martes, 21 de mayo de 2013

MULATU ASTATKÉ _ YA ESTÁN AQUÍ... PS/2013 Y YO CON ESTOS PELOS!! viernes 24 de mayo Auditori Rockdelux 17:15




Son las historias que van unidas a las melodías las que dan sentido a la liturgia de la música. Por lo menos a la liturgia asociativa de la melodía y del recuerdo, como si los do re mi fa sol la si?? fueran el sacacorchos que trepana nuestra memoria en aras de la emoción auto infligida.
Como un castigo vamos, pero esta vez cosiendo imágenes con historias, e historias con músicas de trasfondo fue como tropecé con Astatké. No son muchos los cineastas a los que aprecio no tan solo por su cine exhortador, si no por la música que inevitablemente va unida a las secuencias: al igual que la fotografía, los planos, los diálogos y guión, la música juega en el imagenio del director de cine, un papel crucial para que las imágenes cobren un sentido especial.
Jin Jarmush lo clavó en Broken Flowers, una película que narra en forma de Road Movie sentimental. Un viaje por Estados Unidos de un Bill Murray hundido en su miserable y anodina vida, al que una carta anónima con la noticia de un hijo inexistente hasta el momento, empuja a visitar a sus exs con la curiosidad de conocer a ese hijo ignorado hasta el momento.
En el viaje le acompaña una banda sonora exquisita y repleta de joyas musicales: The Greenhornes, Marvin Gaye, The Tennors, Gabriel Fauré, The Brian Jonestown Massacre, y Mulatu Astatké que a su vez se cruza en un mestizaje temporal con los Camboyanos Dengue Fever. Las tres piezas en cuestión “Gubèlyé”, “Yekermo Sew”, y “Yègeyé Tezeta” ejercen el mismo efecto que las melómanas bandas sonoras de Wog Kar Way, y que se fundían en perfecta sincronía con el crisol de colores de su fotografía.


Así es como se despertó en mi un inusitado interés por los sonidos que nacieron en la década de los 60 en el desconocido continente Africano. Una forma tan casual como excitante de descubrir los secretos que atesora la cultura Africana, en un viaje cultural de ida y vuelta: Tribalidad por Jazz, influencias mutuas, y raíces universales las que han distribuido por todos los rincones del mundo, etnias y tribus primordiales.



Mulatu Astatké adopta la función de maestro de ceremonias, en un concierto de horario intempestivo que se dará en el Auditori. Su batuta tiene forma de vibráfono, pero la esencia de sus arreglos e instrumentaciones recorren la historia del EthioJazz con Saxofones, percusiones trémulas, Vientos nobles, violines... un sonido de encantador de almas a la deriva que conecta de manera sobrenatural los ritmos urbanos de Chicago, Nueva York, con las extensiones del Continente Africano e incluso con Asia. Toda una experiencia única e inimitable de sumergirse en el Jazz y sus diferentes ramificaciones, como un género maldito que está tan presente en la música contemporánea como el aire que respiramos.


Estamos a las puertas del Primavera Sound, y a nuestras espaldas hemos ido dejando un mes de Mayo extraño y raro al que no parece preocuparle la inminente llegada del Festival: Calores tempranos y lluvias intermitentes a las que escoltaba un fresco hasta impertinente; han puesto a prueba a aquellos valientes, quienes en un desafío arrogante y con los abrigos, jerseys y chaquetas ya guardadas en los armarios, se han aferrado a sus camisetas y bermudas como un niño testarudo al juguete ajeno.
Yo no, lo juro; yo soy un temeroso de las desgracias cuando se acerca una cita/evento. Tanto, que un mes antes ya planificaba organizando los deberes del mes, reservaba los días, e intentaba preservarme en vano. Pero he de confesar que cuanto más planifico y preveo con antelación un cita, más se tuercen y ciernen las desgracias a mi alrededor; con lo cual, me voy a tener que reafirmar en mi filosofía particular de dejar que todo discurra a lomos de mi despiste, dejadez, e improvisación, y una pizca de desconfianza para permanecer en guardia.
Tan raro ha sido este mes que he estado todo el mes pensando que el festival era del 30 al 1 de Junio, o por lo menos así reservé mis días en el trabajo. Hasta que ayer debatiendo con Atticus en una de esas redes sociales, me dio un vuelco el corazón al comprobar que era yo el que iba con retraso. Suerte que la cosa tan solo quedó en una llamada por teléfono.


Como si la compra del abono con tanta antelación presagiara una jugarreta del Sr. Murphy. Conforme se acercaba el mes de Mayo llegué a notar taquicardias y molestias en el pecho cuando me metía en la cama. Tal fue mi acojone y la congoja en la boca del estómago, que llegué a pensar que se desataría a la vuelta de una esquina un jamacuco y hasta me veía en las alturas celestiales postrado en un tanatorio. Por suerte toda clase de temores que acechan nuestra ociosa imaginación se disipan por arte de magia, cuando alguien con bata blanca y fonendoscopio nos lo explica todo; ayudado por el aroma a yodo, lejía, y almidón de un hospital: Estrés o ansiedad lo llaman, con lo pachorras que soy yo señor médico.
Debe ser sin duda alguna que estas cosas del subconsciente nos agarran por los machos sin aviso alguno; como la electricidad, te fríe pero no la esperas. Espero que sea más por la cercanía del Festival, que no por el trabajo, las presiones u obligaciones cotidianas.

La cosa no acaba ahí, al torozón se suma un porrazo con todo el peso de la edad cuando jugaba con mis hijos a fútbol en la montaña: Que con veinte años uno se despanzurra grácilmente y con espectacularidad, pero con 43 cae como un saco de patatas (no juguéis nunca con unas All Star en la yerba mojada).
Cojeando, con la rodilla vendada, renqueante e ibuprofenizado inauguré el día uno de Mayo, homenajeando al pureta venido a menos. No contento, llevo todo el mes contracturado de la espalda, del cuello y del espíritu santo; quizás por el zepazo que muy probablemente debió desajustar toda mi estructura osea.
Vamos todo un rosario de la Aurora que a hecho de estas últimas semanas una carrera de obstáculos espero que con final feliz, a base de esterillas térmicas, zumitos, vitaminas y reposo. Me quedan dos días de trabajo y me encomendaré a San Cristóbal (protector contra la peste y la muerte por accidente). Y para que el desenlace sea lo más satisfactorio posible, a mi solo me queda citaros en cualquier barra del festival para brindar con una cerveza a todo aquel que se apunte.
Y como no, que tanto si estáis en el evento como si no, disfrutéis del compilado de turno para variar; el cual se enviará exclusivamente por petición vía comentarios o facebook.
No están posiblemente los artistas de más renombre, pero si los que he seleccionado en mi Primavera Sound personal... y por supuesto los que se sumen a los agradables descubrimientos que nos depare este PRIMAVERA SOUND 2103.
SEAN FELICES Y TENGAN CUIDADO AHÍ FUERA.

MULATU IN STREAMING

01_ love song - ANTONIA FONT
02_ true thrush - DAN DEACON
03_ can't get my mind off you - SEAN NICHOLAS SAVAGE
04_ make them dinner at our shoes - WHITE FENCE
05_ people got a lotta nerve - NEKO CASE
06_ optimisy high - CHRIS COHEN
07_ drivin' on 9 - THE BREEDERS
08_ kulunmanqueleshi - MULATU ASTATKÉ
09_ se tche we djo mon - ORCHESTRE POLY-RYTHMO DU COTONOU
10_ back to the middle - DEERHUNTER
11_ lucity - TAME IMPALA
12_ the place lives - MOUNT EERIE
13_ rakin live - DEAD CAN DANCE
14_ pinnacles - FOUR TET
15_ hechicera - LA BIEN QUERIDA
16_ tantalus - MENOMENA
17_ metropolis - ROCKETNUMBERINE & FOUR TET
18_ husbands - SAVAGES
19_ esclavo - GUADALUPE PLATA
20_ upside down - JESUS & MARY CHAIN
21_ love machine - MY BLOODY VALENTINE
22_ deanna - NICK CAVE & THE BAD SEEDS
23_ careers in combat - PARQUET COURTS
24_ a moat  you can stand in - THE DRONES
25_ froshed - CHEATAHS
26_ im so unclean - EVANS THE DEATH
27_ time - MERCHANDISE
28_ candy clock - THEE OH SEES
29_ summer 720 - BORED SPIES

sábado, 18 de mayo de 2013

PS/2013 Ejercicios Prácticos para morir en paz. THEE OH SEES _ Y EL CAOS PRIMORDIAL sábado 25 de mayo Escenario ATP 22:15




Volver la mirada atrás cuando todavía retumban en nuestra cabeza los monitores saturados, los pies aun doloridos por los peregrinajes absolutos, y las horas de sueño que se perdieron en cualquier lavabo portátil con olor a desinfectante azucarado. Tiene siempre siempre un amargo recuerdo de desazón, unas veces por una oportunidad desperdiciada, otras tantas por una compañía desafortunada... y como no; no hay vez que no pensemos que hubiese sido de nuestro probe corassón, si en vez allí hubiéramos estado acullá. Quien sabe, pudiese ser que fuera que nuestro recuerdo en vez de...
  • Me cago en los clavos de cristo, ¿en que narices pensaba cuando me convencieron de ir al escenario X? Fuese...
  • - Joé bendita mi suerte por escoger ver a The Last Allop in your Mouth en vez de a Leslie Trajano & the Conchabators (no los busquen en Pitchfork porque son ficticios ¿no?)
Desde que tomé tan afortunada decisión mi vida ha cambiado por completo, no solo duermo a pata suelta flotando en el recuerdo de tan maravilloso momento, si no que se lo puedo contar a todos mis amigos porqué ninguno los vio.



Algo parecido me pasó el pasado Primavera. Venía yo junto a Lapor de ver a White Denin y una esquizofrénica actuación de aquellas en las que no se sabe cuando acababa un tema y cuando empezaba otro, cuando... (Modo pensamiento propio, con eco y todo):
  • Mejor no la arrastro a ver a Thee Oh Sees, no vaya ser que la cague, y lleve cual condena toda su vida estas 2 horas perdidas.
Total que acabé en el concierto de Beirut, que se parecen a los primeros lo que un huevo a una castaña.
No es que los Libaneses estuviesen mal, pero cuando todos tus conocidos te dicen que Thee Oh Sees dieron un concierto acojonante, entonces... entonces... Carraspeas mientras maldices para tus adentros y sueltas:
- Pues anda que Beirut... fuah!! que rigor, que colorido, que juego de voces, y no veas lo bien que vocalizaban el Inglés para ser de allí abajo. En fin, que este año no pasa sin que vea a los Californianos sobre el escenario, vamos que se podría caer el cielo y sufrir una indisposición de tres pares, que allí estaré. Aunque sea con una braga pañal.



Mi primer encuentro con THEE OH SEES fue en Noviembre del 2011 con su tema “Carrion Crawler”, que daba nombre al trabajo de aquel año y con “Chem-farmer. Con ese arsenal llegué a ellos, y de rebote como es evidente, al resto de la obra que había publicado la banda hasta la fecha: “Castlemania”, “Help”... Wow!! la sorpresa fue mayúscula porque si bien es cierto que este cuarteto no comenzó a destacar hasta entonces, a sus espaldas dejaban un reguero de pildorazos a pico y pala que poco tiene que ver con la flor de un día, en la que se han visto convertidos algunos antojos de la escena musical en general.
Efecto por cierto, a la que se ha visto abocado por la euforia/novedad, cualquier hijo de madre que se precie, y en el que se incluye el que aquí suscribe.



Desde el año en el que John Dwyer, guitarrista y voz de THEE OH irrumpiera en la escena de clubs de San Francisco, allá por 1997 bajo el pseudónimo de Orinoka Crash Suite. Este personaje de semblante extasiado, mirada beoda y una retirá a Alan Tudyk en estado de alucinación “que pa que”; no se ha detenido ni un instante en su prolífica adicción por fecundar melodías desquiciadas, y procrear discos a una velocidad orgásmica conejil. Su porte de Lux Interior afectado por una insolación en las playas Californianas y esa hiperactividad creativa, ha hecho de él una fuente inagotable de proyectos variopintos: Grupos y subgrupos, colaboraciones, experimentos en solitario... hasta recaer definitivamente en THEE OH SEES, una banda tal y como la entendemos los mortales de andar por casa.
En ese trayecto que comenzó en 2006 con “The Masters Bedroom is worth spending a Night in”, y que ha llevado al grupo a grabar de manera compulsiva siete Lp's y nueve Ep's hasta la fecha; la banda de San Francisco ha conseguido tal identidad, apoyada en en un binomio acción/efecto, que la poblada camada de cachorros que sale a diario de las filas Slumberland Records y de Captured Tracks parecen pasatiempos de carácter lúdico a su lado.


Y lo realmente destacado del asunto no es que hallan publicado cuatro discos en dos años y medio, no. Si no que entre todo este tropel de canciones por así llamarlo; en las que nos hicieron seguir la pista errónea del Garaje de reverberaciones surferas y espaciales. Si tenemos narices de echar el freno y pararnos a reflexionar, descubriremos que John Dwyer y sus cuatro compañeros de viaje (Lars Finberg, Pete Dammit!, Brigid Dawson, y Mike Shoun), han tenido el suficiente tiempo para idear una trilogía con su precuela incluida y llevarnos de paseo a lomos de su Punk-rock pasado de revoluciones por todo un variopinto mundo de detalles y deferencias, a los géneros más abominables a los que pueda uno echar mano.

El pasado año me la colaron y casi se me escapó como un suspiro, uno de sus trabajos más cómodos y públicos hasta la fecha. Algunos pensaban (yo incluido), que Thee Oh Sees habían caído en las redes de la accesibilidad cuando su sonido aminoró la marcha y creció en arreglos fantasmagóricos, que parecían querer buscar a un público más amplio. Craso error, ya que aquel Putrifiers 2 con aquella desconcertante portada del hombre/perro postrado contenía uno de los inicios más endiablados del pasado año, siendo un disco al que pocos tuvimos el arresto de dar la importancia que se merecía.
Wax Face” es un trallazo de puro Rock rocoso, santo y seña que conecta directamente con el sonido empleado en Carrion Cawler/2011 (Contraption/Soul desert, The Dream, o Crushed Grass). Pero en trazos generales, Putrifiers 2 demuestra una vez más que la inestabilidad e hiperactividad de John Dwyer se traduce en una incontestable creatividad y curiosidad de amplio espectro, basta con dejarse llevar y darse un paseo por: “Hang a Picture” o “So Nice”, donde se cambia ese sonido Lo fi juguetón de Castlevania/2011 o el Garaje galáctico de Carrion Cawler por otras ramificaciones a las que algunos llaman Psicodelia.
Aunque no acabo de estar seguro si es correcto aplicar este adjetivo tan recurrente actualmente; cuando en realidad la sensación que me queda cuando repaso sus dos últimos trabajos , es la de estar ante una banda la cual no entiende del sentido estricto de los géneros como un concepto, si no que se parecen más a aquellos pioneros que exploraban nuevos territorios en busca de filones.

Hablar de Garaje, Surf, Rock primitivo, Punk, Psicodelia, o Pop sesentero estrecha demasiado el cerco, cuando quizás THEE OH SEES es un poco de todo, o nada de eso en concreto.
Sería a lo mejor, más acertado emparentarlos a unos CRAMPS como una banda que rendía culto sus ancestros del Rock & Roll Americano más oscuro de los 50/60's, y que sin embargo crearon un sonido tan personal como escabroso. A unos Ramones que igualmente resucitaron el Surf Californiano y a las Teddy's más azucaradas convirtiéndolas en Punk Rocker's. O si me apuras a unos Velvet Underground, por esa visión a la hora de conciliar el Pop de los 60, el Rock Americano, y la experimentación, tan cercana al Krautrock como antesala de sonidos futuristas. Algo que llama bastante la atención de la última entrega de Thee Oh Sees, “Floatin Coffin/2013” y algunos de los ritmos secuenciales que salpican todo el disco y que a su vez también se encontraban en el anterior; determinando una filosofía bastante abierta y poco encorsetada a la hora de componer, para marcar un rumbo cáustico y multicolorista.


En algunos sitios he leído que dicen de éste: “como su disco definitivo”, vamos el mejor para entendernos. Un disco de aquellos que comienza también sin tregua, “I come from the Mountain”, remonta colinas a golpe de baqueta y mástil de cuerda gruesa y avanza implacable dejándose sazonar con órganos, loops alucinógenos, vocooders, fuzzs de bajo distorsionado, que zumban como moscardones pegados a un cristal... y que buscan la salida nerviosamente. Su sonido es una especie de todo eso, algo inconcreto por la manera compulsiva de escupir latigazos mecánicos que acaban por agarrarse a tus intestinos para hacerte vomitar la tensión biliosa que nos oprime.
No sabría si dar por buena esa afirmación de “lo mejor de...” como su techo artístico. Demasiado fácil para una banda pagana que disfruta en la ciénaga como cochinos salvajes al igual que Ty Segall o White Fence; otros socios que no parecen buscar la excelencia, más bien ejecutar con oficio una terapia exorcista de mantras tan poco ortodoxos como liberadores.
Un universo fascinante lleno de fetiches bizarros que desnudan la esencia del ser, como un animal que al fin y al cabo debería usar su escaso raciocinio para justo lo contrario: Escapar de lo manuales de instrucciones y volver a ser un caos primordial.
  
 FULL LIVE ON PIONEERTOWN/2008 & AND ENCORE "Minotaur/2013 song"
 Setlist

The Dream 2:17
Meat Step Lively 8:55
Devil Again 11:40
I Was Denied 15:57
Tidal Wave 19:38
Humans Be Swayed 23:07
Robber Barons 31:04
Block Of Ice 35:33
Destroyed Fortress Reappears 46:03
No Spell 49:28

Minotaur (encore) 55:34
 

lunes, 13 de mayo de 2013

THE DRONES _ LAS ANTÍPODAS DE LAS ANTÍPODAS EN PS/2013





Lo excitante de la vida no es hacer el mayor número de cosas en el menor espacio de tiempo. Si no observar como la vida nos modula cual dial radiofónico sin cobertura, o como si de un osciloscopio en busca de la frecuencia perfecta nos tratase a lo largo de los años. Podemos estar días sin fin mirando la mancha de humedad en la pared y escuchando las mismas notas una y otra vez, pero nunca será de la misma manera.
Es por ello por lo que no hay año en el que asuma con mayor placer, la idea de enfrentarme a lo desconocido sin plan ni estrategia determinada. Primavera Sound tiene una porción de culpa, y cierto es que hubo un tiempo en el que solo quería aquello que podía manejar con soltura; ahora sin embargo, prefiero que sea el libre albedrío el que maneje los hilos de mi actos. No hay decisión más aburrida que diseñar un itinerario acorde a lo conocido, como dejar de pensar que hubiera sido de nosotros si la casualidad no se hubiera cruzado en nuestro camino.


Si hay algo que debo agradecer a la malsana mente de los programadores del Primavera Sound, no es desde luego la idea del cabeza de cartel como reclamo popular, si no esa serie de artistas a los nadie en su sano juicio se le ocurriría invitar y por los que uno se pregunta: ¿Que carajo hacen estos aquí? Es esa la singularidad de este festival, ese equilibrio tan imperfecto por el cual conviven en un extenso recinto miles de universos opuestos: Aquellos que buscan ritmos desenfadados, también quienes se decantan por la electrónica trasnochada, el Pop relajado, o las guitarras bulliciosas, los pactos diabólicos y cortantes, y... mucho más; todo depende de la idea festivalera que cada uno asuma, o de su idiosincrasia personal. Opiniones y gustos hay tantos como culos y colores: Aquello que nos mueve a algunos por no detenernos tan solo en aquello que flota en la superficie o buscar ya no por cansancio, si no por mera curiosidad; nuevas texturas que echarnos acuestas, meternos entre alma y esqueleto... Definitivamente caminos que surcar sin tener necesariamente que recurrir a los deslumbrantes neones que nos asaltan en cada esquina de la tumultuosa red.



A lo lejos donde no nos alcanza la vista, o en las profundidades donde solo se atreven a meter la cabeza los testarudos, o si se prefiere, los más tercos y esquivos... Se encuentran minerales a veces preciosos; Feos y ásperos en apariencia, aunque su belleza no solo se pueda ver con los ojos o escuchar en sus lamentos desgarrados. Tan solo demandan la serenidad, perseverancia; o el tener un gusto un tanto retorcido y enfermizo para así poder separar la fachada de la hermosura interior. Lo bonito de lo incómodo, lo festivo de lo oscuro... O bien tragarlo todo sin pestañear.



Es el caso de THE DRONES, una banda perdida en las inabarcables extensiones de la llanura oceánica, y de las antípodas musicales. Allí se hicieron a si mismos Gareth Liddiarth y Rui Pereira a finales de los 90, escarbando en el subsuelo de los grandes mercados para explotar las betas extintas por la arrolladora modernidad. Su historia tan peculiar como abrupta, es de aquellas a las que siempre se recurre cuando inexplicablemente una banda con su carisma ha permanecido en el más absoluto de los anonimatos: Cuatro álbumes a sus espaldas, y un puñado de registros en directo, sesiones fruto de un contencioso con su anterior sello; lo que les hizo acometer un lapsus de forzado silencio durante casi cuatro años.




En ese sacrificado camino la banda de Perth (Australia), además de perder algún miembro fundador también han ido creando lo que probablemente veamos sobre el escenario el Sábado alrededor de las dos de la madrugada. Un grupo de Rock abigarrado de cimientos tambaleantes en los que se aposentó una furia inusitada, y del que el paso de los años ha ido transformando, que no cambiando en su modo de transmitir las mismas sensaciones.


En el camino que va desde su debut en el 2002 con “Here come the Lies”, donde las guitarras vibrantes y ondulantes hacían gravitar a Gareth Liddiarth como en a un ser endemoniado en canciones como “The cockeyed lowlife of the Highlands”, cuando tuve la oportunidad de conocerlos hace unos años.
Hasta partes de su asfixiante discurso que se diluían en remansos de raíz bastante más clásicos y accesibles, como los de su segundo disco “Wait long by the river and the bodies of your enemies.../2005”.
El regreso de THE DROMES cuatro años más tarde sigue conteniendo su esencia inquebrantable, donde se sigue vislumbrando esa atmósfera salvaje y atormentada de uno de sus consaguíneos, el señor Nick Cave; de quien no se sabe si habrán ido a medias en el fletaje desde el aislado continente Australiano, o si en cambio se verán mejor representados junto a Tame Impala (también de Perth) según identidades, simpatía, o simple ensoñación.

Yo prefiero imaginarme a The Dromes en mi húmedo y perverso sueño, solos y al margen de cualquiera de las influencias que inevitablemente nos vienen a la cabeza: Sus hermanos siameses Gallon Drunk, Trent Reznor, The Cramps por su legado subterráneo,  Tom Waits por sus abrasivos conjuros, Madrugada por la profundidad vocal y por su tono crepuscular, David Eugene Edwarsds por esa especie de ritual oscuro en el que transforma las canciones; más como plegarias que como melodías al uso. Todos ellos rasgos y parentescos de quien comulga más con el concepto de la teatralidad a la hora de transmitir, que con un coincidencia musical. Puesto que la espiral caótica por la que transitan muchas de las composiciones de este cuarteto tiene en muchos casos más coincidencias con el Punk, el Garaje, el Noise, la perfonmance cabaretesca, o incluso con un Blues arrastrado de ambientes cargados, atmósferas asfixiantes. Dibujando melodías que reptan por nuestra espalda, rebotan en nuestro cerebro disonantes, caóticos, y fustigadores de la idea de la canción, del disco, y de la sensación a transmitir como si de un montaje de la Fura dels Baus se tratase.

Su último trabajo cambia las sacudidas brutas y el Rock herrumbroso de los páramos Australianos, por un ceremoniosidad inquietante y oscura. Por forma y melodía un disco más accesible. Por idea y concepto, una obra para entrar machete en mano o escucharlo con los ojos cerrados para imaginar los bucles de 6 a 8 minutos sin prisa, puesto que las canciones se forman como las tormentas o las mareas: De forma lenta, con desenlace súbito y violento; lo más parecido a una patología infecciosa y bacteriana.
Canciones como “A moat you can stand in” conservan su actitud rabiosa con la que parecen querer medirse en duelo. Pero si hay algo presente y verdaderamente destacable de este disco, es su densidad crepuscular. En la que se presenta a Gareth como un compositor incorruptible pese a sus limitaciones vocales , que suple con una inspiración ilimitada a la hora de construir monumentos de peso y personalidad inimitable.
Vale la pena asomar la cabeza y dejarse caer por cualquiera de sus trabajos, a sabiendas que es tan fácil enredarse en cualquiera de sus facetas; como acabar extenuado y asfixiado por un decálogo un tanto áspero, según la versatilidad del oyente si está dispuesto a aventurarse.

THE DRONES - I SEE SEAWEED_2013 by bboyz1970 on Grooveshark

THE DROMES IN STREAMING


WEB DE LA BANDA 

miércoles, 8 de mayo de 2013

RITUALES INICIÁTICOS PS/2013 ORCHESTRE POLY-RYTHMO DE COTONOU





Creo estar en disposición de explicaros algo raro que acontece en las entrañas más profundas de mi carcasa de ser con patas. Patas para andar, extremidades para asir, tronco para flexionar en instantes breves, cabeza... cabeza para... creo que para sintetizar. Aquello que se expande por las ondas y que agita las partículas en suspensión, que rompe el movimiento mecánico de la elipse que crea la mosca que gira, gira, y vuelve a girar en lo alto del salón. Música creo que le llaman, o por lo menos el efecto que la misma crea en el alma.
Son fenómenos extraños y que casi siempre escapan de la teorización de aquello a lo que se le quiere buscar una explicación más o menos lógica. Seguramente porque el ser humano aun en cada vez más contadas ocasiones, se deja llevar de vez en cuando por la naturaleza salvaje, primigenia, y espontanea que nos hizo en algún momento de nuestra historia seres transparentes y naturales como la tierra que nos creó. Es entonces cuando por mucho que uno quiera dictar una retahíla de adjetivos, referentes, u odiosas comparaciones ve que todo se va yendo al carajo progresivamente, al perder de vista el verdadero cuaderno de bitácora del fenómeno en cuestión; ese que hizo de los ritmos tribales algo que cohesionaba sin importar su origen.



Posiblemente sea el Continente Africano, uno de los pocos sitios de éste nuestro planeta donde todavía se conservan esa serie de signos identitarios arraigados de manera intrínseca al día a día: Sus gentes se levantan con música, viven con música, y transpiran música en cada uno de sus actos cotidianos. Aquí es diferente, ponemos de nuestra parte y echamos el resto para fusionar dándole la gracia y el salero occidental con elegancia civilizada, pero nunca como ellos; puede que suene grácil y exótico, pero descafeinado al fin y al cabo.



Este año los programadores del Primavera parecen habernos leído los pensamientos a más de uno, y han echo lo posible porque Afrocubism no quedase en una mera anécdota del pasado año, y nos preparan tres entrantes de lo más apetecibles; entre ellos y de manera destacada está el combo ORCHESTRE POLY-RYTHMO DE COTONOU: Una legendaria banda nacida en un lugar tan diminuto y apartado como BENIN a la que llegué hace unos años de manera totalmente casual a través de AFRICAN SCREAM CONTEST del magnífico sello Analog Africa, un completo y dilucidoso compilado de músicos con base en Togo y Benin, todos ellos de los años70.
A su vez di con este arcaico testimonio mientras rebuscaba por la red pistas sobre Mulatu Astatke; afición la de saltar de rama en rama, cual saltamontes Flip que tanto me gusta para atar cabos sueltos con conexiones dispares de la música. La Road Movie sentimental de Jim Jarmush “Broken Flowers” me puso en marcha, su magnífico hilo musical y una versión de la banda Americano/Camboyana DENGUE FEVER; una muestra más de como se comunican telepáticamente los diferentes estilos, la historia, y aquello que hizo de la raíz Africana un referente desperdigado por innumerables rincones del planeta a propósito de la oscura y desgraciada historia del esclavismo colonialista.
Para bien o para mal la cultura Africana dejó claros testimonios en diferentes puntos del mundo: La comunidad Afroamericana con el Blues, el Jazz, el Soul, o en el Caribe y Latinoamérica con el Ska, el Reggea, los ritmos Brasileños, la cumbia, el Calypso etc etc. Un mestizaje recíproco que la Orchestra de Cocotou como muchas otras hicieron suya en los años 70, devolviendo sus influencias étnicas con el Afro Beat como protagonista.

En cualquier caso la historia de este colectivo con 42 años de existencia no se limita al exotismo de la fusión tal y como la entendemos en Occidente. Puesto que, no fue hasta hace pocos años cuando se descubrió su existencia y  su particular forma de fusionar el Funk, la Psicolelia Vudú, y los ritmos progresivos empapados de Latinidad y Tropicalismo
Sus últimas revisiones tienen no obstante más de lo segundo que de lo primero, como evolución lógica de su sonido en un espectro más amplio dentro de los adeptos a la fusión en Europa.
 
Para descubrir la auténtica curiosidad de esta orquesta, hay que remontarse a los primeros testimonios; teniendo en cuenta que no fue hasta el 2007 cuando los catapultaron en una entrevista de France Culture. En THE VODOUN EFFECT 1972-1975 se puede encontrar su auténtica esencia, un sonido primitivo y tribal rezumante de flow y de grooves infecciosos que nos ponen en contacto con un James Brown o Wilson Pickett surgidos ambos de sus orígenes más ancestrales. Los Loops continuos que nos encomiendan al Progresivo, a la Psicodelia y a esa forma tan singular de impregnar toda su versión personal de los sonidos que importaron los colonos foráneos, de los mestizos, y de su propia cultura; en canciones donde el bajo lleva la voz cantante, y las percusiones invierten el compás como si fueran mensajes endemoniados surgidos de un rito vudú.

ORCHETRA POLY-RYTHMO DU COCOTOU ha grabado recientemente un disco y ha recuperado algunas de sus composiciones desde una perspectiva más latina y accesible (y para mi gusto personal más intrascendente)
El misterio de cual será la orientación de su espectáculo en el escenario del PS/2013 es toda una incógnita indescifrable, como el secreto de su música. Solo decir que en algún momento inconcreto de nuestra vida, vale la pena dejarse llevar por el impulso de nuestro cuerpo y la sin vergüenza, para dejarse atrapar por nuestros orígenes más primitivos. La modernidad es muy chula, pero lo es más, aparcar los prejuicios y saber de verdad entender de donde viene todo. El meollo del asunto para entendernos.
Excepcionalmente con esta entrada tenéis la posibilidad de pedir el AFRICAN SCREAM CONTEST vía comentario, que os enviaré gustosamente. Una manera única para abrir nuevos caminos (instrucciones en comentarios).

 ORCHESTRE POLY-RYTHMO DU COCOTOU - THE VODOUN EFFECT by bboyz1970 on Grooveshark


WEB DEL COLECTIVO

jueves, 2 de mayo de 2013

APERITIVOS PS/2013 CHRIS COHEN_ “OVERGROWN PATH”, O LA PEREZOSA CARRERA TRAS EL FULAR VOLADOR. jueves escenario Vice 21:30





Chris Watson se quedó prendado de una época concreta de la vida, y a su vez nos preñó a todos el día que decidió dejar de lado sus retorcidas colaboraciones, y cargó su mochila con sus cachivaches para emprender su camino en solitario. Igual que esos bollos rellenos de chorizo de las pasiegas, pero con bastante más dulzura se encomendó a uno de esos espíritus que vagan cual alma en pena por los rincones; como la zarzamora, pero con más languidez que dramatismo.
El de ARTHUR BAKER es uno de esos reflejos como el de NICK DRAKE o el de aquel otro SYD BARRET, paisano en el arte de la percusión; reflejos que reverberan en cada rincón de nuestro ignoto universo musical: El encantamiento por los ritmos de la Psicodelia Popética, el Progresivo, el Garaje, el Surf, y cualquier cosa venida de la convulsa década 60's/70's.
Con lo que jodía escuchar a los mayores reprocharnos que todas las modas volvían, se les va a tener que dar la razón; por involución, o por el simple amor a aquellos años en los que la música eclosionaba sin manuales a los que encomendarse.


Los discípulos como Chris, que estudiaron con dedicación arqueológica todo aquello que hizo de aquellas décadas contraculturales, un abono ideal para expresar el libre pensamiento sobre el amor y la ciencia de la navegación espacial, sin motor ni combustible alguno. Florecen con tal avidez y descontrolado criterio, que es menester seleccionar y cribar una y otra vez; aunque solo sea para no empacharse hasta la angustia de aquello que no conoce de la justa medida.
Chris Cohen no arroja más luz que la que ya nos han ofrecido otros artistas de la actualidad en el ejercicio por retratar esos años, pero tiene algo; ya sea su trote cochinero a los tambores (especialidad en la que se maneja con desparpajo), o con una instrumentación comedida de la que es responsable al 100%. Su aparición el pasado año fue sigilosa casi inaudible, pero su receta para elaborar un disco donde el autor de Michigan es el artífice de toda la instrumentación, tiene un mérito evidente. Su sonido tiene tanto del efecto anímico de las estaciones, que parece imposible no asociarlo de inmediato a los acontecimientos meteorológicos de estos pasados y borrascosos días: La lluvia, el letargo, la melancolía, y la posterior explosión de placidez que produce la salida del Sol; deslumbrante y candente sobre nuestra piel.
Un efecto que el ser humano necesita imperiosamente cuando busca en la radiación de la estrella ardiente, aquel impulso palpitante para atisbar desde el sosiego de quien observa con perspectiva panorámica.


Su música atesora esa imprecisa cualidad, de quien teje con zurcidos frágiles un fulard vaporoso sin un empeño obstinado si no despreocupado. Pero con una precisión tan natural como la del Son Cubano o la Bossanova Carioca.
Aunque los primeros acordes caleidoscópicos de “Monad” nos evoquen a los Tame Impala de Jeremy's Storn, su amago tan solo esconde a la Psicodelia como una pirueta para llevarnos a otro escenario; el del Pop soleado filtrado por arabescos, mareas jazzísticas, imágenes de Crooners abatidos, susurrantes trasiegos que ora nos sugieren Rock espacial, ora Funk encorsetado que se traviste con el Pop barroco. El efecto suele ser el mismo, escuchar el rumor de las olas y el cosquilleo de la cálida arena entre nuestros dedos en canciones como: “Optimist High”, “Celler No 99”, “Heart Beat”, o “Rollercoaster Rider”; verdaderas preciosidades que se argumentan por si solas sin apenas necesidad por trasgredir más allá del acorde perfecto y desnudo de sus percusiones, o de las cuerdas tililantes de su guitarra.
Un disco el suyo, perfecto para deleitarnos junto a las rocas impuestas en el puerto del litoral Barcelonés. Donde nos citará un Jueves cualquiera, para todos aquellos que quieran abrir boca con buen tiento.

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