10_TENANT FROM
ZERO_Flight (This Can't wait till Later)
A
día de hoy, hablar de ochenterismo significa un atributo tan difuso y
generalista como referirse al indie; sin entrar en discusiones quirúrgicas.
Paul
Darrah; por ejemplo:
Este
neoyorkino sí que sabe lo que es ser ochentero de hombreras, cardados, brillo
de labios y pantalones altos marcando caderas. Y manteniendo impertérrito las
formas de la seducción, aunque puedan parecer ñoñas a más no poder.
Flight
es un homenaje a Brian Ferry, a Black, Cock Robin y Spandau Ballet. Pero
también lo es a Style Council, Go Betweens y hasta a Blue Nile. ¿Sabes?
esa delgada línea que separa esa especie elegancia -llámala hortera- en la que
todos caemos cuando el amor entre lo sucio, subterráneo y animal, se decanta
esa precisa noche hacia el altar de ese ideal de amor sublime e inalcanzable. A
esos recuerdos de 14 años que todavía revolotean en nuestro nido llamado cabeza
y el primer noviazgo idealista.
Un
disco que bascula con elegancia entre los ritmos sintetizados bailables, los
pasajes que sin dudarlo bailaríamos bien apretados. Un canto a la música
inmortal que a todos nos salvó porque como también sabes: Somos unos románticos
incorregibles; aunque no todo el rato, claro.
Puestos
a humedecer esta velada, de las pocas cosas que hemos bebido este año
¿clásicas? Pues no me gusta darles ese nombre, igual que no me gusta hablar de
“vinos naturales. Así, que hablaremos de vinos de toda la vida, de los que
lloras con años sobre las espaldas, indelebles y con cuerda todavía, refinados,
pero también encabronados y refunfuñones…
El
Sansó 2012 en suelos de arena de FINCA OLIVARDOTS en el
Empordanès municipio de Capmany.
Un
monovarietal eterno, de nariz ahumada, niebla mañanera y perfumes de hongos,
madera húmeda, y tapiz de suelo húmedo. De esos vinos para reafirmar la
adoración a las cariñenas (Sansó) y hacer del escapismo, un placer liviano
hacia lo primario pero… Tan elegante cuando sus 9 años ya lo empiezan a ¿domar?
Pues no, pero sí a empezar a hacerlo exquisito.
Guardo
otra botella, sin saber bien si la paciencia es una virtud mía.
09_JOHN
GRANT_Boy from Michigan (The Only Baby)
He
leído por ahí que es un disco de metraje extraordinariamente largo, de difícil
escucha, y de exigencia en su audición.
Pero
no sé si será porque mí altar personal de The Czars/John Grant conserva
escasamente su debut con Moodswing del 95, temas esparcidos por cada uno
de sus discos, y el Queen of Denmark. Como facetas más laxas y ligeras a
los que todavía pongo flores.
Boy
From Michigan partiendo del extremo al que nos llevó
con Pale Green Ghosts. Me parece una obra concluyente a toda su trayectoria,
y la justa ahora mismo.
Un
disco para escuchárselo sin presión, y comprobar que todo lo anteriormente
mencionado, está ahí expuesto.
Un
John Grant desnudo emocionalmente, abandonado a la inmensidad de Islandia, y
con un soporte sonoro acorde a la magnífica expresividad de su voz, de excelsas
armonías paisajísticas.
Que
me aturde y me encanta porque no pone ni un solo condicionante a la hora de
expresarse, sin límites y sin presión alguna; y se nota en cada uno de sus
pasajes. El tono de sus canciones no ha cambiado tanto, salvo por las
herramientas que utiliza, y tiene a su favor que tampoco lo limitan.
La
electrónica, que recuerda a la experimentación de John Foxx; sólo que más
musculada líricamente hablando. Y el no tener prisa para llegar al cenit de
cada canción. Para mí, es sinceramente un punto de valor extraordinario.
También
necesité hasta dos botellas; sin contar los numerosos escarceos amorosos con MAS
LA PLANA de TORRES. Hasta que he caído rendido después de todas las
negativas, su timidez, y la parsimonia recatada con la que acaba mostrando su
belleza.
Para
él, 8 años no son nada, puede llegar lejísimos igual que un fondista.
Secretos
que destapan a uno de los mejores Cabernet Sauvignon del país; con permiso de
los antiguos Jean Leon de mi juventud. Pero con esta oportunidad que me ha
permitido acceder a tres 2013 bajo precio -la que queda-tendrá que
reposar su complejidad unos años hasta que el día menos pensado me avise; sino
muero antes por el camino.
Él
no lo hará, seguro, es eterno.
Y
sé que no tendré más oportunidades.
08_JAPANESE
BREAKFAST_Jubilee (Slide Tackle)
Me
gusta recostarme sobre la voz de Michelle Zauer. Un vicio incorregible y
algo pernicioso mío. Desde que la lánguida tristeza de “Till Death” me poseyera
hace cuatro años.
Y
aunque Jubilee busque justo lo contrario en años difíciles, y muy de
agradecer que es. Sigo notando la misma languidez a pesar de que aun forzando
el júbilo, la melancolía nos tira del brazo a la mínima de cambio.
Una
prueba más que evidente, de que lo que algunos tienen por comercial, popular, y
blandito, también puede ser unánime en placeres colectivos y de inverosímiles.
Puedo
magullarme con el Psychocandy, bailar agarrado y poseído con Roy
Orbison, y deshacerme literalmente con el Pop de ambrosía de estos coreano-americanos.
Tiene
ese punto intermedio y casi exacto, donde aquellas canciones del cine en blanco
y negro, podrían emulsionar con el Kitty Pop, el funkysoul de
Sade, la hermosura chic de Saint Ettiene, la elegancia de Destroyer…
Tiene un poquito de todo y maravillosamente bien conjuntado. Y una producción
para disfrutarla en un salón de ventanas abiertas y a volumen alto.
Ideal
con una copa de LA CIMA 2013 de DOMINIO DO BIBEI. Vinos de polvos de
tocador, de grosellas tamizadas en el fondo del paladar, de rosas secas entre
las páginas de tu libro favorito.
El
gusto del carmín al besar a quien más amas. El asomarte al rio Bicórana y
tirarte pendiente abajo sin asideros. Con su envoltorio de bosque húmedo.
El
perder la cabeza para bien de tus ataduras, tus manías y prejuicios.
07_BLACK SWAN
LANE_Hide in View (Wish)
He
de asentir con regocijo, que en la mayoría de estos diez discos TOP; por así
decirlo. He depositado el placer por encima de la calidad; si es que hay una
escala para mesurarla.
Una
decisión tan personal como egoísta, pero que en realidad es la que debería
prevalecer cuando escogemos ese altar donde rendir cuentas del año.
Así
que en el conjunto de canciones que nos han devuelto a esta banda que nació
como un proyecto entre varios músicos (Mark Burgess y Dave Fielding de The
Chameleons incluidos) en 2007 y hasta el 2019. Y que ahora lidera Jack Sobel en
solitario, y desde Atlanta. Paradójicamente, me ha retrotraído; ahora que parte
de sus míticos fundadores ya no están.
Con
una querencia inusitada, a sonidos y ambientes más propios del “What does’t
anythingMean?”, deliciosamente desconcertante.
Y
muy por encima de la mayoría de discos que había escuchado desde que los
seguía. Y que, por cierto, ya adoraba.
Un
disco que habla de la desolación y exhala en cada nota, la proyección de grabar
en solitario en pleno estado pandémico. El más oscuro de su carrera, pero
también el de belleza más excelsa y placentera da a cada escucha.
Y
con un detalle gráfico interesante: La portada es de la Lleidetana Lídia
Vives.
Al
que no dudaría en incorporar otra adoración y descubrimiento de estos últimos
dos años: Un SANCTUS “Les Temps des Copains” 2016 de Landon-Chartier.
Un
Gamay vinificado a cuatro manos en ánfora, sin maquillajes, adornos, ni
sulfitos añadidos, de una delicadeza maravillosa. Y que da un placer sápido
repleto de frutillas rojas y bayas, con un toque de regaliz ligeramente salino
hacia el final.
Un
equilibrio maravilloso de estructura, agilidad, complejidad y fácil beber,
envidiable. Que estoy seguro que ganará con el paso del tiempo. Pero que podría
tener con catéter en vía parental non-sop, sino fuera por su precio y mi
presupuesto.
Si
no es que pierdo la cabeza cualquier día.
06_LONELADY_Former
Things (Time time time)
Sé
que mi amor incondicional por la mancuniana Julie Campbell. Es debido a una
filia incontrolable que tengo por la mecánica fácil, práctica, y autosuficiente
a la hora de estructurar una melodía sin demasiados excesos.
Según
se mire, esto va totalmente en sentido contrario a Black Swan Lane; aunque
estos no abusen de excesos, pero sí de cierta pomposidad en armonías. Pero
bueno, yo es que tengo esos extremos y sería muy largo explicaros el porqué.
Y
probablemente una de las razones por las que Former Things suene tan directo,
incisivo y pragmático. Sea el as en la manga que está en la sombra: Guy
Fixen (el 50% de los desaparecidos y adorados Laika)
En
cualquier caso, lo interesante de este caso. Es como aparentemente con un
armazón y los enseres que utiliza; más propios de Gary Numan o los
primeros Devo. Lo que destila a cada beat, son ritmos que rozan el electrofunk
y un R&B electrizante y alucinantemente resolutivos.
Igual
que los vinos del barcelonés afincado en Mallorca Eloi Cedó. Que podrían
sincronizarse a la perfección con la forma de entender las creaciones y sus
inesperados movimientos: Libertad creativa, respeto, y un desarraigo absoluto
por las formas carpetovetónicas y la pesada losa de las etiquetas; de hecho,
las suyas, las etiquetas de sus vinos, ya son una clara declaración de
intenciones.
Vinos
elaborados con viejas viñas de variedades locales, y con la Callet como
eje casi obsesivo en sus vinos de pequeña tirada. Y en este caso acompañado por
20% de Mantonegro y un 15% de Escursac de Felanitx, Consell y
Santa Margalida.
FATO2019
es un vino fluido como mi admirado Cható Paquita, pero con un carácter
más juguetón y versátil si cabe.
De
beber sápido y apetecible con cualquier comida. Resalta más la fruta jugosa de
las ciruelas metley, a uvas rojas y tersas, sobre un fondo de hiervas
mediterráneas y final ligeramente especiado que puede recordar al cardamomo, o
la pimienta roja, de una manera muy sutil y amable. Con unos taninos delicados
y espectacularmente equilibrado para rematar.
05_BABA ALÍ_Memory Device (Better Days)
La
combinación de este tipo, vía Nigeria y sus raíces natales. Y la de Al Doyle,
de LCD Soundsystem y Hot Chip digamos…Que es sin apenas
pestañear, la que más me ha sorprendido y absorbido con diferencia de este
final de año; teniendo en cuenta que la acogí con temor y de puntillas.
Pero
solo necesité una escucha para comprobar que su single no era de postura.
Todo
el maldito disco sigue esa misma intensidad, tensión y alma negra perturbadora.
De esas que ya no recordaba desde los buenos tiempos de Massive Attack, Tricky,
Yazoo, o los más recientes Light Asylum.
Un
disco de baile que explora estilos familiares, con formas realmente excitantes
y desafiantes contra el encasillamiento.
Y
que emana desde las raíces profundas del áfrica permeable e influyente, para
hacer mella en el tecno berlinés, el hip hop neoyorkino y la no wave. Con un
resultado que destila tensión, oscuridad, y un morbo acojonante.
Para
que luego digan que la escena huele a muerto.
Con
esto cuchis, para que os voy a mentir. El cuerpo me pide vinos catapulta.
¿Que
qué son vinos catapulta?
EL
JORCO 2017 de Raúl Pérez, César Ruiz, Flequi
Berruti y Nacho Jiménez desde la abulense Cebredos, es la jodida
catapulta.
Viñas
de Garnacha de 100 años en suelos graníticos de fragante nariz a frutos rojos
licorosos nada voluptuosos, sobre un fondo mineral nada exagerado, y de ceniza
sin llegar a ser ahumado.
Una
de las garnachas más curiosas que me he bebido este año, ya que la fruta roja
no enmascara ligeros recuerdos de laurel y trompetas de la muerte, para dar
paso a un beber muy agradable pese a su apariencia rústica.
Un
trabajo excelente para sacar en su vinificación en barricas de gran capacidad
usadas y con casi la mitad del raspón. Esa parte de vino de pueblo que me trae
el recuerdo de mis estancias invernales en Segovia y Ávila, y la fragancia de
las chimeneas y sus asados. Pero que lo hace realmente agradable y bebible,
hasta recordarme las vinificaciones de René Barbier y la calidez de sus
Garnachas.
04_SPRINGTIME_Self
Titled (Will to Power)
Muchos
conocemos las múltiples facetas del australiano Gareth Liddiard en The Drones
primero, y ahora con los poliédricos y desquiciados Tropical Fuck Storm, y la
deliciosa locura en la se pueden llegar a convertir sus directos.
Pero
la críptica y poética llamada a los infiernos humanos, que sucede en
SPRINGTIME, junto a Jim White (Dirty Three, Pj Harvey) y Chris
Abrahams (The Necks). Es ese paso definitivo que todo ser debería dar, para
hurgarse bien adentro y vislumbrar con escepticismo la verdadera naturaleza
humana.
Siete
canciones, que a golpe de solemne piano desmigajan a hachazo limpio las
miserias traumáticas de la sociedad moderna. Con una rotundidad que va de lo
poético a lo visceral, a la vez que carga de belleza cada uno de sus tortuosos
versos.
“The
Viaduct Love Suicide” es de un punto de inflexión de desértica hermosura.
Como un páramo, y con un Gareth gigante y desnudo que disipa cualquier atisbo
de solemnidad a lo Nick Cave, porque éste, este es un torrente de pureza
muy alejada de cualquier sospechosa divinidad.
Una
obra de brutal sinceridad, penetrante hasta calarte, y preciosa sin más. Aunque
la improvisación lata en cada ataque y te baje al infierno poco a poco. Rematada
con una versión en directo de Will Oldham, luminiscente.
Que
se escucha y bebe (también) de un cáliz de caliza y arena de cursos
subterráneos. Igual que el verdejo de viñas de 140 a 210 que plantaron los
ancestros de la segoviana Esmeralda García. Para dar a luz a este puro SANTYUSTE
2017.
Verdejos
con idiosincrasia y alejados de la desvirtuación en la que los ha convertido la
apisonadora industrial y sobrexplotada; colonia básicamente.
Aquí
encontramos mineral blanco acentuado por su crianza en tinas de barro (en
parte), puntas salinas de la caliza. Fluidez con fruta blanca de hueso y
efluvios de hiervas de monte, que lo hacen de paso firme, sedoso y muy fresco.
Un
vino sin maquillajes ni intervención, que te gira la cabeza invitándote a
cuestionarte si lo que se bebe hoy en día es verdejo. O un invento para captar
bebedores, a los que en realidad, no les gusta el vino aunque se empeñan.
03_MARIA ARNAL I MARCEL BAGÉS_Clamor (jaque)
Es
muy posible que no sea equitativo con este disco al que me soldé, con la
ternura que da el miedo a los inventos y las sendas que desconoces.
Pero
es que a menudo, merece la pena perderse y salirse de la zona de confort con
sus barandillas, antideslizantes, y hasta líneas de vida donde tirar de lo
familiar y autocomplaciente.
Esta
Badalonesa María Arnal (sí, del pueblo que me crió) y no es amiguismo en
absoluto. Y su piloto de vuelo Marcel Bagés (un guitarrista reinventado
a la cacharrería electrónica). Han conseguido sin pretenderlo expresamente, lo
que muchos llevan intentando últimamente:
Con
una naturalidad tradicional, han transgredido (por más que suene
contradictorio).
Sí,
en clamor se pueden dar cita en forma de fantasmas, efluvios, y sintonías
invisibles: María del Mar Bonet, Björk, Marifé de Triana, Portishead, y los
documentos extraviados de Lomax. Pero lo cierto, es que lo que más destaca es
la poesía y el lienzo sobre el que se columpia con una naturalidad fastuosa
Maria.
En
medio, hay como un silencio ahogado que acaba siendo un grito de reivindicación
sobre nuestros ancestros, la vida anónima, la naturaleza y una especie de todo,
que escapa de la canción política; hacia la que los medios interesados siempre
intentan recurrir. La experimentación o la vanguardia, vista desde las
profundidades de lo tradicional de cántaro y trovador. Para ser algo
tremendamente emocionante y emotivo, y naturalmente global. Con una potencia
escénica extrañamente magnética.
Resumiendo,
un disco precioso que emociona sin igual. Por texturas, lírica y sensibilidad.
Todo
esto a lo que hago referencia tras escuchar clamor. También podría darse en la
panorámica que ofrece el Pallars Sobirà y sus 850 mts de altura.
Allí,
las viñas de Pinot Noir plantadas en 2007 por estos cuatro “locos” enamorados
del Pirineo: Josep Rabasa, Ramón Aytés, Guillèm Puras y Aleix Aytés en suelos
calcáreos. Dan a día de hoy, unos de los pocos Pinot Noir a la altura de la
tipicidad única de esta uva fría en Francia, Suiza, Austria o Alemania: BIU
NEGRE de Batlliu de Sort 2019.
Un
vino de r.c.p imbatible, que además concentra ese carácter ligero y acaramelado
de la Pinot. Y sus atributos complejos de hoja seca, trufa, y fruta roja
golosa. Rematada con una acidez exquisita, perfectamente domada pese a su
ubicación y con apenas tres años.
Los
14/15 euros mejor pagados para iniciarte en la maravillosa Pinot Noir, sin
fracasar en el intento de buscar en Francia y llevarte un chasco por
desconocimiento.
“Amamos
el Pallars, Pirineo, el vino, y… la madre que nos parió”
Con
este lema, quien puede resistirse.
02_TIGERS & FLIES_Among Everything Else (HalF)
Hay
una nueva hornada de jóvenes bandas, dispuestas a escapar por las lindes, y no
dejarse cazar por esa especie de “personal shoppers”, que es en lo que
parecen estar convirtiéndose los lobbies musicales que marcan tendencias. Anoten:
Legss, R.M.F.C, Kaputt, Home Counties, Dad Sports, Lumer, y una lista que hasta
a mí se me escapa.
Tigers
& Flies de la decadente costera Brighton vía Manchester, los más
pintorescos para mí, sin dudarlo un instante.
Un
sexteto que bien podría haber surgido de un conservatorio musical, y ellos, los
descarriados dispuestos a mezclar algo poco común. Con un método para elaborar
canciones, que, en realidad es bien práctico: No ponerse límites
independientemente de la disciplina o influencia de cada miembro, los
instrumentos a mano, y el destino hacia donde les lleven esas tonadillas; algo
que por cierto, se les da muy bien, y que a la práctica tampoco es ningún
invento.
Estaba
ahí. Y solo bastaba con poner el talento al servicio del: Nos importa un
pimiento las tendencias y el qué dirán.
Sección
de viento que parecen hacer la guerra por su cuenta. Y una estructura clásica
de bajo/guitarra/batería que juega con el pop luminoso y queriente de fusiones
cálidas.
A
mí, supongo que me entraron desde el minuto cero porque me recordaron de
inmediato a unos neoyorkinos ya desaparecidos: Harlem Shakes; aunque
probablemente estos tampoco os suenen un carajo.
Pero
podrían asociarse con facilidad a unos Pale Fountains en clave más sophisti-pop,
a los XTC, y a todo ese redil de pop que a finales de los ochenta y primero de
los noventa huyó de esta estructura clásica del indiepop. Prefab Sproub, Aztec
Camera, Orange Juice, o lo que se publicaba en Cherry Red en sus inicios para
acercarse a algo más parecido al New Wave. Aunque no es tarea fácil definirlos
si lo que se quiere es poner una puta etiqueta.
Molan
sin más, porque tienen diez maravillas de canciones que te quiebran los
patrones a cada acorde, y son puro flow.
¿Que
qúe me apretaría con esta barbaridad de disco?
LA
SALVATGE de NINI 2018: Un ancestral de Macabeu salvaje sin
cultivar desde hace 10 años, y una parte de Garnacha blanca para esa cosa de
domarlo un poco.
Si
os mola es punto oxidativo del Macabeu (viura), con tres añitos botella. La
rotundidad en boca de montarte a pelo sobre un caballo desbocado, que sorbo a
sorbo te doma a ti. O que se yo, igual te vuelve un poco indómito y mandas a la
mierda los corsés de largas crianzas clásicas. La sofisticación con este
espumoso no sirve, tan solo el abrir de par en par los sentidos.
Un
ancestral rústico de complejidad medieval y paladar de cota de malla, que se
aleja del boniquismo pitiminí de los ancestrales al uso.
Y
nos damos de frente por fin con mi disco de cabecera del pasado 2021. Pero
calma.
Ni
el retraso se debe a una especie de redoble con suspense/susto/sorpresa. Ni
esta pareja ha presentado currículum alguno para certificar si reúnen las
condiciones para estar ahí, en mi altar chiquitín y ni mucho menos en el
vuestro; faltaría.
ALPINE
DECLINE es la historia de un angelino y una china corpulenta, que empezaron a
componer allá por 2010. En una especie de huida a Pequín, para recrear en
música todo lo absorbido en California; desde el aislamiento y la desconexión
de la fagorizadora escena.
De
esos inicios que van asociados a su descubrimiento cuando en 2010 debutaron con
su fantástico “Visualizations/2010”. Hay un cariño especial con
reseña del disco aquel mismo año, y agradecimiento personal de la banda en los
comentarios; todo un pequeño milagro obrado, de cuando los blogs eran luceros
relucientes.
Y una andadura experimental de capas de ruido
brumoso, texturas borrosas, y voces que se pierden entre la niebla y el bosque.
De explosivas melodías finales.
*Una
cosa que de inicio parece ruido caótico, pero que a mí (en lo personal), me
encanta.
Caracterizados
por adentrarse sin apenas importarles mucho más su trascendencia, que la de su
música o la expansión hacia lugares donde la creatividad sucede fuera del
alcance del chantaje de la industria musical. Operaron desde la quinta circunvalación
de Pequín hasta el 2016; que volvieron a Los Ángeles para olisquear lo que se
cocía. Y seguir experimentado descomponiendo música con un Eurorack, volviendo de nuevo a Pequín.
Tras
esta breve biografía para entender medianamente la constante evolución de esta
pareja; que para mí es su mayor punto de valor.
Once
años más tarde vuelven por estos lares tras perderles la pista hace bastante
tiempo.
Y
sin apenas darle demasiadas vueltas al motivo por el que me fascina de este
giro de 180º. Lo primero con lo que alucino es con esa idea de confrontar dos
espejos, y ver como se encuentran su primer disco, y este “For the
Betterment of Well People”.
Y
ver que allí, ya se cocían esas texturas desde los arreglos, las capas y las
instrumentaciones, con el solo origen de lograr un clímax fantasmagórico. Sólo
que aquí, lo hacen para todo lo contrario:
Para
que esa especie de shoegaze de amplio espectro se incline hacia una sensación
de Psicodelia mullida y confortable, de exquisita placidez. Pero donde confluye
el Pop de Sarah Records y Cherry Red, el antishoegaze de Pale Saints con el
timbre querubín de Ian Masters, o un híbrido de Slowdive y Mojave 3.
Ese
olor que empapa cada canción de tonos ocres, de sol en los ojos. Y de muchas
cosas que al final son indeterminadas y poco concretas, a la vez que evocadoras
y realmente gratificantes en su ejecución y la forma como se ha empastado con
silueta de canción.
Yang
Haisong (tercer miembro en la sombra) y Matthew “Linny” Linesch (Edward Sharpe
& The Magnetic Zeros) están detrás de la ambientación, producción y Co
producción. Y se mezcló en el tiempo récord de 11 días entre Pekín y Los
Ángeles.
Y
esta pareja; acompañada ahora por dos músicos más. De cocinar esta maravillosa
colección de canciones. Dispuestas según sus propias palabras como…:
“Una
panoplia con forma de álbum de imágenes y sentimientos que caen en cascada
hacia una mezcla de esperanza e inquietud. Canciones pop superficialmente
agradables que en última instancia tratan sobre la soledad remota y el remordimiento
de haber ido demasiado lejos y descubrir que es posible que no puedas regresar.
Es
a la vez una enfermedad y un remedio, una cura holística para futuros inciertos
elaborada a partir del polvo triturado de montañas ya escaladas”.
Este
disco de placer vehemente, al que me así cada vez que la tormenta (concreta y
figurada) arreciaba. Sirve un poco de ejemplo para explicar a lo que me
refiero: Cuando hablo de diferenciar entre las cosas que reverencias. Y las que
te dan placer sin más.
Así
que estos dos elementos: El último trabajo de Alpine Decline; con la portada
más horrenda que ha dado el año. Con su caudaloso OTIUMMATABURRO 2019
para descender monte abajo desde el Aglí hasta el mar, atravesando Ribesaltes
(Perpinyà). Envuelto en fragantes arañones, frambuesas y grosellas. Fruta roja
que explota en tu boca, y con la que dan ganas de regarte de cabeza a pies. Mientras
haces vahos de brasa, ceniza, y especias.
Son
mi máxime en placer y emoción sensorial. Mientras disfruto, e intento descifrar
a ambos, sin necesidad de hacer una tesis doctoral sobre el disfrute de lo
sencillo.
Su
nombre le viene de las vías que limitan con las viñas de Laurent Roger y
Melissa Ingrand. Donde en su inauguración en 1910; como primera línea férrea
que llegaba a Perpiñán. Murieron dos desafortunados burros que cruzaban las
vías.
Un
tinto fresco y crocante, no exento de complejidad y profundidad licorosa. Elaborado
con las únicas garnachas que no vendió su padre en el año 2000, y que plantó el
abuelo de Laurent en 1949. En terrenos arcillo-calcáreos con guijarros; o lo
que es lo mismo: Frescura, buen drenaje y excelente punto salino/mineral.
Diecisiete
años más tarde y tras trabajar en La Verre y Le Casot des Mailloles. Decide
recuperar las 30 hectáreas de Garnacha, más 10 de Merlot. Y apostar por el
cultivo sin intervención ni labranza y ofrecernos este cañonazo de vino con
hechuras de Cote Rhone.
Un
vino sin madera, de baja graduación y de beber fácil. Pero con una complejidad
juguetona, maravillosa. Vinificado con las uvas enteras sin despalillar y
fermentación semicarbónica; con lo que se bebe fresquito como muchos de los
vinos naturales.
Joder nene, no es que vaya tarde, es que hago gala de mi estado permanente en la luna de Valencia; tan lejos y tan cerca jejejeje. He estado currando intermitentemente en Barbastro y el correo electrónico como unos zorros. Sorry!! La verdad es que me alegro te molen Tigers & Flies. Recuerdan a cosas pero suenan frescos como una rosa y muy personales. Prácticamente todo sobre lo que voy escribiendo (cuando saco tiempo), lo suelo colgar el el grupo o la página de Facebook. Pero ya sabes como van los algoritmos. Un abrazo y feliz por la visita tito!!
Me han molado mucho TIGERS & FLIES. Joer, maese-brother, eres una mina. Algunas cosas tienes que avisar con antelación. Abrazosssssss!!!
ResponderEliminarJoder nene, no es que vaya tarde, es que hago gala de mi estado permanente en la luna de Valencia; tan lejos y tan cerca jejejeje. He estado currando intermitentemente en Barbastro y el correo electrónico como unos zorros. Sorry!!
EliminarLa verdad es que me alegro te molen Tigers & Flies. Recuerdan a cosas pero suenan frescos como una rosa y muy personales.
Prácticamente todo sobre lo que voy escribiendo (cuando saco tiempo), lo suelo colgar el el grupo o la página de Facebook. Pero ya sabes como van los algoritmos.
Un abrazo y feliz por la visita tito!!