En
este mundo clientelista de más “me gustas” que “te quiero”. Y
ahora que las relaciones humanas están limitadas al malhumor general como
mínima expresión afectiva.
El
cuerpo solo me pide cama y echarme a soñar.
Ahí,
es de los pocos sitios donde los deseos apenas si se parecen a lo que antes
regábamos y arábamos: Como quien cada mañana acaricia las hojas de su petunia y
le habla sin esperar respuesta; esperando solamente la belleza de sus flores.
El
2020 se nos va por el desagüe, pero todavía quedan nimiedades dignas de saltar,
danzar, y eyacular felicidad.
HOME
COUNTIES son de esas pocas cosas breves, directas y espontáneas, que me hacen
albergar esperanzas y brindar con el líquido HemogloVínico de la uva: EL VINO
DE ROSAS.
Los
cinco cortes que forman el Ep de debut, editado en el sello británico Alcopop!
Records. De estos cinco mozos de Bristol con apenas 20 años de media. Me han
provocado el mismo júbilo que mi primera copa del HURDY GURY de VINYES
TORTUGA, que me traje del contrabandista Rabós este verano:
Una
mezcla explosiva de maceración carbónica y “crunchy” de frutos rojos y
golosina silvestre. Que eleva el Cabernet Franc y la Merlot, a la máxima
expresión sensorial unificadora donde vista, olfato, y gustativa son todo una y
simple: - OH YEAH!!
Fijaos
cuan de simple puede ser la síntesis de una ristra de palabras y eufemismos,
cuando todo es tan fácil y sencillo.
Si
lo que debiera ser una expresión de afecto como un abrazo, un beso, o la larga
conversación sin hora; cuando de verdad la empatía brota sin condicionantes. Y
sólo por esa expresión sin definición que hace del cariño, algo etéreo.
Se
ha acabado convirtiendo en un maldito: me gusta, me encanta, o me importa. Sin
apenas comunicación.
La
música, sin embargo: Que tantos quieren llevar al encerado, como una cosa sobre
la que se puede formular o teorizar; y la felicidad que produce.
Se
reduce a un mero OH YEAH!!
Que
paradojas tiene la vida, no? Y que fácil es todo cuando salta el mecanismo y se
activa el automatismo del niño chico que llevamos dentro, ahí, extraviado ya.
Para
que esta cosa les funcione tanto a Home Counties, como a los Holandeses Dido
y Jurriaan (de Viyes Tortuga). Hay algo que debe saltar a primera vista,
claro está:
Se
les ha de ver felices, despreocupados, y con esa característica cara de estar
pasándoselo bomba de: - Me da todo un poco igual sabes?
Huelga
decir que se cumple sobradamente en ambos casos, sospechas no?.
Hace
apenas unas semanas todavía caliente, se publicaba el tan esperado REDEVELOPMENT;
tras los adelantos de “Raoul” y “Dad Bod”.
Tiempo
tendremos de abrazamos a un larga duración, pero de momento. Y con la ligereza
de estos tiempos imponen pudiendo evocarte a unos primeros Parquet Courts.
Verás
si rascas y te ensucias las uñas, que los Xtc, Television, y más que
descaradamente por la camiseta de su frotman, Devo. Están más que sobradamente
bien representados y mínimamente inspirados; un gustazo y alegría a mi parecer.
Básicamente porque parece ser que lo que más está llegando a los medios, no son
estas regeneradoras nuevas hornadas que no se muerden la lengua y están decididos a quejarse a golpe de trastes, botoncitos y baquetas.
Una pena (o no), ya que casi siempre fue
así.
Es
una revolución silenciosa solo apta para los poco conformistas y de oído vivo.
Y ahora más que nunca hay que deshacer el camino y echar la mirada atrás. No
para mitificar o tan solo reivindicar, sino para recuperar la esencialidad.
Tanto
en Home Counties como en Vinyes Tortuga aflora esa parte primitiva de ritmos
espasmódicos e instinto animal; pues no somos otra cosa.
Canciones
que chisporrotean eléctricamente exhalando frescor de pizarras y monte
silvestre. Y que se alimentan de la misma fermentación espontánea para mostrar
las vergüenzas sin pudor.
Doy
un trago, subo el volumen, y vibro de dentro hasta afuera.
Los
antiguos le llamaban danza, ahora le decimos baile. Los temerosos posesión. Y
yo…
Yo
soy tremendamente feliz.
Juzguen si no.
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