Fue este
pasado domingo en un coqueto auditorio del atrincherado barrio
Gracia, en el marco del MiniFestival Ronda, organizado por la
incombustible Heliogàbal: (Fajardo, Melange, Matagalls). Y como
colofón, nuestro Personal Jesus patrón de las causas
encontradas; Cass McCombs.
A este paso,
y vista la condición de semi adoración que le debemos por estos
lares a fuerza de retranque, pa que sufrir; que todo quede en
familia. Que me está mal decirlo, pero en vista del efecto Vicente
de la muchachada (pero a donde coño va la gente?!), hay cosas que
mejor disfrutarlas en deliciosa minoría. Una pena según se mire.
Pero mejor cuando las causas por perdidas que parezcan, se comparten
con tan extraordinario placer y sabor de boca.
Empaquetamos
arriba en las golfas un jugoso 2016 plagado de conciertos. De esos
que sacan lustre a las adversidades, al montón de festivales
ansiosos de abarcar más que apretar, y a un panorama cultural
infectado de impuestos con pernada incluida.
Contra eso:
imaginación, supervivencia e inventiva. Y de eso, el colectivo
Heliogábal tiene armarios repletos de manuales sin letra; ya sabéis
que nos hemos hecho eco infinidad de veces por estas lindes.
Que fueran
Depósito Legal los primeros en acercárnoslo y ahora la gente del
Helio, los honra. Y que sea el de Concord el que nos ponga en camino
este 2017 pues... no sé. Pero viendo tal como se me presenta el año
que recién acabo de caminar en cuanto a obligaciones y trabajo se
refiere. Que queréis que os diga, sin creer en la fortuna, me parece
un regalo del destino si tengo en cuenta que por estas fechas hace
tres años me perdía su primer visita por mi convalecencia.
Desde
entonces, son tres veces con esta las que he tenido la suerte de
verlo en directo. Y tres maneras distintas de descubrir a un artista,
que con cada paso nos abduce a un mismo mundo con distintas vistas.
Explicar la
magia de su particular universo, sin la oportunidad de escucharlo en
las distancias cortas es posible, pero ni de lejos asumible. Y a la
prueba de su discreta repercusión me remito. Es cierto que no hay
disco que no coseche buenas críticas, pero aquí, en nuestras
tierras y por más asequible que sea su oferta, los mismos cuatro
gatos de siempre.
La del
pasado Domingo fue una cita celebrable, con lleno y aforo discreto en
el C.A.T de Gracia. Pero sigo pensando que siempre somos los cuatro
que van a la busca y captura de pequeños formatos; los mismos 50, 80
o ciento y pocas personas. Mientras tanto, allí afuera hay mucho
ruido, pero siempre más o menos el mismo y al mismo tono narcótico.
La propuesta
de una tarde de domingo borrascosa con la que enfriar un sábado de
gélidos aires, fue como el temple a fuego y frío que las tijeras de
un sastre fino precisan. La puesta en escena de un palpitante MANGY
LOVE sobre la mesa de disección, como quien se dispone a recrear
algo tan arbitrario y variable como las indómitas ráfagas de
Portbou: Vientos de virulencia imprevisible que se cuelan entre
grietas montañosas y buscan dementes, la salida.
Sus discos
vagan por la armonía deliciosa, se acomodan en tu estado juguetón y
se esconden igual que la gallinita ciega tras la cómoda inamovible
de la abuela Facunda. Esa donde perdiste el juego de cartas que nunca
apareció. Fiel a esa posibilidad de que las cosas ocurran porque sí,
y no porque así lo deseas. La discografía inquieta de este señor
de ancestros de los Highlands, no discurre repanchingada en el
butacón del tío Frasco, que se empeñaba en descabezar cigarros con
la firme idea de perpetuar los Celtas Cortos sin boquilla.
Caladas
ondas a pulmón que elevan la presión arterial hasta sentir el
latido de tu corazón en los oídos, “Bum Bum Bum”,
cristalizaron de golpe la noche. Público entrado en años y de
pulcro respeto, que solo quebró la noche con sus aplausos.
Cass McCombs
venía como de costumbre, acompañado con lo justo: Bajo, batería,
Él y un teclista que desplegó el tapiz por donde discurrieron como
gatos de angora, cada nota, brillo y perfume. Con la dulzura de
caramelo tostado que envuelve su último disco; a salvo de esas
precisas descargas de oscuro pasado que flota en sus ambientes.
“Opposite House” rizaba las caricias de su guitarra, y
como quien camina desnudo sobre la pradera montándose a pelo y a la
carrera sobre un corcel salvaje; “Big Wheel”: Esa
oscuridad de la que hablo. Sí, Cass juega a lo más dulce y también
a lo más malo. Camina por las noches de luz deslumbrante, te ciega y
después te guía; excitación sin más. Con una facilidad y
naturalidad que acojona, pero te sientes seguro.
El Centre
Artesà Tradicionarius sonó y abrazó con la misma fidelidad que
Cass da a sus canciones. Melodías que se retuercen trepadoras y se
alargan hasta la eternidad por simple inercia. Desde la psicodelia al
elegante rock, solemne y dócil, tropical y sofisticado, afable y
seductor... Cuando menos te lo esperas, pasa de las suaves formas del
Soul, a una crudeza salvaje pero llena de agradables contrastes.
“Robin
Egg Blue” reformula el dietario de Go Betweens y nos acuna con
“Medusa's Outhouse”; descomponiéndonos con esos inéditos
falsetes. Las enormes manos del estilizado y multidisciplinar Dan
Horne, los tambores del viejo conocido Jesse Lee, y un enorme Lee
Pardini que entre el Piano Yamaha, el Rhodes y un Roland, nos
elevaron a un estado de puro bautismo mántrico; tremendos los
cuatro.
Apresurado
sería decir así, de sopetón, y con el año recién nacido, que
este puede ser uno de los conciertos más hermosos del 2017. Pero es
que la pena es que uno tenga que postrarse ante este hombre, cada vez
que nos abre otra nueva estancia. Por más que lo escuchemos en sus
obras y no cejemos en dudar si es la devoción, la equidad, o
intentar recapacitar para no dejarnos llevar por el desenfreno sin
criterio alguno.
Cinco temas
cogidos con la delicadeza de la prudencia, y llegar “Brighter”
para desmontar tu teorema: Un de esas debilidades en forma de canción
en su día cantada por la desaparecida Karen Black;
quien se nos apareció también en la transformada oda/jazz del
precioso “Dreams Come True Girl” del Catacombs/2009.
Y admitir que ahí, ya no atiendo a razones. Hubo también
tiempo para resucitar pasados prácticamente desterrados como “That's
That” y tener la sensación del tiempo perdido, estando como
están enterrados sus cuatro primeros discos desde el 2003, hasta el
día que más o menos se dio a conocer con Humor Risk/2011,
aun estamos a tiempo.
Mangy
Love fue omnipresente y ciertamente, el disco que por fin ha
atraído a público más variado y redondeado su extensa discografía.
Empezando por la sensual “In A Chinese Alley”, y acabando con
“Cry”: Uno de los temas que mejor proyecta ese sutil toque
de Soul acolchado que reina en su último disco, y que alcanzó
dentro de sus reinterpretaciones un grado mágico increíble.
En el
terreno del directo, Cass McCombs vuela rasante y crece
magníficamente a lomos de ese talento innato de recomponer su
temario. Lo mismo da si retrocede y toca canciones premeditadamente
crudas y ásperas, o somete su sonido a una sofisticación más
renovadora que pretenciosa. Es creativo sin más, y desde luego sabe
lo que quiere dar en cada momento. Solo ver la transición de “Cry”
hacia el clásico “Witchi Tai To” de Harpers Bizarre, es
suficiente. Remató esa “Run Sister Run” de ritmos
caribeños con la fabulosa “County Line” del aterciopelado
Wit's End a ritmo Dub; porque yo lo valgo. Vacilón, versátil
y transformista como quien sabe que sus canciones, en realidad, nunca
acaban de ser definitivas.
Con los
créditos de final de noche y en penumbras, “I'm a Shoe”.
Un autor, hacedor de diminutos microcosmos en constante procreación
05_GREGORY
PORTER_TAKE ME TO THE ALLEY VS. BRANDY XIMENEZ SPINOLA 10.000
BOTELLAS (Jerez de la Frontera)
Sin cambiar
el registro de sensaciones y este estado grisáceo de los días. Que
para que os voy a contar... parece que los dados de la vida nos lo
hayan puesto a huevo.
Entrar de
puntillas descalzo y moviéndonos como un mimo es casi obligado. Con
éste, dos discos de este oso amoroso del Jazz contemporáneo; el
primero me pilló ingresado hace tres años en el hospital y me
noqueó. Y no sé si es por ese recuerdo tierno y sin apenas energía
para tararear una canción; de las muchas que me hacían compañía
en la UCI (The Smiths, Chucho, Gregory Porter, Neko Case o Cass).
Por entonces era Liquid Spirit el que me introdujo con mi excuñado
de la mano hacia territorios de Jazz menos heterodoxos y más
expansivos.
Nunca he
sido un firme adepto al Jazz, pero si hago balance, ciertamente nunca
he acabado por ser un adepto a nada concreto. Llamadme culo de mal
asiento o inconstante; que según para quien puede ser un defecto.
Pues yo, superado el trauma, he preferido convertirlo en una
inquietud. No me preguntes por discografías enteras, por títulos
exactos de canciones ni por onomásticas.
Escribir por
fin en un Top de preferencias anuales de Gregory Porter a estas
alturas ya; cuando he escuchado cosas tan distintas entre si. Es por
así decirlo, un idóneo homenaje a por ejemplo Antonio Fernández:
Conductor de “Área Reservada de Radio3” que nos dejó huérfanos;
hace de esto ya más de tres años, de su desaparición.
Ese programa
que se emitía normalmente de 2 a 3 del mediodía. Y que me daba
oportunidad de aprovechar el tiempo libre de mis comidas, alimentando
también mi alma. Si no fuera por aquel programa, yo ahora
seguramente sería incapaz de entender a Miles Davis, John Nemeth,
The Delines o a Gregory Porter, desde luego. Ese otro Jazz que
algunos definen como Bebop y bien podría asociarse con el
Rythmblues, el funk, el jazzfusion latino de origen Puertoriqueño de
los 70, o incluso el Soul. Yo prefiero llamarlo Jazz Blanco o
SmothJazz, pero creo que eso da igual. Para cualquiera que haya
asomado sus marices a olisquear la música que se ponía en Área
Reservada, entenderá de que hablo cuando escuche a Gregory Porter.
TAKE ME TO
THE ALLEY a diferencia de LIQUID SPIRIT/2013, expande más su onda.
No hay tantos tics de FreeJazz o de experimentación. Se pierden en
gran parte esas estructuras mucho más Jazzísticas con respecto a
éste, porque es un disco mucho más fluido, amable y sedoso.
Habrá quien
eche de menos aquellos puntos de inflexión que aquí se dan en
contadas ocasiones: “Don't Lose Your Steam”, “Day
Dream” o en “Fan the Flames”; son algunas de las más
claras. Sin embargo se acerca a puntos más de crooner, de solista
puro o incluso de un Jazz casi licuado que se desparrama hacia
estilos mucho menos férreos.
No es ese
sin embargo, el punto positivo o negativo del álbum. Su segundo
disco con Blue Note, y cuarto de su carrera. Escoge una posición
posiblemente más arriesgada y ambigua, pero sobresale su talento
vocal y melódico como nunca. Su último trabajo es pura seda al
nivel de una buena copa del XIMENEZ SPINOLA que proponemos.
Dos líquidos
preciosos salidos de la sabia madre que... maridan? No hombre!!
digamos que se entienden a la perfección. Pues igual que tener la
oportunidad de probar, ni que sea una vez en la vida, este preciado
Brandy de Pedro Ximenez . Un Brandy de 12 años mínimo de crianza en
esas originarias barricas de Castaño previas a la deforestación de
la guerra civil.
De allí y
con la vinificación pansificada de su Pedro Ximenez, nace un Brandy
extraordinario de nariz melosa, perfumada y embriagante. Que igual no
te gusta el brandy? Es posible, yo no soy un amante en absoluto. Pero
igual que Gregory Parker con su aterciopelada voz, Ximenez Spinola
hace malabares con la uva Pedro Ximenez.
Entrada
profunda y cálida como el transformismo de “Holding On”:
esa canción que compuso a medias con Disclosure, y que convirtieron
en un Hit del verano. Gregory Porter la devuelve a su estado de
origen, a su territorio.
Allí
prácticamente todo es envolvente. Las fragancias a madera noble, a
almíbares, a ese emanar de alcoholes curativos y descongestivos que
sanan males y desmayos. Ese ver como poco a poco y como una
crisálida, se convierten en delicias olfativas, matices y mil
sugerencias. “Take Me to the Alley” se desnuda
precisamente y con “Consequence of Love” o “Insanity”
todo alcanza un grado de paz superlativo. TAKE ME TO THE ALLEY goza
de muy buena salud. Es capaz de cambiar constantemente de registros
sin apenas soliviantarte. De sacarte a bailar con el swim de “In
Heaven” o “In Fashion”, y seguir moldeando cada
segundo, en perfecta armonía. Musicalmente y técnicamente preciso y
armónico. Vocalmente como un masaje Kobe tras un día duro de horror
cotidiano. Y los dos juntos, puro caramelo que acerca a temerosos y
medrosos, a estados por ahora desconocidos y muy dulces.
04_RODRIGO
LEAO & SCOTT MATHEW_LIFE IS LONG VS. PÍCARO DEL ÁGUILA (D.O
Ribera de Duero) Clarete
Posiblemente
uno de mis discos preferidos del presente año más complicado de
defender. Un trabajo colectivo: Del exfundador de los primeros
Madredeus, Rodrigo Leao, y el cantautor Australiano Scott Mathew
(Elba Snow, banda que fundó con el exbataca de Morrissey, Spencer
Cobrin). Que casualmente cruzaron sus caminos por pequeñas
colaboraciones. Algo que tanto el fundador de Sétima Legiao y
Madredeus, como el solista afincado en Nueva York ya venían haciendo
a lo largo de su inquieta trayectoria.
Este disco
denso en tempos y profundidad. Que se escucha como aquel que coge un
libro entre sus manos sin esperar un desenlace, sino el de disfrutar
con la historia y su prosa.
LIFE IS LONG
se autodefine y describe tal como se presenta su título.
¿concordancias? Tan fácil de asociarlo con las mismas pautas
melodramáticas que nos daban Scott Walker, los Pulp de This is
Hardcore, Perry Blacke, o prácticamente cualquier proyecto de Thomas
Fainer, con Anywhen sobretodo, o en solitario.
De todas
maneras, a mi que no me gusta describir los discos por asociación.
Tan solo diría que es un disco bello a rabiar, y con una
sensibilidad tan solo apta para aquellos que como yo: no saben
escuchar un disco sin llevarlos a un contexto sentimental (Ey!! no
hablo solo de sufrir o de estar triste). Cada uno proyecta la música
según le pide el cuerpo, y la tristeza o melancolía no ha de ser
por fuerza un estado de malestar o condena perpetua.
Fijaos que
cuando pensé en este trabajo, inmediatamente me vino a la punta de
la lengua un vino rompedor y extremo, como lo es el Pícaro del
Águila.
Rosado o
Clarete según la zona, pero que se ajusta más al segundo término
por su espíritu de vino tinto. Es un rosado de precio elevado, eso
es cierto, pero con un tremendo trabajo detrás. En ecológico y
rompiendo conceptualmente con la idea de un Rosado de perfil
indeterminado. Jorge Monzón (Vega Sicilia, Romanée-Conti, Arzuaga)
ha querido buscar en la tierra y el origen de las viñas de
Tempranillo, un perfil goloso de piruleta sin por ello tener que
renunciar a la corpulencia de la Tinta País, a la complejidad de las
viñas viejas, y al desparpajo de las uvas blancas (bobal, blanca
país, garnacha, tempranillo gris) más jóvenes, con las que
completa este extraordinario coupage. Así que el Pícaro del Aguila
es un vino juguetón que da muy buenas sensaciones a granadina,
melocotón, peras conference, o mandarina. Su entrada en boca es
compleja con una mineralidad y acidez tremendamente sabrosa y
apetecible.
Pensar que
LIFE IS LONG nos debería llevar a un tinto o a un estado de
introspección, es erróneo totalmente. Porque si bien es un trabajo
al que no hay que darle urgencia o sensaciones instantáneas. Puedo
aseguraros la amplitud de su conjunto, es muy similar al volumen o
postgusto final que te puede dejar un gran vino; ambos lo son.
Desde la
pesadumbre de “The Fallen” y sus preciosas y delicadas
orquestaciones. Hasta “Enemies”, que cierto es que nos
podría trasladar a tiempos del Promenade o Casanova de Divine
Comedy: Trabajos que destacaban por ese envoltorio tan victoriano y
espectacularmente maldito. En cualquier caso, la obra de R. Leao y S.
Matthew va más lejos, creo yo. En grado de sensibilidad, porque tira
por el camino de lo emocional y simplemente porque canciones de la
talla de “Nothings Wrongs” o “That's Life” me
parecen simplemente sublimes. Todas ellas canciones que se iluminan a
si mismas pudiendo casi verlas; o imaginarlas. Las mismas atmósferas
que lograron Madredeus, haciendo de su inventiva y tacto algo
prácticamente cinematográfico, visual e inequívocamente sensual. Y
que esta vez han llevado los dos junto a los músicos de
acompañamiento, a un grado superior de plasticidad; porque no, entre
lo teatral y poético.
03_KEVIN
MORBY_SIGNING SAW VS. S'ALOU_2011 (D.O L'Empordà) Negre de Vinyes
dels Aspres
Parecía que
tras el descubrimiento tardío de Kevin Morby en su magnífico debut
de HARLEM RIVER/2013, y su posterior silencio. Todos estuviésemos
esperando la confirmación por derecho propio de quien es.
Al margen
del talento y agudeza felina para captar los tempos e instantánea
precisa de los ritmos. Hay que admirar la destreza de este muchacho
para serpentear sin tan siquiera notar el más mínimo renqueo en su
cancionero. Y mira que los tres son diferentes, y con éste último
parece habernos dado un curso de refuerzo. No?: la sensación de que
hay parte del primero y del segundo, pero ya estamos mucho más
preparados para viajar con él; a lo que salga.
Su Signing
Saw insisto, tiene mucho de historia. Y hablo de este aspecto, porque
si hay algo que hecho mucho en falta en la actualidad, es esa
percepción de que lo que estás escuchando tiene sentido,
estructura, hay un conjunto global que mola y que entiendes como tal.
Independientemente de si el disco es más lento, más rápido, más
comercial o experimental.
Vivimos en
una época de canciones y de hits momentáneos, y nos olvidamos en
parte del tiempo que todo precisa; hasta nosotros. Un déficit de
atención general preocupante que nos arrolla, y no solo ni nos
enteramos, es que sonreímos complacidos.
SIGNING SAW
baja las revoluciones e incide en los pequeños detalles tanto, que a
veces recuerda a Bill Callahan. Juegos de cámara y planos que
obligan a recrearnos con: Un hilo de cuerda, las escobillas,
cacofónica su voz, paso adelante y atrás... Y un imaginario
colectivo que va creando sin apenas forzar.
La
naturalidad de “Cut Me Down”, “Signing Saw”,
“Water” o “Destroyer” cuando hace que el Folk
adopte gestos de mecánicas más urbanas y hasta industriales. Y a
uno solo le queda rendirse al ingenio humano, releyendo los
pergaminos de otros genios del pragmatismo musical.
Que la cosa
podría ser tan retorcida como lo que aquí se plantea. Pero al
final, queda la impresión directa, el flechazo. Las ganas de algo, y
el algo que aparece. Kevin Morby es una bendita anunciación y tan
majo él... Como ese mismo cara a cara con ese tinto de impenetrable
picota que nos da serenidad y perturba al mismo tiempo.
La noche que
nos conocimos fue algo así. Estar rodeado de muchas, y no ser tú el
que la escoge sino ella. Notar en el primer beso que los nervios y la
tensión se deshacen en elegancia.
La fama que
precedía a los vinos de L'Empordà de indómitos, llevados de
Tramuntana a la pura locura y de taninos agresivos a quedado en
cuestión de cobardes. Me gusta que me hagan tragar mis palabras y me
empujen a las lindes de lo desconocido. Disfrutar ahora como lo hago
de los tres discos de este muchacho de dorados bucles, y a la vez de
un trago. No dudaría en abrir una botella de S'ALOU, obligarme al
ritual de la intriga. Y que siempre haya algo que manda a la mierda
tus prejuicios.
Las de éste:
Un tinto de coupage complejo (Garnatxa, Syrah, Cariñena, Merlot y
Cabernet Sauvignon) que debería perder su identidad. Y que sin
embargo es uno de los tintos más elegantes que han pasado ante mi.
Se que igual puede parecer una inconsciencia con tanto como he
probado este año; muy rico, es cierto. Pero solo hablo de música, y
de con qué la compartiría; con quien me lo reservo.
Sinergias
que se dan sin saber bien porqué. S'ALOU me da longitud, me da
cuerpo, complejidad sin acabar en galimatías. Una complejidad
cómoda; y no por ello pierde ese carácter inquieto. El nervio
impulsivo que brota sin control de su boca, la deliciosa locura
mediterránea, su orografía imprecisa, y caprichosa con todo lo que
conlleva.
02_ANGEL
OLSEN_MY WOMAN VS. FINO PERDIDO SACA MAYO/2014/8 años(D.O Jerez
Sherry) Sánchez Romate
El ángel de
Olsen me llegó prácticamente a gatas finalizando ya el año. Un
disco de esos que te miras de lejos y das con un palo; no vaya ser
que acaben con ese precioso recuerdo que tenías del anterior.
Burn Your
Fire For No Witness/2014 por chulo que fuese, que lo fue. No llegó
ni a aparecer en esa lustrosa lista de los 40 discos elegidos. De
echo no apareció ni uno solo con fémina al frente o como titular;
raro raro raro... Tan raro como que aquel 2014 el Are We There de mi
amadísima Sharon Van Etten tampoco entrara, pese a que ahora lo
tengo entre mis favoritos del 2914. Ese, o el de mi otra Sharon, la
Jones; que tengo en un pedestal.
Por eso
insisto, que esto de hacer inventario del año como de la compra,
tiene lo mismo de divertimento, juego o chuminada. No porque no tenga
su cosica, que la tiene, sino porque lo mágico e inexplicable del
ser humano, es que por más que teoricemos y se intente buscar a todo
explicación, está el puto libre albedrío; maravilloso que es él!!
Ahora bien,
también tengo que reconocer, que por una vez en mi vida he seguido
el sabio consejo de alguien (como Jesús Castillo). Y vista la pasión
de su descripción, no tuve más opción que tirar el palo y
comprobar el pulso.
ANGEL OLSEN
está bien viva. Su segundo trabajo pese no haber levantado tanto
revuelo como el anterior; será eso de que ya estamos familiarizados
con su talento. Tiene todo aquello que se le pide o que le pido, a un
disco: Cuerpo y alma. Escucha de principio a fin, disfrute con los
sobresaltos justos de una historia por capítulos (10 concretamente),
ver que ha habido cambios en su estilo que enriquecen y pese a
buscar infinidad de guiños a otras artistas, quedarte con la calidad
global del disco y el tiento para configurar un pequeño universo
envasado, con entidad propia.
Y hey!
Admito que su modulación vocal se ha acercado peligrosamente a
Sharon Van Etten. Pero también tengo que decir a su favor que ha
conseguido que un trabajo como el suyo, lo pueda escuchar una y otra
vez sin el más mínimo síntoma de fatiga.
Diez
canciones chulas que dan la mano a Slapp Happy, Lou Reed, Hope
Sandoval y esta treintañera de Missouri, hasta el punto de acogerla
como una digna sucesora. Su disco es capaz no solo de brillar por
esos desaires de rebeldía cuando nos canta “Never be Mine”,
“Shut Up Kiss Me” o “Give It Up”. Porque aun
sacando las uñas, no pierde la dulzura aparente del disco.
Nivela la
balanza con algunas composiciones de mucho peso. “Sister”,
“Those Were The Days” y la enorme “Woman”, le
acaban de dar definitivamente esa maravillosa áurea que lo envuelve.
La que hacen que MY WOMAN sea ese disco de imponencia que se espera
de toda artista, por arreglos, calidad y tratamiento. Tiene las misma
lujuria extasiante del FINO PERDIDO de Romate. Algo que no se
explica. Pues son los mismos sentidos que otorgan esas
microconexiones invisibles: entre las elásticas guitarras finales
de My Woman y el envolvente final de este Jerez milagroso. Que se
acaben juntando ambas. Y hagan de los dos en su grácil soltura y
sencillez a primera vista, auténticos tesoros donde ahondar una y
otra vez sin cansarnos de sus rinconcitos y sorpresas diarias.
No se halla
tampoco entre los más legendarios y viejos Jereces de pedigrí. Pero
Sánchez Romate es de los contados maestros de andar por casa y
accesibles, que elaboran verdaderas maravillas a precios irrisorios.
Este Fino
jugoso y salivante podría valer mucho más, aunque como reza en Er
Guerrita: “Solo un necio confunde el valor con el precio”.
Sus aromas son tan volubles como lo es el día, la hora o la humedad
relativa. Es bien disfrutarlo en sus cambiantes hechuras porque te
obliga a ser ágil con la intuición.
Su ataque es
fresco, aunque pellizque los lados de la lengua y en un momento rodee
la boca, alargándose hasta que se acomoda permaneciendo allí por
horas.
Toques
salinos a mañaneo en la lonja, a frutos secos, ahumados y
ligeramente herbáceo con mucha persistencia en boca. Busca salazón
y melosidad alimenticia, gusta de comer y de éste, hace un placer
tan goloso como peligroso.
De esos
finos de casta y personalidad arrolladores, pero que se hacen dóciles
y sabrosos con los temerosos.
01_TROUBLE
IN THE WIND_LEFTY VS. VILLA DE CORULLÓN_2001(D.O Bierzo)
Descendientes de J. Palacios
Y pasito a
pasito hemos llegado al final. Casi renqueando, es cierto. Un poco
más, y junto el final del 16 con el verano del 17 plegando
universos.
Eh! Alto!
Pero visto así, después de las míseras 27 entradas de este año.
Publicar cinco en prácticamente 31 días aplicando la
proporcionalidad, me parece proézico; si la palabra
existiera.
Llegados a
este punto y después de la brasa que os he dado con cada disco, de
los 40 que más me gustaron del 2016; vamos, mis prefes. La
verdad es que tampoco me voy calentar mucho la cabeza explicándoos
porqué es este disco y el vino que lo acompaña, lo mejor que caté
el año que se fue.
Que es lo
que tiene perder el sentío; así, sin D, que da más empaque.
Que uno cuando pone los ojos en blanco, babea (o saliva si se
prefiere) de placer, y se eleva un dedico del suelo de lo bien y
mucho que lo está disfrutando. Que razonamiento, teoría o
tecnicismo va a soltar?
Además
cuando se habla de gusto personal; que como culo y colores cada uno
el suyo...
También os
digo una cosa, que si algún alma descarriada se fía de mi criterio
y la cosa se propaga, pues bendito sea el amor!!
Le di muchas
vueltas a mi disco preferido, lo prometo. Pero no vueltas por dudas,
sino por no saber como me las apaño siempre para escoger el disco
más raro del mundo mundial sin parecer un puto pretencioso. Lo
cierto es que desde que me topé con él en Mayo, casi presentía que
difícil iba a ser que cambiase de idea.
El cuarto
álbum de esta poco conocida banda (quinteto concretamente), de la
pequeña y turística ciudad de Carlsbad (California), ha sido un
refrescante efecto sorpresa.
Sorpresa
doble por no ser yo afín al Country; o igual de ser un maldito
estereotipado. O por ser ellos capaces con su particular manera de
aproximarse al Pop, de desmentir aquello del miedo a según que
géneros; en este caso clásicos o estigmatizados por el moderneo en
auge.
Supongo que
desde mi devoción por Roy Orbison desde tiempos tempranos, el ir
progresivamente acercándote a otros sonidos es eso ¿cuestión de
tiempo? O simplemente la magia de descubrir otras sonoridades que tu
parco oído veinteañero no captaba. Desde entonces... los Travelling
Wilburys, algo de Dylan y desde no hace mucho Old Crown Medicine o el
legendario Gene Clark entre otros. Me han empujado a adorar a esta
banda y su particular forma de acercar el Pop hacia el Country, o a
la inversa.
LEFTY es un
disco distinto a sus anteriores según se mire; o no. Porque desde
distintos puntos de vista, TROUBLE IN THE WIND llevan cinco años
haciendo más o menos la misma música. En ocasiones más Folk, Alt
Country, Surf Rock, o todo eso bajo un regusto popero; que es le que
más me llamó la atención al escuchar “Fire Away”. Es
cierto que la banda de Robby Gira no se ajusta estrictamente a los
cánones de una banda Country al uso. Empezaron así, actuando en
pequeños locales, en parques y básicamente de manera local entre
San Diego y a dos pasos de Tijuana.
De este
último trabajo me quedo sencillamente con la frescura a raudales que
desprenden sus composiciones. Con ese va y viene del Country al Rock que incita su nuevo miembro y steelguitar Keith Haman.
Con ese proclamar en sus cantos a la feroz emoción primitiva, al
colorido incluso de sus arreglos entre lo simple e inmediato.
Las
canciones de Lefty suenan con la misma inocencia y sencillez con la
que se cocina de amor y pasión. No hay florituras, excesos y
excelsos. Todo suena como si se hubiese grabado en una sesión y con
eso que se percibe sin apenas poder definir: Franqueza y naturalidad?
Es posible.
Hay una
relación implícita con este Corullón con 15 años ya de botella;
esa sapiencia que da la espera y su transformación. Años de una
meticulosa selección entre microparcelas. Cuando todavía no había
un pago Corullón y sus mil madres dieron con ese terruño
excepcional reflejo de una zona Atlántica semiagreste.
Lefty tiene
también esa impronta silvestre al sonar “Pumpkin Pie” al
grito rockero; la misma de “Good Stuff”. La inyección
cortada de un motor de guitarras que grita desgañitando a Robby, y
que rompe el alma con esa apariencia del simple titular en las pelis
de los hermanos Cohen. Esa misma que no ridiculiza sino que los hace
entrañables y auténticos. La profundidad y longitud fondista de
bayas, de humus y musgo cuando te desarma con “No Good” o
“Pen and Page”. Los mismos exactamente cuando la fruta
negra y pedregosa se te clava en el fondo de los sentidos, al
acercarte a una copa de sabio Corullón.
La banda
cambia el registro y aparecen los slides amortiguando la insensatez
de un vino que pide reposo y paciencia. Las travesías largas de
labranza y doma cuando el romanticismo sin igual se lanza en “Holding
on to Chance”; sí, aquí se nos aparece más claramente The
Big “O”. “Roy” sin lugar a dudas, es el homenaje más
bello posible. Adoración la mía, que a crecido a lo largo de los
años por su inigualable arte de cantar a la pena, a la aflicción y
al placentero sabor de la melancolía. Y que cuando escucho una y
otra vez “Holding on to Chance”, no sabría decir si es
llanto o su vaivén hawaiano el que me teletransporta.
No sé, pero
es ese mismo placer infinito con una y otra escucha, su trote cuando
se despiden con “Fresh Snow”, y vuelta a empezar. Podría
estar así siempre, o intentar detener el tiempo como lo ha hecho el
VILLA DE CORULLÓN del 2001. Tres botellas de llorar
desconsoladamente con esa primera añada todavía virginal y franca,
con su territorio y la longevidad de sus viñas (50 y 90 años).
Su impresión
olfativa es fantásticamente evolutiva, mostrando al principio su
mineralidad y rasgos de cuero con volátiles todavía presentes.
Conforme se acomoda empieza a variar en toques especiados, fruta
negra madura, madera antigua y cómoda de la yaya. Después es
un festival de sensaciones maduras afrutadas. Exotismo en su especias
más marcado todavía, la fruta roja madura despega y se amalgama con
cacao, monte y campo umbrío.
Su ataque en
boca refinado y equilibrado sin igual, mantiene sus impresiones
olfativas: Delicioso, con muy buena acidez y abrazo partido con la
fruta, la crianza sin excesos y la elegancia. Todo, sin perder su
origen y ese carácter Atlántico de puro terruño histórico.
Después de
esto que? Bueno, no sé. No sabemos lo que nos deparará la vida.
Pero lo indiscutible y cierto, es que hay recuerdos que no se borran
y que nos encargamos de inmortalizar en forma de sueños eróticos.
El placer dicen...
01-TROUBLE IN THE WIND - LEFTY/CORULLÓN 2001 (D.O Bierzo) Descendientes de J. Palacios 02-ANGEL OLSEN - MY WOMAN/FINO PERDIDO (D.O Jerez Sherry) Saca Mayo/14 8 años Sanchez Romate (Blanco) 03-KEVIN MORBY - SIGNING SAW/S'ALOU_2012 (D.O L'Empordà) Vinyes dels Aspres 04-RODRIGO LEAO & SCOTT MATTHEW - LIFE IS LONG/PÍCARO DEL ÁGUILA_2014 (D.O Ribera de Duero) Dominio del Águila (Clarete) 05-GREGORY PORTER - TAKE ME TO THE ALLEY/BRANDY XIMENEZ-SPINOLA 10.000 BOTELLAS (Jerez Sherry Pedro Ximenez) Ximenez Spinola 06-M. WARD - MORE RAIN/CLOS LENTISCUS BLANC DE NOIRS SUMOLL (Penedés) 07-DINOSAUR JR - GIVE A GLIMPSE OF WHAT YER NOT/MÁIS ALÁ_2015 (Falcoeira, O bolo, sin D.O) Xose Lois Sebio (Blanco) 08-THE MONKEES - GOOD TIMES!/LA CONDENADA_2013 (D.O Rioja) Artuke 09-CAR SEAT HEADREST - TEENS OF DENIAL/THE FLOWER AND THE BEE_2015 (D.O Ribeiro) Coto Gormariz (Blanco) 10-THE MONOCHROME SET - COSMONAUT/FORLONG TINTILLA_2014 (Sin D.O, Tintilla de Rota) Bodegas Forlong 11-HALLELUJAH THE HILLS - COLLECTIVE PSYCHOSIS BEGONE 12-DR DOG - ABANDONED MANSION 13-CASS MCCOMBS - MANGY LOVE 14-NADA SURF - YOU KNOW WHO YOU ARE 15-WILD NOTHING - LIFE OF PAUSE 16-BEN WATT - FEVER DREAM 17-HISS GOLDEN MESENGER - HEART LIKE A LEVEE 18-SCOTT AND CHARLENE'S WEDDINGS - MID THIRTIES SINGLE SCENE 19-RYLEY WALKER - GOLDEN SINGS THAT HAVE BEEN SUNG 20-THE WEDDING PRESENT - GOING GOING... 21-M ROSS PERKINS - M ROSS PERKINS THE KVB - OF DESIRE 22-NAP EYES - THOUGHT ROCK FISH SCALE 23-PAPERNUT CAMBRIDGE - LOVE THE THINGS YOUR LOVER LOVES 24-LAISH - PENDULUM SWING 25-EMMA POLLOCK - IN SEARCH OG HARPERFIELD 26-THE WYTCHES - ALL YOUR HAPPY LIFE 27-JONATHAN RICHMAN - ISHKODE ISHCODE! 28-JEFF PARKER - THE NEW BREED 29-WOODS - CITY SUN EATER IN THE RIVER OF LIGHT 30-THE CORAL - DISTANCE INBETWEEN 31-SHEARWATER - JET PLANE AND OXBOW 32-ANDREW BIRD - ARE YOU SERIOUS 33-TERRY MALTS - LOST AT THE PARTY 34-TEENAGE FANCLUB - HERE 35-LVL UP - RETURN TO LOVE 36-SEÑOR CHINARRO - EL PROGRESO 37-THE HOLIDAY CROWD - THE HOLIDAY CROWD 38-XAVI MOYANO - EL DISCO DEL BUEN AMOR 39-WINTERSLEEP - THE GREAT DETACHAMENT 40-WHYTE HORSES - POP OR NOT
REDSPENCER - PERKS HOPE SANDOVAL AND THE WARM INVENTIONS - UNTIL THE HUNTER JUNIOR ROCKET SCIENCIST - MU MARCHING CHURCH - TELLING IT LIKE IT IS NEW MODEL ARMY - WINTER KYLE CRAFT - DOLLS OF HIGHLAND SAVAGES - ADORE LIFE UNIVERS - LÍMIT CONSTANT THE TEMPER TRAP - THICK AS THIEVES
Escuchar los
sonidos de la vida. Los casi silenciosos e inapreciables rumores que
se escapan de la obviedad escandalosa; esa que cada día te
atropella. Tiene su mismo encanto que de reto mortífero el caminar
por el precipicio y cerrar los ojos.
Aflojar los
brazos y torsionar el tronco para que nos rote la columna de la
cabeza a los pies. Ese fijar la mirada y la atención en los
acontecimientos de la naturaleza (urbana incluso). Y dejar que sea la
baja frecuencia de las cosas, la que tome el protagonismo.
Dicen que
con el yoga y la meditación se consigue. Pero también hay otra
manera de graduar nuestros anteojos y dejar que sean las sensaciones
las que nos invadan.
Con la
música, con todo lo que nos da elementos sensitivos; el vino... Cada
cual con su herramienta, y yo con estas dos en sano ejercicio. La
lista por fin llega a su fin (no se si la adecuada, fiel o justa),
pero por lo menos la que siento como mía con sus errores y aciertos.
Combinarla con otro de mis placeres -el vino- uno de los ejercicios
más emocionantes a los que me han animado. Y con esto solo dar
gracias, no a dios, pero si a Jesús de donde sopla el cierzo, por
empujarme. Y a vosotros por la atención-
10_THE
MONOCHROME SET_COSMONAUT VS. FORLONG TINTILLA_2014 (D.O Vinos de la
Tierra de Cádiz)
A veces, más
de las que creemos, hay que mirar allí arriba. No solo para maldecir
nuestras penurias, encomendarnos o intentar descifrar el tiempo. De
nuestra pequeñez y el techado estelar que nos cubre, descienden
visitantes terrestres que hacen vida allí arriba ¿soñadores? No se
crean, a menudo están más conectados a la tierra que pisamos, que
el más maldito de los materialistas; pero de distinta forma.
De los dedos
de sus pies se extienden largas raíces. Unos para hacer vinos que
hablan de sus madres (tierra y estrellas), y otros del origen de su
naturaleza poética y extraviada.
Bid (tras sufrir un derrame cerebral), y su Set
Monocromático han vuelto con la misma fuerza que la dual pareja
Rocío & Alejandro. Cada uno con su música pero con la misma
pasión y determinación. Idealistas los tres, románticos si se
quiere, y fusionando sensaciones las que me hacen sentir, en común.
Poner a
navegar Cosmonaut siendo como han sido para mi los Monochrome Set:
Una banda marciana donde las haya y a la vez tan dependiente del
clasicismo más cáustico. Me pone al mismo nivel de exigencia sin
presiones cuando este verano me di de morros con Forlong. Porque si
bien es cierto que nos manejamos en esta vida plagada de destellos
vacuos y casi todo al final se convierte en casual y fruto del
destino. Solo espero que el sentido desarrollado por los años me
siga funcionando como hasta ahora.
Que no, que
no es sabiduría ni sapiencia. Es buscar la otra verdad detrás de la
primera impresión: De la música, del arte, de la literatura y los
sabores (sic. and more). Eso que los hace diferentes, más
verdaderos, honestos y nobles con sus virtudes y errores chulos.
Este tinto
del Cádiz costero ya ni tiene D.O porque ni la necesita por más
irrelevante que nos pueda parecer la de los vinos de la tierra de
Cádiz (apuntaos este error). Esto ya viene pasando mucho en nuestro
país, y es por así decirlo: la rebelión silenciosa de los pequeños
e inconformistas viticultores: D.O, o etiquetas como las musicales,
que tan solo sirven para lastrar, acotar y burocratizar el terruño y
la autenticidad de “la cosa”.
El
maravilloso equilibrio que ha conseguido esta pareja con su vino más
emblemático: Forlong 100% Tintilla de Rota. Se me asemeja mucho a
esa especie de halo Pop que domina la vuelta de Monochrome Set.
Si la
sobremadurez, calidez o falta de tanino domina a veces el carácter
de los tintos de Cádiz. Y con esto no hablo de defecto, sino de
característica general cuando hablamos de una uva que se utilizaba
antaño para dulces. Y que ha obligado ha hacer coupages con otro
tipo de uvas más corpulentas.
Esta joven y
alocada pareja han dado en el clavo para lograr que Forlong Tintilla
sea tan descarado como elegante y a la vez complejo, sin despreciar
lo goloso de sus compadres. Asoman las especias, el mineral tiznado y
su esencia biodinámica, pero no pierde ni una mija de
longitud, de persistencia en el paso por boca, y sobretodo de verdad.
Forlong Tintilla es un vino como todos los de esta bodega que no
oculta su origen y su rebeldía. Que pueden hacer que un vino fácil
de entrada, te empuje a un laberinto de pequeños trabalenguas y
acertijos; que te despierte el interés.
La banda de
Bid también ha hecho de su buque insignia folkórico, medio western
e incómodamente inclasificable. Un disco con un lirismo apabullante
y sonrojante. Han puesto todo su bagaje a veces inconexo e
incomprendido en un contexto que roza en inspiración a algunos
discos de The Smiths; y perdonen mi atrevimiento.
Canciones
que no pierden de vista su extravagante manera de entender el Pop, el
New Wave y el Folk. Y que a la vez entran como un dardo disuasorio,
directo al sistema nervioso. Pop instantáneo, con recovecos y
barroquismos justo pero útiles, desde la primera a la última
canción.
Guitarras
perfectas que entran en escena a oleadas, y que tejen una atmósfera
única hasta el momento. Porque amigos, todavía no ha habido en la
música moderna nadie, que tenga los bemoles de intentarlos emular.
Si me apuran los Hatcham Social y alguno más con la valentía de
comerse un colín.
“Squirrel
in Hat” nos lleva al circo de los horrores, hipnótica como la
noria o las “cunicas”. “Put in On the Altar” le da
exotismo maracuyá al Reggea calipso blanco; premeditadamente popero.
Y firman con diablura “Fêlé” en una mezcla curiosa de
Scarlet's Well, Psicodelia, Monochrome y al final por vueltas que nos
den. La multitud de influencias y tics que se desmigajan por su
arrebatadora impronta, lo que nos queda es una imagen imperturbable
de POP mayúsculo como los que ya no se hacen. Chapeau!!
09_CAR
SEAT HEADREST_TEENS OF DENIAL VS. THE FLOWER AND THE BEE_2015 (D.O
Ribeiro) Coto Gormariz
Podríamos
habernos ido a los hermanos grandes, mirar hacia arriba y buscar la
complejidad. Pero para poner sobre la mesa la unanimidad a la hora de
echarle flores a Willy Toledo & Band. Con una copa de Flower &
The Bee nos basta.
Un blanco de
Teixadura 100%, que eleva al denostado Riberio a cotas maravillosas,
con un Xosé Lois Sebio punta de lanza de este joven manicomio
vitivinícola.
Es la gracia
esa de no tener nada que perder cuando de entrada todo está perdido;
en el buen sentido. Convencidos como estamos que la guerra mediática
ya la tenemos perdida, con oportunistas y tragones siempre al rebufo
dispuestos a llevarse las medallas. Da un poco lo mismo, y hasta nos
sorprende que Car Seat Headrest en su nueva y flamante incursión en
el mundo de la lustrosa edición, haya tenido una tan positiva
aceptación.
Eso sin
lugar a dudas denota una falta grande de chicha. Una desnutrición
primaria total, y una falta general de errores bien explicados y
entendidos. Que para perfección y boniquismo ya estaban los trajes
de comunión y de domingo.
Nosotros
somos tan dados a la elegancia sin excesos, como a lo de salir a
comprar el pan con los rulos, la bata y las zapatillas de felpa.
Vamos, para entendernos: que menos perderse por las pasarelas y más
ir la meollo.
Este es el
segundo disco publicado con Matador Records; con más medios, banda
al uso, y con más pulimento. A sus espaldas este chaval con cara de
empollón repelente ya tenía 8 releases que ahí es na. Vamos, que
si ahora tiene 24 añicos, con 18 ya estaba ideando diabluras.
La cosa es
que igual que Flower in the Bee se va a la esencia de Ourense para
hablarte de la Teixadura en vez del laureado Albariño, y demostrarte
que sencillez con grandeza no están reñidos. Car Seat Headrest
también han parido un disco sin polvo ni paja, más accesible sin
por ello perder su carácter primitivo. Aquel donde el error es
relativo e incluso útil cuando no lo es tal, sino disonante y
diferente. Un carisma si se quiere, para llevarnos a terrenos
farragosos y divertidos de Poprock de guitarras asincopadas y
tartamudeos preciosos.
Este blanco
de entrada con volumen, chispeante y a la vez jugoso. De esos blancos
que hacen salivar y te llevan de la mano a su tierra elevando su
accesibilidad a un cebo donde se descubren infinidad de notas a fruta
blanca, a granito, a nectarinas y a monte.
Clarividente
en origen de la misma manera que aparecen Guided by Voices, Pavement,
Velvet Underground o Yo La Tengo, igual que estallan con ese
desparpajo Ramoniano haciendo de sus canciones, vitaminas. Y siguen
apareciendo ante nuestros ojos como algo fresco, necesario, la vuelta
de tuerca lógica para todo siga fluyendo.
Es ese ver
con clarividencia más cosas de las que en apariencia destacan.
Letras que hablan como puñales de algo más que simples rimas
pegadizas: “Destroyed by Hippie Powers” es capaz de
llevarte de lo agreste a lo amable cuando engarza con “(Joe Gets
Kicked out of School for Using) Drugs with Friends” (una
canción que por cieerto, ya tenía dos años); y hay que explicar
mucho más con semejante título? Pues no. Ni sobre el título ni
sobre las canciones que ya de entrada se manifiestan como algo más
que guitarrazos para desmelenarse, bailar y evadirse.
Car Seat
Headrest nace de las pajas mentales (alegóricas aunque igual también
lícitas) desde el asiento trasero de un coche; el de los padres
quizás? La intención se capta supongo, cuando las canciones de este
muchacho precisan algo más que la inercia de pies y manos para
entender la idea: Pildorazos de gran minutaje que como numerosas
capas (de hojaldre?), se resquebrajan en nuestros dedos apareciendo
cosas ricas (el relleno). O esa cosa que hace que más de tres
minutos no hayan de dar por fuerza sueño. Sino toboganes de sube y
baja, desmontables y canciones en definitiva de largo recorrido y
numerosas escuchas. Car Seat Headrest tan solo necesitaban una
plataforma o logística para hacerse una banda, pero las canciones
amigos... las canciones ya estaban ahí hace 5 años. No es mágico?
08_THE
MONKEES_GOOD TIMES! VS. LA CONDENADA_2013 (D.O La Rioja) Artuke
Su título
suena a chufla con los tiempos que corren, pero hay que tenerlos muy
bien puestos para veinte años más tarde renacer con semejante
energía. Eso si no contamos que su anterior aparición ya vino
precedida de otros tantos años de silencio. En realidad la mayoría
conocemos a la banda Californiana por su existencia y éxitos de los
60; concretamente del 66. Como uno de los debuts con más números
uno consecutivos en los EEUU por muy prefabricados que fuesen. O
ese contrapeso a los Beach Boys, aun siendo maltratados por la prensa
hasta tacharlos de plagiadores y falsos músicos que han cargado de
por vida.
Pues bien,
medio siglo más tarde; que se dice pronto. Vuelven entre la
estupefacción y el: - Como narices me voy a poner yo ahora un
disco de unos vejestorios por más bueno que pueda ser? Con un
disco en el cual no solo esta superada la dificultad inicial de
regresar con el chip cambiado y a la altura de nuestros tiempos, sino
siendo también un discazo plagado de joyas Pop, ramalazos de
Rythmblues e indelebles clásicos recuperados para la ocasión. Para
entendernos, algo así como decir:- Que quieres saber a que
pretendían sonar realmente en sus inicios bandas como Belle and
Sebastian? Pues básicamente a esto amigos.
Good Times!!
hace suyo de nuevo el verano eterno, la sonrisa de oreja a oreja y
también claro está, la innata personalidad de la banda; que la
tuvieron aun siendo apartados sin miramientos.
Es como si
cogiésemos el estigma que arrastra de por vida La Rioja con su
imperturbable Tempranillo. Ese esperar popular de que todos los
tintos Riojanos han de ser así o asá por fuerza (marcados de
madera, crianzas largas y boca ligera) y descubrir este renaciente
proyecto de la bodega Artuke: Una finca condenada (como da nombre a
este vino), abandonada de impenetrables y rocosos terrenos, y viñas
centenarias algunas casi muertas que renace como los Monkees, y que
además con un coupage inverosimil: Graciano, Garnacha y Palomino
Fino.
La Condenada
es un vino top fondista, de carácter pétreo y una robustez
atlántica digna de un maqui. Un vino tinto casi salvaje e indómito
que se pliega a un fantástico trabajo de enología y agricultura
esencial, para acabar siendo al nivel de los ARTADI o CONTINOS,
tintos Riojanos con mucho recorrido. Este Artuke sin embargo,
siguiendo la filosofía de su básico o de su Pies Negros, son vinos
cercanos que los sientes como tuyos porque recuperan el espíritu de
la Vila que algunos Priorat han logrado acercarnos: Vinos del pueblo
(como alimento y sustento) y para el Pueblo.
En realidad
ese es el fin; dar lo que nuestras raíces crearon. El GOOD TIMES!!
de los tres Monkees que quedan. Junto a la inestimable ayuda de Adam
Schlesinger(Fountains of Wayne) en la
producción. Y la colaboración con temas coescritos por Rivers
Cuomo (Weezzer), Neil Diamond, Andy Partridge (XTC), Ben Gibbard
(Death Cab of Cutie) con la maravillosa “Me and Magdalena) o hasta
los mismísimos Paul Weller y Noel Gallaguer en “Birth of an
accidental Hipster”.
Un disco que
al margen de ser un corta y pega de antiguos y nuevos temas
desclasificados con el tiempo. En resumen es un torpedo directo a la
línea de flotación. Quince canciones en su edición de lujo que
ponen en el sitio que les tocas viejas tonadillas. Aviva la llama del
Pop sesentero que dio de mamar a infinidad de bandas de ahora, y
recupera lo mejor de los Californianos: Su talento innato para
facturar canciones perfectas sin fecha de caducidad. De principio a
fin señores, no empeño ni desempeño. Tan solo rendirse sin
remilgos a la grandeza de otros abuelos como The Sonics, que han
vuelto para darnos lecciones... bueno; buenos consejos.
07_DINOSAUR
JR._GIVE A GLIMPSE OF WHAT YER NOT VS. MÁIS ALÁ (Falcoeira, O Bolo,
Sin D.O) Xose Lois Sebio
Para que
este disco haya llegado aquí, donde está; siendo como no lo soy: un
fiel seguidor del trío de Anherst. Hay un momento clave e
indiscutible en el pasado año:
Estábamos
recién finalizado el concierto en el auditori de Robert Forster &
His Band plantados frente al escenario típico del Primavera Sound/16
tomando unas birras: Jesus Castillo y su hermano, mi fiel escudero
Carlos Capdet y yo, esperando el inminente directo de DINOSAUR JR. En
el megalítico escenario del otro extremo de Fórum; allí donde se
han tirado abajo barrios enteros para dar cabida a la marabunta y sus
amados cabezas de cartel, RADIOHEAD. Era de esas veces como tantas
que se dan en el PS, donde se visualiza una línea generacional e
idealista -si me lo permiten- que en otros tiempos te fue imposible,
ni visualizar o tan siquiera imaginar.
Desde
entonces han pasado prácticamente 25 años entre pitos y flautas.
Dos más si nos remitimos a mi primer contacto con la banda de Mascis
y la fiereza de su versión del Just Like Heaven de los Cure.
Pues aquella
noche en palabras de mi amigo Carlos, cuando el 90% del festival
estaba rendido ante la vuelta de Radiohead. Nosotros y nuestra
intimidad de un puñado de descarriados. Estábamos viajando sin
drogas algunas a una época mítica, de las que en tu vida significan
algo especial (mis veintipocos años, las de ellos más o menos
también), y sin ningún tipo de dudas aquella: la banda sonora de
una época.
DINOSAUR JR.
nos presentaban en exclusiva gran parte de su nuevo álbum todavía
sin publicar. Pero lo más revelador de aquella noche y el placer de
estar allí: sin tumultos, agobios, ni personas a las que no les
importa un carajo lo que suena, pero van allí a fichar; y si se
tercia a tocar lo que no suena al personal. Escuchar una tras unas
las canciones de su set list, y apenas notar esa diferencia tan
grande en años las unas de las otras.
No vale la
pena querer explicar ya, lo que hace que una banda de guitarras tan
básica y primitiva como Dinosaur Jr, esté muy por encima de
estilos, bandos, o corrientes musicales. Sin saber si estás
escuchando Rock con alma de Poppi, Noise enamoradizo, o Grunge
pizpireto y juguetón. Lo suyo es otra liga sin duda. Y su último
disco con la banda más original posible (Mascis, Barlow y Murph); lo
más parecido a una vuelta a tus años mozos.
Lo han
clavado oigan. Se han sacado de la manga un disco rotundo y bruto,
con 11 temas que bien podrían haber compuesto hace 30 años. Me dan
la oportunidad de pincharlo, y con él una tablilla de ibéricos,
salazones o pinchos varios.... y solo pienso en MÁIS ALÁ. El quinto
invento del loco de Xose Lois Sebio, haciendo de algo parecido al
vino bastardo de un pueblo, un blanco tan elegante como extremo.
Con The
Flower and The Bee nos saca de paseo por el campo. Y con MÁIS ALÁ
no lleva montaña arriba por riscos, laderas y vacíos. Viajes
excitantes de lamer el Xabre y el granito que se descompone laderas
abajo. Y que como los Dinosaur, nos devuelven a las noches salvajes
de notar lo dulce y amargo, lo amable y lo duro. Noches de aprender
sin saber de la vida, cuando canciones como “I Told Everyone”
o “Be Apart” te remontan a la facilidad de crecer casi sin
notarlo.
Máis Alá
manda al carajo tanta mandanga y adorno falso, para descubrirte si
acaso, la verdad de los Vinos Galegos. Desde la Rivera Sacra, hasta
los montes de O Bolo y Falcoeira. Blancos con alma extrema de clima y
terreno que hablan de si mismos sin darse importancia. Tan solo
pidiendo cerrar los ojos y dejarse caer hacia adelante sin miedo para
sentir de lo que te hablan: Entrada ligeramente cremosa pero donde
destaca ese toque montaraz de hierbas altas, de retama, briznas de
ahumado o por lo menos esa conjunción indefinida de tierra húmeda,
musgo, pinaza y piedra. Asoman las frutas frescas de hueso
(Melocotón, Ciruelas claudias, Nectarina). Final ligeramente
amargante de longitud media y toque mineral calcáreo.
Todo un
“eso” que dan con la clave y el disfrute del mismísimo satanás
volviéndote a bailar en privé cuando suena GIVE A GLIMPSE OF WHAT
YER NOT. De verdad, si discos como este plagado de eso que llamamos
“canción ideal”: “Knocket Around”, “Love Is...”
o “Mirror”. Que son capaces de conjuntar tres mundos tan
aparentemente antagónicos como el de Neil Young, los 90'S y el
tormento lánguido de llevarnos del Hardrock al pop, o de éste al
suburbio oscuro del Punk, sin apenas notar diferencias tales para no
gustarnos y caer rendidos. Eso chicos, eso es casi la eternidad; así
de fácil.
Ese momento
clave en el que has rebasado la línea prohibida del otro mundo.
Valiente!!
06_M
WARD_MORE RAIN VS. CLOS LENTISCUS BLANC DE NOIRS SUMOLL (Penedés)
Espumoso vinificado con uva tinta
Este
espumoso de Penedés, es una bendición del cielo amigos. Otra bodega
más que se desvincula de la D.O Cava (la única a la que le han
obligado a perder su origen; por ley). En fin, esa serie de cosas que
procrea rebeldes y más nos vale; por injustos que sean los motivos.
Soy de los
que piensan que por encima de leyes, dogmas y tradiciones
inquebrantables. Están los caminos propios del hombre y de la
persona, que nunca han de estar por fuerza dirigidos al futuro; pues
somos hijos del pasado y padres del presente, el que nos toca vivir.
Así que romanticismos y filosofadas aparte, dar con este espumoso
elaborado por el olvidado e indomable Sumoll de tan asombrosos
resultados ya es de por si, como un chubasco en plena sequía.
Ese agua que
suena crepitar sobre la superficie al arrancar el nuevo trabajo del
Californiano afincado en Oregon, M. Ward. Y que se nos cala de los
huesos al alma en días como este, en los que escribo como método
para ahuyentar una bronquitis maligna.
Parece que
con lo umbrío del día, solo un chamán haya querido que hable de
este MORE RAIN letal. Disco que transmite eso mismo en cada nota de
sus canciones, donde se le hace especial hincapié a las texturas, a
los detalles, a las sonoridades muy de fondo, y a una impronta que a
mi, me cautivó desde el minuto 0.
Es cierto
que no parece de entrada un disco especialmente atractivo por algo en
especial. Que no rebosa de ganchos comerciales, ni de flechazos a
primera vista, ni siquiera de ese atractivo caminar que antaño
cautivó con sus “Post-War” o “Old Time”. Pero mejor aun,
cuando el alboroto parece haber quedado en la intimidad del fiel
seguidor, M. Ward todavía cautiva y refuerza más el crujir de sus
canciones; me entienden?
Ya no es
cuestión de tal o cual canción. Porque si de este trabajo hay que
destacar algo, es su discreción de puntillas y susurro. Un disco que
se extiende como la bruma matinal lejos de las lides de la ribera. De
esa que se cuela por las rendijas de las puertas y se mete en tu cama
para darte los buenos días. O no es eso lo que se imagina cuando
suena “Pirate Dial”?
El mismo
cautivador reflejo ámbar de este espumoso atípico cuando la luz
atraviesa su alma, y que lo mismo te sirve el agradecido sol en un
día de invierno, o los grises plomizos de un día de perros.
Igual es
solo la falta de cariño y ese quien te lo de, para torcer caderas
bluseras “Time Won't Wait”; mi preferida. O volver a lo
Platters y cuadernos de caligrafía Rubio para volver a aprender a
enamorarse con “I'm Listening (Child's Theme)”. De
cualquiera de las formas y apariciones, M. Ward tira el hilo y
siempre pesca.
De esos
discos que tienes miedo a volver a escuchar por entrar en modo
letargo; aunque la primera vez que lo escuché, a mi me diera por
bailar: “Time Won't Wait Up” es la primera culpable de
radiografiar cada uno de mis viajes en coche de este 2016. Y junto a
“Temptation” o ese flotante recuerdo de los mejores Wilco
de Summerteeth cuando suena sin fin “Girl from Conejo Valley”.
Igual que el perfume de manzanas al horno, a cabello de ángel y a
pastelería al hundir mi nariz dentro de mi copa, viendo que al
entrar en boca es sápido y límpido de burbuja milimétrica. Y
cambiar el registro con “Slow Driving Man” o “Confession”.
Porque More Rain modula cruelmente lo estados de ánimo como nadie.
Podría
morirme colgado de una hamaca escuchando este disco y dando sorbos de
Sumoll confitado; en serio. Oliendo, intentando descifrar ese toque
final de fondo que acompaña más a una sensación que a una
percepción real. Con los discos también pasa, y no es cuestión de
una canción concreta, sonido o estilo, no. Es más de un fondo -como
digo yo- ese lienzo con filtro de color, la hora del día... no se.