta a hurtadillas. El Cola Cao. Y el niño consentido!!

El matón de mi calle, Manolito (no es irrisorio para ser un matón, más por calibre que por prestancia?), los taquigoles y la invisibilidad hasta los 14 años.
El pollo que me mató mi padre en una de sus borracheras, y que jamás perdoné; (y ahora sí). El humo del tabaco y mis ojos llorosos escoltándolo a decenas de peñas flamencas: seguirillas, tangos, fandangos de huelva y martinetes… y sus poesías de analfabeto acuñadas por manos como lijas hartas de fondar barricas en Ramoneda Hnos.
Pegando con cola blanca de manualidades, todos aquellos recuerdos que te van viniendo:
Pues si los 49 ahí, mirando desde el filo del precipicio la entrada a los 50, son dados a hacer retrospectivas.
Que van a ser los diez de blogeo y escrituras? Si como mucho son un punto de lectura de cartulina fucsia como tantas e inconstantes aventuras.

La última que celebré, la cabra tiró al monte: Medio bestia/medio criatura.
Y ahora, años después. No se si salir a buscarla o quedarme observándola corretear esporádicamente. Cuando parece ya un mastín perezoso, que solo ataca/defiende, cuando la presa está a una distancia no más grande que la de un palmo.

Se ha asomado ahora desde la ladera a la playa. Y allí. Desde arriba.
Donde se contempla el festín de los dioses con cierta desgana y más pereza que empatía.
Solo queda tomar apuntes y editar el bestiario: Cada día uno distinto y aún más grotesco.

Eso en cierto modo, lo he adquirido últimamente de mi nonagenaria madre (y uno+).
A quien solo despierta una sonrisa increíble de su resignada y anciana demencia, una burrada de las mías o de mis hermanas.
Sus empequeñecidos ojillos y el crisol de color que desemboca su cuerpo en dichos, manías del pasado, y cada uno de los nombres de los vecinos de mi barrio; incluso saber que Rocío Jurado nació en Chipiona, y no lo que comió horas antes.
Todo es así de mágico y exquisito!!

El último año de EGB y los preparativos y recaudación como delegado de 8º, para el viaje de fin de curso que nunca llegué a hacer; así, por que sí.
Mi observatorio desde el balcón, donde dos muchachas con hullaop medían mi estándar de belleza. Las cronometradas con mi Orbea Furia y un amigo, a una de las manzanas de mi barrio; muy a lo escalada de Montjuic. O el juego de mesa que inventamos los dos con fichas, emulando las grandes clásicas de ciclismo y nuestro propio equipo extraído de revistas.
Las horas interminables y sudorosas en mi habitación con mi madre gritando: - Salir a que os de el aire!!
Mi vecino marrano del primero con su Atari, el pajillero del segundo, el alelao del cuarto o los “cabezas cuadradas” del quinto; como los llamaba mi padre.
Los bocadillos voladores a las cinco de la tarde a grito pelao. Los paitobis de San Roque que venían a mangarnos nuestras miserias y temores.
El cazador furtivo de arañas y moscas para el tritón del Miguelín. Y nuestros primeros tocamientos con nuestras vecinas; las emancipás: A médicos, a novios y al cuarto oscuro. Toda una revolución sexual!!

Todas, microscópicas fábulas que como una serie de Granada Television. Ocurrían por un breve periodo, aunque con el tiempo parezcan extraordinarias aventuras mucho mejores que las de los Goonies. Y que en un barrio raro de la periferia, nos hizo y hace a sus nativos, gente rara de cojones en un universo lleno de situaciones inverosímiles dignas de cualquier guion de cine underground.

Ahora. Esto de cumplir una decena de años narrando lo que bien creo merece la pena compartir. En realidad es un diario experimental para liberar todo lo que supuestamente no debería perderse en mi recuerdo.
Ese que ya ni acertamos a balbucear o describir con exactitud matemática sino emocional.
Una terapia vamos!! que me sale infinitamente más barata que la de un psicólogo o logopeda. Y que hasta amigos me ha hecho encontrar (no veas lo sufrido que es sentirse solo).

En realidad y seguramente. Todo este microcosmos de confesos empedernidos y frustrados, sea como un cotolengo donde mirarse y reconocerse, en vez de esconderse entre la multitud.
Pero siempre preferiré estar entre locos libres, que rodeado de cuerdos temerosos de enseñar sus debilidades más perversas.
Disfruten así de esta retahila de tonterías y con ellas, de cada una de su/mi banda sonora personal. Para huir un poco del posicionamiento firme y convencido que pretende reunirnos entorno a un ideal, estilo o pensamiento aborregado. No sean ni así ni asá, sino solo páginas en blanco.
BONE ESTIU y DISFRUTEN DE ESTAS INCONFESABLES RAREZAS!!

01_SHIRLEY ANNE FIELD_Its legal
02_THEE MORE SHADOWS_Pre-present
03_A.A BONDY_When the devil's loose
04_THE GENTLE WAVES_Falling from grace
05_ERNAN ROCH CON LAS VOCES FRESCAS_Cause of love
06_THE SMITHS_Reel around the fountain (Troy Tate version)
07_PERE UBU_Breath
08_THE CONNELLS_Get a gun
09_B52's_Hero worship
10_ALTERED IMAGES_Dead pop stars
11_HATCHAM SOCIAL_My opinion
12_THE MONOCHROME SET_He's frank
13_KRISTIN HERSCH_A cleaner light
14_STEREOLAB_French disco
15_BEASTS OF BOURBON_Something to lean on
16_BARE WIRES_If its over
17_THE JAM_A town called malice (Live)
18_THE LEGENDARY JIM RUIZ GROUP_My bloody yugo
19_BOB MARLEY & THE WAILERS_Johnny Was
20_THE FLAMING STARS_Too late to turn back, too early to say goodbye
21_PAVEMENT_Grounded
22_GET CAPE WEAR CAPE, FLY_An oak tree
23_THE LUCY SHOW_Resistance
24_NEW MODEL ARMY_The price
25_SR CHINARRO_La cruz verde
26_DENT MAY &MAGNIFICENT UKELELE_Howard
27_DAVID BOWIE_I dig everything
28_THE BLUE NILE_Tinseltown in the rain
29_MY BLOODY VALENTINE_No place to go
30_THE GREEN PAJAMAS_The secret of her smile
31_THE RAYNYARD_Wasted rain

domingo, 26 de noviembre de 2017

GEORGE BEST Y LA IMPORTANCIA DE SER KEVIN_30th




No os lo vais a creer como corrían, saltaban y resoplaban entre el sudor de un Otoño más que inminente. Porque si hay todavía alguien que discrepe en la capacidad de embeber de tiempo y edad que tiene la música, a los leones con él!!

La mirada atónita de los virtuosos del jazz que decoran la Nova Jazz Cava de Terrassa, fueron testigos del extraño suceso:
Las luces confluyendo sobre el skatalítico escenario del coqueto auditorio de artesonados, apantallados, la forma de la platea; que bien podía ser la de una ermita en lo alto de un promontorio. Y un puñado de acólitos donde ya por tiempo, ni jerarquías o galones hay que valgan. Si no es la palabra y el acorde a golpe de “Oh Why do you catch my eye, them Turn Away?” los que prácticamente resumen el secreto del elixir de la eterna juventud.


GEORGE BEST se publicaba hace una treintena de años bajo el techo de Reception; prácticamente autoeditado. Y allí, en su flamante 1987 de puente colgante, entre la herencia punk de finales de los 70 y lo que sería el rebrote del indie como un alka-seltzer a punto de ebullición. Treinta años después, sigue siendo uno de los más frescos testimonios del Pop ganzúa. Con el que forzar ese cofre que explica de que va el indie de la era verdadera.
Ese mismo que el pasado 5 de Noviembre, a base de melodías. Acabo convirtiéndonos a los allí presentes, en niños de ojos brillosos con su juguete favorito entre las manos.
Hubo incluso algún que otro relevo generacional de padres a hijos: De padres que se vuelven criaturas momentáneas, y de abuelos que invierten su reinado en timbas de tengui y falti; que si no fueron todas, sí los amuleto.

The Wedding Present, ya tan solo con el bueno de David Gedge al frente. Ha sabido rodearse de discípulos aplicados, en eso de dar a su temario más clásico el tono adecuado. Y a sus nuevas composiciones la entidad acorde con su evolución.
El cuarteto de Leeds, no es que haya cambiado o se mantenga tenaz en un sonido de culto estático. Sino que ha sabido como pocos, contextualizar la idea del Pop de guitarras en su tránsito hacia la actualidad: Mezclando y equilibrando la sonoridad de su primera época, la de Seamonsters, la reflexiva de Take a Fountain, e incluso la de Cinerama. Dando con ello, a un sonido flexible y maleable como pocos podrían imaginar en una banda como los Wedding Present, con fama de tener recursos limitados y un sonido pretoriano. Sin embargo, su frenética actividad desde hace ya quince años los ha hecho justos merecedores de por lo menos: la justicia de debatir sobre la equidad entre su pasado/presente.

Y lo cierto, y esto es una opinión totalmente personal, creo que no hay tal discusión; descartando la mera cuestión de gustos.
Porque una cosa es el deseo que tenga uno de poner los ojos en blanco y alcanzar el mantra con las canciones de su juventud. Y otra bien distinta, el recorrido fondista que tiene su temario; y sobre todo el menos agradecido para la crítica.
Arrancar en frío con un “Once More” a pico y pala por ejemplo, es de ser un padre muy cabrón. Ver que tus pies quieren elevarse del suelo, para volver a un “Yeah Yeah Yeah” Watusi. Y forzar su lado más simbiótico Cinerama/Wedding con “Girl in DDR” de una pobre y abandonada Valentina. Si es que los hay todavía empeñados en mezclar churras con merinas.

Y es que además, meterlo en un contexto de chip George Best ochentero, que es lo que todos esperábamos. Es de tener las pantecontepantes muy bien puestas; y me encanta!!:
Ahora que un “Corduroy” del Bizarro. Y ahí, cuando más apuntito estás... la preciosa “Perfect Blue”. Pareciendo todo ello y ante mi creciente impaciencia, un curso intensivo de la vida de los de Leeds en seis actos.
Porque amigos. Aun y apurando el suspense. A estas alturas de función, Wedding Present siguen guardando caramelos en el forro de su roto bolsillo al estilo de sus mejores caras B sorprendiéndote con un “England” instrumental, descomunal. Que nos preparó con modularidad y suspense Hitchcockiano lo que vendría a ser: -Y de repente Felicidad?

Ya lo decían hace 35 años Edwyn Collins con los Orange Juice, y lo repetían los Wedding cuatro años después: Now I'm in a stupor
Behind the scenes which say
This was is OK
The clarity of my eyes
Shines both in memories of past victories
Fine scenes shining while, shining white
FELICITY a fin de cuentas. Que aunque no sonó, basto con ese brillo de ojos, los aullidos y las sonrisas, que parecían ser un mismo reflejo de la de David; porque su sonrisa lo delataba.

Sonaba “Everyone Thinks He Looks Daft” trotando rocinante como los cascabeles. Afinando y modulando las guitarras en un ejercicio más Pop que Punk y luego... “What Did Your Last Servant Die Off?” pareciendo brillar el sol por encima de unas montañas en plena noche del Domingo: igual que ese preciso whiskey después del café que te quita veinte años de un bofetón. Sabes que hay canciones del George Best, y hay muescas todavía recientes en tu piel de cuando la vitamina joven todavía relucía. “Don't Be So Affraid” flojeando las piernas y así hasta trece, entonándose in crescendo ascendente, de quien bebere y mamare guitarras de las que arañan en plenos 90 veinteañeros.
A Million Milles”, “All This and More”, “My Favourite Dress”, “Shatner”, “Something and Nothing”, “It's What You Want the Matters”, “Give me Love to Kevin”, “Anyone Can Make a Mistake”, “You Can't Moan can You?” y un “Bewitched” incorporado a la fiesta; como la guinda del pastel.





No sabría decir si fue Kevin quien me partió en dos el corazón. Si fue el abrigo de buenos, grandes y viejos amigos con hijos que pueden ver a sus espaldas. De padres/hermanos que suben por el helio vaporoso que despidió ese último pacto diabólico de D. Gedge con su pasado. O porque si las cosas cuando se hacen por que sí, y porque apetecen a fuerza de darle kilómetros y betún a una Capitone Mercedes; tienen eso: QÍMICA.
Huesudas y formidables odas al fin y al cabo, que se levantaron como benditos resucitados; y con ellas nosotros de la mano.
Siento que nos elevaron, que cerramos los ojos pero que todo transcurría como las moviolas: de adelante hacia atrás, al unísono. Que hay discos y muchos esenciales o míticos, pero pocos que deberían pertenecer a la escuela de primaria, caligrafía y ABC de la música esencial, donde el Pop es (la verdad absoluta y más inocente de mi vida).
Y que aunque uno pueda creer que su criterio es débil en nostalgia . Tanto que a uno ya a estas alturas se le hace una duda discernir la legitimidad de andar siempre hacia adelante, morderse la lengua a la hora del: - En mi época si que!!...O dejar que todo pertenezca a una simple mirada cómplice. George Best forma y formará parte de ese pequeño universo Pop rudimentario de barrio, que ahora nadie se atreve a emular. Igual porque hay cosas que pertenecen a décadas y sus habitantes. Secretos bien guardados. O demasiado querer parecer lo que no se es.
Pop desnudo, sincero, ingenuo y salvaje en la simpleza de sus acordes... Y pese a todo, inigualable en tiempo y actitud. De revisión obligada si se quiere entender de que sin pequeños no hay grandes que valgan, y lo más importante:
Que treinta años sigan ahí, indelebles y tocadas como los ángeles. Con más pasión si cabe y sin el desgaste de los años. Con un autor fiel a su idea de concebir el romanticismo Pop, a base de enriquecerlo sin la más mínima intención de cambiar. A golpe de furgoneta, con un perrito y unos chavales que insuflan más vida que la que nos quitó la edad.

PRIVILEGIO