Bodega: Descendientes de
J. Palacios (Corullón)
D.O: Bierzo
Uva: Mencía del Valle y
de Corullón
Crianza de 10 meses en
Barrica de Allier
Volumen Alcoh. 14%
Precio aprox. 10 a 12
Euros
Algunos ya
empezamos a otear en el horizonte el final del invierno: Los cercos
de los almendros están rodeados de los pétalos de su flor ya caída,
los melocotoneros tienen la suya. Y en breve serán los cerezos los
que tiendan las suyas al sol de la primavera, convirtiendo los campos
en una espléndida sábana blanca.
Y todos
aquellos que llevaron su letargo invernal al extremo de un
enclaustramiento monacal, ya podrán por fin asomar sus orejas al sol
hasta que se les pelen como la cáscara de un garbanzo piedrosillano.
Eh!! no hay que lanzar las campanas al viento, pero es evidente que
todo está rotando. Y aunque todavía no sea tiempo para
despendolarse, bien puede uno remangarse, asomar la pantorrilla y
que narices!! Darnos un baño de pétalos emulando a Mena Suvari en
American Beauty. Metafóricamente hablando claro está, pero eso sí
dándolo todo en pos del disfrute, y de la sugestión como vehículo
hacia la felicidad.
Y en ese
propósito me hallo desde hace unos días.
No se trata
de suplir los huracanes que nos azotan con andanadas de de mierda,
con una bandeja cup cookies de tonos pastel. Pero desde que me
aventurara a escribir de vinos en ésta mi bitácora. Y sin perder de
vista la filosofía de hablar de ellos en un tono coloquial. Sería
algo así como darle sentido a las sabias palabras del peluquero de
mi barrio: - “No se trata de buscar el error en el flequillo
espantao, si no de buscarle su grácil soltura”.
Así que
escoger este Mencía, no es desde luego una casualidad. Si no una
consecuencia de haberme ventilado hace unos días la cuarta botella
y haber descubierto el tesoro que es, esta cosecha del 2011: Un
masticar el mineral de Corullón, y a la vez oír susurrar a los
abejorros explosionando de flor en flor.
Los niños
Palacios son capaces de eso y de más, por más que su padre les
invitara a dogmatizar el arte del vino. Ellos que son muy vivos y
espabilaos, han sabido como nadie expandir su intrepidez por doquier:
Bierzo, Priorat, La Rioja, Valdeorras... y lo que nos rondará
morena.
En Pétalos
se combinan las uvas de las Mencías más viejas, donde se puede
masticar el mineral de Corullón, y la vivacidad de las cepas más
jóvenes del valle. Un secreto el de su cupatge, que se guarda como
un tesoro en la oscuridad de su botella, y que no deja de
sorprendernos año tras año. Ya que Pétalos además de ser el vino
más accesible y democrático de la familia Palacios, junto a LA
VENDIMIA; un Rioja joven con el carácter de un gran vino. Es un
vino que apunta maneras de muy largo recorrido: Contundente en una
primera entrada si no se está habituado a los vinos del Bierzo, pero
muy floral tal y como lo sugiere su nombre.
Recuerdo que
una de las primeras botellas que cayeron en mis manos, y de esto hace
ya un par de años, fue como un triple descubrimiento: Por un lado el
encontrar a escasos metros de mi actual residencia, un rincón donde
poder adquirir vinos con la confianza de que quien los selecciona,
busca la emoción del descubrir. Tras el descubrimiento llega la
persona, Xavi. De quien me reafirmo en la amplitud de un
corazón, que no le cabe entre pecho y espalda. Y después llega la
generosidad y el gusto por compartir aventuras.
De estos
tres detalles uno puede llegar a sacar sus propias conclusiones
evidentemente: La cortesía de la cita por amistad y por si misma, el
agradecimiento, ¿la felicidad?...
Ahora
supongamos que utilizamos al vino, y en este caso a Pétalos; como el
vehículo que ha dado como fruto la consanguinidad que nos une. Ya no
como una simple afición de la que ambos somos partícipes, si no
como algo que nos une y que nos va formando poco a poco desde afuera
hacia dentro. ¿Será quizás ese el misterio de comernos, bebernos y
tragarnos la vida? ¿o mejor saborearla en compañía?
Ya sea con
música, imágenes, o vinos y manjares, cada día me congratulo más
de haber tenido la valentía de escribir aquí de vinos. Con la tinta
en los dedos y los labios tiznados de taninos, la vida sabe mejor. Y
caeríamos en un error irreparable y tendencioso, el creer que se han
de cumplir ciertos requisitos para degustar la vida como una placer
pagano.
Este tinto
Leonés tiene la virtud de tirar por tierra las leyendas de lo
profano y de lo sublime. Sobre todo esta excelente añada de la que
no hago más que relamerme y encantarme. Sabe conjugar con un
equilibrio sin igual el carácter campechano de los vinos de barra y
copas. Los de charlar y degustar mientras brotan las historias, las
carcajadas, y las amistades.
Esa cercanía
que pocos vinos saben congeniar con la complejidad como lo hace él,
y acercar con una tentadora invitación a profanos y desconfiados de
la bondad de la Mencía.
En boca
tiene un ataque rotundo pero a la vez reincidente; jamás dejarás
de darle otra oportunidad por mucho que añores un Rioja
ama(dn)erado. Por una vez en tu vida te la jugarás a una carta, y te
dejarás llevar por el gusto al mineral, a la tierra, y la piel que
otros vinos de antaño maltrataron y amansaron hasta matar los vinos;
al fin y al cabo es ahí donde está el alma de los vinos. Y veras
como al mecerlo y acunarlo en la copa empezarán a surgir los
Fresones, la fruta madura (higos, ciruelas, dátiles). El aroma
penetrante a brasa y a piedra.
En boca
llama un poco la atención el ligero verdor final de sus taninos;
quizás con un poco más de tiempo en la botella... Pero desde luego
es un verdor agradable, cálido y goloso. Suben de los pies a la
cabeza los espárragos verdes, los pimientos , y toque de regaliz que
amarga y que mata de raíz cualquier atisbo de empacho.
Pétalos es
un vino joven de Mencía que convence, por como toca de pies a tierra
para lo razonable de su precio. Porque sabe transmitir el equilibrio
casi perfecto de una uva tan rebelde como la suya. Y porque además
demuestra con el paso de los años que es capaz de mejorar, y
aguantar el paso del tiempo ganando enteros.
Pero sobre
todo porque nos acerca al vino de alto riesgo con cariño, pero sin
mimos ni caprichos. Un vino real y muy vivo, como la primavera.
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