viernes, 26 de diciembre de 2014

DEL 10 AL 01 EN CÓMODOS PLAZOS (Part_1) *LOS 40 DISCOS INMORTALES DEL 2014, Y SUS INMORTALES VINOS # DEL 10 AL 06





Llegó por fin la hora de resolver el enigma de mis diez discos favoritos del 2014, y que nadie se asuste. Si me vienen siguiendo desde mis inicios de bloguero duditativo y novel, ya sabréis que mis preferencias desconciertan a la par que extrañan. Ahí se deberían plasmar nuestras filias más oscuras y debilidades más personales; que para eso no debemos rendir más cuentas que las de ratificarnos como entes autónomos, digo yo. Y de aquí a embalar, etiquetar y colocar en el estante de la memoria este 2014, pues eso, intentar argumentar sin justificar, los detalles de tal decisión; o no.
La llegada a meta o por lo menos al final de la primera etapa tiene tanto de titánico como de agotador. En un 2014 marcado por una obsesión casi enfermiza por recuperar la total movilidad de mis piernas. Por una fatal enfermedad que por estas fechas me sacaba el pasado año del hospital tras un coma de 12 días y un mes de ingreso. Así que aunque continúo todavía en dique seco y de baja laboral, por lo menos puedo hacer bastantes más cosas *básicas que hace 4 meses.
Sé que soy un poco cansino y tampoco pretendo dar penica. Pero es que por más que este rincón de desconexión me libera del estrés que me genera la contrareloj, y mi rutina obsesiva por recuperarme. Si miro hacia atrás, siento que en cada línea que escrito no está ese verdadero yo que exprimía la inventiva. Sino un tío agobiado por las intensas jornadas diarias de 3h. y ½ de rehabilitación/gimnasia y piscina. Lo siento pero es así, si os he aburrido con el tema pido disculpas, pero este simple detalle es el que ha manejado los designios del blog durante este 2014. Satisfecho porque no soy de arrepentirme de nada y de mirar siempre hacia adelante. Contento por haber superado las entradas del pasado año, y feliz por haber logrado casi todos mis objetivos. En fin, son ese tipo de tareas que uno se impone para oxigenar y dar sentido a un año de MIERRDA!!. Pero no les rallo más, aquí mis diez discos favoritos, acompañados por la diez vinos posibles con los que emparentar, asociar o porqué no, maridar. Porque en estas fechas con música, vinos y personas que nos transmitan sus vibraciones positivas se entienden mejor. Una fantástica idea que nuestro oteador de inspiradoras melodías, Jesús del Cierzo City, me lanzó en unos de los tomos de esta enciclopédica entrada Larousse. Y como no hay mejor forma que acabar el año con nuevos objetivos, retos y aventuras ahí van. Diez discos con sus diez vinos, son los que me bebería mientras los disfruto. Todos distintos, particulares , de aquí y de diferentes zonas.
Al final las reseñas se ha ido de madre, pero leche, las cosas o se hacen bien o no se hacen. En casi una semana me los he cargado todos, si es que estoy hecho un campeón!! Ya saben, disfruten de las compañías, las conversaciones y las reflexiones que inmortalizan los buenos momentos. Y traten de disfrutar de la vida por las pequeñeces y aquellos que nos las proporcionan. Que el 2015 les depare lo mejor!!

10#BENJAMIN BOOKER / BENJAMIN BOOKER Vs. A COROA LADEIRA VELLA 2009 Tinto (Valdeorras) Garnacha Tintorera al 100%


Como el basalto, la pizarra o el grafito, pétreo pero con cincuenta y más distintas formas. Chocan entre si, saltan chispas, entran en combustión. Benjamin Booker tiene ese mismo desconocido y misterioso halo que una de las Garnachas más insólitas que haya probado este año. Venida de tierra de meigas A COROA, hecha sin trampas ni cartón, en esas pendientes acantiladas que se abalanzan sobre el valle donde brota esta Garnacha de corazón negro, oscuro y agitador. Donde explota el ferviente Rock&roll como una baya en plena madurez de viñas centenarias y prefiloxéricas. Aquellas supervivientes de la extinción simbológica del pasado, aquella que ahora da la esencia del vino verdadero que viene a romper la hegemonía de los blancos de interior.
Los dos comparten el mismo reto de sacudir con heterodoxia los dominantes Godellos o de las tendencias menos fieles con su pasado: El contraste de la profundidad y el frescor que equilibran su perfume de cacao y hoja de tabaco del Rythm&blues salvaje y espontaneo. Y el escalofrío que transmiten el eucalipto o el anís estrellado cuando es el Folk Soulero de cuerda floja, de voz rota e instinto de trovador, el que entra en escena.
Desaparece esa intención amable de entrar zalamero como Curtis Harding, y Benjamin al contrario, da esa sensación de honestidad al sentirse siempre al borde del precipicio: Rock acelerado, Soul que podría ser punk, y folk transformista que explota como el yogur de fresas o el caramelo en medio de un mullido bosque de musgo. Ahí, sentado sobre una piedra con la guitarra a cuestas, y llenando el estómago del frescor matinal y el abrigo de sus simas.

A COROA LADEIRA VELLA 2009 tiene ese primer envite fiero, pero después en boca dulcifica con su tanino pulido y sus virutas de cacao y café. Igual que los trazos nerviosos sin filtrar y clarificar de Benjamin cuando aporrea su guitarra. Te pueden aturdir con los arañazos, terrosidad que deja en boca el hollejo de “Violent Shiver” puro rock&roll, “Have you seen my Son?” trotando de alegría promontorio abajo por entre las lindes de las viñas. O mecerte al atardecer con ese Soul seductor de suave elixir acunado, que por la garganta deslizan aquellas evocaciones de nariz en forma de lácteos, balsámicos y ligero amargor a palo dul. De manera suave y larga: “Slow Coming” o “Happy Homes” dan esa otra visión más compleja de este nervioso chico criado musicalmente en Nueva Orleans. Ese choque de trenes entre lo explosivo y fresco, que abrillanta sus ecos ancestrales.
Este esperanzador debut de músico y vino, son de aquellas cosas que se muestran tal y como son; con sus imperfecciones francas y clarividentes. Rock oscuro y luminoso a la vez, lleno de aristas y complejidad adolescente, lo que parece fácil y previsible tiene mucho de secretos detonantes y explosivos. La magia del momento quizás, fuegos artificiales en la boca y en el alma que mantienen una cierta familiaridad con el frenético debut de Ezra Furman & The Harpoons del 2008.





09#HATCHAM SOCIAL / CUTTING UP THE PRESENT LEAKS OUT THE FUTURE Vs. SASSÓ PARERA 2012 Blanco (Penedés) 100% Xarel.lo


Hay una serie de cosas que no necesitan una escala de medir, un patrón, casi casi ni siquiera un criterio. Dicen que es el impulso, el presentimiento incluso que el amor es ciego y sordo. Pero es que desde que hicieran su aparición hace 8 años. HATCHAM SOCIAL tiene esa virtud de hacer sonar sus discos a algo conocido y ya escuchado, pero único. Será esa la autenticidad perdida como el santo grial?? Ellos hace ya unos 2 años que decidieron usar los caminos en desuso; las autopistas para los demás.
En su curiosa manera de labrarse un camino alejados de aquel incipiente postrock de estética arty, en la que podían haber escogido el camino fácil cuando fueron apadrinados por el líder de Charlatans. Estos dos hermanos de New Cross siempre han girado hacia lo imprevisible. Más afines al New Wave o al ArtPop de Monochrome Set, The Feelies, de los Teardrop Explodes o incluso de los primeros Blue Aeroplanes con toques velvetianos. Su último disco vuelve a retrotraerse hacia sus inicios, se enclaustran tras un decidido About Girls/2012 de Glam macarra muy roquero. Y nos entregan un disco grabado a pelo sin adornos, disfraces ni artificios.
Ahí se pueden encontrar doce canciones íntimas y crepusculares que suenan desnudas y tan crudas como esas primeras tomas catalogadas de demos. No por eso y aunque desechan cualquier gancho de hitazo, dejan de aportar otro tremendo disco complejo y exigente para el oyente. Despuntan como genialidades de inmediata impronta la excelsa “Lion from a Lazer Gun”; para mi la mejor canción del año. “Confessions of an English Opiun Smoker”, “Spirit of 45” o “Stay True to your Family” que se columpian entre el sonido Beat de Lou Reed y un Pop quebradizo más cercano al simbolismo artístico, que al de un objetivo musical claro.

En esa apariencia de disco grabado a pelo y sin arreglos intrusivos, tiene un perfecto símil en el Sassó de Parera. Un Xarel.lo monovarietal autodefinido como “radicalmente ecológico”. Un vino blanco que nace del cultivo biodinámico sin intervenciones, sin apenas clarificaciones, con un aspecto turbio de las lías en suspensión; un blanco en definitiva 100% natural. Perfecto reflejo de una zona que relega el protagonismo del antaño Chardonnay, para dar un justo protagonismo a la uva por antonomasia del Penedés.
Con una evolución asombrosa y muy susceptible a las frías temperaturas con las que solemos maltratar a los vinos Blancos. Si se le da el mismo trato que su elaboración: Tiempo para que oxigene en copa, temperatura fresca que no fría 12/14 grados y disfrute sin prisas. Tendremos ante nosotros a unos de los mejores Xarel.lo del país, con aromas a Manzanas al horno, cáscara de mandarina, frutos secos y un fondo herbáceo a hinojo. En boca es amplio y glicérico, pero solo hasta cierto punto pues su acidez y ese toque de la Acacia le da una acidez exquisita y adictiva. Pierde ese toque oxidativo y ajerezado de su anterior añada, pero gana en franqueza a la hora de demostrar que con la uva más exigente del cava. Se pueden elaborar vinos complejos y golosos a la vez. Inmediatos y con largo recorrido para envejecer. Y todo eso sin artificios que nos despisten a la hora de valorar un sonido, una esencia y un paisaje.
Igual que el último trabajo de Hatcham Social.


08#ANDY STOTT / FAITH IN STRANGERS Vs. DOSTERRAS 2011 Tinto (Montsant) Garnacha 100%

Me he de remontar a principios de Marzo en una de mis primeras catas, tras recobrar las papilas gustativas después de superar una primera anemia de nivel 8 de hierro. Por entonces paladeaba mis primeros vinos y por fin desaparecía esa impresión astringente, notaba las frutas rojas y las podía separar de los taninos, la acidez, disfrutar de ellos en definitiva. Como una sensación nueva de texturas, capas que se suceden se mezclan, se catalogan y se archivan como evocadores recuerdos.
Era una cata de esplendorosas Garnachas como hilo conductor (la uva más utilizada en nuestro país). Un Escondite del Ardacho de la Rioja 2012, un Fagus de Coto de Hayas 10º aniversario 2009 de Campo de Borja, y este Dosterras singular de Montsant. Todo un juego para apreciar lo diferente que se comporta en cada lugar esta delicada y oxidativa uva, que antaño se arrancaba en la Rioja por su debilidad en las reservas. Ahora sin embargo es el tótem por el que giran los frutales, profundos y maravillosos vinos del amurallado Monsant.

Con esas mismas texturas y elaboraciones que nos llevan a alucinar con los asequibles Monsants. Andy Stott factura un disco de electrónica sensorial y hasta podíamos decir que tántrico. Aquí no se emplean las vías habituales para ejercer la sugestión sonora, sino que ante una primera imagen experimental, se construyen verdaderos cuadros impresionistas sonoros.
Beats duros en apariencia, que se amoldan a la melodía de forma armoniosa y aterciopelada. Esos perfumes hondos que despliega DOSTERRAS a cassis, a compotas de frutas del bosque, a piedra humedecida por la mañana, al frescor de la menta aftereight, y a pimientas de Malabar con las que podríamos asociar las melodías de “Violence”; sinuosa e hipnótica. La oscura y susurrante “On Oath” que se sube a lomos de “Science and Industry” para cabalgar por los parajes inhóspitos e invernales de Montsant. Y que explota con la longitud rotunda que este vino tiene en boca, y los taninos crocantes que crujen al compás de los beats de “Damage” o “Faith in Strangers”. Disco y vino comparten una mezcla de suntuosidad ensoñadora y tacto aterciopelado. Con una tipicidad única y mineral, que se debate entre lo futurista y ancestral: Boca licorosa, longeva de especies dulces, fruta madura que crecen como la música de este Mancuniano, a caballo del tanino nervioso e incisivo para descubrirnos un disco/vino con mucha vida por delante. Un tratamiento que requiere de sugestión paisajística, de imágenes en forma de líquido y de sonidos. Pero que una vez dentro de ese torbellino de detalles, se transforma en todo un conjunto armonioso, imaginativo y sugerente.
El mejor disco de electrónica de este año, el mejor Monsant auténtico de esta vida.



07#THE WOODENTOPS / GRANULAR TALES Vs. HIRIART 2012 Rosado (Cigalés) Tempranillo, Garnacha y Verdejo.


El regreso de esta veterana banda de Londres tiene tanto de frescor matinal, como de caramelo de fresa. Su sonido así lo era a mediados de los 80, y así se ha mantenido a lo largo de los años. Escucharlos casi 30 años más tarde y comprobar que su exótico sonido se muestra intacto e incluso más vigente que aquellos inconclusa década. Es lo más parecido a un sorbo de un delicioso rosado de Cigalés; zona casi olvidada del norte de Valladolid. Como estos vinos a la sombra de diluidos Ruedas y estancados Ribera de Duero, dan otra visión distinta de lo establecido y con personalidad propia.
Así sonaban en la década de los 80 Woodentops, extrañamente psicodélicos y tropicalistas pero con un fondo Pop frenético. Debieron ser más apreciados por su inestimable influencia en posteriores tendencias scalidélicas. Sin embargo acabaron pereciendo en el cajón de sastre de las bandas por descubrir y diseccionar.
Herederos de otros marcianos como Devo o Teardrop Explodes. The Woodentops crearon su universo personal donde cabía el Pop, el Rockabilly, el New Wave más heterodoxo y el sonido directo encaminado a la pista de baile con el pogo más desjuiciado.

Este nuevo Granular Tales acoge aquella época más Popera, realza un cariño sin igual por el exotísmo de melodías deliciosas, latinismos e incluso por ese puntito de Dub Jamaicano menos tangible en sus primeros discos. Recuperan una tremenda “Stay out of the Light” rescatada del pasado, con un toque de funk/soul psicodélico que dejaría a Happy Mondays a la altura del betún. Y además nos regala uno de los discos más variados, complejos y balsámicos de este finiquitado año.
Foto de V&V Blog
Mantienen ese mismo frescor acaramelado de este rosado que te llena la boca de fresones maduros, yogur griego, fruta, y hierbas escarchadas por el rocío con además, un punto final cítrico chispeante que aplaca el empalague. El mismo que embriaga al hundir las nariz en la copa o embelesarse con su brillante y sugerente color de grosellas confitadas. “A little more Time”, “Smokin'”, “I'm Delighted” o “What was taken I don't want black” otorgan ese mismo equilibrio plácido al disco. El dulzor y el bálsamo de su versión más serena y comedida que da a la obra la perspectiva más madura de su carrera. Y que tan solo se solivianta con el frescor herbáceo y exótico de “A pact”; digna representante de aquel maravilloso Giant del 86. O con el dub de “Conversations” o “Every Step of the way” que tanto los emparentara con Monochrome Set.
Granural Tales es uno de aquellos discos que recogen la esencia de la banda, la redondean y marca la diferencia entre lo que parece, y lo que verdaderamente es. Igual que este económico rosado, habrá quien los meta en el saco de los subestimados, pero indudablemente no lo son; son algo más complejo y orgánico.



06#ROKU MUSIC / COLLIDER Vs. BORSAO TRES PICOS 2012 (CAMPO DE BORJA) Garnacha

He acabado hastiado con la infinidad de bandas deudoras del shoegazing de finales de los 80. Pese a haber sido un movimiento menor en la explosión indie de los 90. Fueron tantas las bandas que como setas se acogieron a una forma de trabajar machacando sobre unos patrones efectivistas. Y tan pocas las que nos ofrecieron buenas canciones que estuvieran por encima de un estilo. Que volver a escuchar una banda novel con tantas cosas que decir al respecto, me emociona y me esperanza.
Estos Autralianos de Brisbane han tenido el honor este año, de hacerme volver a creer en aquella música que tan buenos ratos me hicieron pasar en infinidad de horas de encierro veinteañero. Con las atmósferas y el paisaje brumoso que otorgaba el Shoegaze de guante blanco. Pero al fin y al cabo, con un puñado de canciones que recurren a la Velvet o a Mazzy Star para liberar andanadas de Pop luminiscente; “Primitive”, “Collider”, o “You”. Desencadenando conforme avanza el disco en un torbellino de placer oscuro “Gold” o “Come on True”. O con otras que pese a recordar descaradamente a My Bloody Valentine; “Ended” o “No one Else”. Ya hubiesen querido para si mismos los Irlandeses, en aquel pretencioso regreso del pasado 2013.

Si me tuviesen que dar a elegir un líquido sinuoso y licoroso para igualar en sensaciones a este gran disco. Sería sin duda con este tinto de tierras Aragonesas, Borsao Tres Picos. Un vino joven de corte económico que se asoma como el poderoso Cierzo en Borja bajo la tutela de Borsao; una bodega de origen cooperativista impulsora de algunos de los mejores vinos de la zona.

Tres Picos tiene ese carácter joven de corta crianza, y sin embargo la esencia ancestral de las tierras que le otorgan ese carácter propio. Arcillo-calizos en gran medida y pedregosos, con lluvias escasas, ventiladas por ese viento de nordeste y un contraste térmico ideal. Al igual que las armoniosas odas de pop rugoso y ambiental de Roku Music. Tres Picos tiene también ese contraste entre lo goloso de esas frutas rojas maduras que apunta su nariz. Las ciruelas pasas, con unos efluvios lejanos a tinta china, violetas o geranios, y el toque licoroso y pedregoso que invita a beber. En boca equilibra con maestría y golosería, un paso de trazo denso a sirope, en el que acidez, taninos y frugalidad se unen en perfecta armonía. Sí, diría que así suenan Roku Music, con la franqueza de su juventud y la exquisitez, mezcla de numerosas influencias pero perfectamente ensambladas para hacer de su escucha un viaje fiero, dulce y ensoñador. De ahí la no casualidad de sus 92 y 93 puntos otorgados por Peñín y Parker respectivamente, pese a sus 14 euros de coste.
 

viernes, 19 de diciembre de 2014

LOS 40 DISCOS INMORTALES DEL 2014 # DEL 20 AL 11



 20#HALLELUJAH THE HILLS / HAVE YOU EVER DONE SOMETHIG EVIL


Cinco discos a sus espaldas en nueve años de carrera y pese a la buena acogida de su último trabajo en su tierra, Hallelujah The Hills siguen siendo unos auténticos desconocidos en Europa. Es evidente que aquí donde por el camino de la fama se perdieron las raíces, la quinta salva en pos de la acción no abre brechas. Y no será porque no puse mi granito de arena en una detallada crónica.
Bandas como la de estos Bostinianos de sangre irlandesa que no se muerden la lengua, no abundan demasiado. Que además usen el grunge como lenguaje universal, menos todavía. Como si en ese empeño por parecer impíos y tremendamente avanzados, renegásemos de aquellos términos generalistas que aglutinan a la manada en una danza colectiva.

El caso es que tras esa engañosa fachada de combo colectivo, de las trompetas y los casiotones, o de esa fanfarria guitarrera que domina en su último disco. Hallelujah The Hills esconde algunos de los textos más brillantes de este año, y una manera de trabajar tan rica y variada como firme de convicciones. Una forma curiosa la suya de esculpir Rock directo y emocional, a base de picar piedra y no intentar disimular los filos, asperezas y defectos del sacrosanto mineral. En su último trabajo dan un portazo a la disyuntiva de las texturas folk y se lanzan de pleno a la acción militante tanto en lo musical como en lo lírico.
Incendiario y con tintes de pogo colectivo arranca “We are What we say we are” (somos lo que decimos que somos). Ryan Walsh habla claro y además con un toque poético que delega en su revolucionaria música esa estética de banda política (que no lo es). Son algo más (comprometidos quizás), con su estilo inconfundible y con el riesgo de lanzarse al vacío en cada disco. “Destroy this Poem”, “I Stand Corrected” o “Pick Up an Old Phone” son tres de las cumbres de este magnífico disco.
Entrar por la puerta trasera al resto de canciones: Escucharlas mientras se transcriben los textos bien detallados en su página. Y aceptar el camino repleto de riscos, desniveles y la maleza que acompaña el trayecto. Es tan solo una opción libre, como libres son las sensaciones que transmiten sus pistas y ese aspecto de himno manifestante que desbordan sus canciones.


19#FUTURE ISLANDS / SINGLES


Es muy posible que al oír citar Baltimore, la ciudad natal de Future Islands. Nos vengan de inmediato la imagen de Omar recortada en mano de la serie The Wire. O pensemos en el querubín encanto de Victoria Legrand de Beach House. Cualquier cosa menos el sonido de TecnoPop ochentero que despliega este trío, y mucho menos las dotes escenográficas que hace gala su líder Samuel T. Herring. Algo así como la plasticidad exorcizante de nuestras canciones preferidas. Esas que nos hacía sentir como estrellas de la música ante un espejo, raqueta o mocho de la fregona en mano cual Carlton Banks emulando a Tom Jones.
Su líder es así, entre lo bizarro, lo natural y extremo. Siente lo que significa interpretar una canción como si no hubiese mañana. Algo que choca con la en teórica idea que se pueda tener de su minimalista sonido (un teclado, una caja de ritmos y un bajo). Pese a esos insignificantes inconvenientes, ellos saben transmitir el significado de sus letras de desamores pasionales, sus despechos y su romanticismo como nadie. Y tras ocho años de travesía por el desierto sin apenas merecer una simple crónica, van y publican Singles/2014.

Un disco que no viene a ser el mejor de su carrera para aquellos que los seguimos desde su inicio (para mi, “On the Water/2011” es mucho mejor). Pero que sin lugar a dudas los convierte en dignos hacedores, de canciones de aquellas que se te enganchan en el subconsciente de por vida. Ni más o menos comerciales que las de sus anteriores discos, pero sí más eficientes en cuanto a éxito popular.
Es difícil no caer a los encantos de “Seasons (waiting on you)”, sobretodo si fuisteis de los que vieron su actuación en el Show de Letterman. En cualquier caso, y para los que penséis que Future Islands no hacen nada que no hiciesen Yazzo, Human League o OMD hace años de manera despectiva. Creo que en la fidelidad de su sonido y en la constancia al no variar su estilo, ya me merecen un respeto además de que por desgracia me gustan; vaya por dios!!
Singles me parece un disco cojonudo aun siendo el más accesible de ellos. Ahí están “A Song for our Godfathers”, “Doves”, “A Dream for you and me” para demostrar que no han cambiado su modus operandi a cambio de cierto éxito. Que defienden un género vilipendiado y en ocasiones tachado de falto de méritos artísticos con orgullo. Y que pese a que por su música puedan parecer un pastiche ochentero, son posiblemente una de las bandas más sinceras, fieles y honestas, de eso que algunos llaman a desgana “Indie Pop”.



18#DANNY & THE DARLEANS / DANNY & THE DARLEANS

De esta banda de Detroit poco podemos decir que ya no se dijera en la crónica que relatamos de este disco. Uno de los que más me han hecho practicar el air guitar en los solitarios días de enclaustramiento de este penoso año. Medicina vital y antídoto ideal para los peores días, Danny Croha nos ha transportado a los mejores años del Garaje Rock, de los nuggets más salvajes y el yeyismo más zarapastroso.
Kinks, Sonics, Dr Explosion, Sparkles, The Hives y todo aquello que se os pueda pasar por la mente, hasta los Rolling Stones fíjate tú!! Pero lo mejor no es a todo lo que recuerda, sino la eficacia del diabólico repertorio. Todo un viaje temporal tan auténtico por sonido, producción y por calidad de los temas, que bien podría ser una joya perdida de la época. “Boo-da-Iye”, “Don't ask the Question” o “How many Times” así lo certifican.



17#VIC GODARD & SUBWAY SECT. / 1979NOW!

Vic Godard sexagenario e irreductible frontman del Punk Británico más amplio de miras. Nos tenía preparado el mejor regalo posible para estos últimos días del año. La profanación y reanimación desfibrilador Soulero en mano, de aquellos temas que se escribió en el 78. Cuando un inquieto Punk con alma negra, dio su primer y clarividente paso para grabar en cassette. Y con cierto acojone, enseñarlas en aquella breve gira con una joven Siouxsie Siux; promiscua y desgarradora punk.
Esos temas nunca acabaron de ver la luz pese a que Vic Godard dirigiera más tarde su carrera en solitario hacia los ritmos del Northern Soul y su nueva faceta de crooner. Durante ese trayecto también descubrirían las posibilidades del Northern Soul The Style Council y Orange Juice. Y justo en las manos de uno de sus súbditos más aventajados, Edwyn Collins. Es donde ha recaído la producción y parte de la idea de grabar por fin estos reveladores temas.
Y la verdad, tras escuchar este descomunal disco, solo puedo pensar en la solemne desgracia que hubiera sido que se perdieran en el olvido.

El disco suena de principio a fin tan tremendamente vitalizante y regenerador. Que nadie diría que Vic Godard es ese señor mayor que se subió con los pipiolos Mates Mates en un escenario de les festes de Gracia el pasado 2012. Allí ante la mirada de jovenzuelos que seguramente jamás habían oído hablar de Vic Godard, y que parecían creer estar viendo a su vecino jubilado sobre las tablas guitarra en mano, y dando caña a unos chicuelines de veinte años. Que es mismo, grabaría dos años después semejante puñado de joyas del mejor Northern Soul popero de este milenio.
Un disco del que se pueden escoger al azar cualquier pista: La optimista “Born To be a Rebel”, el excelente groove con humeante hammond en “1979 now intro”, o esa incendiaria “Holiday Himn”. Tremenda como uno de los mejores temas del disco “Caught in Midstream” o gloriosa “You bring out the Demon in Me”. Donde se nota que la cabeza de Edwyn como sabio consejero de su amigo, está intacta.
Lo que son las cosas. Tiene que venir un damnificado de dos terribles derrames cerebrales, y un músico jubilado que dedica su tiempo a repartir cartas. Y poner las cosas en sus sitio, benditos sean!!



16#THURSTON MOORE / THE BEST DAY

Con la última entrega de Thurston Moore me ha pasado algo parecido a lo de Stephen Malkmus. Me gustaría saber de veras, si nuestro traicionero subconsciente nos remite al pasado,sin control alguno sobre nuestros actos. O si simplemente es la alargada sombra de bandas como Sonic Youth, que tienen un recorrido mucho más longevo del que pensábamos; al margen de su separación.
Su sonido rocoso, levitador y chirriante vuelve cinco años después a generar la misma clase de sentimientos sensacionales. Y aunque yo nunca me he definido como un seguidor fiel de toda su trayectoria. Aquí y ahora, Thurston a pulsado la tecla que más me gustaba de ellos: La del Rock directo y sin excesivos ambages experimentales. Aquella que me conectó por medio de “Sister/1987” a toda su inicial carrera.
Abandonando el tono de excelsa melancolía y melodías relucientes de “Demolished Thoughts/2011”. He de confesar que la remembranza de “Speak to the Wild”, que me sugirió la amarga voz de Adrian Borland (The Sound), fue la que me atrapó al momento. Junto a ese tono familiar entre lo luminoso, lo amargo y lo espiral que caracterizó a su antigua banda en los periodos más inspiradores. No siendo un disco que exactamente siga los preceptos de los Sonic, comparte ciertos aspectos: “Forevermore” y sus once minutos hipnóticos de metal pesado que alcanza en su grandeza un áurea casi ceremonial. El Rock&roll duro galáctico y sureño en el que convierte “The Best Day”. O “Grace Lake”, donde la guitarra y esas ascensiones de montaña rusa nos despeñan hacia descensos sin arnés. Uno de los temas más bellos y resplandecientes del disco.
Todo un abanico de claros y oscuros, ascensos y descensos, férrea tensión que se mantiene en todo el trayecto y que intercambia escenarios a placer: A veces urbanos y angostos, otros arenosos donde casi notas el polvo del camino en los ojos y las fosas nasales. Abrasivos, pero solo llevados hasta el punto en el que el dolor y el placer se confunden. Un disco para animarse a repasar de nuevo su trayectoria al completo.



15#HAUSCHKA / ABANDONED CITY


A veces para escuchar depende que discos, hay que entrar en un estado de semi Vipassana. No digo con esto que tengamos que poner un empeño forzado para entenderlos, al fin y al cabo dicen que la música responde a aspectos puramente sensoriales y personales de cada individuo. Influye quizás el contexto en el que se oye: Según nuestro estado de ánimo, si es en un espacio abierto, cerrado, o en la amplitud de un salón mientras uno hace sus menesteres. En la más pura soledad, o rodeado de gente que habla distraídamente.
Según sea éste, el cerebro la interpreta de una manera u otra. El gusto... no sé, yo soy de los que piensa que no hay gustos, sino pasión o simple entretenimiento musical.

Y diréis, ¿que tienen que ver estas memeces trascendentales con un disco?. Puesto que la mayoría los escuchamos y no nos comemos la cabeza más allá del: Me gusta, o no nos gusta.
Yo quiero imaginar que Volker Beltermann después de llevar publicados once discos en diez años, y seguir siendo un perfecto desconocido para la amplia masa. Cuando va un paso más adelante y decide diseccionar el instrumento que aprendió con 8 años, y descomponer sus notas para volver a reformularlas. No pensó en el como ni en el porqué. Tan solo quiso ir un paso más allá de la simple expresión del instrumento en cuestión, EL PIANO. Quizás por puro inconformismo y curiosidad.

Dicho esto sería fácil compararlo con Andrew Bird o Owen Pallet. Pero este alemán sin embargo está en una escala superior en cuanto a la amplitud de sonoridades que es capaz de extraer del piano. Y el riesgo que conlleva limitarse a temas instrumentales, teniendo en cuenta el alcance de sus texturas sonoras: Capas una sobre otra como una sabrosa musaka, latidos disonantes que se entretejen los unos con los otros y el resultado: Un disco bello hasta no poder más, que una vez dentro te atrapa como la tela de una araña con sus sinfonías de siniestra seducción.
Tangos imposibles como “Thames Town”, requiems melancólicos que invitan a sollozar en “Who Lived Where”. Melodías saltarinas que imitan a la naturaleza en el caso de “Agdan”, con ese extraño aspecto de construcción electrónica. Bellezas incalculables que nos transportan a ciudades japonesas, a lugares recónditos, y que se contraen y expanden en cortes de la delicadeza de “Sanzhi Pod City” o “Craco”. Abandoned City así, se puede calificar de un disco que esta a medio camino de las composiciones clásicas, de Michael Nyman, y de una experimentación tan arriesgada como reconfortante al comprobar sus resultados. Una banda sonora otoñal perfecta, radiante de vida y de autonomía. Basta con entrar sin miedo en ella y dejarse llevar.



14#BRYAN FERRY / AVONMORE


Las modas van y vienen como las vidas de quienes las crearon y las vivieron. Hubo un Glam travestido y barriobajero, y otro glamurosamente marciano como el de los primeros Roxy Music. Un palmo por encima de la amnesia colectiva que a menudo pretende maquillar e reinventar, están los creadores de las mismas. Bryan Ferry es uno de esos creadores: Tipos que acabaron haciendo suya esa elegancia como un estilo tan propio, que ni los géneros musicales que manejaba le hicieron mella.
Por suerte para los mortales de a pie, hay todavía cierta inmortalidad que intenta recordarnos que quien tuvo retuvo, y Avonmore es una de ellas.
No se si por simpática o telepática concordancia, pero el señor Ferry parece haberse contagiado de la audacia de su colega David Bowie. Y tras intentar en vano actualizar su cancionero con Olympia: Un disco reivindicativo en el que se diluye un poco su carisma, quizás por querer parecer lo que no es. Regresa con este nuevo trabajo en el que desde la portada hasta el último acorde, nos devuelve su versión más clásica y eficiente. Teniendo en cuenta edad y el tiempo que ha pasado desde sus años dorados

Podría tacharse de conservador, cómodo o incluso oportunista. Pero que quieren que les diga, si Avalon/1982 fue el disco que más éxito le reportó. Y aunque yo fuera más de los que flipó con For the Pleasure/1973. Tampoco voy a ser yo ahora el que le cuestione haber sacado a estas alturas un disco que está entre los Roxy Music más populares y la cúspide de Bryan Ferry en solitario. Entre otras cosas porque me gusta un montón, y ese rollo de seductor farfollero me encanta. Creo que Avonmore (por cierto, vaya tela de título), da muchas lecciones todas aquellas bandas noveles que intentan explicarnos que es el Pop sensual vestido de bailable Funk refinado. Y que por mucha voluntad que le pongan, acaban sonando a eso, a una marca blanca para ir tirando.
Aquí se pueden encontrar entre los ocho temas nuevos (más dos versiones, para variar), un puñado de canciones que están a un nivel tan alto como sus discos más significativos. Esa directa puesta con “Loop De Li”, “One Night Stand”, “Midnight Train” o “Driving Me Wild”, tres temas certeros predestinados a sonar a piñón en nuestro dial. Y luego esas otras, quizás las mejores y menos vistosas. “Soldier of Fortune” co-escrita con Johnny Marr; con una temblorosa voz que merece un punto y aparte. O esa versión que apareció en el disco de Tod Terje donde resucitaba a Robert Palmer y su “Johnny & Mary”, y que aquí nos la mete doblada (pa eso es más suyo el mérito, que del Dj Noruego; de buen rollo).
Vaya por delante que nunca he sido un admirador confeso de Bryan Ferry. Y quizás sea por eso por lo que obvio un irregular trayectoria en solitario, e incluso su esa pose forzada de dandy sobón hasta cierto punto ridículo. Pero resulta que esa desfachatez es la que me gusta, justo ahora, ¿o se van a pensar que la pose solo es patrimonio de los hypsters? Digoo!!




13#THE WAR ON DRUGS / LOST IN THE DREAM


Está claro que el disco por antonomasia más laureado, vitoreado y agasajado de este 2014. Es mirar cualquier lista sea de la tendencia que sea (más al sur de las raíces, o al norte del demodé), y está en todas como Le Petit Nicolás. Como es de suponer, cuando un disco acaba poniendo de acuerdo a tribus tan dispares y distintas, basta con esperar un instante y empezar a escuchar algún valiente que se atreve a criticarla. A la hoguera con él!!
Claro, y es lo que pasa cuando un disco entra como la seda, apetece follando, durmiendo o charlando. Y viene a ilustrar los aspectos más melancólicos, sugerentes y amables de la música; siempre sin caer en la radiofórmula y manteniendo ese milímetro de distancia en esa delgada frontera, claro. ¿Quien no cayó rendido a los cantos del Infidels de Bob Dylan, el Tunnel of Love de Springsteen, o al Tango in the Night de Fleetwood Mac; guardando las distancias.
Sí vale, que ahora queda muy mal admitirlo y reniegas. Pero empiezas a hacerte viejo amigo!! y la llamada de la melancolía te reclama!! Ah!!

Ya sea por la necesidad que tienen las más dispares de las generaciones, de escuchar cosas que parezcan 100% ochenteras; con pedigrí y certificado. El caso es que “Lost in the Dream” nos da todo eso y mucho más. Un disco que pese a no ser esa obra maestra que algunos dicen, sigue siendo con bastantes yardas de ventaja el disco que más consensúa a chicos y grandes.
Tiene tantas ventajas como inconvenientes es ese aspecto de temas ascendentes que despegan lentamente. Con ese puntito de Soft Rock ambiental cómodo de oír. Y esa voz tan y tan familiar de Adan Granduciel, después de la deserción de Kurt Vile. Se entra fácil con “Under de Pressure”, y después de sus ocho minutos se le pueden ir a uno las ganas de escuchar el resto del disco. Si no es así y superas “Red Eyes” o “Suffering”; totalmente acertadas con el título y las más cansinas del disco para mi gusto. Puede que ya sea demasiado tarde para escapar. “An Ocean in Between the Waves” ( y entra en escena Mike Scott), “Eyes To the Wind”, o “Disappearing” te acabarán abduciendo. Y seguramente estarás inmerso de pleno, en ese sonido espiral del disco que tan contrastadas opiniones produce. Yo para mojarme diré que me gusta. Es cierto que no inventan nada y que según el momento harta por esas sensación de suspense que nunca acaba de despegar.
Pero al margen de cualquier punto de vista, me parece un trabajo valiente y muy meditado de la banda. Pocos discos de la escena “alternativa” abordan estos aspectos tan aparentemente domesticados de la música, y salen tan airosos de ellos.




12#CURTIS HARDING / SOUL POWER


Todos querían Soul, rebregarse como la hiedra que se contorsiona en busca de la luz. Y el joven Curtis Harding sabe como nadie llevar a cabo esa magia inmortalizada en canciones como “Next Time” o “Castaway”. Que tanto me recuerda a aquella deconstrucción que hizo Mark Ronson con el “You keep me hagin' On” de The Supremes y el “Stop me if you thing you've heard this one before” de los Smiths en la voz de Daniel Merriweather. Fórmula perfecta entre el sonido de Phil Spector, el Pop y el Soul más amable. Y que el muy puñetero de Curtis se sabe ahí caballo ganador.
Lo que pudiera ser un disco de Soul facilón de manual, no lo es tanto cuando nos vamos internando en los doce cortes que conforma su inteligente debut. Doce pellizcos precisos sin formulaciones extrañas, que nos llevan hacia un Soul digestivo y reconstituyente salpimentado con Funk, R & B, Rock&roll. Y porqué no, con esa tenue fragancia que hace de él, un trabajo que bebe también de los sonidos actuales, aunque siempre deudores del pasado.
Pedazos de Blues vacilón como “Drive my Car”, esos guiños de metales jamaicanos en “I need a Friend” o esa postura garajera de “I Don't wanna go home”. Hacen de complemento perfecto con “Beautiful People”; más acorde a sus colaboraciones con Cee-Lo Green. O esa pequeña joya de orfebrería guitarrística que es “Freedon”. Consiguen en conjunto un disco de elaboración exquisita que deambula infinidad de referentes de hoy y de siempre. Y que sin embargo y pese a estar jugueteando con la comercialidad, acaba por ser un disco tan exquisito como consensuado a la hora de atraer a cualquier oyente posible.
Y aprovecho de paso al poliédrico Guzz por conocernos en persona en aquel concierto de Chuck Prophet. Y conectar así gustos y sugerencias musicales. Esta es una de ellas.




11#GOLD-BEARS / DALLIANCE


Discos, hay discos del más variado pelaje: Puras razas, cruces, clones y mutaciones. De buenos, de pasables y de golosos para endulzar tragos amargos. Y cuando nos acercamos a la primera decena de discos que han marcado mi año; probablemente aquellos que lo han moldeado de verdad . Allí están relucientes y salvadores.
En este artefacto ruidoso de Pop enérgico y de vital medicina curativa, está el disco que me ha ayudado a superar uno de los años más aciagos de mi vida; enfermedad propia y pérdida de familiares muy cercanos incluida. Con él liberé presiones y amargura en mis constantes viajes al hospital. Como si fuese el precio que ha de pagar uno por haber salido de allí mismo cinco meses antes. Y en Gold Bears tuve el disco de Pop antonomásico con el que evitar caer en el come come de la cabeza.
Pop de esos de antes. De los que cada canción se debate entre la efervescencia y la melancolía de años pasados. Aquellos en los que este menospreciado género hizo de farolillo de juventud. En las canciones de Gold Bears no hay demasiada pretensión por parecer algo que no son, tampoco frivolidades. Sin embargo tienen ese algo que los diferencian de ese otro Pop más insustancial. Dan el carpetazo al Tweepop sobrecargado de ñoñería autocompasiva, y amasan Powerpop y Punk de melodías incandescentes. De fogonazos al fondo de las tripas y del alma, que tan bien supieron transmitir los primeros Wedding Present, Talulah Gosh o Another Sunny Day. Un disco que no baja ni un milímetro su intensidad, que corre veloz como si volviera a salir el sol. Canciones dibujadas con cuatro líneas, en un croquis de puro instinto: “Memo”, “From Talahassee to Gainesville”, “Her Fears” o “Chest” son toda una patada en la entrepierna. Once canciones de salvaje y ferviente POP.
 

lunes, 15 de diciembre de 2014

LOS 40 DISCOS INMORTALES DEL 2014 #DEL 30 al 21.


30#CHRIS FORSYTH & THE SOLAR MOTEL BAND / INTENSITY GHOST


De unos años para acá Aquarium Drunkard se ha convertido en uno de mis nuevos catecismos. Y es que son pocos los rincones donde los viajes de ida y vuelta al pasado y al presente, se hacen con una perspectiva tan autista en lo concerniente a las modas, y tan regeneradora por su gusto exquisito. Fue allí donde se publicó una de las primeras reseñas de Chris Forsyth y claro de inmediato, si nos atenemos al buen ojo de los mendas, no conviene pasar por alto los cánticos que por allí pululan.
Un disco de tan solo cinco cortes, y de un tipo que hasta la presente apenas si se conocíamos su existencia; salvo la reseña por parte de New Yorker de Solar Motel/2013. Pero claro, también es cierto que estamos muy pero que muy necesitados de sonidos que no sean la misma cantinela de siempre. Y lo mismo da que éstos vengan del pasado con un ligero y tonificante poso, o simplemente se tire de víscera y mala baba para ponernos a tono.
De echo, si nos ceñimos al tema que abre el disco, “The Ballad of Free Hollow”: Once minutos de progresiones mántricas y arabescos guitarrísticos; puede que alguno se vaya por la pata (en + o en -). Hay quien lo asocia con la psicodélia (afección la mar de socorrida). Pero a mi (que por opinar...), me vienen a la cabeza esos primeros malabarismos entre lo ambiental y conceptual de Maurice Deemback (Felt); en su debut en solitario con “Inner Thought Zone/1984”. Y es muy posible que “I Ain't Waiting” fuese la que me diera esa primera sensación.
El caso es que Chris Forsyth utiliza el género instrumental y experimental alejado de la conceptualización. Y nos regala los oídos con un repertorio que viaja desde el Folk, el Blues, el Rock progresivo y sinfónico. Y todo, en clave de Post Rock ambiental y cromatismo altamente sensitivo.

La habilidad de Chris Forsyth y los músicos que le acompañan, a la hora de dotar de elasticidad temas como “Yellow Square”, con ese caminar pausado pero firme. O los altos vuelos de “Intensity Ghost” que estallan para sembrar de brillos refulgentes su final con “Paris Song”: Un The End, que pone el broche final en una de las melodías más meditabundas y espirituales. A un disco/chacra que resulta realmente reconfortante y donde se amalgaman algunas de las mejores referencias históricas de la música Rock Progresiva.


29#CIRCASSIAN / CIRCASSIAN


No dejamos la espiritualidad ascendente de la música, para adentrarnos en una de las primeras bandas que me encandilaron este año.
Cuando a finales del verano decidí abrir un archivo de texto para ir anotando esos discos que consideraba vitales de este 2014, el primero fue el debut de Circassian. Una de esas bandas debutantes que me aportan esa dosis de emoción primeriza, que me marqué como pauta en los primeros pasos de esta bitácora. Y que dicho sea de paso, tengo un poco abandonada últimamente (la pauta, que no el blog). Bandas que para mi gusto, y teniendo en cuenta los pocos medios promocionales e infinidad de obstáculos que han de salvar. Están al mismo nivel creativo que cualquier banda consagrada.
Gracias a plataformas como Bandcamp y a las vitaminas musicales que nos proporcionan otros blogs. Descubrí a este cuarteto de veinteañeros con la psicodelia krautrockera como bandera. Algo bastante extendido entre las nuevas hornadas de “indie subterráneo”, pero que en el caso particular de estos chicos difieren por el aspecto cultural de su procedencia, que los hace distintos y especiales, la Griega. No por exotismo, pues su idioma vehicular es el inglés. Sino porque en vez de abrazar las influencias de la psicodelia anglosajona, lo hacen hacia oriente y las de Anatolia y sus ancestros Otomanos; curioso ¿no?
Pues no muchachos, basta con darse un paseo por su flamante debut y echar a volar en alas de “No proof=dedication”, “Source of Nations” o “Creatures of Nesf-i-Jahan”. Y no es por la simple rareza de sus referencias musicales. Porque los once cortes de su disco son de un absorbente e hipnótico que bien podrían estar entre mis 15 discos preferidos; si no fuera porque intento controlar a mis impulsos.
Y no dejo mis decisiones en manos de la trotona y surfera “Mevlana”, “Shunned House” o “Feels like Home”. Dos de los cortes más increíblemente espirales del disco, y que bien podrían incluso dejar a Ride, Tame Impala o Spacemen 3 en meras chucherías.


28# STEPHEN MALKMUS & THE JICKS / WIG OUT AT JAGBAGS


He de admitir que tras escuchar y retozar con el Pop perezoso de su “Mirror Traffic/2011”, había dado ya por perdida esa esencia disonante e histriónica de The Pavement. Y cierto, también lo admito, puede que sea un antojo egoísta, la del oyente que se empeña en seguir oyendo la banda de sus amores en los caminos divergentes de sus miembros, lo sé.
Pero la música, el recuerdo y la nostalgia son así. Nos hacen niños malcriados y crueles en la perspectiva que nos dan los diferentes caminos de la música; al fin y al cabo se trata de eso ¿no? de algo instintivo. También os digo una cosa: Entiendo esa manía rupturista de los líderes por seguir su propio camino, lo más alejados posibles de sus bandas. Pero al final se convencen de qué es lo que mejor hacían, y vuelven al redil.
Es así, y “Wig Out at Jagbags” tiene esa chispa paranóica y disparatada de los Pavement, por más que le duela a Stephen. Yo no creo que sea simplemente ese, el motivo por el que me gusta. Y apostaría que al margen de la genialidad de “The Janitor Revealed”, “Lariat”, “Houston Hedes”, “Surreal Teenagers”, “J Smoov”, o “Independence Street”. La grandeza de este disco es tan solo cuestión de inspiración y de compresión en un disco, que está perfectamente a la altura de “Brighten the Corners/1997” o “Wowee Zowee/1995”. Dos por cierto, de mis discos preferidos de la banda.


27#MERCHANDISE / AFTER THE END


Es cierto que ordenar tus gustos de un año no siempre se ajusta a la cordura, el criterio y la imparcialidad: Por un lado están las disecciones escrupulosas y racionales, y por otra la inclinación por ciertos sonidos o querencias. Nunca somos lo suficientemente cerebrales; ni siquiera es saludable. Así que en esta banda de Tampa (Florida), he depositado todas o casi todas mi debilidades.
Desde que el pasado año me robaran el corazón con sendos Ep's, que bien podrían haber sido un larga duración con todas las de la ley, por su nivel envidiable. Y teniendo en cuenta que era el debut de una joven banda: Su épico Pop salpicado de volantes, cenefas y bordados con infinidad de texturas, les daban a favor un plus diferenciador con respecto a la multitud de bandas con un mismo denominador. Porque pese a que Merchandise me guste por ese toque vocal apesadumbrado y romántico. Saben jugar en esa delgada línea entre el Pop brillante, culto y elegante, y esa raza turbia de goticismo. Por suerte sin pecar en estos inicios de una solemnidad demasiado evidente y etiquetable. Para certificar esto que digo, solo basta con echarle el corazón a “Become What you are” o “Axiety's Door”.

En esta nueva puesta de largo han apostado con Carson Cox a la cabeza, por un hilo conductor más definido: El Pop seductor sin tantas aristas, más adecentado y trajeado pero igual de reluciente y efectivo. Puede que se echen en falta esas guitarras sinfónicas y ribeteadas, linealidad o una actitud excesivamente aposentada. Pero lo cierto es que al escuchar “Telephone”, “Green Lady” o esa excelsa balada que es “Life Outside the Mirror”, todo me son elogios y salvas. A favor de ese punto de riesgo chulesco, al apostar por ese otro Pop que tan pocos besos se llevó en los 80: Esos primeros Aztec Camera, Prefab Sprout, Go Betweens, Bill Pritchard, Raymonde o porque no, The Smiths. Esos practicantes de Pop pagano y activista que alcanzaron más fama por los respetos de sus predecesores que por los de su propia época.
Así que para que mentir. Solo por haber escogido ese lado menos triunfalista y decantarse por ese puntito de decadencia Popera, ya me tienen ganado. Uno de los álbumes de Pop mayúsculo que más me han endulzado las tards este año, junto a los de Craft Spells, Electric Youth y Electric Litany.

26#TY SEGALL / MANIPULATOR


La causa efecto de este rubio melenas con genética de Daniel El Travieso se podría resumir en tres palabras: Instinto, hiperactividad y talento. Puede que para muchos resulte una simple pose fruto de las modas pasajeras. Pero lo que es innegable es que el muchacho no tiene límite en lo productivo y en los sanos fundamentos de los que se sirve a la hora revitalizar músicas pasadas. Por su mente inquieta e hiperactiva deben pasar muchas cosas; como una olla repleta de elementos que se formulan por la obra y gracia de la reacción espontanea. Y además de generar reacciones químicas de lo más incontroladas y destilar genialidades sin ataduras, lo cierto es que siempre cae de pie como los gatos.
Con tan solo 26 años y nueve años de carrera a sus espaldas, y la sensación de ponerse límite. Esta vez, tras dinamitar la costa californiana con seis trabajos en seis años, sin contar sus numerosos e incontables colaboraciones y bandas paralelas. Se saca de la manga Manipulator. Como un perfecto antídoto con el que curar las cicatrices de la pérdida de su padre y su tormentosa vida familiar, y de paso meterse en el bolsillo a aquellos que lo tachaban de sucio y maloliente. Un manipulador vamos.


Dieciocho canciones en las que Ty Segall, como viene siendo habitual, no desecha nada. Dieciocho pildorazos directos al espinazo que van de menos a más y en los que no se baja el acelerador ni un instante. Con la sensación de estar más elaborados, pero con el mismo tufo a garaje incendiario de guitarras espasmódicas, que tanto le gusta.
En este puñado de temas, que aun pareciendo excesivos, se devoran como un ciclón. Deja a un lado sus ritmos más pedregosos y abrasivos, para pasarle un trapo y sacarle el brillo al Glam más rockero y travestido de los 70. Un ejercicio en el que saca pecho de sus influencias más lascivas: T. Rex, Mike Ronson, Black Sabath, Neil Young o The Stooges. Todo batido de buena materia prima a la que él le da ese toque totalmente frenético y libertino, pero respetando claramente su esencia.
Se puede desconfiar todo lo que se quiera de su autenticidad o pensar que es una simple tendencia pasajera. Pero sería tan sospechoso como la poca equidad de sus fervientes seguidores, no reconocer que estamos ante uno de los trabajos con más temarráncanos por miligramo de acetato. Toda una colección de agujonazos donde lo acústico y lo eléctrico se equilibra a la perfección, y me atrevería a decir que me produce las mismas sangrantes sensaciones que el Doolite de Pixies; que ya es mucho decir.
Sí, puede que parezca un atrevimiento, pero deslizar la aguja sobre “Feel”, “Green Belly”, “The Clock”, “The Feels”, o “The Singer”, y no trotar como un condenado, se me antoja de un estrechamiento de miras bastante poco saludable.



25#GALLON DRUNK / THE SOUL OF THE HOUR


Gallon Drunk ya fueron una auténtica anomalía en los gloriosos años 90. Alcanzaron un momentáneo renombre con “Fron the Heart of town/1993” pero aun llamando la atención de ciertas publicaciones británicas, el suyo siempre fue un camino por los bajos fondos musicales. El Blues oscuro y asfixiante de sus composiciones contrastaba con el estallido del Britpop en las islas; fucsia y pastel sobre negro satinado. Súbditos del rock chamaníaco de Nick Cave, Tom Wits, y a medio camino del garaje de The Cramps. Gallon Drunk siempre funcionaron como aquella banda de trastero en la que asirse cuando las modas de papel cuché envolvían las pistas de baile y los rotativos.
Volver a tener noticias de ellos casi veinte años después del ostracismo más absoluto, me parece un regreso mesiánico con el que salvarnos de nuevo de las dogmáticas tendencias.

Como aterciopelado bellú, The Soul of the Hour puede resultar suave y amable: “Before the Fire”, “Dust in the Light”... o áspero y sangrante a contrapelo. Directos al bajo vientre cuando se ponen broncos y apartan de un empujón aquel Blues reptante, y acometen con violencia “The Speed of Fear” , “The Dumb of the Room”, o “Over and Over”. Un sedimento de todos sus años de carrera que se condensa en un álbum de siete canciones denso y concentrado. Aquel Blues barriobajero pero no exento de elegancia se convierte aquí en un retorcimiento de melodías afiladas, pero también balsámicas. Esa especie de pócima que tan bien representan Grinderman o The Drones. Y que evoca en definitiva, a un trago largo y sin hielo de whisky añejo.


24#SONDRE LERCHE / PLEASE


Cambiando radicalmente de contexto y de paisaje, este año se ha colado en la lista, para mi sorpresa. Uno de aquellos caramelos de fresa ácida rellenos de chicle. De esos que de niño mojábamos adictivamente en el sidral para saborear el chisporroteo del ácido ascórbico en el fondo de nuestro paladar.
Sondre Lerche, ese maquiavélico noruego vestido de inofensivo mozalbete. Que nos decoró la primera década de este reciente milenio, con pequeñas y escaliñadas joyitas pop y guiños a la bossanova más soleada, que le valieron la etiqueta de cantautor. Regresa tras tres años de silencio y un injusto abandono comercial. Lo hace bajo un título tan descriptivo y sucinto como Please. Un disco en el que cambia la guitarra acústica y los masajes corales, por una caja de ritmos y la acidez predicadora de Momus.

Todo una orquestación de cachivaches, percusiones y programaciones, de apariencia desconcertante. Que solo él es capaz de hacer gravitar en perfecta armonía para crear su Pop, entre lo futurista y lo agasajador. Un corazón hecho pedazos, que como un rompecabezas recompone tras una traumática ruptura en complejas tonadillas pop de coloridos sabor agridulce.
Abriendo el telón “Bad Law”, esa canción perfecta hecha de contraste que se debate entre la felicidad y la rabia. O la salida a escena de los actores en el primer acto “Crickets”, otra joya que nos remite a Louis Phillippe y ese tono afrancesado que destila gran parte del disco. Aunque es en los momentos más melancólicos y emocionales cuando más fácil es captar esa facultad de convertir lo austero, disonante y arcano en perfectas melodías: “At Times we Live Alone”, “Sentimentalist” o “At a Loss for Words”, son tres pedazo de canciones que aciertan de pleno en la diana. En cualquier caso “After the Exorcism” o “Legends” no le van a la zaga, aquí se va de la euforia al desencanto por ese tobogán emocional que es este disco. Uno de los más directos y rutilantes, si hablamos de Pop mayúsculo, y con sustancia de la buena y rica.



23#HAPPYNESS / WEIRD LITTLE BIRTHDAY


Creía de todo corazón que la travesía por el desierto en el que se debate la joven escena musical británica, iba a ser como la maldición de las siete plagas del apocalipsis. Y tampoco voy a decir ahora que todo lo que de allí sale sea anodino, acomodado y falto de riesgo, pero de aquí a los años gloriosos de las islas dista un trecho #Opinión totalmente personal y de arranque viejuno.
Por suerte para un servidor refunfuñón y cascarrabias, los brotes verdes y prometedores aparecen cuando uno menos se lo espera. Y el debut de una banda como Happyness, como poco es balsámica y de miras amplias. De aquellas que cruzan el atlántico para buscar sus simientes. Sí hermanos, Happyness no suenan a britania, sino más bien a suburbio yanki.
Comparados de inmediato con referentes sonoros como Beulah, Pavement, Yo la Tengo, Sparklehorse, Grandaddy... Y es que la añoranza por los noventa es tal, que venga dale y toma con las mismas puñeteras comparaciones!! Weird Little Birthday tiene más cosas en común con las sensaciones, texturas sonoras, origen o puede que estado de ánimo, que con una banda en concreto; que por cierto, tampoco patentaron ese sonido, faltaría. Una cadencia perezosa de medio día soleado que te solivianta en momentos contados con un estertor rabioso, “Refrigerate Her” o “Anything i do is all Right”. Pero que predomina en una textura que me estaría a mal relatarla por canciones. Es un disco para oírlo de pe a pa y disfrutarlo por completo en toda su longitud. Solo así se descubre su belleza marchita y luminosa a la vez, y se percibe su enorme calidad y el conjunto de su acierto.


22#THE ORWELLS / DISGRACELAND


Lleno de orgullo ferviente y felicidad desmedida la que me produce encontrar por fin, bandas como los Orwells. Un quinteto de veinteañeros encabezados por un grandullón y desaliñado Mario Cuomo, con más pintas de heavy reciclado que otra cosa. Y que resucitan el powerpop más punkarra con coronas de laurel y todo. Un empujón necesario en estos tiempos que corren en nuestra contra y que poniendo a caer de un burro a Artc Monkeys tras una gira de teloneros con ellos, ponen muy claro y sobre la mesa aquello de que las bandas de ahí arriba nos acaban haciendo bostezar; cierto!!
A ver, suena como una puñalada trapera pero leche, es cierto!! Y es que The Orwells de momento tienen aquello que atesoraban los primeros Artic y que ahora, en un ejercicio de madurez no tienen, actitud. Lo mismo que transmitían Strokes con su disco de debut, pese a que muchos les achacasen ser hijos de papá, y que se ve perfectamente reflejado en “Who needs You”. O ese poder asociativo en una mezcla perfecta de “The Righteous One” con el “The Happening” de Pixies, que me viene a la cocorota cada vez que la escucho. Eso se llama mojo, esa cosa indefinible que poseían las bandas de los 80 o 90 para equilibrar en su falta de medios técnicos un potencial de personalidad. Y que bandas de ahora no tienen, pese a disponer de medios para hacer que un disco suene cojonudo.
El caso es que al margen de estas dos canciones la mar de pegadizas e infecciosas, el Disgraceland de estos muchachos tiene en ese otro puñado de canciones, aquello que de manera natural irradiaban Ramones o The Clash. Nada de parecidos estilísticos, pero una actitud natural sin artificios ni trucos técnicos que hace que sus canciones suenen directas, sencillas, arcaicas... pero tremendamente frescas y salvajes.


21#THE WHITHERED HAND / NEW GODS


En nuestra última playlist ya hablamos de las virtudes de este disco y de la particular proyección de este modesto Escocés. Dan Wilson comenzó a tocar con treinta años de manera casi accidental tras la muerte de un amigo. En ese tiempo aprendió a tocar la guitarra que se compró y al cabo de trece años, en el 96, grabó su primer disco. Cinco años después regresa con un segundo disco de estudio grabado con una banda casual formada por miembros de Belle & Sebastian y otros músicos: Pam Berry de Black Tambourine, Eugene Kelly colaborador de The Pastels, BMX Bandits o The Vaseines, y también la ayuda de Frightened Rabbit o King Creosote.
Una de esas historias que parecen salidas de un testimonio televisivo, en la que un tipo desengañado por su adoctrinamiento religioso decide hacer girar su vida como el tambor de un oxidado Colt. Fruto de esta curiosa historia tiene lugar New Gods. Un echo al que quizás debamos darle las gracias al señor o al destino, por habernos dado la oportunidad de conocer a este renacido Dan. Y que con esa dedicación a tiempo partido sea capaz de parir un disco como New Gods, merece un aleluya hermanos; aunque sea por simple paganismo espiritual.
Once cortes en los que la luminosidad de su Pop envolvente nos broncea, con la misma intensidad que su cuarteada voz levita por su temario. Esa sensación confortable que produce el equilibrismo adolescente de sus canciones. Ese rozar el vacío y sentir la seguridad de sus armonías entre el Desert Songs, y los Promise Rings más domésicos. Las coordenadas certeras de Neil Young en ,Lover Over Desire”,California”... las intermitencias Dylanianas que se quedan entre los dientes con “Life of Doubt”. El levantar el vuelo con “Black Tamburine” con el planeo de Big Star. O esas instantáneas de IndiePop cuando “Horseshoes” desarropa este fabuloso disco lleno de reflexiones sobre el efecto del paso del tiempo: La añorada adolescencia, la serena madurez y avance imparable de la vida.
New Gods además de ser un disco monumental en su visión nostálgica de su sonido. En sus textos nos ofrece una visión de la vida muy íntima, rozando la confesión y un cierto desencanto que da la longitud, la experiencia propia y una filosofía libre de ataduras y con un alto grado de desapego.