El martes
pasado sucedió!! Por fin pude ver aquel rayo verde del que hablaba
hace siete años nuestro viejo amigo Antonio Luque; y sucedió tal
que así , por sorpresa y sin esperarlo.
No había
planes ni coartadas , de echo el plan se urdió de día para otro y
sin previo aviso. Txarls lanzó el guante hace un mes escaso y la
cosa quedó así , aparcada y medio adormecida. No era desidia , todo
lo contrario; la oferta de estos meses de Febrero , Marzo y Abril es
tan abundante , que escoger el concierto al que acudir se las trae:
Megafaun , Low , Mark Lanegan , Tindersticks , Jonathan Richman... la
verdad es que es para meditarlo.
Pero las
cosas a veces suceden así y para que engañarnos , la improvisación
suele tener casi siempre ese ingrediente de emoción. A no ser de
que seas uno de esos que funcionan a base de agenda y planing , por
raíles por así decirlo.
Lo
angustioso del tema , es intentar pasados los días describir la
noche sin caer en la repetición de sensaciones. Porque los allí
presentes (Txarls , José Luis y el menda que junta letras); cuando
ya llevábamos allí un buen rato , y conseguimos que alguien del
público nos hiciera callar la verborrea impertinente: Crucemos
miradas vidriosas , con aquellas caras entre lo placentero y
emocionados , como lelos farfolleros; algo así como la cara de
Patricio (sí sí , aquel estúpido personaje de Bob Esponja que está
en un constante encantamiento). Sí creo que en ese preciso instante
nos estaba atravesado el alma ese fantástico rayo verde.
Y así me
veo yo ahora , queriendo dar... no se , la versión no contada del
asunto. Porque intentar emular al trapecista suicida en una versión
insuperable ya contada en la bitácora de Txarls
, se me hace bastante difícil.
Tenía
pensado urdir una historia esperpéntica de robos y carreras pero al
final esto es lo que salió , un esperpento sí , o algo parecido.
Sobre las
ocho de la tarde me dejé caer , serpenteando por la Ronda Litoral
hacia Barcelona. Al llegar al barrio del Poble Sec parecí adentrarme
en un barrio sitiado por la policía; no se si animados por el hedor
a sangre que llegaba desde los altercados de Valencia. Fue el
preciso instante en el que un acojone se apoderó de mi , pues para
que engañaros , desde que en tiempos inmemoriales; aquellos en los
que recorría Barcelona con mi viejo Talbot Horizon de segunda mano
plagado de pegatinas de The Smiths , Jesus & Mary Chain y Joy
Division. Siempre adolecí un atractivo fatal por las grúas
municipales furtivas , y bueno no sé , en general cuando acudo a
cualquier evento que despierta cierta ansia en mi interior , siempre
pienso que sobre mi cabeza se ciernen todo tipo de desgracias: Como
la de dejarse la entrada en casa , equivocarse de sala , llegar tarde
con las entradas agotadas , o vete tu a saber que paranoia de una
mente enfermiza como la mía.
Extrañamente
no fue así , llegué incluso el primero aunque esa idea no fuera del
todo cierta hasta el momento de despejarla con varias llamadas de
teléfono a mi colega Txarls; si nene convencete , esta va a ser la
primera vez en tu vida en la que hay alguien más impuntual que tú.
Pero como la
impuntualidad no nos iba a aguar la cercecita de rigor , allí que
nos fuimos al bar más cercano a hidratar nuestros gaznates. Entender
que cuando unos tipejos de nuestra calaña se ven de higos a brevas ,
no van a prescindir de la oportuna charrada; además , como somos
tíos de lengua vivaz , nos dio tiempo en media hora de hablar: De
las letras de nuestros grupos preferidos , de nuestro Inglés del
Príncipe Gitano , de cine , de nuestros respectivos blogs , de
Porkys , de Fernando Esteso y hasta de Peter Sellers.
En un primer
momento pensé en tejer una historia alternativa en la que ,
aprovechando mi visita a los urinarios. Txarls & co. Me robaban
la cartera , se largaban y me tenía que colar en la sala por el
patio de luz; pero tal hipótesis no me daba “chance” para
hilvanar el resto de la historia. Así que no , no me robaron la
cartera , de todos modos yo ya había comprado la entrada mientras
los esperaba , así que no , la historia no hubiera tenido sentido y
habría desembocado en una trifulca dentro de la sala; aunque bien
mirado... igual podía conectarlo con una pelea a lo Wild Side
History , ya sabes entre Jets y Tiburones. No... pero no , Folk
espacial y pelea de bandas no queda nada bien , desechado.
Ya dentro de
la sala con el set del señor PETIT comenzado. La pequeña sala anexa
al mítico Apolo estaba poblada en su justa medida por más público
del que uno se esperaba; no es que el pequeño Apolín sea grande
exceso , pero para ser sincero no esperaba que acudiera tanta gente a
ver a los “Carolinos”.
La sala
Apolo programa una serie de conciertos llamados “Caprichos del
Apolo” , donde estos primeros meses del año van ha pasar o han
pasado músicos tan distintos como: Papercuts , Robin Guthrie (ex
Cocteau Twins) , Oláfur Arnalds , Manos de Topo , o como la de ayer
con el magnánimo Robyn Hitchcock presentado su precioso último
disco.
Así que
contagiados por los pocos caprichos que nos da la vida , allí nos
juntemos las tres Marías , tan diferentes los unos de los otros y
tan semejantes en el fondo: José Luis absorto ante lo que parecía
ser una experiencia Huevo Kinder , pues jamás los había oído
(sospecho que Txarls lo intimidó , chantajeo y le dijo que yo sería
una bella damisela) , Txarls que parecía ser el que tenía mejores
tablas en el imaginario mundo de Megafaun , y yo con mi primer
cubata de Havana con cola , dispuesto a emborracharme y entrar en
ese mundo por la vía más psicodélica.
Sobre el
escenario el señor JOAN CASTELLS o PETIT para los amigos , rasgaba
él su guitarra empujado por una rabia interna inusual. Las canciones
sonaban crudas y directas , como su discurso entre tema y tema; y es
que como le comentaba a Txarls: Plantarse sobre un escenario armado
tan solo con una guitarra y dirigirse al público sin caer en el
chiste fácil , no es que tenga mérito , es que hay que echarle
arresto.
La cosa
funcionó puesto que si en su último trabajo del Mallorquín
afincado en Barcelona “ The Black bird daisy”; las canciones
suenan más remansadas y preciosistas , en directo con el peso del
acústico sobre sus espaldas son espoleadas sin vergüenza por una
innata pasión bastante más árida. Sin rubor demandó el abandono
del inmovilismo , animando sin cuartel al público en una especie de
aperitivo de lo que iba a ser el resto de la noche. La verdad es que
tras escucharlo se nos abrió el apetito y el anhelo de poder
disfrutarlo en un futuro cercano con la banda al completo.
Al instante
aparecieron el trío reconvertido en cuarteto , con un Nick Samborn
escorado a la derecha , bajo en ristre. Mas al fondo y a la izquierda
Joe Westerlund armado con su batería y unas maracas , y al frente y
en primera línea de tiro el desgarbado Bradley Cook y su sonriente
hermano Phillip Cook; estos últimos con una estética más pulcra y
refinada , como si con ello quisieran transmitirnos la misma
sensación de su último trabajo. Momentos antes los vimos pasar
frente al bar donde el trío calaveras consumíamos nuestras
cervezas; en procesión y saludando con una amplia sonrisa al
personal.
Sonaron los
espaciales acordes de Heretofore de su anterior entrega: Un inicio
ascendente , que en unos minutos y precedido por los primeros gemidos
de la platea; nos levantó en volandas para que el resto de la velada
fuera ya hasta el final un viaje panorámico de altos vuelos. Petit
debió ser el visionario piloto de la noche , pero que duda cave que
la banda de North Carlolina echaron el resto. Su principal arma de
juguete son las armonías que rezan como Folk , pero que en realidad
picotean en infinidad de recuerdos: Esas percusiones que evocan al
Jazz mamado en su juventud donde se conocieron , los arpegios vocales
que hacen de todos una comuna inseparable , y que te sumergen de
inmediato; y esos vigorosos quiebros hacia la experimentación y la
psicodelia , que en ocasiones nos proponen recordar a los The Church
más bucólicos o a Beulah.
Sobre el
escenario no había cabida para todo el acompañamiento que figura en
su último disco: Trombones , Violines , Saxos o Trompetas , pero
tampoco se echaron de menos. Puesto que estos alegres muchachos
suenan tan perfectamente engrasados como aquellas viejas locomotoras
a vapor.
La sintonía
con el público allí presente fue tan recíproca como el repertorio
, donde sería posiblemente muy difícil decantarnos por alguna en
concreto. A mi personalmente me encantaron como sonaron: “Kauffman's
Ballad” , “Resurrection” , “Scored” , “The longest day”
o la tremenda “Carolina Days” en voz del risueño Phillip.
A esas horas
de la noche sin saber bien si lo que fluía por mis venas era el
alcohol del Ron de caña o el flujo constante de la música. En la
lejanía y con la perspectiva de observar que todo cuadra , todo
encaja; como un rompecabezas o una enorme coctelera donde todos los
ingredientes: Público , banda y repertorio se mezclan homogéneamente
y dan un extraño licor al que no vale la pena buscarle el secreto ,
es así , sencillo; el motivo no importa.
Perdí por
un momento de vista a Txarls , y cuando alcé la vista ya se hallaba
medio flotando sobre el público , a mi lado José Luis permanecía a
la espera de poder fumar , hipnotizado: Los ojos clavados y
petrificado mientras agarraba firmemente mi tejana , como poseído
por un terror placentero. Yo sonreía con la baba colgando , sin
poder parar de hacer instantáneas; quizás intentando capturar con
mi cámara todo aquello que se pudiera escapar de mi memoria.
Y así
transcurrió la noche , cualquier historia pudo o no pudo ser
realidad. Pensé en convertir aquella inolvidable noche en una
aventura extraña e inaudita; pero la realidad superó de tal manera
a la imaginación , que la verdadera ficción fue tan solo producto
de saber que estas en ese preciso instante , disfrutando de algo
grande. Ese tipo de momentos en los que la avalancha de sensaciones
no te dejan asimilarlas , y para ello debes ir dejando pasar los
minutos , las horas y los días; para recuperar con las canciones que
allí sonaron , algo que se acerca ligeramente pero no del todo.
Es eso lo
que diferencia un directo de cualquier otro formato , que es
irrepetible y que se digiere con el tiempo. Por cierto , se me
olvidaba , el concierto fue la bomba; y estoy seguro de que si habéis
sido tan imprudentes como para leer este tremendo ladrillo donde al
fin y al cabo no doy apenas detalles de lo que allí sucedió;
pensaréis que todo es fruto de la euforia. No os culpo , porque a
nadie se le ocurriría acudir a ver a una banda que tiene como nombre
, el de una discoteca de la Costa Brava. Nosotros estuvimos a un clic
de no acudir , pero sucedió; por una vez pudimos ver ese fantástico
rayo verde.
PD. Os
encomiendo , si queréis atar cabos , conocer la historia de la
banda , o haceros una idea más exacta de lo que allí ocurrió. El
blog de Txarls o el se Sulo Resmes , donde se explica una historia
bastante más real que la mía.
HERETOFORE 2009
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