Que gran
manera de empaquetar y ponerle el lazo a este lacónico mes de
Febrero. Tan corto y veloz él, que a algunos casi no nos ha dado
todavía tiempo de digerir nuestro regreso a la “normalidad”:
Los días alargan, la luz empieza a querernos, a templarnos y
nosotros que nos sabemos de sangre caliente y amantes como las
polillas de la luz, nos venimos arriba; que le vamos a hacer.
Anoche el
Espai Jove Les Basses era más o menos eso, un hervidero de
humanidad. Un de los festivales de pequeño formato más longevos del
país cumplía veinte años, y su primera noche de madurez merecía
estar allí sí o sí aunque untado en árnica y con paños de
calendula fuese; que la vuelta al cole ha tenido tanto de euforia
como de dolores musculares.
Así que nos
plantamos en solitario este pasado Sábado en las inmediaciones de la
Barcelona guapa, barrios de balcones, visores y miradores de la
ciudad más secreta. Un centro cívico que recuerda a aquellas
aventureras iniciativas que se generaban en los 90, cuando todavía
adolescentes nos apuntábamos a un bombardeo sin casco ni cinturones.
Allí se respira eso vaya que si, concordia, caliu y familia.
Que aunque desperdigada que esta ya la familia de cuarentones
alternativos, estas iniciativas mantienen aun muy viva la llama del
“indie” más auténtico.
Un cartel
esta vez de lo más heterogéneo que nos encomendó, no solo a
descubrir nuevos y viejos sonidos. Sino a reencontrarme con otros
tantos compañeros de viaje que por cuestiones de obligaciones y
edad, uno ve ya menos que al cometa Halley. Echar una cervecitas,
charrar en la entrada mientras nos damos al vicio y al otro; el de
contar anécdotas, reflexiones de puretas y compartir mil y
una sensaciones. Que joder!! si es que al final es de eso de lo que
se trata; sobretodo yo, que hablo hasta con mi sombra.
Sobre las
nueve muy muy pasadas, que fue cuando me pude escapar a celebrar la
noche más templada de este “Mad February”. Ya cenados con
la cara lavá y recién peinao para allá que nos fuimos a eso, a
volver disfrutar de la esencia de la música. Aquella que nada
entiende de modas ni corrientes sonoras, la que juguetea con pasados,
presentes y futuros que giran en espiral como bucles, y la que nos
hace disfrutar de sentirnos fantásticamente viejos.
Con un lleno
más que aceptable, la calidez que da la familia y uno más, discos
para comprar, bebida y bocatas a precios populares (13 euros la
entrada y birras a 2) ¿se puede pedir más?¿a que no? Bueno sí,
que la música acompañe. Y eso amigos, sabemos los que les seguimos
la pista desde hace tiempo, nunca fallan. Remitiéndome a las bandas
que han traído basta: Trash Can Sinatras, Darren Hayman, Luke
Haynes, Damien Jurado, Dakota Suite, Antonio Arias, Clientele,
Cranes, Cecilia Ann o los Primitives de hace dos años que me
volvieron a reenganchar.
Entré por
desgracia con los Vigueses LINDA GUILALA ya empezados, y digo
lástima porque los pocos temas de ellos que escuché, sonaron como
los propios ángeles. Pero es que a estas alturas de función y
todavía asimilando mi actual situación, me cuesta cuadrar horarios
y organizarme. Lo confieso, tengo un desorden metal importante.
Como decía,
la banda Gallega lucieron sobre el escenario un sonido tan pulido,
panorámico, de aquellos que llenan las grietas y desconches de las
paredes, que quedé boquiabierto. Ahí se demuestra que el aspecto
técnico de salas y equipos técnicos a veces afecten. Pero cuando la
maquina está engrasada y funciona todo fluye, quien sabe si es
porque tras esa apariencia de banda novel se encuentran un 50% de
Juniper Moon. Además apoyados en un salto cualitativo
importante que han dado con XERISTAR; publicado el pasado
año. Un Ep de seis canciones donde alguna nueva incorporación y
sobretodo el intensivo trabajo en el estudio Kaiju, ha conseguido que
suenen tan compactos como lo hace “No me veis”; todo un
latigazo de Pop que araña. O “Haciendo Daño” y “Sábados
de Tormenta”, de esas pequeñas joyas que hace de las noches
largas y festivas, un amanecer perfecto, definitivo. Saben además
fundir el Pop con Noise y atmósferas vaporosas, que no densas. Así
que no les pierdan la pista, porque estoy seguro que el día que
publiquen un largo darán que hablar.
Sobre las
diez y después de compartir cervezas, historietas y futuras
celebraciones con mi gran amigo Luis, al que veo menos de lo que
quisiera. Subieron sobre el escenario la multitudinaria banda Galesa
THE SCHOOL, arropados por violines, vientos y en conjunto con esa
esencia heredada de Belle & Sebastian o Camera Obscura; solo que
bastantes más azucarados.
No era una
de las ofertas que más me atraían pero bueno, nunca esta de más
ver de primera mano aquello a lo que uno hipotéticamente no se
aviene. He de decir que no sé si por su origen totalmente armónico,
pero la verdad es que sonaron cojonudos. Admito que el timbre de voz
de Liz Hunt y ese Pop de fruta escarchada que te cala los dientes
hasta la raíz, no es de mi devoción; uno tiene más querencia por
sótanos, filos y sedimentos. Pero se dejaron querer y puede que
fueran una de las bandas que más fieles arrastró y más discos
firmó; curioso porque solo tienen dos y fue “Let it sleep”
el único tema que antaño me llamó la atención de ellos. La cosa
es que las canciones mejoraron lo presente y sobre el escenario
tienen más tablas de lo que cabe esperar. Que en definitiva es lo
que le da “peso” a una banda al margen de que te puedan gustar
más o menos.
Lo que de
verdad no puedo negar, es que parte grande de que al final decidiera
acudir a la edición de este año -al margen de que sé que veo a un
montón de gente querida- es la presencia en el cartel de dos bandas
a las que me apetecía enormemente ver: Una eran THE CLOSE LOBSTERS,
y huelga decir los motivos si se quiere entender de verdad el porqué
del Pop en la actualidad. Si así fuera, de perdidos al río sería
dejar escapar la oportunidad de escuchar en la actualidad, bandas
como ellos, Orchids, Jasmine Minks, Felt, The Bats o Comet Gain. Que
por así decirlo forjaron el sonido de club de bajo fondo que une
Pop/Punk y el Dunedin Sound anglosajón.
Y la otra
claro, volver a ver sobre un escenario a MICHEL CLOUD DUO. Desde
aquella actuación con Dominique A de hace dos años, que tan buen
sabor de boca me dejó. De este dúo Francés (exs Diabologun &
Experience), al que con una guitarra, una batería y manojo de
samples les basta y les sobra para crear verdaderas tormentas.
Los
Escoceses comenzaron con algo de retraso tras superar algunos
problemas técnicos con el ampli de Bob Burnett. Y claro, no fue
hasta bien pasados los primeros veinte minutos, que la cosa no empezó
a perder algún acople o chirrío en las guitarras. Lo cierto es que
superados los primeros nervios o tensiones cuando el show, no empieza
con buen pie. Fue sonar “Lets Make Some Plans” y todo
volvió a su cauce, brutal, gigantesca de esas canciones que con su
brillante riff llenan hasta el último rincón de una sala. “A
Prophecy” o “Deep House” como medios tiempos que en
su madurez parecen manejar con más soltura, brillaron con luz
propia.
Pese a dar
algunas señales de agotamiento, hay que admitir que quien tuvo
retuvo. El nuevo tema que publicaron el pasado año “Now Time”
encajó a la perfección con ese punto más dulcificado de su
música. El caso es que en sus manos y sobretodo en las de su
guitarra solista, cabalgan algunas de las melodías más inolvidables
de los 80. Y aunque para los presentes, supongo que cuesta ubicar ese
sonido en la actualidad sin ser capaz de viajar al pasado. Ese es el
Pop a medio hacer, frágil, endeble si se quiere, que confeccionó el
sonido de Sarah, Creation, Fire Records y todo ese montón de
pequeños sellos que decoraron la década de los 80, mucho antes de
que todo estallase. Melodías de maravillosas imperfecciones, que
concentraban la esencia del Pop de entonces.
No sé, pero
mientras escuchábamos aquellas canciones de Close Lobsters
junto a viejos colegas de andanzas, era inevitable no viajar en el
tiempo a aquellos años en los que los allí presentes aprendimos a
amar la música. De cualquier forma ese corazoncito popero nunca se
deja de perder, por muy mayores que seamos, y diferentes las músicas
que acabemos escuchando con los años.
Y es que
parte de ese efecto dejavú, de ese ataque de melancolía que a uno
parece atacarle en festivales como este. La tiene ese perfume que
desprende y que tanto recuerda a las iniciativas inocentes y
fervorosas que se emprendían con cuatro colegas por aquellos años
(fanzines, programas de radio, clubs, garitos, fiesta homenaje etc.).
Más aun porque los asistentes que arrastra este evento, son parte de
aquellos años, de aquellas historias.
Para acabar
de redondear la noche hacia las once, cuando muchos de los presentes
dieron la desbanda con las doce puestas en el horizonte. Hacían acto
de presencia MICHEL CLOUP DUO, una de las sorpresas del festival, por
una oferta quizás más alejada del Pop y con la mirada puesta en el
Rock más primitivo y básico.
Lo hicieron
ya hace un par de años con Notre Silence/2011. Un disco que
cabalga entre la melodía, las atmósferas densas y cortantes y las
catarsis de puro extasis Postrockero; si se le puede ajustar un
término entendible. El caso es que este pasado año publicaron
Minuit Dans Tes Bras totalmente autoproducido y en rojo satén.
Un disco si se quiere más crudo y menos melódico que el anterior,
que exige una predisposición más alta si se le quiere. Pero que
equilibra perfectamente su actuales sets, donde no parecen ser tan
esclavos de los loops y sampleados. Y se afianzan en ese discurso de
Rock agresivo, rocoso y funambulista, en esencia, un juego entre la
sacudida/el trance/y el sosiego.
Michel Cloup
juega perfectamente a ese juego de poesía agresiva, experimental,
esa sensación de vanguardia... pero en el fondo es Noise Rock de
trazo grueso, dan una de cal y otra de arena: melodía, arañazo,
caricia, espiritualidad, claros, oscuros... Sus directos elevan sus
discos a un grado superior, o quien sabe si los hunden en la miseria.
Porque ambos, Michel Cloup y Patrice Cartier a la batería, son una
maquinaria de provocar sensaciones muy por encima de lo que te puede
producir escuchar sus discos; ellos dos se bastan y sobran solitos.
Empezaron
poniendo la noche en situación, despacio, sin prisa aun sabiendo que
sus sets se hacen cortos, con “Nous Viellirons Esemble” y
“J'ai peur de Nous”. Fueron subiendo la tensión con “Ma
Vieille Cicatrice”, “Plusieurs fois cet après-midi”.
Eclosionó como una leve flor de los vientos “Cette Colère”
y tensaron el suspense con la mística “Minuit dans tes bras,
pt2”. Hasta acabar con “Sortir Boire et Tomber”; por
un momento me vino a la mente como un flechazo “All That Jazz”
de los Echo & the Bunnymen, fíjate tú. Y poner el broche a la
noche de toboganes y vacíos con la secante “Minuit dans tes
bras, pt1"; eso sí, eché a faltar la tremenda "L'Enfant".
Ya en la
calle haciendo el piti de rigor las opiniones unánimes, lo de Michel
Cloup Duo es muy fuerte. Pura maquinaria básica, primitiva,
hiriente, pero a la vez tan sugestivo mántrico. Consiguen su
propósito, si es verdad como dice Michel, que la idea del proyecto
era reducir el Rock en esencia a la mínima expresión, sin tener por
ello que sacrificar el objetivo común: elevar. Lo consiguen, vaya si
lo consiguen y es que Diabologum y Experience ya eran
la bomba; las bandas junto a Deus, Beef, Manta Ray
y Girls Against Boys que animaron aquellos floridos años. Y
claro, una pena que su propuesta de momento trascienda tan poco,
aunque a veces debe ser así; por un lado está lo que trasciende,
por otro lo que transgrede. Dos capas freáticas que conviven en
armonía, hijas de la misma madre, pero sin apenas conocerse ni
rozarse.
El final de
la noche lo pusieron la joven banda de Leeds, MANHATTAN LOVE
SUICIDES; aguanté cuatro temas, sorry dos veces sorry. Que ojo, en
estudio suena bárbaros, pero en directo van a ratos: Hay momentos
que prometen, pero en general Caroline McCrystal se pierde bastante
en el ciclón abrasivo a lo Psichocandy en directo. Total, que
tampoco les di demasiada cancha, puede que por mi apatía o por mi
falta de grado alcohólico. Otra vez será muchachos, SALUTEN!!
Pues a disfrutar, caballero. De un tiempo a esta parte, la música alternativa goza de una salud que muchos quisiéramos. Por cierto, ¿le gustaban U2 a ud.? Los de antes, quiero decir, no los de ahora; lo digo porque, si le interesa, échele un vistazo a esta nueva entrada. Con tu permiso y disculpa. http://www.ourgodsaredead.blogspot.com.es/2015/03/achtung-baby-o-como-renacer-de-las.html
ResponderEliminarY que lo digas Alex, el problema es que la gran salud que a veces demuestra no se acaba plasmando todo lo que debiera, en festivales y/o eventos de pequeño formato que de veras apuesten por carteles más arriesgados o artistas con menos promoción. Sobre los U2, si te he de ser sincero y aunque claramente si algo de ellos me parece destacable es su primera época antes del Joshua Tree, nunca he sido demasiado adepto a su propuesta. Los he escuchado mucho y la conozco, en parte porque mi señora si que los seguía con devoción en aquellos inicios.
EliminarLo cual no quiere decir que no me pase por vuestra bitácora, que lo haré. Y de disculpas nada, cualquier información musical es aquí bienvenida. Fíjate que ahora al cabo de los años aprecio más aquellos inicios de la banda Irlandesa, que cuando llegaron a mis oídos; supogo que la buena música se revaloriza con los años.
UN SALUDO!!
Por descartes , me quedo conel tercer corte , el resto, no se por que , me hizo recordar a Bowie .
ResponderEliminarQueda ver como suenan los set lists .
Uhmm a Bowie... ahora no lo pillo. Cuando dices el tercero, si te refieres a Michel Cloup Duo y te gustan como suenan, lo harán doblemente en directo. Si tienes oportunidad de verlos, verás que ganan muchos enteros en las distancias cortas.
EliminarNo conocía el festival y menos que era tan longevo. Me habría gustado ver a los Close Lobsters, cuánto tiempo. Un gran abrazo, hermano.
ResponderEliminarBueno Johnny, yo soy el primer sorprendido. Recuerdo que hace bastantes años asistí alguna vez a uno que celebraban también en la Báscula; otro centro cultural de Barna. Pero no estoy seguro de si eran los mismos organizadores. En cualquier caso, se agradece en los tiempos que corren que alguien se moje con propuestas tan exquisitas y a precios tan cojonudos.
EliminarPor el solo hecho de escuchar los riffs tan fantásticos de “Lets Make Some Plans”, ya valió la pena. Sonaron como pura ambrosía angelical, siempre necesarios.
UN ABRAZO