Veintinueve
años y casi cinco meses es mucho tiempo y una larga distancia, para
los pocos alumnos aventajados que no han perdido la memoria todavía
en cualquier callejón de la urbe del tiempo. La gira de Meat is
Murder que llevó a Morrissey y The Smiths de gira por Madrid y
Barcelona en la primavera de Mayo (previa cancelación de San
Sebastián) de 1985. Mide en largas distancias de fondista musical,
una carrera por entre páramos, carreteras secundarias y caminos
zizagueantes. De un autor controvertido, poético y singular al que
el amor incondicional y el odio por partes iguales ha generado como
un retroalimento de dulzura venenosa su mito, mitad leyenda mitad
grandeza.
En los
albores de una decadencia a grandes rasgos marcada por industria
musical de boceto, y el culto a la estética, el romanticismo y el
simbolismo de quienes lo veneramos desde tiempos a. Regresa con un
nuevo disco, el décimo de su carrera en solitario tras la disolución
de The Smiths en 1987: Discutible, revanchista como siempre, y de los
más irregulares según criterio propio y a sabiendas que la
perspectiva del tiempo nos dará su justa medida.
World
Peace is none of your Business no es quizás el álbum deseado
por sus seguidores más críticos: Insufrible en longitud, el menos
popero de su carrera, reflexivo, de arreglos desacertados y a veces
con la sensación de bagar sin rumbo. En fin, mil y un adjetivos que
a uno le pueden venir a la cabeza. Sin saber con certeza, si es como
aquella sensación de despecho del amante al que le acaban de poner
los cuernos, lo que te hace anhelar con melancolía de un pasado que
quedó atrás. O si es un juicio injusto a un artista de 55 años que
no tiene que rendir cuentas a nadie, ni justificar su pasado; más
cuando siempre ha sido de minorías, salvo cuando se le critica por
sus declaraciones y sus actos.
En realidad
nada ha cambiado demasiado desde que la prensa sensacionalista
atizara inquisitoria, sus ambiguas letras con The Smiths. Y yo con 44
años, tampoco estoy por la labor de juzgar a nadie; con la de cosas
por las que indignarse, tal y como está el patio. A Morrissey
siempre se le ha reprochado con agravio comparativo hacia su anterior
banda, no ofrecernos una continuidad digna y a la altura de The
Smiths. Y creo que es un error de bulto, y una falta de tacto no dar
la importancia que se merecen Johnny Marr, Andy Rourke y Mike Joyce.
Vamos, es como si creyésemos que Morrissey sin estos tres elementos,
debiera hacernos sentir por clausula contractual lo mismo que The
Smiths.
Y no es solo
una cuestión de calidad o de estilo, tan solo que son dos cosas
diametralmente distintas. Morrissey era la figura más visible y
significativa de The Smiths. En solitario es él y sus
circunstancias, para lo bueno y para lo malo; aunque yo creo que
porcentualmente es incomparable a su ex banda y sin embargo lo
disfruto al 100%. Te puede gustar más o menos, pero tanto análisis
sería igual de equiparable al de Frank Black, Peter Murphy, Lou Reed
o George Harrison... y sus anteriores bandas. Algo verdaderamente
absurdo y sin sentido.
Así que
como se que este es un debate sin fin y solo acorde con el gusto del
oyente. Yo, si me lo permitís, voy a ceñirme a mi experiencia
personal. Que después de 30 años siguiendo su carrera al dedillo, y
tras rememorar con ésta su primera visita en solitario: Esa primera
vez que nos llevó hace quince años a Lisboa para cumplir mi sueño
y el de otro puñado de Españoles por tierras lusas.
No voy a
malgastar tiempo explicando algo tan íntimo y tan significativo para
mi forma de entender la música. Máxime cuando es la primera vez en
cinco años que decido escribir en esta triste bitácora, sobre uno
de mis artistas de cabecera. Y convencido como estoy, de que serán
ya los medios de rigor los que se entretengan en seguir hurgando en
portadas sensacionalistas con las que alimentar la leyenda y sus egos
de jueces supremos. Yo, si me perdonan mi personal parcialidad,
prefiero disfrutar por lo que me queda, de su música, su lírica y
su directo; que creo que es lo justo por lo que valorarlo. Puede que
a lo mejor el tiempo y su retirada, sean los únicos que acaben dando
su justa relevancia en la música de estas últimas décadas.
Amaneció el
Viernes sobre Barcelona como una de tantas condenadas mañanas de
mierda de este inicio de mes; raro raro inicio de Otoño el de este
año: Encapotada, neblinosa, húmeda, fresca que sin ser fría te
obliga a ponerte una rebequita... Vamos una mañana de esas a las que
invita más a frenadol y trifásico de coñac, que a desayuno
estándar. Menos mal que es bien sabido aquello de: “Donde nace
niebla, con más fuerza luce el Sol”; os lo juro.
Y a las
19:30 como un tiro, tras sortear el típico tráfico infernal que
circunvala la ciudad Condal. Que tampoco es cuestión de ansia o lo
habitual, pero los que estamos acostumbrados a salas reducidicas y
venimos de la conchinchina, mejor siempre con tiempo.
El justo
para agenciarnos los bocatas (de tofu y seitán por supuesto... es
coña) con sus correspondientes cervecitas, y al cobijo de un buen
árbol. Una larga cola de 100 mts. hasta la entrada, y el tiempo para
saludar a viejos camaradas mientras se escudriña al personal en
busca de caras conocidas. Y perdonen si uno padece el mal transitorio
del grupie histérico, pero a tortas con las canas rebeldes uno no
puede evitar rememorar sus filias de arrebatadora juventud.
Al final
como siempre suele pasar en el caso de viejas glorias que en boca de
todos merecen el respeto. Allí los de siempre, en familia, y solo
los incondicionales. Con un feo Sant Jordi club con estética de
polideportivo y semi vacío a falta de minutos escasos.
Al final se
llenó, eso sí, no se si por los elevados precios, pero allí solo
se dieron cita menos de lo que se presupone cuando se trata de un
artista de la talla de Morrissey. Lo cual dicho sea de paso,
agradezco puede que de manera egoísta. Pues acudir a lo que sería
el tercer evento musical de magnitud con mi señora y mi hijo de 12
años; (Pixies y Dominique A quedaron atrás como primeros
experimentos). Y conseguir plantarse en primera fila, que es como se
han de vivir estos conciertos, en las trincheras. Es de agradecer: el
que no hubiera demasiados hypsters también (como mola a veces estar
pasado de moda).
Sobre un
entelado que cubría el escenario, se sucedieron media hora antes el
aperitivo que Mozz suele seleccionar previos a sus sets; esta vez
ilustradas con imágenes (como un signo del cambio de los tiempos):
Ramones con una de sus primeras actuaciones, Nico dando voz al
inmortal I'm not Sayin, New York Dolls con Looking for a
Kiss, Charles Aznabour, Vince Taylor, una primeriza Siouxsie y su
“Make up to Break”, un jovencísimo Brian Eno , y
extractos de Brigitte Bardot, James Baldwin, Dame Edith Sitwell, Neal
Cassidy, y Lipsinka entre otros fetiches. Y por fin su aparición con
la banda que le acompaña de costumbre desde el 2006 aprox: Boz
Boorer, Jesse Tobias, los hermanos Walker, y el nuevo teclista
Gustavo Manzur; quien han compuesto algunos de los temas de su último
disco.
El arranque
con un determinante y explícito “The Queen is Dead”,
apoyado por dos lienzos donde iban apareciendo imágenes, en este
caso con la Reina Isabel alzando el dedo corazón; fue como un
exfoliante regreso al pasado. Le sucedió “The Bullfighter Dies”
al grito de: “la vergüenza de España”. Quien gana bastantes
enteros, con el vídeo no oficial ilustrado con la crueldad que se
merece: Una de las canciones destacadas del disco, pese a que la
letra podía haber dado algo más de si para estar a la altura de
esos oportunos riffs que tanto nos recuerdan a The Smiths. Y ante la
duda de averiguar si sería la setlist de Lisboa (centrado en la
práctica totalidad a su último disco), o el de Madrid (más
variado) la duda acabó por despejarse conforme avanzaba el evento;
más de lo primero que de lo segundo.
Los mejores
temas de su última entrega (por lo menos los que a mi más me
gustan), se alternaron inteligentemente con un magistral “How
on is Now” y una añorada “Certain People I Know”.
La primera, una de esas piezas capaces de captar nuevos adeptos con
la increíble vigencia que ha ido ganando con el paso de los años,
además de que su interpretación en directo supera con creces a la
de The Smiths. Y uno de los singles de Your Arsenal que con los años
a acabado por disipar esas primeras críticas, cuando Mozz y su nueva
banda Rockabilly encabezada por el exPolecats Boz Boorer y Alain
White, dieron definitivamente la espalda al Pop postSmiths.
Una primera
parte del sucinto concierto, donde se concentraron los mayores
aciertos de su extraño último disco. Un disco que sobre las tablas
y con un Morrissey en un estado de forma pletórico, se entiende
bastante mejor o por lo menos se argumenta con más justicia.
Canciones como “Kiss Me a Lot”, “Neal Cassidy Drops
Dead” o su primer single “World Peace is none of your
Business” donde se concentran sus mejore textos; sobretodo en
la segunda que es de lejos la que más gana en directo. Donde se
aprecia con mayor lucidez la incomparable manera de cantar Pop que
tiene el Mancuniano y la excelente forma de madurar, pese a quien le
pese la dirección que ha tomado su carrera. Mención aparte “Earth
is the Lonelist Planet”, que la verdad es que fue de aquellos
temas que demuestran que tanto arreglo y detalle con el que se han
guarnido algunas de las canciones; por lo menos sobre el escenario.
Se defienden con solvencia a los mandos de un multiplicado Gustavo
Manzur, y se puede hasta descubrir cierta magia. Evidentemente lo más
relevante y llamativo que se puede extraer de este repertorio nuevo
en directo, es que la mayor parte del peso del temario recae sobre su
voz; con un grado más alto de exigencia. Que los medios tiempos
prevalecen sobre el Pop agitador de su anterior disco, que se puede
dosificar mucho más y que su voz luce muy por encima de sus
anteriores visitas al FIB.
Canciones
esperadas e incansables por mucho que hallan sonado en sus directos,
“I'm Throwing my arms around the Paris”. De esos singles
que ya se preveían como incombustibles o “Trouble Loves Me”:
Heredera de un Maladjusted/1997 que estuvo largos años olvidado en
sus giras, y que vuelve a recuperarse para demostrar que no es ese
flojo disco como Kill Uncle que muchos piensan.
Son este
tipo de temas lo que hacen realmente interesantes las giras sin disco
de estos últimos años. Esta no obstante hay que admitir que es de
las más personales y reflexivas, desde que a finales de los 90 se
lanzara de manera suicida a giras de 150 o 200 conciertos por año.
Una de las más exigentes por la profundidad de su implicación en
temas de actualidad, no en vano podría acudir con facilidad a un
repertorio más popular y consensuado. Sin embargo para alegría de
sus seguidores más fieles, y desgracia de los que lo conocen por sus
cuatro canciones más famosas. Desde hace aproximadamente 4 años,
viene cambiado y recuperando canciones que hacia 10 y 20 años que no
tocaba. El caso por ejemplo de “Asleep”, esa canción que
tantas críticas le valió por considerarla una nana que proclamaba
el suicidio, o “To Give (The reason i Live)”. Una de
tantas “reivindicanciones” en forma de cover firmada por
Frankie Valli y que no está publicada. Que se podía haber ahorrado
dicho sea de paso, porque mira que tiene de infinitamente más
acertadas de: Buzzcocks, Magazine, Patti Smith, Raymonde, o The New
York Dolls. Y ya no digamos si hacemos un agravio comparativo con el
set más variadito que dio un día atrás en Madrid; con incluso dos
canciones más.
De todas
formas me alegro que me halla dado la oportunidad de cogerle más
cariño a su último disco, aunque las hay que ni pintándolas de
rosa. El tramo final por ejemplo hasta llegar al final con Asleep,
con “Kick the Bride Down the Aisle” o “I'm not a
Man”. Que por mucho que quieran emular a grandes baladas de su
pasado, no les llegan ni a la suela. Tanto que ni con la
archiexplotada “Speedway”, o la cruel exposición de “Meat
is Murder” en las tan explícitas y macabras proyecciones,
consiguió evitar la sensación de que el final podría haber sido
más generoso.
Y mira que
yo a los conciertos de este hombre voy con un escepticismo y un pasar
de crearme expectativas de órdago. Pero hombre, que se yo... un
“Staircase of the University”,
un “Dissappointed” o un miserable “One Day Goodbay
Will be Farewell” creo que nos lo merecíamos. Y entiendo pese
a mi emoción, el enfado de algún sector del público: En Lisboa 19
temas, en Madrid 20 y aquí 18 con el esfuerzo que supone dejarse 56
eurazos.
Y que conste
que pese a tenerlo en un altar y seguirlo desde hace casi 30 años.
Soy de los que cree que para valorar a un artista, hay que saber criticarlo
con criterio, y no estoy a mi edad para mitificar absolutamente nada.
Por suerte
cerró con uno de esos antídotos con los que disipar cualquier duda,
“Everyday like Sunday”.
Una de aquellas canciones que cualquiera podría estar escuchando
hasta el acabose. Demostró a los descreídos que pese a los rumores
de mal estado de salud; que uno no acaba de creerse del todo. Está
en un estado vocal y de interpretación increíble. Que sin lugar a
dudas es la voz total que siempre fue, con toda la tergiversia que
pueda arrojar su discografía. Y que la banda que lo acompaña hace
sonar los viejos temas de The Smiths y los nuevos, como nunca lo
habían hecho. Lo que hace una vez más nos podamos convencer que es
uno de esos cantantes en vías de extinción.
El personal
salió en un estado de flotación y satisfacción visible a todas
luces. Y rematar la noche con el salto a la palestra como uno de los
deseos más inalcanzables de uno de mis amigos de toda la vida, Luis
“Le Nuit”. Le deja a uno la sensación de
que la pasión de juventud no se ha de perder con la edad. Y que
aunque resulte para la mayoría un amor desmedido que roza la
histeria, yo, la entiendo... Vaya si la entiendo.
PD. Solo me
queda lanzar una inevitable y morbosa pregunta al aire - ¿Se
imaginan por un momento como podría sonar el estupendo (por fin)
nuevo disco de Johnny Marr, con Morrissey al timón de las voces?
Solo de pensarlo, como escarpias se me pone la piel...
Goodbye,
and thank you...
Lujazo de sensaciones sentidas al leerlo. Gracias !!! (Luis inmenso) !!!
ResponderEliminarEs muy grande, de acuerdo, es un letrista impresionante, sí, y es un buen músico, también; pero creo que Morrisey se ha alimentado de forma muy prematura del mito. Que de éste tiren Springsteen, los Stones o Dylan, es plausible, pero él no deja de ser un joven maduro. Ojalá algo que iguale a algo que hizo con los Smiths. Un abrazo, caballero.
ResponderEliminarGracias a ti Julls Connec Tion por pasar a comentar, y sí, lo de Luis aunque puede que muchos no lo entiendan, los que hemos compartido juventud desde el barrio que nos crió hasta ahora: Experiencias radiofónicas, primeras sesiones , aventuras comunes y largas noches con los Smiths sonando en el cassette del coche. Sabemos que es tan importante para él, como para nosotros verlo desfrutar del mismo, momento inolvidable y noche entre muchos conocidos también.
ResponderEliminarSaludos grandes y DEPOrtivistas.
Bueno Alex Palahniuk el mito lo acabamos creando sus seguidores nos guste o no; algo que aunque a mi no me gusta, lo respeto perfectamente. Aunque a veces visto desde fuera lo parezca, creo que es más un sentirte identificado con algo. Tampoco lo compararía por nada en el mundo con los artistas que citas o con otros, simplemente porque son cosasa distintas y comparar tampoco tiene mucho sentido.
ResponderEliminarPara mi es algo especial porque crecí escuchando sus discos, y aunque con los años hay cosas de él que no me gustan y no comparto ni quiero formas de pensar y actitudes. No quita que halla que darle su importancia, pero vaya que tampoco lo veo como nada hipertrascendente. Tan solo darle al cesar lo que es del cesar, y Morrissey lo sigue haciendo muy bien en directo aunque sus discos no me gusten de la misma manera que me gustaban los primeros.
SALUDOS FUERTES!!
He leído varias críticas de este concierto y la que más me gusta es la tuya, y no lo digo porque tengas enchufe, que lo tienes. En una leí algo así de que no fue un gran concierto pero volvería porque Morrissey es un artista en otro nivel. Me quedo con una frase principalmente: "En solitario es él y sus circunstancias, para lo bueno y para lo malo; aunque yo creo que porcentualmente es incomparable a su ex banda y sin embargo lo disfruto al 100%.". El último disco de Marr con Morrissey en las voces tendría muchísimo más nivel. Abrazo.
ResponderEliminarJajajaja antes tenía más enchufe Johnny, ahora subo a la terraza y miro en lontananza. Según sopla el sol y brilla el viento se ven cosas que antes ni hubiera imaginado... y siempre con unas buenas gafas de sol en el bolsillo para no deslumbrarme por el Sol.
ResponderEliminarPara mi fue una gran noche y no solo porque de Morrissey hace años que no voy a verlo esperando nada concreto y especial. Evidentemente que tengo mis preferencias y entiendo que a mucha gente le haya decepcionado esperando más por pasión que por cabeza (yo mismo ya he pasado en algún concierto por ese trance). Así que desde hace ya muchos años, prefiero que me sorprendan con aquello que no espero, que me desatasquen las orejas y me descubran cosas nuevas. Llámame conformista, pero así he aprendido a amar aspectos inauditos de la música y de mis gustos-
es.
Lo cual no quita que no entienda las críticas negativas, yo lo he visto 4 veces y voy a verlo esperando que me toque un greatest hits cuando está presentando un disco, por mucho que me apetezca. Pero cada uno es libre de valorar a un artista por las canciones que considere oportuno.
En cuanto al tema The Smiths considero que hay demasiada dependencia, no se puede estar despues de 27 años de disolverse la banda comparándolo. Es que no es lo mismo (vamos es que yo ni los comparo), cada uno me gusta por cosas distintas. Y de Johnny Marr creo que este es el único disco que parece que me va a gustar, porque los demás incluyendo las colaboraciones y alguna cosa muy concreta no me gusta nada hasta el momento.
Ufff vaya tocho que he soltado, con lo simple que es la música jejejeje SALUDOS MASTER!!
Perdón corrijo: Lo cual no quita que no entienda las críticas negativas, yo lo he visto 4 veces, y no voy a verlo esperando que me toque un greatest hits cuando está presentando un disco
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