En el arte milenario de mondar la
fruta; cada una con su técnica correspondiente. Después de desgajar una naranja
de piel gruesa y esponjosa con los dedos, para olértelos después.
El de rasurar la fina vestidura
de una manzana Golden del tirón y con una espiral perfecta y completa. Ésta, es
la que hallo más fascinante, hipnótica y erótica si se quiere.
De pequeñín, era una especie de
reto, que concluía con una satisfacción infinita al ver todo su vestido
completo y enrollado. Igual que el de un artista que se aleja de su obra
conclusa para el disfrute propio del trabajo bien ejecutado.
La manzana en sí misma y todas
sus connotaciones arquitectónicas de cuadrículas urbanas. Me vienen al pelo
para explayarme en el disfrute de pisar charcos y contemplar el reverdecer del
secarral; de parques y jardines, así como el emocional propio y ajeno.
Aunque a poco que sean
mínimamente observadores. Verán que las primeras líneas ya se han oxidado,
igual que la tersa epidermis de una hermosa Fuji
a la intemperie. Pues voy camino del medio año desde que me metí por accidente
a domador de demonios propios y ajenos.
Allí fue precisamente, donde a
vueltas con la manzana próxima a mi morada; mientras infusionaba nicotina,
vapor y lluvias de las que no se tiene ya, ni el recuerdo ni su olor. En cada
pasada frente a las cajas de mi frutero de confianza Juan. Miraba alcachofas,
zanahorias, tirabeques, naranjas y habas, dando rodeos bajo la lluvia.
Hasta que los exclamativos
pedículos y las sinuosas curvas que nacen de sus endocarpios, me clavaron ante
la puerta:
Empapado, calado y embobado;
mientras me guiñaba el ojo una raquítica Golden de Ponent.
Su calibre, brillo y tersura no
eran las de una robusta Marlene,
cierto es. Pero sus desproporcionadas hechuras y su pequeñez entre tanta
musculada manzana alpina y otras, que lucían cerúleos cutis; igual que aquella
francesa abonada al “semáforo” de Jordi Estadella. Ella, destacaba por su noble
y translúcida mirada.
Me cautivó, me enamoré, me
prendó; proclamé.
Y entre ese morbo adolescente del
disfrute del desvestir; muy por encima de la sobrevalorada culminación del
coito, el bocado o el deglutir. Y el dilema existencial de la decisión acertada
o errada que nos proponen los desaires de la vida.
Yo, he escogido el avance suicida
como las tropas de Napoleón en la batalla de Waterloo, solo que con el amor por
bandera. Que por romanticismo no sea.
Bajo un cerezo floreado me la he
comido, a besos, digo, mi adorada manzana.
Sé que otros han cobrado ventaja
y que el año discurre a toda velocidad. Pero la contemplación y el canibalismo
cerebral tienen, aparte de horas insomnes, alguna que otra ventajilla:
Todo se ve desde la distancia y
la parsimonia de otra manera igual, más equitativa. Tal y como he aceptado ya,
que el algoritmo machacón de todo lo que va relacionado a redes, sectas
mediáticas y clubs de fans de John Boy,
no van conmigo. Siendo como soy más de discurrir por la maleza encontrando sin
buscar, que de perseguir, adorar y echar carreras.
Así pues, como mi idilio Malus Doméstico tampoco me da para
relatar parabienes para tanta joya musical.
Igual que hago con mí cariñosa
Gertrudis; nombre con el que he bautizado al amor que concentra ahora
toda mi atención.
Pongo a disposición de aquel o
aquella que como yo, tengan a bien bucear sin bombonas ni divisores de carriles
de piscina a los que asirse. Un puñado de canciones con las que animarse a
investigar, que no como meros paliativos instantáneos, efímeros o placebos para
sofocar la pereza de chafardear.
Mientras este prorrateado texto va
mutando: De novedosa playlist, a
enciclopédico fascículo para celebrar mis 15 años dando la barrila. Yo, ya he
pasado de la verdura de temporada a la flor de calabacín en la solapa para
certificar que eso, que ando enamorado.
Que la luz parece que asoma entre
chaparrón y chubasco.
Y que a veces, solo a veces,
haría como si aquí no ha pasado nada. Y continuaría con el hilo ese de dejar
constancia de todo aquello que me hace bailar y canturrear, sin importarme un
pimiento si hay alguien al otro lado.
Así,
pa mí, pa siempre.
Con una colección de canciones
memorable; como siempre. Y con los Alabameros Verbena infiltrando de grasa
indierockera noventera estas cuarentai¿tantas?
Canciones con las que prender la mecha del pastel de cumpleaños en plena noche
de San Juan.
Hola Verano Pagano!! y denle al play sin rubor ni manías.
Todo bueno, todo de temporada.
SALUDOS, y bailen, y rían.
00_VERBENA_Hey, Come On 01_JEAN MIGNON_Sweet Burnin' Hog 02_PISSED JEANS_Moving On 03_SPLIT SYSTEM_Alone Again 04_THE ARTHURS_The Gloaming 05_LOS SAINTS_Never Said 06_GWENDOLINE_Rock 2000 07_ARAB STRAP_Bliss 08_JUSTICE_One night all night (feat Tame Impala) 09_THE KVB_Overload 10_STILL CORNERS_The Dream 11_DOG UNIT_Consistent Effort 12_PALE LIGHTS_Twisting the knife 13_JOSEPH GIANT_With you 14_DENT MAY_Coasting on funes 15_DEHD_Pure gold 16_JUSTIN GOLDEN_Bye bye Baby 17_NEW MODEL ARMY_Coming of Going 18_PRIZE HORSE_Know better 19_ANOTHER SKY_Psychopath 20_ATENCIÓN TSUNAMI_Politiza tu estrés 21_ALCALÁ NORTE_No llores, Dr G 22_AMATEUR_El huerto provenzal 23_THE REDS PINKS AND PURPLES - What´s going on with ordinary People 24_BILL RYDER-JONES_This Can´t Go On 25_ELBOW_We have all the time in the world 26_HEAL_Closer 27_TURNSTILE_Alien Love Call (feat blood orange) 28_DIIV_Brown Paper 29_PUNCHLOVE_Dead Lands 30_ENOLA_Metalbaby 31_HOT GARBAGE_Lowering 32_LA LUZ_Strange World 33_MEATBODIES_Hole 34_THE THIRD SOUND_Anothe time, another place 35_HORSEBEACH_A Friend by the Lake 36_REAL STATE_Flowers 37_THE BLUE HERONS_tALKING TO gHOSTS 38_THE TYDE_Streetwise 39_BOECKNER_Ghost in the Mirror 40_HOLY ESQUE_Courteous Man 41_BEEN STELLAR_Scream from New York, NY 42_MANNEQUIN PUSSY_Nothing Like 43_EMMA RUSSACK_About Girl 44_MOUNT KIMBIE_Fishbrain 45_COLD CAVE_She Reings Down
Atrapado en una grieta, me he luxado me hecontracturado, y un poco se me han dormido
los brazos también. Y creo que los kilos que he ganado estos últimos cuatro
meses no me van a facilitar la huida; ¡qué suerte de haber ganado algo!
Me he dado cuenta que este madrugón inaugural después
de cinco meses y medio, me recuerda un poco a aquel día que mi madre me
arrastraba Sant Mori arriba a una
academia de repaso. Entre lloros y berreos, siendo como era, un estudiante
pésimo; una realidad aun palpable a día de hoy.
Entonces, ¿todavía no entiendo porque con cincuenta
y tres ya, quiero hacerme chiquito?
Quizás para así estar más cómodamente en las
grietas. Para poder escabullirme entre la franela, vivir tras los premarcos de
las puertas de madera y como un ácaro, dejándome llevar por las corrientes
aéreas sin ser visto. Solo mirando y observando.
Con el tiempo, me he dado cuenta que ese bug de nacimiento que me impedía
memorizar poco más que el abecedario. Me ha obligado a funcionar a golpe de
instinto y a utilizar una red, universo, metodología… Donde todo lo inaparente,
se interconecta entre sí. Por lo tanto, al final, el inconveniente de ser
incapaz de amueblar mi conocimiento con la información que hace la vida y
nuestras capacidades, un prospecto o manual de instrucciones. Ha sido como una
especie de fortuna para explorar y disfrutar con los tan subestimados sentidos
y el impulso, sí, el impulso como agilidad para sortear inconvenientes y
usarlos en tu beneficio.
Así que esto, antes que parecer una confesión ombligista. Es una invitación para
seguirme al rebufo en esta desventura reconstituyente de coser vinos
libertinos, hacedores nómadas, y canciones de consonancia espontánea.
La mayoría se producen por casualidad, pero con una
intención digna de la polinización; por el querer, ser y estar.
Y ocurrió un día bueno, de esos de sol húmedo, en
plena fuga de búsqueda y de cuando el roce con el hinojo marino estalla en
fragancias mediterráneas. Y Marc Lecha, Marta Puparelli y Eloi Cedó se cruzan
en 2021 para sacar a bailar el Callet Mallorquín 60% y la escasa Garnacha
peluda de sas illes 40%. Mientras el Heart and Soul nos dice:
La existencia,
bueno, ¿Qué importa?
Yo existo en los
mejores términos que puedo
El pasado es
ahora parte de mi futuro
El presente es
inalcanzable
Corazón y alma,
uno arderá
Corazón y alma,
uno arderá.
Guardar recuerdos soles, brillantes, vitaminados, de
cargar pilas y empinar el alma; para cuando no haya y los cielos plomizos nos
hagan famélico el espíritu. Como un lema, en definitiva. Y poniéndole música
igual que Bill Ryder-Jones ha hecho con “This
Can`t Go On”:
Dios, todo está
claro cuando necesito a mi papá, papá, papá
Me siento como
un niño chico
Tengo que
recomponerme porque esto no puede continuar.
Es entonces cuando los diferentes proyectos en los
que Eloi Cedó se ha implicado tras dejar de elaborar mi faro Cható Paquita en
el 2019, tras la partida de su madre “La Paqui”. Cobran un sentido todavía más
primordial si cabe, con la amistad y la conexión como columna vertebral de sus
vinos.
Y te topas con
REC para deslizarte como un chaval en un tobogán de un parque acuático.
Mientras observas hipnotizado, los rosetones en forma de alcachofas del Prat
confitadas en aceite del Maitea. Para asimilar un poco más si acaso, esa cosa
del momento preciso sin más intención. Que hace que busques aquello que
proporciona cariño.
Cuando estas cosas suceden, normalmente no hay libro
alguno donde se explique el significado de semejante fenómeno; o por lo menos
yo lo desconozco.
Pero lo que si es cierto, es que cuando sucede lo
notas.
Por eso los vinos de Eloi Cedó proporcionan el
efecto ese donde saboreas el estar a gusto con la compañía, la magia del sitio
y el momento, el relucir de dar placer sin más… Sus vinos dan placer, solo
puedo afirmar con certeza eso.
Igual metería el pie en el charco si dijese que RENCONTRES me ha seducido tanto como mi
primer Cható Paquita del 2017. Pero tampoco voy a mentir si afirmo que esa
parte ligeramente cítrica de naranja sanguina al final, junto a un fondo que a
mi recuerda a una parte cárnica donde bien podría asociarse al mioglobina. Pero
que evidentemente jajajaja igual
sería más generoso referirse a la ciruela madura o ligeramente compotada, con
un recuerdo al ahumado; y ya puestos, imaginaros el vino como un torrente
sanguíneo muscular de la viña y los elaboradores.
Que a mí ya me vale y me quedo tan a gusto.
Y ahora ya sí, en pleno estado de placer mientras
los que mandan intentan derrumbar nuestro precioso mundo. Congelar el tiempo
del disfrute con otra de esas canciones que a mis 12 años. Me hicieron retozar
sobre los armónicos acompasados y cacofónicos de Bob Marley en el Crisis del
Kaya:
Dicen que el
amor es una corriente que encontrará su curso
Quiero decir,
algunas personas piensan que la vida es un sueño
No importa cuál
sea la crisis
¡Hazlo!
Solo remarcar para finalizar.
Que este escaso y fabuloso tinto mallorquín (590
botellas), que me acompaña en mi huida y que nos ha servido para alumbrar
canciones. Ilustra como nadie la inconfundible personalidad de Eloi.
Lo hace uniendo fuerzas de celebración; en buena
compañía, siempre.
Lo hace además, como siempre, sin apenas el intento
de reiteración si no de avance e inmediatez.
Lo hace también sin condicionante ni ultimátum, sino
más bien como estadios donde jugar y crear: Con cualquier comida, a solas,
porque sí y porque te da la gana, porque se transforma con los grasos, dulces
vegetales de la alcachofa, con el ahumado choricero de las pochas o con la
santa gloria del brido por…. ¿ti mamá?
Y porque sin él no estaría yo aquí preparando mí
vuelta al trabajo tras cuatro meses y medio, en una especie de “Fuga de Logan”
de esta aburrida ciudad; como decían los Bethal
en boca THE ANIMALS, con aquel “We Gotta
Get Out of This Place”:
En esta parte y
vieja de la ciudad
Donde el sol
rehúsa a brillar
La gente me dice
que es inútil intentarlo
Tenemos que
salir de este lugar.
Con un vino molón que propició esta tonta idea de
escribir sobre cosas que probablemente no interesen demasiado a nadie.Pero que a mí en lo personal, me ratifican y
gratifican.
Y.
Tampoco creo que haya que darle demasiadas vueltas
ya.
Si encuentran pillen. En Vilaviniteca (su
distribuidor) ya no quedan, yo me bebí la última en Maitea.
Y quizás, solo así entiendan que la vida es un
chasquido.
SALUT!!
Había un niño
Un niño encantado muy extraño
Dicen que vagó, vagó muy lejos
Sobre tierra y mar
Un poco tímido y triste de ojos
Pero muy sabio
Y entonces un día
Un día mágico se acercó a mí
Y mientras hablábamos de muchas cosas
De idiotas y reyes...
Esto me dijo:
"Lo mejor que jamás aprenderás, es a amar y ser amado"
Igual que esas caras familiares que se te cruzan por
la calle y que no sabes cuando y donde ubicar. La de Joe Syverson se me cruzó
en uno de los primeros y deslumbrantes directos de la -ahora- tan popular KEXP.
En 2008, esta diminuta emisora universitaria fundada
en 1972 bajo el nombre de KCMU. Dio el salto a las plataformas de video tras
ser la pionera en emitir vía streaming ininterrumpidamente en el 2000. En el
2004 emitiría los primeros podcast. Y hasta día de hoy, donde es un referente
en sets en directo de calidad superlativa.
Si no has tocado en KEXP, prácticamente y en sentido
figurado, no existes.
El 23 de Julio del 2008 y tras sus primeras
aventuras en la banda punk SIDECAR y
tocar más tarde el bajo en Throw Me The
Statue. Joe conseguía reunir una banda de lujo para grabar un puñado de
canciones, tan alejadas del Punk cómo Yung Beef de un conservatorio:
Zall Tillman (Fleet Foxes) al bajo, Colin Wolberg
(Siberian) a la guitarra, Chris Early (Band of Horses), y Colin English (Hardly
Art’s Pica Beats) a la batería. Serían los encargados de dar forma a las
canciones de Joe, bajo el título de This is Then, That was Now, como una
referencia auto editada de la que a día de hoy todavía se puede encontrar
alguna copia en CD.
Lo demás sería desaparición sin un mal bandcamp que
echarte a la oreja y sin apenas rastro de la deriva de este maravilloso disco.
Joe Syverson giró la esquina a toda velocidad. Y
entre la muchedumbre, el ruido de fondo, y la inercia de quien se trastabilla y
no hace pie. Pasados quince años, aquí me tenéis arrancando el año con la
decidida intención de remediar semejante injusticia y…
Para que os voy engañar. También ese vacío que te
queda como un resquemor. Igual que cuando te ofrecen ese último pincho de
tortilla, y dices – Ay, no, gracias; pensando en la operación bikini. Y te
pegas todo el día con un hueco en el estómago y un hambre, del cual los rugidos
del intestino hacen eco gutural lo mismo que el cantante de Sepultura.
Pasada revista de este recomendable álbum; que
menos. Ya os pondré al corriente de qué ha sido de este señor, y la magia
intrínseca del rescate, descubrimiento, y perplejidad al ver lo que hace el
caballero bajo un seudónimo desde hace siete años.
Bastaría con pulsar el play de “Let Me Fall”; primer
simulacro de éxito allá por el 2009. Y digo simulacro, porque es curiosísimo
ver cómo ha evolucionado el impacto y repercusión de las canciones desde aquel
año. Cuando la plataforma de Spotify aún estaba en pañales y ahora que
prácticamente son los que modulan de manera dictatorial lo que se escucha y lo
que queda relegado a la inexistencia más absoluta.
Así que el paradigma de la música a día de hoy, es
que si procreaste musicalmente hablando, antes de Youtube 2005 y Spotify
2008. O en esa franja de tiempo posterior, hasta su popularización o la
hegemonía del móvil. Y además no tuviste la suerte de estar arropado por una
multinacional o un sello alternativo puntero. Se puede afirmar sin titubeos,
que estas a la deriva en una especie de galaxia infinita donde solo los
usuarios y melómanos más curtidos en el arte de la investigación curiosa te van
a encontrar.
Todo esto podría ser una clase de desgracia según se
mire. Pero para mí, es una oportunidad para estimular el sentido más primario
del ser humano: LA CURIOSIDAD.
This is Then, That was Now; igual que la
novela de S.E Hilton (The Outsiders). Es por así decirlo, como aquel bien
elemental al que el tan mal entendido “progreso” desechó igual que la chatarra
espacial.
Parte de la magia de la obra, está en su sonido
reverberado extraído de las sesiones de una toma y a pelo. Y “Battle
Wings” indica las primeras pistas sobre el destino de Joe y su forma de
encajar el Alt Country heredado de su padre y sus inicios punk. Y sobre esa
premisa de transformar el tan temido country, en un nexo capaz de bascular
entre el pasado y el presente; igual que pasa en la coral “Let Me Now”.
Es comprensible que en un contexto actual de
moderneo alternativo, cualquier cosa que miente la estereotipada etiqueta “Country”, acabe siendo algo que se asocie
a connotaciones negativas; cagada.
“Down The Rad” es el ejemplo más
plausible, y sin embargo la primera maravilla de este disco de poco másmenos media hora que se escucha del tirón.
“Back to The Old” asalta esa parte
que nos puede conectar a The Smithereens, Diesel Park West y a un sonido menos
americano, para acabar enlazando con las tres genialidades de este disco: “Party
Time”, “Let Me Fall” y “Another Sunny Day”.
Importándonos así un bledo, a todo lo que nos pueda
recordar e incluso esa serie de indicaciones idiotas de los que escribimos,
para llamar la atención.
Trece canciones de apenas 2/3 minutos que concentran
esencia, júbilo e inmediatez; como la verdadera chispa de la música.
Ramalazos de blues en “For Gold”,melancólicas baladas como “On
& On & On” o “Don’t Worry Baby”, la gloriosa “Twenty
Four Seven Scream” como una paisajística road movie, hasta el cierre de
“Long
Gone” en una suerte de réquiem.
El auténtico mérito de este disco perdido, está sin
duda en la ni tan siquiera obligación de ceñirse a guion alguno. Si no en la
magia de juntarse cinco músicos para dar vida a un puñado de estupendas
canciones.
Un hecho que dicho sea de paso, escasea últimamente
en un panorama musical donde todo parece estar fabulosamente empaquetado y
etiquetado.
Otra de las grandes fortunas y premios que tiene
rescatar música olvidada. Es descubrir al bueno de Joe Syverson operando bajo
el seudónimo de JOSEPH GIANT, con dos fabulosos discos y uno futuro para el
presente 2024 sin desperdicio alguno:
El Lp homónimo “I Don’t Feel” grabado en 2011 y
publicado el 2020, con una paleta de Alt Country vigoroso y despreocupado para
mentes lúcidas y oídos muy muy abiertos.
Y un bestial “Break It Together” del 2015,
sacándole punta al Country Rock de vuelo sin motor. Que es un torbellino medicinal
y rupturista inspirado en la pérdida del hogar de él y su familia, grabado
junto a John Faryar, Jonas Haskins y Mike Bayer; compañeros de batallas en su
Seattle natal.
Para este año en curso esperamos como refrescante
agua de Mayo su próximo disco del que hemos podido escuchar un par de
canciones. Y como viene siendo habitual, será autofinanciado y por
crowdfunding, como obliga el caminar descalzo..