D.O: Calatayud
Bodega: Coop. San
Alejandro
Crianza de 6 meses en
barrica de roble francés
Variedades: Garnacha
tinta, Syrah, Tempranillo, fermentadas por separado
Precio aprox. 9 euros
A veces,
cuando la punta del dedo gordo asoma al precipicio. Y con el vértigo
se engarrotan nudillos, falanges y tendones a la baranda, para así
asir lo físico y tangible. Son los recuerdos, los que a menudo te
conectan mejor con el presente.
Cruzo los
pies, apoyo los codos y mientras la ligereza de la brisa nocturna,
tan solo rota por: Petardos, cohetes, y el plomizo olor a pólvora me
erizan el bello. Sigo sin poder parar de inventariar recuerdos del
pasado.
Algunos me
cuesta datarlos: El día que descubrí la música, que escuché mi
primera canción de The Smiths, o cuando de verdad sentí por
primera vez el enamoramiento; por ejemplo. A otros sin embargo, les
podría poner fecha y hora: Esa primera botella de vino, la segunda
copa, volver a repetir... Recuerdo esa noche casi como si hubiera
sucedido ayer. Veintipocos años mal cumplidos, una cena en el Vía
di Parma de Badalona, los canelones de espinacas gratinados con queso
azul que devorábamos como plato único . Y un camarero centinela sin
parar de llenar las copas de un clarete Navarrico. Suficientes para
un presupuesto tan escaso, como bien invertido.
Son esas
pequeñeces las que nos enseñaron a amar, a dar por bueno lo
sencillo e inmediato. Baluartes de nuestra esencia inquebrantable a
monas vestidas de seda, a carmines corridos ni caretas sin goma que
valgan. Expediciones sin mapas, brújula o cursillos acelerados de
espabilado; pura intuición sin miedo al fracaso. De allí salieron
algunos pioneros, o por lo menos ignorantes inconformistas con mucha
iniciativa. Un buscar con empeño en vertederos o rastros de desecho,
para abonar y fecundar el interés. El interés ¿hace falta
más para nutrirnos? No, no creo que uno necesite mucho más que eso
para cultivarse. Podré escuchar miles de canciones, observar con
disimulo lo inadvertido y sí, infiltrarse allí donde más detestas
para sopesar y escoger aquello que te subvierte.
No es
cuestión de gustos, de hábitos o de aceptación general. Solo hay
plegar las orejas y escuchar el estertor entre el rum rum interno.
Esa especie de crujido, pálpito con sudoración y excitación
espontánea que sucede, cuando el mucho observar da sus frutos. Un
grado mínimo de locura? Pues también; no digo que no. La locura
llevada a cabo con intención también tiene su qué.
Pongamos
como ejemplo una tarde cualquiera en un centro comercial; allí donde
solo vas por pura necesidad, o por vicio.
Agarras el
carro con fuerza y te pones tus mejores galas de Hércules Poirot. -
Oh las ofertas!! - Uy los productos raros e innombrables!! la
gente!!, observas a la gente y hasta construyes tu propia historia;
que sin guión no hay película. Espartanos a la carga!!, a ver quien
mejor zizaguea entre carros, palets, estantes y niños barítonos.
Vaya por
delante, que no seré yo quien aconseje ahora hacer todas las compras
en una gran superficie. Pero supongo, que como hijo de toda madre,
pocos seremos los que estamos exentos de aprovechar los tentadores
precios de los productos de primera necesidad que allí se dan:
Leche, agua, bebidas refrescantes, productos de limpieza... etc etc
etc. Y el vino, por lo menos ese vino de diario en el que no queremos
dejarnos nuestro presupuesto. En ese caso tan peliagudo, yo soy de
los que tiene la suerte de vivir en un barrio donde hay prácticamente
de todo: Pequeños comercios donde se mima la calidad y el cliente,
mercados de barrio, y la tienda por excelencia donde compro el 99%
del vino que consumo; ya sean económicos o para una ocasión
especial. Pero... quien no se ha resistido a la tentación de
escudriñar los bastos pasillos de vino en busca del sorpresón,
ahora que tanto se ha popularizado. Y conste, que “popularizarse”,
nunca es sinónimo de apostar por pequeños productores (auténticos,
con terruño y transgresores). Por lo general, en la música, la
alimentación, gastronomía o cultura. El público mayoritario no se
complica y tira por lo conocido, estandarizado, y económico, sin
mirar demasiado si ese precio se corresponde con la verdadera
calidad. O por lo menos, si la relación calidad/precio nos
corresponde con algo de excitante descubrimiento.
Muchos son
los que dicen aquello de: - Es que ha mi lo que me gustan son los
vinos suavitos, o.. - Soy más de cerveza, el vino no me va,
incluso... - Yo solo escucho lo que ponen en la radio.
Diantres!! no es que te guste aquello o lo otro, es que te dejas
cebar sin más resistencia. ¿comodidad? pues no digo que no. Pero
aun por comodidad -que es muy respetable- experimentar aunque solo
sea una mijilla por aprovechar los sentidos que nos ha dado la madre
naturaleza, no está de más. Para sentirnos vivos sin más. Y
cuidao!! no me vale la excusa de: “no tengo tiempo o, es que no
entiendo”, que sin experimento no hay entendimiento.
Empezaré
por Alcampo que es donde voy más a menudo por variedad y precios. Ni
me llevo comisión ni le proceso demasiado amor, tan solo es que me
dan la oportunidad de elegir que ya es mucho, y es de los más
baratos. Lo de Mercadona ya es un caso perdido; su baza es el precio,
pero compras lo que ellos quieren. Carrefour tuvo mejores tiempos,
ahora manipulan productos por marcas que es un contento.
Eroski/Caprabo/Corte Inglés/Esclat/Lidl/ por este orden, tienen
algún tesoro escondido pero no suelen prodigarse más que lo justo.
En Alcampo
sin embargo, de un tiempo para acá la cosa ha mejorado
sensiblemente. Por lo menos lo que es en vino, hay una amplia oferta
y entre tanta botella clónica e industrializada se suelen encontrar
algunos tesoros imperdibles. Es el caso de este tinto reserva de
Calatayud. Resultado de una ampliación de estantería aprovechando
las arrolladoras tendencias. Algo por cierto, nos guste o no, siempre
se le puede sacar partido.
Yo soy de
los que mantienen la teoría, de que en estos sitios tan amplios y
poco controlados, existe la figura del INFILTRADO. Aquel tipo
vocacional relegado al anonimato, que filtra joyitas entre tanta
inmundidad. Ya sea en tiendas de discos, grandes almacenes o
supermercados; el top, os lo juro existe. Como si no, hemos dado con
grandes obras maestras de la música entre discos de la Pantoja, la
Década Prodigiosa o Rocío Jurado?? Pues con el vino u otras muchas
cosas pasa lo mismo, lo mantengo!!
Este vino de
9 euros aprox. es un claro ejemplo. Últimas existencias rezaba en
un cartelito de amarillo a sus pies; le estaban dando ya la
extremaunción vamos. Primero analizamos el contra etiquetaje de la
botella en cuestión, no sea que sea de una bodega industrial, un
embotellado para la superficie, o sus típicas descripciones placebo
digan mucho y signifiquen poco; como es de costumbre. Que sea un D.O
Calatayud en un sitio como Alcampo ya es buena señal, ya que las D.O
pequeñas son casi inexistentes para las grandes cadenas (Calatayud,
Conca de Barberá, Terra Alta, Ribera de Guadiana, Cigalés etc.).
Que en ella se hable de meloláctica, de la evolución del vino en
sus 8 años de botella, o que sea de una Cooperativa local ya es
suficiente para jugársela y probar. Al fin y al cabo por ese precio
no perdemos demasiado, más barato ya es peligroso.
La verdad es
que compré una primera, y la experiencia fue tan gratificante, que
compré una segunda y una tercera; aunque este última bajara el
listón y su acidez fuera indomable. Muy buena extracción pese a
estar algo cerrado, alcohólico y excesivamente ácido al principio.
Cuando se agita en la copa y coge aire la verdad es que destaca muy
buenas maneras: Caramelo y fruta negra madura, algo de barniz, un
resquicio final de brasas, mineral, tinta... una nariz muy rica y
disfrutable si señor. En boca se vuelve amable poco a poco cuando se
oxigena, con lo que no le viene de más abrirlo con bastante
antelación o decantarlo; que el vino coja aire y se abra. La
temperatura, insisto, en estos días de 30 o 35 grados. Jamás
beberlo a temperatura ambiente, usar una cubitera o jugar con una
funda de estas de gel para que no se alcoholice. Refrescarlo un pelo
en la nevera, que se yo, que el vino esté fresco al tacto sin que
sea frío exagerado.
Boca con
buen recorrido algo árida pero muy deliciosa, se bebe fácil: Cacaos
amargos, algo de tabaco fresco y todo con un tono largo y balsámico.
La verdad es que teniendo en cuenta que está en su hipotético
declive según marca la bodega. Su atractivo precio por debajo de su
media, que suele ser de 10 a 12 euros, lo hace toda una tentación
con más vida que la que se pronostica.
No son
muchos los tesoros que se encuentran por sus estanterías, teniendo
en cuenta lo basto e inabarcable de Riojas resultones, Ribera de
Duero, Somontanos y Penedés, que tanto saturan y poco arriesgan.
Pero si es verdad que en un rango de precios accesibles, puedes
encontrar un buen puñado con una verdadera garantía de calidad,
terruño y buen oficio. Yo por ejemplo (opinión 100% personal),
suelo ser fiel comprador de Condado de Haza Crianza. Un tinto
de Ribera de Duero extensión de Pesquera, que desde la primera añada
que probara hace diez años no hace más que evolucionar a mejor: Muy
buena extracción, mineral, ligeramente herbáceo, con buena fruta, y
con un frescor la mar de crujiente y versátil. Es un vino que
combina con casi todo, adictivo en el día a día y la mar de
resultón en una buena comida. Además sus 9 euros lo hacen
imbatible.
También
tenemos al delfín de Emilio Moro, Finca Resalso, por escasos
6 euros. Con una juventud nerviosa, pinzante y jugetona, menos
imponente que C. de Haza pero perfectamente complementarios. Los
vinos básicos de Borsao de Campo de Borja, hipereconómicos
pero sin rival en su rango de precios; Tres Picos es otra historia.
De Palacios
Remondo se suele encontrar La Montesa ligeramente más caro, y
es una pena que no se hayan decantado por La Vendimia;
bastante más económico. Pero este, es un Rioja diferente como el
Remelluri, más concentrado, mineral y especiado; toda la idea de
Priorat llevada a cabo con Riojas jóvenes. Un Montsant como Bruberry
con nervio, personalidad austera y mucha fruta roja crocante por 12
euretes. En fin, haberlos haylos, no es fácil lo admito. Hay que
desarrollar un instinto detectivesco para escudriñar y separar grano
de paja, pero que hay cosas ricas, auténticas y diferentes por
precios que dejarían a los Faustinos, Paternina, Raimat, o Marqués
de Cáceres por los suelos. Ahí van unos cuantos: Los Juan Gil,
Monopole Viura, Atrium de Torres, Pintia, Coto de Hayas, Laus
sobretodo en Gewutztraminer, o el Azpilicueta.
Lo dicho, yo
siempre recomendaré hacer las compras de vino en tiendas
especializadas. Básicamente porque creo firmemente en el criterio
seleccionador de un pequeño comerciante. En su apuesta de riesgo por
pequeñas bodegas y D.O poco conocidas con mejores RCP. Porque soy
romántico y sinceramente un barrio no tiene vida sin sus pequeñas
tiendas, colmados y fruterías. Porque es ahí donde se da el
verdadero status quo comerciante del pueblo Mediterráneo. Y sin él,
perdemos nuestra identidad y el trato humano, cercano y franco con
nuestros semejantes.
Las grandes
superficies las inventaron los Franceses; que entre todas las más
grandes de la historia que inventaron, esta la peor de largo. Y si
bien es cierto que en su territorio se respeta más el terroir y las
D.O de sus vinos. La mayoría son elaborados y etiquetados en
exclusiva por bodegas de confianza, para grandes cadenas; algo que a
mi no me da demasiada confianza.
Lo dicho amig@s. Que la chispa de la vida se puede
encontrar en los resquicios más insignificantes de la misma. Que los
que crecimos en un lugar donde los medios eran inexistentes, y la
imaginación era la mejor herramienta. Sabemos que la abundancia y el
acceso no equivale ni sustituye el esfuerzo de conseguirlo. Y lo que
cuesta, siempre estimula y reconforta más aun.
Y sobretodo,
que el disfrutar de una saludable copa de vino no está peleada con
presupuestos, ajustados o manirrotos. Lo mejor, lo que a uno le gusta
y siempre avanzado e investigando, que retirarse es de cobardes.
Un placer escuchar Sun Kill Moon mientras te leo sobre estos placeres de la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa canción del maestro Kocelek amigo Johnny, es de las que mejor ilustra las sensaciones indígenas e indescriptibles del vino, su ingesta y los efectos mágicos de las mismas.
ResponderEliminarSaludo grande!!