Feliz entre la nada
más absoluta, o por lo menos situado en un punto de inflexión donde
chocan irremediablemente las campañas de turismo global y la
desconexión de la realidad cotidiana; de tu realidad cotidiana. En
un lado las visitas obligadas a Firenze, Venezia, Bologna, donde todo
el mundo se apresura a capturar el instante en un pedazo de memoria
artificial: A codazos ganan la mejor posición de disparo, si la
instantánea parece demasiado concurrida se compra una lámina
perfecta, y se imagina el paisaje idílico. En otro extremo la
guarida del guerrero, en mitad de la nada circunstancial rodeado de
Abedules, Álamos, Tilos, Nogales, y la Emilia Romagna en toda su
extensión..
Los niños corriendo
montados a lomos de las bicicletas, el canto de cortejo del Urugallo,
los Faisanes revoloteando, y los acordes de Kyle Eastwood en su
“Songs from Chateau”. Mientras, uno intenta ordenar palabras y
letras faltas de cariño. El Sol se pone, la Tarde se echa, los
mosquitos se apelotonan en busca de su instante de luz fugaz para que
la Araña despliegue el mantel a la luz de la candela.
Una semana para
desconectar y sentirnos engullidos por el silencio de las noches a
merced de la naturaleza, lo suficiente para recobrar la perspectiva
de nuestra insignificancia; en un mundo donde aunque perseveremos en
ello, no somos para nada dueños de nuestros designios. Por eso
seguramente he sido incapaz de tejer un medio boceto de esta Playlist
que pretende como una sentencia, el final del Verano.
Y aunque nos
aferremos como unos vehementes a nuestro ideal de felicidad, es ahora
y aquí entre la cuatro paredes de nuestro hogar, cuando de verdad
tomaremos el mando de nuestra rutina. Odiada hasta saciedad y la vez
necesaria como una droga infame que nos destruye pero que reclamamos
cual dosis de abstemio poco voluntarioso.
No temáis, ya tendré
oportunidad de echar mano de los paisajes imaginados cuando sean los
vinos en forma de recuerdos, los que ahoguen mi nostalgia.
De momento me
conformo con recuperar con un retraso forzado, parte de la música
drogodependiente que me ha estimulado este estío del 2013.
Seguramente para algunos no la más adecuada para recobrar la
conciencia de nuestro día a día; para otros como yo, una
herramienta imprescindible para equilibrar la vigilia entre la
realidad y el sueño.
Y de entre todo este
puñado de canciones que han ido goteando y sudorando este largo
Verano; como una esencia que se destila. Son varios los discos que
las envasan los que irremediablemente han entrado a formar parte de
mi organismo musical de este año; así dejándonos hacer, como quien
consiente sabiendo de sobras que obra malamente.
LLOYD COLE Y STEVE
KILVEY, DOS ÁNGELES VESTIDOS DE NEGRO.
Con varios meses de
escucha estoy en disposición de afirmar sin temor a precipitarme en
la valía de sendos álbumes. Y no es tan solo por su clase y estilo
hechizante, en el que cualquier cuarentón que se precie caería sin
el más absoluto de los forcejeos, ante los cánticos de sonidos
“deca-decentes” del pasado. Como algún mal pensado pueda
sospechar, en absoluto.
Pues el auténtico
primor del regreso por los campos en barbecho que sembraron años
atrás, no es otro que el de alargar la sombra de su innata
influencia sin machacar, agonizar, o certificar su turno perdido. Al
contrario, pues en los vaivenes nuestros de estilos, modas, y
caducidades, que nos apresuramos acotar, ya no por décadas sino por
años; lo suyo suena tan rejuvenecido como necesario.
El primero más
inmediato tanto por su propuesta como por la inminente visita a
nuestro país el próximo mes. Nos ha sorprendido gratamente no por
su lucidez compositiva de sobras demostrada a lo largo de su carrera
y más concretamente en estos últimos años: “Broken
Record/2010”, “Music in a Foreign Lenguage/2003” o
aquellos pretéritos trabajos que nos descubrieron a los viejos
amantes del Pop romántico de las Islas, otra manera de construir
melodías Pop sin renunciar al Folk que tanto nos amedrentaba por
entonces.
En esa división en
la que jugaban en inferioridad de posibilidades Aztec Camera, Robyn
Hitchcock, Go Betweens, Jazz Butcher, Prefrab Sprout y otra serie de
bandas que no acabaron de encajar en el ideario de los principales
sellos alternativos del momento; Lloyd Cole & The Conmotions
sembraron su propia semilla con “Rattlesnakes/1984” y su
conclusivo “Mainstream/1987”. Un sonido quebradizo que
parecía querer separar en dos costales un Art Pop pulido y amable
del resto, herederos del Glam y del Punk.
Aunque a mi
personalmente siempre me pareció tener el rumbo de su brújula
musical fijada en la música Americana, tanto en su ideario como en
lo físico.
Lloyd Cole o el
eterno niño bueno del Pop Británico regresa con un disco fruto del
mecenaje de sus seguidores, financiado su regreso a los estudios con
una generosidad correspondida a base de electricidad. No en vano el
inicio de la obra nos pone en antecedentes con una versión, la del
“California Eathquakes” escrita por John Hartford y
llevada al terreno más underground; pura electricidad austera,
aunque Lloyd la sazone con su personal forma de interpretar las
raíces de las que bebe su Pop luminiscente.
A partir de ahí el
disco cambia y coge su verdadero ritmo de pedaleo. Son “Women
Studie's” o “Oposites Days” las que dan una sensación de estar
ante un viejo disco de los Conmotions en vez de un disco de autor.
Pero es que si damos un repaso a toda su carrera, la de Lloyd, es una
de aquellas para coger con pinzas aquello que verdaderamente separa
términos, géneros o formatos; incluso el caduco concepto de banda
o el autor. De lo que realmente importa y está por encima de todo lo
anterior; la obra como elemento y veredicto.
Sus ases guardados
bajo la manga en perfecto estado, son los de la genial maestría a la
hora de tejer melodías, que una vez liberadas encuentran su propio
camino sin ayuda de nadie. En su sencillez y en su melancolía está
su verdadera valía, de la misma manera que Richard Hawley podría
estar eternamente acomodado en los 60's:
“It's Late”, la
Dylaniana “Period Piece”, y las preciosas “Myrtle and Rose” o
“Blue like Mars” ganan sin más por su naturalidad, en la que
paradójicamente los arreglos de cuerda, los coros o las guitarras
que juguetean tímidamente, son tan solo elementos que avanzan al
ritmo que marca inmediatez del disco. Armas que han hecho grandes
década tras década al Rock o al Pop, y que surgen en este disco
como una cualidad innata de calidad.
Steve Kilbey &
Martin Kennedy sintetizando la esencia de The Church.
Parecía difícil y
casi imposible que tras más de casi quince años vagando en el más
absoluto de los anonimatos; tras un larga, inquebrantable y tenaz
carrera luchando contra el culto a su propio sonido de atmósferas
cada vez más densas. Fuese Steve Kilbey quien con un proyecto casi
personal, resucitase de repente la verdadera esencia que hizo únicos
a los Australianos The Church.
Así, como suena.
“You are Everything” aun siendo una de muchas colaboraciones a lo
largo de su inquieta trayectoria, y la tercera concretamente junto a
Martin Kennedy (All India Radio); proyecto itinerante enfocado a la
electrónica más vaporosa (Boards Of Canada, Dj Shadow etc) con un
miembro fijo como Martin K.
Han rescatado de las
catacumbas la faceta por lo menos más popular de la banda de las
Antíopodas; ni la mejor ni la peor, pero desde luego la que mejor
que podría encajar y confraternizar en los tiempos que corren a
mayores y pequeños.
Y lo realmente
asombroso es que prescindiendo de una banda eléctrica propiamente
dicha y sin abusar en absoluto del sonido sintético de su
colaborador, han conseguido capturar la esencia de algunos de los
mejores momentos de su antigua banda. Sin llegar a ser un refrito de
canciones escuchadas hasta la saciedad, suena tranquilo, ambiental,
crepuscular y resplandeciente a la vez; todo ello sin dejar de ser un
disco conceptual como muchas de sus otras colaboraciones (Jack Frost,
All India Radio, o los suyos propios). Pero maravillosamente
magnético, y de los que hay que escuchar del tirón para dejarse
llevar por su encanto ambiental.
Hay canciones que
brillan con luz propia como “Lorelei”, “Can't get free”, o
“Wouldn't Know”; esta última que podría perfectamente ser
extraída de aquel magnífico “Seance” de 1983.
Y créanme que con el
paso de los años se me hace cada vez más difícil encontrar obras
que acoger en aquello que uno podría llamar: El cada vez más
reducido altar de los escogidos. Discos que envejecen a nuestro mismo
ritmo y que soportan el paso del tiempo cambiante, al tiempo que
nosotros mismos cambiamos. Quizás por eso o porque somos incapaces
de aminorar el paso y dejar que la música envejezca con dignidad,
para mostrarnos una y otra vez que ni lo viejo es tan bueno ni lo
nuevo tan malo; solo cambiante según le incide la luz o varía
nuestro humor.
Por eso por
contradictoria que resulte esta reflexión, estas listas infernales
de canciones son consecuencia inevitable del hábito tan saludable
como pernicioso de dar la misma importancia a la solitaria canción o
a la obra conceptual.
Sin pequeños chutes
como son los adelantos de TV ON THE RADIO, KELUAR, las remezclas de
JOHN FOXX, o esa maravillosa versión de TEARS FOR FEARS. No tendrían
sentido la incomodidad de adentrarse en la profundidad de discos tan
bizarramente bellos como los de POP.1280, LOWER PLENTY, o GUN
OUTFLIT. Espaciales y abrasadores como los de HOOKWORMS, y
deliciosamente despreocupados como son los de ELEANOR FRIDBERGER (ex
Fiery Furnances) y la dupla de Neil Hannond (Divine Comedy) &
Thomas Walsh (Pugwash), en THE DUCKWORTH LEWIS METHOD,
El regreso
mayestático a la electrónica aterciopelada de BOARDS OF CANADA y
ESSEMBLE PEARL, o incluso una de las joyas mejor guardadas de Texas:
David Wingo tiene esa virtud tan infame como innata de saber
susurrarte una nana al oído, como de construir canciones a medio
hacer con regusto a grandeza.
NO TEMAN A LA
OLA PODRIDA
Su primera intentona
data del 2007 aunque no fue hasta el 2009 cuando asomo la cabezita
con un “Belly of the Lion”, donde progresivamente iba
perdiendo esa apariencia de Folk de cantautor para cobrar más
consistencia. Las herramientas eran prácticamente las mismas, dos
guitarras sin apenas producción pero con la misma dulzura de su
debut y muchos más matices.

Su último trabajo
poco tiene que ver con esas primeras dos desnudas obras, salvo que
los casi cuatro años de espera nos han devuelto a un David Wingo con
la inspiración y la lucidez intactas. Puede que halla perdido
ligeramente la virginidad orfebre de ese Folk que parecía dispuesto
a ser un lobo con piel de cordero, o lo que es lo mismo; Folk
dispuesto a ser Rock. Pero a cambio ha crecido de una forma tan
inusual en estos días, como coherente; sus registros son cambiantes
y caprichosos, pero decididos, adultos, y consecuentes con su
trayectoria de paso corto y seguro. Es capaz de mostrarse ligero o
profundo sin apenas desvirtuar su personalidad: “Speed of the
Light”, “Not ready to Stop”, o “Flumbig of the Light” son
lo que se suele decir canciones redondas se las mire por donde se las
mire, que invitan de una forma desconocida hasta el momento en su
carrera, a adentrarse en la verdadera belleza de este disco: La
debilidad esgrimida como principal baluarte, y que se esconde en
temas como “Some Sweet Relief”, “The Notes of Remain”, o
“Staying in”.
Eleonor Fridberger,
en lo personal y en lo creativo
Es algo parecido a lo
que ocurre con el último trabajo de Eleonor Fridberger. Donde la
otra mitad de Fiery Furnaces salta al vacío con un trabajo, donde se
arma de inocencia para convencernos de que para elaborar un disco de
múltiples recorridos no es estrictamente necesario recurrir a
experimentos; y a veces solo basta con dedicarle el mimo y cariño a
los convencionalismos, que en malas manos resultan a veces vacíos e
insulsos.
El Pop tiene esa
grandeza y dificultad, en su sencillez de argumentos reside el
verdadero reto de crear maravillas con cuatro acordes. Sin embargo
aunque su disco parezca a primeras luces algo comercial e
intrascendente. Atesora una chispa incandescente que va apareciendo
tan delicadamente como la inocencia que le dedica a cada una de sus
canciones Eleonor: Encajes, pespuntes, y notas vocales que se anudan
como el ropaje confortable de sus ecos sixties, que tanto me
recuerdan a las musas Sandie Shaw, a Nico, o a Kirstin McColl... como
lo podría hacer su Folkie Popero que confraterniza lo clásico con
lo eterno.
El malabar de decidir
hacer aquello que por normal y brillante hace de ellas; obras
perdurables en el tiempo e inmunes a las modas.
Una retahíla de
canciones que pese al enganche inmediato a mis preferidas “When I
Knew” y “Stare at The Sun”, perfectas en su ejecución Pop. Le
van a la zaga por ser menos explosivas pero mucho más rentables a
medida que se saborean “My Own my World”, “Tomorrow Tomorrow”,
“I'll Never be Happy Again”... toda una declaración de
principios donde ya sí, ahora ya podemos afirmar el poder de Eleonor
Fridberger como una autora de canciones muy muy grande. Va sí, de
las que en la actualidad pocas abundan; su normalidad la erige muy
por encima de la modernidad poco argumentada.
Se puede decir que
estos cuatro discos son a los que les he dedicado más tiempo durante
este Verano y que junto a los que están por venir, como el de JOHN
PAUL KEITH que nos descubrió el magnífico blog de nuestro compañero
Jesus de AGAINST THE CIERZO; o la buena nueva llegada desde tierras
Valencianas en forma de Rock noventero de MAD ROBOT al que nos encomendó Johnny
en su ESPACIO WOODYJAGGERIANO que conviven con otros adelantos, o con
las extravagancias bailables de THE AMPLIFETES, HOLY GHOST!, marca de
la casa de mis Playlist.
Además no me
gustaría dejar en el tintero el resto de canciones que en forma de
migas de pan en el camino, os guiarán hacia otros trabajos no menos
desdeñables como los de la ex-Yazoo ALISON MOYET, el nuevo y
fabuloso proyecto de Neil Hamond, el disco de SLOW WARM DEATH, el de
LEISURE, los brumosos Israelitas de VAADAT CHARIGIM, o el apocalípico
último trabajo de BASS DRUM OF DEATH.
Todas ellas que
conforman una extensa lista de canciones, que harán las delicias de
todo aquel que quiera investigar en las obras que les dan cobijo. Una
lista para empaparse y para certificar la buena forma en variedad de
la música, por así decirlo, que convive al margen de lo más
popular y mediático.
La Playlist al
completo estará a vuestra disposición como viene siendo habitual
últimamente por petición vía comentario, y que no serán
publicados por privacidad. Donde se os enviarán en forma de enlace
directo, o accediendo al Facebook y pidiéndola al Administrador del
grupo por mensaje privado.
00- TEARS FOR FEARS_Ready to Start (Arcade Fire cover)
01- OLA PODRIDA_Speed of Light
02- BASS DRUM OF DEATH_No demons
03- SPLASHH_Washed up
04- KELUAR_Rivers
05- OMD_Dresden (John Foxx & the Maths RMX)
06- TV ON THE RADIO_Mercy
07- ALISON MOYET_Apple Kisses
08- BOARDS OF CANADA_Come to Dust
09- STEVE KILBEY & MARTIN KENNEDY_Can't get Free
10- LLOYD COLE_Blue Like Mars
11- ELEANOR FRIEDBERGER_When i Knew
12- SEAN ROWE_Horses
13- THE OLMS_She said no
14- JOHN PAUL KEITH_Everything's Difference now
15- LEISURE_Its alright (on the suez canal)
16- THE DUCKWORTH LEWIS METHOD_Third Man
17- SLOW WARM DEATH_Blood 2
18- LAND OF TALK_Summer-special
19- MAD ROBOT_Evil From Youth
20- NEKO CASE_ Local girl
21- VAADAT CHARIGIM_Odisea
22- PRINCE INNOCENCE_Cheere (Suicide cover)
23- HOOKWORMS_Away Towards
24- POP.1280_Lights Out
25- FIDLAR_Paycheck
26- YOUNG FATHERS_Ebony Sky
27- TRUE WINDOW_Fouth Teeth
28- GRAHAM REZNICK_Tomorrow in New York city
29- HOLY GHOST!_Dance a Little Closer
30- THE AMPLIFETES_You WantIt
31- ALLAH-LAS_Every Girl
32- GUN OUTFLIT_Ive Got a Gift
33- LOWER PLENTY_ How Low Can a Punk Get
34- ROSE WINDOWS_The Sun Dogs I spirit modules
35- THE STEVENS_I look back
36- ESSEMBLE PEARL_Ghost Parade