En el ciclo
este perverso de la vida, donde atusadores de canas, calculadores
pertinaces de perímetros abdominales, y estudiados en el patronaje
de plieges, pespuntes y planchado que nos intentamos licenciar, con más
o menos mejor nota que Jame Gumb. La circuitería interna de nuestra
testa tiene por gusto y capricho, ir por libre sin malas
instrucciones que la catequicen; es así la mala pécora: Anuda
recuerdos y presentes, hilvana la lucidez según le pilla y si no...
Nos aguijonea con alarde heroico, esa sucinta actitud juvenil de la
que presumimos cuando percibimos que la vejez nos acecha; como si
estuviésemos a punto de dar nuestra último aliento convulsivo.
Renegamos
cuando creemos que lo nuestro era infinitamente mejor que lo de
ahora. Peleamos por sacudirnos el peso del pasado. Incluso nos
mostramos como enamorados celosos cuando nuestros íntimos amores
musicales son de dominio público y popular. Pero en el fondo,
disfrutamos como chiquillos en una fiesta de la espuma cuando lo que
suena, nos exhorta para rememorar tiempos lozanos.
Yo hace ya
mucho tiempo que dejé de forcejear con esos instintos recelosos del
subconsciente. Aunque reconozco tener berrinches aislados y
momentáneos, después me sereno, recapacito y disfruto, que es de lo
que se trata. Así que con las manos puestas sobre el volante,
distendido y relajado. No encuentro mejor momento para jugarme a los
dados la suerte del repertorio que escogerán al azar mis ociosos
dedos de la guantera. Siendo los trayectos vacacionales, el mejor
momento para que luzcan por si solas canciones, discos o bandas que
de otra forma, a lo mejor pasarían una criba injusta.
PEACHBLACK
es una joven pareja establecida en tierras Californianas; aunque su
dudoso origen eslavo nos deje serias incógnitas por despejar. Como
se suele decir siempre, no inventan nada que ya no esté inventado;
como si en esto de la música hubiese que inventar algo ya. Eso sí,
se aplican y mucho a la hora de condensar en el recuperado formato
del Ep (lo que antes eran los siete pulgadas). Algo, que por el
propio efecto de la gravedad emerge como melodías salvadoras de mis
más tiernos y lampiños años de adolescencia.
Lo que se
suele llamar Pop electrónico, Synthpop, Dark Wave y algún otro que
me dejo. Términos que ni en los años que se acuñaron servían para
definir con demasiada claridad una u otra orientación musical, pero que nos
ponen en guardia agrupando la mestiza manada en cuatro o cinco
rebaños más genéricos y mansos..
Para mi
humilde opinión más que un estilo ideado con nocturnidad,
premeditación y alevosía, lo que Kristina y Keneth plasman
sobre Dark Horse es en esencia: texturas, atmósfera y mucha
estética. Vale, es cierto que nos remiten indudablemente a la
sonoridad conceptual que tan suya hizo Mute Records a finales de los
80. Y que navegan claramente por esos pantanosos territorios
pseudogóticos y de culto que tanto asustan en la actualidad. Y es
que hablar de góticos, está hoy en día tan mal visto como decir que
eras Heavy, Bacalaero o Breakdancero en tus tiempos
mozos. Compartiendo más que una fobia personal, el poco apego que
tengo a etiquetas estéticas más que definitorias que resolutivas.
Lo cierto es
que sí, PEACHBLACK están más del lado de los perdedores: Los
primeros She Wats Revenge del 2005, de Cold Cave, The
Soft Moon o de KVB. Que de los sonidos más
estandarizados y azucarados de la escena actual, sin un mal single
festivo que los bien venda.
Bastante más
ambientales, electrónicos y menos ruidosos que sus oscuros compañeros de viaje. Peachblack hacen con bastantes más medios que
sus predecesores de anteriores décadas, una especie de TecnoPop más
oscuro. Sin el glamour de invertir en syntes analógicos y caras
máquinas sus subsidios salriales; como se hacía en los convulsos e imaginativos primeros de los 80. Ahora
todo eso se hace en el dormitorio y a veces con un simple ordenador,
cuatro cachivaches y bastantes más medios económicos. Lo cual no quita que hallan parido cuatro temazos
de notable alto. Y que cualquier antropología estilística mee fuera
de tiesto al intentar acotarlos en cualquier tribu; con lo mucho que hoy en día se cambia de vestimenta
Da bastante
igual si te han enganchado con “Dark Horse”; su tema más manejable. O si te has aventurado como yo, a escuchar de una tacada sus
cuatro temas. Justo ahí, donde se aprecia con más claridad y perspectiva
su discurso o esa atmosférica sonoridad que tanto me recuerda al
pasado Elecro Body Music del que beben.
“Gray Mathes” y “Northern Winds” que apostaría porque están muy por encima del tema que da título al álbum; aun teniendo cierta épica más marcada. O el colofón de “Push/Pull”, que es sin lugar a dudas es uno de mis temas preferidos. Con ese áurea tan centroeuropea, y ese fondo de syntes Kranftwerianos que de inmediato me remiten a The Telephone call.
“Gray Mathes” y “Northern Winds” que apostaría porque están muy por encima del tema que da título al álbum; aun teniendo cierta épica más marcada. O el colofón de “Push/Pull”, que es sin lugar a dudas es uno de mis temas preferidos. Con ese áurea tan centroeuropea, y ese fondo de syntes Kranftwerianos que de inmediato me remiten a The Telephone call.
En definitiva,
me han enganchado de inmediato porque no disimulan en absoluto sus
orígenes, que para que ocultarlo; son bastante parecidos a los míos.
Pero sobretodo lo ha hecho porque a tenor de sus cuatro pepinazos, de
los que se podría extraer perfectamente el título de su debut de
cualquiera de ellos. Lo hacen sin miedo a marcar las formas, pautas o
señas de identidad; con lo suavizados y poco claras que resultan la
mayoría de propuestas de ahora #Sea con guitarras o botoncitos.
Y es que de
un tiempo para acá me hastía tanto la militancia absolutista a
cuatro géneros concretos. Como ese mainstrean encubierto tan
extendido y poco claro, que campa a sus anchas en la gran mayoría de
las propuestas.
No me disgusta este pareja californiana, es un tipo de electrónica que no está mal. Ilustrándome, gran texto. Abrazo.
ResponderEliminarSí Johnny la verdad es que a mi me ha rememorado grandes y buenos momentos de mi juventud, y me gusta más aun cuando no disimulan sus influencias, en algunos casos malditas. Y no es que sea estrictamente por nostalgia, solo que soy enemigo total de apartar sonidos madre por el simple echo de no estar "de moda". Prometedor debut sin duda... un abrazo oscurillo master!!
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