"El próximo mes de julio se cumplirán 20 años de esta maravillosa anomalía artisticodiscográfica. Publicada desde Michigan, y elaborada en Londres bajo el paraguas del ya desaparecido sello Le Grand Magistery (ahora en Darla).
Toda
una casualidad, pues el anticipo a la efeméride obedece más a una necesidad
propia de emparejamiento vino/música. Que a cualquier otra obligación de
recordar los grandes momentos que nos brinda la vida, solo con la ceremoniosidad
de los aniversarios de etiqueta, y efemérides de chaqué o levita."
Es
posible y hasta me aventure a datar el instante de la asociación, en ese
momento por el cual. El disfrute y el placer reduce el ritmo cardiaco y las
constantes, hasta quedar una instantánea que se asemeja muy mucho:
Al
haz de luz que cuela por la puerta del balcón e incide justo en la mesita de mi
salón, las motas de polvo y micropartículas flotando en el aire, y la contra
luz tras de la copa. EL ÉXTASIS
El
éxtasis melancólico del invierno y los grises con claros de sol, es una de esas
enfermedades que todavía no figuran en ningún listado de la OMS. Pero que los
llamados “vinos tranquilos”: Aquellos que necesitan de postrarse a los
tempos que ellos mismos dictan, para reflexionar, observar su fantástica
evolución en la copa, e intentar en vano descifrarlos.
Son
los mejores compañeros para sumergirse en el deleite de unificar los elementos
y las evocadoras conexiones invisibles, qué mejor estimulan nuestros sentidos.
HELLO
IS ANYONE OUT THERE es
esa minúscula cima, que Kevin Wright publicó en 2001, tras FANCY MAN/97 y STAR
MAN/98; dos preciosos discos de pop frágil, despojado y sin el más mínimo
rastro de opulencia.
Hello
is anyone es otra cosa distinta. Y no hablo de cambiar esa parte más juvenil,
básica y simple del pop, por algo más imponente y trascendental; aunque sí más
majestuoso y evocador.
Su
paso por Always en 1990 y siguientes dos discos en solitario siete años
después. Obedecían a esos patrones, que hacían de muelle entre el dunedin
sound y la new wave más popera del reino unido. Sin embargo, su última
referencia en Le Grand Magistary. Ilustraba a la perfección esa manera en que
la música de espaciadores Lo fi, deja en los silencios y planos largos, tiempo
suficiente para imaginar algo más visual y evocador que lo que transmite la
propia melodía.
“Ocean Boulevard” sintetiza en delicadeza y armonía. Los doscientos kilómetros que separan Dominio do Bebei de la costa gallega. Y muchos más, si seguimos el curso del rio Bebey hasta la desembocadura del Miño en el Atlántico.
El
primer y sápido sorbo de LALUME 2017; un blanco de Teixadura salido de las
viñas del Valle de Avia, Arnoia y Miño. Deja un inequívoco rastro de su
proximidad al mar:
Cristales
minúsculos de sal que acentúan su estupenda acidez, y un frondoso ramillete de
hierbas de montaña para acompañar un rico desayuno de fruta blanca escarchada.
El
primer vino de este proyecto del hermano de Adolfo Domínguez al que metí mano.
Concluyó en lo que viene a ser un esperanzador sábado soleado en medio de un
invierno extraño.
Puso
luz sobre la “foscor”, vamos.
Y a
partir de ahí. No encontraba momento para que la llegada del siguiente finde
semana, coronase a otro gran vino; como vengo haciendo igual que en un rito de
liturgia puramente pagana, para suplir mis carencias del calor humano que
provoca compartir vinos en compañía.
LA
CIMA 2013 no fue premeditada, aunque las coincidencias te lleven a pensar que
en realidad todo es un plan perfectamente urdido por el destino.
Yo
no creo en el destino, la verdad. Pero sí que creo que las cosas suceden porque
el instinto te lleva por impulso, a sitios o situaciones que de alguna manera
están intrínsecamente ligados al subconsciente. Otra cosa es el partido que
cada uno le saque a estas pajas mentales, claro. Y yo, por pasión… que queréis
que os diga a estas alturas. Lo doy todo.
De
DOMINIO DO BEBEI, lo que puedo destacar de primera impresión es: El excelente
trabajo de viña y paisajístico, y la precisión con la que elaboran.
Puede
que no sea una bodega que delegue en la tipicidad y ese punto silvestre que
podamos tener del carácter atlántico de Ribeira Sacra, como marca de la casa.
Pero hay que admitir que el equilibrio, la esencia del territorio, y el encanto
dispuesto a engatusar al más reacio, es innegable.
Así
que no voy ahora a comparar SILICE VITICULTORES o XOSÉ SEBIO, con BEBEI; pues
sinceramente no le veo sentido a comparar cosas realmente diferentes.
LA
CIMA 2013 es una Mencía con una pizca de otras variedades (brancellao, sousón,
garnacha). Una Mencía aprovecho a destacar, que no tiene nada que ver con
cualquier idea preconcebida tengáis con las Mencías del Bierzo.
Y es
cuando los compases de “Sailor on the Sea”, parece como si me
empujasen a otear desde lo alto de las gargantas de la Ribeira Sacra. Buscando
sin éxito el mar tan presente, en todo el temario de Kevin Wright.
Canciones
que, azuzadas por la temblorosa voz de Mr. Wright, echan a andar torpemente
como un potro recién nacido. Y acaban galopando in crescendo, igual que La Cima
se abre lentamente… mutando, desvistiéndose y volviéndose a vestir. De caricias
frutales, licorosas y rojo apasionado. Para luego aventar la hierba del monte
para que nos llegue de sopetón, mezclada con el bosque húmedo y las rosas
marchitas.
Uno,
sube el volumen de la tremenda “Darling Honey”, empujado
por esa oleada de violines tocada por la magia de The Gemso Orchestra y Yann
Faurie. Esperando despertar del encanto a la bella hada, con la perezosa “The
Night Watchman”.
“Coming
Home”
podría ser la perfecta compañera en un paseo por sus viñedos centenarios de
altura, y trotando a ritmo de Divine Comedy.
Las
canciones del señor Wright saben cómo nadie ralentizar el tiempo igual que un
beso largo y eterno. Y La Cima, es esa pareja perfecta que se deshace en
generosidad placentera.
Me
atrevería a predecir que es uno de los vinos grandes del presente año. Que más
placer e inquietud por descifrar su misteriosa aunque amable complejidad, me ha
suscitado.
Un
vino que pese a pertenecer a esas zonas frías y atlánticas, donde se presienten
vinos cargados de ese floral de violetas o profundos recuerdos de tierra
húmeda, lóbrega y ahumada, o la de la piel curtida. Aquí la parte floral,
aunque está muy presente, recuerda más a la de las flores marchitas que
guardamos entre las páginas nuestros libros. Y su fresco paso por boca lo hace
tremendamente apetecible.
Después
tiene esa fabulosa capacidad de mutar hacia una complejidad siempre cariñosa, y
sin exigencias de prestidigitadores licenciados. Acabando por ser sumamente
elegante en nariz, y dándonos señales de balsámicos, mentolados y eucaliptos.
Que se enredan con una parte mineral muy bien domada junto a los taninos
firmes, y un crisol de recuerdos marcados por la levedad:
Pan
tostado, fruta muy madura, el fino mineral de pizarras, arcilla y arena que
marca su rastro en su paso por boca. Vuelve la parte herbácea medicinal, más
flores secas ligeramente lácticas o lo que pudieran ser polvos de tocador…
Todo
es tan sutil y tan bien integrado con su frescura y postgusto realmente
gastronómico (comiendo es una gozada con cualquier cosa por ligera que
parezca). Que vale la pena -aun siendo realmente difícil por lo adictivo de sus
atributos- darle tiempo e intentar afinar nuestras capacidades detectivescas e
imaginativas.
La
mano de Sara Pérez (Clos Martinet, Venus), y la de René Barbier (Clos Mogador)
como padrinos y consejeros en el nacimiento de DOMINIO DO BEBEI en el 2000. Es
en estas primeras añadas de La Cima, inequívoca y primordial.
Puedes
cerrar los ojos, y sentir esa misma idea de entender el territorio y como
debería hablar de él, un vino.
Agitas,
hundes la nariz buscando recuerdos, sospechas, estampas de niñez; lo que da el
olfato, que lo quite la demencia. Y te empapas de la melancólica “Missing
you Still”, en la más legítima de las abdicaciones al amor incondicional;
como si ambos estuvieran hechos el uno para el otro.
Danzas
en círculos y elipses con la ensoñadora “Winter on Harrow Road”:
Esa canción ideal, de arreglos exquisitos, rememorando en poesía a nuestro Lou
Reed más tierno.
hello is anyone out there streaming
HELLO
IS ANYONE OUT THERE tiene esa escasa virtud de detener el tiempo. De alargar
los orgasmos con una linealidad de capas crecientes. “I Saw the Light”
lo clava en una instantánea sublime, salida seguramente de la simbiosis de la
naturaleza, y su creación. Pura metamorfósis.
Con “New
Day” y “Voyage”, Kevin Wright pone el broche a una obra
para escuchar como quien escucha narrar una preciosa historia.
Uno
de esos trabajos que rebosan en belleza absoluta, sin apenas alzar la voz y
susurrándote al oído.
Deudora
de oradores musicales de la talla de Leonard Cohen, Scott Walker, Nick Drake.
Hijo putativo de Louis Philippe y Momus.
Y dejando el leve rastro de otros recomendables álbumes:
“Metropolitan/Siesta
Records_2004”, un fabuloso dúo con Anna Nyberg de *Scarlet’s Well en “The
Dreamers/Day for Night_2007” y finalmente “Diary of a Fool/Series Two
Records_2009”.
Desde
entonces no se ha vuelto a saber de él; desaparecido como el misterioso Lee
Mavers de The La’s.
Pero
no tengo la menor duda, de que éste, sería uno de mis diez discos
imprescindibles, para entender el POP mínimo de máxima sensibilidad. Con La Cima, si el presupuesto y los autohomenajes os lo permiten. Aunque sea una vez en la vida, que son dos días.
*Scartet`s Well: Banda paralela de Bid (Monochrome Set)
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