Los tiempos
cambian y nosotros con ellos. O somos nosotros los que nos empeñamos
en cambiar el curso del tiempo?
Notaste que
ya no te despierta por la mañana el cantar de los gorriones y sí el
berrido de las cotorras? Que las gastroenteritis se solapan con la
gripe, o el moquillo mañanero. Y que no es resaca sino achaque. Tu
madre no te daba Quina San Clemente con una yema de huevo?
A mi la mía
me llevaba a ver a la Virgen Cochita en busca del remedio contra la
querencia de mil males y recaídas. Era un niño enfermizo; todo un
hecho. Y pese a nacer rechoncho y con cinco quilos ochocientos, era
asiduo al practicante y sus inyecciones: Catarros, bronquitis,
ataques de crecimiento y hasta unas fiebres tifoideas; que lo no me
mate, me haga inmortal digo yo.
Y que pena
que en vez de someterme a las ventosas de yogures, mientras veía
inválidas caminar mientras lloraban y se orinaban, madres en llanto,
y vivas!! en forma de oda gospel. No existieran por entonces
semejante medicina de Popunk centrifugado, como el que BLACK ISLANDS
me sacude estos días de propósito mental de 2018.
Miro al
cielo con los ojos en blanco, la mente negra y el corazón podrido.
No me pongo en manos de la providencia, aunque según tomo conciencia
de lo que me acorrala la vida y sus esbirros, igual es la única
posibilidad; el sentido de la coherencia no, desde luego. Y estos,
los retumbes y redobles que sacuden conciencias a base de dejarse
caer cuerda abajo a las catacumbas y caminar por las grietas:
Canciones
que piden volumen alto, acompañan el grito a la salida del trabajo;
si lo tienes. Y que por pura inercia son y deben, su naturaleza al
tiempo que les toca vivir.
Black
Islands han vuelto tras casi cuatro años de su increíble debut con
Burguer Records. Y lo han hecho con la determinación intacta e
incluso reforzada, de quien convierte las trampas, zanjas y
obstáculos, en pura energía. Un regreso musculoso y fibrado que lee
el presente sin renunciar al cáustico Rock de los 80 “Made in”.
Para que de ahí salga algo que conecta de manera inherente nuestro
pasado rockero con más solera, la travesía hereditaria de los
noventa y... lo más importante: La feroz personalidad de quien lo
toca, cuando lo toca y cómo lo hace sonar. Haciendo que esa
indeterminada frontera entre el pasado, el presente y el futuro sea
tan solo una mera interpretación, con el único objetivo de ser uno
mismo.
Diez
canciones imparables donde la inocencia juvenil da tantos hachazos
como besos. Y que no desfallecen, y deslumbran por la intención de
no andarse por las ramas cuando la inmediatez es su mejor valor.
En la escena
actual nacional hay dos maneras de hacer las cosas o de bregar con el
momento, que también podría valer para la internacional supongo. De
echo creo incluso que es válido para todo en la vida:
Seguir el
curso y la inercia de las tendencias, mayoritariamente puestas en
manos de los lumbreras: Tipos que dedican su vida a convertir la
nuestra en una interfaz cómoda o en una smart live no táctil, sino
tan integrada en nuestros hábitos como la repetición de las cosas.
Y nuestro clientelismo claro: Gente que con tal de no calentarse la
cabeza y hacer de su vida un sino lúdico, se ponen en manos de los
primeros.
Es cómodo,
es una inercia e incluso un viaje de no retorno. Cuanta más gente
hay así, y es un hecho no confirmado pero real, más raros somos los
que pensamos distinto. Te llamarán vejestorio y no adaptado al
futuro; estás caduco. Vives anclado en el pasado, cuando el pasado
ahora, solo es un icono para molar y poco más.
Bueno, pues
tras este sermón reflexivo, ya que cuando escucho un disco, no solo
lo disfruto, sino lo interpreto e intento buscarle una causa/efecto a
lo que me genera.
DISCO NUEVO
de BLACK ISLANDS contiene esos efectos secundarios de toda medicina
que no solo pretende que bailes como un cabrón. Sino que además es
una piel nueva que sigue la marcha de bandas como Las Ruinas, Tigres
Leones, Pablo under Destruktion, Cuello, y bueno... Un montón más
que al margen de conexiones estilísticas, creo que se caracterizan y
complementan por una actitud común a la hora de proyectar
influencias, pasado, e identidad propia.
No solo hay
una novedad más que evidente, grabando el disco íntegramente en
castellano. También tenemos un empuje rotor que mueve todos los
engranajes, aprieta ajustando cada clavija o resorte, y engrasa cada
nota a una sola. Black Islands es una banda que funciona sincronizada
como pocas y que en este disco ha dejado constancia. Sus canciones
claro está, lo transmiten. Y si bien es cierto que lo principal, en
un disco, es que entre por las orejas directo al corazón. También
hay un latido invisible, que a ciertos especímenes nos lo facilita.
¿se acuerdan de Ramones, Motorhead o los Pixies también, por
ejemplo?
Pues supongo
que sabrán de que les hablo cuando escuchen “Juventud
Perdida”, “Reino Animal” o “Transfobia”:
Tres canciones que nos levantan un palmo del suelo tras la hedonista
“Playa Interior”. Y que hacen que una curiosa
especie de belleza optimista manchada de oscuridad y agitación, se
revuelva entre la ambivalencia y la contradicción.
La métrica
exquisita de “Exilio de Amor”, que convierte la
amargura en un pequeño himno de bolsillo. Su Pop de tonos grises con
reflejos soleados que juega con el paso cambiado, la parada en seco o
los textos que se cantan sin seguir ese estribillo predecible en
“King Kong, el último abrazo”; cuando cierran el
disco y se declaran inmortales por propia decisión, en un surf
caústico sobre olas de afiladas rocas. Dan vida a un disco que
rezuma la frescura de una banda que ha hecho de cada canción, un
grito puro y libre. El homenaje a Wedding Preset de “Chaqueta
de entre tiempo”, ya no por influencia, sino por la paleta
de colores que se utiliza en este disco (Parálisis Permanente,
Lagartija Nick, Surfin' Bichos, Jesus & Mary Chain, The Cure e
incluso los Burning).
Creo
sinceramente que una de las cosas más chulas que transpira todo el
disco en cada una de sus canciones; por la forma, la intensidad,
sinceridad y poesía juvenil. Es ese nexo entre toda una generación
de bandas que nos quedan muy lejos, pero que son parte innegable de
nuestra cultura musical; sobretodo la de aquí. Y que hacen que la
música pueda ser única e inmortal.
El
compromiso con los textos y la rítmica de “Reino Animal”,
que perforan las tripas. La belleza magnífica de “Hospital”
que catapulta al cielo, con la perspectiva que da la altura sobre lo
que hemos sido o lo que queremos ser. O el “Ora Pro Nobis”
que clama al cielo los problemas de la conciencia, la fe y signo de
la vida.
DISCO NUEVO
tiene bastante más mensaje y mala baba del que se aprecia a primera
vista. Y sin lugar a dudas, uno de los trabajos más fieros, directos
y prometedores del panorama nacional, en el presente año. Con una
manera tan fácil y a la vez efectiva, de conjugar tantas señales
que nos proporcionado numerosas décadas. Como de convertirlas en
canciones imperecederas y tonificantes.
Una cita
ineludible, obligada e ilustradora de nuestra música. En la CAPSA
del Prat, donde su magnífica acústica dará cuenta de dos bandas
imprescindibles para entender la escena alternativa con pasado,
presente y futuro.
Los diez
primeros de mi 2017 particular no es que merezcan una mención
especial. Pero para un tipo que escucha tanta música al cabo del
año, siempre debería haber unas niñas de sus ojos, unos hijos de
sus entretelas... O mejor dicho: Esos latidos de un año que han
confeccionado ese cardiograma montañoso y de simas, del cual más o
menos definirás esa constancia.
Te pueden
gustar muchos discos, menos discos y más canciones pero en realidad,
todos sabemos que el cerebro y esa glándula que segrega placer
melómano, cuando escucha la rotundidad de un gran disco que sabes
que es especial. Conforme pasan los años, gestiona la poca energía
que va quedando y concentra esa energía a base de estímulos.
Con cada
disco va un vino. Pues para compensar la escasa cosecha de ideas
escritas sobre vinos, cine y otros menesteres que no fuera la música
para olvidar el asedio de este puto 2017.
Igual he
bebido demasiado y se me ha olvidado algo. Y que narices!! no seré
yo ahora ya con el año pasado, las camas sin hacer y la mesa llena
de cercos, el que me niegue más letras.
Abrazos de
esos que aprietan y cortan respiraciones por amor y emoción para
este 2018.
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01:
THE BATS_THE DEEP SET vs. FINCA SANDOVAL 2008, MACHUELA CUENCA
Alguien
pensará que para subirse a un podio, mirar desde la altitud de la
tarima y hacerlo único. Se necesita algo más que un sentimiento
puro a la hora de escribir canciones después cada muchos años. Pero
lo cierto es que la conquista a veces del corazón de un Popero
empedernido como yo, apenas si necesita esas capas que como estratos,
componen esas melodías en ascensión que funcionan como una. Pero
que puedes diferenciar con claridad.
La banda
Neozelandesa es como el Agave Americano de las planicies: Solo
florece cada diez años sin apenas compromiso, y la misma
trascendencia que la de un erizo de Hug. Solo que ellos, hacen lo
propio cada 3, 10 o 6 años, como esta vez. Y practicamente
susurrando al oído del mundo, Robert Scott vuelve a firmar doce
joyas de Pop jugoso donde mojar pan y chuparse los dedos.
Cuando lo
hacen y a sabiendas de que siempre han sido ese secreto escondido por
años. Sus discos siguen conteniendo esos mismos rasgos de franqueza,
armonías vocales devoradoras y un tono crepuscular arrollador. No
son estridentes, llamativos, pero sí la cuenta pendiente más grave
de nuestras tres últimas décadas de música alternativa. Y con el
mismo pop inmortal que Go Betweens, The Smiths o Orange Juice.
Si he de
explicar las razones que me mueven a considerarlo, mi disco preferido
del 2017. Sería un motivo tan sencillo y adecuado, como el
sentimiento de calidez o el sentirte acogido. Es el mismo que busco y
encuentro en el juego de cama afelpado de mi madre. Cuando me echo
después de comer cada sábado y reposo la mejilla. The Deep
Set es arrullable y perfecto para esta época del año; casi
la misma en la que se publicó. E igual de presente tengo también
el último vino que me bebí la comida de Reyes:
Un Finca
Sandoval de Victor de la Serna. Que encontré casi de
casualidad salvadora, en el Corte Inglés mientras compraba a
contrareloj los regalos de reyes de mi pareja.
Un 2008
abandonado a su suerte, con esos años de botella que le da el pasar
inadvertido a la mayoría. Muy distinto del primero que bebí hace ya
dos años aprox: Amable, cálido como el origen de sus viñas y con
un tanino inapreciable y fresco como la arcilla contenedora de su
humedad. Que le proporciona los fresones y las grosellas, haciéndolo
apetecible y de trago fácil.
Las
sensaciones son apenas las mismas: El placer in crescendo, tímido,
aterciopelado y confortable de sus notas. La frágil voz de Robert,
los coros debajo, de Kaye Woodward y Poul Kean tejiendo armonías
mientras Malcolm Grant pasa de puntillas. Caramelo Pop con letanías
de Folk y alma Velvetiana.
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02:
GUN OUTFIT_OUT OF RANGUE VS. GRAMONA IMPERIAL 2013 MAGNUM, CAVA
PENEDÉS
Estaba
expectante por saber el paso a dar de la banda de Olimpia tras su
fabuloso “Dream all Over” del 2015 (8º en nuestro top).
Sobretodo teniendo en cuenta la incertidumbre y el desasosiego de mis
primeras escuchas.
Al final, no
tengo más que rendirme de nuevo al camino de sus canciones, a
esquinazos del -Ey, aquí estamos!! psicodélico.
Su nuevo
viraje de timón, esta vez, nos lleva hacia los destellos -pese a
llevar los ojos vendados- de los neones Neoyorkinos.
Un fulgor
que se ve presente como las alcantarillas humeantes de la gran
ciudad, aunque el gaznate siga reseco y arenoso del camino largo
entre coyotes y Carnegieas. En una palabra:
Estamos ante
un disco donde desaparece la tan socorrida psicodelia, como el
pegamento que para todo vale. Y se pueden ver y casi tocar las
siluetas de la Velvet & Reed, de Television o los gestos de
Lawrence (Felt); sobretodo al inicio del disco (Ontological
Intercurse), o si queremos, a unos Luna en versión más
contemporánea.
Una
presencia no tanto en lo musical, como sí en lo narrativo y la
cadencia de todo el conjunto. Un manojo de canciones con más entidad
que su anterior disco, aun careciendo de esos temas que sabemos, se
adherían mejor y más fácil al riñón. No obstante, creo
sinceramente que el mérito de esta hechura esta precisamente en el
escapismo de lo inmediato. En dotar al disco de un fulgor que navega
entre las calles secundarias de la gran ciudad de brillo nocturno
cosmopolita, pero también tremendamente salvaje. Y pese a esa
apariencia urbanita refinada, tener la capacidad de hacer confluir el
Folk rural y abandonado de tacto arenoso que siempre los ha
caracterizado.
Su evolución
mismamente la podríamos colocar al mismo nivel de un GRAMONA
IMPERIAL de recientes añadas. Un Cava reserva con larga crianza
que ha ido pasando de inmediatez de acidez crocante. A un vino
espumoso, donde el inconfundible vino base estandarte del abuelo
Gramona. Que siempre ha dotado el carácter del III Lustros, gana
terreno y lo hace: Más complejo, aterciopelado, huidizo del frío
excesivo y amante de las marchas largas contemplativas. Una joya que
por su vestimenta corriente en estanterías de grandes superficies,
no debería confundirse con uno de tantos.
Sendas
evoluciones y crecimiento interesante, se solapan en texturas,
disfrute e inmediatez. Disco y cava confluyen en una complejidad bien
entendida que nos debería enriquecer en perspectivas y amplitud de
posibilidades.
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03:
BIG THIEF_CAPACITY Vs. LOS PASISTOS, BABOSO NEGRO, TENERIFE
Las
capacidades de esta pareja de Brooklyn (Adrianne Lenker & Buck
Meck) no deberían ser ya discutidas junto a la de sus escuderos, Max
Oleartchik y James Krivchenia.
Dos discos
los avalan ya. No solo por la sensibilidad, sino por las tremendas
posibilidades también, que le extraen a un Folk sobre el papel:
crudo, desnudo y rotundo. Una estética tradicional de sonatas
mirando al cielo estrellado de la noche, que bebe de la esencia de la
música Americana. Pero que indudablemente muy mucho por la culpa de
las tremendas posibilidades de Adrianne, a la que banda se le
adhiere como una segunda piel; sin exceder en adornos más que lo
imprescindible y necesario.
Pese a esa
pulcritud a la hora de manejar los tiempos con delicadeza. Hay una
fiereza presente de desgarro que las sacude en su aparente
fragilidad, y que las convierte también un 50/50 en Rock descalzo.
Son en el fondo, esqueletos andantes que se pasean con un traslúcido
cuerpo imaginario de belleza y melancolía sin igual; sobretodo en
éste su segundo álbum.
Aquí las
canciones en esencia más acústicas que en su anterior disco
(Masterpiece/2016). Nos llevan hacia tiempos pasados, buscando a
esas mujeres que con apenas su voz, lograban estremecernos: Norma
Tanega, Linda Perhacs, Margo Guryan... Aunque el cuarteto en esa
aparente desnudez esconde una audacia muy particular: Sus canciones
insuflan belleza pop, y son capaces de transmutarse sobre la marcha
desmenuzándose en otras muchas y diminutas canciones.
Vino y disco
tienen mucho en común, sobretodo que no hay rastro de maquillaje que
disfrace lo que de verdad quieren ser: Ni levaduras que no sean la de
la misma uva, ni más sulfurosos de los imprescindibles, con todo el
raspón, y por supuesto sin filtrar. Una crianza que no deja ni
rastro de barrica donde todo es fruta. Y esa acidez característica
de los vinos de origen Atlántico, que desnudan la uva tal y como es
con todo su origen volcánico y mineral.
La parte
arcillosa de su tierra junto a su parte volcánica; seña de
identidad del Valle de Ortava (Tenerife). Hace que la fruta
sobresalga con aromas a violetas, tierra húmeda, tabacos sin secar.
De boca afilada y directa, pero sedosa y amable como las canciones
que integran Capacity. Poniendo en común esa identidad franca y de
terruño sin artificios. Dejando que cada nota refleje una simpleza y
austeridad que no es tal, pues al final sobresale su belleza.
Principales atributos de ambos: Belleza natural y complejidad
emocionante.
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04:
SHEER MAG_NEED TO FEEL YOUR LOVE Vs. LA GUITA, FINO EN RAMA SACA
OCT 2015, JEREZ
Del pago de
Miraflores (uno de los más emblemáticos de Sanlucar), nace esta
diminuta diablura: Una síntesis esencial de los vinos de Jerez, pura
como la primera prensada de aceituna o como la própolis de una
colmena de la Algarabía de Monte Rosado.
Hablamos de
esta, pero podríamos hablar de tantas -manzanillas en rama: como
criaturas descalzas que corren calle abajo por el pedregal. Igual que
hacía yo con 8 años por los cantos de río que cubrían las calles
del pueblo de mis padres.
Crocantes y
de salinidad mineral, tienen no solo la llave de posteriores
vinificaciones y aventuras de años. También la inmediatez sabrosa y
gastronómica que debería acompañar toda comida y también después,
a cara de perro.
Y como ven,
empezar por el vino no es un capricho sino un tentempié necesario
diría yo. Para tirarnos en plancha sobre esta banda de Filadelfia,
que igual hasta rompe con la tradición de esta ciudad de la costa
este. Pero de la que su medicina ya me trató en el 2016, cuando
juntaron todos sus Ep's y les quedó un desfibrilador de guitarrazo y
grito, tan puro como aquel hardrock con olor a cuero.
Así pues,
no había más narices que agazaparse tras el cubo de basura y
lanzarse sobre su debut oficial. Se llama “Need to Feel to Love”
y pide amor tanto como lo da. Te lo da a cubos de agua helada, a
fogonazos candentes y ardientes, y con una energía vital donde
parecen fundirse una Cindy Lauper atacada, Gossip y esa parte más
hard, satinada y bruta de los 70/80's.
Aunque el
arranque sea un poco de saltar las lágrimas y molonamente jeviata.
Su disco de debut modera el discurso y esquiva con elegancia ese
exceso de rockduro en plan “Meet me in the Street” o “Turn
it Off”; que por cierto, a mi es lo que más me mola. Y se
tiran hacia un derrotero más Blusero o Powerpopero, hey!! que les
sienta rebien. Pero me quedo con su vena bestia y primitiva, aunque
hay que decir que por más que se quieran buscar equidades con bandas
revival de ahora. SHEER MAG tiene un ingrediente que los hace más
auténticos: Son puros y directos, y sus canciones además de ser tan
frescas como la manzanilla en rama, tienen también la retama, el
esparto y los aperos que la hacen juvenil, desprejuiciada y
arrebatadora, se tiren por donde se tiren a la hora de cantar y
hablar de rOck del bueno.
***********
05:
CENDE_#HIT SINGLE Vs. GUIDO PORRO VIGNA LAZZAIRASCO 2011 BAROLO
Se bebe como
un sirope venenoso de cítricos y vitaminas del, ahora!! Saben del
grito repentino que hace saltar? del sobresalto o el brillo de los
ojos?
A veces no
es la luz, es la sintonía. Y este pequeño concentrado de Pop tiene
ese ingrediente secreto que a menudo no se sabe explicar.
No me vengan
con que solo son 8 canciones y no es un disco propiamente, o como
dios manda. No lo consiento, me da igual. Me parece que son las ocho
canciones más gloriosas del pasado 2017. Sólo, porque obedecen a un
acierto del que no he sabido nada en años. Y porque la unión de
Cameron Wisch, con esa voz que emana libertad total y el bataca de
LVL UP, es de la mejores noticias posibles en esta tan aburrida
escena “indie”. El resto acompaña como los ángeles y hacen
vibrar las guitarras y la rítmica cruzando Pixies, con vigoroso pop
electrificado. Para que sin hacer demasiadas cábalas, sus canciones
suenen a ese pop rotundo que suena como el motor de un Eagle
Speedster: Pistonadas de las que gruñen queriendo rockear.
Un medio
tiempo que delega en la calidad de sus canciones ¿porque es eso y no
las definiciones las que definen, no? Igual que no discuto entre el
perfil moderno o austero de este sedoso Barolo que los acompaña.
Hay una
discusión saben?: Clásico o moderno? Que es lo uno y lo otro? Me
quedo con la personalidad saben. Algo que no se parece a sus tíos
abuelos, pero que asoma afable y a la vez elegante. Con una finura
que se acerca a la de Giacomo Conterno, pero sin el corsé de
preservar las apariencias.
Este Barolo
es la excusa para permitirse un Piamontés, sin dejarse los ahorros
por el camino. Veintipocos euros de pura elegancia y taninos sedosos,
que te hacen sentir como un bebé recién duchado y untado en aceites
de coco. Uno de esos vinos que se distinguen por no necesitar
demasiada experiencia en los corpulentos vinos del norte Italiano, ya
que ahí también hay parte de mito. El Vigna Lazzairaso es una
prueba: El día que lo abrí sin mala botella a la que echar mano
temía un vino hermético, tánico o demasiado verde por falta de
botella. Pero la viticultura es un pequeño milagro que obra a favor
de quienes ya no creen en los estereotipos. Y que esperan las
sorpresas con las manos abiertas y los ojos cerrados. Vinos y música
fáciles, que no superficiales y planas.
**********
06:
HAPPYNESS_WRITE IN Vs. MAS D'EN COMPTE 2007, PRIORAT
Este disco
de terciopelo extremo, no apto para las impaciencias del día. Son de
los que quieres y huyes según el día pudiéndome al final el cariño
que le profeso a este trío: sencillo, discreto y sensible también.
Puede que no
pasen a la historia y les pese el preciosismo de encaje que tanto
recuerda a la ELO más romántica o al SoftSOUL de amores declarados,
e incluso a unos Beach Boys cargados de Slowcore.
Junto con
este blanco licoroso y opulento que también nos hace de alguna
manera imprudentes adolescentes. En sus dos caras: la de la
jovialidad y su evolución en botella de estos años. Se ven a dos
chavales corriendo entre las encinas, madreselvas y aladiernas
persiguiéndose en una explosión hormonal. Se respira la manzanilla,
el hinojo y el volumen amielado del romero en flor. Se mastica el
mineral diluido de paso explosivo... Una barbaridad que se puede
encontrar por 12 euros, con suerte siendo constante y concienzudo.
Una personalidad y hacer como el de este trío tímido y discreto.
Pero con una idea muy clara de por donde tiene que ir su sonido y
evidentemente, la impresión paisajística de deben dar sus
canciones.
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07:
THE FUTURE ISLANDS_ THE FAR FIELD Vs. BASSUS PINOT NOIR MAGNUM 2008,
REQUENA
Tras casi
diez años de carrera y cinco álbumes a sus espaldas, como quien se
encapricha del amigo chistoso. A la banda de Baltimore le ha tocado
lidiar con el repentino éxito de The Singles/2014. Un disco que pese
a contener una de las canciones con más gancho de su carrera, y
ahora que por desgracia todo se mueve por “temazos”. Para mi
gusto, creo que no era uno de sus grandes discos.
Sin embargo,
tener que justificar tu música a base de buenos singles, tiene esa
parte de arma de doble filo. Algo por lo que le ha tocado pasar
históricamente al Pop electrónico, synthpop o Tecnopop; como se le
denominaba en los 80. Y que por otra parte siempre ha parecido
restarle importancia respecto a otros géneros musicales. Relegándolo
casi siempre a música ligera, sin talento y sobretodo,
infravalorada.
Pero cuando
sin más intención que venerar a las canciones, y su conjunto. Te
pones en manos de un tipo como Samuel Herring, que siente el subirse
a un escenario y cantar, como la última voluntad de su vida. Es
entonces, cuando la música, el conjunto y su escenificación,
alcanza una graduación superior: El teatro, el personaje, lo bizarro
o si se quiere lo poético. No hay mayor pasión que la de que creer
lo que haces y llevarlo a cabo sin esperar más premio que el del
público.
Digo esto
porque a la música de Future Islands habría que valorarla en su
justa medida, desde toda su idea y conjunto. Sobretodo porque sus
inicios humildes no los han cambiado demasiado pese su cierto éxito.
Y que sea con The Far Field, con el que sienten cátedra en lo que
se refiere a publicar uno de sus mejores discos de pop sintético;
los honra.
Justo cuando
la tiranía de las tendencias les dan la espalda. Ellos han elaborado
un disco en el que la elegancia, la manera de cantar esas canciones y
su belleza oculta, reverberan Pop por los cuatro costados. Llámalo
Tecnopop, indiepop o lo que quieras. Hay veces, no demasiadas, donde
la canción pop en su aparente simpleza y superfialidad, brilla como
tal; o no son las canciones las campeonas? Su disco con más
atractivo, sin necesidad de generar himnos porque ellos mismos se
hacen solos. Y con un romanticismo natural, que a mi me derrota sin
más.
Es más o
menos el mismo amor indefendible que uno intenta explicar de un buen
Pinot Noir. Más aun cuando este se hace en nuestro país, y lejos
del origen frío de esta delicada uva.
En Requena
(Valencia), las bodegas Hispano Suiza sí se saben dar el temple. Y
elaboran un Pinot Noir 100%, que pese a correr también el mito de
que no aceptan el paso de los años en la botella. Va y zas!! te
topas con una Magnum que a modo de fudre: Ha mimado, acunado y
defendido, un estupendo tinto con 9 años de botella que en fin de
año se expandió licoroso. Como un perfecto tinto de corte suave y
aterciopelado ideal para cualquier platillo.
De nariz
tostada y toques de cacao, higos secos y frutas maduras. Hizo las
delicias con su sedoso paso por boca, con unos taninos golosos y de
puro bellú. Una joya al igual que Far Field, de las que se van
abriendo a base de escuchas, de agitarlo y de disfrutar su perfume
antes de que sea tuyo, o él espíritu poseedor. *******************
08:
HORSEBEACH_BEAUTY AND SADNESS Vs. TERRA REMOTA EL CAMINO 2013,
L'EMPORDÀ
Me alegra un
montón escribir por estas lindes, de una banda que tanto me revive
esa primera idea que concibió ese primer amor por el Pop; allá por
los 80/90. O por lo menos esa idea inicial de los sonidos que
brotaron en su ciudad natal Manchester, asociados a Sarah Recors,
Shinkansen Records y Setanta. Y que de alguna forma también,
hicieron por aquellos años que un tipo de música estuviera asociada
a unos sellos (Creation, Cherry Red, RoughTrade...). Como un estilo
de vestir, una caída de pantalones, o el tacto de una parka).
El segundo
disco de esta joven banda de Manchester, sabiendo como sabemos el
poco margen de maniobra que tiene esta cadencia de Pop, entre la
elegancia, refinamiento y vaporosidad. Consigue al contrario que ha
pasado con Beach Fossils y otras tantas bandas, que no resulte
anodino, liníal, plano y... aburrido en una palabra. No tiene porque
ser así, es un error garrafal creer que son los géneros y no la
forma de cocinarlos.
Canciones
flotantes y ondulosas donde el mérito recae precisamente en eso: La
elegante suntuosidad de sus arreglos, el ambiente que recrea la
aparente sencillez de sus notas y la sofisticación del resultado. El
Soft Funk, las evocaciones cariocas a bossanova, el ambient... Sade,
Santana, tropicalismos... Un disco que para mi gusto penaliza por
ejemplo al de Destroyer; que me gusta un montón pero por sorpresa no
ha entrado en este Top; la mía y todo.
Todo
dispuesto en una mesa ante el balcón. Haga sol, o sea la niebla gris
y densa en finas lonchas. Una copa de Terra Remota haciendo el Camino
una ruta sin un destino certero. Aterciopelando las cavidades bocales
como el paso de un río de pétalos, grosellas y ricura. Ese vino que
desdice el mito de que L'Empordà tiene el nervio a flor de piel por
los envites de la Tramontana y el Mestral.
Aquí todo
es armonía, golosería y esa acidez bien dispuesta que lo hace
adictivo, diluyente y compañía fija, se coma lo que se coma o a
solas mientras cocinas. Es ese vino ecológico que rompe mitos.
Rotundo, crocante, de fruta escarchada, de disfrute, de entrada fácil
pero de complejidad juguetona. Como una buena conversación, ¿sabes?
**************
09:
DANIEL WYLIE & THE COSMIC ROUGH RIDERS_SCENERY FOR DREAMERS Vs. EMBRUIX DE CELLER VALL LLACH 1998, PRIORAT
Fue ese día
que picó en mi casa y tras mirar por la mirilla y no reconocerle.
Abres y ves que esos diez años nos han cambiado lo suficiente para
añorar más que extrañar.
La de D.
Wylie es una historia tan injusta como el haberle perdido yo la pista
desde aquel increíble “Enjoy the Melodic Sunshine” del
2000. Del que no solo perdió la autoría, sino que ni siquiera
figura en alineación oficial de la banda en wikipedia, pese a ser su
fundador e ideólogo.
Entonces hay
quien pueda pensar que su vuelta a casa por lo que es suyo, sea una
especie de venganza. Pero yo creo que tras publicar cinco discos en
solitario sumido en el más absoluto ostracismo, bien merece
reivindicar por fin a SU banda como idea y aunque sea solo por puro
amor propio.
Scenery For
Dreamers es un si se quiere: su paso más ambicioso y decidido desde
“Chrome Cassettes/2015”. Un disco que va directo a la
esencia de su primer y más exitoso disco del 2000, pero sin ese
toque de psicodelia hippie, y con una rotundidad powerpopera bárbara.
Guitarras que aguijonean y pellizcan como las de los míticos Big
Star. Y hermanas de sangre de los Teenage Fanclub, cuando los
arpegios vocales nos hacían volar en viajes oceánicos hacia las
costas californianas, vía escocesa. Uno de los hacedores de melodías
más inconmesurables y lúcidode la última década de vuelta a casa
¿no es para felicitarse?
Tan
necesitados que estamos de Pop mayúsculo con alma rockera. Como de
un trago largo y reflexivo de un Embruix del renacentista Priorat,
con la perspectiva de casi 20 años.
En realidad,
este vino mide esa misma travesía. Desde que se elaboró la primera
vez con cupatges de Merlot y otras uvas, para darle el volumen y la
cercanía que atemorizaba por su rotundidad. Y que a día de hoy y
con el privilegio de tomarlo con el relevista Jordi Miralvell cuando
la meta está en la indómita Cariñena (Sansó). Nos hace observar
desde la atalaya de la Sierra de Monsant con el paisaje a nuestro
pies. Toda una vida transformista de la nuestra propia, y lo que nos
rodea. Exquisito polvo de nácar que se desliza con sapidez y la
elegancia. Y la frescura imperturbable de un gran vino que ya es dama
elegante y refinada, con todavía ese toque indómito de pizarra,
hierbas de montaña y carácter superviviente.
El Priorat y
esta clase de discos, deberíamos disfrutarlos desde el antes y el
ahora. Quizás así entendamos que hay cosas que están por encima
del mero gusto. Y que llevan bajo la dermis, una historia y un origen
que solo se aprecia con el tiempo y la misma tenacidad que los forja
a base de abandono, sacrificio y explosión.
**************
10:
GOLD STAR_BIG BLUE Vs.FINCA
LAS CARABALLAS, VERDEJO ECOLÓGICO, RUEDA
Marlon
Rabenreither se ha sacado de la manga uno de esos discos de tapado
para todos los públicos. De esencia folk americana, pero con una
onda expansiva bastante más contemporánea aun sustentándose
principalmente sobre lo esencial de una acústica, la omnipresente
armónica, y su voz.
Así de
pronto podría ser un disco más, de esos que con cierto desprecio
a veces se etiquetan, “de cantautor”. O de tantos que
miran sin disimulo bajo una gabardina a Dylan, Dan Stuart (Green on
Red), Jayhawks o a Harry Benson; del que admite ser una de sus
mayores influencias.
Pero hay sin
duda un áurea curiosa que flota sobre sus canciones. Que hace que
sin quererlo se active ese “clic” que de repente asocias con la
nostalgia serena sin fecha ni edad. Esa cosa que surge cuando se nos
va un amor, la juventud, la vida misma o el instante maravilloso por
el cual desearíamos ese poder imposible para detener el tiempo.
Estas
canciones tienen ese poder. Y si no lo tienen, por lo menos son
capaces de crisalizar esos sentimientos de sufrimiento/placer que
tanto nos molan. E incluso de conseguir que el fresco rocío de la
mañana perdure bajo un sol tórrido. Haciendo que suenen todas ellas
instantáneas, frescas y una secreta fuerza que consensúa vengas de
donde vengas, y vayas donde vayas.
Lo mismo que
le pasa a la perfumada y florar D.O Rueda que ha convertido el
consejo regulador a base de inundar estanterías con vinos de 4
euros: Nunca se sabe con certeza si la realidad es aquello que nos
quieren vender o hay otra, escarbando en la tierra buscando como un
perro las trufas.
Finca Las
Caraballas es un Verdejo sin crianza y solo el inoxidable donde
fermenta en sus lías, con una capacidad de evolucionar en la botella
digna de un Borgoña. Un vino sin excesos, que resalta por su
carácter exótico y especiado sin disfrazar nada que no sea su
propio territorio. Con una acidez exquisita de flor de tomillo,
albahaca en nariz, maracullá y algo de salinidad. Una melosidad
justa para fundirse con su acidez golosa y la profundidad de su
complejidad inquieta. Un vino muy disfrutable, diría que el mejor
Verdejo por 12 euros sin rival posible. Por elegancia y destacar por
ser un blanco con fuerte personalidad y una maravillosa anomalía
entre la mayoría de verdejos vacíos de personalidad y convertidos
en algo que no deberían ser.
Ese misterio
de algo que te es familiar, pero que te abre ventanas de par en par
para sorprenderte con esas vistas que desconocías. Y que por suerte,
igual que el disco de Gold Star, nos seduce por afable y porque no
hay miedo sin alguien que te lo quite, ni prejuicio por aprendizaje.
*********
Si la espera
de esta lista de 50 discos como 50 bestias de añada, ha sido
desesperante y a destiempo; me disculpo. Hay cosas en la vida; la
mayoría. Que se hacen dueñas de tu vida y de tus actos. En realidad
siempre es así, con la diferencia de querer forcejear y echar a
suerte tu victoria o derrota. O seguir los tiempos que te marcan
ellas: A menudo tiempos caprichosos, anárquicos y ritmos dominante.
Yo me dejo llevar ¿me entienden?
ABRAZO
GRANDE!!
TOP 2017:
01-THE BATS - THE DEEP SET
02-GUN OUTFIT - OUT OF RANGUE
03-BIG THIEF - CAPACITY
04-SHEER MAG - NEED TO FEEL YOUR LOVE
05-CENDE - # HIT SINGLE
06-HAPPYNESS - WRITE IN
07-THE FUTURE ISLANDS - THE FAR FIELD
08-HORSEBEACH - BEAUTY & SADNESS
09-DANIEL WYLIE & THE COSMIC ROUGH RIDERS - SCENERY FOR DREAMERS
10-GOLD STAR-BIG BLUE
11-LAND OF TALK - LIFE AFTER YOUTH
12-CHAD VANGAALEN - LIGHT INFORMATION
13-SHADOW BAND - WILDERNESS OF LOVE
14-OUT LINES - CONFLATS
15-THE BLACK WATCH - THE GOSPEL ACCORDING TO JOHN
16-LOS PUNSETES - !VIVE!
17-ROBYN HITCHCOCK - ROBYN HITCHCOK
18-SADIES - NORTHERN PASSAGES
19-ROZWELL KID - PRECIOUS ART
20-PROTOMARTYR - RELATIVES IN DESCENT
21-THE BLUE AEROPLANES - WELCOME, STRANGER!
22-DOUG TUTTLE - PEACE POTATO
23-THE HORRORS - V
24-IRON & WINE - BEAST EPIC
25-CLOUD NOTHINGS - LIFE WITHOUT SOUND
26-THE NEW YEAR - SNOW
27-DESPERATE JOURNALIST - GROW UP
28-WAVVES - YOU'RE WELCOME
29-THE MOLOCHS - AMERICAS VELVET GLORY
30-THE AFGHAN WHIGS - IN SPADES
31-MORRISSEY - LOW IN HIGH SCHOOL
32-MAX ANANYEV - THE WAY TO THE OCEAN
33-ELBOW - LITTLE FICTIONS
34-SEA PINKS - WATERHOUSE
35-KING GIZZARD & THE LIZZARD WIZARD - FLYING MICROTONAL BANANA
36-JAPANESE BREAKFAST - SOFT SOUNDS FROM ANOTHER PLANET
37-MICHAEL HEAD & THE RED ELASTIC BAND - ADIÓS SEÑOR PUSSYCAT
38-JOHN MURRY - A SHORT HISTORY OF DECAY
39-RON GALLO - HEAVY META
40-EXQUIRLA - PARA QUIENES AÚN VIVEN
41-GRANDADDY - LAST PLACE
42-TIGER MENJA ZEBRA - ANARQUIA I MAL DE CAP
43-MALE GAZE - MISS TAKEN
44-DANIEL LUPPI & PARQUET COURTS - MILANO
45-NÚRIA GRAHAM - DOES IT RING A BELL?
46-METHYL ETHEL - EVERYTHING FORGOTTEN
47-DEAD PARTIES - ALL OUR TIMES
48-PIANO MAGIC - CLOSURE
49-KARLA KANE - KING DAUGHTER'S HOME FOR INCURABLES
Es un hecho
que son un sinfín de bandas las que han regresado desde el pasado
estos últimos años. Empujados igual por la mayor difusión de las
nuevas tecnología. La mayoría han vuelto decididos a recuperar su
cetro, o cuanto menos a confirmar que las segundas juventudes cotizan
al alza igual como un síntoma del acomodamiento de la escena
alternativa; en general.
El caso es
que pese como a muchos, tras un tanteo. Afghan Whigs deberían ser
por decreto los Dinosaur Jr. del 2017, por el disco que se han
marcado.
Pocas bandas
del pelaje de los de Cicinnati, pueden presumir de publicar un disco
tras diez años prácticamente de su parada. Y no solo no desmerecer
en absoluto de su discografía más primorosa, sino sumar más
adrezo, profundidad y personalidad a su trayectoria. Como si su
legado no fuera ya una rara avis enmarcable en la mutación del
grunge hacia un referente de nuestra historia musical.
(La madurez,
la nuestra y la de ellos, todavía enseña; y gracias)
29:
THE MOLOCHS_AMERICAS VELVET GLORY
No acababa
el año 2016 y ya publicábamos un temazo entre lo revelador y
emocionante de este año que nos deja.
La emoción
de comprobar como un debut de jovenzuelos, todavía nos pueden dejar
boquiabiertos con esas mismas herramientas mil veces usadas: Formulas
de ancestros, padres o abuelos, que siempre dejan una rendija, no
solo por perfeccionar, también para abrillantar y lucir igual que un
magnífico Mustang del 66.
Su sencillez
e inmediatez son los atributos más destacados de es disco primerizo
del 2017. Once canciones que no ceden en empuje y euforia ni un
segundo: Fresco, ágil, con gancho. Y puede que con ese misterioso
don que también tenían bandas como FEELIES, THE ONLY ONES o unos
LA'S; al margen de influencias. Que es el de clavar las canciones y
su momento desde el corazón.
(Los 70
concentrados en dos acordes entre el garaje, el folk y la new wave
americana)
26:
WAVVES_YOU'RE WELCOME
No se si es
una sensación o una necesidad, pero cada día entiendo menos los
rodeos que se llegan a dar para acabar llegando al mismo sitio de
siempre. Supongo, que como los ratones de laboratorio y estando todo
más o menos inventado, solo es cuestión de pintar un perro de cebra
y vendértelo como animal exótico, o convencerte de sus infinitas
bondades; la cosa funciona un poco así, en general.
Con la
música y las hornadas indistintas de tendencias o distintos
enfoques, pasa algo parecido. Pero siempre hay una simiente
invariable e imperecedera. Creo que necesitamos que nos sacudan como
los néctares líquidos, para que si la hay, la esencia no se quede
en el fondo y bebamos agua sucia.
WAVVES
vendrían un poco a reivindicar lo ya. Importando un carajo si le
pasan un trapo a protopunk y se pasan de limpio. O lo suyo es una
revisión Surfera o Powerpopera a lo The Drums, pero con un poco más
de mano izquierda y más sinceros. Pero el caso es que el disco se
escucha como un ciclón. Van allí, porque es allí donde quieren
llegar sin pensar demasiado si el itinerario adecuado es el de las
calles anchas y soleadas.
Ya le ponen
ellos el sol a los callejones con una eficiencia musical y vigorosa,
más funcional que la de un Japonés.
(Lo esencial
de la musical desde la practicidad de AC/DC y Ramones, en versión
vecinal)
25:
DESPERATE JOURNALIST_GROW UP
Va a costar
mucho que alguien tenga a Desperate Journalist como digna abanderada
de las emergentes bandas jóvenes Pop británicas. Y supongo que esto
sucederá porque lo alternativo como tal ya no vende, y decir Indie
es ya casi tabú.
Sobretodo si
quieres llenar salas de chavalada que escucha las canciones para
bailar y solo se las baja como app; eso ahora, es ser lo más. A mi
edad ya debería saber que esto es cíclico, y al final, los raros
siempre hemos sido pocos y contados; no rendimos a las masas. Y como
el masturbarse, comentar con alguien el maravilloso segundo disco que
han publicado estos londinenseses, será tiempo perdido.
Ese corte
clásico que nos recordaba a tantas cosas en su primer disco, pero
igual con poca entidad. Se ha convertido en este segundo disco, en
todo lo contrario: Un disco tremendo lleno de recovecos y pasadizos
por donde perderte, o encontrarte con estilos en desuso. Ampliando
incluso, el espectro alargado del Poprock oscuro y liberándolo de
ese corsé que lo acababa convirtiendo en Gótico. Para que sea
simple y llanamente, un discazo que media entre lo oscuro y luminoso
a base de canciones a la altura de los primeros U2, de el afamado
segundo disco de Savages o incluso guiñándole un ojo Siouxsie
Sioux.
(Pop con
músculo que llena y se expande)
24:
THE NEW YEAR_SNOW
Creo que
debería ser digno de estudio la cantidad de bandas que vuelven cada
año tras largas temporadas de silencio. Como así, el alto nivel al
que están rayando sus trabajos.
No se si
esto es motivo de preocupación en lo ya mal llamada escena
“alternativa”, o razón de jolgorio por el más que necesitado
enriquecimiento estilístico de la música de calidad popular en
general. Pero lo que si tengo claro, es que andamos necesitados de
variedad y de perspectiva. Los hermanos Kadane en este sentido, como
siempre de puntillas y dueños y amos de la discreción. Han puesto
supongo, su ínfimo granito de arena. Y aunque seguramente como toda
su carrera, apenas trasciendan. Han conseguido en su nuevo disco
después de 9 años de “casi” silencio, conjuntar la delicadeza
slowcore de Bedhead (su primer proyecto 94/98). Y la solidez de más
robusta de los ahora The New Year; valga la redundancia.
Un disco de
paso meditado, canciones que erigen como auténticos monumentos
conforme se escuchan, y se entra en su belleza austera y delicada.
(Un disco
para interiorizar las pausas y dominio y control de la velocidad de
nuestros días)
23:
CLOUD NOTHINGS_LIFE WITHOUT SOUND
Cambiando
radicalmente o no, de registro. Tal y como augura el título de su
álbum. La ausencia de otrora sonido indómito y asalvajado de la
banda de Cleveland liderada por Dylan Baldi. Nos ha descubierto de
una vez, y aunque seguro que muchos piensen de su comercialidad, una
faceta melódica necesaria.
En la
producción y la manera de tratar su sección rítmica está parte
del secreto. Pero tenemos entre las manos un puñado de canciones que
basculan, modulan y controlan el binomio fiereza/delicadez con una
maestría tan templada como... ¿Dinosaur Jr.? Igual alguno me apalea
por esta afirmación, pero Mascis & Co. han creado escuela a la
hora de exprimir el lado más poético del Punk, el Hardcore o el
Grunge. Lo bueno de todo esto es que se inventaron un híbrido y no
han sido pocos los que le han sacado jugo. ¿se acuerdan de Siamese
Dream y Mellon Collie and the Infinite Sadness? Bueno, pues me está
mal decirlo pero eran la hostia por más que algunos renieguen.
(Melodías
con alma bruta)
24:
IRON & WINE_BEAST EPIC
Inesperadamente
la incorporación a esta lista de Sam Beam a sido a hurtadillas y
casi a última hora. Y pese a que me resisto a dejarme llevar por las
pasiones de última hora. He de admitir que el último disco del de
Carolina ha ido como un tiro directo a la parte alta de mi lista.
Diría
incluso y estoy por poner la mano en el fuego, que en unos meses me
arrepentiré de no haberlo aupado más. Y es que los tiempos de
abandonar sus inicios hacia terrenos tan respetables como poco fieles
a su mejor y más franca cara con el que lo conocimos (Kiss Each
Other Clean, Our Endless Numbered Days). Han dejado pasar por esa
edad reflexiva y melancólica que a algunos nos une en la travesía
hacia los 50, posiblemente. A esa empatía mimética en la cual,
igual el cuerpo nos pide detenernos a saborear mejor las cosas.
Incluso porque no, hacernos tan suyo como propias son las demandas de
cambiar la alta velocidad, por el traqueteo de un expreso de los 80.
El destino
al final será igual. Puede incluso que el vaivén de su Pop Folk de
Arrope y sorbo lento nos invite a escuchar y leer sus preciosas
letras. Puede y debería haber sido siempre así: la vuela del Sam
Beam más íntimo, cálido y translúcido hace de este disco, un
perfecto aliado para paliar el indómito invierno.
(La cadencia
del pulso hecha canciones)
23:
THE HORRORS_V
Digamos que
la trascendencia, la solemnidad y el divertimento no deberían estar
peleados. De echo tanta relevancia deberíamos dar a unos War on
Drugs tocados con el recuerdo más sacrosanto, como el de unos
Horrors imberbes tocados por la efectividad hecha disco. Tanto
mérito tienen unos como otros.
Con la
diferencia de que a mi War on Drugs me aburren soberanamente, y con
de Horrors pese a no ser santos de mi devoción, bailo como un
condenado al infierno. No sé, igual debe ser que me empacha el
exceso y a mi edad las quiero mascadas. Pero si cuando intentaban
clavar a unos Chameleons, The Sound o Echo & the Bunnymen no me
acababan de convencer. Ahora que se han dejado de defender de manera
pretoriana a sus influyentes antepasados. Y han decidido ser
consecuentes con el presente sin renunciar a su origen, mire usted,
me los creo más.
Además como
digo, difícil sería discernir cual es su canción con más gancho
por lo solventes que son todas. Y mira que su canción de cierre sin
pecar de presuntuoso, podría canear a los Daft Punk.
En fin,
épica y volumen donde reunir a almas en pena con muchas ganas de
bailar. Siendo consecuente con los tiempos que nos toca vivir, y el
dilema de evolucionar sin dejar venerar a nos mitos del Postpunk más
sintético.
(Se acuerdan
del Fade to Grey de Visage? Pues estos me hacen sentir casi lo mismo)
22:
DOUG TUTTLE_PEACE POTATO
Peace Potato
es ese otro disco que nos llegó a principio de año a manos de
nuestros colegas Johnny & Co, y su carta delicatessen americana
siempre reveladora. Y tardó en calar nuestros dientes, lo que la
fruta escarchada y el mullido epicentro de un buen bizcocho casero de
Bailys; cero coma.
Un disco el
de este joven de Massachussetts, elaborado en la cocina de su casa.
Allí donde le da el mismo cariño a la comida, como a la música que
crea y que también nos alimenta. Es un menú casi de degustación,
donde sus platillos no exceden de 2/3 minutos apenas. Y su paleta de
sabores gravita sobre la Psicodelia tornasol, aunque siempre desde la
Beatlemanía Harrisoniana y de Byrds. Digamos que la más relajada,
meditabunda y trashumante.
(Ese tipo de
cosas que no quieres sino amas, lo que se dice cariño)
21:
THE BLUE AEROPLANES_WELCOME, STRANGER!
Ya sabíamos
hace años, que la banda de la mestiza Bristol no había dejado de
grabar desde su último y más o menos distinguido disco, Rough
Music/1995 con Beggars Banquet. Muy lejos de esa tumultuosa banda de
hasta 8 músicos sobre el escenario, su supervivencia se ha basado en
seguir grabando, pero muy por debajo de sus posibilidades.
Welcome
Stranger! Es con diferencia su trabajo más engrasado en
prácticamente 23 años. Y lo más parecido al ímpetu bailarín de
Wojtek Dmochowsky cuando su vitalidad actuaba como resorte. Un disco
resucitador y el más digno heredero de lo que significaban los Blue
Aeroplanes en plena generación subterránea de los 90: Su herencia
de Reed en sus estructuras, y un poder glorioso de elevar esas
melodías habladas, y perfectos himnos cercanos a Jazz Butcher,
Orange Juice o Televison, pero de un espíritu expansivo difícil de
igualar por cualquier banda de la época.
(Uno de los
regreso más emocionantes de este 2017: energía positiva al servicio
de Poprock con pedigrí)
20:
PROTOMARTYR_RELATIVES IN DESCENT
Es curioso
la relación que se puede extrapolar de estos Americanos y la
anterior banda. En esa curiosa química que existe entre una voz no
demasiado virtuosa incapaz de crear registros. Y los recursos de la
música para hacer de eso una cualidad ilimitada de texturas
encontradas; nada nuevo. Ya lo hacían Lou Reed, Mark E. Smith...
pero es ahora cuando de manera excepcional aparece esta banda, como
una rara avis que por fin suma al más que marchito Postpunk actual.
No se lleva
y es un hecho. Pero ya nos dejó un sabor delicioso en su primer paso
por el Primavera Sound de hace dos años. Su disco The Agent
Intelellect, aunque de manera más austera, ofrecía una cantidad de
posibilidades entre lo rudo, poético y extraño. Y es que con
Relatives in Descent, es donde su veterano líder Joe Casey consigue
empastar de lírica con el musculoso fondo de la banda de Detroit.
Un disco
oscuro y megalítico que hace bueno el peso de sus acordes, con una
negrura que brilla como un faro en plena noche. No quedan atrevidos
capaces de llevar a cabo esa parte mucho menos comercial e
incomprendida de la escena Postpunk más heredada de The Sound,
Comsat Angels o Pere Ubu.
(Está la
marquetería, y después la metalurgia; Protomartyr son de lo
segundo)
19:
ROZWELL KID_PRECIOUS ART
El mejor
disco de Powerpop del pasado 2017 lo ha publicado esta banda de
Virginia. Y quien se crea que este género es fruto del pasado y solo
es reivindicable con la chuleta en la manga de viejos eruditos, es
que se ha perdido ya por en el camino.
Su disco
homónimo de debut de hace seis años, nos dejaba un maravilloso
sabor de boca. Hacía una eternidad que nadie era capaz de recuperar
el mejor desparpajo de los perdidos Weezer. No solo emularlo, sino
incendiarlo a base de Punk Californiano con lima y jalapeño: Una
combinación complementaria, como que las guitarras son ya un poco a
estas alturas, la droga ilegal que pocos se atreven a traficar. Y
unas melodías que pueden convertir tu salón, en pleno campus
universitario; pongamos que de la Universidad de Delaware. Allí
donde la emisoras rebotaban a Soft Boys, REM, Lloyd Cole, Mathew
Sweet o los mismísimos Posies.
Doce
pelotazos que se estiran de manera vertiginosa, convirtiéndolo todo
él, en un magistral y renovador soplo de pura electricidad
vitaminada.
(Pocos
discos desfallecen tan poco como esta sinergia de pop, punk y
rock&roll adolescente)
18:
SADIES_NORTHERN PASSAGES
Mi vuelco
hacia el cuarteto de los espigados Good Brothers, viene como tantas
veces de un empujón. Porque amigos, no esperéis descubrir solos los
rayos -C- brillar a las puertas de Tannhaüser. Una cosa es conocer a
menganito o fulanito de oídas o por sus tropelías, y otra bien
distinta que te lo cuenten al oído mientras te llevan de un
pescozón.
En este caso
nuestro colega Johnny ya nos ha arrastrado en multitud de ocasiones.
Aquí esta
vez los Canadienses no se ciñen estrictamente a su legado de Country
Rockabilly o de cacofonías más Rockeras. Pero como casi siempre.
Son quizás de los pocos capacitados para tocar lo que quieran, como
quieran y cuando quieran. Y todavía por más que se amansen y beban
hasta puede que de los Birds o de Johnny Cash. Siguen haciendo
propias casi todas las referencias posibles; como el buen historiador
que mezcla fábula con verdad, y la corrige por pura coherencia.
(Un disco
aunque cuestionado por los puristas, indispensable para no perder el
hilo de esta autética banda)
17:
ROBYN HITCHCOCK
Tenían que
venir tipos como el sexagenario Robyn Hitchcock para enseñarnos; aun
siendo un perfecto desconocido para viejos y jóvenes. A entender un
poco, que esto de la música no se rige en realidad por castas, razas
o estilos, sino por caminantes sin destino.
Por eso
Robyn, con negro pelo ya blanco y después de 40 años tocando.
Todavía es capaz de enseñarnos lo que significa la ambigüedad de
las etiquetas, volviendo otra vez al hilo que dejó con los Egyptians
hace un montón de años. Además esta vez contando con la compañía
de Brendan Benson y para más inri, reinventado o abrillantando su
pasado con presente. Diría incluso, que este disco en realidad no
difiere tanto de lo que ya clavó los selectos Venus 3 (Peter Buck,
Scott McCaughey y Bill Rieffin): Toda una fauna al servicio de la
distinción musical, que todavía sigue rompiendo esquemas
cuadriculados.
(Esta
versión expansiva y colectiva, es de las que alecciona 40 años en
un disco de diez cortes)
16:
LOS PUNSETES_¡VIVE!
Si eres de
los que te vienes tomando a chufla bandas cono Los Punsetes, deberías
saber: Que es de la pocas bandas que permanecen fieles a un sonido
desde hace ya 10 años. Que sin apenas variar un milímetro su idea
instrumental y vocal, son capaces de argumentar una idea con peso,
disco a disco, y mejorar lo presente. Que diría que es en este caso,
la única banda nacional capaz de llamar a las cosas por su nombre y
remover las miserias humanas sin parecer unos activistas o unos
pretenciosos.
Y si por si
fuera poco. Se han marcado un disco sin limitador de velocidad ni
cinturones, que no levanta el pie del acelerador ni un segundo.
Un álbum
que rompe el molde sin chafar el flan. Y al que tan solo le bastan
tres escuchas, para certificar. Que aun sonando al pie de la letra
vuelven a publicar el disco de tu vida: Contundentes, reales,
intrépidos, directos y frescos. Seguramente su disco con mejores
textos y una garantía que deja chicas a bandas como Planetas,
Automatics o los populares Triángulo del Amor Bizarro.
(Shoegaze
con piel de caperucita y corazón rockero, que debería estar entre
los cinco primeros)
15:
THE BLACK WATCH_THE GOSPEL ACCORDING TO JOHN
(Cruces
entre The Church y la estirpe que aprendió a andar en los Clubs
Londinenses de los 80)
No se
necesitan demasiados argumentos o ideas rocambolescas para
confeccionar un disco. A veces, simplemente con las conversaciones e
historias de un espacio multicultural como Platform, puede bastar
para elaborar un disco con un sentido global tan hondo y profundo
como es Conflats.
Un trabajo
básico y minimalista a tres manos: James Grahan (Twlight Sad),
Kathryn Joseph y Marcus McKay (The Zephyrs, Polar). Y con una carga
emocional y espiritual capaz de acercarse a una versión teutónica y
sintética de unos Dead Can Dance; por ejemplo.
Sonidos que
rozan una ceremoniosidad clerical, tan cerca de la electrónica, como
del Krautrock o de una imaginaria banda sonora donde la épica se
mantiene tan hierática, como sugerentes son los paisajes del norte,
gélidos e inóspitos que uno puede imaginar al escucharla.
(Mano a mano
vocal sin trampa, cartón, ni carbónicos. Pero con mucha poesía)
13:
SHADOW BAND_WILDERNESS OF LOVE
(PsichodelicFolk
con vocación de road movie expansiva, en guiños y texturas)
La relación
de nuestro amigo Chad con la ilustración y la animación, es puede,
la manera más práctica de entender el porqué de la particularidad
de su música: Caminos laberínticos y tan poliédricos como su
agilidad compositiva, llenos de chicanes y desniveles.
Sin embargo,
y después de haber caído ya en multitud de ocasiones, en esa
especie de maraña llena de ruidillos, crujidos y melodías
disonantes y contradictorias que casi siempre acaban encontrándose
para formar pequeñas constelaciones. Su séptimo disco en 13 años;
lo cual supongo, le concede ya algo de credibilidad. Es ahora
probablemente y según se mire, el más accesible, o el que por lo
menos deja la luz del recibidor abierta para que no nos perdamos.
Un tratado
New Wave de un rigor altamente cualificado que lleva por así
decirlo. Los consejos de Magazine, Adam Ant o por ejemplo los Bauhaus
de Mask. A un terreno donde esa especie de sensación de canciones
inacabadas, o incluso abiertas a completar como un código abierto.
Invitan a procrear y a jugar con ellas como un gato con su presa. De
echo, supongo que el objetivo del New Wave como idea, siempre debería
haber sido ese.
Un disco que
pese a parecer ser el más accesible, continúa a mi parecer siendo
el artista más original, original y creativo de esta última década.
(Aventurarse
a escuchar los discos de Chad requiere un libertad auditiva
importante, pese a eso, es lo más regenerador que he escuchado en
años)
11:
LAND OF TALK_LIFE AFTER YOUTH
Deberíamos
agradecernos y felicitarnos, de la cantidad de fabulosas mujeres que
desde el continente Americano, están tomando las riendas musicales.
Ya sea titulando una banda como solistas o en primera persona.
La de
Elizabeth Powell no es otra más sin duda. La normalidad y
formalidad de sus composiciones no buscan más que lo que aparece por
propia naturalidad. No hay trucos de magia ni imposiciones para
extraer de su música, como de las plantas, más de lo que da su
propia naturaleza y entorno. Por eso sus canciones irradian esa luz
inusual sin apenas trascender de la simple belleza de su voz a lomos
de unas guitarras de lo más básicas.
Algo que
contrasta radicalmente con su disco de debut de puro indierock. E
incluso de la pasmosa evolución después de estar cinco años en
dique seco tras publicar su segundo: “Some are Lakes”, contraer
una enfermedad vocal y optar por infinidad de colaboraciones (Patrick
Watson, Stars, Wintersleep, Besnard Lakes etc) antes de volver a
grabar este sorprendente álbum.
Un disco
inmediato, aterciopelado y mágico, totalmente complementario con su
pasado más cercano a las canciones de tres vías, dignas de las
primera Throwing Muses o de ese tipo de indierock anómalo donde nada
sigue por un camino predecible.
(Poprock de
guitarras con energías invisibles, que los hacen únicos)