Este pasado
Domingo nos invitaron los primos a cenar. Invertimos las manillas de
la brújula, y esta vez, nos adentramos en el Vallés Oriental para
dar fe de la hermosura del nuevo disco del Sevillano; lejos de la
martingala barcelonesa. Al refugio de las viejas fábricas del vapor
textiles y antiguas salas de baile, ahora convertidas en espacios
culturales. Y con el arrojo de sucumbir a un domingo tan perezoso,
como tentadora lo es la idea de irse a dormir con “El Alfabeto
Morse” rondándole a uno las entrañas; raya, punto, raya...
Por raro y
reconfortante, es ver a los niños corretear mientras son los tíos
los que ponen la cordura a ritmo de brindis. O al primo grande
haciendo manitas tras los setos. También lo es irte con la calidez
del tostado café todavía en la pituitaria, a poner bálsamo a la
sobremesa con música; plácida y reconfortante música.
Lo es
doblemente, cuando un disco como: “El Progreso”, intercede. Y de
forma tan sutil recobra esos antiguos placeres, que tantas horas de
escucha me dieron con: “Ronroneando/2008”, “El Mundo
Según/2006”, o “Fuego Amigo/2005”. Por lo menos, en esas
escuchas en bucle donde no hay excepciones que valgan cuando suenan a
tumba abierta.
“Dos
Besugos” abriría la noche: Canciones que ya pasados diez años
-por más mentira que parezca- se han tornado en clásicos de
abigarrados indestructibles. De aquellas que miden tu vida con una
unidad: la de la madurez. Y que ganan tremendamente en la voz de
Antonio, con la serenidad y dulzura del tiempo. Con los nuevos
músicos las canciones también suenan distintas, más directas,
firmes y decididas; diría que hasta han mejorado o por lo menos
cambiado a mejor.
Y la verdad
es que volverlo a ver cinco años más tarde, en un espacio tan
confortable e íntimo como la Nova Jazz Cava, me hacia especial
ilusión: Una sala recogida, con una acústica diseñada con mucho
cariño. El todo de un Domingo emborronado. Que hacen de un
cancionero, algo familiar que ya forma parte un poco de ti y de los
que allí se reunieron.
Éramos de
abuelos quizás acomodados por la edad a su tono actual (más
recogido). Que nos hacemos mayores, y la feminidad nos aflora por
apego, pura empatía o a saber. Supongo que este trayecto largo desde
que debutara con acuarela y sus inevitables dejes a The Cure y New
Order solo ha entrado más luz en el salón. Pero lo cierto es que la
mecánica no ha cambiado tanto como algunos reniegan. Más medios,
más recursos para afinar las texturas... pero la lírica. Esa gran
baza que malea con un sello ya propio, sigue deshuesando el ir y
venir de la vida desde la misma mirilla anónima. Textos que para la
ocasión (me) parecen, bastante más íntimos y sensibles; más
poéticos. EL PROGRESO no es un disco al más puro estilo chinarrista
y seguramente suponga otro giro tan determinante, como lo fue en su
día “El Fuego Amigo”. La mano de J se nota y de un tiempo aquí
seguramente sea el que mejor lo entienda. O simplemente una
apreciación mía.
Me parecía
interesante despejar la incógnita de como se comportarían los
nuevos temas en directo; con músicos jóvenes y una producción
ajena. Y si el temario más clásico se vería afectado por esos
cambios.
He de
admitir en contra de mi desconfianza, que he vuelto a descubrir otra
forma de ver y oír sus canciones. Y estoy seguro que eso se debe a
que el directo, es posiblemente la mejor manera de entender la música
y al artista. En El Progreso las canciones entran con delicadeza y
cierta timidez, en vivo y en tan solo cuatro escuchas, crecen como al
guiso el buen reposo.
A “Dos
Besugos” le siguieron: “Ángela” y “El Lejano
Oeste”. Prueba de como han crecido igual que lo hará este
último trabajo, un disco como EL MUNDO SEGÚN, que también adolecía
de cierta complejidad.
Y llegaría
“El Castigo”, una de esas canciones nuevas a las que me
refiero cuando hablo de discreción. Sería una de las grandes de la
noche. Las guitarras puntiagudas y aparentemente imperturbables del
joven Jaime Beltrán, estallaron al final tan o más como la emotiva
sección de cuerda que guía gran parte del disco; tremenda.
Viajamos también hasta el fronterizo “Lejano Oeste” de
tiempos en los que comprar una guitarra en Portugal, era una pequeña
aventura narrativa. Se suplieron bien los extraordinarios y
arrabaleros arreglos del tema original. Y una vez más, los
acompañantes de PÁJARO JACK lo bordaron en la cadencia. “El
Rayo Verde” en clave de himno y a mandar. Costó darle el tono
a “Efectos Especiales”. Pero la grandeza del tema que abre
lo nuevo de Chinarro gana sí o sí, porque es la digna culpable de
zambullirse a pulmón en su más reciente trabajo. “Walden”
recobra su tono más pop e infeccioso, familiar en la tonadilla pero
demoledora en su rima.
Alguna
sorpresa que no me esperaba, como “Los Amores Reñidos” o
“Todo Acerca del cariño”; esta última quizás porque no
es de mis preferidas. Aunque debo de admitir que de las cuatro veces
que lo he visto, es de las que más he disfrutado. Segura e
inesperadamente, porque le han dado mucha vida ¿músicos, otra
perspectiva, la veteranía? o igual yo y el momento.
El
repertorio y hasta el orden me pareció muy acertado y medido. Moduló
la emoción, se hizo corto por intenso pese a las 20 canciones que
tocaron.
De su
anterior disco solo se coló “El Viaje Astral” y
“Droguerías y Farmacias”. Y aunque hubiese preferido
“Mudas y Escamas”, sonaron muy convincentes, y la segunda
hasta dramática; probablemente lo más cercano a aquellas “Niño
helado” o “En el panal” del 94. Desintegration de
pura cepa.
Encarrilando
casi el final de la velada, como dos puñaladas traperas en el
costado: “Los ángeles”
y “Babieca”. Seguramente dos de las canciones más grandes
que ha compuesto el Sevillano en esta última década. Además
ejecutadas de manera brillante en este lujo de acústica que ofrecía
la Jazz Cava. La platea sentada dio hasta un regusto de hipnosis
placentera de sobremesa perfecta. Las instantáneas de los mitos
jazzísticos dotando de cierto misticismo al reencuentro, y la enorme
bola de neón en las alturas poniendo el contrapunto mágico.
La misma
magia de los acordes de “Maravilla”, que por un momento
parecían homenajear a Marr y su This Charming Man. Es una de esas
canciones contemplativas que enaltecen el carácter mundano de
Antonio. Un vademecum imaginativo que inspira con sus textos una
especie de manual de vida idóneo para disfrutarlo. “Del Montón”
lo ratificó, y “Una Llamada a la Acción” por partida
doble, lo elevó a redundancia absoluta. Difícil no sucumbir a ese
lema.
Más, cuando
El Progreso incide de manera tan emotiva, sentida y dolorosa al AMOR
y las relaciones.
Él dice que
-el amor- es casi siempre el recurso más práctico del músico, a la
hora de escribir canciones: Nos eleva al cielo y también es capaz de
lanzarnos desde el vacío a lo más hondo.
Pero las
formas de explicarlo y cantarlo no siempre consiguen los mismos y
melancólicos efectos. “El Alfabeto Morse”, que sonó
totalmente sólo a la guitarra, es de esas. Un tema que a mi me
llega, quizás por cómo lo describe; tan cruel y natural como es. Me
pareció precioso, y con “María de las Nieves” y “El
Progreso” de la mano, más todavía. No estaba la voz de Soleá
Morente para aterciopelarlo, pero me sigue pareciendo la misma gran
canción de amor de todos los tiempos. Típica si se quiere, pero
inigualable por sencillez y arte.
Un desenlace
con la sinergia que da un Domingo explayatorio desde la mañana a la
tarde: Vermuth con PARES en el Mercantic, Viento a discreción,
comida tuerta, café y copa de nit. La rúbrica final sonó a
retumbe con de nuevo “Otra Llamada a la Acción”. El bueno
de Antonio se comió -a drede o por cosas del hambre- media canción
y la volvió a repetir entera al final; que cosas tiene mi Antonio!!
Dando fe de lo grande de su último álbum. Un disco que logra cotas
redondas en producción, letras, ejecución, y ese aire audaz y
aplomo que le dan los jóvenes Granadinos PAJARO JACK; a seguir la
pista en el Primavera Sound 2016.
Para acabar
en El Café de L'Aula a golpe de Garnatxa del Montsant, Jazz y una
Burguer Imaginá. Hay que ver que cosas más chulas tiene mi
Terrassa!!. Quince años viviendo de espaldas a ella y de pasada, y
resulta que de fauna y hábitats tiene tantos como vueltas da la
vida... Que tan bella es, como distintos lo decorados donde te lleve
el corassón!!