Han pasado
quince largos años y entre medias... Una vida entera mutante, que
poco menos nos ha dado la vuelta como a un calcetín.
En este
trayecto pedregoso con mensajes prácticamente indescifrables; en
cuanto y cómo fuimos avanzando. Suele ser norma, digerir sin apenas
tiempo de alcanzar a entender con exactitud las cosas. Sabemos que
nos nutren, que nos forman y nos moldean tal cual somos. Pero no es
hasta pasados unos largos años, cuando de verdad somos capaces de
entenderlas.
En este
proceso; por suerte o por desgracia. La madurez y las arrugas, son el
único jeroglífico en braille con el que sintetizar y aislar las
cosas, con la suficiente perspectiva que da la altura y la lejanía.
TO ALL
THINGS WHAT THEY NEED/2005 fue un disco de regreso, de aquellos que
enfatiza con el rigor del anonimato, la grandeza de un alquimista
adelantado a su tiempo.
Gerald
Simpson; mancuniano de procedencia y Jamaicano de ascendencia.
Reventó las pistas de baile alternativas a finales de los 80 con
Voodoo Ray. Un tema hipnótico y espiral que hacia de nexo entre el
AcidHouse en declive, y la escena indie scalidélica en
efervescencia. Drogas, ácidos y lsd al servicio del derrumbe
ideológico e inspirador de una de aquellas épocas a la deriva: 808
State, Happy Mondays, KLF y después Stone Roses... hasta nuestros
días.
Nunca me
sentí atraído por esa manía de eternizar ritmos repetitivos y
tribales. Pese a que con 16 años, el sonido house de chicago sonaba
y amenizaba las discotecas de mi adolescencia.
No es que no
me gustara teniendo en cuenta que fue la electrónica la que me
sedujo con 12 años. Pero me fue imposible por aquel entonces no
someter el dilema electrónica/guitarras, a un juicio dogmático con
final amistoso.
Ganaron las
guitarras por decreto idealista. Y no fue hasta diez años más
tarde, cuando entendí que la música se rige por una métrica común
y consaguínea: Da lo mismo las herramientas, cuando el destino es
común.
A principio
de los dosmiles, fueron varios los discos que me hicieron volver a
recobrar esas mismas sensaciones lisérgicas. Traducir las
pulsaciones mecánicas y tan orgánicas a la vez, como un lenguaje
expresivo y puramente cultural. Solo lo consiguen en mi caso, discos
como el regreso de A Guy Called Gerald. Justo cuando había un abismo
generacional de por medio, y cuando es inevitable ver que perteneces
a otro tiempo pasado.
TO ALL
THINGS WHAT THEY NEED mueve los goznes de otra manera, pero el
objetivo y el resultado es muy parecido. Lo único que invierte el
mensaje, es el momento y el tiempo en el que se publican. Y supongo,
que por eso, es el tiempo el único juez que los puede alzar
objetivamente como obras imprescindibles.
Son esos
sonidos de fondo naturales que emergen como el principio de todo, de
la evolución: Los microorganismos invisibles entre los sedimentos
marinos. El oleaje que se rompe en las playas desérticas del
Pacífico, y la espuma a borbotones arañando la orilla. Esa especie
de engendro con ojos saltones que se arrastra por la arena a base de
espasmódicos movimientos y que cobra vida con “American Cars”.
Una metáfora futurista hecha con brillos y deslumbres prácticamente
intangibles.
“To
Love” ejercita el Drum and Bass gimnástico como una danza de
calentamiento y estiramientos. El animalillo con las extremidades
atrofiadas salta y se adentra entre la madreselva y los helechos,
guiado por los mensajes de Ursula Rucker de gangsta aterciopelado con
“Milenium Sanhedrin”. Y es “Call For Player”
quien alcanza por fin la explanada diáfana e inmensa.
Esa unión
de lo puramente ancestral y la mezcla de culturas milenarias. Podría
ser un boceto a trazos instintivos con los que crear a un híbrido
entre Dead Can Dance y The Residents; transgresión espiritual.
Este disco
abandona la épica mayestática carmesí de la pista de baile: La
destructora de la electrónica industrial y decadente, que la acabó
prostituyendo para saciar los instintos más básicos. Para enfatizar
en lo más primitivo; así se hace en “Meaning”.
“Tajeen”
o “Stranges Changes” se alzan como un TripHop vetusto y
secular. Eso que ahora se entiende mejor cuando se escucha a Nicolas
Jaar o a The Field. E incluso a la reescritura que jamás se
atrevieron a indagar Massive Attack o Tricky: Negritud jazzística y
sedosa al servicio de la maquinaria. TO ALL THINGS WHAT THEY NEED es
un disco orgánico y conceptual único en su especie. No lo postergó,
lo vomitó y ahí lo dejó. Un disco revelador perdido en el tiempo,
a la espera de que alguien lo entrone como al Remain Lights de
Talking Heads: material de laboratorio para que Brian Eno
experimentara. Igual es demasiado aventurado y arrogante,
compararlos. Pero son dos de los pocos discos, que parecen estar
concebidos para explicar la evolución de la música en cuatro trazos
cuando todo se vaya a la mierda.
Basta con
escuchar “First Try”, “Pump”, y llegar a gatas
exhausto hasta tocar “What God Is”. Y ver que aunque
muchos lo han intentado, lo han recreado incluso evolucionado. Nadie
como Gerald Simpson definiendo tanto en tan poco: La evolución de la
música electrónica o no, en diez trazos y cuarenta y seis minutos.
Música
escapista, Drum and Bass, Trip Hop, New Age, Acid House, Ambient...??
TO ALL THINGS WHAT THEY NEED es el centrifugado de la electrónica
fallida lanzado al espacio ingrávido y eterno. ESSENCE/2000 fue el
tubo de ensayo donde imaginarlo... discos para la posteridad.