VINOMIOS#3: GRANA by JOSEPH PUIG 2013 y MUZZ_MUZZ 2019… SE QUIEREN
Estaba
yo esta mañana buscando una manera imaginativa poética y romántica de arrancar
el 2022. Con un texto donde asociar ese hallazgo entre esos bajos de la vida, que
el día que creces te preparas a desdoblar; aún con el riesgo de que queden las
marcas desteñidas a la altura de los tobillos:
Historias
de amor entre botellas de carmín vidrioso, y discos díscolos que te rodean con
el brazo y te acompañan en el baile fin de curso de la vida.
Escondida
allí abajo. Pedía auxilio, solitaria la botella, como único vestigio que el
trajinero, viajante y escritor Joseph Puig dejó en Cerdanyola hace diez años.
Posiblemente
no fuesen diez años, acaso alguno menos. Pero mi memoria parpadeante e
intermitente, solo sabe ya asociar la longitud del tiempo con la sensación de
velocidad con la que se pasa. Así que… y pese a que… La vida del cincuentón sea
tan emocionante como esas giras conmemorativas de tu banda fetiche; donde el
repertorio cambiaba a cada concierto. La de los jesusitos, es igual,
solo que con las dolencias, achaques y nuevas realidades:
Primero
fue la colesterolemia y la presbicia. Después las apneas nocturnas.
Irritaciones anales, cervicales, desvelos, y… esa molestia que cambia de lugar
como la mosca cojonera lo hace de cetro.
Emocionante
a más no poder por no saber si ese día bailarás rock&roll o una balada
arrambado.
Y a mí, para vuestro interés, me ha tocado ahora prescindir de toda sustancia
alcohólica entre semana para ver si la tensión arterial me devuelve a mi
hipotensión habitual. Y aquí me veis, igualito que los masocas, escribiendo
sobre vino y música para generar melalcolemia sana.
Así
nace esta historia [como la mayoría] por asociaciones espontáneas que acaban en
texto. Dependiendo de mis ganas de constatarlas, el tiempo apremiante, o lo
poco emocionante que acabe siendo mi vida.
Conducir
sorteando el tráfico humeante de Sabadell, mientras buscas de forma premeditada
la serenidad que fuera de tu habitáculo brilla por su ausencia. Es un
experimento curioso y super gratificante; aunque sea para que ese cóctel donde
tu tensión sanguínea, la ansiedad o incertidumbre te sepa razonablemente rica y
plácida.
Sonando
Billy Bragg y ese mágico elixir capaz de detener el tiempo a la vez que tu
pulso y que ha publicado el cadáver aún cálido del 2021.Y después MUZZZZZ
Fluyen
las emociones los recuerdos, y tu inconsciente es capaz de viajar:
Me
acordé de esa forma e intento de comprender algo que bebiste hace muchos años.
Y que ahora lo adquieres como algo más íntimo y tuyo. Del disco que Paul Banks
(Interpol), su amigo de secundaria el multi-instrumentista Josh Kauffman, y el
bataca de Walkmen, Matt Barrick. Que bajo el nombre de MUZZ, sonorizaron uno de
mis últimos viajes para ver a mamá con mis hermanas:
Como
ese silencio que se produce cuando una canción es magnífica. Y esa intrínseca
conectividad que va desde el oído, pasando del olfato hacia el paladar. Y
lacrando un recuerdo con varias cosas a la vez, para que acabe siendo solo UNA,
y distinta.
Joseph
Puig es ese tipo de personas inéditas y particulares que da la vida en
cualquiera de sus disciplinas; en este caso en el de la venta de vino, el credo
por lo tuyo, y la aventura trashumante:
Quinta
generación de viticultores, encargado de operaciones en Chile para la Familia
Torres, fundador de Augvustus, elaborador en Priorat junto a su hija Silvia
Puig (ahora en En Numeros Vermells) con su bodega Ithaca que vendió a
unos rusos, y vendedor de vinos propios y ajenos en más de 20 países. Además de
escritor de unos cuantos ensayos y novelas sobre el vino.
Entre
la infinidad de cosas que le han dado sus 50 años en el sector antes de
jubilarse y volver a la escritura y la familia. Todavía tuvo tiempo de elaborar
por cuenta propia y fuera de D.O’s, varios vinos monovarietales de Tempranillo
(Rioja), Garnacha (Terra Ata y Montsant), Cariñena (Priorat), y este Sumoll de
Tarragona.
Con
el denominador común de una cierta autenticidad rústica, alejada de su
cosmopolita vida. Pero de alguna manera, conectados por esa visión global de
relaciones personales y conocimientos que le otorgaron sus innumerables viajes.
Este
SUMOLL es como una pequeña crisálida dispuesta ya de alzar el vuelo. De
maravillosos colores y reflejos luminiscentes. Conjuga la armonía de su larga
estancia en la botella y esa veteranía capaz de explicarte con precisión lo que
en realidad es capaz de ser un gran Sumoll.
Uva
catalogada por algunos como: “la Pinot Noir catalana”; por su acidez,
fluidez, y determinante capacidad para concentrar los suelos y ubicación en su
buqué final.
Este
2013 ha acabado acomodando toda esa fruta crocante y verticalidad. En un
licuado de fruta madura, tierra húmeda de potente terroir y pasmosa
redondez.
Circunscritos
en aromas de grosellas y fresones maduros, sobre un fondo ligero de terciarios
de crianza. Asoman también los tostados y la pimienta negra con algo que me
recuerda a la manzana licuada. Haciéndolo realmente agradable, porque no
resalta nada de eso en concreto, sino que hay que buscarlo con curiosidad.
Igual
que las ricas armonías en las que se sustenta la voz Paul Banks. Que parecen
estar filtradas por un fino velo semitranslúcido y que se resumen en el nombre
de la banda: MUZZ.
“Bad
Feeling” debería ser esa melodía despertadora; cuando ocho años más
tarde se descorcha una botella cómplice de la aventura: Y los susurrantes saxofones
intentan elevarte torpemente.
La
elipse que forma el líquido dentro de la copa de manera hipnótica al moverla.
Te asomas. Te vuelves a asomar como un chiquillo curioso que cerrando los ojos
intenta convertir las evocaciones en recuerdos, y los recuerdos en pistas para
hallar el camino de vuelta.
“Evergreen”
dobla los bajos, estira los slides y crea el mantra replicante.
“Red
Western Sky” consigue que asocie su melodía con los OTHER LIVES de
Tamer Animals/2011, casi lo consigue; las evocaciones amigos. Doy un sorbo
decidido y me zambullo gorgojando, volteando en el paladar, enjuagando.
Tanino
superfluido y pulido pese a su rusticidad y de agilidad felina; me recuerda a
mi padre de alma de pastor y luego tonelero, vestido de punta en blanco para la
boda de mis hermanas.
Súbele
el volumen a “Patchouli” y si quieres, acompáñala con un quejío
flamenco.
¡Qué
bien se deja y te hace esta colección de canciones!
¡Que
acidez más rica y buena compañera para las comidas!
Toda
ella magistralmente integrada en la fruta madura; esta vez más negra que roja.
Recuerdos de paseo por el bosque húmedo de mañana, de terrones de tierra y
piedra que desmigajas con las uñas. De mineralidad y de pinaza.
El
romancero “Everything Like it Used to Be” que te saca a bailar,
tú, te dejas. Te lleva, te vas. Y el adagio de “Broken Tambourine” vuelve
a recordarte a Jesse Tabish.
Los
dos me gustan.
Y
éste, es uno de esos trabajos que orbitan guiados por las casualidades. Que
hizo que dos amigos de secundaria se encontrasen años más tarde con un tercero
en discordia que los unió, y surgió la magia.
MUZZ
es una de esas cosas que busca escapar del lastre de lo impuesto por la
intención. Y como antídoto, para que sea la comunión la que haga de motor
extractor de sentimientos ocultos. Y que solo se dan cuando por casualidad
también, se dan las condiciones.
Por
eso supongo, todo encaja. Y sin la premura ni la exigencia de hacer algo
suscrito a una banda; con su sonido, sus seguidores, y su compromiso. Todo
fluye natural, apacible. Contigo, conecta también por la inercia de tu falta y
las ganas; que algo significará, supongo.
Que
aquel quien te las encomendó; como todo lo que te encomiendan con los que
empatizas. Sea Mr. Antonio Luque (Chinarro) tras 25 años siguiendo sus
devenires. Será por algo, supongo.
Todo
lo supongo.
Supongo
que canciones como “Chubby Checker” son de las que me sumen, y
tirándome de los pies, me llevan a ver lucecitas de colores.
Otras
que son viajeras, como “How Many Days”. Mestizas de piel cobriza
y claros ojos que te miran fijamente.
O
diapasones con los que no sé si regularé mi tensión arterial, como “Summer
Love”.
En
cualquier caso, nos encomendaremos a la santísima “Trinidad”: Esa
tonadilla final que tanto me gusta y que bien podría haber sido firmada por los
hermanos Kadane.
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