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sábado, 11 de febrero de 2017

CASS McCOMBS en C.A.T (Centre Artesà Tradicionarius) 5/02/2017_ TERNURAS Y ENCANTAMIENTOS



Fue este pasado domingo en un coqueto auditorio del atrincherado barrio Gracia, en el marco del MiniFestival Ronda, organizado por la incombustible Heliogàbal: (Fajardo, Melange, Matagalls). Y como colofón, nuestro Personal Jesus patrón de las causas encontradas; Cass McCombs.
A este paso, y vista la condición de semi adoración que le debemos por estos lares a fuerza de retranque, pa que sufrir; que todo quede en familia. Que me está mal decirlo, pero en vista del efecto Vicente de la muchachada (pero a donde coño va la gente?!), hay cosas que mejor disfrutarlas en deliciosa minoría. Una pena según se mire. Pero mejor cuando las causas por perdidas que parezcan, se comparten con tan extraordinario placer y sabor de boca.


Empaquetamos arriba en las golfas un jugoso 2016 plagado de conciertos. De esos que sacan lustre a las adversidades, al montón de festivales ansiosos de abarcar más que apretar, y a un panorama cultural infectado de impuestos con pernada incluida.
Contra eso: imaginación, supervivencia e inventiva. Y de eso, el colectivo Heliogábal tiene armarios repletos de manuales sin letra; ya sabéis que nos hemos hecho eco infinidad de veces por estas lindes.
Que fueran Depósito Legal los primeros en acercárnoslo y ahora la gente del Helio, los honra. Y que sea el de Concord el que nos ponga en camino este 2017 pues... no sé. Pero viendo tal como se me presenta el año que recién acabo de caminar en cuanto a obligaciones y trabajo se refiere. Que queréis que os diga, sin creer en la fortuna, me parece un regalo del destino si tengo en cuenta que por estas fechas hace tres años me perdía su primer visita por mi convalecencia.


Desde entonces, son tres veces con esta las que he tenido la suerte de verlo en directo. Y tres maneras distintas de descubrir a un artista, que con cada paso nos abduce a un mismo mundo con distintas vistas.
Explicar la magia de su particular universo, sin la oportunidad de escucharlo en las distancias cortas es posible, pero ni de lejos asumible. Y a la prueba de su discreta repercusión me remito. Es cierto que no hay disco que no coseche buenas críticas, pero aquí, en nuestras tierras y por más asequible que sea su oferta, los mismos cuatro gatos de siempre.

La del pasado Domingo fue una cita celebrable, con lleno y aforo discreto en el C.A.T de Gracia. Pero sigo pensando que siempre somos los cuatro que van a la busca y captura de pequeños formatos; los mismos 50, 80 o ciento y pocas personas. Mientras tanto, allí afuera hay mucho ruido, pero siempre más o menos el mismo y al mismo tono narcótico.
La propuesta de una tarde de domingo borrascosa con la que enfriar un sábado de gélidos aires, fue como el temple a fuego y frío que las tijeras de un sastre fino precisan. La puesta en escena de un palpitante MANGY LOVE sobre la mesa de disección, como quien se dispone a recrear algo tan arbitrario y variable como las indómitas ráfagas de Portbou: Vientos de virulencia imprevisible que se cuelan entre grietas montañosas y buscan dementes, la salida.
Sus discos vagan por la armonía deliciosa, se acomodan en tu estado juguetón y se esconden igual que la gallinita ciega tras la cómoda inamovible de la abuela Facunda. Esa donde perdiste el juego de cartas que nunca apareció. Fiel a esa posibilidad de que las cosas ocurran porque sí, y no porque así lo deseas. La discografía inquieta de este señor de ancestros de los Highlands, no discurre repanchingada en el butacón del tío Frasco, que se empeñaba en descabezar cigarros con la firme idea de perpetuar los Celtas Cortos sin boquilla.

Caladas ondas a pulmón que elevan la presión arterial hasta sentir el latido de tu corazón en los oídos, “Bum Bum Bum”, cristalizaron de golpe la noche. Público entrado en años y de pulcro respeto, que solo quebró la noche con sus aplausos.
Cass McCombs venía como de costumbre, acompañado con lo justo: Bajo, batería, Él y un teclista que desplegó el tapiz por donde discurrieron como gatos de angora, cada nota, brillo y perfume. Con la dulzura de caramelo tostado que envuelve su último disco; a salvo de esas precisas descargas de oscuro pasado que flota en sus ambientes. “Opposite House” rizaba las caricias de su guitarra, y como quien camina desnudo sobre la pradera montándose a pelo y a la carrera sobre un corcel salvaje; “Big Wheel”: Esa oscuridad de la que hablo. Sí, Cass juega a lo más dulce y también a lo más malo. Camina por las noches de luz deslumbrante, te ciega y después te guía; excitación sin más. Con una facilidad y naturalidad que acojona, pero te sientes seguro.

El Centre Artesà Tradicionarius sonó y abrazó con la misma fidelidad que Cass da a sus canciones. Melodías que se retuercen trepadoras y se alargan hasta la eternidad por simple inercia. Desde la psicodelia al elegante rock, solemne y dócil, tropical y sofisticado, afable y seductor... Cuando menos te lo esperas, pasa de las suaves formas del Soul, a una crudeza salvaje pero llena de agradables contrastes.
Robin Egg Blue” reformula el dietario de Go Betweens y nos acuna con “Medusa's Outhouse”; descomponiéndonos con esos inéditos falsetes. Las enormes manos del estilizado y multidisciplinar Dan Horne, los tambores del viejo conocido Jesse Lee, y un enorme Lee Pardini que entre el Piano Yamaha, el Rhodes y un Roland, nos elevaron a un estado de puro bautismo mántrico; tremendos los cuatro.

Apresurado sería decir así, de sopetón, y con el año recién nacido, que este puede ser uno de los conciertos más hermosos del 2017. Pero es que la pena es que uno tenga que postrarse ante este hombre, cada vez que nos abre otra nueva estancia. Por más que lo escuchemos en sus obras y no cejemos en dudar si es la devoción, la equidad, o intentar recapacitar para no dejarnos llevar por el desenfreno sin criterio alguno.
Cinco temas cogidos con la delicadeza de la prudencia, y llegar “Brighter” para desmontar tu teorema: Un de esas debilidades en forma de canción en su día cantada por la desaparecida Karen Black; quien se nos apareció también en la transformada oda/jazz del precioso “Dreams Come True Girl” del Catacombs/2009. Y admitir que ahí, ya no atiendo a razones. Hubo también tiempo para resucitar pasados prácticamente desterrados como “That's That” y tener la sensación del tiempo perdido, estando como están enterrados sus cuatro primeros discos desde el 2003, hasta el día que más o menos se dio a conocer con Humor Risk/2011, aun estamos a tiempo.

Mangy Love fue omnipresente y ciertamente, el disco que por fin ha atraído a público más variado y redondeado su extensa discografía. Empezando por la sensual “In A Chinese Alley”, y acabando con “Cry”: Uno de los temas que mejor proyecta ese sutil toque de Soul acolchado que reina en su último disco, y que alcanzó dentro de sus reinterpretaciones un grado mágico increíble.
En el terreno del directo, Cass McCombs vuela rasante y crece magníficamente a lomos de ese talento innato de recomponer su temario. Lo mismo da si retrocede y toca canciones premeditadamente crudas y ásperas, o somete su sonido a una sofisticación más renovadora que pretenciosa. Es creativo sin más, y desde luego sabe lo que quiere dar en cada momento. Solo ver la transición de “Cry” hacia el clásico “Witchi Tai To” de Harpers Bizarre, es suficiente. Remató esa “Run Sister Run” de ritmos caribeños con la fabulosa “County Line” del aterciopelado Wit's End a ritmo Dub; porque yo lo valgo. Vacilón, versátil y transformista como quien sabe que sus canciones, en realidad, nunca acaban de ser definitivas.
Con los créditos de final de noche y en penumbras, “I'm a Shoe”. Un autor, hacedor de diminutos microcosmos en constante procreación

viernes, 16 de septiembre de 2016

KEVIN MORBY & CASS MCCOMBS_ DOS PATAS, Y UN BANCO...





Años ha, se creía, se afirmaba y defendía la incontestable necesidad de las cuatro patas para sostener la base horizontal de un banco. Tuvo que venir Walter Gropius a principios del siglo pasado con la Staatliche Bauhaus. Para demostrar que la inventiva y el equilibrio natural de las cosas, hace más por la funcionalidad, que el exceso.
Eso mismo pasa con esta pareja dual: Uno de Texas, y el otro desde California respectivamente.
Dos elementos dispares con diez años de diferencia, que operan de Oeste a Este separados por las planicies de Tucson. Y que este 2016 han vuelto para propalar el remedio que todo me cura.


Como la cama que mitiga el cansancio, el agua que sacia la sed o el estado reververado de los paisajes que da esa paz desde la vista, hasta lo ramificado de los sentidos. Al volante y con ese desperezar de las luces a las cinco de la mañana. Cuando solo se oyen llamarse a las tórtolas y al aliento fétido de la noche.
Conducir mientras suena SIGNING SAW y te traquetea ese chucuchup de “Cut Me Dow”; como la máquina de vapor que arranca poco a poco. Da el mismo placer, que una taza de café disolvente de legañas y huesos entumecidos.



El niño Kevin ya no es tal, no es ya el ex bajista de Woods, sino KEVIN MORBY: Arquitecto de su propio universo desde cero, cuando aprendió a tocar la guitarra con diez años. Tres discos son ya suficientes, creo, para asegurar que él es su sonido mismo: La cadencia cacofónica de su voz, las texturas y recovecos de su sonido, y esa atmósfera sonora que produce ese paso constante que hace de su folk blusero con guiños jazzísticos, un rito equilibrista.
No es preciso abrazarse desesperadamente ya a las liguerezas más rockeras de “I Have Been to the Mountain” o “Dorothy”; por engatusadoras que sean, cuando “Singing Saw” te sumerge en una catarsis honda y magnética como un vórtice. No es necesario ni obligado. Pues el extraño efecto que produce su despreocupada voz, cabalga con tal soltura y seguridad sobre esa montura de Folk misterioso, balsámico y delicioso, que basta con aflojar los brazos y dejarse llevar.
Fue este disco el que dio el pistoletazo de salida a mi último viaje por tierras gaditanas. El que puso el punto de partida y concluyó con una hermosa oda de ocho minutos al quejumbroso country de “Water”. Esa misma que refresca e hidrata las bolsas oculares resquebrajadas por las escasas horas de sueño. Y que ahora, semanas después, se fusiona con otro. El de CASS MCCOMBS.
Un viejo conocido por estas lindes, que ha regañadientes, y tras posponerlo en pos del disfrute a riendas del Levante Atlántico. Ahora, y solo ahora, recobra en toda su extensión, cuando espera uno en el cadalso, la vuelta al trabajo.


Es justo pensar que esta innopia creativa que ha secado la tinta de este blog durante este largo periodo, sea producto de esta falta de silencio. Asomarse al balcón a liarnos un pitillo, contemplar el barrunteo de la calle y sus quehaceres, y dejar correr MANGY LOVE. Esa novena prueba de fuego que supone enfrentarse a un nuevo disco del de Concord, y no dejar de pensar que algún día dejaremos de amarlo. 
Lo cierto es que eso no ha ocurrido. Y me lleva también a pensar, si será amor o la simple familiaridad de levantarnos cada mañana a su lado.

El impasse productivo desde el taciturno Big Wheel and Others del 2013. Me ha llevado a aferrarme a la colección de rarezas que publicó el pasado año; donde por cierto, hay verdaderas joyas. Con la evidencia de que este hombre es un compulsivo hacedor de tesorillos enterrados.
La puesta en marcha prácticamente distendida de “Bum bum bum” puede llevarnos a caer en el error del aburrimiento. Caer en el crepitar de los goznes y socavones de su lado morboso que tanto les/nos pone en “Rancid Girl”. Ese que nos remite a su anterior e indómito trabajo.



Pero siempre siempre hay una canción; la arribada. La Manchuria deseada que se desliza pusilánime ante tus ojos y oídos. “Low Flyin' Bird” es esa especie de embrujo de Soul vegetal, que te hace rebobinar hasta el principio y comenzar de nuevo. Le sucede “Cry” y ya puestos, pides la muerte por amor sin compasión. Dos joyas de terciopelo deslizante, eróticas y tan tremendamente sensuales que crees ver en el umbral, la figura de Curtis Mayfield o Marvin Gaye.
De ahí en adelante el disco alcanza un estado precioso, y no es que lo primeros compases desmerezcan. Cass ya nos tiene acostumbrados a sus caprichos moduladores, o a esa cantidad de texturas que es capaz de explorar. Desde los ritmos skatalíticos de “Run Sister Run” que mutan hacia el pop. O esa especie rara de elegancia noctámbula que homenajea a Brian Ferry cuando le toca el turno a “In a Chinese Alley” o “Switch”, y que esta tan presente en todo el disco.

De hecho “Loughter is the Best Medicine”, “Medusa's Outhouse” y sobretodo “Opposite House”, ya logran desde el principio ese efecto paradisíaco. Esas cadencias en clave de Softfunk de la primera que se apoyan en sus preciosos vientos. Y que nos sumergen con constancia en un permanente estado de estío, por más que el réquiem final de “I'm a Shoe” nos anude el estómago.
Por más que la climatología se empeñe en plagar de nubes alisias el cielo. Que las centellas y la piel destemplada nos anuncie el Otoño inminente. Y la mente te teletransporte con estas canciones a las salvajes y atlánticas costas de Atlanterra: Con sus caídas de sol, con esas flores raras blancas que miran a la playa, y sus peces besándote los tobillos en sus cristalinas aguas. El Verano se va, y con él, el rubor de nuestras mejillas por el amor incondicional al sol y los paisajes infinitos.
Pero no desfallezcan, los estados cambian y nosotros con ellos...

Kevin Morby estará en la sala Apolo el 22 de Noviembre y si te animas, Cass McComs el 3 de Noviembre en Lisboa, hasta que algún lumbreras se le ecurra acercarlo a nuestro país aprovechando la coyuntura.

viernes, 11 de julio de 2014

CASS McCOMBS EN PETIT FORMAT/2014 Jardins de Can Sumarro 10/07/2014 L'Hospitalet





Con la enorme luna llena a punto de esparramar, y desplegar su inmaculado resplandor sobre la ciudad. El Pirata pata palo se descolgó con su soga esta pasada vigilia, alertado por una señal; la misma que meses atrás dejó escapar encadenado a su bajel. En sus brazos, aún con la fuerza suficiente para sostener el dorado y espumoso líquido, renqueante pero diestro, desgarbado aunque decidido. La tentadora llamada del pequeñajo CASS McCOMBS, y los parabienes de mis cómplices: Atticus & Txarls, sobre este urbano/doméstico miniFestival facturado por Depósito Legal (Club alternativo mítico de L'Hospi). No podían ser mejor solución para mi carcomida pata; aunque a veces sea de verdad nuestro sangrante corazón, el que necesite las tiritas de la música.
Sin acabar de discernir uno bien lo que nos mueve a compartir estos actos nutrientes, exfoliantes y medicinales. Fue con ellos con los que me cité entre naturaleza, bichos voladores, jolgorio y remanso familiar; dicho sea que al final Txarls no vino, pero lo vamos a perdonar esta vez.

Iniciativas desinteresadas como esta son las que en realidad hacen afición y camaradería fraternal. Un encuentro gratuito repartido en tres días y situado en un pequeño oasis urbano como son los Jardines de Can Sumarro, en el marco de “els estius a Can Sumarro” donde Ciencia y Cultura se dan la mano. Y que organiza el Ayuntament de L'Hospitalet, y en este caso junto a uno de los más antiguos clubs alternativos de la ciudad, El Depo. Que desde 1985, da cobijo a la escena independiente más inquieta de la periferia y de la propia Ciudad Condal.

Como cabe suponer, semejante oportunidad para sacarnos la espinita clavada, con la desperdiciada oportunidad de ver al autor Americano. Y poder contar penas y glorias junto a buenos amigos con la fragancia de los jardines, los picnics y los niños correteando como telón de fondo. Era no ya una excusa, si no la mejor terapia para dar tratamiento a los males subyacentes.



Con el punto de partida marcado en la idea de poder ver por fin a Cass McCombs, y la sospecha de que a partir de ahora sera ésta una cita ineludible. Me dejé arrastrar hasta el barrio viejo L'Hospitalet, la ciudad que me enseñó en mi juventud a perderme por enrevesada urbanización y a descubrir algunos de los garitos más educativos de mi pasado musical.
Tener la oportunidad de certificar la grandeza del compositor Californiano, hijo de una generación de autores nómadas que están construyendo el verdadero valor de canción, a golpe de cincel. Es tan solo comparable a dotar de significancia, textos y canción como único destino. Una inmersión a pulmón en lo más hondo de la esencia de la música, que el alumno aventajado de Bill Callahan maneja con una naturalidad asombrosa. Esa teoría parecida, a la que se aventuró Bob Dylan en los 60 cuando decidió enchufar el Folk a un amplificador.

Una hora antes sobre el escenario pudimos disfrutar de la banda Leridana RENALDO & CLARA. Quienes con su mullido Pop con claras reminiscencias al Donosti Sound, nos dieron una imagen de las yermas tierras del Oeste Catalán bastante alejada de su paisaje natural. Pues la frágil voz de Clara Vinyals y la delicada sonoridad del resto de la banda tienen una magia tan acolchada y campestre que hicieron del ocaso del día, un marco idílico y enternecedor perfecto.
Presentaron su primer Lp que precedido por dos 7” rubrican una trayectoria iniciada en el 2009. Un disco donde confraternizan escenas de Folk y Pop setentero, con algunas pinceladas que recuerdan por momentos al barroquismo de Felt y a la Chanson de Leititia Sedier o a Nico. Todo ello desde una ejecución totalmente acústica, minuciosa y susurrante.
Con un directo especialmente indicado para espacios reducidos, y una predisposición para soñar y desperezarse. Después de compartir historias entre sorbo y bocado , nos dispusimos Atticus y el que aquí os cuenta, a ganar posiciones para recibir a Cass McCombs. Empujando al respetable a invertir ese cómodo y distendido decúbito supino al que invitaba el entorno y la velada.



Apareció acompañado como viene siendo habitual en su intermitente forma de girar de manera escueta por bajo y batería. Dos guitarras para combinar sus dos principales facetas: La cristalina y seductora, con la más eléctrica y crepuscular. Y como no, su maravillosa voz que a mi personalmente me recuerda una barbaridad a la de Lloyd Cole, por su innata musicalidad sin duda.
Comenzando para ponernos en situación con: “The Can be Only One”, “Name Written in water”y “Robin Egg Blue” hasta entrar de pleno en una de las canciones que mejor sonaron la noche de ayer; por lo menos la que más sorprendió a un servidor “Big Wheel” y que da título a su doble último Lp. Serpenteante, eléctrica y con ese ritmo que le imprime haciendo de ella, una especie de Road Movie espectral. 
 
Con la atención de un reducido público si se compara con la calidad de su repertorio, y lo extraño que resulta observar la poca gente que lo sigue pese al respeto que le tiene la crítica. Se fueron sucediendo los pases, en un recorrido en el que no obvió prácticamente ninguno de sus siete discos; algo digno de alagar por lo poco conocida de su primera etapa. Sonó perturbadora “Dreams-come-true-girl” de su CATACOMBS/2009, donde ya por entonces colaboraba en las voces la desaparecida actriz Karen Black: Una especie de salmo dulcificante que nos puso en camino de “Brighter!”, y a mi parecer una de las mayores joyas de su último disco: Un tema que grabó por partida doble con Cass a los micros y con Karen al final del disco, como mejor homenaje a la veterana actriz.
Se echó de menos alguna de mis preferidas: “She's still Suffering”, “Saturday Song”, “Memory Stain”, o “Sacret Song”. Pero la verdad es que no hay queja alguna cuando empujado por la brisa serena de “The Living Word” y ahí, a dos palmos de él, sin el rumor de los voceros o de los hypsters de condena. Se puede levitar sin ayuda de mis globos aeroestáticos con los que me batirme en retirada cada noche hacia la Luna.
El simple tono doméstico del público y esa discreta familia que llena los huecos en abandono por la marabunta, bien vale un peregrinaje o un salto en caída libre desde la estrella celeste. Escuchar con la crudeza que da el directo y la ausencia de filtros, ese territorio donde Cass McCombs combate en igualdad, y la perfecta sintonía de instrumentos y músico; solo se da en estos espacios. Ahí es donde se mide la magia de su música transitando por vías secundarias de por vida. Por eso simplemente, canciones como “Equinox” de su viejo PREFECTION/2005, “Morning Star”, “Lionkiller got Married”, o “I went to the Hospital” alcanzaron altos vuelos. Y canciones ya sobradamente reconocibles como: “The living Word”, “Love thine Enemy” o “County Line” con la que rubricó el final antes de dos bises, alcanzaron ese semblante verdadero donde todas son canciones que nacieron de la misma madre.
Un repertorio verdaderamente reverenciable y una compañía la de anoche, tan agradable como curativa con . Que se verá culminada este Lunes con THE JAYHAWKS, o sucumbo o me curo de absoluta felicidad.
A la postre lo que sería una noche mágica donde fundir música, barriada, naturaleza e historia; para que luego digan que la imaginación y las ganas no puede con los grandes fastos. Hay infinidad de bandas y de propuestas, a veces transitan en caminos paralelos y ni se saludan. Unos hacen mucho ruido y arrastran borregadas indecentes que solo fichan y fardan. Otros se autogestionan y a menudo son el abono de los genios.
Y eso sí, si denotan algún lapsus, fe de errata, celeridad, o incongruencia. A sus pies me pongo de rodillas y con antes un furrunaing breakdancero por cosicas de mi incapacidad. Dispuesto a recibir los latigazos pertinentes.
Pero que sepan que la velocidad con la que he escrito es la culpable, y si lo he hecho, es para que corran. Aun están a tiempo de llegar a Can Sumarro, y disfrutar del resto del cartel: MAIKA MAKOWSKI, LAS RUINAS, JOAN COLOMO, JOSÉ DOMINGO, BLACK ISLANDS, y CUMBRES CARRASCOSA.
Es gratis y hay muy buena gente!!

lunes, 4 de noviembre de 2013

CASS McCOMBS///Big Wheel & Others_2013/// *VIAJANDO SIN DESTINO...




Esta semana me he dejado acompañar en el trayecto casa/trabajo/casa por el nuevo “larga duración” del prolífico CASS Mc. COMBS “Big Wheel and others”. Como que mis trayectos por suerte son cortos; de 15 minutillos arriba o abajo según “según los muertos vivientes que encuentre a mi paso”. Me ha dado para que su longevo temario de veintidós canciones, se convierta en prácticamente mi banda sonora de esta semana. Lo cierto es que le iba ha dedicar una de mis parrafadas místicas en el grupo del Facebook, pero sinceramente creo que el asunto se merece más.
Cass Mc Combs ya nos deleitó el pasado 2011 con dos fabulosos discos. En aquella ocasión se publicaban escrupulosamente separados, como lo hacían aquellas discotecas de antaño: Dos salas, dos ambientes.
El primero lo conformaban ocho cortes que deambulaban entre la dulzura aduladora de sus melodías aterciopeladas y el espesor de una bruma, en ocasiones lóbrega, en otras rebosante de languidez. El segundo sin embargo, se erigía como un canto al optimismo permanente, rebosante de buenas e inmediatas vibraciones.
A estas alturas no sabría por cual de ellos inclinarme, pero lo cierto es que fue de lo que escuché con más cariño aquel 2011, ya tan lejano. Puesto que el ingente de buenas melodías era tal, 16 en total, que ha dado para tenerme ocupado este tiempo, y hacer más llevadera esta espera de dos años.


Su reciente regreso sin embargo nos ha vuelto a noquear con un “uppercut” directo al concierto de la lógica o de lo supuestamente previsible; sobretodo si nos atenemos a sus dos trabajos publicados anteriormente. Lo que pasa es que esa mecánica imprevisible es precisamente lo que a mi en particular me atrae de la obra: Un formato de doble Lp del que todos sabemos lo delicados y discutibles que suelen ser, si nos remitimos a todos los que han visto la luz a lo largo y ancho de la historia de la música. Con la diferencia de que a Cass se le puede tolerar eso, y mucho más. Teniendo en cuenta que por un motivo u otro, acaba por convertir en metal precioso casi todo lo que toca. Y no estamos hablando de producciones épicas, rimbonbantes, o técnicamente transgresoras ni mucho menos, lo suyo es de una sencillez automática sustentada en la emoción de quien construye por pura inercia.

Claro los discos así salen como salen; aparte de como churros, brillantes también. Brillantes en su rutina destrozada a golpe de ímpetu inspirador. Directos tanto si susurra, grita en voz alta, o juguetea con aquello que podría, es, o será según le viene en gana en ese preciso instante; y eso desde luego es algo de lo que puede darse por satisfecho, observando con atención como transpiran sus discos.
Hay artistas que les ha llevado toda la vida, y que todavía andan buscando esa genialidad perdida, sin embargo este Californiano con cara de inconsciente revoltoso lo lleva cincelado en su genética, válgame el señor!!.



Cuando arranca “BIG WHEEL AND OTHERS/2013(Domino) lo hace de una manera tan entrañable y espiritual, que difícilmente sabremos que nos deparará semejante viaje. Si echar en la maleta ropa de abrigo, las bermudas de guatiné y la camisa Hawaiana de macramé, o la rebequita que nos puso en el ajuar Mamá.
Porque familia, esta obra podría catalogarse como un gran viaje con sus mañanas, sus noches, y sus paradas en fondas y pensiones. Un largo viaje que bien podría ser en su país natal y comenzar en la ciudad de Concord (California), una ciudad clave en el mestizaje de la Costa Oeste de EEUU, y donde se desarrolló gran parte de la adolescencia de Cass. Desde allí nos acercaría hasta Haight-Ashbury (San Francisco); donde la voz del pequeño que nos indica los parafraseos más dolientes sobre las drogas, nos abre la obra en toda su ambición y crudeza: Asciende desde las profundidades del pasado como una gran ballena jorobada que lleva grabada a heridas y cicatrices, toda una bitácora de otros viajes mucho más lisérgicos y alucinantes del que nos ocupa.
Estalla “Big Wheel”!! Y las trotonas percusiones parecen querer anunciarnos el comienzo de la travesía. Son los rugidos del motor de la vieja y destartalada Chevy que nos llevará durante casi hora y media por territorios tan variopintos como insospechados, donde sus personajes acabarán por ilustrar con sus hitos y misterios los acertijos de las catacumbas.


BIG WHEEL AND OTHERS es un disco extraño, y no tanto por su extensión como por la cantidad de situaciones contradictorias que nos puede transmitir su paciente escucha. Se dan momentos donde Cass McCombs contempla, destripa y susurra con una serenidad maldita: “The Burning of the Temple, 2012”, “Name written in Water”, o “Honesty is no excuse”: Esta última, como una de las joyas escondidas del disco; donde me enamora por ese maravilloso contraste de sus rocosas percusiones, y la guitarra cortante que la rubrica.
Otras más oscuras, impenetrables y no faltas de una especie de lamento amargo desde lo hondo de las metrópolis. Ahí el paisaje cambia las llanuras desoladas por el asfalto de los suburbios, y se oye maldecir a “Joe Murder” por el caro precio de un pacto con “Satan is my Toy”; un Saxofón que despelleja notas por entre las grietas que dejaron atrás Jim Morrison “Everything has to be Just-so”, y los primeros Roxy Music. Canciones que como éstas, desconciertan y a la misma vez hechizan durante el recorrido variable por el que serpentea en toda su amplitud. Sin embargo es éste el principal atractivo de tan ecuánime compromiso; algo que Cass McCombs lleva de manera tan solemne, como su propia índole natural.

La suya es una Road Movie en toda regla con paradas en Bares de Carretera, en paisajes rurales donde brota el Folk de entre los riscos, pedragales, y campos recién segados donde florece la poesía de serena reflexión: “Angel Blood” o “Sooner Cheat death Than fool Love” son dos claros ejemplos donde los Slides hacen de las notas, verdaderos funambulistas que templan la cuerda floja. Otras de calles húmedas por el rocío de la mañana, de sumideros humeantes, y farolillos titileantes, donde se puede escuchar a Eddy Vedder reflejarse en los acordes de “Home on the Rage”. 

Declaraciones de amor mayestáticas como la doble interpretación de “Brighter!”: Primero por el protagonista y firmante; hacia el final, por la recientemente desaparecida KAREN BLACK: Una canción sencillamente eterna en voz de la veterana actriz y cantautora. De cadencias que podrían prolongarse por largas noches, amaneceres de enamorados anudados fuertemente hasta el ocaso, ¿o esperando quizás a la muerte que saluda descubriéndose la chistera?




Cass McCombs nos la ha vuelto a jugar. Y aunque su apuesta es aun más personal todavía, sabe manejar como nadie las luces y las sombras, las amarguras y las nostalgias, e incluso el riesgo de emular sabiendo que sus referentes se funden en una contemporaneidad y lucidez sin parangón.
Un autor que nos muestra en su prosa un universo marginal y mundano de una riqueza ilimitada. Y que además arrastra con gran dignidad las malditas comparaciones con Bill Callahan, Mark Kozelek, o Will Oldham. Un trabajo a la postre, para recorrer como por etapas o del tirón; siempre que el tiempo y la travesía nos lo permita. Y que atesora infinidad de postales y lugares distintos, con tan solo acomodarnos y disponernos a viajar.
 11-07 Portland, OR - Mississippi Studios * [BUY TICKETS]
11-08 Seattle, WA - The Crocodile * [BUY TICKETS]
11-09 Vancouver, BC - Fortune Sound Club * [BUY TICKETS]
11-12 Pioneertown, CA - Pappy & Harriet's ~ [BUY TICKETS]
11-14 Los Angeles, CA - The Echo ~ [BUY TICKETS]
11-15 San Francisco, CA - Great American Music Hall ~ [BUY TICKETS]
11-16 Felton, CA - Don Quixote's International Music Hall ~ [BUY TICKETS]
11-22 Austin, TX - The Belmont [BUY TICKETS]
12-02 Cambridge, MA - The Sinclair ^ [BUY TICKETS]
12-03 Montreal, QUE - Il Motore ^ [BUY TICKETS]
12-04 Toronto, ONT - Great Hall on Queen Street ^[BUY TICKETS]
12-06 Chicago, IL - Empty Bottle ^ [BUY TICKETS]
12-07 Louisville, KY - Zanzabar ^ [BUY TICKETS]
12-08 Nashville, TN - High Watt ^[BUY TICKETS]
12-09 Atlanta, GA - The Earl ^[BUY TICKETS]
12-12 New York, NY - Bowery Ballroom ^ [BUY TICKETS]
12-13 Philadelphia, PA - Boot & Saddle ^ [BUY TICKETS]
12-14 Baltimore, MD - Ottobar ^ [BUY TICKETS]
01-10 Manchester, UK @ Deaf Institute [BUY TICKETS]
01-11 Dublin, IE @ The Workmans Club [BUY TICKETS]
01-13 London, UK @ Queen Elizabeth Hall [BUY TICKETS]
01-19 Santiago, ES @ Salon Teatro de Santiago
01-20 Madrid, ES @ El Sol
01-21 Cadiz, ES @ Edificio Constitucion 1812
01-23 Barcelona, ES @ La Sala Apolo
01-24 Bordeaux, FR @ Bordeaux Rocks
01-31 Brisbane, AU @ RNA, Fortitude Valley (Laneway Brisbane) [BUY TICKETS]
02-01 Melbourne, AU @ Footscray Community Arts Center (Laneway Melbourne) [BUY TICKETS]
02-02 Sydney, AU @ Sydney College of the Arts (Laneway Sydney) [BUY TICKETS]
02-07 Adelaide, AU @ Harts Mill (Laneway Adelaide) [BUY TICKETS]
02-08 Perth, AUS @ Esplanade Park and West End (Laneway Perth) [BUY TICKETS]