domingo, 21 de febrero de 2016

FARGO, LA SERIE, Y DOS.




Decía Morrissey en “The Last of the Famous Internacional Playboys” así:
I never wanted to kill
i am not naturally evil
such things I do
just to make myself
more attractive to you
have I failed
Algo como: Nunca quise matar; realmente no soy mala persona. Lo que hago tan solo es para mostrarme más atractivo ante ti.
Me parece desde tiempo, una de las mejores estrofas de su carrera en solitario. Un especie de inflexión vocal por la cual nos expone la violencia y el amor, como el reverso de la misma moneda. Una visión algo poética sobre el crimen despiadado y la violencia reinante de los 50/60; no mucha más que la que se vivía en la sociedad misma, de esos años. Y que ejerce un hipnotismo sobre la visión en la distancia del espectador, posesivo, morboso y excitante.

KRAY TWINS & MOTHER
Dos aspectos aparentemente opuestos, pero estrechamente ligados desde tiempos inmemoriales que se cogen de la mano aun a regañadientes. Y que desde luego, alcanza su grado más expresivo en la tarantinesca segunda temporada de esta fascinante serie.
Una precuela de su primera sesión, donde Noah Hawley nos vuelve a poner sobre la pista de la magna obra de los Hnos. Coen. Quienes supieron como nadie, concentrar ese visión protagonista del paria, como digno merecedor de una oda: Atontaos, inocentes lugareños, la inocencia como máxime, ingenuos y soñadores, brutos y salvajes, matones de barrio, tiranos paternales, buenas personas vestidas de heroicos justicieros, deformados, tullidos y el Sr. Murphy haciendo de su ley, la espada de Democles.


Sería muy simplista decir que la serie en cuestión; producida por los mismos Coen. Es un acto de pura egolatría, o un homenaje a ese universo personal que se concentra prácticamente en su filmografía del 1985 al 2000; la más imaginaria y talentosa. Pero no, la oscarizada película llevada a la pantalla chica, tiene mucho más que eso: Una sucesión de guiños a esa filosofía, donde el amor fraternal hace de la cruel y violenta vida algo entrañable.
Pasar por el filtro televisivo uno de mis iconos cinéfilos más potentes, de entrada con rechazo y desconfianza absoluta, fue revelador. Pero tener un sobrino con el comparto fobias y filias tiene estas cosas: que a uno lo tienten con el caramelo, y la acabe viendo.

De la primera temporada, debo admitir que su nueva puesta en escena: Aparte de esos dichosos guiños donde se calcan algunos momentos memorables del film y una recreación casi exacta de los echos. Claro está, incidiendo en el entorno, los personajes y la rocambolesca situación desde un prisma y enfoque distinto; más retorcido si cabe. No encontramos, con una insólita visión en modo historia bastante rica en matices e incluso en aspectos que se habían pasado por alto en la película.
Digamos que se ha ahondado más en el concepto de hacer un thriller intenso, bizarro y paradigma del absurdo, sin que por ello parezca una comedia; que sería lo fácil. Fargo puede parecer una mofa sobre lo rural, apartado o ingenuo. Pero es un canto increíble a la sencillez que nos ocupa el día a día, las casulidades e impredicible de la raza humana: no hay épicas ni el glamour de Chicago. Hay un zoom dilapidador sobre conciencia humana, la angustia, y como lo bueno y lo malo se encuentran en el camino sin apenas discernir.
Billy Bob Thorton puede despertar simpatías y cariño; pero es un hijoputa despiadado. Marin Freeman empatía y algo de piedad, pero acaba siendo un cabroncete vanidoso. Y Allison Tollman la perfecta Frances McDormand con corazón de muffin, tierno y mullido.

Dicho esto y teniendo en cuenta lo bien llevado que está el guión. Ni que pensar tiene, lo que llegaría a dar de si la idea original, en desarrollo e imaginativa recomposición de los echos. Alguno se preguntará - ¿era necesario hacer una segunda temporada?- vamos, que era una simple película.
Puesssssí!! no solo necesaria, obligatoria, medicinal y agitadora sin más. O sea, que al margen de cualquier pega que uno le pueda poner. La segunda temporada de Fargo es puro entretenimiento, con un plus de muy buena dirección, narrativa y fotografía. Todo un lujo para exprimir la alta definición de la tele.

Verdad es que el trazado de la historia y el guión flaquea en lo que respecta a la original, o la primera temporada: con mucha más sustancia -no lo iba a ser, tratándose de una reconstrucción- pero lo suple con una , magistral estética visual, paisajística, y malrollismo. Focalizada sobretodo en los personajes y en el entorno.
Patrick Wilson, Kirsten Dust, Ted Danson, Jean Smart, Jesse Plemons, o Jeffrey Donovan se prestan a ello. Y recostados sobre un fondo musical de lujo: El “Oh Well” de Fletwood Mac; pedigrí. Y no solo eso: Alix Dobkin, Bobby Womack y su increíble cover del California Dreamin', Jeannie C. Riley, Black Sabbath, Cymande, Heinz Jahr, White Denim, Jethro Tull, José Feliciano, The Dramatics, Devo, Wayne Chance, Yamasuki, Fats Domino... y un montón más. Ya no solo por la selección de dichos temas, sino por la importancia que le dan a cada escena.

Un viaje al pasado que nos vuelve a situar en la encrucijada de Kansas, Missouri y Oklahoma. Violencia que se ejecuta y sucede con un fondo de paz idílica que sacude desde dentro. Noah Hawley recalca inteligentemente esta pequeña obsesión que perseguía a los hermanos Coen desde sangre fácil: La violencia no solo como un echo tangible, sino como estado latente que rompe resquebrajando esa dualidad entre lo fiero y tierno.
Como un cuadro colgado en el lecho del salón. El mundo parece devorase igual que Saturno lo hacía con su hijo, mientras los dramas ajenos se descomponen en un degradado atardecer. La visión de unos echos que rozan lo estrambótico y salvaje, contrastan con una cotidianidad de absoluta normalidad. Es como un retrato en realidad, de nuestros días: el caos y las penurias anónimas de los espectadores indefensos.

La trama esta vez de Fargo, nos muestra el poder patriarcal de una familia podrida y su lucha de poderes. Tras el inesperado ictus que afecta al cabeza de familia, y un triple asesinato que conmueve a un pequeño pueblo de Missouri. Desde un punto de vista, eso sí, indolente y derrotado. Espontáneos que aparecen escena con cierta altivez, exigiendo cetro y aplausos. Perdedores también, que buscan su plano entre una jauría y la condición humana como eje transversal. 
Sí, en el fondo lo que los hermanos Coen han hecho durante toda su carrera, es escarbar en la condición vanidosa, cruel, egoísta y contrapuesta entre lo bueno y lo malo, del género humano. Y amigos, ahí en realidad y al margen de géneros, hay mucho donde prospectar.
Todo parece suceder en escenarios paralelos, pero con un vínculo poderoso. Y la velocidad con la que desarrollan los echos que aturde a instantes al espectador, tiene eso que se le exige a una serie televisiva: pura adicción por ver hacia donde nos conducen los protagonistas, sin pensar siquiera las consecuencias.
De echo, aunque la serie negra de fondo nevado hasta los tuétanos. Tiene tanto de humor negro, como de aquel cine en blanco y negro que nos crió en los 80 con los ciclos de la segunda.

Desconcertante por el giro que toman las circunstancias. Suicida cuando todo parece conducir al acabóse, y de repente la nada.
La desolación en modo remanso de paz. La ternura expansiva como el suspiro largo después del relámpago. Y la paz interior que nos explota, se quiera ver como se quiera: Desde el placer del lecho familiar que todo lo puede. Desde el amor todopoderoso, o simplemente o independientemente de que sean los buenos, los que ganen ... y fueron felices y comieron perdices.

Se pueden ver del derecho o del revés, pues aun teniendo las dos un vínculo hereditario, no dejan de ser dos historias paralelas. Ahora bien, yo recomendaría verlas por orden; vale la pena. Y si eres de aquellos que sufriste los escalofrío al ver tu sancta sanctorum del cine con mayúsculas, mancillado por tragabolas televisivo. No me seas pejiguera y por una vez en la vida déjate hacer. Que no se diga que en el sexo o el amor, nunca fuiste lo suficientemente sumiso.
Lo agradecerás...

lunes, 15 de febrero de 2016

MARC ALMOND EN LA 2 DE RAZZMATAZZ y... esa otra manera de perderse en la memorabilia.




Algunos piensan que en el espacio temporal que separa la preadolescencia y la madurez. Hay un lugar tan muerto como esos mil metros que separan un municipio de otro. Donde los baches ya se han convertido con el tiempo en simas, lagunas itinerantes y grietas espacio/tiempo ilustradoras de LA NADA más absoluta.
Allí es donde conviven mudas, aquellas cosas que a veces nos avergüenzan o nos enorgullecen, según crecemos, menguamos, medimos lo moderno con lo pasado de moda, lo molón y lo petardo. Una zona muerta que se modula con los años, sin apenas darnos cuenta.
Marc Almond y Soft Cell podrían perfectamente ser uno de ellos. Junto a Yazoo, The Human League, OMD; su vertiente más comercialmente explotada. Otra suerte correrían Depeche Mode, Kraftwerk, Devo, John Foxx o Gary Numan; paradigmas de la modernidad.


De repente un día, aquello que nos parecía pasado de moda y que disfrutábamos en la intimidad, nos brota como una fuente en aspersión ¿Nos hacemos viejos, perdimos los prejuicios? ¿O es que solo fue una conspiración entre el Rock y la electrónica para dinamitar el TecnoPop?
La sencillez y funcionalidad del TecnoPop (SynthPop, electropop... etc etc). Nos devuelve -por suerte- la vigencia de una parte muy importante de la música. Y Marc Almond amigos, puede, o es, de los pocos que ha sabido aglutinar bajo los patrones del Pop Electrónico: Soul, Rock, Dance, Baladista, burlesque y teatralidad como nadie... y hasta experimentación. Sin caer en la banalidad y conservando como icónicos, gran parte de sus hits.

Entienden porqué no deberían perder más de dos segundos en someter a juicio sus preferencias? Sino, me explican si después de escuchar este tema. No se sienten tentados a recuperar su adolescencia.
Al fin y al cabo fueron junto a Yazoo y OMD, los que me hicieron tal y como soy. Sin prejuicios al escuchar tal o cual estilo. De comida como en música, cuanto más variada y enriquecedora mejor.




Hacía una eternidad que no acudía a un concierto en sábado. Por otra parte, lo necesitaba. Era mirar el cielo por la tarde volviendo de Badalona, y asomaban tras la silueta de Collserola los cielos que parecían la anunciación, en todas sus escalas posibles de grises.
Se cernían sobre toda la extensión de la gran ciudad, como las siete plagas de satanás. Tierra que quiere agua, agua que quiere tierra. Tres meses sin caer una gota y el sábado a la noche viento y lluvia nos ponía el corazón del revés como los paraguas de a euro.
Lo siento si algunos se empeñan en crearse un perfil de oyente de Marc Almond. En la sala mediana de Razzmatazz, había de lo más variopinto que uno se pueda imaginar. Y es que este currante de los escenarios, por pasión y buen humor, es incapaz de dejar indiferentes. Un radar de largo alcance devuelto a la vida tras un accidente letal, y con una capacidad de irradiar vitalidad inigualable.
ARTISTAS con mayúsculas en vida sobre el escenario quedan pocos, y Marc Almond es uno.

Lleno cómodo para escuchar sobre las tablas su último álbum “The Velvet Trail/2015”, con un puñado de temas destinados a convertirse en clásicos. Y para que engañar, un repertorio que destaca sobretodo por la cantidad de hits inmortales, con los que crecimos la mayoría de los allí presentes.
Acompañado por dos coristas, el teclado de rigor, una batería de toda la vida, y el guitarra de Sigue Sigue Sputnik Neal X. Sorprendió por el dinamismo del repertorio, estructurado con inteligencia en cada una de sus vertientes: la más rockera, bailable, y la romántica; donde esconde algunos sus ases más sorprendentes. Prescindo el recalcar la energía sobre el escenario, porque todos deberíamos saber a estas altura que el de Southport seguramente sea de los pocos que vive el directo como un puro acto de felicidad y generosidad para con sus seguidores.
Veinte temas que sonaron como un ciclón, haciendo de su directo algo que sabe a poco. Sobretodo porque conforme avanza el set, su magnífica voz para los 58 años que calza, es cuando mejor se estira y modula; muchas tablas y escuela.

Así que el cierre con los bis de “Tainted Love” y la más que previsible “Say Hello, wave Goodbye”, sonaron para llorar pulmón en mano. Coreadas hasta la eternidad. De las que te revolotean dos semanas después ¿será por eso que soportan décadas, modas y vidas enteras?
Pero antes de todo eso, hubieron momentos muy muy grandes. Yo por ejemplo, me quedo con ese interludio tras unos momentos muy teatrales al compás de “Jackie”, “Champagne” y los arabescos de “Black Heart”. Probablemente porque sean estas, las culpables de verme el sábado allí: “Scar” y “Zipped Black Leather Jacket”. Dos temas sencillamente bestiales de su último disco, que en directo dan el máximo exponencial emocional de este artista: Sin apenas instrumentación, y con su voz como instrumento solista. En eso os puedo asegurar, no tiene rival, os guste más o menos.



Pero que la emoción nos conserve la vista y el criterio. Rebobinando hasta el principio, cuando sonó “Minotaur”; otra joyita que esconde su último disco. Y que por desgracia sonó por debajo de su valía, con la voz todavía un poco fría. Tardó poco en corregir ese pequeño inconveniente con “Tear Run Rings”; ese clásico del 88.
Su single de adelanto “Bad to Me”, de una ligereza Eurodisco acabó de darle impulso al inicio. Se sucedieron temas menores, pero todos sabemos porqué Marc Almond pese no haber facturado discos históricos, sigue estando ahí. Su cover de Gene Pitney en dueto es un ejemplo claro. “Something's Gotten Hold on my heart” al igual que Tainted Love, son clásicos de los que se ha encargado de inmortalizar. Con esa forma tan personal y única de aglutinar bajo el pop electrónico y cabaretero, estilos aparentemente antagónicos y ser el amo. Llegaron “Variety”, “The Dancing Marquis”, “Darker Times” hasta “Jacky”; melodrama al puro estilo Jacques Brel: Cuatro temas encadenados entre varietés, rozando el petardeo y la autoparodia a ritmo disco; que curiosamente despojó esta última, de eso precisamente #genio y figura hasta la sepultura. Pero que Marc sabe gestionar con algo que supongo muchos desconocerán todavía a día de hoy.

Marc Almond es esa especie única de artistas que con un lirismo interpretativo tan suyo, ha construido un universo inquebrantable pero siempre moldeable e inimitable. En lo plástico, es capaz de convertir lo hortera en pura magia. Llevarte a su terreno y arrastrarte como un vórtice, para hacerte comprender de que va lo suyo. Y siempre gana, sí, es así de fácil por inexplicable que resulte.

Jacky y esa otra vuelta hacia el fulgurante drama que le imprimía Jaques o Scott Walker, marcaría el punto de inflexíon de la noche. Fuera bases y dancing, Marc Almond tenía a toda la platea rendida a sus pies por mucho que la mayoría ya fuéramos predispuestos.
Champagne, Black Heart, Scar, Zipped Black Leather Jacket, Demon Lover y ríete de Pulp o cualquier banda intentando emular ese Britishdrama. La sucesión más irresistible posible en una noche redonda, para los que crean en las casualidades y supersticiones de un Viernes 13 pletórico.
Treinta y cinco años cantándonos los demonios y las luces de la vida. Y todavía sabe sobreponer a un repertorio demoledor, un último disco magistral; otra piedra preciosa que se nos escapó el pasado año a los insuficientes. Aunque eso sí, puestos a estar de antojos, se echo de menos “Pleasure's Wherever You Are” o “Earthy” de su último disco, que no sonaron.



Llovía a cántaros sobre la ciudad; las once y pico contadas. El Bar Pepe nos llenaba el estómago con un Lomo con pimientos y queso +la birra de rigor; el alma ya lo estaba desde las nueve largas. Y la noche no podía acabarse ahí, debatiendo con propios extraños las teorías de la noche:
Lo grande que es regresar sobre los pasos, para bailar y emocionarse con lo que te amamantó a los 12 años ¿se puede pedir más a un concierto? Hablando de Allison Moyet, de Andy McCluskey... Porqué nos hacemos tan viejos, la dioptrías, y tan dulcemente canallas. La madurez es hermosa y la pena, es que hay que llegar para relamerse.
El Raval y Sidecar como destino, pondrían el broche ¿Y acaso no hay mejor forma que hacerlo con el Gloria de Patti Smith y L.A Woman de los Doors? Aunque la pista esté desierta y las carcajadas de dos locas reboten en las paredes. O te figures desenlaces extraños entre los viandantes chapoteando en charcos.

lunes, 25 de enero de 2016

PLEASE, MEET THE BEST/2015 PLAYLIST



Como cada año, más o menos por estas fechas. Justo cuando nos sentimos de pleno engullidos por el año nuevo 2016; éste que nos posee. Llegan las canciones más molonas de la pasada campaña.
Sos regalos que se perdieron de camino a casa el día que Leandro -un enjuto empleado de la posta de San Gilberto de Sempringham- decidió un buen día de Diciembre hacerse un iglú, con la paquetería consignada en su dependencia. Y exiliarse a cara de perro sin dejar una miserable esquela a conocidos ni amigos.

Dicen los que le sirvieron el primer y último carajillo del día D. Que dejó señas de su partida hacia Penoute, en una mañana de impenetrable niebla, humedad descoyuntadora y recio frío; el que se te cuela por las perneras del pantalón.
A él poco le importaba -poco menos que un carajo y 3 ½- Le llamaba la tantalita como quien acude al poderoso reclamo del hambre , o del sexo. También la soledad, y ese irrefrenable deseo de mandar al cuerno las pilas incalculables de murgas, coplillas y sainetes que lo sepultaban cada día. Y si se estima incluir: También ese deseo interior de revolucionario aniñado.

Con los primeros rayos de sol a despuntar, los regalos se derritieron formando un inmenso glaciar de colorines. Se precipitaron ladera abajo, y desbordaron presas, derrumbaron puentes e inundaron aldeas y ciudades.
Ahora y aquí, treinta de esas porciones de año en forma de canciones. Nos vienen a dar la buena nueva del 2015, pasajero y todavía candente legajo de aquello que se nos fue. Un 2015 truculento, reluciente en desenlace y de nostálgico recuerdo. Un cardiograma sube y baja que elige treinta y un momentos memorables. Para que los gustosos de medir los años con canciones, que como diapositivas, nos devuelven lo mejor que nos pasó. Pulsen el Play, y dejen correr los más de tres cuartos de hora de música sanadora.

Yo, todavía digiriendo este nuevo cambio cíclico, no espero más que lo ya vivido: Surcar todavía los rápidos de tan arrebatadora cosecha, que nos arrastra montaña abajo. Y si se tercia, remontarla una y otra vez para rememorar sucesos, onomásticas y esos momentos que se enraízan en cada nota, compás o estribillo.
Ya sabéis que la vida no la miden los años ni los meses; ni siquiera los lustros. Que cuando se avanza todo acaba en el vórtice del recuerdo y la memoria maleable:
Se recuperan cual antojo, para viajar por ella y así cambiar la piel o el hábito. Rejuvenecer como el transformista que se transviste, el actor que interpreta y el guión cambiante según la edad y el antojo de quien la vive. Cada canción una imagen, un estómago anudado, un suspiro largo y hasta una persona amada.
Disfrútenla, y que nadie cambie nuestra visión imaginaria de las cosas.

 TRACKLIST:
00_RYAN ADAMS_wildest dreams
01_DESTROYER_times square
02_COURTNEY BARNETT_dead fox
03_FERNANDO ALFARO_la luna aplastada
04_BILL RYDER_JONES_ two to birkenhead
05_DIANE COFFEE_govT
06_TORUL_all
07_HIDROGENESSE_vuelve conmigo a italia
08_JOHN GRANT_black blizzard
09_YEARS & YEARS_king
10_FOALS_what went down
11_THE DEARS_we lost everything
12_BLACK RIVERS_voyager 1
13_ALABAMA SHAKES_guess who
14_ELVYN_ellie
15_DICK DIVER_private number
16_WHYTE HORSES_the snowfalls
17_ALONDRA BENTLEY_what will you dream
18_MC McCAUGHAN_come upstairs
19_UNLIKELY FRIENDS_satellite station
20_SHINIES_nothing like something happens anywhere
21_SLAVES_sockets
22_P.I.L_double trouble
23_THE SONICS_i got your number-courage
24_CAR SEAT HEADREST_something soon
25_GUN OUTFIT_scorpions vegas
26_PINKSHINYULTRABLAST_metamorphosis
27_SHARON VAN ETTEN_tell me (live)
28_HAPPYNESS_montreal rock band somewhere
29_EZRA FURMAN_watch you go by
30_ALEX BUREY_come over
31_FIN