martes, 10 de octubre de 2017

LAURENCE JONES Y LA TROPA DE TRAVELLIN' BROTHERS_XXVIIº FESTIVAL INTERNACIONAL DE BLUES DE CERDANYOLA



Hay ocasiones_no tantas como deseásemos_ donde ese rayo verde del que hablaban cruza tu vida desde el cielo.
Es un rayo verde imaginario, onírico y vitaminado. Y aunque de igual color que la bilis; por así decirlo. Actúa de antídoto de la misma. Dando por la boca la vida misma, que perdió un día el pez.
Ni necesita discurso, guión o precepto que seguir, porque el Rock amigos es de libre interpretación. Y sin embargo, y aun no llegando el mensaje de la misma forma a todos, el consenso es ecuánime.

El pasado sábado noche; en medio de la clausura de la 27 edición del festival de mi pueblo. Pasó por allí el mencionado rayo verde.
Nos ensartó calle arriba a la hora de las cenas Inglesas. Y poseídos como quien pierde el norte, sur y razón, nos dimos los cuatro a la corriente sin salvavidas, rama donde asirnos y en caída libre: Son las mejores; las que no pides factura ni desgrava en prejuicios temerosos. Y será por eso, que sobre las once de la noche el joven LAURENCE JONES, con tan solo 24 años. Enchufó a los valientes que vinieron también a purgar al Turonet los pecados con, BluesRock electrificado y un fin de fiesta poliédrico con los Vizcaínos TRAVELLIN' BROTHERS de remate festivo.
Porque por más que nos explicaran el innato talento de un veinteañero; que bien podría ser el yerno perfecto: Pulcro, sonriente non stop y agradecido sin más. Jamás llegaríamos a imaginar el torrente de Rock' Blues que nos salpicaría.
Igual porque es de ese tipo de músicos que por edad y referentes musicales, ejercen de mediadores entre el Blues y Rock más actual. Normalizando lo que por etiquetaje se nos atribuye a los vejestorios, o al contrario: se subestima por falta de raíz. Pues bien, este chaval diríamos que es capaz de aglutinarlo todo; o por lo menos saber gestionarlo con un incuestionable liderato. Algo parecido a lo que hace Chuck Prophet, pero con más electricidad y posiblemente más rockero. Pero con el mismo buen humor, complicidad y química para ser el amo y señor de los tiempos.
Nos presentó su nuevo trabajo THE TRUTH, con nueva y jovencísima banda; y por consiguiente sonido más fresco: Greg Smith al Bajo, Phil Wilson a la batería, el brillantísimo hammond y las voces de Bennet Holland, y la suficiencia de su enorme talento a las guitarras. Un quinto trabajo ya, que ahí es nada, de aquellos que sobre las limitadoras líneas de la edición nos podría parecer demasiado accesible y para todos los públicos. Pero que sobre el escenario y en directo tiene un resultado demoledor. Seguramente porque el lenguaje del Rock es universal cuando no hay demasiados intermediarios que interfieran, y es la pasión la que hace de interlocutor.
Eso claro. Y que es una bestia parda con la guitarra en las manos. Algo que igual no se intuye demasiado en sus discos o por lo menos en el último, pues lo suyo no es lucimiento. Pero que en vivo conecta de manera invisible escenario con la gente, como si la energía fluyese bajo las tablas del escenario hasta tus pies.

Después está el repertorio de THE TRUTH que es una puta maravilla de energía bien gestionada. Y su parte más balsámica con “Take Me”, “The Truth” o “Can't Go Without You”. Ramalazos del mejor y primer Robert Palmer, o unos INXS más aplicados en la raíz. Y aunque de alguna manera alejado de sus inicios más puristas y herederos de Buddy Guy, Clapton o Walter Trout. No renuncia a la esencia pese a ponerla a disposición de una banda muy joven, y por lo tanto mucho más contemporánea, vigorosa y directa que la de sus primeros discos; natural.
Cotizó al alza conforme avanzaba el set, donde en los primeros compases no disimulaba la predisposición a recordar a Artic Monkeys de refilón. Pues el rocío que cada nota de sus últimas canciones avanza hacia un público más variado. Sin dejar pasar por supuesto el origen de su maestría guitarrística cuando sonó el “All Along the Watchcover” de un Hendrix reactualizado.

Por el camino nos dejó un reguero de grandes canciones sobradas de potencia. Una guitarra que no limita en absoluto la grandeza de los temas, sin abusar de su maestría. Pues siempre la pone en disposición de la canción; algo que se agradece cuando se cree que el virtuosismo siempre ha de acabar siendo autocomplaciente.
Conciertazo del muchacho sin apelación posible. Pura energía, Rock en alza, Blues con perspectivas de futuro y sin miedo a regarlo por aquello de las críticas de los puristas. Vamos, libertad.


Para cerrar la fiesta por todo lo alto, que mejor que los Vascos TRAVELLIN' BROTHERS. Un soplo de optimismo, concordia y locura, insuflada por su líder Jon Coreaga, quien al baile del pollo fue subiendo la temperatura conforme avanzaba la noche.
La afluencia del público a esas horas de la noche y tras más de cinco horas de concierto, teniendo en cuenta la fresca que ya arreciaba. Es un claro signo más que evidente de las ganas que hay de volver a reconstruir uno de los festivales de Blues con más pedigrí del estado. Y si alguien se pensaba que la potencia de Laurence Jones iba a mermar la intensidad de la big band del Nervion, bien equivocados andaban.

Un arsenal de canciones bien tamizadas con blues del bueno, soul, funk, folk, Gospel y Rock&roll iban a ser la metralla para irnos a la cama con buenas cicatrices. De las que no se olvidan, de las que te dejan esa sonrisa de oreja a oreja y te hacen soñar con Ton Sawyer; olvidando las mierdas de la vida.
Make me Down” para abrir boca en todo familiar, y a continuación: “Frechmen Street”, “If you talk in Your Sleep” de Little Milton, “What I'd Said” de Ray Charles al ritmo del baile del pollo omnipresente en toda la velada, o un solemne “Always There” de J. Cash. Vinieron después “The Best in yet to Come”, “Lost & Found”, “Love, Joy and Happiness”... Todo un repertorio, que como aquellas lecciones de primaria del profe Rodrigo. Que nos hicieron amar las naturales y la historia, como la de la música de extremo a extremo. Con mucha, variada y toda aleccionadora en esto de perder el miedo a géneros malditos; había ganas por supuesto.


Pero fue el hacerse querer que de tanto en tanto se da en Cerdanyola. Cuando el festival de Blues es el protagonista, y consigo van todos aquellos géneros de buena madre que ni en sueños pensamos nos haría volar por cercanía. Tanta, que con la banda y a pelo pusieron el broche en medio del público con el “Down by the Riverside” a grito pelao. FELICES!!

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