A veces,
basta con que el loco Febrero nos tienda una emboscada a punto de
agonizar. Y nos cambie una tostada soleada de Melocotón, por un
rocío helador de tizne. Para que discos como el debut del combo
SHADOW BAND, den sentido y peso al íntimo universo de Wilderness Of
Love/Kemado Records/2017, dentro de la tumultuosa vorágine de
ruidosos adelantos.
No solo por
meras cuestiones de estados anímicos, de desear con fuerza la
llegada de la luz solar y el verdor de los campos, o el revertir los
tonos grisáceos con rabiosa energía. En otras ocasiones basta con
capturar la instantánea del momento de paz residual después de un
largo día de trajín, para tumbarnos mirando al techo y viajar sin
pasaje.
Las recaídas
accidentales en este tipo de paisajes sonoros, tienen la misma vaga
explicación que el encanto por las películas de cine mudo:
Despreciar el envoltorio o la instantánea, para quedarte con el
plano, la fotografía, incluso con la tonalidad. Y a día de hoy,
donde cotiza al alza el impacto súbito, decidir adentrarse machete
en mano en la espesura de esta colectiva banda residente en
Filadelfia quien sabe si podría convertirse en un ejercicio
hedonista de alto riesgo.
Cuando desde
New Jersey Mike Bruno decidió coger los bártulos y trasladarse a
Filadelfia en busca de nuevos escenarios. Igual no se imaginaba la
cantidad de socios que se le acabarían uniendo al proyecto. Primero
como mero entretenimiento, y progresivamente por simple asociación
melómana. Hasta conformar los siete jinetes del apocalipsis: Sean
Yenchick, Megan Biscieglia, James Christy, Morgan Morel, Matt
Marchesano, Jules Nehring y él.
Todos ellos
más alguno más, hacen sonar más de una veintena de instrumentos.
Los que dan forma a un álbum donde la multitud y diversidad no da
lugar ni al caos, ni al sinsentido.
Doce
canciones que se mastican como la tierra y el polvo que levantan los
carruajes, en una travesía con destino incierto, pero igualmente
definida. Wilderness Of Love arriba con una exactitud ligeramente
marchita al oasis deseado. Donde no es el agua el elemento saciador,
sino un espacio abierto casi espiritual y litúrgico que tiñe de
folky gótico la psicodelía que otros pintan de colores y sol. Aquí
el astro dorado da más sombras que deliciosos bronceados. Y aunque
los bocados californianos intentan abrirse paso, es una oscuridad
tórrida de Western Blusero, la que persevera en el caminar
agonizante y redentor de toda la obra.
Se pueden
olisquear guiños al Barafudle de Gorkys Zygotic Minci con “Indian
Summer”. A Radical Free en esa artesanía que aflora en
cada acorde, y un poso de sedimentos bárbaros que nos remite a un
pasado tan ambiguo como omnipresente.
Pero lo
verdaderamente maravilloso y seductor de estas doce canciones, es la
tremenda aura que envuelve todo el disco. Ya no por un sonido
inconcreto, que lo es en su sinuosidad. También porque logran
trascender entre tanto intento fallido por excesos. El amanecer de
“Green Riverside” con esa timidez que lo
caracteriza, levitando entre el Low fi y las quebradizas guitarras en
deuda con Bert Jansch. Y el cambiante sino entre lo que podría ser
un simple ejercicio moderno de Surf pachuli bajo la influencia de The
Zombies, cuando es la joya de “Endless Night” la
que suena. Entre otras cosas, porque lo que otros muchos se han
empeñado en afinar y contemporizar, ellos lo han convertido en
simple genialidad.
Sería fácil
escoger ese camino recto y cómodo, donde el trote vacilón inunda
las pistas. Pero Shadow Band es otra cosa mucho más íntima y
crepuscular, sin cargar las tintas del: - Oh dios mío, cuan
desgraciado pero bello romántico soy!!
Y creo que
en esta tesitura, ellos son los amos y señores de la sugerencia; que
no de las atmósferas. Digamos que hacen de sus canciones por
hermandad y juramento, dignas herederas de un Ennio Morricone
veinteañero cuando “Morning Star” o su single
“Eagle Unseen” dan con el contrapunto a su primera
y apreciable languidez.
Su
anunciamiento de debutantes no es esa cosa de parecer algo y perder
en el camino la credibilidad. Dan sentido verdadero y sincero a lo
importante en un disco: Que todo suene con fundamento, credenciales,
y con un mensaje concreto. Sin tener nada que ver si se martillea en
un sonido de culto, si te pierdes en el mensaje final o te mantienes
fiel a un mito de factura heróica.
Para que te
crean debes desterrar ese empeño latente en querer trascender.
Porque al final, solo las canciones y la sensación final de
profundidad, son las que el tiempo premia.
WILDERNESS
OF LOVE entra lentamente por los poros deteniendo la velocidad de la
vida. Te pone la zancadilla tan tontamente como el trastabilleo de
recién levantado.
Parece que
van a despegar con esa canción memorabílica y de repente, te meten
la cabeza en plegarias dignas de santería con “Shadowland”.
Camina infructuoso, pero todo va cobrando sentido por como las
canciones se abren como brotes y floridos de no más de dos minutos y
poco. Las flautas, los coros, las percusiones y guitarras suenan a
duelo al alba con su tema bandera “Eagle Unseen”. Y
vuelven a dormitar con tal dulzura penitente en “In The
Shade”. Para luego voltearte las tripas y la bilis de
madrugada a la hora de “Mad Man” con un blues
araposo.
Y cuando
crees estar tocando el cielo extasiado, lo que haces es flotar en una
nube/pradera de filamentos finos cosquilleándote la pelvis en el más
largo de los viajes de seis minutos a la hora de “Darksider's
Blues”. Su cierre con “Daylight”,
posiblemente una de las canciones más bellas del año.
Titubeantes
de primeras, y enfermizos a medida que van tejiendo eso que quieren.
Porque lo que a otros les reluce como un corte y pega, a ellos les
sale del alma; pura sincronía. Con tanto encanto por lo evidente
como lo sugerente. Suponiendo como supongo, que todos somos animales
queridos de que nos arranquen eso que ni nosotros conocemos.
Por eso,
supongo, que cosas tan extrañas, feas por fuera y bonitas por dentro
nos encantan. Llámalo morbo.
Es un echo
más que contrastado en estos últimos seis años, el ingente
bombardeo que nos llega de la Costa Oeste (Los Ángeles y
alrededores) de bandas deudoras de los 70. Sobretodo ese obsesivo
empeño por resucitar una escena, estilo y espíritu tan concreto
como tentador a la hora de dar juego.
Ahora que
para suerte o desgracia, todo involuciona hacia el pasado. Y que EEUU
parece haberse tomado la revancha con el Reino Unido en lo que se
refiere a bandas alternativas de distinto pelaje. Todos aquellos que
olisqueábamos en los cuartos de hermanos mayores, primos, tíos o
gurús de barrio para alucinar con lo que se cocinaba en 60's y 70's,
estamos de suerte. Ya fuera el Glam, el Punk, el HardRock, Garaje o
Psicodelia varia desde el progresivo, hasta el Krautrock de Can &
Co. o el sinfónico. Creo que no hay estilo o banda que no se haya
resucitado, mancillado en algunos casos u homenajeado en forma de
grupo o tic.
Supongo que
en el contexto cíclico de la música ya es natural. Sobretodo si
tenemos en cuenta que muchos de nosotros peinamos canas y las hemos
visto de muchos colores. Y que cuanto más viejuno es uno, más tiene
con qué comparar lo que ahora se cuece.
Yo dicho sea
de paso, lo llevo bien. Juzgo lo justo, y finalmente me quedo con las
canciones que son las que mandan. Me da un poco lo mismo si me
recuerdan a esta u otra banda, pues acepto que la música y modas van
y vienen. Es más, hasta me congratula que algunos rincones oscuros
de la música se vuelvan a retomar y actualizar; sobretodo si son de
mi gusto.
Cuando les
da por algo (Noise, Shoegaze, Folk, Pop, electrónica o
experimentación carbonatada) pueden llegar al hartazgo, no lo niego.
Pero cohabitar con la industria, perfiles y estándares ya es trigo
de otro costal y un mal vicio de nuestros días, que no tiene porque
impedirnos mirar el dental o ejercitar la intuición más primaria.
En este caso
el trío Californiano que nos ocupa, MID MELD, pueden pagar el peaje
de lo anteriormente dicho. Tener en mente el MANIPULATOR del puñetero
y omnipresente Ty Segall, y creer que es un calco a lo éste hizo.
Por más que el muchacho se empeñe en dar cada vez un salto más
mortal y dejarnos el regusto de... ¿le falta la sal, la pimienta o
el majao?
Pasar de
largo, y obviar un notable debut con más concreción que pose. Y
olvidarnos que pese tener la manía de juzgar por comparar, los
discos son buenos o malos sin más.
Avalados por
el apoyo en directo con FIDLAR, supondrán que aunque los asocien sin
más con la escena angelina sin matizar, su propuesta se acerca más
a Mikal Cronin por sonoridad, y a Black Sabath o a los Cream por
deje. Y huelga decir que su puesta en escena y actitud bebe más de
la escena underground californiana, que de la más mediática.
Arrancando
desde el minuto cero con “The Blizzard”; siendo este el
corte que más recuerda al rubio querubín de mil diabluras. Ha de
ser a fuerza de engranar con el caminar de su disco de debut, cuando
descubriremos un auténtico pepinazo sin tregua alguna. Ese trotar de
cuerdas estiradas, amagos y ramalazo rockero transformista. Esas
guitarras que solo Bernard Butler fue capaz de abrillantar con el
debut de Suede y que tanto echamos de menos. Y un camino medio entre
el HardRock, el Glam más sucio y muchas más cosas que se van
aunando en un puñado de pegajosos perdigonazos de sal.
“The
Viper”, su primer single, me parece una auténtica diablura.
Pero no es hasta la tercera escucha, cuando entran en alza el resto
de temas, que alejándose más de sus referencias más cercanas y
claras, le dan el auténtico mérito a este debut.
“Brain”
o “Lonely” son dos joyas de salvaje inercia, sin
maquillajes y en pelota picada. “Hole”, “The Ego”,
“You're Not Free” o “Mouthbreather” modulan el
disco como algo más que un mero revival. Convirtiéndolo en un sano
ejercicio de concepción clara y directa. Canciones hechas y pensadas
para sonar en vivo, a pelo y con digestión inmediata.
No hay
inventos ni ambages, que vivan más del querer parecer o el empeño
en pretender recrear algo decididamente original. Y sí dar aquello
que en definitiva se quiere.
Ese tipo de
bandas que van al grano sin rodeos y se quedan con la esencia ¿se ha
hecho miles de veces? Y se seguirá haciendo amigos.
El problema
a veces es querer convertir lo clásico en algo moderno cuando no
existe ni una cosa ni otra. Tan solo pensar, actuar y hacer que las
canciones hablen por si solas inmortalizándolas.
Se han
arrancado por Soleas en manada y bravías. Creía que era el
chiquillo zangolotino con gusa de guiso, pero el leve murmullo no era
llanto sino canto. Ese echar mano del radio despertador jugueteando
con los dedos entre botoneras y a manotazos, y percibir que los dedos
-paso adelante y atrás- entraban en baile compulso a ritmo de
“Sweets for my Sweet”.
Me tiraban
de los pies mientras dormitaba, y mordisqueaban las comisuras de mis
uñas, padrastros y pulpejos. Encogí las piernas como el resorte de
un viejo plegatín; igual que el cosquilleo que te recorre desde el
pulgar hasta el erizado vello de la nuca y el aletear las paletillas.
Y hallelujah hermanos!!;que me gritaba como desde lo adentro de mis
entrañas Sam Cooke: - “It Won't Be Long yeah, yeah, yeah!!”
Anduve de
puntillas de charco en charco por mis sueños húmedos de año nuevo,
y bueno?. Las galaxias contemplativas que desde el filo de baranda se
ven, en perfecta perpendicularidad. Hormigueando calle abajo y
arriba:
Un anciano
corriendo a las siete de la mañana piolet en mano, sin camisa y en
pantalones cortos. El tren que se escapa y que no espera ni al
viajero o al pausado. La abuela que gana el rebote en la cola del pan
y el taxista repenchado en su supermiriafiori apurando el rosly abre
pulmones como la ventana del dormitorio por la mañana... Quiero
ser siempre chico mama!!
Que no sea
por el miedo a que las condenadas melodías nos devoren, sino por el
arrojo de saltar de la cama y servir de comida a eso mismo que nos
fusila.
Me bajé
remangado hasta las pantorrillas, noté el frío helador del loco
febrero y el primer mordisco en el talón. Casi doblo las rodillas, y
aun así solo fue un leve temblequeo de mis desentrenadas nalgas. El
2017 nos llama a gritos como la loca del cuarto cuando azuzaba a
Cristobalín defendiendo sus maldades a pedradas como el
General Custer. Pero son todavía algunos moribundos del pasado año
los que llaman a la puerta.
Estas
treinta deshijadas pueden no ser las mejores: Ni me sacan al sol
cuando hace buen día, ni siquiera me aguantan la puerta al entrar.
Eso sí, me sacan a bailar de la mano por miedo a que me coman las
tripas. Ni lo bueno o lo no tan malo, fluctúa como la noche al día.
Y lo realmente grande de la música y sus discípulas, las canciones,
es que tienen tanto de caprichosas como el humor al tiempo.
Una
treintena de canciones para resumir este 2016 como un momento
cualquiera. Porque al fin y al cabo, no es el tiempo o sus casillas
las que me dictan las pautas de la vida; o no debieran. Sino las
pequeñas y diminutas bestias, las que muerden allí donde hace un
rato no había vida y solo la necrosis de la realidad más
putrefacta.
Es una
gozada liarse a resumir un año en 40 discos, pero al final, son las
canciones las que me vitaminan. Las que modulan las constantes o a la
inversa, para que algo suene en ese preciso instante tan especial y
glorioso. Agrupar, anotar, ordenar como quien siente la necesidad de
asociar imborrables vivencias a una banda sonora. Medicarse melodías
para curar el mal de espanto, los sumideros de tragaderas anchas y
pocas manías, y las tormentas que estrangulan la felicidad y
libertad para serlo.
No solo para
olvidar el solivianto sino para combatirlo. La música evade, pero
nos debe empujar a no claudicar ante la ANTICULTURA. A mi me remueve
¿a ti no?
Así pues...
LAS BESTIAS DEL 2016
01_COMO VIVIR EN EL CAMPO_el grande 02_REDSPENCER_talk 03_BILL PRITCHARD_heaven 04_TROUBLE IN THE WIND_the good stuff 05_HALLELUJAH THE HILLS_the dangers are doubled 06_EZ BASIC_bruise boy 07_KEVIN MORBY_dorothy 08_PITY SEX_a satisfactory world for reasonable people 09_THE MONKEES_me & magdalena version 2 10_GREGORY PORTER_in fashion 11_HOPE SANDOVAL & THE WARM INVENTIONS_let me get there (feat Kurt Vile) 12_HISS GOLDEN MESSENGER_biloxi 13_VARRY BRAVA_flow 14_DR DOG_survive 15_THEMONOCHROME SET_fêlè 16_OF MONTREAL_different for girls 17_THE DRONES_boredom 18_SCOTT & CHARLENE'S WEDDING_end of the story 19_CFM_habit creeps 20_UNIVERS_mecànica moderna 21_DIIV_under the sun 22_COSMONAUTS_be-bop a loser 23_ELI PAPERBOY REED_cut ya down 24_DINOSAUR JR_love is... 25_CAR SEAT HEADREST_(joe gets kicked out of school for using) drugs with friends 26_MERCHANDISE_crystal cage 27_THE KVB_never enough 28_WOLF PEOPLE_ninth night 29_GOGGS_falling down 30_THE PARSON RED HEAD'S_it's hard for me to say
Fue este
pasado domingo en un coqueto auditorio del atrincherado barrio
Gracia, en el marco del MiniFestival Ronda, organizado por la
incombustible Heliogàbal: (Fajardo, Melange, Matagalls). Y como
colofón, nuestro Personal Jesus patrón de las causas
encontradas; Cass McCombs.
A este paso,
y vista la condición de semi adoración que le debemos por estos
lares a fuerza de retranque, pa que sufrir; que todo quede en
familia. Que me está mal decirlo, pero en vista del efecto Vicente
de la muchachada (pero a donde coño va la gente?!), hay cosas que
mejor disfrutarlas en deliciosa minoría. Una pena según se mire.
Pero mejor cuando las causas por perdidas que parezcan, se comparten
con tan extraordinario placer y sabor de boca.
Empaquetamos
arriba en las golfas un jugoso 2016 plagado de conciertos. De esos
que sacan lustre a las adversidades, al montón de festivales
ansiosos de abarcar más que apretar, y a un panorama cultural
infectado de impuestos con pernada incluida.
Contra eso:
imaginación, supervivencia e inventiva. Y de eso, el colectivo
Heliogábal tiene armarios repletos de manuales sin letra; ya sabéis
que nos hemos hecho eco infinidad de veces por estas lindes.
Que fueran
Depósito Legal los primeros en acercárnoslo y ahora la gente del
Helio, los honra. Y que sea el de Concord el que nos ponga en camino
este 2017 pues... no sé. Pero viendo tal como se me presenta el año
que recién acabo de caminar en cuanto a obligaciones y trabajo se
refiere. Que queréis que os diga, sin creer en la fortuna, me parece
un regalo del destino si tengo en cuenta que por estas fechas hace
tres años me perdía su primer visita por mi convalecencia.
Desde
entonces, son tres veces con esta las que he tenido la suerte de
verlo en directo. Y tres maneras distintas de descubrir a un artista,
que con cada paso nos abduce a un mismo mundo con distintas vistas.
Explicar la
magia de su particular universo, sin la oportunidad de escucharlo en
las distancias cortas es posible, pero ni de lejos asumible. Y a la
prueba de su discreta repercusión me remito. Es cierto que no hay
disco que no coseche buenas críticas, pero aquí, en nuestras
tierras y por más asequible que sea su oferta, los mismos cuatro
gatos de siempre.
La del
pasado Domingo fue una cita celebrable, con lleno y aforo discreto en
el C.A.T de Gracia. Pero sigo pensando que siempre somos los cuatro
que van a la busca y captura de pequeños formatos; los mismos 50, 80
o ciento y pocas personas. Mientras tanto, allí afuera hay mucho
ruido, pero siempre más o menos el mismo y al mismo tono narcótico.
La propuesta
de una tarde de domingo borrascosa con la que enfriar un sábado de
gélidos aires, fue como el temple a fuego y frío que las tijeras de
un sastre fino precisan. La puesta en escena de un palpitante MANGY
LOVE sobre la mesa de disección, como quien se dispone a recrear
algo tan arbitrario y variable como las indómitas ráfagas de
Portbou: Vientos de virulencia imprevisible que se cuelan entre
grietas montañosas y buscan dementes, la salida.
Sus discos
vagan por la armonía deliciosa, se acomodan en tu estado juguetón y
se esconden igual que la gallinita ciega tras la cómoda inamovible
de la abuela Facunda. Esa donde perdiste el juego de cartas que nunca
apareció. Fiel a esa posibilidad de que las cosas ocurran porque sí,
y no porque así lo deseas. La discografía inquieta de este señor
de ancestros de los Highlands, no discurre repanchingada en el
butacón del tío Frasco, que se empeñaba en descabezar cigarros con
la firme idea de perpetuar los Celtas Cortos sin boquilla.
Caladas
ondas a pulmón que elevan la presión arterial hasta sentir el
latido de tu corazón en los oídos, “Bum Bum Bum”,
cristalizaron de golpe la noche. Público entrado en años y de
pulcro respeto, que solo quebró la noche con sus aplausos.
Cass McCombs
venía como de costumbre, acompañado con lo justo: Bajo, batería,
Él y un teclista que desplegó el tapiz por donde discurrieron como
gatos de angora, cada nota, brillo y perfume. Con la dulzura de
caramelo tostado que envuelve su último disco; a salvo de esas
precisas descargas de oscuro pasado que flota en sus ambientes.
“Opposite House” rizaba las caricias de su guitarra, y
como quien camina desnudo sobre la pradera montándose a pelo y a la
carrera sobre un corcel salvaje; “Big Wheel”: Esa
oscuridad de la que hablo. Sí, Cass juega a lo más dulce y también
a lo más malo. Camina por las noches de luz deslumbrante, te ciega y
después te guía; excitación sin más. Con una facilidad y
naturalidad que acojona, pero te sientes seguro.
El Centre
Artesà Tradicionarius sonó y abrazó con la misma fidelidad que
Cass da a sus canciones. Melodías que se retuercen trepadoras y se
alargan hasta la eternidad por simple inercia. Desde la psicodelia al
elegante rock, solemne y dócil, tropical y sofisticado, afable y
seductor... Cuando menos te lo esperas, pasa de las suaves formas del
Soul, a una crudeza salvaje pero llena de agradables contrastes.
“Robin
Egg Blue” reformula el dietario de Go Betweens y nos acuna con
“Medusa's Outhouse”; descomponiéndonos con esos inéditos
falsetes. Las enormes manos del estilizado y multidisciplinar Dan
Horne, los tambores del viejo conocido Jesse Lee, y un enorme Lee
Pardini que entre el Piano Yamaha, el Rhodes y un Roland, nos
elevaron a un estado de puro bautismo mántrico; tremendos los
cuatro.
Apresurado
sería decir así, de sopetón, y con el año recién nacido, que
este puede ser uno de los conciertos más hermosos del 2017. Pero es
que la pena es que uno tenga que postrarse ante este hombre, cada vez
que nos abre otra nueva estancia. Por más que lo escuchemos en sus
obras y no cejemos en dudar si es la devoción, la equidad, o
intentar recapacitar para no dejarnos llevar por el desenfreno sin
criterio alguno.
Cinco temas
cogidos con la delicadeza de la prudencia, y llegar “Brighter”
para desmontar tu teorema: Un de esas debilidades en forma de canción
en su día cantada por la desaparecida Karen Black;
quien se nos apareció también en la transformada oda/jazz del
precioso “Dreams Come True Girl” del Catacombs/2009.
Y admitir que ahí, ya no atiendo a razones. Hubo también
tiempo para resucitar pasados prácticamente desterrados como “That's
That” y tener la sensación del tiempo perdido, estando como
están enterrados sus cuatro primeros discos desde el 2003, hasta el
día que más o menos se dio a conocer con Humor Risk/2011,
aun estamos a tiempo.
Mangy
Love fue omnipresente y ciertamente, el disco que por fin ha
atraído a público más variado y redondeado su extensa discografía.
Empezando por la sensual “In A Chinese Alley”, y acabando con
“Cry”: Uno de los temas que mejor proyecta ese sutil toque
de Soul acolchado que reina en su último disco, y que alcanzó
dentro de sus reinterpretaciones un grado mágico increíble.
En el
terreno del directo, Cass McCombs vuela rasante y crece
magníficamente a lomos de ese talento innato de recomponer su
temario. Lo mismo da si retrocede y toca canciones premeditadamente
crudas y ásperas, o somete su sonido a una sofisticación más
renovadora que pretenciosa. Es creativo sin más, y desde luego sabe
lo que quiere dar en cada momento. Solo ver la transición de “Cry”
hacia el clásico “Witchi Tai To” de Harpers Bizarre, es
suficiente. Remató esa “Run Sister Run” de ritmos
caribeños con la fabulosa “County Line” del aterciopelado
Wit's End a ritmo Dub; porque yo lo valgo. Vacilón, versátil
y transformista como quien sabe que sus canciones, en realidad, nunca
acaban de ser definitivas.
Con los
créditos de final de noche y en penumbras, “I'm a Shoe”.
Un autor, hacedor de diminutos microcosmos en constante procreación
05_GREGORY
PORTER_TAKE ME TO THE ALLEY VS. BRANDY XIMENEZ SPINOLA 10.000
BOTELLAS (Jerez de la Frontera)
Sin cambiar
el registro de sensaciones y este estado grisáceo de los días. Que
para que os voy a contar... parece que los dados de la vida nos lo
hayan puesto a huevo.
Entrar de
puntillas descalzo y moviéndonos como un mimo es casi obligado. Con
éste, dos discos de este oso amoroso del Jazz contemporáneo; el
primero me pilló ingresado hace tres años en el hospital y me
noqueó. Y no sé si es por ese recuerdo tierno y sin apenas energía
para tararear una canción; de las muchas que me hacían compañía
en la UCI (The Smiths, Chucho, Gregory Porter, Neko Case o Cass).
Por entonces era Liquid Spirit el que me introdujo con mi excuñado
de la mano hacia territorios de Jazz menos heterodoxos y más
expansivos.
Nunca he
sido un firme adepto al Jazz, pero si hago balance, ciertamente nunca
he acabado por ser un adepto a nada concreto. Llamadme culo de mal
asiento o inconstante; que según para quien puede ser un defecto.
Pues yo, superado el trauma, he preferido convertirlo en una
inquietud. No me preguntes por discografías enteras, por títulos
exactos de canciones ni por onomásticas.
Escribir por
fin en un Top de preferencias anuales de Gregory Porter a estas
alturas ya; cuando he escuchado cosas tan distintas entre si. Es por
así decirlo, un idóneo homenaje a por ejemplo Antonio Fernández:
Conductor de “Área Reservada de Radio3” que nos dejó huérfanos;
hace de esto ya más de tres años, de su desaparición.
Ese programa
que se emitía normalmente de 2 a 3 del mediodía. Y que me daba
oportunidad de aprovechar el tiempo libre de mis comidas, alimentando
también mi alma. Si no fuera por aquel programa, yo ahora
seguramente sería incapaz de entender a Miles Davis, John Nemeth,
The Delines o a Gregory Porter, desde luego. Ese otro Jazz que
algunos definen como Bebop y bien podría asociarse con el
Rythmblues, el funk, el jazzfusion latino de origen Puertoriqueño de
los 70, o incluso el Soul. Yo prefiero llamarlo Jazz Blanco o
SmothJazz, pero creo que eso da igual. Para cualquiera que haya
asomado sus marices a olisquear la música que se ponía en Área
Reservada, entenderá de que hablo cuando escuche a Gregory Porter.
TAKE ME TO
THE ALLEY a diferencia de LIQUID SPIRIT/2013, expande más su onda.
No hay tantos tics de FreeJazz o de experimentación. Se pierden en
gran parte esas estructuras mucho más Jazzísticas con respecto a
éste, porque es un disco mucho más fluido, amable y sedoso.
Habrá quien
eche de menos aquellos puntos de inflexión que aquí se dan en
contadas ocasiones: “Don't Lose Your Steam”, “Day
Dream” o en “Fan the Flames”; son algunas de las más
claras. Sin embargo se acerca a puntos más de crooner, de solista
puro o incluso de un Jazz casi licuado que se desparrama hacia
estilos mucho menos férreos.
No es ese
sin embargo, el punto positivo o negativo del álbum. Su segundo
disco con Blue Note, y cuarto de su carrera. Escoge una posición
posiblemente más arriesgada y ambigua, pero sobresale su talento
vocal y melódico como nunca. Su último trabajo es pura seda al
nivel de una buena copa del XIMENEZ SPINOLA que proponemos.
Dos líquidos
preciosos salidos de la sabia madre que... maridan? No hombre!!
digamos que se entienden a la perfección. Pues igual que tener la
oportunidad de probar, ni que sea una vez en la vida, este preciado
Brandy de Pedro Ximenez . Un Brandy de 12 años mínimo de crianza en
esas originarias barricas de Castaño previas a la deforestación de
la guerra civil.
De allí y
con la vinificación pansificada de su Pedro Ximenez, nace un Brandy
extraordinario de nariz melosa, perfumada y embriagante. Que igual no
te gusta el brandy? Es posible, yo no soy un amante en absoluto. Pero
igual que Gregory Parker con su aterciopelada voz, Ximenez Spinola
hace malabares con la uva Pedro Ximenez.
Entrada
profunda y cálida como el transformismo de “Holding On”:
esa canción que compuso a medias con Disclosure, y que convirtieron
en un Hit del verano. Gregory Porter la devuelve a su estado de
origen, a su territorio.
Allí
prácticamente todo es envolvente. Las fragancias a madera noble, a
almíbares, a ese emanar de alcoholes curativos y descongestivos que
sanan males y desmayos. Ese ver como poco a poco y como una
crisálida, se convierten en delicias olfativas, matices y mil
sugerencias. “Take Me to the Alley” se desnuda
precisamente y con “Consequence of Love” o “Insanity”
todo alcanza un grado de paz superlativo. TAKE ME TO THE ALLEY goza
de muy buena salud. Es capaz de cambiar constantemente de registros
sin apenas soliviantarte. De sacarte a bailar con el swim de “In
Heaven” o “In Fashion”, y seguir moldeando cada
segundo, en perfecta armonía. Musicalmente y técnicamente preciso y
armónico. Vocalmente como un masaje Kobe tras un día duro de horror
cotidiano. Y los dos juntos, puro caramelo que acerca a temerosos y
medrosos, a estados por ahora desconocidos y muy dulces.
04_RODRIGO
LEAO & SCOTT MATHEW_LIFE IS LONG VS. PÍCARO DEL ÁGUILA (D.O
Ribera de Duero) Clarete
Posiblemente
uno de mis discos preferidos del presente año más complicado de
defender. Un trabajo colectivo: Del exfundador de los primeros
Madredeus, Rodrigo Leao, y el cantautor Australiano Scott Mathew
(Elba Snow, banda que fundó con el exbataca de Morrissey, Spencer
Cobrin). Que casualmente cruzaron sus caminos por pequeñas
colaboraciones. Algo que tanto el fundador de Sétima Legiao y
Madredeus, como el solista afincado en Nueva York ya venían haciendo
a lo largo de su inquieta trayectoria.
Este disco
denso en tempos y profundidad. Que se escucha como aquel que coge un
libro entre sus manos sin esperar un desenlace, sino el de disfrutar
con la historia y su prosa.
LIFE IS LONG
se autodefine y describe tal como se presenta su título.
¿concordancias? Tan fácil de asociarlo con las mismas pautas
melodramáticas que nos daban Scott Walker, los Pulp de This is
Hardcore, Perry Blacke, o prácticamente cualquier proyecto de Thomas
Fainer, con Anywhen sobretodo, o en solitario.
De todas
maneras, a mi que no me gusta describir los discos por asociación.
Tan solo diría que es un disco bello a rabiar, y con una
sensibilidad tan solo apta para aquellos que como yo: no saben
escuchar un disco sin llevarlos a un contexto sentimental (Ey!! no
hablo solo de sufrir o de estar triste). Cada uno proyecta la música
según le pide el cuerpo, y la tristeza o melancolía no ha de ser
por fuerza un estado de malestar o condena perpetua.
Fijaos que
cuando pensé en este trabajo, inmediatamente me vino a la punta de
la lengua un vino rompedor y extremo, como lo es el Pícaro del
Águila.
Rosado o
Clarete según la zona, pero que se ajusta más al segundo término
por su espíritu de vino tinto. Es un rosado de precio elevado, eso
es cierto, pero con un tremendo trabajo detrás. En ecológico y
rompiendo conceptualmente con la idea de un Rosado de perfil
indeterminado. Jorge Monzón (Vega Sicilia, Romanée-Conti, Arzuaga)
ha querido buscar en la tierra y el origen de las viñas de
Tempranillo, un perfil goloso de piruleta sin por ello tener que
renunciar a la corpulencia de la Tinta País, a la complejidad de las
viñas viejas, y al desparpajo de las uvas blancas (bobal, blanca
país, garnacha, tempranillo gris) más jóvenes, con las que
completa este extraordinario coupage. Así que el Pícaro del Aguila
es un vino juguetón que da muy buenas sensaciones a granadina,
melocotón, peras conference, o mandarina. Su entrada en boca es
compleja con una mineralidad y acidez tremendamente sabrosa y
apetecible.
Pensar que
LIFE IS LONG nos debería llevar a un tinto o a un estado de
introspección, es erróneo totalmente. Porque si bien es un trabajo
al que no hay que darle urgencia o sensaciones instantáneas. Puedo
aseguraros la amplitud de su conjunto, es muy similar al volumen o
postgusto final que te puede dejar un gran vino; ambos lo son.
Desde la
pesadumbre de “The Fallen” y sus preciosas y delicadas
orquestaciones. Hasta “Enemies”, que cierto es que nos
podría trasladar a tiempos del Promenade o Casanova de Divine
Comedy: Trabajos que destacaban por ese envoltorio tan victoriano y
espectacularmente maldito. En cualquier caso, la obra de R. Leao y S.
Matthew va más lejos, creo yo. En grado de sensibilidad, porque tira
por el camino de lo emocional y simplemente porque canciones de la
talla de “Nothings Wrongs” o “That's Life” me
parecen simplemente sublimes. Todas ellas canciones que se iluminan a
si mismas pudiendo casi verlas; o imaginarlas. Las mismas atmósferas
que lograron Madredeus, haciendo de su inventiva y tacto algo
prácticamente cinematográfico, visual e inequívocamente sensual. Y
que esta vez han llevado los dos junto a los músicos de
acompañamiento, a un grado superior de plasticidad; porque no, entre
lo teatral y poético.
03_KEVIN
MORBY_SIGNING SAW VS. S'ALOU_2011 (D.O L'Empordà) Negre de Vinyes
dels Aspres
Parecía que
tras el descubrimiento tardío de Kevin Morby en su magnífico debut
de HARLEM RIVER/2013, y su posterior silencio. Todos estuviésemos
esperando la confirmación por derecho propio de quien es.
Al margen
del talento y agudeza felina para captar los tempos e instantánea
precisa de los ritmos. Hay que admirar la destreza de este muchacho
para serpentear sin tan siquiera notar el más mínimo renqueo en su
cancionero. Y mira que los tres son diferentes, y con éste último
parece habernos dado un curso de refuerzo. No?: la sensación de que
hay parte del primero y del segundo, pero ya estamos mucho más
preparados para viajar con él; a lo que salga.
Su Signing
Saw insisto, tiene mucho de historia. Y hablo de este aspecto, porque
si hay algo que hecho mucho en falta en la actualidad, es esa
percepción de que lo que estás escuchando tiene sentido,
estructura, hay un conjunto global que mola y que entiendes como tal.
Independientemente de si el disco es más lento, más rápido, más
comercial o experimental.
Vivimos en
una época de canciones y de hits momentáneos, y nos olvidamos en
parte del tiempo que todo precisa; hasta nosotros. Un déficit de
atención general preocupante que nos arrolla, y no solo ni nos
enteramos, es que sonreímos complacidos.
SIGNING SAW
baja las revoluciones e incide en los pequeños detalles tanto, que a
veces recuerda a Bill Callahan. Juegos de cámara y planos que
obligan a recrearnos con: Un hilo de cuerda, las escobillas,
cacofónica su voz, paso adelante y atrás... Y un imaginario
colectivo que va creando sin apenas forzar.
La
naturalidad de “Cut Me Down”, “Signing Saw”,
“Water” o “Destroyer” cuando hace que el Folk
adopte gestos de mecánicas más urbanas y hasta industriales. Y a
uno solo le queda rendirse al ingenio humano, releyendo los
pergaminos de otros genios del pragmatismo musical.
Que la cosa
podría ser tan retorcida como lo que aquí se plantea. Pero al
final, queda la impresión directa, el flechazo. Las ganas de algo, y
el algo que aparece. Kevin Morby es una bendita anunciación y tan
majo él... Como ese mismo cara a cara con ese tinto de impenetrable
picota que nos da serenidad y perturba al mismo tiempo.
La noche que
nos conocimos fue algo así. Estar rodeado de muchas, y no ser tú el
que la escoge sino ella. Notar en el primer beso que los nervios y la
tensión se deshacen en elegancia.
La fama que
precedía a los vinos de L'Empordà de indómitos, llevados de
Tramuntana a la pura locura y de taninos agresivos a quedado en
cuestión de cobardes. Me gusta que me hagan tragar mis palabras y me
empujen a las lindes de lo desconocido. Disfrutar ahora como lo hago
de los tres discos de este muchacho de dorados bucles, y a la vez de
un trago. No dudaría en abrir una botella de S'ALOU, obligarme al
ritual de la intriga. Y que siempre haya algo que manda a la mierda
tus prejuicios.
Las de éste:
Un tinto de coupage complejo (Garnatxa, Syrah, Cariñena, Merlot y
Cabernet Sauvignon) que debería perder su identidad. Y que sin
embargo es uno de los tintos más elegantes que han pasado ante mi.
Se que igual puede parecer una inconsciencia con tanto como he
probado este año; muy rico, es cierto. Pero solo hablo de música, y
de con qué la compartiría; con quien me lo reservo.
Sinergias
que se dan sin saber bien porqué. S'ALOU me da longitud, me da
cuerpo, complejidad sin acabar en galimatías. Una complejidad
cómoda; y no por ello pierde ese carácter inquieto. El nervio
impulsivo que brota sin control de su boca, la deliciosa locura
mediterránea, su orografía imprecisa, y caprichosa con todo lo que
conlleva.
02_ANGEL
OLSEN_MY WOMAN VS. FINO PERDIDO SACA MAYO/2014/8 años(D.O Jerez
Sherry) Sánchez Romate
El ángel de
Olsen me llegó prácticamente a gatas finalizando ya el año. Un
disco de esos que te miras de lejos y das con un palo; no vaya ser
que acaben con ese precioso recuerdo que tenías del anterior.
Burn Your
Fire For No Witness/2014 por chulo que fuese, que lo fue. No llegó
ni a aparecer en esa lustrosa lista de los 40 discos elegidos. De
echo no apareció ni uno solo con fémina al frente o como titular;
raro raro raro... Tan raro como que aquel 2014 el Are We There de mi
amadísima Sharon Van Etten tampoco entrara, pese a que ahora lo
tengo entre mis favoritos del 2914. Ese, o el de mi otra Sharon, la
Jones; que tengo en un pedestal.
Por eso
insisto, que esto de hacer inventario del año como de la compra,
tiene lo mismo de divertimento, juego o chuminada. No porque no tenga
su cosica, que la tiene, sino porque lo mágico e inexplicable del
ser humano, es que por más que teoricemos y se intente buscar a todo
explicación, está el puto libre albedrío; maravilloso que es él!!
Ahora bien,
también tengo que reconocer, que por una vez en mi vida he seguido
el sabio consejo de alguien (como Jesús Castillo). Y vista la pasión
de su descripción, no tuve más opción que tirar el palo y
comprobar el pulso.
ANGEL OLSEN
está bien viva. Su segundo trabajo pese no haber levantado tanto
revuelo como el anterior; será eso de que ya estamos familiarizados
con su talento. Tiene todo aquello que se le pide o que le pido, a un
disco: Cuerpo y alma. Escucha de principio a fin, disfrute con los
sobresaltos justos de una historia por capítulos (10 concretamente),
ver que ha habido cambios en su estilo que enriquecen y pese a
buscar infinidad de guiños a otras artistas, quedarte con la calidad
global del disco y el tiento para configurar un pequeño universo
envasado, con entidad propia.
Y hey!
Admito que su modulación vocal se ha acercado peligrosamente a
Sharon Van Etten. Pero también tengo que decir a su favor que ha
conseguido que un trabajo como el suyo, lo pueda escuchar una y otra
vez sin el más mínimo síntoma de fatiga.
Diez
canciones chulas que dan la mano a Slapp Happy, Lou Reed, Hope
Sandoval y esta treintañera de Missouri, hasta el punto de acogerla
como una digna sucesora. Su disco es capaz no solo de brillar por
esos desaires de rebeldía cuando nos canta “Never be Mine”,
“Shut Up Kiss Me” o “Give It Up”. Porque aun
sacando las uñas, no pierde la dulzura aparente del disco.
Nivela la
balanza con algunas composiciones de mucho peso. “Sister”,
“Those Were The Days” y la enorme “Woman”, le
acaban de dar definitivamente esa maravillosa áurea que lo envuelve.
La que hacen que MY WOMAN sea ese disco de imponencia que se espera
de toda artista, por arreglos, calidad y tratamiento. Tiene las misma
lujuria extasiante del FINO PERDIDO de Romate. Algo que no se
explica. Pues son los mismos sentidos que otorgan esas
microconexiones invisibles: entre las elásticas guitarras finales
de My Woman y el envolvente final de este Jerez milagroso. Que se
acaben juntando ambas. Y hagan de los dos en su grácil soltura y
sencillez a primera vista, auténticos tesoros donde ahondar una y
otra vez sin cansarnos de sus rinconcitos y sorpresas diarias.
No se halla
tampoco entre los más legendarios y viejos Jereces de pedigrí. Pero
Sánchez Romate es de los contados maestros de andar por casa y
accesibles, que elaboran verdaderas maravillas a precios irrisorios.
Este Fino
jugoso y salivante podría valer mucho más, aunque como reza en Er
Guerrita: “Solo un necio confunde el valor con el precio”.
Sus aromas son tan volubles como lo es el día, la hora o la humedad
relativa. Es bien disfrutarlo en sus cambiantes hechuras porque te
obliga a ser ágil con la intuición.
Su ataque es
fresco, aunque pellizque los lados de la lengua y en un momento rodee
la boca, alargándose hasta que se acomoda permaneciendo allí por
horas.
Toques
salinos a mañaneo en la lonja, a frutos secos, ahumados y
ligeramente herbáceo con mucha persistencia en boca. Busca salazón
y melosidad alimenticia, gusta de comer y de éste, hace un placer
tan goloso como peligroso.
De esos
finos de casta y personalidad arrolladores, pero que se hacen dóciles
y sabrosos con los temerosos.
01_TROUBLE
IN THE WIND_LEFTY VS. VILLA DE CORULLÓN_2001(D.O Bierzo)
Descendientes de J. Palacios
Y pasito a
pasito hemos llegado al final. Casi renqueando, es cierto. Un poco
más, y junto el final del 16 con el verano del 17 plegando
universos.
Eh! Alto!
Pero visto así, después de las míseras 27 entradas de este año.
Publicar cinco en prácticamente 31 días aplicando la
proporcionalidad, me parece proézico; si la palabra
existiera.
Llegados a
este punto y después de la brasa que os he dado con cada disco, de
los 40 que más me gustaron del 2016; vamos, mis prefes. La
verdad es que tampoco me voy calentar mucho la cabeza explicándoos
porqué es este disco y el vino que lo acompaña, lo mejor que caté
el año que se fue.
Que es lo
que tiene perder el sentío; así, sin D, que da más empaque.
Que uno cuando pone los ojos en blanco, babea (o saliva si se
prefiere) de placer, y se eleva un dedico del suelo de lo bien y
mucho que lo está disfrutando. Que razonamiento, teoría o
tecnicismo va a soltar?
Además
cuando se habla de gusto personal; que como culo y colores cada uno
el suyo...
También os
digo una cosa, que si algún alma descarriada se fía de mi criterio
y la cosa se propaga, pues bendito sea el amor!!
Le di muchas
vueltas a mi disco preferido, lo prometo. Pero no vueltas por dudas,
sino por no saber como me las apaño siempre para escoger el disco
más raro del mundo mundial sin parecer un puto pretencioso. Lo
cierto es que desde que me topé con él en Mayo, casi presentía que
difícil iba a ser que cambiase de idea.
El cuarto
álbum de esta poco conocida banda (quinteto concretamente), de la
pequeña y turística ciudad de Carlsbad (California), ha sido un
refrescante efecto sorpresa.
Sorpresa
doble por no ser yo afín al Country; o igual de ser un maldito
estereotipado. O por ser ellos capaces con su particular manera de
aproximarse al Pop, de desmentir aquello del miedo a según que
géneros; en este caso clásicos o estigmatizados por el moderneo en
auge.
Supongo que
desde mi devoción por Roy Orbison desde tiempos tempranos, el ir
progresivamente acercándote a otros sonidos es eso ¿cuestión de
tiempo? O simplemente la magia de descubrir otras sonoridades que tu
parco oído veinteañero no captaba. Desde entonces... los Travelling
Wilburys, algo de Dylan y desde no hace mucho Old Crown Medicine o el
legendario Gene Clark entre otros. Me han empujado a adorar a esta
banda y su particular forma de acercar el Pop hacia el Country, o a
la inversa.
LEFTY es un
disco distinto a sus anteriores según se mire; o no. Porque desde
distintos puntos de vista, TROUBLE IN THE WIND llevan cinco años
haciendo más o menos la misma música. En ocasiones más Folk, Alt
Country, Surf Rock, o todo eso bajo un regusto popero; que es le que
más me llamó la atención al escuchar “Fire Away”. Es
cierto que la banda de Robby Gira no se ajusta estrictamente a los
cánones de una banda Country al uso. Empezaron así, actuando en
pequeños locales, en parques y básicamente de manera local entre
San Diego y a dos pasos de Tijuana.
De este
último trabajo me quedo sencillamente con la frescura a raudales que
desprenden sus composiciones. Con ese va y viene del Country al Rock que incita su nuevo miembro y steelguitar Keith Haman.
Con ese proclamar en sus cantos a la feroz emoción primitiva, al
colorido incluso de sus arreglos entre lo simple e inmediato.
Las
canciones de Lefty suenan con la misma inocencia y sencillez con la
que se cocina de amor y pasión. No hay florituras, excesos y
excelsos. Todo suena como si se hubiese grabado en una sesión y con
eso que se percibe sin apenas poder definir: Franqueza y naturalidad?
Es posible.
Hay una
relación implícita con este Corullón con 15 años ya de botella;
esa sapiencia que da la espera y su transformación. Años de una
meticulosa selección entre microparcelas. Cuando todavía no había
un pago Corullón y sus mil madres dieron con ese terruño
excepcional reflejo de una zona Atlántica semiagreste.
Lefty tiene
también esa impronta silvestre al sonar “Pumpkin Pie” al
grito rockero; la misma de “Good Stuff”. La inyección
cortada de un motor de guitarras que grita desgañitando a Robby, y
que rompe el alma con esa apariencia del simple titular en las pelis
de los hermanos Cohen. Esa misma que no ridiculiza sino que los hace
entrañables y auténticos. La profundidad y longitud fondista de
bayas, de humus y musgo cuando te desarma con “No Good” o
“Pen and Page”. Los mismos exactamente cuando la fruta
negra y pedregosa se te clava en el fondo de los sentidos, al
acercarte a una copa de sabio Corullón.
La banda
cambia el registro y aparecen los slides amortiguando la insensatez
de un vino que pide reposo y paciencia. Las travesías largas de
labranza y doma cuando el romanticismo sin igual se lanza en “Holding
on to Chance”; sí, aquí se nos aparece más claramente The
Big “O”. “Roy” sin lugar a dudas, es el homenaje más
bello posible. Adoración la mía, que a crecido a lo largo de los
años por su inigualable arte de cantar a la pena, a la aflicción y
al placentero sabor de la melancolía. Y que cuando escucho una y
otra vez “Holding on to Chance”, no sabría decir si es
llanto o su vaivén hawaiano el que me teletransporta.
No sé, pero
es ese mismo placer infinito con una y otra escucha, su trote cuando
se despiden con “Fresh Snow”, y vuelta a empezar. Podría
estar así siempre, o intentar detener el tiempo como lo ha hecho el
VILLA DE CORULLÓN del 2001. Tres botellas de llorar
desconsoladamente con esa primera añada todavía virginal y franca,
con su territorio y la longevidad de sus viñas (50 y 90 años).
Su impresión
olfativa es fantásticamente evolutiva, mostrando al principio su
mineralidad y rasgos de cuero con volátiles todavía presentes.
Conforme se acomoda empieza a variar en toques especiados, fruta
negra madura, madera antigua y cómoda de la yaya. Después es
un festival de sensaciones maduras afrutadas. Exotismo en su especias
más marcado todavía, la fruta roja madura despega y se amalgama con
cacao, monte y campo umbrío.
Su ataque en
boca refinado y equilibrado sin igual, mantiene sus impresiones
olfativas: Delicioso, con muy buena acidez y abrazo partido con la
fruta, la crianza sin excesos y la elegancia. Todo, sin perder su
origen y ese carácter Atlántico de puro terruño histórico.
Después de
esto que? Bueno, no sé. No sabemos lo que nos deparará la vida.
Pero lo indiscutible y cierto, es que hay recuerdos que no se borran
y que nos encargamos de inmortalizar en forma de sueños eróticos.
El placer dicen...
01-TROUBLE IN THE WIND - LEFTY/CORULLÓN 2001 (D.O Bierzo) Descendientes de J. Palacios 02-ANGEL OLSEN - MY WOMAN/FINO PERDIDO (D.O Jerez Sherry) Saca Mayo/14 8 años Sanchez Romate (Blanco) 03-KEVIN MORBY - SIGNING SAW/S'ALOU_2012 (D.O L'Empordà) Vinyes dels Aspres 04-RODRIGO LEAO & SCOTT MATTHEW - LIFE IS LONG/PÍCARO DEL ÁGUILA_2014 (D.O Ribera de Duero) Dominio del Águila (Clarete) 05-GREGORY PORTER - TAKE ME TO THE ALLEY/BRANDY XIMENEZ-SPINOLA 10.000 BOTELLAS (Jerez Sherry Pedro Ximenez) Ximenez Spinola 06-M. WARD - MORE RAIN/CLOS LENTISCUS BLANC DE NOIRS SUMOLL (Penedés) 07-DINOSAUR JR - GIVE A GLIMPSE OF WHAT YER NOT/MÁIS ALÁ_2015 (Falcoeira, O bolo, sin D.O) Xose Lois Sebio (Blanco) 08-THE MONKEES - GOOD TIMES!/LA CONDENADA_2013 (D.O Rioja) Artuke 09-CAR SEAT HEADREST - TEENS OF DENIAL/THE FLOWER AND THE BEE_2015 (D.O Ribeiro) Coto Gormariz (Blanco) 10-THE MONOCHROME SET - COSMONAUT/FORLONG TINTILLA_2014 (Sin D.O, Tintilla de Rota) Bodegas Forlong 11-HALLELUJAH THE HILLS - COLLECTIVE PSYCHOSIS BEGONE 12-DR DOG - ABANDONED MANSION 13-CASS MCCOMBS - MANGY LOVE 14-NADA SURF - YOU KNOW WHO YOU ARE 15-WILD NOTHING - LIFE OF PAUSE 16-BEN WATT - FEVER DREAM 17-HISS GOLDEN MESENGER - HEART LIKE A LEVEE 18-SCOTT AND CHARLENE'S WEDDINGS - MID THIRTIES SINGLE SCENE 19-RYLEY WALKER - GOLDEN SINGS THAT HAVE BEEN SUNG 20-THE WEDDING PRESENT - GOING GOING... 21-M ROSS PERKINS - M ROSS PERKINS THE KVB - OF DESIRE 22-NAP EYES - THOUGHT ROCK FISH SCALE 23-PAPERNUT CAMBRIDGE - LOVE THE THINGS YOUR LOVER LOVES 24-LAISH - PENDULUM SWING 25-EMMA POLLOCK - IN SEARCH OG HARPERFIELD 26-THE WYTCHES - ALL YOUR HAPPY LIFE 27-JONATHAN RICHMAN - ISHKODE ISHCODE! 28-JEFF PARKER - THE NEW BREED 29-WOODS - CITY SUN EATER IN THE RIVER OF LIGHT 30-THE CORAL - DISTANCE INBETWEEN 31-SHEARWATER - JET PLANE AND OXBOW 32-ANDREW BIRD - ARE YOU SERIOUS 33-TERRY MALTS - LOST AT THE PARTY 34-TEENAGE FANCLUB - HERE 35-LVL UP - RETURN TO LOVE 36-SEÑOR CHINARRO - EL PROGRESO 37-THE HOLIDAY CROWD - THE HOLIDAY CROWD 38-XAVI MOYANO - EL DISCO DEL BUEN AMOR 39-WINTERSLEEP - THE GREAT DETACHAMENT 40-WHYTE HORSES - POP OR NOT
REDSPENCER - PERKS HOPE SANDOVAL AND THE WARM INVENTIONS - UNTIL THE HUNTER JUNIOR ROCKET SCIENCIST - MU MARCHING CHURCH - TELLING IT LIKE IT IS NEW MODEL ARMY - WINTER KYLE CRAFT - DOLLS OF HIGHLAND SAVAGES - ADORE LIFE UNIVERS - LÍMIT CONSTANT THE TEMPER TRAP - THICK AS THIEVES