domingo, 2 de junio de 2013

TRES PRIMAVERAS TIENE MI CRIATURA _ LA EPIFANÍA DEL PS/2013




Aquí me tenéis un Lunes de nubes y claros ante el teclado de mi ordenador, completando mi trilogía personal de Primaveras a tiempo completo; por lo menos en lo que a mi madurez se refiere, si dejamos de lado aquel primer Primavera de 2002.
Con los ojos legañosos, las piernas entumecidas, y el cuerpo aun maltrecho por los cinco días de frío, viento, caminatas, y una rodillera que se ha acabado por convertir en un complemento más de mi vestimenta. Me he animado por fin a rubricar este final de fiesta con un epílogo al que debo sin reparos agradecer el empujón de Atticus y Viola, teniendo en cuenta que no pensaba escribir ni una sola línea más de este último festival.

Pero como la noche de ayer se acabó por convertir en el colofón ideal de esta diatriba: Concierto en sala íntimo y familiar, de The Orchids que disfrutaban como veteranos rejuvenecidos, Julie Doiron pletórica por su embarazo, un Antonio Luque poco hablador, y Come; con cervecitas y charradeta incluida en una pizzería Argentina de los aledaños. La mañana del Lunes me ha desperezado con pocas energías, y con ganas de dejar para la posteridad sensaciones y contradicciones aun palpitantes.
Si dejara pasar el tiempo seguramente esto habría ocurrido jamás, aun sabiendo que lo publicaré con bastante retraso. Pero la verdad es que el fin de fiesta fue tan balsámico en la sala BARTS, (aquel viejo STUDIO 54 donde vio debutar en España a THE SMITHS en aquella gira del 84), que ni tan solo la desazón producida por no poder alargar la noche en APOLO con Merchandise y The Haxan Cloak va ha impedirme narrar la opinión que me ha merecido este PRIMAVERA SOUND de 2013.

Un Primavera Sound extraño y magnético que a todos nos ha puesto a prueba la mala leche de una climatología esquizofrénica y revanchista. Tanto que por momentos parecíamos estar en un Glastombury del Norte donde el barrizal era sustituido por un vendaval gélido y marino, en vez de en un plácido litoral Mediterráneo. Por suerte las estampas de una luna plena emborronada por las nubes en constante movimiento, y una noria a la que los feriantes de Abril dejaron allí abandonada a su suerte; a más de uno/a nos dio un juego de melancolía y desamor tan profundo, que acabó por erigirse como un complemento inolvidable.


Este Primavera Sound que se debate ante el crecimiento desproporcionado auspiciado por un sponsor merienda espacios como es Heineken, y aquella sensación de pequeña familia que tenía todo aquello por lo que nació este festival. Tiene tanto de desencantos como de fabulosas experiencias, en un amalgama de sensaciones contradictorias que están tan arraigadas en el público inconformista como el conformismo resignado de aquellos a los que todo les está bien, con tal de desconectar durante unos días.
Como bien es sabido en lo que se refiere a mi itinerario, poco hay que contar que ya no expusiera en los post que precedieron al FESTIVAL. Las bandas que me marqué como fijas han cumplido mis expectativas de tal manera que el margen de sorpresa solo es equiparable a presentir, y que tras ver el espectáculo uno solo pueda congratularse por la elección. En su mayoría bandas que se alejan lo más posible de una escena musical actual sobrada de inmediatez y escasa de actitud. Exceptuando a TAME IMPALA y NICK CAVE en la que que creo que todo el mundo hemos estado de acuerdo con aquello de que se puede generar expectación y demostrar a su vez una profesionalidad envidiable.
El resto de deberes que me tenía asignados no han echo más que confirmar mi sospecha de que el público que allí nos congregamos durante unos días, caminamos por sendas opuestas en lo que se refiere al difícil teorema en el que se debate la música alternativa tal y como la entendemos. Llegados a este punto, juzgar el criterio de la gente en particular o en general se me antoja estúpido e inútil; pues si a uno/a ya le florece el pubis, no voy a ser yo el que venga a sentar cátedra sobre el camino que cada quien quiera tomar a la hora de separar entretenimiento y riesgos emocionantes.


En un bando y otro se pueden alinear a unos y otros, como si de un cuadrilátero se tratase y todos saldrían victoriosos: The Oh Sees, The Dromes, Fucked Up, Dope Body, o Menomena como aquellas bandas que me ofrecieron esa dosis de víscera, que sin ser una sensación física de rabia; se percibe que algo flota en el ambiente cuando un artista lo da todo sobre el escenario e irradia felicidad en aquello que hace. Ya sea con unas dotes técnicas encomiables, o con la actitud de quien despierta los instintos más primarios del espectador.
THE DRONES
En otro frente tenemos a aquellos que me han dejado boquiabierto en el manejo de las melodías desde un contexto instintivo: El lenguaje de la música sobre un escenario, de unos tipos que se comunican con miradas, gestos, y notas musicales. En ese crucigrama sonoro no existen los manuales ni los itinerarios, puesto que lo que allí sucede solo ocurre en ese instante y jamás será igual: Mulatu Astatké, Orchestra Poly-Rythmo, Melody Echo Chambre, o Phosphorescent.
MELODY'S ECHO CHAMBRE

La excelencia sonora sin paliativos de artistas que llenan con su sonido espacios por grandes que sean, que sobre el escenario ejecutan con rigor casi artesanal su catálogo personal, y que además son capaces de recrear sin perfecciones las mismas atmósferas que nos transfieren sus discos tirando de profesionalidad: Dead Can Dance, Tame Impala, o Postal Service dieron esa sensación de peso sobre un escenario sin acusar en absoluto el tamaño del espacio, la presión del momento, ni las expectativas creadas. Algo que sin embargo si que acusaron Jesus & Mary Chain o The Breeders, y de lo que se podría extrapolar un laaargo y extenso debate sobre el forzar el regreso de depende que bandas.
DEAD CAN DANCE

No es que por lo general esté en contra de la descriogenización de aquellos mitos musicales que regaron nuestra juventud, al fin y al cabo tampoco es que me importe un comino si su regreso es puramente por dinero ¿a caso creen algunos que los artistas en activo sobreviven gracias a la fotosíntesis?
Sarcasmos a parte, ni esperaba encontrarme sobre el escenario a aquella banda que me hizo vomitar de placer en el vestíbulo de la sala Zeleste allá por 1992. Ni tampoco algo mucho más digno que aquel regreso al Summercase de 2006; por en medio ya es sabido que Jesus and Mary Chain ya pagaron sus excesos en algún que otro FIB y que nunca han sido una banda de mantener las formas sobre el escenario. Lo de los hermanos Reid siempre fue actitud constructiva y deconstructiva, vamos mala leche a raudales para abreviar; ah!! y sobre todo hacer canciones, grandes e inmortales. Tan inmortales y soberbias que con los años han ganado tanto, que se han merendado ha sus autores.
THE JESUS AND MARY CHAIN
Jin Reid se frotaba las manos en cada inicio de canción, como aquel que dice: Vamos allá niño, tócamela. Y el niño, William Reid; quien años atrás pagara sus excesos con el alcohol sobre el escenario las tocaba, y como las tocaba señores. Quizás el único que conserva aun intacta la maravillosa brillantez de sus puntéos entre el Pop, el Rock arrastrado y esa sensación de día soleado a punto de emborronarse. Y que paradójicamente salvó los papeles, lo que son las cosas ¿no? Porque la banda de acompañamiento (bajo y guitarra rítmica) era lo más parecido al regreso de los Centellas 50 años después.


Pero para que hacerse mala sangre, todos envejecemos y por supuesto ellos también, quizás incluso un poquito más. Las canciones por suerte si son tan cojonudas como las suyas no; un inconveniente en esto de la música para el que deberíamos estar preparados.
Algo parecido lo que les ocurrió a Breeders, un proyecto doméstico que no merecían el juicio sumarísimo de veteranos y jovenzuelos al que fueron sometidas en un escenario desproporcionado a costa de que la muchachada volviera a escuchar Canomball, el único hit por el fueron conocidas en este mundillo indie. Y mira que Pod/1990 le da mil patadas a éste (opinión personalísima la mía).



Pero no se crean que la vejez cruel y despiadada en esto del artisteo, cuenta en suerte con la misma sentencia en manos del inquisitivo espectador, en absoluto.
No hay más que ver a Nick Cave sobre el escenario y echar un vistazo a su trayectoria desde aquellos Birthay Party/1979 hasta nuestros días. Si para unos ha sido un descenso a tumba abierta sin redes ni guarda raíles; para el pendón desorejao de Nick, ni los postes cercenantes han supuesto un problema. Sobre todo si tenemos en cuenta que el Australiano no ha dado concesión alguna en su propuesta, ni cuando acentuaba su don de predicador libro en mano de sus primeros discos, ni cuando se acercó a un Rock más amable con Henry's Dream/1998 o Dizy Lazzarus dizy!!/2008. Tan solo en Murder Ballads/1996, se ve a un Nick Cave romántico y meloso que se deja querer para con el público más temeroso.
NICK "MALABABA" CAVE
Desde entonces y con toda la fama que le precede de malhumorado, egoísta y perfeccionista, al bueno de Nick Edwards Cave hay que acogerlo como quien es: Un tipo que eleva la música y los textos que van impresos en las notas, a un estado tan melodramáticamente teatral; que bien estaría canonizarlo como un oportuno antídoto contra el inmovilismo. Y aunque el concierto se quedase en un suspiro fruto del malhumor del divo al que pareció incomodarle la jarana que le llegaba desde el contiguo ATP, en el que tocaban Meat Puppets; para que darle más vueltas, el tipo sigue estando en un plano superior, por lo menos de quien busca en él una mala baba con actitud, mucha actitud; aquella que les faltó a Jesus. Aunque bien mirado, cuando se te acerca Jota de los Planetas para elogiarte y confunde a William con Jim es como para plantearte, que cojones pintas en semejante festín.
Concierto sobrio y comedido que dista mucho del que años atrás dio en piel de Grinderman, pero como no hay mal que por bien no venga. Me dio la oportunidad de parapetarme cerveza en mano del molesto viento que asola las planicies del Forun, y esperar a Atticus para ver bien de cerca y cómodamente a Phosphorescent. Una de las gratas sorpresas junto a Melody's Echo Chambre y que acaba por dar sentido, aunque sea en pequeñas dosis, de una de las particularidades más hermosas de este festival; la sorpresa de descubrir pequeñas propuestas a las que uno se abraza en busca de la intimidad de las minorías.
PHOSPHORESCENT

El caso es que mirando con el rabillo del ojo lo que he dejado atrás, ahora que la semana ha sido suficiente para digerir lo vivido y sollozar por el final de una de mis citas más trascendente del año, las cosas se ven con mucha más perspectiva desde la lejanía. Una de las lecciones mejor aprendidas con la edad; que no es otra que la de ver siempre el baso medio lleno: Porque ¿que sería de nosotros sin el vaivén caprichoso de las circunstancias? ¿Acaso nos iríamos a la cama colmados de satisfacción viendo que todo ha ido según el plan? Yo creo que no.
Y haciendo balance de estos cinco días vividos, ni me planteo por asomo sopesar los pros y los contras, si no lo maravilloso de convivir con tantas naturalezas distintas; las que te dan la razón y las que te la quitan. Porque aunque la cerveza fuera una auténtica basura, el público asistente tan asquerosamente pintoresco, y la programación de los conciertos una gincana suicida de horarios y distancias. Al final solo te quedan los momentos inolvidables que uno ha decidido espontáneamente asumir, riesgo le llaman.

DOPE BODY

Tras presenciar algunos grandes conciertos como los de Tame Impala en el que pude certificar que pese a la euforia desmedida de la presa, siguen siendo una banda de claros y oscuros muy alejada de los mega hits; algo que me congratula doblemente por aquello de que, no todo debe tan sencillo y previsible.
Desdecirme de los temores que me asustaban al afrontar el directo de Postal Service y comprobar que lo suyo es profesionalidad superlativa, viendo lo bien que manejan los tiempos de un único disco. O comprobar que la esencia del Primavera Sound sigue intacta, cuando uno decide apartarse del bullicio y perderse por los escenarios pequeños para saborear exquisiteces como las de Chris Cohen, la solvencia de Menomena, los salvajismos de la talla de Fuched Up o Dope Body, o andanadas de metralla como las que nos propinaron Neurosis en el gélido ATP.

STUDIO 54 VS. SALA BARTS


Solo me queda poner punto final con una de las tardes noches más plácidas de la pasada semana, y volver de nuevo al principio del post. Un Domingo urbano y cosmopolita en la rectilínea avenida del paralelo, viendo el bullicio de los transeúntes abstraídos del Festival, consumir sus últimas horas del fin de semana entre teatros. Y a los festivaleros más madrugadores a las puertas de la sala BARTS (antes STUDIO 54) agotados, sosegados y medio moribundos, expirar los últimos alientos con un tono más melancólico de lo habitual, pero aun visiblemente emocionados.
THE ORCHIDS

Los ecos resonantes que aun se entreveían por los pliegues de la guitarra tremulante de John Scally, Rick White, o Chris Brokaw en una sala repleta de recuerdos como lo es mi vieja Studio 54, porque para mi siempre será aquella vieja discoteca donde debutaron en 1984 The Smiths. Se podía sentir como se daban la mano con el semblante desdichado y taciturno de Nicholas Savage sobre la tarima montada el Sábado en el Parc de la Ciutadella, allí donde Eduardo Mendoza narraba las vicisitudes de Onofre Bouvila. Allí mismo corrían niños, olisqueaban canes y nos dábamos un respiro soleado en aras de un aperitivo/comida/merienda que nos cosiera de por vida un recuerdo, que a veces solo se graba mediante las glándulas gustativas y la charla: Vinos, fideuá, queso, berberechos, carne, y las famosas Cocretas de Poble Nou hacían a su vez de cómplices y testigos. De fondo la música de King Tuff y el cuchicheo del personal tumbado en el césped del Parque convinieron que me perdiera a Chucho, Guadalupe Plata, y a Merchandise; a los que tuve frente a frente hasta en tres ocasiones, pero... ¿quizás el destino, las casualidades, quizás... no debía estar predestinado?
El ¿que hubiera pasado si...? No existe en mi diccionario, mucho mejor el: No voy a ningún sitio en concreto, si no que es mi cuerpo inerte y automático el que se activa por los impulsos de la casualidad; que maravilloso vivir en el mundo de las casualidades caprichosas y del rumbo incierto.
            

Mi concierto vigía de este PS/2013, MULATU ASTATKÉ con un full concert levitante.
  


FOTO ROLL
 
MENOMENA

MULATU ASTATKE
ORCHESTRA POLY-RYTHMO
TAME IMPALA
JULIE DOIRON
TADIA ZEDEK Y SUS SECUACES, COME
ANTONIO LUQUE AKA SR. CHINARRO
WOODS

martes, 21 de mayo de 2013

MULATU ASTATKÉ _ YA ESTÁN AQUÍ... PS/2013 Y YO CON ESTOS PELOS!! viernes 24 de mayo Auditori Rockdelux 17:15




Son las historias que van unidas a las melodías las que dan sentido a la liturgia de la música. Por lo menos a la liturgia asociativa de la melodía y del recuerdo, como si los do re mi fa sol la si?? fueran el sacacorchos que trepana nuestra memoria en aras de la emoción auto infligida.
Como un castigo vamos, pero esta vez cosiendo imágenes con historias, e historias con músicas de trasfondo fue como tropecé con Astatké. No son muchos los cineastas a los que aprecio no tan solo por su cine exhortador, si no por la música que inevitablemente va unida a las secuencias: al igual que la fotografía, los planos, los diálogos y guión, la música juega en el imagenio del director de cine, un papel crucial para que las imágenes cobren un sentido especial.
Jin Jarmush lo clavó en Broken Flowers, una película que narra en forma de Road Movie sentimental. Un viaje por Estados Unidos de un Bill Murray hundido en su miserable y anodina vida, al que una carta anónima con la noticia de un hijo inexistente hasta el momento, empuja a visitar a sus exs con la curiosidad de conocer a ese hijo ignorado hasta el momento.
En el viaje le acompaña una banda sonora exquisita y repleta de joyas musicales: The Greenhornes, Marvin Gaye, The Tennors, Gabriel Fauré, The Brian Jonestown Massacre, y Mulatu Astatké que a su vez se cruza en un mestizaje temporal con los Camboyanos Dengue Fever. Las tres piezas en cuestión “Gubèlyé”, “Yekermo Sew”, y “Yègeyé Tezeta” ejercen el mismo efecto que las melómanas bandas sonoras de Wog Kar Way, y que se fundían en perfecta sincronía con el crisol de colores de su fotografía.


Así es como se despertó en mi un inusitado interés por los sonidos que nacieron en la década de los 60 en el desconocido continente Africano. Una forma tan casual como excitante de descubrir los secretos que atesora la cultura Africana, en un viaje cultural de ida y vuelta: Tribalidad por Jazz, influencias mutuas, y raíces universales las que han distribuido por todos los rincones del mundo, etnias y tribus primordiales.



Mulatu Astatké adopta la función de maestro de ceremonias, en un concierto de horario intempestivo que se dará en el Auditori. Su batuta tiene forma de vibráfono, pero la esencia de sus arreglos e instrumentaciones recorren la historia del EthioJazz con Saxofones, percusiones trémulas, Vientos nobles, violines... un sonido de encantador de almas a la deriva que conecta de manera sobrenatural los ritmos urbanos de Chicago, Nueva York, con las extensiones del Continente Africano e incluso con Asia. Toda una experiencia única e inimitable de sumergirse en el Jazz y sus diferentes ramificaciones, como un género maldito que está tan presente en la música contemporánea como el aire que respiramos.


Estamos a las puertas del Primavera Sound, y a nuestras espaldas hemos ido dejando un mes de Mayo extraño y raro al que no parece preocuparle la inminente llegada del Festival: Calores tempranos y lluvias intermitentes a las que escoltaba un fresco hasta impertinente; han puesto a prueba a aquellos valientes, quienes en un desafío arrogante y con los abrigos, jerseys y chaquetas ya guardadas en los armarios, se han aferrado a sus camisetas y bermudas como un niño testarudo al juguete ajeno.
Yo no, lo juro; yo soy un temeroso de las desgracias cuando se acerca una cita/evento. Tanto, que un mes antes ya planificaba organizando los deberes del mes, reservaba los días, e intentaba preservarme en vano. Pero he de confesar que cuanto más planifico y preveo con antelación un cita, más se tuercen y ciernen las desgracias a mi alrededor; con lo cual, me voy a tener que reafirmar en mi filosofía particular de dejar que todo discurra a lomos de mi despiste, dejadez, e improvisación, y una pizca de desconfianza para permanecer en guardia.
Tan raro ha sido este mes que he estado todo el mes pensando que el festival era del 30 al 1 de Junio, o por lo menos así reservé mis días en el trabajo. Hasta que ayer debatiendo con Atticus en una de esas redes sociales, me dio un vuelco el corazón al comprobar que era yo el que iba con retraso. Suerte que la cosa tan solo quedó en una llamada por teléfono.


Como si la compra del abono con tanta antelación presagiara una jugarreta del Sr. Murphy. Conforme se acercaba el mes de Mayo llegué a notar taquicardias y molestias en el pecho cuando me metía en la cama. Tal fue mi acojone y la congoja en la boca del estómago, que llegué a pensar que se desataría a la vuelta de una esquina un jamacuco y hasta me veía en las alturas celestiales postrado en un tanatorio. Por suerte toda clase de temores que acechan nuestra ociosa imaginación se disipan por arte de magia, cuando alguien con bata blanca y fonendoscopio nos lo explica todo; ayudado por el aroma a yodo, lejía, y almidón de un hospital: Estrés o ansiedad lo llaman, con lo pachorras que soy yo señor médico.
Debe ser sin duda alguna que estas cosas del subconsciente nos agarran por los machos sin aviso alguno; como la electricidad, te fríe pero no la esperas. Espero que sea más por la cercanía del Festival, que no por el trabajo, las presiones u obligaciones cotidianas.

La cosa no acaba ahí, al torozón se suma un porrazo con todo el peso de la edad cuando jugaba con mis hijos a fútbol en la montaña: Que con veinte años uno se despanzurra grácilmente y con espectacularidad, pero con 43 cae como un saco de patatas (no juguéis nunca con unas All Star en la yerba mojada).
Cojeando, con la rodilla vendada, renqueante e ibuprofenizado inauguré el día uno de Mayo, homenajeando al pureta venido a menos. No contento, llevo todo el mes contracturado de la espalda, del cuello y del espíritu santo; quizás por el zepazo que muy probablemente debió desajustar toda mi estructura osea.
Vamos todo un rosario de la Aurora que a hecho de estas últimas semanas una carrera de obstáculos espero que con final feliz, a base de esterillas térmicas, zumitos, vitaminas y reposo. Me quedan dos días de trabajo y me encomendaré a San Cristóbal (protector contra la peste y la muerte por accidente). Y para que el desenlace sea lo más satisfactorio posible, a mi solo me queda citaros en cualquier barra del festival para brindar con una cerveza a todo aquel que se apunte.
Y como no, que tanto si estáis en el evento como si no, disfrutéis del compilado de turno para variar; el cual se enviará exclusivamente por petición vía comentarios o facebook.
No están posiblemente los artistas de más renombre, pero si los que he seleccionado en mi Primavera Sound personal... y por supuesto los que se sumen a los agradables descubrimientos que nos depare este PRIMAVERA SOUND 2103.
SEAN FELICES Y TENGAN CUIDADO AHÍ FUERA.

MULATU IN STREAMING

01_ love song - ANTONIA FONT
02_ true thrush - DAN DEACON
03_ can't get my mind off you - SEAN NICHOLAS SAVAGE
04_ make them dinner at our shoes - WHITE FENCE
05_ people got a lotta nerve - NEKO CASE
06_ optimisy high - CHRIS COHEN
07_ drivin' on 9 - THE BREEDERS
08_ kulunmanqueleshi - MULATU ASTATKÉ
09_ se tche we djo mon - ORCHESTRE POLY-RYTHMO DU COTONOU
10_ back to the middle - DEERHUNTER
11_ lucity - TAME IMPALA
12_ the place lives - MOUNT EERIE
13_ rakin live - DEAD CAN DANCE
14_ pinnacles - FOUR TET
15_ hechicera - LA BIEN QUERIDA
16_ tantalus - MENOMENA
17_ metropolis - ROCKETNUMBERINE & FOUR TET
18_ husbands - SAVAGES
19_ esclavo - GUADALUPE PLATA
20_ upside down - JESUS & MARY CHAIN
21_ love machine - MY BLOODY VALENTINE
22_ deanna - NICK CAVE & THE BAD SEEDS
23_ careers in combat - PARQUET COURTS
24_ a moat  you can stand in - THE DRONES
25_ froshed - CHEATAHS
26_ im so unclean - EVANS THE DEATH
27_ time - MERCHANDISE
28_ candy clock - THEE OH SEES
29_ summer 720 - BORED SPIES

sábado, 18 de mayo de 2013

PS/2013 Ejercicios Prácticos para morir en paz. THEE OH SEES _ Y EL CAOS PRIMORDIAL sábado 25 de mayo Escenario ATP 22:15




Volver la mirada atrás cuando todavía retumban en nuestra cabeza los monitores saturados, los pies aun doloridos por los peregrinajes absolutos, y las horas de sueño que se perdieron en cualquier lavabo portátil con olor a desinfectante azucarado. Tiene siempre siempre un amargo recuerdo de desazón, unas veces por una oportunidad desperdiciada, otras tantas por una compañía desafortunada... y como no; no hay vez que no pensemos que hubiese sido de nuestro probe corassón, si en vez allí hubiéramos estado acullá. Quien sabe, pudiese ser que fuera que nuestro recuerdo en vez de...
  • Me cago en los clavos de cristo, ¿en que narices pensaba cuando me convencieron de ir al escenario X? Fuese...
  • - Joé bendita mi suerte por escoger ver a The Last Allop in your Mouth en vez de a Leslie Trajano & the Conchabators (no los busquen en Pitchfork porque son ficticios ¿no?)
Desde que tomé tan afortunada decisión mi vida ha cambiado por completo, no solo duermo a pata suelta flotando en el recuerdo de tan maravilloso momento, si no que se lo puedo contar a todos mis amigos porqué ninguno los vio.



Algo parecido me pasó el pasado Primavera. Venía yo junto a Lapor de ver a White Denin y una esquizofrénica actuación de aquellas en las que no se sabe cuando acababa un tema y cuando empezaba otro, cuando... (Modo pensamiento propio, con eco y todo):
  • Mejor no la arrastro a ver a Thee Oh Sees, no vaya ser que la cague, y lleve cual condena toda su vida estas 2 horas perdidas.
Total que acabé en el concierto de Beirut, que se parecen a los primeros lo que un huevo a una castaña.
No es que los Libaneses estuviesen mal, pero cuando todos tus conocidos te dicen que Thee Oh Sees dieron un concierto acojonante, entonces... entonces... Carraspeas mientras maldices para tus adentros y sueltas:
- Pues anda que Beirut... fuah!! que rigor, que colorido, que juego de voces, y no veas lo bien que vocalizaban el Inglés para ser de allí abajo. En fin, que este año no pasa sin que vea a los Californianos sobre el escenario, vamos que se podría caer el cielo y sufrir una indisposición de tres pares, que allí estaré. Aunque sea con una braga pañal.



Mi primer encuentro con THEE OH SEES fue en Noviembre del 2011 con su tema “Carrion Crawler”, que daba nombre al trabajo de aquel año y con “Chem-farmer. Con ese arsenal llegué a ellos, y de rebote como es evidente, al resto de la obra que había publicado la banda hasta la fecha: “Castlemania”, “Help”... Wow!! la sorpresa fue mayúscula porque si bien es cierto que este cuarteto no comenzó a destacar hasta entonces, a sus espaldas dejaban un reguero de pildorazos a pico y pala que poco tiene que ver con la flor de un día, en la que se han visto convertidos algunos antojos de la escena musical en general.
Efecto por cierto, a la que se ha visto abocado por la euforia/novedad, cualquier hijo de madre que se precie, y en el que se incluye el que aquí suscribe.



Desde el año en el que John Dwyer, guitarrista y voz de THEE OH irrumpiera en la escena de clubs de San Francisco, allá por 1997 bajo el pseudónimo de Orinoka Crash Suite. Este personaje de semblante extasiado, mirada beoda y una retirá a Alan Tudyk en estado de alucinación “que pa que”; no se ha detenido ni un instante en su prolífica adicción por fecundar melodías desquiciadas, y procrear discos a una velocidad orgásmica conejil. Su porte de Lux Interior afectado por una insolación en las playas Californianas y esa hiperactividad creativa, ha hecho de él una fuente inagotable de proyectos variopintos: Grupos y subgrupos, colaboraciones, experimentos en solitario... hasta recaer definitivamente en THEE OH SEES, una banda tal y como la entendemos los mortales de andar por casa.
En ese trayecto que comenzó en 2006 con “The Masters Bedroom is worth spending a Night in”, y que ha llevado al grupo a grabar de manera compulsiva siete Lp's y nueve Ep's hasta la fecha; la banda de San Francisco ha conseguido tal identidad, apoyada en en un binomio acción/efecto, que la poblada camada de cachorros que sale a diario de las filas Slumberland Records y de Captured Tracks parecen pasatiempos de carácter lúdico a su lado.


Y lo realmente destacado del asunto no es que hallan publicado cuatro discos en dos años y medio, no. Si no que entre todo este tropel de canciones por así llamarlo; en las que nos hicieron seguir la pista errónea del Garaje de reverberaciones surferas y espaciales. Si tenemos narices de echar el freno y pararnos a reflexionar, descubriremos que John Dwyer y sus cuatro compañeros de viaje (Lars Finberg, Pete Dammit!, Brigid Dawson, y Mike Shoun), han tenido el suficiente tiempo para idear una trilogía con su precuela incluida y llevarnos de paseo a lomos de su Punk-rock pasado de revoluciones por todo un variopinto mundo de detalles y deferencias, a los géneros más abominables a los que pueda uno echar mano.

El pasado año me la colaron y casi se me escapó como un suspiro, uno de sus trabajos más cómodos y públicos hasta la fecha. Algunos pensaban (yo incluido), que Thee Oh Sees habían caído en las redes de la accesibilidad cuando su sonido aminoró la marcha y creció en arreglos fantasmagóricos, que parecían querer buscar a un público más amplio. Craso error, ya que aquel Putrifiers 2 con aquella desconcertante portada del hombre/perro postrado contenía uno de los inicios más endiablados del pasado año, siendo un disco al que pocos tuvimos el arresto de dar la importancia que se merecía.
Wax Face” es un trallazo de puro Rock rocoso, santo y seña que conecta directamente con el sonido empleado en Carrion Cawler/2011 (Contraption/Soul desert, The Dream, o Crushed Grass). Pero en trazos generales, Putrifiers 2 demuestra una vez más que la inestabilidad e hiperactividad de John Dwyer se traduce en una incontestable creatividad y curiosidad de amplio espectro, basta con dejarse llevar y darse un paseo por: “Hang a Picture” o “So Nice”, donde se cambia ese sonido Lo fi juguetón de Castlevania/2011 o el Garaje galáctico de Carrion Cawler por otras ramificaciones a las que algunos llaman Psicodelia.
Aunque no acabo de estar seguro si es correcto aplicar este adjetivo tan recurrente actualmente; cuando en realidad la sensación que me queda cuando repaso sus dos últimos trabajos , es la de estar ante una banda la cual no entiende del sentido estricto de los géneros como un concepto, si no que se parecen más a aquellos pioneros que exploraban nuevos territorios en busca de filones.

Hablar de Garaje, Surf, Rock primitivo, Punk, Psicodelia, o Pop sesentero estrecha demasiado el cerco, cuando quizás THEE OH SEES es un poco de todo, o nada de eso en concreto.
Sería a lo mejor, más acertado emparentarlos a unos CRAMPS como una banda que rendía culto sus ancestros del Rock & Roll Americano más oscuro de los 50/60's, y que sin embargo crearon un sonido tan personal como escabroso. A unos Ramones que igualmente resucitaron el Surf Californiano y a las Teddy's más azucaradas convirtiéndolas en Punk Rocker's. O si me apuras a unos Velvet Underground, por esa visión a la hora de conciliar el Pop de los 60, el Rock Americano, y la experimentación, tan cercana al Krautrock como antesala de sonidos futuristas. Algo que llama bastante la atención de la última entrega de Thee Oh Sees, “Floatin Coffin/2013” y algunos de los ritmos secuenciales que salpican todo el disco y que a su vez también se encontraban en el anterior; determinando una filosofía bastante abierta y poco encorsetada a la hora de componer, para marcar un rumbo cáustico y multicolorista.


En algunos sitios he leído que dicen de éste: “como su disco definitivo”, vamos el mejor para entendernos. Un disco de aquellos que comienza también sin tregua, “I come from the Mountain”, remonta colinas a golpe de baqueta y mástil de cuerda gruesa y avanza implacable dejándose sazonar con órganos, loops alucinógenos, vocooders, fuzzs de bajo distorsionado, que zumban como moscardones pegados a un cristal... y que buscan la salida nerviosamente. Su sonido es una especie de todo eso, algo inconcreto por la manera compulsiva de escupir latigazos mecánicos que acaban por agarrarse a tus intestinos para hacerte vomitar la tensión biliosa que nos oprime.
No sabría si dar por buena esa afirmación de “lo mejor de...” como su techo artístico. Demasiado fácil para una banda pagana que disfruta en la ciénaga como cochinos salvajes al igual que Ty Segall o White Fence; otros socios que no parecen buscar la excelencia, más bien ejecutar con oficio una terapia exorcista de mantras tan poco ortodoxos como liberadores.
Un universo fascinante lleno de fetiches bizarros que desnudan la esencia del ser, como un animal que al fin y al cabo debería usar su escaso raciocinio para justo lo contrario: Escapar de lo manuales de instrucciones y volver a ser un caos primordial.
  
 FULL LIVE ON PIONEERTOWN/2008 & AND ENCORE "Minotaur/2013 song"
 Setlist

The Dream 2:17
Meat Step Lively 8:55
Devil Again 11:40
I Was Denied 15:57
Tidal Wave 19:38
Humans Be Swayed 23:07
Robber Barons 31:04
Block Of Ice 35:33
Destroyed Fortress Reappears 46:03
No Spell 49:28

Minotaur (encore) 55:34