martes, 8 de abril de 2014

ESTOY CON TOY!!_ Sala Razzmatazz 2 (antigua Zeleste)_ 03/04/2013









Amaneció el Jueves Barcelona envuelta en agua y barro. El cielo encapotado y una espesa niebla que bajaba desde Collserola que unía en un degradado cromático, cielo, tierra y mar. Un escenario tan dantesco que se podían moldear muñecos de fango sobre el capó de los coches. La tonta de mi cabeza inmersa en preocupaciones demoníacas, y mi otro hemisferio jugando con las palabras y chapoteando en el recuerdo de una gran piscina de plástico. Es lo que tiene el caprichoso cerebro, que en cuanto hay un momento por el que desconsolarse, huye despavorido hacia los recuerdos más banales de tu memoria.
Aquellos que me atizan y me consuelan masajeándome hipotálamo, frontal y occipital. Me veo y me observo desde el crematorio del tejado de mi hermana, mientras macero treinta años atrás en una gran piscina de Toi, y la canícula Jienense me derrite en pleno Agosto. Lo que podría ser un juego de palabras de lo más imbécil me traslada; que se le va a hacer si es lo poco que tenemos los organismos simples, para asirnos y salir a flote.
Si los recuerdos juguetean en nuestro cerebro ya licuado por la edad; como decía Javier Cansado. Para que resistirse y forcejear ante el asalto navaja en mano de nuestro pasado.
Cada evento, movimiento, o por intrascendental que sea un concierto. Lleva a remolque siempre o casi siempre el recuerdo de un glorioso pasado, donde cada nueva visita era celebrada como un día especial que grabar a fuego en la vida de un joven imberbe.
Por lo tanto acudir de nuevo a la legendaria sala Zeleste, ahora Razzmatazz, tiene mucho de imborrable remembranza: Mi pérdida de virginidad a los 15 con Siniestro Total, ese caustico concierto de Jesus & Mary Chain en el 92... El de los Violent Femmes, Jethro Tull, o el último indeleble concierto de James.
Fueron tantos los que acudí a ver con la veintena de años, que volver después de casi seis sin pisarla. Hace que vuelva a fotografiarlos en mi retícula cerebral.


El de TOY en la presunta sala dos de Zeleste (remarco), aunque finalmente fuera en la más minúscula sala 3; dos pequeñas salas de reducido tamaño que están en el trastero de la vieja factoría. Tenía mucho de ejercicio sintomático de la memoria, pues allí por ejemplo, fue donde vi por primera vez a New Model Army en el 94, a Czars y Devics en el 98, o el perpetua despedida de Pavement en la gira del “Terror Twilight” del 99.
Una sala ropero que tiene tanto de tugurio como de la misma esencia que desprenden Toy: Ese hermetismo casi ceremonial donde las postrimerías del PostPunk y de los sonidos oscuros, se debaten a ostia pura entre la actualidad y la nostalgia.
Como era de suponer y teniendo en cuenta que los teloneros TRAJANO! y ellos mismos, beben de la misma fuente. La sala no tardó mucho en abarrotarse de aquellos que todavía vamos buscando entre lumbalgias, achaques, y resacas mal digeridas, ese mojo que se esconde entre la maleza y el lodazal. Ese algo inexplicable que nos conectaba espiritualmente con nuestros mecenas de principios y mediados de los 80. Y que en contadas ocasiones se vislumbra como un aura divina en algunas bandas de la actualidad.


Sería aventurado y tendencioso afirmar que Toy tienen ese don de autenticidad que los hace creíbles. Pero desde luego son de las pocas formaciones surgidas en el Reino Unido, capaces de navegar en tierra de nadie.
En esa franja casi imperceptible donde los oscuro no suena extremadamente oscuro, donde sus destellos de Pop no son los suficientemente obvios como para etiquetarlos como Pop. Y donde su deuda con el Rock, puede presumir de ser tan solo una evocación elegante y comedida a aquellas bandas que navegaron con rumbo fijo en una prefectura sin denominación de origen: The House of Love o The Church serían un buen ejemplo.
Es probable que sea ese el motivo por el que divagan entre la dulzura de su repertorio más dulce y melancólico. Y esa inevitable forma de incidir en un Shoegaze más espacial, denso y progresivo. Mostrándonos una banda más rotunda sobre el escenario, y menos esmerada a la hora de explotar la riqueza de su repertorio; un dilema de banda todavía joven que como tal, todavía tiene que crecer.


En cualquier caso también es un hándicap o quizás una ventaja, como les sucede a TRAJANO!. La joven banda de Madrid, que amenizó a los pocos avezados que nos dimos cita en el preludio del acontecimiento. Y que nos ofreció un set de casi una hora, donde desgranaron su Ep de debut y las nuevas canciones de su inminete “Antropología”; que verá la luz este próximo mes de Abril.
Una actuación bajo el influjo de Joy Divison, y donde por momentos les fue imposible abstraerse de ese perturbador perfume punk Nuevaolero de la movida (Decima Víctima, Derribos Arias, o Golpes Bajos). Que todo sea dicho, fue lo que más me gustó de ellos. Como una justa reivindicación, a ese personal estilo que tenían las bandas nacionales de principio de los 80, a la hora de reinterpretar aquellos cánticos que llegaban de las islas.
Un sonido nítido y musculoso, donde batería y bajo llevan la batuta. Para que sean después Álvaro Naive (teclados) y su cantante y guitarra Lois Brean, los que acaben por entrelazar su personal punto de vista sobre el Postpunk y el New Wave. Donde pese al inteligible discurso vocal de su cantante, resulta gratificante ver como todavía sigue intacta la influencia que ejercieron esas bandas que nos bautizaron a los cuarentones. Y además hacerlo con tanto pundonor pese a su juventud, y el riesgo que conlleva apostar por ciertos estilos.


Sobre las diez de la noche y ya reunido con mi querida ATTICUS; con quien compartí unas cervezas y el pacto diablesco para acudir al concierto. Entre saludos y reencuentros con viejos amigos, a los que nos seducen esos destellos ochenteros en la música actual, tanto o igual que a una polilla la luz. Fuimos alcanzando posiciones a la espera de la aparición de TOY; quienes regresaban a Barcelona por segunda vez, con un nuevo disco que aparecía en el epílogo del 2013. Un “Join the Dots/2013” que anda muy a remolque de su prometedor disco de debut. Y es que Toy tenía tantos motivos para ilusionarnos como fisuras tiene éste último.
Y no es que su última y precipitada entrega, sea ese temido segundo disco que tanto pesa a la hora de debatirse entre la evolución o el cambio. Pero es que tras su inicio con la inconmensurable “Conductor”: Del que me recuerda personalmente y en positivo a Appliance, dando sentido a los largos minutajes en pos de un Krautrock que hasta puede lonchearse. Lo que viene tras eso, parece gustarnos porque nos recuerdan a sus mejores temas del primer álbum.

Sonó “Conductor” y repentinamente el público asistente fue rodeando el escenario hasta hacer de la minúscula sala, un envasado al vacío. Donde se condesaba el olor a chotuno, el poco uso del desodorante; en una fragancia que turbaba a la par que sedaba. Pasando por “Colours Running Out” para certificar la inbatibilidad de los temas estandarte de su primer disco, hasta recalar en “Too Far Gone to Know”: Uno de los cortes finales de su último disco, y donde más acusan su influencia del Shoegaze más vaporoso y a la vez contundente ¿Los primeros Ride quizás?
Con la hipnótica “Death & Gone” acabaron por poner la puntilla y marcar el rumbo del concierto: Una puesta en escena musculosa y guitarrera, donde la banda en primera línea de fuego, con Charlie Salvidge a las baquetas. Nos pusieron en antecedentes de por donde iba a ir la cosa.

Toy es desde luego una banda que parece sentirse bastante más cómoda elaborando atmósferas progresivas, densas, y demoledoras. Que exprimiendo esa otra cara más armoniosa y exigente; donde Tom Dougall debe exprimir su limitada voz, ante el sonido potente de la banda. Con lo cual “You won't be the same”, “As we Turn”, o “It's been so long” se salvaron a duras penas por los coros de Maxin Barron con esas pintas de heavy reinsertado, su excelente bajo, y los socorridos teclados de Alejandra Diez.


Por suerte los Londinenses tienen otros argumentos sobre el escenario, como para que los presentes disfrutásemos como unos enanos.
Y es que sin ser el suyo un talante catedralicio. Para todos los que como yo, miden las canciones por la emociones que nos transmiten; más que por su interpretacción matemática. El savoir feir de ver una banda atrincherada en un diminuto escenario creyendo en sus armas, independientemente de los malos vientos que azoten y ver al personal disfrutar. Es suficiente para dejarse llevar por la emoción. En ese sentido “Kopter”, “Edlessly”, “Motoring”, “Join the Dots” o la increíble “My Heart Skips a Beat” nos dieron a todos esa dosis de elevación sensorial. Como para calificar a Toy de una banda que pese a vivir de las rentas de nuestros recuerdos. Ejercen una democracia, por la cual todos y cada uno de nosotros elegimos hace tiempo nuestra ruta musical, dejando de lado juicios sumarísimos y patentes estilísticas.
Así que concluido el encuentro, luces al aire!! Con el reflejo de las mismas en las retinas de los presentes y un paisaje retratado a lo Claude Monet en nuestro interior. Los saludos con los últimos sorbos de cerveza aun en el paladar, la satisfacción de pequeños y grandes y como no... Ver que los sentimientos consensúan a los presentes, sin importarle demasiado los inconvenientes; tiene tanto de agradecido como de imprescindible.

El redoble de tambores lo pusimos Marta y el que aquí rubrica, con una charla en las postrimerías. Que tiene tanto de lucidez concluyente, como del inexplicable fenómeno que nos supone a los que vivimos la vida en clave de tempo allegro continuo.
Nos dispusimos a cruzar la calle bajo un intervalo de lluvia más clarificadora. Y para que la misma nos regara en forma de cerveza salvadora nuestros adentros. Allí, en el bar de enfrente y acompañados por Toy y Trajano!; que hidrataban espíritus y pormenorizaban la belleza de lo intrascendente. Pusimos fin a la noche con una de esas charlas tan necesarias y vitales, como el mismo echo de nuestra misma presencia ahí. Algo que hace grandes los momentos, tanto o más como el intento pasado el tiempo de intentar capturarlos, cuando en realidad revolotean en nuestra memoria. ¿Será por que son únicos?

lunes, 31 de marzo de 2014

DANNY & THE DARLEANS_2013: CANELA EN RAMA!!





canela s. f.
1   Segunda corteza de las ramas del canelo, de color marrón claro, olorosa y de sabor agradable, que se emplea como condimento generalmente en platos dulces.
2  fam. Persona o cosa de mucha calidad o que gusta mucho: -Este vino es canela, nene!!

Conmigo trabajaba hace años un compañero bajito, rechonchete, y de tez sonrosada, originario de Jaén (jubilado ya). Quien empleaba esta afección junto a otras, para mostrar la emoción del momento, jolgorio y placer: - Niño, esto está canela!!
Aquí uno que comparte procedencia, y ese terruño hacia el lugar que me vio nacer junto a que toda mi familia; la que llaman la tierra del ronquío. No puede por más que enaltecer cualquier modo de exaltación rockanrolera, con ésta o con cualquier otra que se le precie: niquelao!!, chapó!!, Delicius!!, yeah!!, Wouw!!... y así hasta hartarse.
Y es que hay cosas muchachos, a las ni la ciencia ni la teoría han tenido narices de ponerles nombre; por lo menos un nombre que las definiera con total fidelidad. Son ese tipo de fenómenos naturales y espontáneos tan inexplicables como sabios: El acto reflejo de mirar hacia arriba cuando lo hace otro. El sonreír ante un tropiezo, por más que nos compadezcamos. O el balanceo automático de la cabeza cuando por ejemplo suenan cosas como el “Boo-da-lye”, de estos profanadores de cementerios industriales; que son los Detroinianos Danny & The Darleans.
Tres auténticos bicharracos, fémina incluida, criados e instruidos entre las derruidas factorías de Detroit. Donde todavía se puede atrapar con las manos el hedor a hierro, humo, y taladrina, para olisquearlo y embriagarse con él.
Allí donde entre tugurios todavía se puede apurar una cerveza bañada en Bourbon; para olvidar las cartas mal dadas, con una buena actuación en directo de los Dirtbombs, de Detroit Cobras, o añorando a los Von Bodies.


De allí partió hace un buen puñado de años Danny Croha. Quien tras hartarse de recorrer medio mundo con sus Demolition Doll Rods en veladas con The Cramps e Iggy Pop. Decide sentarse, ¿reflexionar?, y fundar en el 2008 junto al endiablado baterista Richie Wohlfeil los actuales Danny & The Darleans; más tarde se les uniría la bajista Collen Burke.
Una especie de triángulo de satanás, que conjura con una eficiencia sin igual el Garaje Rock de los sesenta. Como quien quisiera dotar de una merecida envergadura, los ritmos más elementales y elevarlos al cuajo de donde todo nace. Poniendo si se tercia la vida en ello.

Pero lo verdaderamente memorable de este puñado de composiciones. No es el simple echo de condensar el espíritu efervescente y primitivo de los Sonics, The Seeds, The Sparkles, o de Kingsmen, siguiendo al dedillo los libros de historia; que es de agradecer. Si no su llamativa forma de insuflar aquello que todo viejo “renegao” desea: Caña de la buena, mala baba, vigor... pero vigor natural sin colorantes ni aditivos. Ya sabéis, aquello que uno siente que le recorre el cuerpo, pero que difícilmente puede explicar poniéndole un nombre, adjetivo, o explicación científica.
Es mucho más sencillo darle al play. Y dejarse de monsergas con las que teorizar, sobre algo que penetra en nuestros pabellones auditivos, y actúa con la misma eficiencia que el viejo motor de un Mustang Fastback.
O reposar el brazo ejecutor de nuestro tocadiscos. Y darle así la merecida liturgia, a algo que suena con la cavernosidad y mugrosidad de un buen ungüento de aquellos años.

La sacudida con la que arranca “Don't get in the Car”, viendo planear a The Hives. El coger velocidad con los ritmos ye-yes de “It's about my baby” donde los redobles de los tambores invocan a Small Faces o a los Kinks. Ese deje vocal y esa cadencia tan familiar de “How many Times” que nos ensarta con el aliento sobre el cogote de Mick Jagger o de Danny Phay. O el Blues Rock que destilan en “Why” como unos sucios Wave Pictures.
Aunque hay que esperar pacientemente hasta el corte ocho, para darnos de bruces con dos de las mejores rúbricas de este refrescante acierto: “Don't ask the Question” y “Doo-da-lye” son ese pisotón final al acelerador, donde tal y como hacían Dr, Explosión: Aúnan la inmediatez del garaje, y el trote imperecedero del Rock&Roll. Invitando a degustar este maravilloso artefacto de principio a fin, y sin dudas posibles. Y cerrando con dos fantabulosas “You Treated me Bad” y “Can't Kill the Rooster”, para arrastrar nuestro maltrecho cuerpo hacia las periferias. Y morir en paz mientras nos bendice el PunkRock, el Blues pendenciero, el Garaje o lo que la santa madre naturaleza nos evoque.


Danny & The Darleans se  sacaron el pasado año debajo de la manga, el elixir perfecto a mis plegarias. Un disco que como tantos, se quedó a la deriva de listas y rankings (incluyendo la mía propia).
Y que como un salmo benefactor consigue eso mismo que se propone: Puntualizar sobre en lo que en parte adolece alguna de la actual música, y hacerlo sin el más mínimo rubor ni miedo a ser tachado de refrito insustancial o revival machacón.
La música señores, es un círculo vicioso donde a veces, lo verdaderamente importante es encontrar el equilibrio entre el pasado y el presente. Avanzar hacia adelante, pero sin dejar de perder de vista la esencia primordial de la música.
Renunciar a la trascendencia del Rock, en un mundo donde todo se envuelve en celofán, se le pone un lazo, y se perfuma para convertirlo en algo nuevo. Es tan inútil como meter la cabeza en un agujero, cerrar los ojos, y taparse los oídos. Y aunque las fenefas, volantes, y las brillantes luces de los fastos nos quieran convencer de que los adornos hacen más por la cosa, que la cosa en si. Yo me quedo con las enseñanzas instintivas de los animales, las que nos hacen hacer cosas porque sí. AUUUUUUUU!!!

miércoles, 26 de marzo de 2014

NOISERV_ ALMOST VISIBLE ORCHESTRA(2013) *DETENIENDO EL TIEMPO




Me gustaría saber si en verdad es sano detener el tiempo. Si en ese amago de espera paciente a que todo vuelva a ser como uno desearía, el arte de darle a la pausa con la mente consigue nuestros propósitos: Sabernos magnánimos y concluyentes, dueños de nuestros designios, y pacientes. Verdaderamente pacientes para concentrar todas nuestras fuerzas en la espiritualidad curativa que propagan los Budistas.
Y es que acostumbrado uno como está a la velocidad del minutero, me cuesta horrores dar por buena esa filosofía. No desespero, pero noto que el tiempo va a toda velocidad y sin embargo no pasa nada.

En el 2011 caí sin a penas poder evitarlo en un universo de juguete, donde los crujidos nocturnos del mobiliario y de los cimientos, orquestaban una sinfonía secreta que cada noche me acunaba. Con el paso del tiempo pensé que sería un suceso aislado. Pero al cabo de dos años volvió a suceder.

El Lisboeta David Santos (aka Noiserv) volvió a invocar las naturalezas que creía muertas, con una melodía que sonó reincidente en el silencio más absoluto de la noche. Y cerré los ojos del alma por si los de la cara no fuesen suficientes para precipitarme en el vacío, sin miedo a caerme por una fuerza que me absorbía hacia el epicentro: De los pliegues de las sábanas, los pespuntes del colchón, y el entramado de fibras, acolchados... aún más adentro por debajo del somier y así hasta lo más hondo.
En un sueño profundo y continuado como las pedaladas de Guido Bontempi en la llanura Padana, suena “Bontempi”; el más expresivo y sinuoso de los finales posibles. Y nuestros sueños remontan el vuelo engranando uno a uno, cada corte de su pasado NOISERV. Así es como caí hace dos años en un continuo y sucesivo no parar de escuchar, uno tras otro, los cortes de su precioso primer gran trabajo.
Un disco que en realidad data del 2008, pero que volvió a ser publicado junto a su Ep “A day on the day of the days”. Y donde se pueden encontrar once magníficas formas para viajar al principio de nuestros días. Once fabulosos acertijos con olor a desván, que nos transportan a la vieja casona de los abuelos, donde nuestros recuerdos de niñez cobran forma de juguetes:
El viejo caballo de madera que en su continuo balancear nos llevaba a las praderas de Walnut Grove. La pianola polvorienta hecha de retales de madera, o el pequeño joyero musical donde la abuela guardaba sus baratijas, y en el que permanecíamos absortos viendo a la bailarina girar.


Noiserv tiene el extraño poder de fabular y juguetear con sus cachivaches abandonados, hasta tejer un universo tan frágil como envolvente. Con un caminar delicado y distraído se van uniendo las piezas, saltando de tintineo en tintineo como una Mariposa de flor en flor. Todo él es tan orgánico y natural que bien pudieran ser los sonidos más mundanos y cotidianos de nuestro día a día: La balsámica “Guarantee” que juega entre lo dramático y lo solemne. La sinuosa “307d (Mercedes Benz)”, o “Bullets on Parade” con ese crepitar viajero que nos invita a contemplar. O esa invitación a la fiesta nocturna del desván, que es “Welcome Party”; donde los juguetes se van despertando perezosos arropados por la calidez de la voz de David en “Consolation Prize”.



Este pasado año volví a aplazar la frenética escucha de cajitas musicales, y en ese aplazamiento se quedó olvidado en un rincón “Almost Visible Orchestra/2013”. Otro capítulo más de la artesanía musical de NOISERV, y que como en una especie de redentora vuelta a los orígenes, la desnudez de su guitarra y la calidez de su voz volvió a pedir su parte de protagonismo.
Puede que estemos ante una de las injusticias más grandes del pasado año. Y por más que me pese no haber incluido este fabuloso brocado de sonidos, entre lo mejor de la pasada campaña. Escucharlo tras la vorágine vivida en mi interior a las puertas de la Navidad; es cuanto menos reconfortante y medicinal por partes iguales. Una sensación espléndida de paisajear con la mirada o como el volver a salir a caminar por el campo, y bajar al río para comprobar que todo sigue en su lugar: El curso, el lecho, sus habitantes y esa exuberante fragancia.
Todo el disco es como un trascurrir natural. Con una paz tan profunda que entrecorta la respiración.

La apariencia de las melodías de David tienen tal naturalidad y desnudez. Que se hace difícil imaginar que dentro de esas pequeñas muñecas Rusas, hay multitud de detalles, de capas, y de sonidos asociados a nuestros hábitos más mundanos: Casiotones de juguete e infinidad de colores, percusiones instintivas, crujidos, tics furtivos, xilofones abandonados, guitarras que mascullan... Y un universo que se columpia entre lo digital y lo analógico. Una paleta de notas musicales que no solo espera sonar como los mismísimos ángeles, si no que es capaz de generar paisajes e ilustrar estados de ánimo.
En ese viaje hacia los terrenos de las sensaciones holeográmicas, yo soy incapaz de evitar imaginarme aquel 30 de Octubre de 1999, en la capital Lisboeta. Un fin de semana que acudimos a ver a Morrissey, y de paso a disfrutar de dos de los mejores días de mi vida.
Las calles empinadas hacia el Castillo de San Jorge, sus viejos tranvías, los cafés junto a la estación de tren, o la inabarcable desembocadura del Río Tajo vista iluminada desde los ventanucos del avión. Y una hermandad de locos seguidores que se enamoraron de esa belleza destartalada de la capital Portugesa.
Por sus calles y en la sencillez de sus gentes se respiran aromas bohemios, mestizajes, e inspiradores paisajes. Y al cerrar los ojos y llegar al ocaso de “Don't say hi if you don't have time for a nice goodbye”, se puede masticar el recuerdo como un sentir dulce/amargo que evoca a Perry Blake en sus primeros escarceos.



Su último trabajo se podría describir, uniendo los largos títulos de sus canciones en una pirueta de abstracción. Sin embargo y aunque sus nuevas composiciones delimiten ligeramente ese primer sonido; donde todo parecía trascurrir como una banda sonora, tal y como lo hiciera en el 2011 con la BSO de "José & Pilar": Un documento visual y musical incalculable, donde la abrumadora sencillez de José Saramago nos transmite ese cariño tan tremendamente humano entre él y su compañera.
ALMOST VISIBLE ORCHESTRA/2013 nos muestra a un David Santos más cercano y menos etéreo. Sin ser ésto un inconveniente, pues su música tiene la virtud de poderse observar y vivir desde infinitos ángulos y prismas. Hay momentos en los que sobrevuela una ligera sensación de Folk orgánico ( “This is maybe the place were...”, “It's easy to be a Marathoner”, o “It's useless to think about something...”), con cierta apariencia de dramatismo y solemnidad. Y otras en las que vuelve a cobrar presencia esa inconfundible forma de fabular que nos remite a los universos de Jean-Pierre Jeunet: “I'm not afraid of what...”, “Life is like a fried egg, once perfect...”, o la delicada “I was trying to sleep when everyone...
Una minuciosa orquestación la que en las manos de David cobra una vida subliminal. Y que él entreteje, con una sensibilidad y maestría verdaderamente asombrosa, en este precioso disco.



Solo espero que alguna especie de buenaventura nos pueda seguir estimulando los sentidos, con este tipo de propuestas tan artesanales. Y si hay en algún lugar alguien, a quien se le ocurra la lúcida idea de escarbar en ese oculto mundo; por donde pasamos a diario sin apenas reparar en él. Estoy prácticamente convencido, de que hallará otro motivo más para dar gracias por todas las pequeñas cosas. Que hacen de la vida, un lugar lleno pequeños nanouniversos particulares a la vez que excitantes.
Algunos lo llaman locura y fantasía infantil (en tono despectivo), a mi me gusta llamarlo “el motor de nuestra existencia”.

viernes, 21 de marzo de 2014

EDUCAZIONE SIBERIANA de GABRIELE SALVATORES_2013






Nacionalidad: Italiana
Director: Gabriele Salvatores
Basada en la novela del mismo nombre de Nicolai Lilin
Reparto: John Malkovich, Andrius Pulavicius, Eleanor Tomlinson, Peter Stormare, Giedrus Nagys, Arnas Fedaravicius.


Caí del ciruelo y me golpeé la cabeza. Me incorporé como si un resorte me catapultara, miré de un lado a otro y pensé: - No se oyen risas... Y de repente me asaltó un resquemor pa tos mis adentros: - Ay va!! Cinco malditos meses y ni una maldita reseña de cine!!
Es evidente que se me pega el arroz y que hay algo que domina mis hábitos. Pero no os creáis que he estado todo este tiempo mirando la película de mi vida, al más viejo estilo autocomplaciente; para nada.


Lidiar el gusto disperso de dos criaturicas con el malsano gusto por el cine “raruno” de un padre de familia, no siempre es fácil. Esto sin contar con la travesía por el desierto que supone encontrar salas donde se programe cine por así decirlo, “minoritario”. Nunca ha sido fácil eso es cierto, ni cuando el 3D, los efectos digitales, y el fasto de las ficciones grandilocuentes brillaban por su ausencia. Pero ahora señores, aunque me resulte una empresa excitante y emocionante a la par. Encontrar pequeñas producciones donde todo: Trama, ritmo, y fotografía, se pone al servicio de una buena historia y a la pericia del director. Resulta poco menos que desolador e infructuoso dar entre la maleza, con la pureza del cine: Esas películas que sin contar con grandes fuegos de artificio, delegan sus encantos a una historia común entre las comunes y sin apenas recursos.


En este caso el director Italiano Gabriele Salvatores amamantado en el teatro y artífice de cintas como: El Secreto, Sueño de una noche de Verano, o Quo vadis Baby?, entre otras. Se centra en otra adaptación de carácter autobiográfica del escritor Ruso nacionalizado Italiano, Nikolai Lilin aka. Nikolai Verjbitkii; de origen Siberiano como es de suponer. Una adaptación libre como digo, porque Gabriele se centra como eje argumental de la película, en la amistad y en el amor. Dejando en un segundo plano la crudeza con la que trata la novela, las vivencias del autor y la idiosincrasia de la comunidad URKA.

EDUCAZIONE SIBERIANA es ante todo, una cinta que pese a pasar de forma deliberada de puntillas por la violencia, y la crueldad: y de un entorno tan hostil como el de Transnistria en la época Postsoviética. Tiene un valor extrañamente romántico, y por momentos épico, de ilustrar los lazos entrelazados de la amistad y la penuria. Por momentos caricaturizado con una inocencia casi cómica de narrar una historia que sucede en dos tiempos; un pasado y un futuro. Y en otros utilizando la localización desoladora en un entorno gélido, donde la supervivencia acentúa el sentimiento depredador del hombre.


Sin embargo Gabriele Salvatore prefiere recrearse en un aspecto que suele ser inherente a los films de carácter violento y mafioso; el amor, la amistad y la misericordia; desde un punto de vista bastante liviano. Éste es un tratamiento un tanto habitual en el cine de origen Italiano, y quizás no sea casual su hincapié o la forma como maneja los recursos para su particular enfoque.
Lo cierto es que hay momentos de la película que el ritmo parece vagar sin rumbo concreto. Y uno esperar por momentos que el lenguaje argumental sea más explícito y comprometido. Ya aclaro de antemano que existen pocos paralelismos con Una Historia de Violencia de David Cronemberg, o En la Niebla de Sergei Loznitsa; dos películas que aun de temática diferente entre ellas, consiguen ser más directas.

De todos modos, todos ellos no son inconvenientes lo suficientemente importantes como para dejar de encontrar a Educazione Siberiana, una película la mar de interesante. Sobretodo en la forma de enfocar la historia, o la particularidad que supone el hacer una película de producción Italiana en plena Rusia, haberla grabado en Inglés, y usar un reparto Lituano prácticamente novel. O la curiosa inclusión de dos actorazos de la talla de J. Malkovich y Peter Stormare, para adrezar el asunto.
Todo ello para narrar la historia de un grupo de amigos, y en concreto de dos. Que crecen bajo la tutela de un dogmático abuelo, quien les inculca desde bien niños los mandamientos inquebrantables de los Urka: Una casta criminal que fue exiliada a Siberia por Stalin, y que vivió durante años en tierra de nadie.
En la película se entremezclan momentos de inocencia infantil, de la amistad de dos niños totalmente antagónicos y el de un amor casi fraternal. Dando dos historias que transitan en paralelo y donde, aunque no se llegue nunca ahondar como lo hace la novela en la que está basada. Se da un repaso lo suficientemente descriptivo como para que une se interese en adquirir el libro en cuestión.

Una historia en definitiva que da otro punto de vista sobre la represión y las consecuencias que ésta produce; cuando no se tiene nada que perder. De ella se pueden extraer debates moralistas y éticos, pero lo más aprovechable es la reflexión que uno puede extraer de una parte de la historia poco conocida. Sin caer en los juicios cinematográficos o de carácter estrictamente artístico.

 

martes, 18 de marzo de 2014

PÉTALOS 2011





Bodega: Descendientes de J. Palacios (Corullón)
D.O: Bierzo
Uva: Mencía del Valle y de Corullón
Crianza de 10 meses en Barrica de Allier
Volumen Alcoh. 14%
Precio aprox. 10 a 12 Euros




Algunos ya empezamos a otear en el horizonte el final del invierno: Los cercos de los almendros están rodeados de los pétalos de su flor ya caída, los melocotoneros tienen la suya. Y en breve serán los cerezos los que tiendan las suyas al sol de la primavera, convirtiendo los campos en una espléndida sábana blanca.
Y todos aquellos que llevaron su letargo invernal al extremo de un enclaustramiento monacal, ya podrán por fin asomar sus orejas al sol hasta que se les pelen como la cáscara de un garbanzo piedrosillano. Eh!! no hay que lanzar las campanas al viento, pero es evidente que todo está rotando. Y aunque todavía no sea tiempo para despendolarse, bien puede uno remangarse, asomar la pantorrilla y que narices!! Darnos un baño de pétalos emulando a Mena Suvari en American Beauty. Metafóricamente hablando claro está, pero eso sí dándolo todo en pos del disfrute, y de la sugestión como vehículo hacia la felicidad.
Y en ese propósito me hallo desde hace unos días.


No se trata de suplir los huracanes que nos azotan con andanadas de de mierda, con una bandeja cup cookies de tonos pastel. Pero desde que me aventurara a escribir de vinos en ésta mi bitácora. Y sin perder de vista la filosofía de hablar de ellos en un tono coloquial. Sería algo así como darle sentido a las sabias palabras del peluquero de mi barrio: - “No se trata de buscar el error en el flequillo espantao, si no de buscarle su grácil soltura”.
Así que escoger este Mencía, no es desde luego una casualidad. Si no una consecuencia de haberme ventilado hace unos días la cuarta botella y haber descubierto el tesoro que es, esta cosecha del 2011: Un masticar el mineral de Corullón, y a la vez oír susurrar a los abejorros explosionando de flor en flor.
Los niños Palacios son capaces de eso y de más, por más que su padre les invitara a dogmatizar el arte del vino. Ellos que son muy vivos y espabilaos, han sabido como nadie expandir su intrepidez por doquier: Bierzo, Priorat, La Rioja, Valdeorras... y lo que nos rondará morena.
En Pétalos se combinan las uvas de las Mencías más viejas, donde se puede masticar el mineral de Corullón, y la vivacidad de las cepas más jóvenes del valle. Un secreto el de su cupatge, que se guarda como un tesoro en la oscuridad de su botella, y que no deja de sorprendernos año tras año. Ya que Pétalos además de ser el vino más accesible y democrático de la familia Palacios, junto a LA VENDIMIA; un Rioja joven con el carácter de un gran vino. Es un vino que apunta maneras de muy largo recorrido: Contundente en una primera entrada si no se está habituado a los vinos del Bierzo, pero muy floral tal y como lo sugiere su nombre.



Recuerdo que una de las primeras botellas que cayeron en mis manos, y de esto hace ya un par de años, fue como un triple descubrimiento: Por un lado el encontrar a escasos metros de mi actual residencia, un rincón donde poder adquirir vinos con la confianza de que quien los selecciona, busca la emoción del descubrir. Tras el descubrimiento llega la persona, Xavi. De quien me reafirmo en la amplitud de un corazón, que no le cabe entre pecho y espalda. Y después llega la generosidad y el gusto por compartir aventuras.
De estos tres detalles uno puede llegar a sacar sus propias conclusiones evidentemente: La cortesía de la cita por amistad y por si misma, el agradecimiento, ¿la felicidad?...
Ahora supongamos que utilizamos al vino, y en este caso a Pétalos; como el vehículo que ha dado como fruto la consanguinidad que nos une. Ya no como una simple afición de la que ambos somos partícipes, si no como algo que nos une y que nos va formando poco a poco desde afuera hacia dentro. ¿Será quizás ese el misterio de comernos, bebernos y tragarnos la vida? ¿o mejor saborearla en compañía?
Ya sea con música, imágenes, o vinos y manjares, cada día me congratulo más de haber tenido la valentía de escribir aquí de vinos. Con la tinta en los dedos y los labios tiznados de taninos, la vida sabe mejor. Y caeríamos en un error irreparable y tendencioso, el creer que se han de cumplir ciertos requisitos para degustar la vida como una placer pagano.
Este tinto Leonés tiene la virtud de tirar por tierra las leyendas de lo profano y de lo sublime. Sobre todo esta excelente añada de la que no hago más que relamerme y encantarme. Sabe conjugar con un equilibrio sin igual el carácter campechano de los vinos de barra y copas. Los de charlar y degustar mientras brotan las historias, las carcajadas, y las amistades.
Esa cercanía que pocos vinos saben congeniar con la complejidad como lo hace él, y acercar con una tentadora invitación a profanos y desconfiados de la bondad de la Mencía.
En boca tiene un ataque rotundo pero a la vez reincidente; jamás dejarás de darle otra oportunidad por mucho que añores un Rioja ama(dn)erado. Por una vez en tu vida te la jugarás a una carta, y te dejarás llevar por el gusto al mineral, a la tierra, y la piel que otros vinos de antaño maltrataron y amansaron hasta matar los vinos; al fin y al cabo es ahí donde está el alma de los vinos. Y veras como al mecerlo y acunarlo en la copa empezarán a surgir los Fresones, la fruta madura (higos, ciruelas, dátiles). El aroma penetrante a brasa y a piedra.
En boca llama un poco la atención el ligero verdor final de sus taninos; quizás con un poco más de tiempo en la botella... Pero desde luego es un verdor agradable, cálido y goloso. Suben de los pies a la cabeza los espárragos verdes, los pimientos , y toque de regaliz que amarga y que mata de raíz cualquier atisbo de empacho.

Pétalos es un vino joven de Mencía que convence, por como toca de pies a tierra para lo razonable de su precio. Porque sabe transmitir el equilibrio casi perfecto de una uva tan rebelde como la suya. Y porque además demuestra con el paso de los años que es capaz de mejorar, y aguantar el paso del tiempo ganando enteros.
Pero sobre todo porque nos acerca al vino de alto riesgo con cariño, pero sin mimos ni caprichos. Un vino real y muy vivo, como la primavera.