viernes, 14 de noviembre de 2014

LUNÁTICOS #Reunión, y gira Española 2015





Abrí la portezuela de la correspondencia, y entre tanto papelajo, folleto y cartas del banco apreció allí; esperada postal en satinado semblante: Noticias de viejos y perdidos en el tiempo amigos.
Con la mesa recién puesta y el plato de Dean Wareham todavía humeante en el presente año. Los recuerdos afloran como el paisaje otoñal que nos envuelve estos días, las hojas crocantes y resecas de los plataneros, las brumas matinales, y frescor ya por fin reinante que nos eriza el bello, como esas mismas noticias envueltas de encomiendas.
Luna vuelven a reunirse tras nueve años desde la disolución, en una gira que nos los traerá de vuelta el próximo año. Ocho citas, ocho ciudades; eso sí, sin el ex Chills Justin Harwood.

Desde que Damon Krukowsky y Naomi Yang junto Dean tejiesen entre apuntes y libros universitarios, el patrón frágil pero identitario de GALAXIE 500: Cuatro cordeles, tres nudos corredizos, y un puñado de Cúrcuma y Caledonia para darles color. Dean Wareham se ha hecho acompañar en ese largo camino por numerosos compañeros de viaje hasta nuestros días. Tanto en el trío neoyorkino con el que desmigajaban los apuntes de la Velvet y el bueno de Lou. Hasta las últimas noticias que tuvimos en el 2010 de DEAN & BRITTA; ese proyecto conyugal mullido y balsámico, al que ha dedicado los últimos años junto a su nueva pareja B. Phillips.
En medio de esas dos épocas, inicial y final, Luna. Banda que Dean Wareham lideró la mayor parte de su productiva carrera. Diez discos, si contamos un directo y un par de compilaciones. Y diecisiete años, que son exactamente los que me separan, desde que por primera vez los viera en directo el 14 de Noviembre del 97 en la sala Bikini.

Tan solo olisqueando la pasta de papel de la postal y acariciando con los dedos el tramado microscópico del brailei de la caligrafía, se amontonan los recuerdos de aquel otoño en forma de fotogramas:
El primer concierto al que asistí con mi hermana mayor; la de en medio de cinco, y a falta de unos New Model Army con los que contentar su iniciación a bandas raras. Con ella, mi pareja, y mi excuñado perdido años más tarde en la espiral de las drogas; ya no están juntos desde hace un puñado de años.
Y los años nos cambian, cambiamos con ellos, y todo parece tan distinto. El tiempo tiene esa cualidad cruel y a la vez dictatorial, por la cual todo cambia y nosotros en nuestra caprichosa memoria lo transformamos a nuestro antojo como ilusionistas. El recuerdo es distinto, mucho más generoso. Vela lo sucio y corrompido, y nos deja para nuestro disfrute lo más memorable; y si no, la nostalgia se encarga impregnar los recuerdos con ese perfume estimulante a café recién hecho. Sí, es así, mis recuerdos me huelen a café crudo y sábanas limpias.

El bajo desgastado del uso por el ángulo superior derecho, de Justin Harwood. Sus acordes distorsionados cuando “I Hop” se detiene para volver a coger carrerilla. La voz de barítono de Dean con el pito de caña chirigotero, con el que nos acunaba a ritmo de “Everybody's Talkin'” de Harry Nilsson. O los punteos sostenidos de Sean Eden emulando a Will Sergeat o Robby Krieger.
Todo está ahí, comprimido en un rincón trasero del hipocampo. Tan fuerte y determinante en analogía, que nunca más volví a interpretar los mensajes del cuerpo celeste en sus influyentes modulaciones orgánicas como antes. El subir de mi marea interna de la euforia al desazón, la atmósfera flotante de la apertura con “Sideshow by the Seashore”, hasta el cierre con la cover de Beat Happening “Indian Summer”. Estados de flotación al llorar con “Tracy I love You”; Tracy es solo mía y su amor me pertenece!! Desarmado de rodillas, postrado ante “Moon Palace”:
well we're travelin' light
gonna speed through the night
only now you recall
it means nothing at all
you were stuck in a dream
and you wanted to scream
but it's nothing at all
no it's nothin'
Al ascender las escaleras que llevan de la cárcava del auditorio de Bikini, hasta la calle. Nos salieron al paso las cámaras de BTV (Barcelona televisión); que responsabilidad la mía, dar testimonio ante unas cámaras de tan trascendente momento: - Que os ha parecido el concierto de Luna? - Muy buenos uhmm...duda, respuesta intrascendente total, ¿muy buenos?. Como si en una sola respuesta se pudiese resumir la gráfica del cardiograma de aquella noche.
Al día siguiente quien por entonces fuese mi oficial en la sufrida tarea de construir de naves, cerramientos varios y cubiertas de sol a sol, me dijo: - Saliste en la Tele anoche y te vimos, hostia!! si es él. Puede que el tipo más cualificado para dotar de significancia el atributo de “Grandísimo hijo de la gran put.”; despreciable, bebedor, ludópata, egoísta y cualquier exabrupto que se te pueda pasar por la cabeza. Tan cordial y amigable nuestra relación laboral a lo largo de 4 años, que llegué a amenazarlo con tirarlo desde el tejado de una nave.
Pero no creáis que me alteró, fue como si resonara en mis sienes “Beautiful View” y de repente me dominase una total apatía y serenidad. El perdón y la absolución ante un imaginado rayo desintegrador saliendo de mis ojos, que lo hiciera desaparecer por siempre. Hacer una mueca de aceptación. Y dejar que “Lost in Space” con su cadencia tan de un L. Reed misericordioso, lo devolviese a la más absoluta ignorancia. Ese tipo de actos mil veces imaginados que hacen a veces, que tu deseo más oscuro sea solo eso, otra vida que solo ocurre en tu imaginación. La realidad siempre es mucho más discreta, simple y escueta: Haces un gesto por no extenderte en explicaciones ininteligibles, y la cabeza debajo del ala.


No se donde estaré ni estaremos dentro de cinco meses; en vista de lo impreciso de los planes a largo plazo. ¿Acaso muertos, indispuestos? ¿Habré comenzado a trabajar por fin tras mi dolencia? nosotros, o ellos. Quien sabe lo que nos deparará el mañana, a veces ni el presente. Todo sucede o se intenta, como una sucesión natural de acontecimientos. Y lo que es seguro es el pasado, aunque no siempre. Ya sabéis que la nostalgia lo moldea a su caprichoso antojo; todo depende de la necesidad de recordar cosas bonitas, o trágicas.
Ahora eso sí, de lo que estoy totalmente seguro o por lo menos dispuesto. Es que mientras transcurren los días esperando que el tambor del revolver nos disponga un desenlace; cómico, trágico o terrorífico. Lo voy a esperar susurrándote al oído... Todos los hechos y actos de cualquier día, serán almacenados y liberados como esporas en un hipotético mañana. Como un sinfín de fantasías, realidades detalladas... o como una mezcla de ambas. Siempre balsámicas por supuesto, como una cataplasma de hiervas con las que abrir nuestros alvéolos.

2 comentarios:

  1. Nadie sabe donde estaremos pero nos ilusiona mucho ver a Luna. Joer, no me acordaba de ese tema "Bobby Peru", qué temazo. Un abrazo, crack.

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  2. Desde luego Johnny, nadie lo sabe donde estaremos pero de estar aquí seguro que esos días estaremos alunizando jejeje Bobby Peru es de mis preferidas de aquel disco y casi de su discogragía junto a la versión de Bonnie & Clyde.

    Salut!!

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