jueves, 29 de mayo de 2014

TERRÍCOLA _ 2011: Y EL BRILLO DEL MEMBRILLO




Ediciones Limitadas BCN
D.O Montsant
Uvas: Garnacha, Samsó, Syrah, Cabernet Sauvignon
Viñas de 20 a 50 años
Terrenos: Pizarra, Calcáreo y Arcilla
Fermentación en Inox. y crianza de 9 meses en roble Americano y Francés
Vendimia tardía a mediados de Septiembre y finales de Octubre
Volumen Alcohólico: 14%
Precio aprox.: 10 a 12 euros




Volviendo sobre mis pasos a las puertas de un mes de aniversario. Y cuando apenas si hay motivos para celebrar, ni tan siquiera algún atisbo de brillo inspirador. Son los pequeños detalles de nuestro sino de depredador natural y de hambrientos insaciables, los que nos obligan a aventurarnos en busca del estímulo lenitivo que nos haga volver a sentir vivos. Ese acto si se quiere egoísta, pero que hace posibles nuevos escenarios: y no me refiero a volver del revés nuestro universo personal, si no a reubicarse para buscar otros brillos, otros matices, otras percepciones en definitiva.
La mayoría de las veces recurrimos a recrear el pasado, a alabarlo e incluso en ocasiones lo proclamamos como un pensamiento único. Pero no hay nada como desbrozar senderos en desuso y aguijonear esa apatía por la aventura, con imaginación .
Esto es válido para cualquiera de nuestras más devotas costumbres, pero en este caso me refiero al vino en concreto, y en general a mi limitada jurisprudencia rutinaria: Esos itinerarios a los que me somete mi baja laboral y que hacen del día a día una especie de suplicio, sin más remedio que tirar de imaginación y rebeldía.


Por lo general no es que mi vida fuese la alegría de la huerta en lo que se refiere al disfrute de aventuras; y no voy a contaros mis penurias ni mis concisas tribulaciones. Pero por lo menos los brillos resplandecían antes; aunque fuese a fuerza de “dar cera, pulir cera”. Por probar he probado de todo, que bien lo sabe el dios de las alturas:
Cambiando travesías que se repiten una y otra vez. Escogiendo al azar los cd's que atiborran de datos la guantera de mi coche; en un intento de descartar rayados y variar mi dieta musical. Hasta intentado sembrar mi afición a la lectura en barbecho, y desenterrar aficiones en desuso: (hacer doble nudo en zapatillas, volver a ponerme camisetas de juventud con olor a humedad, comer Shitake de forma compulsiva, y hasta entablar conversaciones con desconocidos). Los paseos por la calle hacia mi recuperación o hacia cualquier destino, siempre inciertos, dubitativos. Dando rodeos para ir a los mismos sitios de siempre, y con la incomoda sensación de que la gente te observa y te siente translúcido; con esa apariencia de duda, de sentirte perdido y de estar ahí cuando no debieras.
Y sí, lo admito, puede que sea un signo de inmadurez con un cierto grado de imbecilidad bochornosa. Pero otros lo hacen suyo egoistamente y lo sufren en la intimidad como las almorranas; yo por lo menos lo confieso, admito, y... lo comparto (eso también). Hacer además estas cosas, más dignas de un verdadero esquizoide que de un hombre de bien, tiene sus pequeñas glorias. Y es que en ese pasar inadvertido y buscar los brillos entre la gente, a golpe de esquina, y en el tiralíneas de las calles de tu aldea, uno se da cuenta de cosas que habían pasado inadvertidas todo este tiempo (y esto también tiene delito). Apunto y anoto siguiendo un rito escrupuloso:
Me levanto, me visto y bajo a comprar el pan a la ocho en punto. Reparo en la desbandada de testigos de Jehová que pasean a esa hora por mi calle, todas féminas, en pareja (como los guardia civiles); quiero imaginar que en tiempo de crisis buscan pobres de espíritu. Llevo a mis tiernos mancebos al cole, observo a las madres mientras sorteo las cagadas de perro. Tiempo justo para desayunar y encaminarme hacia mi rutinaria rehabilitación, una vez allí analizo escrupulosamente al personal (entablo conversaciones para parecer normal). Y de camino a casa circunvalo dando un rodeo sin sentido, con la sola excusa de pasear por calles por las que nunca lo había hecho (por variar vamos).
Vuelvo a reparar en la cantidad de tiendas, llámese gourmet, delicatessen, o sabe dios como denominar a negocios con apariencia de cualquier cosa menos para lo que han sido concebidos: Bares con apariencia de peluquerías, bazares chinos que parecen tiendas de moda, peluquerías que se asemejan a tiendas de discos, restaurantes minimalistas que parecen casas de citas, y tiendas de vinos que parecen haber seleccionado las botellas más para decorar, que para cualquier otro menester. Y voalá, allí estaba ella.


Ocultando con rubor su atractivo no sin cierta austeridad, y rodeada de un sinfín de socorridas botellas, allí estaba el brillo, rutilante en la esbeltez de su botella. Podría ser uno de tantos Montsant, y aprovecho para denunciar el exceso ante no digo yo que no #¿avalancha de vinos de precios medios, que no son más que clónicos entre si?
Es cierto!! en esto de las fluctuaciones de la demanda y de ésta a la moda abrumadora, no hay más que un paso. Del que uno solo puede salir airoso a base de pericia HérculesPoirotesca; toma exabrupto!! Pero es que no puedo evitar el envite de curiosear en las tripas de estos “nuevos” comercios; incorregible como soy y a sabiendas que su proliferación obedece más a un llamativo frontispicio, que a la verdadera vocación aventurera de sus comerciantes.
Se que no siempre es así, pero en la mayoría de los casos son más las botellas de Riojas jóvenes y atractivos de 4 euros, y los vinos de Rueda tan de moda ahora: joviales, florales y femeninos que buscan el típico comprador sin apenas profundizar en los pequeños productores con terruño. Con lo que acojo estas novedosas iniciativas con cierta prudencia y desconfianza.
Por suerte no siempre es así. Y entre esa legión de vidriosos envases con diseños modernos, nombres recurrentes, y etiquetados atractivos, no por fuerza se han de hallar la mayoría de las veces caldos para tragar. Una artimaña demasiado extendida, para parecer lo que no se es y convertir así el brillo en deslumbre.
TERRÍCOLA es uno de esos casos anómalos, sin ser por ello un vino excepcional y jugar en esa liga controvertida del secretismo. Pero pese a no desvelar los porcentajes de cada uva que conforman su complejo cupatge, y soterrar clamorosamente las virtudes de sus cuatro perlas negras con una sobremaduración quizás desmesurada. Sigue sobresaliendo con una sorprendente identidad, por su provocador precio y sobre todo por como se desmarca de la inconfundible impronta de esta subzona del Priorat.

Empezando con ese intenso color picota y lo que nos sugiere: Intensidad, caramelo, profundidad... La capa alta y la densa lágrima que decora nuestra copa. En nariz es disparatado con ese primer golpe a resina a pegamento, que para muchos es un desagradable inconveniente, a mi sin embargo me espolea a pesquisar. Se desvanece el alcohol con una volatilidad inusual y aunque se hace más presente ese tufo a pegamento, comienzan a aparecer las ligeras notas a verdura asada, la madurez, los geranios, y el verdor bastante más agradable de los pimientos junto a los trigueros . Se intuye su identidad mineral aunque muy lejana: basalto, pizarra, grafito quizás.
Su entrada en boca sin embargo destaca por esa maduración excesiva que pese a ser agradable y sedosa, empacha ligeramente; puede recordar remotamente a los Amarone o a L'embruix de Can Llach. Boca amplia con unos taninos casi imperceptibles, con un postgusto agradable con toques florales y de mineral. Y un final largo entre lo balsámico y lo amargo del Cabernet.

Un vino curioso que apunta longitud, aunque con el paso de los días decayó un poco acusando esa sobrecarga de madurez y esa remembranza química de su pegamentoso aroma. Y del que valoro sobre todas sus discutibles cualidades, el factor de la sorpresa y del riesgo. Que hace que las aventuras por avivar la llama de la sorpresas derriben de tanto en tanto el orden establecido de las cosas.
Uno por suerte no sabe nunca a ciencia cierta si la razón está de su lado, o si todo debe ser así o asá. Para eso y todo lo demás está el subconsciente instintivo, ese sexto sentido que rompe con las ideas preconcebidas y que nos moldea con naturalidad cuando no seguimos preceptos y doctrina alguna. Y lo necesario que de vez en cuando dejemos de sacarle brillo a nuestro orden de preferencias, para buscarlo allí donde sea y expandir así nuestro espíritu; la conquista de nuevos territorios, como se suele decir.


SALUD!!

jueves, 22 de mayo de 2014

ROSA MONTERO_ LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE




Se que las palabras se las lleva el viento y que la ligereza con la que algunos se empeñan en mostrar sus debilidades, no es más que eso: Fanfarronadas del que eleva el tópico a los altares de la cultura popular. Supone él y pienso yo, que cuando lo jalea su enfervorizado séquito de ignorantes licenciados, le dan la licencia patriarcal de la sabiduría. Pobre Cañete y políticos de labia concupiscente, que en su afán por llamar la atención como niños malcriados, no hacen más que reafirmar su condición de cerriles becerros.
De las farolas, postes y semáforos cuelgan estos días caretos de jokers perniciosos a doquier; son como esa especie de pesadilla de la que uno no sabe nunca si va ha despertar. Se balancean con el aire, se empeñan con tesón e insistencia en reventar presupuestos con cartas, panfletos, y fanfarrias. Y mientras en los colegios y hospitales; de donde deberían salir los sabios vocacionales y los remendados peones, se echan a suerte el susto o muerte a los chinos. Que puta paradoja es ésta la vida que nos ha tocado en suerte vivir!!
Son ese tipo de casualidades que relata la escritora Rosa Montero en su libro, y que parece uno encontrarse cuando hace la ronda nocturna nuestra anarquista mente. Esa clase de actos inconscientes que acometemos con la arbitrariedad del día a día, y que nos abocan al infierno o al paraíso según las circunstancias. Y sobretodo esa duda constante en la veracidad de nuestras creencias o descreencias: ¿Será el destino ese al que yo desprecio? ¿O nuestro instinto animal que nos encamina por puro morbo?



 

Este pequeño receso literario que regalé a mi pareja el Sant Jordi de 2013, y que he escogido al azar estos días para amenizar la espera de mis hijos en la piscina. Desenterrando como otros muchos placeres olvidados, estos meses de Ave Fenix; el de la lectura resulta aun más revitalizante que el de la música incluso, y como la semilla que me hizo encontrar el gusto por escribir.
Parece haber sido elegido éste, por el más maquiavélico de los subconscientes; sin pretensión, intención ni el más abominable de los masoquismos. Así de buenas a primeras y con ese maldito y enfermizo poder asociativo que tiene nuestra traidora cabeza. Sin poder evitar el camino que cogen nuestras divagaciones. Y descendiendo al averno para vivir en primera persona la lucha interna de sentimientos y voluntad. He devorado sus 230 páginas entre el olor a hipocloríto, el vapor insoportable, y las conversaciones surrelistas de los infantes.
Tan fácil y adictivo que no llegaré a saber con certeza si la velocidad de la lectura era fruto de esa prosa tan despreocupada y caníbal de la que hace gala esta Madrileña sexagenaria; que por cierto cualquiera lo diría por la viveza de su léxica. O era esa angustia apremiante cuando lees algo tan presente en tu vida, que lo quieres consumar de un plumazo.

Después resulta que este libro tan aleccionador para ministros prepotentes como para pirómanos de la cultura; que tanto me soliviantó. Tiene también una lección propia con la que espantar esa palabra prohibida que te acosa #La muerte. Ese cara a cara con el malditismo que circunda mis propias vivencias y las de quienes te rodean. Y que no se si te hace más fuerte, o por lo menos te proporciona el valor suficiente para digerirlas; pues las circunstancias de la vida/muerte, a veces te doblegan, te tambalean y te hacen dudar.
En La Ridícula idea de no volver a verte/2013; catorceava novela de esta despierta escritora. Rosa utiliza las vida en muerte de Marie Curie (María Salomea Sklodowska-Curie 1867/1934) para ejercer una especie de redención propia sobre la pérdida de su propia pareja. De entrada es inevitable pensar que la novela en cuestión es una historia triste no exenta de cierto masoquismo.
Sin embargo y como ella cuenta en el interior de sus páginas, es un camino a recorrer vital:
Hace muchos años, el periodista Iñaki Gabilondo me dijo en una entrevista que la muerte de su primera mujer, que falleció muy joven y de cáncer, había sido muy dura, sí, pero también lo más trascendental que le había ocurrido. Sus palabras me impresionaron: de echo, las recuerdo aún, aunque tengo una confusa memoria de mosquito. Entonces creí comprender bien lo que quería decir: pero después de experimentarlo lo he entendido mejor. No todo es horrible en la muerte, aunque parezca mentira (me asombro al escucharme decir esto).
Pero éste no es un libro sobre la muerte. En realidad no sé bien qué es, o que será.

No, desde luego. Por mucho que su dolor detone la historia, y sea el accidente de Pierre Curie y su paralelismo junto a la emocionante historia de la científica, los que desencadenen el torbellino de la historia. La novela sobrevive a la desgracia y al desaliento como lo que es: Una apasionante y estimulante historia sobre el amor, la ultrajada CIENCIA, y la lucha fratricida de la figura de la mujer en la sociedad; con todos sus parasitarios prejuicios.
Una novela que en su disección sobre una Marie más íntima, frágil y delicada, pone a prueba muchas de las suposiciones de la escritora y del mismo lector. Un libro repleto de una feminidad tan orgánica, como el llanto que reivindica a la primera y de las pocas mujeres que recibieron por dos veces el premio Nobel de Física. Y más tarde el de su hija mayor Irène en el campo de la Química por sus estudios sobre la creación de energía nuclear. Y donde se reivindica con una naturalidad tan ingeniosa como honesta la figura de una activista nata, de la que se sirve la misma literata para exorcizar sus dudas existenciales. En ese trayecto de giros y apuntes constantes, por los que cabalgan las dualidades de las dos protagonistas # Escritora y Científica. Se descubren una sinnúmero de sinergias entre, (personaje, narrador, y lector).
Y en ese tremendo espíritu de sacrificio de la científica, es donde parece asirse con fuerza Rosa Montero, para escupir su propios demonios; con determinación y rabia, pero también con una enorme ternura.

Y para acabar con esta recomendación literaria, a sabiendas de que no todo gira entorno a las amargas diabluras que nos acechan, a escritora y al que rubrica. Quisiera animaros a esta adictiva lectura, como una oportunidad imperdible para descubrir la excitante y poco divulgada historia de esta luchadora nata. Y la de tantas otras, que fueron silenciadas en una sociedad excesivamente patriarcal; y con la que por desgracia todavía coexistimos. Un viaje excitante repleto de detalles cotidianos de una época olvidada y oscura, que mantiene desgraciadamente muchas semejanzas con demasiados hábitos de la actualidad. Y que Rosa Montero acomete desde la máxima renuncia.
Una excelente novela que deambula entre lo autobiográfico, atiza sentimientos tan dolorosos como bellos, hace cómplice al lector por su ferviente y redentora sinceridad. Nos abre los secretos más íntimos de las relaciones entre hombres y mujeres, nos vacuna contra la ignorancia. Y nos instruye sobre la verdadera libertad de espíritu.
Allí donde la cultura es el auténtico y esencial antídoto contra la intransigencia y la debilidad, la mayor de nuestras virtudes.

sábado, 17 de mayo de 2014

AMBULANCE LTD_ 2004: DE JUSTOS Y PECADORES




Como aquel dicho de “escribir un libro,tener un hijo, plantar un árbol”, lo cual yo no cambio por el lema “un buen vino, una buena película y una gran disco”; salvo en el caso de respetar y no alterar el guión de la corriente de la vida. Prefiero un buen tiento de savia y caer en los placeres de la misma #Vida, que dejar en manos de los proverbios de Alá los designios de mi existencia. Asumiendo con displicencia el acto, como una de mis numerosas artimañas para sojuzgar esta indolente y cruel vida, que nos zancadillea sin miramientos.
Cuando hace ya casi cinco meses que salí del hospital, dispuesto a tomar una buena bocanada de aire y redecorar esa misma vida; tal y como sugiere esa famosa secta Escandinava que todos conocemos. ¿O me van ha decir que esos retratos de sonrisas extenuantes no se asemejan a los de una secta? Pues eso, pusimos patas arriba el pisito; es así como se llama a 70mts cuadrados ¿no?:
Me exiliaron de esa mal llamada “habitación del ordenador” donde se amontonan (vinilos, libros, cassettes, polvo, y bajo el polvo recuerdos). Cambiemos muebles, monitor, color de las paredes, terrazo por madera, también el comedor (muebles incluidos), ese tan amado y maltratado viejo sofá... Y vuelta a acomodar esos recuerdos dormidos bajo el polvo: Posters, recortes de revistas, flyers, viejos carteles de sesiones... y mi amada música. 
 
Por suerte, ese tipo de giros que uno quiere dar a su humilde morada, y que vas aplazando constantemente por ese terror a remover todo lo que has acumulado durante catorce años, tiene su parte positiva. Simplemente es cuestión de cerrar los ojos y acometer los cambios como necesarios, y aprovechar para reordenar cacharros, cachivaches, y enseres obsoletos. Justo ahí, es cuando haces uno de los ejercicios más sanos posibles de todo cuarentón melómano: Volver a repasar uno a uno tus vinilos; aprovechando que 8 años después tu giradiscos vuelve a tener el espacio que le habían robado tus tiernos angelitos. Recolocar cada uno de tus cedeses; de cuando no existían ni pendrives ni leches de discos duros. E incluso sacarles brillo y certificar en el color a óxido de la esponjilla de tus cassettes, las miles de veces que los pusiste; cerca de los 90 que aun conservo.
Son los seiscientos vinilos y setecientos y pico cedés que al colocarlos con dedicación en cada uno de sus estantes, vuelven a remembrar mi memoria musical. Envases de canciones y artistas que en muchos casos no ocuparon ningún ranking musical. Algunos incluso desprovistos de cualquier tipo de dato o información en esta telaraña de la información que es internet. Y que han pasado a formar ese vacío existencial, donde la vileza del tiempo cercena cualquier testimonio de su humilde grandeza.


No es el caso de esta banda de Harlen a la cual el bien entrado cambio de milenio tuvo la cortesía de recordar. AMBULANCE LTD tuvieron la suerte de trascender con la ligereza de cinco emocionados jóvenes, que pretendían ocupar su sitio en una época de ruletas rusas. Aunque su existencia fuera tan fugaz e intrascendente como grande fuera su legado #Un disco, un Ep, y un puñado de demos que jamás se publicaron.
Uno de esos olvidos que se agazaparon durante años, entre el encorsetado de esas baldas atestadas de recuerdos, y que la memoria algo maltrecha por la edad, arrincona con el contradictorio sentimiento #Rabia con sigo mismo por olvidar, felicidad por la causa/efecto. Aunque al final prevalezca el echo de volver a recuperar a esas bandas del limbo patriarcal.
Es posible que para aquellos que han nacido y crecido a un Mp3 pegados, este hecho les resulte una pura consecuencia de la vejez; y no los culpo. Quizás tengan razón, puede que con la edad necesitemos estar asociados a algo tangible, físico, material... y cuanto más grande y voluptuoso sea, más grande sea nuestra sensación de identidad. Pero lo que es claramente axiomático en este caso, es la sensación de felicidad y placer absoluto por restablecer la importancia de aquello que perdiste: El equilibrio entre lo trascendente e intrascendente, el verdadero significado de relevancia, e incluso esa duda que reina sobre lo que verdaderamente es digno de ser catalogado como “obra maestra”, y la incontestable importancia de las “obras menores

La carrera de AMBULANCE LTD puede estar seguramente entre las segundas. Y no por eso deja de ser un disco majestuoso y balsámico a mi entender; un puñado de canciones que merecen ser escuchadas por todos pese a no inventar nada nuevo.
Su diminuta historia duró tan solo cuatro o cinco años. En ese tiempo tan solo publicaron un álbum póstumo, y dos fabulosos 7” con dos temas nuevos, una versión de Pink Floyd y varias demos. Su sello TVT Records quebró, y ahí se quedó su legado y un puñado de bocetos que jamás pudieron publicarse debido al contencioso con la multinacional Universal; quien absorbió a Tvt, y no estaba dispuesta a contratarlos. Una de tantas carreras quebradas en lo insuficiente, paradigmático, y universal de la palabra Rock; como un término que alguien acabó por desacreditar. Ahora todo parece cualquier cosa menos Rock, puede ser Shoegaze, Noise, Psicodelia, PostRock, experimental... pero nunca Rock; ya saben, esa manía de la exactitud o de lo indeterminado por pura intuición.
Son ese tipo de cosas en las que a veces creatividad e industria parecen estar peleadas. Un paradigma por descifrar en el que parecen haber una serie de pernadas que pagar por estar en la cresta de la ola, o cavando tu propia zanja. Y donde por lo general tiene más que ver con estar asociado a alguna tendencia, que a la calidad de la banda/artista/estilo/ o género concreto.
Como podréis imaginar, estos chicos de los suburbios neoyorkinos no estaban por la labor de seguir las corrientes existentes. Y pese a que facturaron un puñado de canciones envidiables, tuvieron la mala suerte de situarse en un terreno tan amplio e inconcreto como incomprensible por la crítica.

Pero lo que tengo muy claro, después de tanto teorizar sobre el qué de los actos y la injusticia del binomio música/fama. Es que volver a exhumar trayectorias y trabajos tan sucintos como fabulosos, acaba siendo tan embriagador como el perfume que desprenden los Cinamomos de mi barriada: Una fragancia extenuante, que inunda las noches primaverales con el frescor de la brisa noctámbula. Estas dos joyas tienen mucho de eso; balsámicas, serenas, y delicadas. De apariencia sencilla y sutil, pero repletas de preciosos detalles.
Desde la instrumental que abre su obra “Yoga Means Union” con aires de PostRock solemne, hasta la más inocente de sus singles “Heavy Lifting” o “Stay where you are”; probablemente los menos representativos de su jugosa oferta. Ambiciones comerciales que no hicieron justicia a ese arte de no estar en ningún sitio ni del lado de los ganadores. Ambulance Ltd atesoraba quizás una virtud incluso desconocida para ellos mismos: El saber catalizar con una madurez impropia de debutantes, una baraja de influencias bien digeridas. Y es ahí cuando emerge esa extraordinaria manera de deglutir a tótems como Velvet Underground, los Beatles más Harrinsonianos, a Jeff Lynne, The Zombies... y barnizarlo con una contemporaneidad más dulce y accesible.
Para dejarse atrapar por su tímido encanto tan solo basta con echarle un ojo a tres de sus gemas: “Arbuckle” de su definitivo Ep , que fue la que me marcó el camino; un arrullo donde Jazz, Soul se funden como aperitivo. “Primitive (The way a treat you)” con ese Rithamblues psicodélico tan Velvetiano como Lunático o “Michigan”, donde Luna y Wilco se amalgaman. Descubriendo a una joven banda que pese a no disimular sus influencias, hace gala de un buen gusto exquisito para crear un universo propio, tan desacomplejado como espectral.
La desembocadura del disco nos deja algunos de los más bellos pasajes. La hipnótica “Stay Tuned”, la quebradiza “Young Urban” o el despegue de “Swim”. Todas ellas con un denominador común. Un sonido tremendamente adictivo, envolvente y curativo. Un sonido tan bien ejecutado él, que acaba entrando tan bien como un sedoso trago maduro disfrazado de arrebatadora juventud. Tan bien lo hicieron estos chicos, que hasta las dos versiones que se permitieron grabar suenan como los propios ángeles: El “Organ” de The Velvet Underground bastante más pulcra y juvenil, o el “Fearless” de Pink Floyd a quien le dan unos toques acústicos que van desde los Shins, hasta The Days of the News.
Hasta para los más valientes y avezados hay mucho grano que trillar en las 26 demos que andan perdidas por la red sin sello que las publique. Aquí se pueden deslumbrar a golpe de batea con algunos prometedores bocetos, que dan una idea de lo que podría haber sido de este cuarteto, si la suerte les hubiese acompañado con la estéril producción de John Cale: “Inferno”, “Focus”, “Dancing through a Eulogy”, “Ladyfingers”, y alguna versión de T Rex.
Es cierto que AMBULANCE LTD no nos descubrieron nada que ya no estuviera ahí. Pero en muchas ocasiones no se trata de inventar nada nuevo, pues está casi todo inventado. Y la música es una pescadilla que se muerde la cola y que gira en un círculo vicioso, donde la mala memoria, las modas, y las mareas que bajan y suben, descubren tan solo una ínfima parte de los tesoros perdidos.
Y... resulta tan emocionante que el solo echo de imaginarlo, me hace sollozar.

domingo, 11 de mayo de 2014

LA GRAN BELLEZA de Paolo Sorrentino/2013




Me apresuro a escribir perseguido por los mil demonios del olvido. Como si esa gran masa que protege la fortaleza craneal dejara escapar el recuerdo, para hacer sitio en una azotea repleta de tantos trastos que pide a gritos una limpieza a fondo.
Son ya largos los meses que han pasado desde que visionara esta excelente cinta Transalpina. Y aunque muy a mi pesar, la vorágine mediática de las intraredes, redes sociales, y bloguers mil hayan dado habida cuenta de las virtudes de esta película; y seguramente no quede ya rara avis sobre la faz de la tierra sin haber visto o leído sobre la misma. Yo que intento trascribir cualquier asunto #o casi, que me interese; como aquel marino que anota en su bitácora los pormenores de su travesía a modo de autobiografía. No voy a perder la oportunidad de escribir sobre, posiblemente la única película, que me a hecho rebrotar aquellos años de juventud cinéfila suicida.
Y digo suicida porque aunque años atrás era más fácil encontrar pequeñas salas donde ver cine... vamos a llamarlo de autor, europeo, o como a mi me gusta llamarlo: “cine poco comercial”. Tampoco es que fuese antaño un hábito masivo; pero posiblemente si que era más aceptado #sin efectos digitalizados y animados, las historias atípicas tenían una cierta relevancia.


Sin embargo y aunque esta cinta nos proponga una narrativa abstracta, cargada de simbolismo, y desconcertante por momentos. No es poca la importancia que tiene en ella su impactante carga visual; fotografía si se le quiere llamar, exenta de paisajes naturales extenuantes.
Aquí no encontraremos trucos prosaicos con los que embaucar al espectador con la excusa de ampliar su ratio comercial. Entre otras cosas porque a LA GRAN BELLEZA se la quiere o se la odia, según sea nuestra disposición a aceptar el juego de Paolo.
Algo que añoro terriblemente en el cine que se factura en la actualidad, o por lo menos en el que acaba trascendiendo: La ejecución de una obra en la que cada uno de los aspectos de una película, confiere ese nimbo único al conjunto.
Empezando por la armonía con la que se maneja la cámara, y lo que transmite sin necesidad de diálogos. Y acabando con el personaje principal, donde gravitan como satélites todas y cada una de las míseras existencias que acaban por darle cuerpo.


En ese ensayo sobre el declive del arte y de la sociedad que lo rodea. Nuestro personaje Jepp Gambardella ejerce de cronista, tomando su misma existencia como ejemplo; con intenciones o sin ellas. Recorre su vida desde aquel único amor de adolescencia, con su único libro como testigo, y con una indolencia propia de quien desprecia cualquier trascendencia desmesurada. En ese camino abrupto donde la estructura narrativa deja de lado cualquier patrón clásico. Nuestro personaje recurre a su instinto traidor del subconsciente, para mostrarnos la verdadera “gran belleza” de las imágenes. Que bien podrían ser los fotogramas de un cerebro confuso, donde los contrastes entre el desenfreno festivo, las escenas más mundanas, y la paz que transmite la belleza subliminal de la ciudad, se amontonan logrando un impacto visual subyacente.
Quizás por eso, aunque alabada con unanimidad por la crítica. Pocos galardones han tenido el valor de premiar esa arriesgada forma de narrar algo tan sencillo como volátil: La complejidad de la existencia en secuencias y planos.

Dicho esto y como podéis imaginar, no hay sinopsis lo suficientemente concisa para aglutinar en cuatro párrafos todo lo que desencadena su original puesta en escena. Un cine apuntalado por los Fellini & Co. Y que nos da su particular forma de ver el derrumbe de nuestra sociedad en general; por mucho que se centre en Roma.
Jepp Gambardella es ya un viejo y aposentando escritor que vive de los réditos de un único (y exitoso libro), publicado hace veinte años. En su retiro sexagenario se ocupa de escribir sobre arte (y cultura) en una revista, bajo la condescendencia de una amiga editora. En ese complaciente trabajo descarga toda su desidia por todo lo que le rodea: Empezando por un absoluto desinterés en todo lo que concierne a su influyente figura, pasando por el elitista mundo del arte conceptual donde convive. Y acabando por mostrar ese profundo asco y apatía, con una actitud destructiva hacia su persona y todo lo que le rodea.
En esa existencia vana y carente de anhelos en la cual solo se dedica a devorar las noches de fiesta en fiesta, excesos alcohólicos, y relaciones deshumanizadas, sucede algo inevitable. Que no es más que la contemplación de un mundo vacío, artificial y decadente que acontece en Roma; como si se tratara del reflejo mismo de su ser.


Tras el decorado de este impreciso argumento, la película transita a golpes de timón e impactos visuales. En una puesta en escena repleta de abstracciones y simbolismos que dan para extraer infinidad de reflexiones: El de la misma vida del protagonista que se arrastra recapitulando sus desdichas, fracasos, y su levedad. La ciudad de Roma como telón de fondo, donde la cúpula de la acomodada clase alta se regodea en su propia mierda. Y un mundo que se desmorona falto de valores y plagado vacuidades, que se ve reflejado totalmente en esa concreta historia.

Lo verdaderamente memorable de la cinta en concreto, es que ante un escenario tan dantesco, frívolo y deprimente, surge la verdadera belleza como un filtro imperceptible. Simple y llanamente con el movimiento elegante e incisivo de la cámara #el arte de filmar y silenciar el caos con la genialidad de la imagen. Apoyada por una narración en segunda persona lapidaria, poética, y concluyente.
LA GRAN BELLEZA tiene todo esto y más, de echo es una de esas películas noqueadoras que se desdobla en si misma cada vez que se vuelve a ver. La primera por el desconcierto, la segunda con un paladeo más parsimonioso y panorámico. Y así sucesivamente hasta extraer infinidad de lecturas; como un juego de muñecas rusas, o el Cubo de Vicenzo Natali.



Puede que para algunos sea una película excesivamente larga. De una construcción enrevesada e insoportable, tremendamente aburrida para otros. Pretenciosa para quien no entienda su mensaje crítico, con la propia medicina del ensalzamiento desmesurado, bizarro y visceral con el que se nos muestra. Puesto que aunque se crea que habla de otros, en realidad habla de nosotros mismos.
Quizás solo por eso no se quiera entender; probablemente por nuestra falta de autocrítica.

lunes, 5 de mayo de 2014

EL ATAQUE DEL XITXAREL.LO (#Vinos Divertidos)




Tipo: Blanco joven
Bodega: Martí Serdà (La Granada)
D.O: Penedés
Uva: Xarel.lo 100%
Viñas de 60 años
Maceración en frío, 20 días de fermentación, y Baonnage de 5 semanas.
Precio aprox: 8 Euros



Hay una corriente antaño subterránea que fluía bajo nuestros pies sin la más mínima relevancia. Con los años y la erosión de nuestro fatigoso caminar, hubo quienes la descubrieron como los infatigables buscadores de materiales preciosos de Coloma. Hablo de la estética y las modas como un fenómeno tan cotidiano y aceptado que difícilmente podríamos entender nuestros preferencias actuales, sin querer aceptar lo que nos llegan a influir #lo queramos o no.
Otra cosa bien distinta es la forma con la que cada uno se sienta identificado: Los que llenan sus vacíos con un disfraz de originalidad, con el que paliar su falta de personalidad. O los que intentan buscar el equilibrio entre creatividad y la esencia identitaria. Pero lo que está claro y es del todo evidente, es que convivimos a diario con ella y aunque uno intente escapar, siempre está el subconsciente por el cual se rigen nuestros hábitos.
En cualquier caso siempre es mejor aceptarlo sin por ello sacrificar los principios de cada uno; pues no hay nada más dañino que ser esclavo de las modas, sin que éstas produzcan un debate interno.


Hay quien despectivamente lo achaca a modas pasajeras que van y vienen sin explicación posible. Pero yo creo que en el fondo, lo que hace que algo se establezca como moda, es fruto del trabajo de otros que trabajan desde abajo: Desde las mismas personas inconformistas que buscan el placer propio, hasta los pequeños propios creativos que nacen bajo el subsuelo.
Luego evidentemente siempre están los que se limitan a copiar y a banalizar las ideas, en forma de marcas y corrientes de consumo. Pero no hay que confundir ambas consecuencias: Ni el echo de que de repente a todo el mundo le de por algo, como la maravillosa brillantez del zigoto que dio a luz la idea.


Yo soy de los que cree profundamente en la estética #no en el mal uso que la desvirtúa. Pero sí en la importancia y en el atractivo de la imagen, como algo que expresa un concepto o que simplemente lo lanza al aire para que otros lo desarrollen. Esa forma de transmitir algo con una simple línea, con un gesto, o con una evocación intangible e imaginaria que eclosiona, y que todos quieren imitar.
Es cierto que los verdaderos artífices de las primeras y más descabelladas ideas, son casi siempre denostados e ignorados. Pero luego está nuestra propia responsabilidad como seres, con una capacidad innata para reflexionar y aplicar criterios. Y desde luego, para escarbar y buscar en el pasado el punto de inflexión entre el origen y el desarrollo. No se trata en cualquier caso de sentenciar lo bueno y lo malo, lo auténtico y lo falso. Si no de calibrar y de hacer trabajar el instinto, sí el instinto: Eso tan primitivo que nos otorgó la naturaleza.
Y el mundillo del vino amigos es desde luego y mirando con perspectiva, uno de los máximos exponentes de este cambio. Si antes se ponía un especial acento en la casta y la estirpe familiar plagada de: Ducados, Marquesados, Dones, Doñas y Santos por doquier; quizás para dotar de solemnidad y elitismo al asunto. Ahora son las nuevas generaciones las que han democratizado el vino. Ya no solo como un alimento necesario para la plebe, y a otros niveles un privilegio para unos pocos afortunados. Si no como un elemento con el que se puede conjugar todo o casi todo: una especie de navaja suiza y 6 en 1, donde igual cabe el ritual del respeto hacia el terruño, como su consumo coloquial. El respeto por el pasado de las viñas viejas y la recuperación de cepas extinguidas, como la búsqueda incansable de cupatges inverosímiles. O como un elemento perfecto (la vidriosa botella). Donde diseño e imagen, sean de verdad, el vehículo perfecto para plasmar y transmitir las sensaciones que uno espera encontrar en su interior. 
Y como no, sobretodo el culto al elemento vínico como un transmisor popular de sensaciones, dispuesto a derribar mitos.



Lo mismo da que sean las nuevas zonas y algunos inconformistas los que hayan iniciado la revolución. Porque también los hay que han surgido de las catacumbas de las zonas más aposentadas y herméticas: Rioja, Ribera de Duero, o la mismísima Penedés; como es en este caso. Donde es tan fuerte la identidad que se labraron desde décadas, que se antoja una tarea imposible revolucionar, sin perder de vista por ello la identidad.
XITXAREL.LO es un claro ejemplo de este nuevo concepto de vinos y de su fidelidad hacia su legado. Un blanco joven con aires de gamberro, que no se basta tan solo de su irreverente imagen. Si no que lo hace echando mano de la jerga más profunda y arraigada: El taco primordial, y el palabro que nace en entornos tan hostiles como los pueblos; sí sí, allí donde el cosmopolita se siente más perdido que Adan en el día de la madre.


Xitxarel.lo podría ser como uno de tantos monovarietales que delega cualquier tipo de expresión al propio de la uva. Sin embargo, esta insignificante bodega ha sabido como nadie exprimir las virtudes del Xarel.lo: Una uva que parece haber emprendido un viaje en solitario, sin el continuo vasallaje de Parelladas y Macabeus, ni el servilismo hacia la tiranía de los extenuados Chardonnays.
En esa dura travesía a la búsqueda de nuevos y personales blancos, se han quedado por el camino numerosos intentos fallidos con infinidad de blancos clónicos: En su mayoría frutales, frescos, muy florales, de fácil beber pero sin apenas carisma. Sin embargo esta modesta bodega, ha sabido articular en una especie de mandamiento primigenio, lo mejor del pasado, el presente y el futuro: La osadía de hacer del diseño de una botella, todo aquello nos une con nuestros ancestros #el adjetivo que se crea a fuerza de conjugar nuestros actos, y que no entiende de gramáticas dogmáticas ( Cafre, Tronat, Penco, Escalfabraguetes, Pixapins...). Y que ilustra la botella en un compendio inimaginable de imaginación e investigación seglar. Para elaborar un Xarel.lo de precio popular, con una complejidad arrebatadora y audaz:
Mantiene intactas todas las virtudes de la modesta uva blanca: Personalidad, buena estructura, una acidez refrescante, y un verdor evocador que la hace contagiosa . Pero además consigue que todas ellas se ordenen y sean fácilmente reconocibles.
De entrada por su tímido aroma que según la época del año hace estallar su jovial fermentación en la botella, con ligeros carbónicos y vegetales. O se amanse según pasen los meses, con una tenue fragancia floral a jazmín y a hinojo. En boca evoluciona ligeramente conforme toma una bocanada de aire, convirtiendo la acidez inicial en una ligera untuosidad sin perder el frescor de su acidez, su mineralidad, y su verdor (tomillo, hierba húmeda, flores …). Todo esto hace que sea un vino blanco desenfadado y muy versátil para maridar o tomar como aperitivo. Pero además lo dota con la suficiente personalidad para hacer de él un joven blanco con dosis de complejidad, sin dejar de ser dócil.
Un blanco con cierto volumen que equilibra con maestría: Diversión, elegancia, y sofisticación. Muy juguetón a la par que ilustrador en su impagable diseño.


Si el paladar fuera al oido lo que las sensaciones al alma, sonaría así: