THE EMPTY THREATS_MONSTER TRUCK DAY_2023: O... ¿MONTAMOS UNA FIESTA CON BAÍAS E ENSEADAS 2020 Y FERNÃO PIRES?
Las
noches estas de oleaje sudoríparo, en las que los mosquitos surfean espalda
abajo hasta mi coxis.
He
decidido, vistas las circunstancias y aprovechando el misterio nocturno.
Aprender a reptar hasta el lavabo con ayuda de mis codos; y
que fortuna la mía, que potencié deltoides, bíceps y trapecios en el gimnasio
antes de que cerrasen por vacaciones.
¿Veis
que listo?
Mientras
a los malvados espadachines los tengo distraídos haciendo loopings donde la
espalda pierde su nombre.
En
dos terrazas instaladas en sendas nalgas, con ambientes duales a la par de
eclécticos. Se me amontonan y hacen corrillo la fauna hogareña, y algún que
otro despistao que aprovecha que las
ventanas están abiertas y la familia durmiendo.
Allí
hay de todo: polillas, pececillos de plata, moscas palomillas. Menos…. Eeeep!! Las moscas negras y las
chinches; que tienen la entrada terminantemente prohibida por gorronas.
En
perfecta armonía faunística bailan agarraos
el Momma de la ELO; en esas frecuencias inaudibles como el raso del suelo que tan
lejos nos queda. Pero cuan precioso y multiverso es cuando te arrastras sin
prisa; sabiendo que de allí no pasas ya.
El
calor sube y golpea contra las alturas. Pero tú, tú estás divinamente ahí,
panza abajo. Con todo lo que precisas a mano:
La
bandeja con esa rueda grande y gorda como la de un timón de una nave para subir
el volumen, y al fondo. Al fondo la nevera de los vinos a 8 grados ronroneando
con estos calores, como si te estuviera llamando…
Bueno
joder, que me está llamando, que lo sé, ostia
¿No
la oyes?
A
partir de ahí. Me basta y me sobra en esas noches de tregua fundente. Con la
terraza donde estirar mi pata chula, el salvoconducto en forma de Malvasía que
Mannel me dio, y lo que os traigo: Un disco desde Adelaida, en la otra punta
del mundo.
Ahora
mismo, y vistas mis circunstancias de invalidez. Déjame que te diga, que las
noches de verano son las cosas más bonitas. Mirándote pa’dentro y envuelto enbuena música con una copa fresquita de esta deliciosa y tremebunda Malvasía lisboeta del bueno de Fernão Pires.
Llevaba
unos meses esperando con intriga el primer trabajo de este quinteto, después de
escuchar la joyita de “Evil Dead” en mi 53 cumpleaños.
Pensaba
y deseaba que me acompañaran en mi viaje por carretera hasta Alentejo. Y
evidentemente, no pensaba escribir ni una sola línea de aquello que creo que a
estas alturas cada uno debiera/debiese buscarse solito en los arroyuelos.
Pero
lo que es la vida.
Parece
que voy a procrear y ampliar la raquítica familia de esta miserable bitácora.
Si
os digo sin tapujos ni capulladas, lo
que sentí cuando los escuché la primera vez. Son, ese tipo de señales
melancólicas que se escapan a zancadas largas de todo aquello que quiere
parecerse a algo que antaño moló, pero que ahora es incapaz de provocar ese
escalofrío lindo de inocente juventud.
Los
perfumes con olor a gofre de vainilla, la plaga de las vans, los pantalones de
pitillo, y los peinados acabados en pico. Que todo sea igual, huela igual,
suene igual, y sepa igual. Todo lineal y siguiendo una marca de puntos que poco
deja a al riesgo.
No
se trata de que se intente inventar algo, porque todo está ya inventado.
Solamente exigir que me obliguen a bailar imaginando con el cuerpo las notas y
las armonías. A veces inconexas, otras abstractas, y de repente. Perfectas de
lirismo poético.
Solo
eso ¿pido demasiado?
En
esa tesitura, lo poco que funciona es el aislamiento y la miseria. Y es aquí
cuando por estadística Australia se lleva la palma por eso de estar bastante
alejados de los circuitos. Y disculpen, no es exotismo, ya no. Es,
¿desintoxicación?
Igual
que pasa con los vinos cuando ves tanto convencionalismo y estereotipo que te
aburre soberanamente; ¿me siguen?
Por
eso desee este año huir a Portugal y embriagarme con sus vinos siguiendo al
loco sabio de Mannel Serrano y sus 68 primaveras. Y lo haré, no lo duden, soy Tauro.
De
momento no sé cuándo volveré pero apenas me quedan 3 botellas de las seis que
me recomendó. Y el pito pito colorito de
elegir BAÍAS E ENSEADAS 2020, es…
simplemente que es la añada más antigua de las tres; como veis, ahora mismo me
la suda todo tanto -(literal)- que soy un jodido y arbitrario verdugo.
Pero
oigan, que jodida maravilla. ¡Sentencio!
He
perdido la chaveta con las Malvasías secas. Ya sean Griegas, de Sitges,
Riojanas, Italianas o Portuguesas.
De
las que te agarran desde la nariz y su perfume por las carnes nobles y
blanditas.
Ese
adorable reclamo invisible en el que en tu infancia, deseabas la adopción ipso
facto de la panadera, pastelera, o repostera del barrio:
Brioche
recién hecho, crema pastelera, bizcocho esponjoso, el anís estrellado, y tú,
comiendo esas delicias bajo un Magnolio en flor, y de limonero infusionado en
flor de leche. Y el paso por tu alma dejando el rastro sedimentario arcilloso
lleno de salinidad mineral, rocío, cítricos y ambrosía; que no empalago.
Una
terrible droga que me consuela ahora mismo, no sabéis cómo.
Su
dorado hipnótico cegado por la condensación de la refulgente copa.
Las
gotas que se deslizan sin prisa.
Las
baquetas de “ATACB”, la rabia de sus guitarras, y la disonante voz de Stu
Patterson. Provocador, andrógino, y sus magnéticos y contorsionistas
movimientos. Como un conjunto pleno de gustirrinín y alboroto.
El
debut de esta joven banda Australiana arranca con un Postpunk de manual; muy
diferente a sus primeros bocetos en forma de singles a los que costaba
encontrar la conexión entre “Magnolia” y “K”:
“ATACB”
y “Boys
in the Gutter” quizás intentan captar la atención de un público más
generalista, igual que con “Two Years”. Pero rápidamente notarás
que los tiros de esta gente, huyen de lo convencional y pese que sus
inquietudes los llevan desde el Pop lúcido, hasta la New Wave abstracta, o el
aguerrido Post Punk de los 80. El denominador común es la imponente
personalidad de su discurso.
Nadie
diría que llevan publicando desde hace apenas cinco años, y este es por fin su
primer Lp.
Fácil
es enumerar con las manos a las cosas que te pueden recordar y no mentarlas por
decoro. Faltarte dedos para contarlas, y a la vez difícilmente acertar con
precisión; que es lo bonito en definitiva.
Lo
que sí tengo claro, es que por instinto y puro impulso me he agarrado a “Jason’s
Bad Trip”, “Sunday Night” y “New Jet Sky”, y no las suelto.
Me
encantan los tempos a veces desordenados, otras sofisticados, la potencia
escénica de su líder Stu Patterson ,ese clarinete con retirada a saxo que entra
y sale, la tímida voz femenina de Venus que da el contrapunto igual que Kin
Deal, el cómo consiguen el mismo clímax que en su día hacía de Bauhaus una rara
avis de la escena y que aún perdura, el tono experimental y a la vez accesible
que da toda la coherencia a su temario, sus textos social y políticamente comprometidos.
Y
sobre todo.
Lo
bien que hacen sonar todo Stu Patterson, Matt Schultz, Venus, Lenny Regione y
Michael Bond; que básicamente es lo más importante. Teniendo en cuenta que se
lo han producido y grabado ellos mismos en el pequeño sello local P.A.K Records
de Adelaida.
Un
sello que nace de la promoción y soporte en directo de la escena local desde el
Rocket Bar & Rooftop, nacida en 2013 como Punk Ass Kids, toma ya!!
Así
pues, solo me toca maldecir el no poder bailar hasta descoyuntarme este disco.
Y brindar con todos los vinos que iremos descubriendo durante toda mi convalecencia
durante este Agosto, Septiempre y… yo que sé. Espero que pronto, porque no sé
si será una suerte o penitencia para vosotros jajaja
No hay comentarios:
Publicar un comentario